El pasado 10 de febrero, Omar Genovese publicó en la sección Cultura del diario Perfil, de Buenos Aires, la siguiente nota, sobre una costumbre ya recurrente en los Estados Unidos. En la bajada se lee: "Valentina Gomez Noriega, candidata republicana a secretaria de Estado de Missouri, emuló al candidato a gobernador, Bill Eigel, quien el año pasado quemó cajas llenas de propuestas políticas de izquierda. Valentina Gomez publicó en sus redes sociales un video en el que se la ve quemando dos libros Queer, diciendo: 'Cuando esté en el cargo, estos libros arderán. Quemaré todos los libros que preparan, adoctrinan y sexualizan a nuestros niños'."
Nueva tendencia del Partido Republicano de Estados Unidos: la quema de libros
"Con sólo 24 años, he roto las normas. Con una Maestría en Administración de Empresas en Finanzas y Estrategia de la Universidad de Tulane a mis 22 años, emergí no solo con una educación sino como una mujer de principios y propósito. A lo largo de ese tiempo, desempeñé muchos roles: nadadora de la División I, vicepresidente del Consejo Empresarial Hispano, conductora de Uber e instructora de natación, siempre esforzándome, siempre superando límites. No me disculpo por rechazar la mediocridad. Estoy firmemente convencida de que con disciplina y valor para enfrentar nuestros miedos más profundos, el reino de lo posible no conoce límites. Jóvenes habitantes de Missouri, escúchenme: si yo pude hacer realidad mis sueños, ustedes también pueden hacerlo. No hay límite para tu potencial.”
Así se define Valentina Gomez Noriega, candidata a secretaria de Estado de Missouri, Estados Unidos, por el Partido Republicano en su página web. La misma fue noticia el martes pasado tras publicar un video en sus redes sociales donde quema dos libros con un lanzallamas casero (que a su vez luce una boca de tiburón, similar a la que decoraba los aviones caza Spitfire norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial).
Los libros destruidos por el fuego son Queer: The Ultimate LGBTQ Guide for Teens de Kathy Belge y Mark Bieschke (según las autoras, brinda a los adolescentes información precisa y útil sobre lo que significa ser parte de la comunidad Lgbtq); y Naked, versión en inglés de Tout nu! Le Dictionaire Bienveillant de la Sexualité de la sexóloga oriunda de Quebec, Canadá, Myriam Daguzan Bernier, con ilustraciones de la también canadiense Cécile Gariépy (una guía para adolescentes sobre salud sexual).
Valentina Gomez Noriega, bonita, con aire desafiante, antes del acto incendiario afirma: “Estos libros provienen de una biblioteca pública de Missouri. Cuando esté en el cargo, arderán”. Y para que no queden dudas: “Cuando sea secretaria de Estado quemaré todos los libros que preparan, adoctrinan y sexualizan a nuestros niños.”
Las declaraciones que se adjudican a su jefe de campaña política despejan todo tipo de dudas: “¿Quieres ser gay? Está bien ser gay. Simplemente no lo hagas cerca de niños. Dejen de poner libros en las bibliotecas sobre sexualización, adoctrinamiento y preparación de niños. Los niños necesitan aprender matemáticas, ciencias, desarrollar su don de gentes, ponerse en forma y al mismo tiempo proteger su inocencia. No aprender las ideologías que a la izquierda radical le encanta imponer a los niños.”
La publicación del video en X (ex-Twitter), recibió centenares de denuncias por incitación al odio, por tanto, fue bloqueada en el mismo día. Pero, por la magia de su dueño, Elon Musk, volvió a figurar en la red y, esta vez, referida por la misma Valentina el miércoles lo difundió acompañado del siguiente mensaje: “@Elon Musk Gracias por proteger la libertad de expresión. Hemos vuelto de la censura. Dios bendiga a nuestros hijos, Dios bendiga a América. ¡No puedo darles ni un centímetro a esos izquierdistas! –@JMilei @Timcast @alx @hodgetwins”.
La arroba y nombre en los últimos tres citados implica a miembros de la red social que hacen campaña como influencers a favor de Donald Trump y que habían replicado el video original censurado por otros usuarios. El anterior a estos, @JMilei, es el nombre de la cuenta en X del Presidente argentino en ejercicio, Javier Milei, del que no se encuentra referencia alguna al video del incendio. Tal vez Valentina sea su admiradora y busca promocionarse en el entorno republicano.
No obstante, el jueves Valentina publica la noticia en esa misma red social sobre su suerte en otra: “Acabo de ser censurada y eliminada en Instagram. Lo diré de nuevo. Hay tres cosas en las que confío: 1. La Biblia. 2. X, gracias @Elon Musk. 3. Mi AR-15. América primero.” En otras publicaciones, cita la sigla MAGA, y no por leer Rayuela de Cortázar justamente, sino que en inglés significa Make America Great Again, el ya legendario eslogan de Donald Trump.
La bella hija de inmigrantes parece una réplica de la Sarah Connor hispana que aparece en una de las últimas versiones de la franquicia Terminator. Es que el electorado norteamericano de origen hispano, según el último censo, implica a 63,7 millones, lo que representa cerca del 19 por ciento del total de la población del país. En sí, políticos agresivos e indolentes para la inclusión racial, motivo de análisis que supera el espacio de esta página.
En eso de quemar objetos ya existen antecedentes en Missouri. En noviembre del año pasado, el primer candidato republicano a gobernador de ese estado, Bill Eigel, incendió, con un aparato similar al utilizado por la inquietante Valentina, varias cajas vacías que simulaban estar repletas de propuestas políticas de izquierda. Para completar la noción, posteriormente declaró que se deberían quemar los libros ofensivos. En sí, la candidata siguió la línea de su posible futuro jefe.
Mientras este ambiente de todo es válido para obtener un voto se transforma en un bien mediático normalizado, corresponde recordar que el título Fahrenheit 451 de la novela de Ray Bradbury hace referencia a la temperatura en que arde el papel, equivalente a 233 grados Celsius.
También, que el 10 de mayo de 1933, al poco tiempo de llegar Hitler al poder, en la Plaza de la Ópera de Berlín y en otras veintiún ciudades más, los miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán quemaron libros incautados de escritores judíos, pacifistas, marxistas, opositores o del denominado “arte degenerado”. Así les fue: quemar libros es una maldición.
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