Según el presente artìculo de Adolfo Torrecilla, publicado por Suma Cultural, de España, el 19 de agosto pasado, Hermida Editores busca profundizar en la tradición europea mediante traducciones.
"Apuntamos hacia traducciones
de grantes autores"
De Voltaire a la Pardo Bazán , Hermida
Editores quiere ahondar en la gran tradición de la literatura europea
Jaime Fernández es, además de
escritor, coeditor de Hermida Editores, una joven editorial con dos años y
medio de vida fundada por Alejandro Roque Hermida y Mónica Mesa, y que viene a
enriquecer el mapa de las pequeñas editoriales que han aflorado en los últimos
años en nuestro país.
Hermida Editores comenzó en 2010
con la colección “Artistas Actuales”, en la que han publicado varios títulos.
Luego lanzaron “Narrativa Contemporánea”, en la que ha aparecido la novela de
Eduardo Iglesias, Cuando se vacían las
playas. En los últimos meses han lanzado la colección “El Jardín de
Epicuro”, dedicada a los libros de No Ficción, done se han publicado El judaísmo en la música, de Richard
Wagner, texto inédito en castellano que se publica con una magnífica
introducción a cargo de Rosa Sala Rose, experta en literaturas germánicas y
traductora; El pueblo en la guerra,
de Sofía Fedórchenko, donde se recuperan diferentes testimonios de soldados
rusos en el frente de la
Primera Guerra Mundial; y Aforismos,
de Voltaire, una selección de textos breves extraídos de su correspondencia.
También han publicado dos relatos del escritor ruso Vladimir Korolenko,
fallecido en 1921: Yom Kipur y El sueño de Makar, y una antología de
los relatos de Emilia Pardo Bazán, Cuentos
de amor.
Iniciativas como Hermida
Editores, y otras muchas que, menos mal, siguen apareciendo en el movedizo y
agitado mercado editorial español, permiten ofrecer una variedad de títulos y
autores que los grupos editoriales, interesados principalmente en la industrial
del best seller, nunca editarán.
--¿Por qué embarcarse en un proyecto editorial en plena crisis?
--Por supuesto, somos conscientes
de que este no es el mejor momento. Nos encontramos ante una doble
incertidumbre: mientras la crisis económica va para largo y se prevé una
recuperación muy lenta, la crisis del sector editorial no parece tener fin.
Hemos decidido que no por ello vamos a cruzarnos de brazos. Tendremos que
acostumbrarnos a este cielo lleno de nubarrones y trabajar como se ha hecho
toda la vida. Para una editorial como la nuestra, que acaba de dar los primeros
pasos, lo importante es la lluvia menuda, ir publicando un título tras otro y
mejorando día a día. Todo lo demás son especulaciones que no conducen a nada.
--¿Cómo definirías el perfil de la editorial?
--Aparte de los libros
publicados, para nosotros el perfil viene definido por la colección El Jardín
de Epicuro que abrimos en otoño pasado con la traducción de El pueblo en la guerra. Testimonios de
soldados rusos en la
Primera Guerra Mundial, de Sofia Fedórchenko, un libro
que por primera vez se ha vertido al español y que fue muy elogiado por Thomas
Mann y Canetti. La línea editorial apunta hacia traducciones de grandes autores
y de obras que no han sido traducidas o que son poco conocidas en España, y de
gran importancia en el pensamiento europeo. De ahí nuestra apuesta por el
magnífico escritor ucraniano Vladímir Korolenko, al que ya editamos en eBook en
2009, después de varias décadas ausente en el panorama literario español, o la
edición a cargo de la prestigiosa germanista Rosa Sala Rose de El judaísmo en la música, el panfleto
antisemita de Wagner que nunca había sido traducido a nuestra lengua y que, sin
embargo, es mucho más importante de lo que parece para comprender el universo
operístico del compositor alemán del que este año se conmemora el bicentenario
de su nacimiento.
--¿En qué medida puede influir en el proyecto la convivencia del papel
con la lectura digital?
--La editorial ofrece a los
lectores la posibilidad de elegir entre las dos versiones, el libro en papel y
la versión digital. Eso no significa que no apostemos por el modelo
tradicional, que es nuestro principal objetivo, y por tanto, por la cadena de
distribución cuyo destino final es la librería. ¿Por qué no van a seguir
conviviendo ambos modelos? Por suerte todavía tenemos un público lector
variado. Hay lectores que prefieren continuar con el libro de papel, por
costumbre o porque se manejan mejor con él, y que acuden con cierta
periodicidad a sus librerías de referencia, y quienes optan por la versión digital,
quizá porque también se acostumbrado a este formato.
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