miércoles, 13 de noviembre de 2019

La industria editorial argentina, cada vez peor


“La Cámara Argentina del Libro publicó un informe donde da cuenta de cómo se ha profundizado la caída de la producción editorial en los últimos años. La tirada promedio de los lanzamientos editados por el sector comercial pasó de 2700 ejemplares en 2016 a 1700 en 2019”: tales los datos registrados por la bajada de la nota publicada por Cultura InfoBAE el pasado 5 de noviembre. La nota, sin embargo, parte de un error: comienza con el supuesto que esas cifras terroríficas son paradójicas en razón de una serie de premios recientemente ganados por autoras argentinas, como si la literatura tuviera algo que ver con los premios y, mucho menos todavía, con los avatares del mercado, lo cual demuestra cuál es el tipo de agenda que siguen los periodistas culturales.

Los números de la crisis editorial, según la CAL:
la producción cayó un 45% respecto a 2016

La literatura argentina tiene sus paradojas. En los últimos días, cuatro escritoras han sido distinguidas con premios internacionales: Leila Guerriero con el Premio Manuel Vázquez Montalbán, Mariana Enríquez con el Premio Herralde, Selva Almada con el First Book Award de Edimburgo y María Gainza con el Sor Juana Inés de la Cruz.

Sin embargo, la industria editorial atraviesa un mundo muy duro. La caída se viene manteniendo desde el año 2016 y, en este 2019, aseguró la Cámara Argentina del Libro (CAL) en su último informe, ya acumula un 45%.


La tirada promedio de los lanzamientos editados por el sector comercial pasó de 2700 ejemplares en 2016 a 1700 en 2019. La mayoría de estas novedades salieron al mercado con una tirada de apenas mil ejemplares, lo cual se traduce en menos de un ejemplar por cada librería del país.

El informe de la CAL también brinda resultados de una encuesta realizada entre sus socios, la mayor parte editoriales PyMES. Allí el 60% de estas empresas manifestaron que durante el último trimestre percibieron caídas en las ventas que van entre un 5 y más de 20 puntos porcentuales.


Ante esta situación, 7 de cada 10 declararon que debieron modificar su plan editorial, y la mitad de los editores debieron rechazar obras por falta de presupuesto. Coincidiendo con los datos observados en el registro de ISBN, el 62% declaró que realizó tiradas más pequeñas.

Además, a la caída del empleo del 20% en el sector se suma al cierre de librerías, el achicamiento de editoriales y una menor producción gráfica en general.


¿Expectativas? Para nada alentadores, sostuvieron algunos de los editores, libreros y disrtribuidores entrevistados por la CAL; la mayoría consideró que el sector se encontrará peor.









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