Marietta
Gargatagli publicó
en El Trujamán sendos artículos a propósito de Hamlet, de William
Shakespeare y la actitud de la Inquisición ante la posibilidad de que la obra se tradujese en España. El primero salió el 31 de marzo pasado.
Sospechas
de Inquisición en Hamlet (1)
No sabemos por qué el Hamlet de
Shakespeare tardó tanto en ser traducido en castellano. Quizá pudieron influir
los velados vínculos con las Artes de la Inquisición española de
Reinaldo Montano (también llamado Reinaldo González de Montes) traducido al
inglés en 1568 como Reginaldus Gonsalvius Montanus: A Discoverynand
Playne Declarationn of sundry subtill practises of the Holy Inquisition of
Spayne por el editor John Day.
Según este vínculo, sugerido por el historiador
Morón Arroyo, Montano pudo ser «la fuente del doble espionaje que conduce a una
intensificación del odio entre Hamlet y su tío y enemigo» y la razón de que «el
personaje Reinaldo, que tan sólo aparece en la escena I del acto II, se llamara
Montano en la primera impresión pirata de 1603».1 No
resultaría fácil examinar la totalidad de la hipótesis; sin embargo, la escena
I del acto II, de la que T. S. Eliot afirmó que no tenía el estilo de
Shakespeare,2 parece
interrogarnos de muchas maneras.
Cualquiera sea el resultado de esta conjetura, la
notable repercusión de las Artes merece recordarse. Según
Christine Giesen, su autor debió ser andaluz, conocedor de las obras de Erasmo,
partidario del protestantismo, familiarizado con las prácticas de la
Inquisición española y testigo de la represión contra los protestantes
sevillanos ocurrida en 1557 y 1564. La mayor parte de los investigadores
coinciden en que estos indicios señalan a Casiodoro de Reyna, el artífice de la
valiosa traducción de la Biblia en los Siglos de Oro. Se aduce, entre otros
datos fehacientes, que «el editor Oporino, en una carta del 10 de junio de 1567
(…), pregunta si la obra de Reina sobre la Inquisición ha sido quemada en
Flandes o si, en el caso contrario, no quiere publicarla. En otra carta de
Reina a Diego López, de París, de septiembre de 1567, el propio Casiodoro
menciona su publicación».3
Las Artes —publicadas por primera
vez en latín en 1567 por Michael Schirat o Chirat, editor francés que trabajó
en Heidelberg, como Reginaldus Gonsalvius
Montanus, Sanctae Inquisitionis Hispanicae Artes aliquot detectae, ac palam
traductae— se
tradujeron casi de inmediato al francés (Histoire de
l’Inquisition d’Espagne: exposee par exemples pour estre mieux entendue en ces
derniers temps, 1568),
al inglés (mencionado arriba), al holandés y al alemán.4 La
primera versión en España, Artes de la Inquisizion española, apareció
en 1851 traducida por Santiago Usoz y Río, con prólogo de su hermano Luis Usoz,
personalidades y personajes cuyas biografías sería interesantísimo estudiar.
Se sabe que Hamlet fue escrita
entre 1600 y 1601, que se editó en 1603 y en 1604 (Q1 y Q2), que en
1623 apareció el Primer folio con nuevas anotaciones escénicas y 70 versos que
no figuraban en el segundo cuarto.5 Existen
numerosas conjeturas sobre una pieza anterior no conservada, el Ur-Hamlet que
circuló entre 1580 y 1590, que se atribuye a Thomas Kyd o a Shakespeare y que
Harold Bloom atribuye decididamente a Shakespeare.
La autoría de Thomas Kyd se justifica porque, como
se supo dos siglos más tarde, fue el creador de La tragedia española (c. 1589),
drama isabelino de venganzas, violencia y sangre influido, como también Hamlet,
por las traducciones de Séneca que dieron renovada forma al teatro del
Renacimiento. La tragedia de Kyd tiene ciertas similitudes con Hamlet y
la edición de 1602 alberga 325 líneas de mano incierta que investigadores
contemporáneos (Brian Vickers, Douglas Bruster) consideran de Shakespeare.
¿Estuvieron las Artes de la Inquisición presentes de alguna
manera en ese cruce de escrituras y textos?
Notas:
(1) Ciriaco Morón Arroyo: «La Inquisición y la posibilidad de la gran
literatura barroca», p. 320. En Ángel Alcalá (Ed.): Inquisición
española y mentalidad inquisitorial, Barcelona, Ariel, 1984.
(2) T. S. Eliot: Selected
Essays, New York, Harcourt, Brace and Co,1950, p. 123.
(3) Christine Giesen: «Las Artes de la Inquisición Española de
Reinaldo González de Montes: contextos para su lectura», Espacio,
Tiempo y Forma, Serie IV, Hª. Moderna, t. 14, 2001, p. 105.
(4) En la primera traducción
francesa, que se conserva en la Biblioteca Nacional de España, figura,
manuscrita, una lista bastante extensa de traducciones de la obra.
(5) Del Primer folio desaparecieron 230 versos que algunas versiones,
como la de Tomas Segovia, restituyen.
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