Delivery de libros, el “caballito
de batalla”
de las librerías durante la
pandemia
Cuando ya no quede nada, un libro
lo explicará todo. ¿Quién lo leerá? ¿Quién lo entregará? Ahora, cuando ya
pasaron más de cien días de cuarentena y regresamos a una modalidad estricta de
aislamiento, los libreros atienden el teléfono, reciben mails y mensajes en las redes sociales con pedidos de libros.
Anotan, buscan, empaquetan y mandan. Muchos veces van ellos mismos en bici a
los que están cerca, en auto a los más lejanos. Como dealers de literatura, hacen las entregas como quien cumple con un
deber moral. Así, el delivery se ha
convertido en el “caballito de batalla” de las librerías para sostener su
negocio y abastecer lectores.
En Santos Lugares, partido de
Tres de Febrero, Martin Libros lleva treinta años. “Hicimos en su momento un
gran ahorro y pudimos comprar el local. Trabajamos mi señora y yo nomás. Quizás
necesitaríamos más gente, pero son tiempos duros”, le cuenta Leandro
Martin a Infobae Cultura. “Desde que se habilitó el delivery hace ya casi dos meses,
trabajamos vía WhatsApp y redes sociales y nos movemos bastante. Tenemos un
auto económico y eso nos permite ir hasta Devoto, Loma Hermosa, toda esa
franja. Todos los días tenemos nuestros veintipico de pedidos, que para una
librería de barrio está bueno”.
Las librerías son un eslabón de
la larga cadena que es la industria editorial. Antes vienen los escritores, por
supuesto, pero también las editoriales y distribuidoras que son las que proveen
el producto. “Vivimos comprando para estar abastecidos, porque uno de los
grandes problemas es que las editoriales y distribuidores se ven afectados.
Pero bueno, el tema es reinventarse, usar un poco la cabeza y salir adelante.
De nada sirve estar llorando. Hay que mantener una familia. Nos gustaría estar
mejor, pero bueno, hay gente que la está pasando muy mal; hay que ser
solidarios”, comenta Martin, optimista, agradecido.
En la Ciudad de Buenos Aires hay
mucha más oferta, aunque quizás pocas librerías tengan tantos libros y hagan entregas tan rápidas como Eterna
Cadencia, que se ubica en Palermo, una zona llena de oficinas y ahora un desierto. Pablo
Braun, su dueño, habló
con Infobae Cultura: “Seguimos con el delivery
y laburando bastante, por suerte. Con todas las complicaciones, ahora se suma
que no puede viajar la gente, pero bueno, estamos llevándola como se puede, y
estamos contentos del privilegio que tenemos como rubro de poder operarEstamos
vendiendo por Mercado Libre, por WhatsApp, por mail. Hay que seguir adelante”.
Con la pandemia llegó el
aislamiento y de alguna forma se desnudaron las dificultades que ya
existían en el sector. La economía, ya en picada en los últimos
cinco años, empezó a tocar fondo. De golpe, y más que antes, había que
sobrevivir. Por un lado, la editorial Godot creó un micrositio que nuclea
a todas las librerías del país que hacen delivery; también lo hizo la Feria del Libro.
Por otro lado, el Grupo Planeta hizo una alianza con
Mercado Libre que “puentea” a las librerías. ¿Cómo se sale de
esta encrucijada? Por el momento, la creación del Instituto Argentino del Libro
Argentino podría ser el puntapié inicial para
pensar en políticas públicas.
En
cuanto a cómo se modificaron las ventas con la cuarentena, Florencia
Esteva de La pieza libros y arte, de San Isidro, cuenta que venden a
“lectores que te llaman y te piden tres o cuatros libros para abastecerse.
Piden recomendación y se entregan a lo que les sugerís. En general funciona muy
bien porque si ese lector queda contento es un cliente fiel. En eso, es una
buena oportunidad para las librerías, porque normalmente hay una venta más de
goteo, aunque de todos modos la venta es muchísimo menor”, dice y agrega:
“Hacer delivery, verle la cara al
cliente lector, es una experiencia linda. Habrá que hacer números después y ver
cómo resulta”.
Como
también señaló Martin, para esta librera de San isidro “una de las grandes
dificultades de la cuarentena es abastecerse de libros: ir a las distribuidoras
y a las editoriales a buscarlos. Esto yo lo solucioné haciendo alianzas con
librerías. El libro que no tenga se lo pido a una librería amiga y después se
lo repongo, y así nos ayudamos mutuamente. Por otro lado, acá tengo funcionando
tres talleres de lectura por Zoom y Hangout. Ya tenía, pero ahora se sumó mucha
más gente. Muchas veces convocamos a escritores para que conversen con los
alumnos, que leen con voracidad. Eso vino muy bien porque esos lectores compran
los libros en la librería”.
En La Plata la librería
Malisia tiene las puertas cerradas al público, pero adentro sus libreros
envuelven libros. No venían trabajando con delivery
antes de la cuarentena, pero la necesidad los empujó a hacerlo. “Salimos a
repartir en bici a los lugares cercanos y en auto a los que están más lejos
—cuenta Agustín Arzac—. Fue todo nuevo porque tuvimos que aceitar el
vínculo con nuestros clientes a través de las redes, estar mucho más atentos a
esas demandas. También tuvimos que subir todo un stock virtual para que los clientes puedan chusmear mejor lo que
hay en la librería. Ese tipo de cosas nos llevó un tiempo de adaptación”.
“Se
redujo un poco el vínculo con el lector a lo contractual, a lo mercantil
(‘¿tenés este libro?, ¿cuánto vale?’) y se perdió un poco el tema de las
recomendaciones aunque seguimos tomándonos el tiempo para responder cada
mensaje y encontrar búsquedas similares a las lecturas que vienen teniendo. Al
principio de la cuarentena hubo como un boom donde nos pedían muchos libros y
salíamos a entregar todos los días. Después fue menguando un poco y ahora
salimos lunes, miércoles y viernes. Estamos trabajando, eso es muy importante y
nos mantiene a flote, así que estamos contentos con eso”, le dice Arzac a Infobae
Cultura.
Musaraña,
la librería del barrio de Florida en Vicente López, decidió cerrar por unos
días. “Hasta este domingo nada más, y volvemos a partir del lunes 6”, cuenta Julia
Bustos, una de las libreras. “Desde hace unas semanas estábamos atendiendo un
poco en la puerta, tipo kiosquito, pero necesitábamos parar con eso, que la
gente se guarde un poco más, y también nosotros para reorganizarnos, así que
cerramos unos días. Muchos colegas también van a ajustar un poquito los
horarios, y van a seguir sólo con envíos. Estamos todes bastante quemades, pero
la gente está leyendo más y estamos felices de poder llevar libros a cada
casa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario