Lo que
sigue es un artículo publicado por Carmen López en eldiario.es del 21 de
diciembre pasado. Su lectura invita a algunas reflexiones. La primera: está
claro que no hay traducciones definitivas y que siempre todas pueden mejorarse
o, en el mejor de los casos, actualizarse. Pero no siempre es necesario andar metiendo mano porque a veces el resultado es óptimo. Sin embargo, la tentación suele ser mucha y la inteligencia, poca. No es lo mismo leer La señora Bovary (así se tradujo a
principios del siglo XX) que Madame
Bovary (así se tradujo siempre hasta que una traductora ibérica decidió volver al
pasado y, de paso, ponerle salero a la cosa, como si los lectores de Flaubert buscaran salero). Tal vez haya ahora que decir que
no es lo mismo leer Otra vuelta de tuerca
(título mejorado por José Bianco
respecto del original inglés, según opinion de Jorge Luis Borges, que algo
sabía de la cuestión) que La vuelta del
torno (como traducen con bombos y platillos, Alejandra Devoto, Jackie DeMartino
y Carlos Manzano, para la editorial
española Libros del Asteroide). En síntesis, ya nada asombra. Hablando de
tornos, bien podrían haberle puesta La
visita al dentista o Se arreglan
rulemanes. La segunda reflexión hace a la historia de la traducción en España: es interesante saber que el engendro ya había sido utilizado antes por Celedonio Martínez Abascal en su traducción de 1985 para la editorial Fontamara. Claro, ahí él había puesto La vuelta de torno, y está clarísimo que en esa contracción de la nueva versión cambia todo... Con tal de ser originales –o al menos de creer serlo–, todo vale, incluso enmendarle la plana a un gran traductor que, curiosamente, no era español,encontrarle la quinta pata al gato y el pelo al huevo, para no hablar de esa petulancia y esa necedad tan castizas de algunos colegas ibéricos y de muchos editores de ese origen. No importa, sigan participando..
Una nueva lectura de Henry James
En
enero de 1897 la revista estadounidense Collier's
Weekly publicó la primera
entrega de una historia de fantasmas firmada por Henry James, un escritor ya
reconocido en aquel momento. El último capítulo salió a la venta en el número
de abril y a finales de ese mismo año se reunieron en un solo volumen titulado The Turn Of The Screw, que
acabó convirtiéndose en el libro más famoso firmado por el autor y en un
clásico de la literatura de terror.
La
trama es de sobra conocida, incluso aunque no se haya leído el libro. La
novelita de James se ha adaptado al cine y a la televisión en numerosas
ocasiones, entre otros por el director español Eloy de la Iglesia en 1985.
Asimismo, también se puede reconocer su influencia en filmes como Los Otros de Alejandro Amenábar o en uno de los
capítulos de la serie televisiva Historias
para no dormir de Chicho
Ibáñez Serrador, titulado El
muñeco. Incluso en un campamento de verano con niños y niñas compartiendo
leyendas de miedo con una linterna iluminándoles la cara podrían aparecer sus
elementos principales empezando por ellos mismos.
La nouvelle de James empieza con un grupo de
amigos que, durante una noche de Navidad, se sientan ante el fuego del hogar
para relatar historias de fantasmas. La que ocupa las páginas del libro está
protagonizada por una joven institutriz que se muda a una antigua mansión para
cuidar de dos niños huérfanos. Poco a poco la niñera empieza a sentir
presencias que trastornan la personalidad de sus pupilos y que le generan una
ansiedad que crece según va avanzando la narración. El libro da lugar a
numerosas interpretaciones, comunes en este tipo de literatura, como son los
deseos sexuales reprimidos o los trastornos mentales.
En
1945 José Bianco tradujo la obra al español con el título Otra vuelta de tuerca, aunque
este ha ido cambiando con el transcurrir de los años y el criterio de los
traductores o traductoras. En 2004 Juan Antonio Molina Foix lo tradujo como Vuelta
de tuerca (editorial
Cátedra) y el pasado mes de noviembre Libros del Asteroide lanzó una nueva
versión titulada La vuelta
del torno, traducida por Alejandra Devoto, Jackie DeMartino y Carlos
Manzano, que ha tardado diez años en llevarse a cabo.
Según
la editorial (el coordinador de la traducción, Carlos Manzano, declinó la
invitación a realizar declaraciones para este artículo): "El título de
esta edición busca transmitir con precisión la violencia que contiene el título
original, el lento movimiento del mecanismo que puede acabar descoyuntando al
torturado que es lo que, en definitiva, le sucede a lo largo del libro a su
protagonista".
Luis Solano, editor de Libros del Asteroide, se enteró de que Manzano se había embarcado en este proyecto cuando se inició y fue siguiendo su proceso hasta que hace tres años pudo leer las tres primeras páginas traducidas: "Me quedé prendado y cerramos el acuerdo para publicarlo enseguida, aunque hemos tenido que esperar varios años para que los traductores diesen por buena la versión definitiva".
Un trabajo meticuloso
Luis Solano, editor de Libros del Asteroide, se enteró de que Manzano se había embarcado en este proyecto cuando se inició y fue siguiendo su proceso hasta que hace tres años pudo leer las tres primeras páginas traducidas: "Me quedé prendado y cerramos el acuerdo para publicarlo enseguida, aunque hemos tenido que esperar varios años para que los traductores diesen por buena la versión definitiva".
Un trabajo meticuloso
Este
tipo de cambios en las traducciones de los títulos de los libros –por no hablar
de las películas, que son un caso aparte– suelen suscitar comentarios cuando no
polémicas, al menos en el sector de la traducción. Un caso puede ser, por
ejemplo, el del famoso relato de Franz Kafka La
metamorfosis también
traducido como La
transformación, que arrastra consigo extensos argumentos que justifican una u otra adaptación al castellano.
José
Luis López Muñoz tradujo The
Turn Of The Screw en el año
2000 para Alianza Editorial (el mismo año que ganó el Premio Nacional a la Obra de un Traductor).
Utilizó el título más conocido por los lectores en castellano, Otra vuelta de tuerca, ya que
en su momento no se le ocurrió que fuese necesario cambiarlo. "El efecto
del título sobre el lector siempre tiene algo de misterioso. Y, además, cuando
un título se ha usado mucho tiempo, nos acostumbramos a él y cuesta cambiar. Es
evidente que Otra vuelta de
tuerca no es una traducción
literal de The Turn of the
Screw, de manera que el cambio es siempre posible, no sé ya si necesario o
aconsejable", explica.
Por
supuesto, y sobre todo teniendo en cuenta su dilatada carrera, también ha
apostado por la modificación en algún momento. "Lo he hecho al menos en
dos ocasiones. The Reivers,
una de las novelas de Faulkner que he traducido a lo largo de los años para
Alfaguara, se llamaba anteriormente Los
rateros, pero en 1997 mi traducción se publicó con el título de La escapada. Hubo quien me
criticó, aunque Los rateros era
un título imposible que sólo servía para desorientar al lector. Más
recientemente, en 2013, Alianza ha publicado mi traducción de Sense and Sensibility, de
Jane Austen, con el título de Sensatez
y sentimiento en lugar de Sentido
y sensibilidad, que es el título español con el que de ordinario se conoce
tanto la novela como su versión cinematográfica de 1995, con guión de Emma
Thompson y dirigida por Ang Lee".
Aún
no ha pasado el tiempo suficiente para que Libros del Asteroide pueda estimar
el impacto que La vuelta del
torno ha tenido en el
público, pero Solano está convencido de su apuesta. "La intención con el
nuevo título era llamar la atención de los lectores, señalar que esta versión
es muy distinta a todas las anteriores, que cuando lo lees parece realmente
otro libro; no se trata tanto de decir si el título estaba bien o no, sino de
que el lector entienda que lo que proponemos es una versión radicalmente
distinta (y mejor) a lo que se había leído hasta ahora", afirma.
No
se puede saber, pero parece que Henry James se imaginaba que la adaptación de
su historia a otras lenguas iba a conllevar numerosas disquisiciones.
Irónicamente, cuando en el libro una de las oyentes del grupo reunido alrededor
del fuego le pregunta al narrador por el título del relato, él contesta:
"No tiene título". Más de un siglo después, aún se sigue buscando el
adecuado en castellano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario