Un reciente artículo publicado en el diario Clarín, de Buenos Aires, con firma de Rodolfo Terragno, permite reconstruir, a partir de la desclasificación de documentos por parte de la UNESCO, la otra cara de Víctor Massuh y, llegado el caso, extrapolar en su figura a los intelectuales que ayudan a las dictaduras.
La otra cara de Víctor Massuh
Según explica el artículo ad hoc de
Wikipedia, “Víctor Massuh
(1924-2008) fue un filósofo
argentino. Nacido en 1924 en San
Miguel de Tucumán, estudió en la Universidad
Nacional de Tucumán, donde obtuvo
el título de Doctor en Filosofía. Posteriormente realizó estudios de postgrado
en las Universidades de Tübingen, en Alemania Occidental (1957 y 1958) y en la de Chicago, en Estados Unidos (1964)”.
El
artículo aclara además: “Fue profesor en las universidades de Buenos Aires y del Sur, y de la Escuela de Aviación Militar, Córdoba; decano de la Facultad de
Filosofía y Humanidades de la Universidad
Nacional de Córdoba. Director del Departamento de Filosofía de la
Universidad de Buenos Aires por dos periodos; y miembro de la Carrera de
Investigador en el CONICET desde 1975”.
Por
último, agrega: “Fue embajador del gobierno dictatorial durante el
autodenominado Proceso de Reorganización
Nacional ante la UNESCO, organización de cuyo Consejo Ejecutivo fue miembro
entre 1978 y 1983, y cuya
presidencia ocupó entre 1980
y 1983. A lo largo de casi cuarenta años de vida de la Organización, fue el
cuarto latinoamericano y el
segundo argentino elegido para presidir ese Consejo.En 1984 fue galardonado con el Premio Konex de Platino en la
disciplina Ensayo Filosófico”. Y concluye: “Falleció el 18 de noviembre de
2008, a los 84 años de edad”.
Un
día después del fallecimiento de Massuh, hubo un sentido artículo anónimo en el
diario La Nación, de Buenos Aires.
Allí, el miércoles 19 de noviembre de 2008, se leía: “A los 84 años,
falleció ayer Víctor Massuh, filósofo de sólido prestigio intelectual, maestro
del pensamiento, que apreciaba el valor de la sensatez y de la mesura, en una
actitud sencilla que ponderaba más el esfuerzo que la brillantez y rechazaba la
tendencia a la irracionalidad”. El resto del artículo detallaba sus
logros y finalizaba con las conmovedoras
loas a Massuh de diversos intelectuales argentinos.
El 5 de junio pasado, un artículo publicado en el
diario Clarín, completa el perfil de Massuh en el marco de una noticia
esperada. Con firma del periodista y político radical Rodolfo Terragno, se lee:
“El Ministerio de Relaciones Exteriores solicitó en abril a la Unesco
que diera acceso a documentos reservados relativos a las denuncias sobre
desapariciones forzadas en la Argentina (1976-1983) y las respuestas ofrecidas
por la organización.
“En
Buenos Aires, el Ministerio sometió la documentación recibida a un riguroso
análisis, luego de lo cual el vice-canciller Carlos Foradori, y el Secretario
de Derechos Humanos, Claudio Avruj, anunciaron el 12 de mayo que el Gobierno
tenía esa información.
“Los
antecedentes recibidos consisten en actas del Comité de Convenciones y
Recomendaciones del Consejo Ejecutivo de la Unesco, encargado de examinar “las
comunicaciones relativas a casos y asuntos concernientes al ejercicio de los
derechos humanos en las esferas de competencia” de la organización: es decir
educación, ciencia y cultura.
“Ese
Comité estuvo presidido hasta fines de 1978 por el noruego Gunnar Garbo, a
quien el entonces embajador argentino ante la Unesco, Víctor Massuh, acusó de
tener una actitud ‘inquisitiva y fiscalista’ respecto del gobierno de la Junta
presidida por Jorge Rafael Videla.
“El
representante argentino utilizaba frente a cada denuncia la estrategia que le
confió al canciller Brigadier (RE) Carlos Washington Pastor: “Oponer reservas y
observaciones en cuanto a la competencia, oportunidad o cumplimiento de tal o
cual requisito”, y requerir que la denuncia fuera declarada ‘inadmisible’.
“El
7 de junio de 1978, el Ministerio de Relaciones Exteriores le envió a Massuh
(Nota N° 4580/978 Secreta) ‘una carpeta conteniendo nombres de delincuentes
subversivos, organización a que pertenecen y acciones en las que participaron’.
El propósito era proveerle elementos a usar en potenciales denuncias. La nota
requería, por indicación del Presidente Videla, que la delegación enviara un ‘informe
evaluativo’ sobre dicha lista. Cuatro días más tarde, el embajador envió (Nota
N° 262 Secreta/78) una respuesta en la que decía que ‘solamente uno de los
mencionados’ en esa lista de ‘delincuentes subversivos’ estaba ‘vinculado a la
Unesco’. Era Julio Cortázar, que desde hacía 25 años formaba parte del plantel
de traductores de la organización. Massuh agregó: ‘No se ha tenido trato con él
ni tiene relación alguna con las tareas de la delegación’.
“Garbo
fue reemplazado por el escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, de quien Massuh
dijo que mantenía ‘relaciones amistosas con nuestro país’ y que serviría para ‘moderar’
la acción del Comité, ‘en desmedro de los que querrían hacer veladamente de la
Unesco un tribunal de conducta internacional’.
“Todo
esto consta en la Nota Secreta N° 498 “s”/78, de la cual se encontró copia en
una vieja caja fuerte de la delegación argentina, donde había también
documentos que estaban guardados allí desde 1983. Esos documentos fueron
entregados a la Unesco por el ex embajador Miguel Ángel Estrella.
“La
aproximación de Massuh a Vasák le permitió a la Argentina ingresar al Consejo
Ejecutivo aquel año. Y a partir de 1980, Massuh sería presidente del cuerpo.
Ostentaría el cargo hasta el fin del gobierno militar. El Comité se volvió
menos activo en 1981-1983.
“La
acción de la Unesco había sido notable en el período 1978-1980. Y aun con la
mengua sufrida a partir de 1980, el tratamiento de las denuncias, incluidos los
requerimiento de información al gobierno, resultaron presiones efectivas. Junto
con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y otras organizaciones (con
las cuales estuvo en permanente relación) la Unesco hostigó a la dictadura. Es
imposible saber qué habría pasado sin ese hostigamiento, pero es probable que
haya tenido fuerza disuasiva y prevenido más desapariciones.
“En
todo caso, los documentos provistos por la organización al actual gobierno
permiten extraer lecciones. ‘La protección de los derechos humanos futuros’,
decía el ex presidente Raul Alfonsín, ‘requiere indagar las violaciones pasadas’.”
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