Raúl Ortiz fue el traductor de Bajo el volcán, de Malcolm Lowry. Recuerda ese trabajo realizado hace cincuenta años, en
la siguiente nota de Gustavo Borges,
publicada en La Razón , de Bolivia,
el 24 de agosto pasado.
El traductor de Bajo el volcán
Hace
50 años, cuando tradujo el libro Bajo el
volcán del inglés Malcolm Lowry, al políglota Raúl Ortiz le pagaron poco,
pero eso no impidió que lograra en opinión de algunos críticos mejorar el
resultado final de esta obra, para muchos la gran novela acerca de México.
“Era
candoroso y no tenía el concepto de que no había nada de deshonra en cobrar.
Los de la editorial Era me pagaron mal, y nunca recibí regalías cuando
vendieron el manuscrito y lo modificaron. No recuerdo cuánto me pagaron, pero
fue poco”, cuenta.
La
obra de Lowry es una tragedia contemporánea de una belleza y una emoción de
altos vuelos, en la cual el autor liga de manera magistral el mito y la poesía
con gran musicalidad.
“Nunca
imaginé lo terriblemente arduo que iba a ser mantener la armonía y el ritmo de
las frases de Lowry, pero el idioma español se prestaba para eso”, confiesa
Ortiz.
La
historia empieza en Quauhnáhuac (Cuernavaca, en lengua náhuatl) donde el día de
muertos del año 1939 dos hombres hablan de Geoffrey Firmin, cónsul británico
alcohólico que muere asesinado.
“Tuve
la suerte de ser llamado para traducir la mejor novela sobre México al
español”, dice Ortiz al referirse al acto mágico que lo llevó a meterse dentro
de la obra de Lowry, como si fuera uno de sus personajes.
Muchos
años después, a los 83 años, Raúl muestra alegría al contar la gran aventura de
su vida, haber traducido Bajo el volcán.
Aquel juego con las palabras comenzaba los fines de semana en un monasterio en
Cuernavaca, en el centro de México, donde se refugió para escribir en su
máquina marca Olivetti desde las cinco de la tarde de los viernes hasta el
amanecer de los lunes; luego, entre semana, lo hacía de cuatro a ocho de la
noche.
Ortiz
empezó a estudiar inglés en la escuela primaria y a los 30 años hablaba el
idioma con la fluidez de un nativo. Por aquel tiempo le buscó la editorial Era
y le propuso traducir la novela que Malcolm Lowry empezó a escribir en el año
1934 y publicó en 1947. Raúl Ortiz recibió la ayuda de una hermana mecanógrafa,
demoró ocho meses para concluir la primera versión y entonces pidió una
prórroga a Era. Minucioso como es, cuidó hasta el último detalle y cuentan que,
si la versión en español se publicó en 1964, fue porque la editorial casi le
arrebata de las manos los originales.
Aunque
hay cansancio en su voz, el mexicano mantiene los sueños intactos y por
momentos habla más como un adolescente que recién ha descubierto los libros.
“Es la única novela que he traducido; la otra que me gustaría traducir es Viaje al fin de la noche, de (Ferdinand)
Celine, pero no hay manera de hacerlo”, lamenta.
Cree
que El poder y la gloria, de Graham
Greene, es otra novela capaz de reflejar un periodo crítico de México, el de la
persecución religiosa, pero opina que Lowry fue más allá. “Fui un elegido al
poder traducirlo”, repite en forma de agradecimiento.
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