Dibujos de Luis Berutti en los márgenes del libro |
En todo, el diablo mete la cola
"Esto es atroz”, anota Luis Beruti en 1941 en el margen del Canto VII del Infierno de Dante. No se refiere a las atrocidades del infausto lugar, por todos conocidas. Alude a la traducción, esto es claro: el volumen está acribillado de notas manuscritas –además de adornado por los propios dibujos a mano de Beruti, de diablos y reos–, y de todas ellas se deduce con facilidad que son minuciosas apostillas a la versión, no a la obra. Esto por si uno no leyó la nota previa donde declara: “Esta es la peor de todas las traducciones que conozco”. Antes de seguir digamos que tiene razón en su observación al verso sexto del canto VII: la versión es atroz. Donde sólo cabe traducir “no nos impedirá el descender por esta roca”, se lee: “No ha de impedir nuestro descenso al Diablo” (esto sin contar que cada uno de esos seis versos ha sido sometido a degüello: ni en uno hay siquiera aproximación al original, excepto en las inventadas y por eso intraducibles palabras “Papé Satán, aleppe”, las cuales han sido discutidas hasta hoy).
Digámoslo por fin: la traducción es la de Francisco Soto y Calvo, publicada en 1940 con pie de imprenta de los talleres de la Penitenciaría Nacional de Buenos Aires. Beruti podría ser un lector más, si no fuera que gracias al prólogo (llamado aquí pomposamente iságoge) sabemos existió una traducción del Infierno de Antonio Luis Beruti, publicada en 1930, a la que la iságoge califica de “magnífica e inspirada”. No puede ser otro que Luis Beruti, cuya firma hológrafa estoy viendo en este libro. Beruti no perdona una línea a Soto y Calvo, quien intentó mejorar su marca diez años después. Beruti, hay que decirlo, tiene razón en todo: la versión que comenta es increíblemente mala. Rodando por librerías de viejos, la crítica en que se empeñó vino a caer 70 años más tarde en manos de Marietta Gargatagli, una de nuestras mejores estudiosas en filología y traducción, y, afortunadamente, amiga. Afortunadamente también para Beruti. Su perpleja marginalia halla al fin un eco en el tiempo.
Nota bene (para el Club de Traductores)
Sobre esto quiero apuntar algo. Para "salvar la dificultad", Soto y Calvo cayó en una trampa que parece tendida por el propio diablo, de manera de finalmente justificar su aparición en la escena, como si no fuera suficiente la invocación de Pluto.
En efecto, hay una clara dificultad para quien pretenda rimar el primero y el tercer versos de este primer terceto. Necesariamente debe inventar algo, o alterar la disposición del texto, ya que Dante dispone de una ventaja: la palabra con que termina el primer verso es de su total invención. No existe. Es sabido que la frase de Pluto no tiene significado alguno, y los comentaristas que intentaron buscárselo sugirieron que el texto juega con la invocación latina "papae" y la resonancia de "aleppe" como Aleph, primera letra del alfabeto hebreo, en relación a la primacía de Satanás sobre todo los demonios, de manera que Pluto estaría diciendo "¡Oh Satanás, oh Satanás, mi jefe!" Y porque Dante lo pensó antes o porque el idioma se lo permite sin dificultad, rima "aleppe" con "seppe" (supo).
¿Qué camino sigue Soto y Calvo? Pues corre hacia el interior la palabra aleppe, abreviando la alocución de Pluto (suprime la repetición, provocada por la rabia y resta vivacidad a la escena); pone en último término el adjetivo con que finaliza el segundo verso (en el original "chioccia", que significa "clueca" en el italiano actual, pero se admite como "ronca" o "áspera" en el texto dantesco) y logra, mediante el corrimiento de "ronca" a "grave", una rima, sin alterar más que el tiempo verbal del tercer verso.
Pero he aquí el problema: en el segundo verso queda el agujero que ha dejado "chioccia". ¿Qué hace Soto y Calvo? Lo sustituye, insólita, inexplicablemente, por el término "vocablo", el cual introduce mediante una estratagema sintáctica sin sentido y más bien espantosa, y logra rima con "hablo", en el primer verso del segundo terceto, al que también modifica de modo increíble. Pero, ¿con qué rimar ahora el tercer verso del segundo terceto? No queda otra: diablo.
No me negarán que el diablo realmente metió la cola aquí.
No puede ser sino una idea dictada por Lucifer la de desbaratar cuatro versos que podrían haber tenido soluciones igualmente feas, pero más aceptables, como lo demuestran las traducciones de Mitre y de Ángel Crespo que copio abajo. También copio la de Ángel Battistessa, quien, sin compromisos con la rima, consigue mayor aproximación a la limpidez del original.
Dante ha elegido, como cadena de estos seis versos, la secuencia "chioccia" (clueca o áspera), "noccia" (otra obra del ingenio dantesco, traducible sólo como "anude", "ate", "retenga") y "roccia" (roca, peña, risco) que es imposible sostener en castellano con términos similares. De tales dificultades provienen todos los feísmos que hemos prodigado los traductores que no tenemos la imaginación lingüística de Dante.
«Papè Satàn, papè Satàn aleppe!»,
cominciò Pluto con la voce chioccia;
e quel savio gentil, che tutto seppe,
disse per confortarmi: «Non ti noccia
la tua paura; ché, poder ch'elli abbia,
non ci torrà lo scender questa roccia».
Alighieri
*
-"¡Pape Satán! ¡Aleppe! Pluto grave
Grita al vernos llegar; torna el vocablo,
Y aquel sabio gentil que todo sabe
Dice (creyendo que por miedo no hablo):
-"Tu terror es aquí sin causa alguna:
No ha de impedir nuestro descenso al Diablo".
Soto y Calvo
*
"¡Pape Satan, pape Satan aleppe!",
grita Pluto con voz estropajosa;
y el grande sabio, sin que en voz discrepe,
me conforta diciendo: "No medrosa
tu alma se turbe, porque no le es dado
impedir que desciendas a esta fosa."
Mitre
*
Pluto, con ronca voz: "¡Papé Satán,
papé Satán, aleppe!", empezó al vernos.
"No más te angustie el miedo, no podrán
los poderes que tiene detenernos",
dijo el gentil que en todo sabio fuera,
"ni al bajar esta escarpa ha de ofendernos".
Crespo
*
"¡Pape Satan, pape Satan aleppe!"
comenzó Pluto con la voz rasgada;
y el gentil sabio que lo supo todo,
por confortarme, dijo: "No te turbe
el miedo; pues si bien es poderoso,
él no puede impedirte que desciendas."
Battistessa
Vamos a ver dijo el célebre ciego: la nombrada discrepa de su nombradía. Para empezar desde que volví a Barcelona y a la España actual, una, grande y liebre ya no me llamo marietta g…, sino marietta la rescatá. La otra cosa es que no tengo ningún mérito en el hallazgo de esta Divina. Todo corresponde al librero al que sí voy a nombrar: Alejandro López Medus, Ayacucho 734, Librería El Glyptodón. Tiene cosas buenísimas y primeras ediciones de todo tipo. Aplausos para el librero, por favor.
ResponderEliminarComo este blog se lee de forma interplanetaria diré que correr la liebre (una y grande o no) es el equivalente argentino de correr la coneja. Y también diré que ninguna de las nuevas acepciones de rescate (robar a los pobres españoles para beneficiar a los ricos españoles), rescatá (me robaron a mí misma el aguinaldo y otras cosas) o rescatate según la conocida cumbia villera de La sarna NO figuran en el diccionario de la RAE.
“¡Pape Satán, pape Satán aluppo!”,
ResponderEliminarvociferaba Pluto con voz renga;
y aquel sabio gentil que todo supo
me quiso confortar: “No te detenga
el miedo; bajarás por esa roca
a su pesar, por más poder que tenga”.
Pepé satán Papé Satán alippi!,
ResponderEliminarPluto empezó con la voz mocha,
y aquel sabio gentil, Elías Alippi,
dijo para alentarme: ¡Cómo escorcha!
Pero vos fumá, que por poder que tenga,
no impedirá nuestro arrimar la bocha.
"¡Pará Patán, pará Patán, salame!"
ResponderEliminarMe dijo Pluto que le dijo Mickey,
y aquel perro gentil que todo lame
ladró para alentar: "No tengas cuiqui;
pero si acaso te caés, soltame
que estoy hasta el marrón de tanto friqui".
Amdrés ustéd me está trabajando el terceto encadenado como Cuarteto Imperial o acaso Sexteto Tango... No respeta la rima a-b-a b-c-b ni tampoco la a-r-j k-l-m ni la n-b-c n-b-a ... haga el favor!
ResponderEliminares verdad, no lo niego: cómo negarlo! pero ud., jorge, no me respeta los endecas ni dormido (vid. 2º verso: 9 sílabas magras; 5º verso: 12 sílabas gordas). cuando ud. aprenda a contar con los dedos, yo aprenderé a deshacer la rima en a del 5º. y mire, me adelanto y corrijo: "pero si acaso te caés, largoya,", para que ud. no me sufra.
ResponderEliminarme disculpo por mi inexactitud al escandir siempre me fui a examen en matemáticas, para no hablarle de la digitación
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