“El libro blanco de la
industria editorial
arroja números en rojo”
Por
cuarto año consecutivo, la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP) dio a
conocer una nueva edición de El libro
blanco de la industria editorial argentina, que se puede consultar en la página web de esa institución fundada
en 1970. La CAP agrupa a editores, exportadores, importadores y distribuidores
que representan aproximadamente el 70% por ciento del mercado editorial local.
En el informe, que describe el comportamiento de la industria editorial en
2017, la mayoría de los indicadores están en rojo. En esto coincide casi por
completo con el informe anual de la Cámara Argentina del Libro. Sin embargo, la
CAP provee un detalle de ventas en las 1190 librerías relevadas, distribuidas
en todo el territorio nacional. "En 2017 no hubo rebote ni recuperación y
se registró un 5% de caída en las ventas, que profundiza la que hubo en
2016", revela el licenciado Fernando Zambra, cuya consultora especializada
en estadísticas (Promage) asiste a la CAP.
El libro
blanco se divide en dos partes.
Por un lado, describe la realidad de la oferta de libros en 2017 (la producción
nacional y las importaciones), y por otro, la demanda (ventas en el mercado y
al sector público y las exportaciones). En ambos frentes, la situación sigue
siendo preocupante, con caídas en producción, exportación y ventas, y un
aumento en la importación. Sobre este último punto, se destaca que las
importaciones industriales de libros obedecen a cuestiones económicas
coyunturales. "En 2017 hubo menos que en 2016, y con un dólar en alza, se
estima que este año habrá menos aún", señalan desde la CAP. El porcentaje
de aumento en materia de importaciones se explica porque los libros se importan
por posiciones arancelarias que incluyen productos que no son libros, como los
fascículos coleccionables. Si bien la importación de libros cayó un 10%
respecto de 2016, la de fascículos aumentó un 70%. "Es un producto
editorial paralelo, que no afecta la compra de libros y oxigena las ventas en
quioscos de diarios y revistas", dice Zambra. Sin la venta de esos
productos, muchos quioscos no podrían subsistir.
El libro argentino se
exporta muy poco y los grandes destinos comerciales, como México y España, no
son el fuerte de las editoriales locales. Representantes de la CAP sugieren que
la iniciativa privada debe ser apoyada por el Estado con estrategias impulsadas
por los ministerios de Cultura, Educación, Economía y Relaciones Exteriores. Un
dato positivo del informe es el aumento en la cantidad de editoriales
emergentes, aquellas con más de cinco años en el mercado y que publican menos
de cinco títulos anuales. En 2017 se contabilizaron 151 y aportaron el 3% de la
producción total de libros. Hay 129 editoriales de autor y 89 editoriales
universitarias. "La Argentina sigue siendo el país con mayor hábito de
lectura de toda el área del idioma castellano, y cuenta con una población joven
y lectora, que ha generado los mayores éxitos editoriales de los últimos
años", sostiene el informe.
Otro aspecto preocupante para editores,
distribuidores y libreros es que el promedio de dinero que se gasta por
ejemplar en librerías sigue siendo el mismo que en 2016: $360. Para aumentar la
rentabilidad, debería crecer el volumen de ventas o bajar el nivel de los
gastos. Ninguna de las dos cosas ocurre actualmente. Según Zambra, la industria
editorial argentina enfrenta desafíos de producción, comercialización y
edición. "Se producen y se importan más libros de los que se venden".
No hay comentarios:
Publicar un comentario