Acaba de
terminar la última Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile (FILSA),
que este año fue duramente boicoteada por las multinacionales, hasta ahora,
dueñas y señoras del espacio donde todos los años se venía realizando desde
siempre. Así, la FILSA, claramente disminuida no contó con todos los
expositores posibles, sino con apenas con aquéllos que decidieron confiar en
que la vieja Estación Mapocho, sede de la feria, fuera un lugar más
democrático. El resultado es que, a pesar de algunas ausencias destacadas entre
las editoriales independientes, el evento mostró a un Chile más real, con menos
materiales de rezago de esos que España les encaja a sus filiales
latinoamericanas.
En la bajada
de la nota se lee: “Una vez más las multinacionales, en su afán constante de
poder absoluto, de tener el control de todo, de lucrar más y de manera rápida,
juegan el rol de destructores del ecosistema en el cual viven. La historia la
conocemos, y una y otra vez la repetimos, pero nunca es tarde para
despabilarnos y activar las solidaridades que ayuden a resistir el dominio del
dinero, como dice el sociólogo Pierre Bourdieu al describir el campo cultural y
editorial como ese espacio en continua tensión entre el polo comercial y el
polo del arte.”.
Con firma del
combativo Paulo Slachevsky (foto), director general de la editorial chilena
LOM, fue publicada de manera digital por El Mostrador, del 7 de noviembre
pasado.
Las multinacionales de los libros:
la
rana y el escorpión que muerde a Filsa 2018
Por su extensión, la nota completa puede leerse en https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2018/11/07/las-multinacionales-de-los-libros-la-rana-y-el-escorpion-que-muerde-a-filsa-2018/
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