jueves, 6 de diciembre de 2018

Nueva traducción de los "Cantos", de Ezra Pound

Probablemente se trata de una de las grandes noticias del año: la editorial mexicana Sexto Piso acaba de publicar una nueva versión –la segunda– de los Cantos, del poeta estadounidense Ezra Pound, en versión del argentino Jan De Jager. Hasta la fecha sólo existía la traducción del mexicano José Vázquez Amaral (1914-1987), quien por ella ganó en 1975 el Premio Xavier Villaurrutia. La misma, que salió por el sello Joaquín Mortiz Editor, de México, fue posteriormente parcialmente republicada (falta el cuarto tomo, que hasta la fecha nunca salió) por la editorial española Cátedra, que sumó toda un serie de notas cuyo origen está en las varias ediciones editadas en inglés.

El volumen de Sexto Piso llegará a la Argentina hacia abril, para la Feria Internacional del Libro. Mientras esperamos, el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires se comunicó con De Jager, residente en Holanda y Bélgica, y le realizó una breve entrevista.

“Una lectura más gratificante”

–¿Cómo llegaste a Pound?
–Fue un periplo curioso: por supuesto que los Cantos estaban en la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A., pero es un libro que uno quiere tener a mano todo el tiempo, no sacarlo prestado por tres semanas. Fui a la librería Kel, de Buenos Aires, y estaban los Pisan Cantos, y un libro de George Kearns, A Guide to Pound´s Selected Cantos. Así que empecé por los pisanos y después leí el libro de Kearns, que viene a ser una introducción con notas. Curiosamente, leí la explicación y las notas de los Cantos “selectos” antes de leer los Cantos “completos” en sí. Muchos años después conseguí The Cantos. Al principio te diría que Pound me interesó más por lo que significó para Eliot, Joyce y Hemingway que por Pound mismo. Su figura aparecía constantemente en las biografías que yo leía cuando estábamos en la Facultad: la de Joyce de Richard Ellman, y la de Hemingway de Carlos Baker. De Eliot, ya en la secundaria, nos habían hecho leer Murder in the Cathedral y de ahí al rol de Pound en la Tierra baldía, solo un paso...

–¿Por qué y cuándo te decidiste a traducir los Cantos?
Las traducciones existen para los que no saben suficiente inglés como para disfrutar del original. Toda traducción puede mejorarse. A mí, con todos sus méritos, la de Vázquz Amaral me resultó un pálido reflejo del texto de Pound. Ahí me dije: We have to start all over again... Traduje cositas sueltas primero, por el año 2003 y de a poco fui sistematizando. Más o menos desde 2010, esto se transformó en un trabajo diario de traducción,

–¿Con qué problemas te topaste?
A esta pregunta te puedo responder con un tratado de traductología poundiana, que quizás algún día escriba... Lo más importante, más que ¨problemas¨ te diría que fue dar a cada momento con el tono y el registro equivalentes al original: procaz, bucólico, telegráfico, usos regionales, arcaicos, parodias de acentos, abreviaturas etc. Etc

–¿En qué se diferencia tu traducción de la de Vázquez Amaral? 
Lo primero sería decir que hay muchos errores de interpretación y equivalencia. Ahí, digamos, se podría emparchar su traducción. Pero el otro problema es más grave: Vázquez Amaral no es sensible a los cambios de tono y registro. Aplana todo hasta tornarlo casi prosaico, a lo largo de toda la traducción. Eso no se puede emparchar y Pound sobrevive apenas: están los contenidos, sí, salvo los errores que mencioné, pero lo que el mismo Pound llamaría “voltaje poético” está muy mal reflejado. Por otra parte, si consideramos la traducción de Cátedra  que es la única que hoy en día se consigue ni siquiera terminó de publicar los Cantos, falta el volumen 4, o sea que la única edición completa de la traducción de Vázquez Amaral es la mexicana de 1975, agotada hace añares. 

–Entiendo que tu traducción no tiene notas. ¿Creés que no son necesarias? Y si así fuera, ¿cómo puede el lector reponer lo que falta en términos de referencias culturales? 
A Pound se lo lee demasiado de una manera que yo llamo vertical. A cada referencia peliaguda, la mirada baja en picada a las notas al pie. En consecuencia se fragmenta en mil momentos breves la lectura. Quiero propiciar la lectura horizontal para que el verso, su cadencia, sus contrastes, también sus oscuridades, funcionen en un continuo. No olvidar que The Cantos en el original tampoco tienen notas. El lector, después de una primera lectura, si quiere va y busca y rebusca y luego vuelve al texto, ya con otro bagaje. Es una lectura más exigente (o menos cómoda) pero mucho más gratificante. 

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