jueves, 2 de abril de 2015

Puig por Gargatagli (II)

Segundo artículo de Marietta Gargatagli sobre Manuel Puig y la traducción. La columna de hoy fue publicada en El Trujamán el 13 de marzo pasado.

Manuel Puig y la traducción (II)

Manuel Puig habló el castellano de Argentina, el dialecto rural de Parma-Piacenza,1 el italiano, el inglés, el francés, algo de alemán, el portugués de Brasil. Esos idiomas convivieron en la correspondencia familiar y se combinaron con esplendor en las cartas a los amigos, poco conocidas todavía.

Citar con naturalidad palabras de otros registros o jugar con otras lenguas forma parte de las costumbres orales de algunos países, entre ellos la Argentina. Es un juego verbal que enfatiza la complicidad del pacto comunicativo —se sobreentiende que el interlocutor conoce también esas palabras— y que puede trasladarse a la escritura informal de las cartas. En este sentido, Puig no fue una excepción. La particularidad es el uso de un ideolecto creado a partir de una lengua familiar, lo que llama el parmesano, un idioma de parientes. Por ejemplo: «encima las pachugadas de Navidad…»; «mucho ambiente en la purcaia de Roma»; «el plato son unas cubanas que no hacen más que esguiñazar»; «se despachó a hablar maravillas, inmagunada»; «me insaburí al verlo filmar».2

Posiblemente, porque consideró que se trataba de un idioma privado no lo utilizó en la obra literaria. Tampoco usó, salvo excepcionalmente, el lunfardo —el idioma de la calle— y limitó las peculiaridades verbales a las formas de la clase social a la que dio un estatuto poético: la clase media. Un ejemplo aparece arriba: el plato son unas cubanas… La expresión en cursiva quiere decir en la lengua general «lo divertido» y es bastante maleable: qué plato nos hicimos, fue un plato. Ese giro, entre los muchos que reproducen sus obras, testimonia una época (ya no se usa) y una atmósfera que el lector asocia ahora con Puig.

Con el exilio, el no retorno y la consagración internacional que siguió a la publicación de El beso de la mujer araña, el programa literario fue cambiando. La supervisión minuciosa de las traducciones a las lenguas que dominaba —y de cuya exhaustividad dan cuenta quienes las hicieron, entre otros: Suzanne Jill Levine (inglés), Angelo Morino (italiano), Albert Bensoussan (francés)— le permitió ver cómo funcionaba su prosa en otros idiomas. Y sin que exista una cronología precisa, esas correcciones fueron quizás los preliminares para escribir en otras lenguas: en inglés, en portugués, en italiano y, con cierta ayuda, en el castellano de México.

Desde un punto de vista teórico, los vínculos de los dos itinerarios resultan fascinantes. No tienen la misma relevancia los resultados. De los muchos escritores que han cambiado de lengua, ninguno tenía como punto de partida un mundo tan fuertemente cohesionado por la oralidad. Y esa cadencia no atravesó las autotraducciones ni las escrituras en otros idiomas.

En la última novela de Manuel Puig, Cae la noche tropical, se reproduce, en cierta medida, la perfección narrativa de La traición de Rita Hayworth y de Boquitas pintadas. Sin embargo, el lector no puede dejar de observar muchos deslices, seguramente no conscientes, que describen algo que el escritor no pudo evitar: ser un déraciné. El arraigo y el desarraigo, traducir, ser traducido y escribir traduciéndose son la fenomenología de lo literario. No son, pese a su interés, la literatura.

 Notas
(1) En las cartas a su familia utilizaba palabras de este dialecto (también del italiano general) que se incluyen como glosario al final de la edición de Graciela Goldchluk: Manuel Puig, Querida familia. Tomo 1, Cartas europeas (1956-1962), Buenos Aires, Editorial Entropía, 2005. 

(2) Definiciones tomadas del glosario mencionado arriba, entre paréntesis las formas italianas. Pachugadas (paciugada): comida que se cocina con diversos alimentos, a menudo sobras del día anterior; purcaia: porquería; esguiñazar(sghignasar): hacer guiños de complicidad; inmagunada (magunada): entristecida hasta las lágrimas; insaburirse: antojarse, entusiasmarse.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario