El lunes 27 de agosto pasado, Juan Batalla publicó en InfoBAE Cultura la siguiente nota, donde se retoma la polémica suscitada en Twitter entre la RAE y varios usuarios de la red social. La misma revela que las capacidades especiales de los miembros de la RAE siguen siendo las mismas.
Polémica en las redes: ¿Están “Machirulo” y “Feminazi” en camino de ser aceptadas por la RAE?
La Real
Academia Española respondió en Twitter sobre el significado de estos
neologismos y despertó la ira de los usuarios, que acusaron a la institución de
avalarlos, aún cuando se aclaró que aún no forman parte de su diccionario.
Infobae Cultura dialogó con una especialista para conocer cómo el organismo
acepta o no los nuevos términos.
En una época en
que el lenguaje está en discusión, en el que los cambios –empujados por las
redes sociales– parecen afirmarse con mucha mayor rapidez en el habla cotidiana,
la RAE (Real Academia
Española) busca la manera de consolidarse, de ganar en el territorio de las
nuevas tecnologías, aunque en sus intentos puede trastabillar, tal como le
sucedió durante el fin de semana, cuando respondió sobre los términos "Feminazi" y "Machirulo" y recibió una catarata de
tweets que criticaron un supuesto "aval".
Todo comenzó, esta
vez, cuando la institución ingresó en el debate que tenían dos usuarios –@DStoermann y @Antifeminaziis, cuenta suspendida por Twitter después del
intercambio– para aclarar que "La voz «feminazi» (acrónimo de «feminista»
+ «nazi») se utiliza con intención despectiva con el sentido de 'feminista
radicalizada'".
Este aporte fue
tomado como que la RAE aceptaba el uso del término y que de esta manera la
avalaba, por lo menos así lo entendieron muchísimos usuarios. Desde un "La RAE legitimando un insulto al movimiento
feminista y a lo pueblos víctimas del nazismo. Estos tipos son todo lo que está
mal" a "¿Y desde cuándo
ustedes definen –y justifican– el uso de una palabra que no está en el
diccionario? 'Este neologismo de reciente creación que se documenta en el uso
pero no recogen nuestras publicaciones', ¿eso no aplica con el lenguaje
inclusivo ni otros por los HUEVOS DEL CM?" o "La RAE legitimando un insulto al movimiento
feminista y a lo pueblos víctimas del nazismo. Estos tipos son todo lo que está
mal"
El ente, rápido de reflejos, también contestó mediante la red social del
pajarito: "Disculpe, solo hemos
comentado, como respuesta a una consulta, el origen de este neologismo de
reciente creación, que se documenta en el uso pero no recogen nuestras
publicaciones".
Y aquí es una de
los grandes problemas que se encuentra la RAE ante el nuevo ágora del debate
del lenguaje, las redes sociales. Los tiempos del lenguaje en la vida cotidiana
son mucho más veloces que los de su institucionalización y si bien el ente
regulador del idioma español busca aclarar dudas –aún cuando clarifica que no
forman parte de sus diccionarios– el hecho que ingresen en el debate puede generar
malos entendidos.
"Hace
algunos años que la RAE está tratando de actualizarse. Están buscando acercarse
más a la población. No es un proceso nuevo, si se tiene en cuenta que hace dos
décadas la base de datos comenzó a tomar las nuevas palabras de distintos
lugares de habla hispana", explica a Infobae
Cultura Silvia Ramírez
Gelbes, doctora en Lingüística, profesora Adjunta en la cátedra de
Corrección de Estilo de la Universidad de Buenos Aires y profesora principal de
Cátedra de la Universidad de San Andrés.
En
ese sentido, Ramírez Gelbes ejemplifica: "Hace poco tiempo, en el
diccionario incorporaron el ESP, cuando reconocen que es una acepción española.
Antes no aparecía discriminado, pero ahora está igualada las descripciones de
España a la del resto de los países".
Además, asegura,
que las explicaciones sobre los neologismos no deberían ser tomados como una
expresión de aval: "Es cierto que tratan de
responder de manera rápida, pero la RAE tiene una regla por la cual un término
se incluye cuando ya tiene cinco años de uso. Se toman un tiempo prudencial
para hacerlo".
Esta no es la
primera vez que la RAE se encuentra envuelta en una polémica. En marzo pasado,
por ejemplo, modificó la quinta acepción del adjetivo "fácil" para
que deje de referir a una "mujer que se presta sin problemas a mantener
relaciones sexuales" y pasó a ser una "persona".
El año pasado,
luego de que se juntaran 200 mil firmas, también cambió el significado de
"sexo débil", que a su definición de un "conjunto de las
mujeres" se adicionó que su uso tenía una "connotación
negativa". En aquella oportunidad, también decidió corregir otras como
"revoque", que pasó a ser "maquillaje excesivo" sin
importar el género –antes era "de una mujer"–, "edén", que
ya no es la tierra de Adán, sino que también la compartió con Eva o incluso
"himno", que se utilizaba para exaltar las proezas de un "gran
hombre", pero ahora de una "persona".
Para la
especialista uno de los problemas comunicativos que afronta la RAE es su sesgo
español: "A veces confronta con una mirada española. En el caso de
'Machirulo', por ejemplo, no es lo mismo 'chulo' en Argentina, que en España,
que puede ser tanto lindo como gigoló. Sus respuestas pueden
estar sesgadas, ya que que por contestar rápido no consultan a las academias
del lenguaje locales".
"No se debe tomar estas
explicaciones como definitivas. Lo que sucede es que estamos acostumbrados a que durante el siglo
XIX y XX eran una referencia ineludible. No por nada existe la expresión 'lo
dice la RAE', aunque 'Machirulo' y 'Feminazi' no estén registradas, una persona
que no conoce cómo es el circuito puede confundirse. Es una forma de brindar un
servicio. Con esto se acercan al público más general y buscan salir del
encierro de los 'especialistas iluminados'", finaliza.
La polémica
sigue abierta y será cuestión de tiempo para conocer si finalmente ingresan al
diccionario y, en caso de hacerlo, de qué manera se las define.
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