FOTO: Mario Quinteros |
El pasado 4 de julio, Román García Azcárate publicó en el diario Clarín, de la Argentina, una entrevista realizada con Marcelo Zabaloy, a propósito de la publicación
de su versión de Finnegans Wake, de James Joyce, la primera completa en
castellano (1). La nota salió acompañada de una columna de opinión, a cargo del
escritor y traductor Matías Serra
Bradford (2).
1. Primera versión integral del Finnegans Wake en español
Acaba de editarse la primera traducción completa al
castellano de uno de los títulos más complejos de la literatura mundial, el Finnegans Wake, del irlandés James
Joyce, quien empleó 17 años en escribirlo. La versión estuvo a cargo del
argentino Marcelo Zabaloy, reciente traductor también de la otra gran novela de
Joyce, Ulises, ambas en editorial El Cuenco
de Plata. Nunca se dedicó Zabaloy de manera profesional a la traducción ni tuvo
educación formal en este oficio. Nunca nadie le encargó a este nativo de Bahía
Blanca –59 años, casado y padre de seis hijos– que se metiera en esas camisas
de once varas pergeñadas por Joyce, a quien honró con una dedicación
abrumadora: diez horas diarias, de lunes a lunes, los últimos tres años, además
de cuatro horas por día los cuatro años previos.
“No
es imprescindible ser vasco para traducirlo”, bromea Zabaloy. Alude a que entre
tapa y contratapa, Finnegans Wake
comprende innumerables ríos, cuatro mil nombres, quién sabe cuántos idiomas
hábilmente mezclados, infinidad de palabras ‘ómnibus’, esos neologismos
compuestos que algunos denominan retruécanos y que admiten de dos a tres
significados, arcaísmos bienvenidos, poesía a discreción, notas al pie que no
aclaran absolutamente nada, largas frases entre incomprensibles y disparatadas,
y tanto, tanto más. De a ratos reaparece lo que podríamos llamar “normalidad”.
2- Licencias de autor
y un Joyce argentino como el caracú
Pasar el Finnegans
Wake al castellano puede parecer una idea equivocada del ejercicio de la
traducción. El texto original se asemeja a una partitura que se disfruta por la
prosa musical de Joyce y sólo funciona leído en voz alta. De manera que una
traducción será bienvenida por los curiosos de experimentos literarios. Pero el
tamborileo del traductor Zabaloy no equivale a la melodía de Joyce, y resulta
irritante, por ejemplo, que haya decidido no traducir palabras simples y que
arriesgue bromas privadas –privadas de tino, por cierto– sembrando el texto con
nombres vernáculos y coyunturales: Macri, Massa, menemismo (en lugar de conmigo
mismo), Magnetto (por magnate), Nisman, Rial, Fariña, Elaskar, Wanda Nara, etc.
¿Qué puede entender un lector de cualquier país de habla hispana ante la frase
“qué insaurralde”? ¿Qué clase de delirio creyó el traductor que le faltaba a la
obra más delirante de la historia de la literatura? ¿No es extraño, además, que
un libro de esta singularidad no lleve prólogo y notas?
Es raro que un traductor, ante el objeto literario
más inextricable, se disponga a cometer errores tan infantiles, o que no haya
llevado su criterio hasta las últimas consecuencias, animándose a traducir el
título (El velatorio de Finnegan).
Aunque era esperable cometer disparates en una empresa que tiene el absurdo
como nudo central de su ovillo, y aunque el origen del título y de parte de la
historia sea una vieja y cómica canción irlandesa se burla de un velorio, el
ánimo bromista del traductor se adjudica atribuciones que sólo le corresponden
a un autor.
Alguno dirá que ya el libro original es una idea
equivocada de la literatura. Finnegans
Wake es el reverso nocturno de la épica diurna montada por Joyce en Ulises. Es un maniático conjuro contra
la esquizofrenia de su adorada hija Lucia. A su traductor argentino le faltó la
“meticulosidad que roza la insania”, mencionada en un pasaje. Pero así es la
literatura: heroica e inútil.
Tarde y mal u_u Y la entrevista inédita?
ResponderEliminarEstimado JD Victoria: No está claro a qué se refiere. En ninguna parte de habla de una "entrevista inédita". Nos hemos limitado a reproducir lo publicado en el diario Clarín, que es lo que propone la bajada de esta entrada.
ResponderEliminarEvidentemente fue un malentendido, creyendo que publicarían una entrevista inédita del Club (que tengo entendido que se hizo) y una reseña original, que resultaría de enorme relevancia, ya que la nota de Matías Serra ha sido convenientemente "aclarada" por Zavaloy como carente de sustento y mínimo rigor de reseñista "profesional", pues ni conoce el texto original ni leyó la traducción, y todas las referencias a las que alude se las sonsacó EXPRESAMENTE a Zavaloy en un mail anterior a su nota "crítica". Saludos.
ResponderEliminarEstimado JD Victoria: Usted dice que "fue un malententido", pero debería haber dicho que lisa y llanamente entendió mal lo que anunciamos.
ResponderEliminarBueno, sí, es exactamente lo que significa esa palabra para la RAE: Mala INTERPRETACIÓN (del receptor), equivocación en el ENTENDIMIENTO (del receptor) de algo. Por eso inicio diciendo "creyendo (yo, y solamente yo)"... Y qué bueno que publicaron la réplica. Saludos.
EliminarEstimado JD Victoria: Usted dice que "fue un malententido", pero debería haber dicho que lisa y llanamente entendió mal lo que anunciamos.
ResponderEliminarEstimado JD. Victoria:
ResponderEliminarSupongo que ya se aclaró lo que quería saber. De todos modos, un consejo: cambie de diccionario. El de la RAE es una porquería.
Saludos cordiales.
Bueno, el título "Dos por uno: una nueva entrevista...." Se presta al malentendido...
ResponderEliminarA quien se escude detrás de las iniciales "N.B." le sugiero que si tiene problemas para entender el título de esta entrada, se olvide de este blog y se busque algún buen programa en la televisión. Probablemente le será de más provecho.
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