El Príncipe, de
Maquiavelo,
en edición de alta bibliofilia
Ciudad de México. Si se pone atención a lo que el filósofo italiano
Nicolás Maquiavelo (1469-1527) postuló en su obra El
Príncipe, y no a la leyenda negra en torno al autor, se puede apreciar el
espíritu renacentista de un escritor que ante todo fue republicano y enemigo de
la violencia.
Así lo explica el investigador y académico
de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Ambrosio Velasco Gómez,
quien colaboró en la realización de una nueva edición del texto clásico de
quien es considerado padre de la ciencia política moderna.
Con traducción actualizada y un trabajo
editorial de más de tres años, El
Príncipe, de Maquiavelo, publicado por el sello español Liber
Ediciones, en coedición con Laman Carranza, incluye 15 grabados originales de
los artistas Manuel Alcorlo, Vicente Arnás y Pedro Osés, numerados y firmados,
así como una treintena de dibujos litográficos.
Es una obra ‘‘de alta bibliofilia”, añade
Velasco en entrevista con La Jornada, limitada
a 195 ejemplares de tirada mundial y se tuvo extremo cuidado en todos los
detalles, desde el diseño de la caja-estuche, el papel de algodón y componentes
vegetales fabricados ex profeso.
Maquiavelo, como todo autor clásico, está
‘‘vigente en toda época. En particular en estos días que conmemoramos el tiempo
en el que vivió, el siglo XVI, el Renacimiento, pues fueron los años de la
Conquista de México, pero también del inicio del mundo iberoamericano y el
comienzo de la modernidad”, detalla el ex director de la Facultad de Filosofía
y Letras de la UNAM.
‘El Príncipe se
escribió en 1513, pero se publicó después de que el autor murió en 1527; es una
de las obras más discutidas y más mal interpretadas. El sentido maquiavélico de
Maquiavelo es erróneo, tergiversado, sobre todo cuando se afirma que es un
pensador de la política que sólo se preocupa por la eficacia y la obtención y
ejercicio del poder sin consideraciones de carácter valorativo, ético o
axiológico.
‘‘No
es así Maquiavelo es un autor comprometido con la vida republicana,
profundamente patriota, nacionalista, que busca la unificación de su país. El Príncipe lo escribe para convencer
a un posible monarca para que siga cierta estrategia política con el fin de
lograr la unificación de Italia en un estado-nación y así asegurar su autonomía
e independencia frente a otras potencias europeas, como España y Francia, que
continuamente los invaden.
‘‘En
el siglo XVI y hasta el XIX Italia se divide en varias ciudades-estados y queda
retrasada en el desarrollo político. Maquiavelo propone en su texto una
estrategia política para lograr el tránsito de una monarquía o principado a la
república.
Compromiso social en sus ideas
‘‘Maquiavelo escribe: ‘la mejor forma de gobierno para
fundar un nuevo Estado es el principado o la monarquía, y la mejor forma para
conservarlo es la república’. Es decir, el estado de excepción es la monarquía
y la mejor forma de gobierno para conservar un Estado ya fundado, para
preservar la libertad del mismo y de los ciudadanos, es la república. Es
importante hacer notar que en El
Príncipe ni una sola vez aparece la palabra política. Para
Maquiavelo, crear un principado es necesario en una sociedad desigual, y crear
una república ahí donde la igualdad es grande. En esas ideas vemos su
compromiso social. El principado, dice el autor, es para modular la opulencia,
expresión que retoma Morelos en Sentimientos
de la Nación.
‘‘Maquiavelo
propone en El Príncipe disminuir
las diferencias sociales, sobre todo a partir del apoyo y defensa de los
intereses del pueblo, y el freno a las ambiciones de la nobleza y los
poderosos.
‘‘Si
escuchamos la voz del texto, si escuchamos a Maquiavelo sin los prejuicios de
la leyenda negra maquiavélica, es decir, anti-Maquiavelo, veremos que él nunca
fue maquiavélico en el sentido despectivo del término”, considera Velasco, de
quien se incluye en el volumen el ensayo ‘‘El Príncipe de Nicolás Maquiavelo:
una lectura republicana desde Iberoamérica’’.
Destaca
que ese autor ‘‘es uno de los grandes críticos del uso de la violencia y si
bien la reconoce como necesaria, exige que se minimice su uso a lo estrictamente
necesario y siempre en favor del pueblo, pues argumenta que la violencia, sobre
todo, perjudica a los pobres, los débiles, los vencidos, los excluidos.
‘‘Esta
es una de las ideas de gran vigencia ahora que se debate sobre la Guardia
Nacional. Maquiavelo diría, sí, si hay una fuerza explotadora u opresora, sobre
todo del pueblo y de los pobres, hay que ejercer la fuerza sobre esa fuerza
opresora, siempre que no se genere una espiral de violencia”, concluye Velasco.
Esta traducción de Mauro Armiño ha sido realizada para una edición de Alta Bibliofilia de Liber Ediciones, Pamplona/Iruña España.
ResponderEliminarColaboran los filósofos Dr. Ignacio Iturralde,
Dr. Ambrosio Velasco Gómez y el propio Mauro Armiño en una de las mejores traducciones que se han hecho en Español de todas las latitudes.
La edición cuenta además con los trabajos artísticos del académico y pintor Manuel Alcorlo con cinco grabados originales; del artista e ilustrador Pedro Osés con cinco grabados originales y los dibujos litográficos que aparecen entre el texto; y el académico y pintor Vicente Arnás con cinco grabados originales que aluden a la "conquista" por parte de Hernán Cortés.
www.liberediciones.com