Hace
17 semanas que todos los lunes el Club
de Traductores Literarios de Buenos Aires sube una columna desaconsejando
el uso del Diccionario de la Real
Academia Española por prejuicioso, racista y mal redactado. Así, cada una
de estas calificaciones ha sido demostrada palmariamente en más de una ocasión.
En la entrada de hoy vamos a imaginar, por un momento, que el prejuicio no es
tal, que el racismo no existe, pero, helas,
resulta imposible obviar la mala redacción. ¿Es el resultado de una dificultad
para sintetizar, acaso fruto de una educación deficiente? ¿Tiene sentido seguir
culpando de ello al franquismo, que en España, al menos por lo que se lee en
los diarios, sigue existiendo? ¿Cuarenta años de dictadura le hacen eso a la
gente? No es éste el lugar para discernir estas cuestiones, pero sí para ver
qué han hecho otros diccionarios a la hora de definir “feminismo” y qué ha
hecho el DRAE.
El
diccionario estadounidense de la editorial Merrian Webster define “feminismo”
como:
1: the theory of the political, economic, and
social equality of the sexes
2: organized activity on behalf of women's
rights and interests
[1: La teoría política, económica y social de la
igualdad de los sexos.]
[2: Actividad organizada en nombre de los derechos e intereses
de las mujeres]
Si
uno no se sintiera a gusto, podría entonces consultar el Oxford English Dictionary (OED), que es el principal diccionario
histórico del idioma inglés, publicado por Oxford University Press (OUP). Allí
se lee que “feminismo”
es:
The advocacy of women's rights on the
ground of the equality of the sexes.
[La
defensa de los derechos de las mujeres sobre la base de la igualdad de los sexos.]
E
inmediatamente se aclara:
The issue of rights for women first became prominent
during the French and American revolutions in the late 18th century. In Britain
it was not until the emergence of the suffragette movement in the late 19th
century that there was significant political change. A ‘second wave’ of
feminism arose in the 1960s, with an emphasis on unity and sisterhood; seminal
figures included Betty Friedan and Germaine Greer. A ‘third wave’ was
identified in the late 1980s and 1990s, as a reaction against the perceived
lack of focus on class and race issues in earlier movements.
[La
cuestión de los derechos de la mujer se hizo prominente durante las
revoluciones francesa y estadounidense a fines del siglo XVIII. En Gran
Bretaña, no fue sino hasta la aparición del movimiento sufragista a fines del
siglo XIX que hubo un cambio político significativo. Una “segunda ola” de
feminismo surgió en la década de 1960, con énfasis en la unidad y la hermandad;
las figuras fundamentales incluyeron a Betty Friedan y Germaine Greer. Se
identificó una “tercera ola” a fines de los años ochenta y noventa, como una
reacción contra la percepción de falta de enfoque en los problemas de clase y
raza en los movimientos anteriores.]
Habrá
seguramente quien, con un cacho de butifarra en la boca, diga: “Hombre, eso no
es una definición”. Y probablemente tenga razón, pero a todo el que lea ese
párrafo le quedará seguramente en claro algo que en las meras definiciones no
se encuentra.
Supongamos
por un momento que, animados por la justicia, contempláramos la objeción del
baturro de la butifarra y busquemos algo más parecido a esa definición
requerida. No hay que ir muy lejos: con más detalle y mayor síntesis que en el
caso anterior, el diccionario del CNRTL (Centre National de Ressources
Textuelles et Lexicales) define “feminismo” como:
Mouvement social qui a pour objet l'émancipation de la
femme, l'extension de ses droits en vue d'égaliser son statut avec celui de
l'homme, en particulier dans le domaine juridique, politique, économique;
doctrine, idéologie correspondante.
[“Movimiento
social que tiene por objeto la emancipación de la mujer, la extensión de sus
derechos con vías a igualar su estatus con el del hombre, en particular en el
dominio jurídico, político, económico; doctrina, ideología correspondiente.”]
Ahora
bien, que nadie vaya a pensar que la Real Academia Española y su DRAE no están actualizados. En la
edición de 1970, la palabra “feminismo” ya se definía en estos términos:
feminismo
(Del lat. femĭna 'mujer')
Doctrina social favorable a la condición de la mujer, a quien concede
capacidad y derechos reservados hasta ahora a los hombres.
Con todo, andando el tiempo, alguien habrá pensado que eso de “favorable
a la condición de la mujer” no estaba del todo bien, sobre todo porque no se
aclara cuál era esa condición. Luego, decir la doctrina “concede capacidad y
derechos reservados hasta ahora a los hombres” está casi peor. Tal vez por eso,
los académicos hicieron el gasto de ponerse a pensar y en la edición del DRAE
del Tricentenario (Actualización 2018), dicen esto:
feminismo
Del fr. féminisme, y
este del lat. femĭna 'mujer' y el fr. -isme '-ismo'.
1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
2. m. Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo.
Comparativamente,
la primera acepción es incompleta y revela, una vez más, las dificultades que
tienen los lexicógrafos españoles a la hora de sintetizar una idea medianamente
compleja.
En cambio,
la segunda definición es tautológica, palabra que el DRAE define como “Perteneciente o relativo a la tautología.” Si
quisiéramos despejar dudas sobre qué es una “tautología”,
el DRAE nos recuerda que, se define así:
tautología
Del gr. ταυτολογία tautología, de
ταὐτό tautó 'lo mismo' y -λογία -logía 'acción
de decir'.
1.f. Ret. Acumulación
reiterativa de un significado ya aportado desde el primer término de una
enunciación, como en persona humana.
2. f. despect. Repetición inútil y viciosa.
Esperamos
que lo de la “repetición inútil y viciosa” no se refiera ni a la manera de
definir, ni a la vida privada de los académicos, aunque viendo cómo definen,
quién sabe, ¿no?
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