viernes, 6 de noviembre de 2020

Un informe para pensar cuánto importa que el país siga leyendo

El pasado 4 de noviembre, Daniel Gigena firmó la siguiente nota en el diario La Nación, de Buenos Aires. Trata sobre la incertidumbre de diversos sectores ligados a la industria del libro respecto del pago de la ATP (Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción), programa con el que el gobierno argentino ha intentado ayudar a las empresas durante la crisis desatada por la pandemia de coronavirus. 

Incertidumbre por el pago de la ATP en el sector editorial, que atraviesa una situación “crítica y lamentable” 

Ayer, la Cámara Argentina del Libro (CAL) difundió un comunicado en el que se advierte que las empresas del libro podrían perder el beneficio del salario complementario del Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) si no fueran consideradas un sector "crítico". El viernes pasado ya se había encendido una señal de alarma cuando trascendió que el Estado dejaría de pagar el ATP a editoriales y librerías a partir de noviembre. "Si no lo cobramos, causará un gran daño en el sector; la situación es lamentable y crítica", dijo a La Nación el presidente de la CAL, Martín Gremmelspacher. 

Hasta hoy, editores y libreros no saben si el Estado abonará el salario complementario de los trabajadores registrados. Desde el 30 de octubre, este diario intentó comunicarse con funcionarios del Ministerio de Desarrollo Productivo, a cargo de Matías Kulfas, pero aún no obtuvo respuesta al respecto. Una semana atrás, el Gobierno anunció que limitaría el pago del ATP a los sectores que atraviesan una situación crítica. Sin duda, el editorial es uno de ellos.

"El sector del libro atraviesa una de las peores crisis de su historia –se lee en el comunicado de la CAL–. A la importante baja de la producción gráfica (más del 70% en los últimos cuatro años) y la fuerte caída en las ventas en el mercado interno (alrededor de un 50% acumulado), la situación provocada por el Covid–19 ha sido devastadora, con caídas en la facturación cercanas al 90% durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020. En el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio, las editoriales, librerías e imprentas no han podido trabajar con normalidad, dentro de lo que se debe incluir el haber perdido la posibilidad de participación y venta tanto en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires como en todas las ferias provinciales y municipales". En un programa emitido en mayo por la TV Pública, La Feria del Libro no se rinde, el presidente Alberto Fernández había finalizado su discurso con un mensaje dirigido a escritores y editores: "Sepan que cuentan con este presidente y todo su gobierno para impulsar y apoyar su formidable tarea educativa, artística y cultural". 

El diagnóstico de un sector crítico

En simultáneo, la CAL presentó un informe basado en una encuesta entre 70 editoriales, librerías y distribuidoras de libros sobre el impacto del programa ATP, que evitó que "escalaran" los despidos y que se frenara la producción editorial. El informe indica que el 52% de las editoriales encuestadas que recibieron el aporte estatal para el pago de sueldo son empresas pequeñas y medianas; el 16%, librerías, y el 10%, empresas que operan como editoriales, librerías y distribuidoras. El 84% de los encuestados se ubica en la ciudad de Buenos Aires y el 7%, en la provincia de Buenos Aires. Un 50% de las empresas tiene de 1 a 5 empleados; un 17%, de 6 a 10; un 28%, de 6 a 25 y solo un 5% cuenta con más de 26 empleados. El 97% de los encuestados obtuvo el beneficio de ATP para el pago de salario complementario y solo un 28% accedió al crédito para el financiamiento para el pago de salarios al 24% de interés. El 95% de los consultados afirmó que volvería a solicitar el ATP. El salario complementario del ATP fue uno de los pocos beneficios al que editores de empresas medianas y pequeñas pudieron acceder para sostener las fuentes laborales. El presupuesto de 2021 no contempla partidas para ATP (ni para el Ingreso Familiar de Emergencia).

En el caso de que este programa de asistencia se suspenda para el sector del libro, un 61% de los encuestados aseguró que no podrá afrontar las obligaciones salariales, y el 39% restante podría afrontarlas con ciertas dificultades. El 67% de las editoriales y el 56% de las librerías no podría pagar el sueldo completo de sus trabajadores. Representantes de la CAL y de la Cámara Argentina de Publicaciones, así como también de la Sociedad Argentina de Escritores, la Fundación El Libro, la Federación Argentina de Librerías, Papelerías y Actividades Afines y Federación Argentina de la Industria Gráfica y Afines (FAIGA), entre otras organizaciones, enviaron el 30 de octubre una carta al ministro de Cultura, Tristán Bauer,donde solicitan la continuidad del programa. Esa carta no tuvo respuesta oficial. 

"El total de la cadena de valor del libro se encuentra en una situación crítica y, de manera mayoritaria, con una variación interanual negativa en su facturación –se lee en la carta–. Es decir, se halla incluida entre aquellas actividades de nuestra economía que el gobierno, según su manifestación, ha decidido que podrán mantener el beneficio. Como es de su seguro conocimiento, la tímida recuperación de los dos últimos meses –tras una paralización y posterior reanimación parcial de la actividad– no alcanza, de todos modos, a cubrir los gastos fijos de empresas y comercios. Por ello, el Programa ATP, y sobre todo el beneficio del salario complementario, ha sido una gran ayuda para sostener el empleo en el sector y compensar la fuerte caída en las ventas". 

Un 69% de los consultados por la CAL señaló que la principal dificultad que enfrenta en la actualidad es la caída en las ventas, que en 2020 podría superar el récord negativo de 2002, seguida por el cierre y la cancelación de eventos específicos del sector como ferias del libro y congresos (9%) y la imposibilidad de realizar algunos tipos de venta (como la venta a crédito). A esto deben sumarse las consecuencias que trajo la falta de clases presenciales en el ámbito educativo (un 19%). No obstante, el primer riesgo que se corre es la reprogramación de pagos en la cadena editorial, y el segundo, más temible, el cese de pagos. 

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