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jueves, 11 de marzo de 2021

Matías Battistón, sobre el escritor Édouard Levé

 

El 18 de septiembre de 2020, el traductor argentino Matías Battistón publicó en el blog de la librería y editorial Eterna Cadencia el siguiente artículo a propósito de Édouard Levé, autor francés que él mismo tradujo íntegramente para esa casa editorial. En la bajada se lee lo siguiente: “El traductor de Diario, el último libro del francés publicado por Eterna Cadencia Editora, escribe al respecto: ‘El libro se puede leer entonces como una seguidilla de microrrelatos guiados por la mirada de Levé, donde se entremezclan historias de crímenes, de negocios, de tragedias y triunfos de distinta magnitud y especie’”.

Extra, extra

No siempre sabemos cuándo una obra es la continuación de una obra anterior, de un impulso previo. En especial cuando ese impulso se había cristalizado en otro lenguaje, muchas veces inaccesible para nosotros. Nada impide, por ejemplo, que algún enfoque narrativo en las novelas de Pío Baroja haya nacido como un repulgue cuando era panadero, o que alguna estructura innovadora en las composiciones de Charles Ives haya despuntado en las estructuras, aparentemente también innovadoras, de las pólizas de seguro que ideó como actuario. Y cuando leemos a personas que cruzan o alternan disciplinas artísticas, como en el caso de Dani Umpi o Laurence Boissier, a veces no podemos evitar la sospecha de estar ante algo que, por natural que resulte en los límites de su forma, transmite ecos de un arte distinto

.Esas derivas entre lenguajes también pueden ser explícitas, claro, o por lo menos admitidas. En 2003, durante una entrevista sobre una exposición suya en la galería Loevenbruck, Édouard Levé le comenta a Mathilde Villeneuve: “En mi próximo libro, Diario, propongo una versión textual de la serie fotográfica Actualités, que reconstituía arquetipos de fotografías de prensa”. Quien las haya visto recordará las fotos de Actualités, tomadas en 2001 y protagonizadas por figuras impecablemente vestidas, con expresiones inescrutables, que posan ante cámaras y micrófonos, tiesas contra un fondo gris, estrechándose la mano o cortando listones, como si estuvieran en un acto de inauguración de la nada misma. Esos fantasmas de traje, que Levé coreografió basándose en fotos de Le Monde y otros medios franceses, de algún modo pululan, ya más variados y enloquecidos, por todo Diario.

El libro, entonces, nace de una serie de imágenes o, mejor dicho, de una indagación sobre la naturaleza y el uso de un tipo de imagen particular. “Para producir una imagen que se entienda rápido, los diarios les piden a los fotógrafos arquetipos que el ojo del lector pueda cazar al vuelo. Por eso se multiplican las imágenes casi idénticas de temas distantes histórica y geográficamente”, le explica Levé a Villaneuve. Es, a esta altura, un mecanismo de relojería perfecta. “La actualidad internacional, los deportes colectivos, y hasta la pornografía se tratan de manera pavloviana: las imágenes que vemos están pensadas para que, a partir de las mismas construcciones, produzcan los mismos efectos”. Lo que fascina, entonces, es la paradoja que subyace (y que, para ser honestos, con toda probabilidad hace posible) la existencia de la prensa: “mostrar lo que es nuevo, pero mostrarlo sin novedad”.

En comparación con Actualités, en Diario el procedimiento va más allá de la reconstitución de un esquema. Levé directamente trata el texto ajeno como material propio, lo recorta, lo manipula, mete mano: “Tomé artículos publicados en periódicos y agencias, borré los referentes históricos, geográficos y patronímicos. Pasé todo al presente del indicativo. Reescribí ciertos pasajes, suprimí otros, para blanquear una escritura ya anónima y colectiva, la del periodismo mainstream”. En la entrevista con Villaneuve, Levé por un momento cede a la tentación de concentrarse en el lado desmitificador del proyecto (“Al leer Diario, uno se informa sobre la manera de informar”), aunque es difícil que hoy los lectores de Levé no lo vean más bien como otra cosa. Es decir, como una manera de informarse de lo que él es capaz de hacer con esta forma.

Porque, si bien el resultado a primera vista se ajusta a su descripción (una serie de textos que, siguiendo las secciones de un diario promedio, simplifican al máximo y dejan al desnudo la estructura del medio periodístico), la neutralidad misma del tono, sus vacíos, llevan a proyectar el estilo de Levé en cada recoveco del libro. El laconismo al filo de lo brutal, la respiración pareja, la ironía algo perversa, o más bien la huella de todo eso, tiñen la lectura en retrospectiva. Es como si hasta los intentos de desmitificación, cuando un autor ya es reconocible, se convirtieran en otro elemento de su propio mito. El libro se puede leer entonces como una seguidilla de microrrelatos guiados por la mirada de Levé, donde se entremezclan historias de crímenes, de negocios, de tragedias y triunfos de distinta magnitud y especie. Por contaminación, incluso el pronóstico del tiempo o los avisos fúnebres parecen transformarse en narraciones opacas. Como sucede con un diario de verdad (o incluso con su reverso, nuestro diario íntimo), uno por momentos no termina de entender si lo que está leyendo es disparatado o inquietante.

Quizá no haga falta señalar que la prosa de Diario está tan lejos de la prosa periodística como las imágenes de Actualités lo están de su estética visual. Es una distancia breve pero que enseguida se agiganta, una distancia que funciona como cuña. Falta, por ejemplo, lo que suele ser el blanco principal cuando se imita o parodia cómo escriben los periodistas: lo estrambótico, lo rimbombante, la palabra rebuscada o el abuso del condicional. Los mecanismos de borramiento vendrían a rematar la extrañeza. Hay paráfrasis tan estrictas en su lógica que caen el adjetivo redundante (para no decir “la ONU”, Levé dice “una organización internacional de naciones”). Los dólares, francos, pesos y demás monedas se convierten en “unidades monetarias”. La extensión de cada nota se reduce a un párrafo. En fin, todo se amarciana, se deja de identificar, aunque no por eso deja de producir otro reconocimiento.

Ahora bien, ¿cómo traducir un texto que interviene y reescribe textos de terceros? John Cage, por ejemplo, llamaba writing throughs a la práctica de escribir “a través” de otro texto aplicando un procedimiento fijo, una matriz que se alimenta de lo ya escrito, en general por otro. Si se traduce un experimento así, ¿se traduce solo el resultado, o se recrea el proceso? ¿Traducir el resultado sería dejar de lado lo esencial? Recrear el texto, hacer una re-reescritura a partir de fuentes en el idioma al que se traduce, ¿sería traducirlo, aunque el ejercicio fuese monolingüe?

Aira, en un ensayito sobre Roussel, dice ser partidario de traducir siempre el resultado, nunca el procedimiento, pero esa misma respuesta se siente como el resultado de un procedimiento (el de partir siempre de una posición inesperada o caprichosa y después improvisar argumentos que la justifiquen). Recuerdo que, tratando de traducir un writing through que hizo Cage de Ezra Pound, le escribí hace unos años a Jan de Jager para que me pasara un fragmento de su monumental versión de los Cantos y probar distintos inventos. Cuando le conté lo que quería hacer, me dijo que él alguna vez, ya un poco harto de traducir la parte del poema que trataba de John Adams (hecha con recortes de textos de y sobre John Adams), pensó que una "verdadera" traducción de Pound implicaría hacer su propio recorte de textos de y sobre un prócer análogo, como Manuel Belgrano y la vida de Belgrano de Mitre.

En cualquier caso, cuando traduje Diario terminé optando por atenerme al texto en lugar de recrearlo. Pero mientras rastreaba las fuentes que había usado Levé y desenterraba del archivo los artículos que él había intervenido, se me ocurrió, ya que ahora tenía esa información, probar interviniendo yo mismo los artículos que se publicaron sobre las mismas noticias en medios hispanohablantes durante aquel período, entre 2002 y 2003, solamente para ver qué salía. El efecto, creo, es de doble extrañamiento. El texto está dos veces alejado de Levé: por ser una traducción y, al basarme en textos distintos, por no serla. Las noticias pueden ser las mismas, pero el enfoque a veces las modula. Por otro lado, la supervivencia del mecanismo permite agrandar o multiplicar el libro, darnos “más Levé”. Como no todas las noticias fueron levantadas por medios locales, el hueco se rellena con lo opuesto, noticias y avisos locales que en Francia ni sospechaban, y que aun así, al borrarse todos los referentes, son indistinguibles.

Para ilustrar todo esto, se me ocurre ofrecer más abajo una muestra, un extra, una versión bonsái de otro posible Diario de Levé, o de algunas de sus distintas secciones. Un suplemento, si se quiere, de lo posible a lo ya impreso.


Diario

Policiales

En un hecho que imprime un giro dramático al escándalo por la quiebra de un gigante energético, un ex vicepresidente de la compañía es hallado muerto con una bala en la cabeza. El ejecutivo renunció a su cargo el año pasado, luego de cuestionar severamente las prácticas de la empresa, pero continuó vinculado a título de asesor. En la escena se encuentra una nota de suicidio, pero la policía no revela si detalla motivos personales o si la anexarían a las investigaciones sobre la quiebra, la más importante de la historia estadounidense. En su momento, el vicepresidente dijo renunciar para pasar más tiempo con su familia. Según las acusaciones, los ejecutivos ganaron millones de unidades monetarias con la venta de stock accionario. Su caída arruinó a muchos inversores y empleados, que habían invertido sus fondos jubilatorios en acciones. El caso involucra a ciertos funcionarios del gobierno, incluido el presidente del país, por su amistad con el líder de la empresa, uno de los principales contribuyentes a su campaña política.

En una humilde casa situada en una población de las afueras de una gran ciudad, se festeja el día de la madre. Al mediodía, una joven pareja y su hija se sientan a la mesa. La mujer corta una rodaja de morcilla y la introduce en la boca de la niña de tres años. La menor mastica el embutido, lo deglute y casi inmediatamente se pone morada. Fallece camino a un centro de asistencias. Las pericias determinan intoxicación con nitritos. El matrimonio indica a la justicia que compró el embutido en una carnicería del barrio. El comerciante se defiende diciendo que adquirió el producto en un matadero de la región, pero todo parece indicar que el carnicero elaboró la morcilla en su local y por inexperiencia colocó una dosis excesiva de nitrato de sodio.

Pronóstico del tiempo

Se estima que los vientos tenderán a disminuir de intensidad progresivamente, debido al ingreso de altas presiones a la región desde el oeste. También se notará la entrada de aire frío con valores de temperatura mínima algo bajos para la época.

Deportes

La selección de un país que perdió la copa el año pasado tiene buena suerte en la etapa de sorteo, al igual que el año pasado. Sus rivales en esta fase son netamente inferiores, aunque esta circunstancia hay que demostrarla en la cancha. Otra selección cuenta con uno de los mejores jugadores del mundo. Pero un solo jugador no clasifica a un equipo.

Cultura

El nuevo libro de un polémico autor traza una cartografía de la actualidad de Occidente con un artefacto narrativo que descubre, en su núcleo mismo, desesperación y hastío moral. Un hombre de cuarenta años, empleado administrativo de cultura, decide hacer una excursión a un país del tercer mundo. Es un hombre que ha logrado esbozar algunas conclusiones acerca de sí mismo y el mundo que lo rodea. Frases como “Los grupos humanos tienden, espontáneamente, a dividirse en dos subgrupos hostiles” hacen que el argumento pierda importancia. A medida que leemos, no queremos tanto saber qué va a ocurrir después, como qué es lo que el narrador va a pensar al respecto.