Henri Michaux |
El 10 de abril pasado, Andrés Ehrenhaus publicó en este blog una entrada donde se leía cómo la editorial Tusquets había arruinado una traducción de Borges echando mano de los servicios del traductor español Cristobal Serra.
Hace unos días, el filólogo Darwuin Herrera nos hizo llegar unas líneas desde Bolivia, profundizando aún más las observaciones sobre esa "intervención". Como efecto secundario, nos plantea el problema de averiguar si Ehrenhaus es efectivamente "doctor". Si así fuera, habría que averiguar en qué.
La entrada que desató la polémica:
(http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.com.ar/search/label/Henri%20Michaux).
Apreciado sr. Jorge Fondebrider,
me atrevo a dirigirme brevemente a usted
con el modesto propósito de echar algo más de leña al fuego de la
desinformación bibliográfica en lo tocante a la desigual suerte corrida por las
versiones españolas de Un barbare en Asie,
del insigne escritor y artista francés Henri Michaux. Pero antes permita que me
presente: mi nombre es Darwuin Herrera y soy filólogo licenciado e investigador
en el Language Institute of Colonial Studies de Cochabamba. Y ahora, al grano.
Grande fue, le confieso, mi sorpresa al
leer el artículo del dr. Ehrenhaus titulado “Michaux, Borges, Serra,
reevangelizados” y recientemente publicado en su inestimable blog. No porque
los conceptos allí vertidos me asombraran en sí mismos ni porque mis ya
desbravados ojos de investigador no pudieran dar crédito al despropósito
editorial que describe el artículo sino porque su lectura me sumió en un
fulminante y trémulo estado de déjà vu.
De inmediato me dije: “¿Dónde he leído esto yo mismo?” Mi sospecha primera
recayó, lo confieso, sobre la originalidad de los planteos del dr. Ehrenhaus,
pues tenía la casi absoluta certeza de haber tenido entre mis manos un trabajo
casi idéntico al suyo, si no en la forma, sin duda sí en el fondo. Estaba
seguro de que alguien se le había anticipado; mas, no conociéndolo salvo por su
participación en el blog o en las actividades del Club que usted dirige,
tampoco podía ni debía poner en duda su honestidad intelectual acusándolo,
aunque sólo fuera para mis adentros, de plagiario. Hasta que caí en la cuenta
de lo que ocurría.
No abundaré en el misterio, sr.
Fondebrider. No había tal trabajo ni nadie había escrito antes acerca de
aquello. Vaya ello, aunque tan solo sea para calmar mi mala conciencia, en
descargo del dr. Ehrenhaus. Sin embargo, el déja
lu era real: yo ya había tropezado, y no hace mucho, con un despropósito
tan o más grande que el descrito en el artículo mencionado y relativo a la
misma obra de Michaux. De todos es sabido que, desde que el libro se ha
“virtualizado”, si se me permite la expresión, existen sitios en internet donde
el usuario puede tener acceso libre a textos que no son, en términos estrictos,
de dominio público, es decir, que continuán sujetos a la propiedad intelectual
de su autor. Tal el caso de la traducción de don Jorge Luis Borges de Un bárbaro en Asia, publicada en dos
ediciones, tal como consigna con precisión el dr. Ehrenhaus, por Tusquets
Editores en 1977 y 1984, aunque la versión borgiana es bastante anterior, pues
data de 1941, y aparece en Argentina en las ediciones de la revista Sur. Toda
vez que Borges fallece en 1986, la traducción no está libre de derechos, no
obstante lo cual se la puede encontrar sin mayor dificultad –yo mismo doy fe de
ello- en más de un portal, aunque en un estado que me veo obligado, cuando
menos, a catalogar de “pierremenardesco”.
No abundaré en comentarios al respecto de
lo que usted y quienes lean lo que sigue a continuación podrán comprobar con
sus propios ojos, pues creo que basta con la mera lectura para comprender el
por qué de mi asombro al leer el agudo artículo del dr. Ehrenhaus. Baste decir
que el texto virtual que citaré carece de toda información bibliográfica salvo,
cómo no, de la mención al encumbrado narrador argentino como traductor al
español; en cambio, la persona de Cristóbal Serra desaparece allí al unísono
con la de cualquier referencia editorial. Doy paso ya a los fragmentos
seleccionados. Juzguen ustedes lo que crean conveniente.
En el segundo párrafo de la página 16 (a
fin de no aburrir al respetable con largas parrafadas, he optado por
seleccionar no más que los dos casos que me parecen más flagrantes), en un
fragmento del “Prólogo a la edición francesa revisada y corregida de 1967”, se
lee en la 2º edición de Tusquets: “Desembarcado
allí, en el 31, apenas informado, con la memoria saturada de relaciones de pedantes,
descubro el hombre de la calle. Me impresiona, me interesa profundamente, no
veo sino a él. Me cautiva, le sigo, le acompaño, convencido de que con él,
con él ante todo, con él y el flautista y el actor, y el bailarín y el mismo, tengo cuanto es necesario
para comprenderlo todo... más o menos” [negritas mías]. El mismo fragmento,
descargado gratuitamente de internet, reza: “Desembarcado allí, en el 31,
apenas informado, con la memoria saturada de relaciones de pedantes, descubro
el hombre de la calle. Me impresiona, me interesa profundamente, no veo sino a
él. Me cautiva, lo sigo, lo acompaño, convencido de que con él,
con él ante todo, con él y el flautista y el actor, y el bailarín y él mismo, tengo cuanto es necesario
para comprenderlo todo... más o menos” [negritas íbidem].
(http://es.scribd.com/doc/64525231/Michaux-Henri-Un-Barbaro-en-Asia)
Vayamos ahora a la página 41 de la
edición de Tusquets, segundo párrafo: “Reunid la materia aparente de la miga del pan blanco, de
la leche, del polvo de talco y del agua, mezclado y haced con eso un mausoleo excesivo, hacedle una abierta y
formidable puerta como para un escuadrón de caballería, pero por donde no ha
pasado más que un ataúd. No olvidéis las inútiles ventanas de enrejado de
mármol […]”. Y en el texto descargado de internet: “Reúnan la materia aparente de la miga del pan blanco, de la leche,
del polvo de talco y del agua, mezclado y hagan
con eso un mausoleo excesivo, hacedle una abierta y formidable puerta como para
un escuadrón de caballería, pero por donde no ha pasado más que un ataúd. No
olvidéis las inútiles ventanas de enrejado de mármol […]”. En este segundo
ejemplo, como puede comprobarse, la “pierremenarquez” es aún más arcana: se ha
modificado la conjugación de algunos verbos y de otros no, sin un aparente
criterio ni la menor contemplación. Aunque… ¿cómo saber qué texto modifica a
cuál? ¿Cómo saber si lo que cuelga en la red es la versión borgiana o si la de
Tusquets, es adaptada por Cristóbal Serra y luego parcialmente revisitada por no
se sabe quién?
Como usted verá,
apreciado sr. Fondebrider, tan sólo he podido volver aún más honda la
profundidad de las preguntas planteadas por el dr. Ehrenhaus. Lejos de
resolverse, el misterio se aquerencia en la lógica de sus forjadores. Tan
pronto como mis obligaciones me lo permitan, le prometo que intentaré seguir
rastreando nuevas huellas bibliográficas. Pues, ¿quién sabe qué desconcertantes
sorpresas ha de depararnos aún nuestro Bárbaro en Asia?
por alusiones, aunque también por afinidad, me veo impulsado a responder. agradezco y aplaudo la aportación del licenciado herrera (quien espero sabrá disculpar mis minúsculas) y me congratulo de haber coincidido en la misma brecha con alguien que al parecer se vuelca a la investigación bibliográfica de un modo más sistemático que yo. espero, por tanto, que sus aportes nos sigan iluminando, ahora que ya se ha atrevido a romper el hímen de la primera irrupción en escena. sin embargo, me apresuro a aclarar un punto esencial: lamento tener que aclararle al licenciado que no sólo no soy doctor sino que ni siquiera soy licenciado, graduado o titulado en nada. gracias, pues, por el honor conferido pero lo cierto es que es inmerecido. eso sí, quisiera aprovechar esta intervención para reiterar mi respeto y admiración por cristóbal serra, a quien el destino no parece querer dejar de jugarle toda suerte de bromas borgianas pesadas.
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