Concluye hoy, seguramente con omisiones, este breve
recuento de las pequeñas editoriales independientes chilenas, quedando para el
lunes próximo la presentación de algunas de las más antiguas y, por catálogo y
tradición, fundadoras del libro independiente en Chile.
Consultado especialmente sobre su editorial Alquimia, Guido Arroyo la presentó en los siguientes términos: “Alquimia ediciones es una editorial independiente que comenzó a publicar el año 2006 libros de forma artesanal. Desde el 2011 el sello está estructurado en colecciones de narrativa, poesía, ensayo, rescate patrimonial y artes visuales, publicándose entre 2011 y 2014 cuarenta y ocho títulos. Nuestro catálogo se caracteriza por publicar obras experimentales que problematizan los géneros literarios, procurando agregar detalles gráficos a los libros y una cuidada edición. Nuestro objetivo es operar como una morada para obras que inviten la relectura, mezclando autores consagrados con inéditos, pues lo que nos importa siempre es la calidad del texto. Para nosotros, una editorial es una forma de política. El simbolismo de nuestro nombre nos caracteriza: creemos que el arte de editar demanda un compromiso con los materiales que están en movimiento: el lenguaje, el conocimiento, la imagen y la posibilidad crítica del lenguaje. Publicamos obras que nos apasiona leer. Publicamos obras, que creemos resistirán un poco al fugaz paso del tiempo, que como decía Bolaño, hará que pronto nos olvidemos de Shakespeare”.
En
Santiago también se consiguen los libros de Ediciones Tácitas, un sello
enormemente sofisticado que alterna lo foráneo con lo propio. Un reciente artículo
sobre las editoriales independientes chilenas señalaba: “Ediciones
Tácitas (…) se caracteriza por fomentar traducciones
hechas por chilenos al
castellano chileno de variadas obras, tanto clásicas como contemporáneas;
versiones rigurosas y anotadas de Platón, Tucídides, Catulo, Odiseo Elytis,
Horacio, Guy Davenport, Tom Raworth”.
Cuadro de Tiza, en cambio, es una
editorial independiente, que se dedica a la publicación de plaquettes de
poesía y ensayo, y que inició sus actividades en el año 2010. Víctor Ibarra, Julieta Marchant y Nicolás Labarca –su creadores–
señalan en su sitio web a propósito de la editorial: “Nos interesa,
básicamente, la relación entre poesía y pensamiento. es decir, tratamos de
elegir –para el catálogo de poesía– obras y autores que trabajen
desde la sospecha y tal vez desde un cierto grado de opacidad en el
lenguaje. Nuestra idea siempre ha sido publicar poesía que tensione, que
conmueva y que también abra el universo múltiple de la lectura. Libros
que parecen relampaguear cada vez que son leídos, que se entregan a la duda y
que están lejos de la mera ocurrencia. desde el interés por ese vínculo
entre poesía y pensamiento, comenzamos la colección de ensayo, abocada a la
filosofía y la estética.”.
Lolita Editores, por su parte, dirigida por Francisco
Mouat, nació en
mayo de 2010. En su página web afirman: “Se trataba de crear un sello
independiente donde pudiéramos publicar los libros que soñábamos. Teníamos una
idea, no teníamos dinero. Formamos el Club de Amigos y Lectores de Lolita
Editores y pudimos arrancar. Buscamos un primer título que rayara la cancha, y
llegó a nosotros por una maravillosa sincronía: Luna en Capricornio, de María Inés Zaldívar. Un libro de poesía era el mejor modo imaginable de
expresar nuestro deseo de primero querer a los libros, y después salir en busca
de sus lectores”.
Por
su parte, Ediciones
Inubicalistas, de Valparaíso, comenzaron a funcionar en 2009
haciendo libros artesanales de poca tirada, portadas serigrafiadas y cosidos a
mano en estrecha colaboración con los autores. Según una entrevista publicada
en 2010 en elvendedordetierra.wordpress.com, con el poeta chileno Rodrigo Arroyo, “El nombre en sí viene de una revista
que Felipe Moncada Mijic dirige, llamada La Piedra
de la Locura , y en el cual se describe el Inubicalismo como una postura
crítica e irónica frente a la literatura, o las escenas literarias que se van
formando en el tiempo. La idea surge por tener un espacio que de cabida a
textos o poéticas que, no todas en la práctica lo son, estén fuera de las
líneas que dichas escenas suelen generar en su actualidad”. Allí Arroyo
comenta que en su proyecto lo acompaña “un
gran amigo, poeta y físico, Felipe Moncada, quien lleva cinco libros publicados
(Irreal, Carta de
Navegación, Río Babel, Músico de la corte, Salones) y ocho números de La Piedra
de la Locura )”.
Luego declara: “Vivimos y trabajamos en
Valparaíso, en la casa. Hacemos los libros en forma artesanal; diagramamos con
Pagemaker, que sí, está discontinuado, e imprimimos en casa. Usamos impresora
de tinta líquida –inyección– y de polvo –láser–. Luego doblamos los
cuadernillos impresos y cosemos los libros manualmente. Las portadas las
hacemos con cartulinas de de colores y texturas diversas, imprimiendo sólo el
título, con serigrafía, o bien en las mismas impresoras. El único trabajo externo
es el guillotinado, que lo hacemos en imprenta”.
Otra editorial independiente que trabaja en regiones
es la editorial Cinosargo, de Arica, que imprime sus libros en la ciudad de
Tacna, Perú, con costos que les permiten editar entre 500 y 1.000 ejemplares de
cada título. Por su posición fronteriza, esta editorial, que ha privilegiado
géneros como el cómic, el terror, la ciencia ficción y el cyberpunk, distribuye
internacionalmente y está en contacto directo con otras provincias del norte
como Iquique, Antofagasta y Copiapó, además de ciudades de Bolivia y Perú.
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