martes, 26 de septiembre de 2023
"La lengua se compra y se vende"
lunes, 25 de septiembre de 2023
En la muerte de Christian Kupchik
El pasado 23 de septiembre, Daniel Gigena publicó en el diario La Nación, de Buenos Aires, la noticia de la muerte del escritor, traductor y editor Christian Kupchik, con la oleada de manifestaciones de tristeza y cariño consiguientes.
viernes, 22 de septiembre de 2023
Lenguas y política
jueves, 21 de septiembre de 2023
"Siempre estamos viendo qué oportunidades hay en el mercado"
Consejera delegada del grupo editorial Penguin Random House, Nuria Cabutí habla en esta nota de Xavi Ayen, publicada por La Vanguardia, de Barcelona, el paado 20 de septiembre, sobre la manea en que la inteligencia artificial puede llegar a afectar el desarrollo editorial, sobre las tendencias que se registran desde su perspectiva y sobre las ganancias exponenciales que ha tenido el monstruoso grupo para el que trabaja.
Núria
Cabutí: “La IA copiará muy bien, pero las editoriales queremos creatividad
humana”
–Cuando hayan acabado las obras, ¿el lector podrá conseguir los libros que encarga más rápidamente?
–Sí. El objetivo de esta gran inversión es ofrecer aún mejor servicio al punto de venta. Ahora estamos en cinco puntos en el área de Barcelona, entre ellos las instalaciones de Pallejà que teníamos en 1988, cuando éramos Plaza y Janés. Hablamos de hace muchos años, han pasado muchas cosas.
–Las editoriales usan cada vez más la inteligencia artificial, he leído que para la redacción de solapas, por ejemplo...
–A nivel de procesos editoriales, se irá mejorando el uso de la IA, esto es, para una redacción en bruto, pero al final siempre tendrá que haber un ser humano corrigiéndolo todo y dándole forma.
–Ustedes seguro que están investigando el tema, desde su central en Nueva York...
–Estamos viendo cómo incorporar la inteligencia artificial en los procesos, pero sobre todo ahora mismo lo que estamos pidiendo es que se respete la propiedad intelectual en el uso de la IA. Nosotros apoyamos la propiedad intelectual y exigimos una transparencia total, que se sepa qué tipo de fuentes se están utilizando para nutrir de contenidos a la IA y que, si estos tienen copyright, se remuneren. Este es el gran tema ahora mismo.
–Esa pesadilla orwelliana de un libro escrito totalmente por una máquina...
–Bueno, ya los hay. Pero nosotros pensamos que la creatividad humana no va a ser sustituida por la inteligencia artificial y lo que aporta valor en una editorial es esa creatividad. Copiar es algo que las máquinas seguramente harán bien, pero al final lo que queremos son cosas nuevas, y eso solo lo tiene el ser humano.
–¿Cuántos libros tendrán en el nuevo almacén?
–Estimamos que vamos a poder dar servicio de unos 130.000 libros al día, en total estamos hablando de 35 millones de libros al año. Serviremos desde allí a los 1.500 puntos de venta que atendemos directamente en España y también daremos servicio a las exportaciones.
–Esas son cifras de movimiento de ejemplares, y además será almacén, ¿no?
–Sí, de todo nuestro catálogo, ahora son 18,4 millones de ejemplares de nuestros 20.000 títulos, sumando todas las editoriales en catalán, castellano, todas las últimas adquisiciones y las que vengan
–“Y las que vengan”...
–Lo que pueda venir.
–¿Vendrán o no vendrán?
–Bueno, a ver, nosotros siempre estamos viendo qué oportunidades hay en el mercado y, sobre todo, si realmente el encaje de esa editorial puede tener sentido dentro de nuestro grupo, si es un catálogo complementario, si llega a otro tipo de público. Ahora ya tenemos 60 sellos editoriales, hemos crecido muchísimo y encontrar catálogos complementarios se va complicando, pero si existe la posibilidad, ¿por qué no? Nuestro accionista, Bertelsmann, confía muchísimo en el mercado hispano, que es creciente, está toda América Latina, y está Estados Unidos. La población hispana en EE.UU. es un 20%, a pesar de que el mercado editorial en español es solo el 1%. Allí hay un futuro.
–El otro día salió un estudio que decía que la facturación del libro seguía
subiendo, pero que se vendía un poquito menos. Eso quiere decir que el precio
del libro sube...
–Es verdad que el precio del libro ha subido, pero los costes del papel se han incrementado de manera muy importante. En el 2022 crecieron entre el 20 y el 60 por ciento, dependiendo del tipo de papel. Este año están más estables. Hay un crecimiento de los costes de la producción, una pequeña parte de los cuales se ha trasladado al precio del libro, pero no en la misma proporción.
–¿Qué tendencias se detectan?
–El segmento que ha crecido más en estos últimos años ha sido la lectura infantil y juvenil, por varios factores. Uno ha sido la eclosión de toda la parte de novela gráfica y, entre ella, el manga; y también todos estos fenómenos de libros relacionados con las redes sociales, TikTok, Wattpad... Y otro segmento que está creciendo es el audiolibro, que en el mercado hispano de Estados Unidos funciona desde hace tiempo y que aquí está arrancando.
–¿Qué más detectan?
–Estos últimos años, ha habido un dominio de los autores de
lengua hispana. Ahora la mitad de todo lo que publicamos son autores en lengua
original, sobre todo en castellano, de España, Argentina, México... y la otra
mitad son traducciones de lenguas extranjeras. Antes había más traducciones.
–Hubo una época en que se hablaba mucho de si PenguinRandom House llegaría a superar la facturación de su gran rival, el grupo líder del mercado, Planeta. ¿Están más cerca de eso?
–Ya lo hemos conseguido. Nosotros somos líderes en todo el
mercado hispano. Hemos crecido muchísimo entre los 600 millones de
hispanohablantes, estamos en todos los mercados de América Latina.
–¿Son el primer editor en español del mundo?
–Sí, en lo que llamamos ediciones generales, el trade,
la librería, no en libro de texto, por ejemplo, que no tocamos. Y en catalán
estamos creciendo también muchísimo.
–Ahí tienen más campo para crecer.
–Sí, en lo que va de año hemos crecido un 36%.
–¿Qué supone ser líder, cuánto venden?
–Hemos tenido 351 millones de euros de venta neta en el 2022.
–¿Y el año anterior?
–242 millones, es mucho crecimiento. Me acuerdo que en el año
2000 estábamos vendiendo 10,5 millones.
miércoles, 20 de septiembre de 2023
"Yo no busco que se evidencie nada"
En otro idioma
Desde la infancia, en tu casa paterna tuviste contacto con el italiano, pero te convertiste en traductor en la “edad adulta”. ¿Cómo fue el proceso que te llevó a convertirte en traductor?Me parece que todos los traductores lo que tratan de hacer es que el autor al que traducen suene en su propia lengua, lograr el equivalente, digámosle así. Se trata de una meta imposible porque no hay equivalente perfecto. Sí hay palabras que de un idioma al otro es indudable que significan lo mismo, pero aun así suenan de otra manera, y ya eso marca una diferencia y tiene una importancia en el resto del discurso que no es secundaria, porque el modo en que suena también es importante. No es lo mismo decir “agua” que “acqua”, como dicen los italianos. Todas esas cuestiones tienen que ver con el hecho de que, para traducir, primero se debe conocer la idiosincrasia del idioma y luego hay que encontrarle una forma en tu idioma. Uno no hace esto como una vocación de servicio, bah, no en mi caso al menos, en el caso de los traductores vocacionales como soy yo, que en cierto modo soy un aficionado, que no trabajo de esto y muy pocas veces me pagaron por mi trabajo. El tema es preguntarse si yo entiendo esto en el mundo del idioma original, cómo sonaría en el mundo de mi lenguaje, pero manteniendo a la vez, y esto es importante, la distancia, porque no puedo meterlo en mi mundo totalmente. Hay un atajo tonto que consiste en, por ejemplo, si uno traduce a un poeta italiano al porteño, usa el voceo y las palabras cotidianas de una argentino de Buenos Aires para acercarlo más. Y eso lo destruye. Me parece que el secreto está en mantener un juego de distancia y acercamiento; que se entienda en mi idioma pero que se mantenga cierto extrañamiento.
¿Cuándo leías a Pavese en la traducción de Rodolfo Alonso pensabas que en un momento lo traducirías?
No, ni se me ocurría. Yo leía a Pavese con 20 años, y lo traduje a los 50.
Me suena que en tu caso fue muy natural, por decirlo de alguna manera, cómo se fue dando ese proceso de traducción en tu propia formación de lector y escritor…
Fue un proceso de maduración y de conocimiento de la lengua extranjera. No es lo mismo lo que yo entendía del italiano a los 20 años que lo que entendía a los 50. Se dio naturalmente porque uno siempre elige cosas afines y porque siempre hay, como muchas veces nos reprochan a los traductores, algo de uno mismo que pone en la traducción, eso que hace que digan “Todos los poetas que traduce Fulano se parecen entre sí y a lo que él escribe”.
¿Y cómo se hace, al ser poeta, para traducir la poesía de otro autor sin que se evidencie la propia poética?
Se evidencia. Eso es inevitable. Yo no busco que se evidencie nada, al contrario, trato de recrear lo que entiendo que es el tono y el mundo verbal del autor que estoy traduciendo. Siempre se cuela algo porque, por ejemplo, si uno lee a los traductores argentinos ve cierta tendencia a transformarlo en un autor propio. Esto se lo reprochaban a Alberto Girri, que fue uno de los primeros que acá tradujo poesía norteamericana contemporánea. Los críticos decían que todos los poetas que traducía Girri se parecían a lo que Girri escribía. A mí no me parece, porque he leído mucho las traducciones de Girri y veo que él buscaba la diferencia, aunque se nota cierta sequedad o austeridad que era muy propia de la poesía que él escribía. Y cuando tenía que tomar determinada decisión, siempre elegía la más prudente, digamos, no la más exagerada.
Dante y su tiempo
¿Cómo fue el proceso de trabajo en tu traducción de La Divina Comedia?
Estuve muchísimo años para decidirme a hacer la traducción. Todas las decisiones generales fueron improvisadas, porque al principio lo que pensaba era hacer el Infierno, con el Purgatorio vamos a ver qué pasa y, cuando lo traduje, me dije que ahora debía culminar con el Paraíso. Ahí fue donde más vacilé, porque cuando lo comencé a traducir pensé que no podría terminarlo. Yo había venido traduciendo a lo largo de los años algunos cantos del Infierno, ya sea porque leía citas de esos cantos o porque en una lectura en prosa que había hecho de la obra, cuando era muy joven, determinados cantos me atraían especialmente. Hasta que un día me planteé por qué no intentar traducir todo el Infierno y recién ahí empecé a darme cuenta de cuál era el proyecto de Dante. A nosotros nos llegaba siempre La Divina Comedia a través de citas aisladas y nos parecía, al menos a mí, que todo eran fragmentos, que lo que podía salvarse de toda la obra eran pedazos, como cuando se hace una excavación arqueológica y se van rescatando ciertas piezas. En un momento descubrí que la obra en general es un proyecto increíble Y que Dante lo haya ejecutado es aún más increíble. De todo esto, claro está, me iba dando cuenta a medida de que lo traducía. El método no fue otro que poner el libro adelante, empezar a traducir y confrontando, como La Divina Comedia tiene una historia de traducciones muy larga, con otras versiones.
¿Con cuáles en particular?
La de Bartolomé Mitre, la de Ángel Battistessa, de la década del sesenta del pasado siglo, y la de Luis Martínez de Merlo, que es más cercana en el tiempo. Traducía un canto y lo confrontaba con esas tres traducciones. Esa comparación te lleva a corregir cosas o a investigarlas más, sobre todo cuando encontrás muchas diferencias. Ese fue el método. Trabajé canto por canto y palabra por palabra, todos los días y dedicándole alrededor de un año a cada libro.
¿Cómo hiciste para aprehender o mantener esa actualidad que tiene La Divina Comedia, en el sentido de que Dante escribía su obra e incorporaba a personas que estaban vivas en ese momento? Tenías el recurso de la nota al pie, claro, pero voy más allá de eso, hacia el interior profundo del texto…
Yo busqué que las notas al pie fueron las menos posibles. El primer secreto es que se pueda leer fluidamente, lo que significa todo un problema cuando, como le ocurrió a muchos traductores, se intenta respetar el terceto endecasílabo y rimado. Eso es una limitación en el sentido de la fluidez y es lo que provocó que mucha gente se haya alejado de la obra, o que no haya querido o podido entrar. Creo que lo que hace que uno pueda mantener la lectura de La Divina Comedia, aunque no sepa exactamente quién es cada quién, es que una idea general de la época hay que tener, de los personajes con los que trataba Dante. A partir de ahí, lo que hace que los personajes vivan es que el relato sea fluido, legible, sin llegar a la pavada, como a porteñizar o lunfardizar la Comedia. No es algo difícil, porque fuera de algunos momentos en los que Dante complica un poco la sintaxis, es un autor bastante fluido. Logró que un italiano que hablaba el pueblo, que todavía no era el italiano sino el idioma de la Toscana, funcione literariamente. Ese es su gran mérito lingüístico. Gracias a eso el toscano se convierte en el protoitaliano.
martes, 19 de septiembre de 2023
"Una respuesta distinta para cada tipo de obra"
Enrique Saavedra publicó la siguiente nota sobre traducción teatral en México, el pasado 10 de agosto, en el sitio Cartelera de Teatro.