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miércoles, 13 de noviembre de 2024

"Los modelos de IA son máquinas de detección de patrones que priorizan la fluidez en el producto final. Si un editor siente la necesidad de consultar a traductores o editores humanos para ajustar el resultado, está reconociendo los fallos de este enfoque"

El pasado 8 de noviembre, Daniel Gigena publicó la siguiente nota sobre traducción e Inteligencia Artificial, en el diario La Nación, de Buenos Aires. Aquí se ofrece en forma parcial, sin la opinión de los "especialistas" argentinos. En su bajada se lee: "Se probará con libros de algunos autores; en el Reino Unido, un tercio de los traductores han perdido su trabajo por la IA y en la Argentina se teme que la herramienta precarice aún más el sector".

Las editoriales empiezan a usar la inteligencia artificial para traducir

Una de las editoriales más importantes de los Países Bajos, Veen Bosch & Keuning (VBK), adquirida por el grupo Simon & Schuster a comienzos de año, confirmó que utilizará inteligencia artificial (IA) para traducir algunos de sus libros al inglés, según reveló en exclusiva la publicación británica The Bookseller. Un portavoz de VBK sostuvo que estaban trabajando en un experimento limitado con algunos autores holandeses, para que sus libros se traduzcan al inglés con programas de IA generativa. “No estamos creando libros con IA, todo empieza y termina con la acción humana. Las traducciones aún no se han lanzado”, dijo. Ya hay programas de IA generativa orientados a la traducción.

El traductor británico Ian Giles, presidente de la Asociación de Traductores de la Sociedad de Autores (SoA) del Reino Unido, sostuvo que era una noticia preocupante. “A principios de este año, la SoA descubrió que un tercio de los traductores literarios ya están perdiendo trabajo a causa de la IA. Cuando no se pierde trabajo en sí, los traductores luchan por aumentar sus precios frente al desafío de la IA. Esta presión sobre los ingresos de los traductores pone en peligro nuestra capacidad de mantenernos en lo que es una industria muy precaria”.

“Si los autores no dejan que la IA escriba sus propios trabajos, ¿desearían que la IA los tradujera? -razonó Giles-. Los modelos de IA son máquinas de detección de patrones que priorizan la fluidez en el producto final. Si un editor siente la necesidad de consultar a traductores o editores humanos para ajustar el resultado, está reconociendo los fallos de este enfoque. Una traducción de baja calidad, incluso después de la posedición, tergiversará o, en el peor de los casos, afectará negativamente la obra original del autor sin que este lo sepa”.

En la Argentina, varias editoriales consideran la posibilidad de traducir cierta clase de libros con IA. No obstante, en sus contratos varios autores y herederos prohíben explícitamente que se use IA para traducir obras.

En su visita al país este año, el pensador francés Éric Sadin había augurado que los traductores estarían entre los más afectados por los avances y usos de la IA, si no tomaban medidas gremiales. Pero el sector editorial argentino no está sindicalizado y pocas entidades defienden los intereses de los trabajadores de dicha “industria creativa”. Tampoco queda claro el modo en que las editoriales deberían consignar en la página de legales que una traducción fue hecha por IA y, en ese caso, a quién deberían pagarle los honorarios.

Asociaciones profesionales de traductores han declarado los riesgos que corre su profesión con el avance de la IA y su inclusión en el mercado editorial. Los traductores son uno de los eslabones más débiles en la cadena de producción de libros y, si bien la IA no hace por ahora traducciones literarias, el ahorro que las editoriales hacen al utilizar estas herramientas precarizaría aún más el sector. El precio de la traducción puede alcanzar el 20% del costo de producción de un libro.

Consultada por La Nación, Magdalena Iraizoz, directora ejecutiva de Centro de Administración de Derechos Reprográficos (Cadra), dijo que desde la institución velan por “la protección del derecho de autor y consideramos que la IA es una herramienta que, bajo ciertas consideraciones, resulta útil para la realización de contenidos, incluso en el ámbito literario”.

“Sin perjuicio de esto, cabe destacar que siempre tiene que haber una intervención humana que evalúe el trabajo realizado por la IA, muy especialmente cuando se trata de traducciones -agrega-. Es indispensable que un traductor o una traductora corrijan, validen, modifiquen, revisen técnicamente y mejoren ese texto y garanticen la fidelidad con la obra original. En conclusión, desde nuestro lugar, aconsejamos que, si se desea utilizar la IA como herramienta, se debe hacer de manera responsable, con revisión humana y transparencia. Siempre garantizando el derecho de los creadores”.

domingo, 20 de octubre de 2024

Autores: prepárense a ser robados por la IA

Es muy probable que noticias como la que contiene este artículo (cortesía de Ian Barnett) sean cada vez más frecuentes. Se publicó el pasado 30 de agosto, con firma de Matilda Batersby, en The Bookseller, una revista inglesa dedicada al negocio de los libros, que se edita desde 1858.

Wiley se prepara para ganar 44 millones de dólares con los acuerdos de derechos de IA y confirma que “no habrá opción de exclusión” para los autores

La editorial académica Wiley ha revelado que se dispone a ganar 44 millones de dólares (33 millones de libras esterlinas) gracias a acuerdos de inteligencia artificial (IA) a los que los autores no tienen oportunidad de renunciar.

La editorial estadounidense es la última en capitalizar acuerdos para dar a las empresas tecnológicas acceso al contenido de sus autores para entrenar sus "modelos de lenguaje grandes" ("Large Language Models"; por sus siglas en inglés LLM).

Wiley ya ha ganado 23 millones de dólares gracias a acuerdos de IA y confirmó a The Bookseller que está dispuesta a ganar otros 21 millones de dólares este año financiero.

Un portavoz confirmó que los autores de Wiley van a aceptar recibir una remuneración por la licencia de su trabajo en función de sus "términos contractuales".

En julio, los autores atacaron a otra editorial académica, Taylor & Francis, la empresa matriz de Routledge, por un acuerdo de IA con Microsoft por valor de 10 millones de dólares, alegando que no se les dio la oportunidad de renunciar y que no están recibiendo ningún pago adicional por el uso de su investigación por parte de la empresa tecnológica. T&F confirmó más tarde que estaba dispuesta a ganar 75 millones de dólares gracias a dos acuerdos de asociación de IA.

The Bookseller le preguntó a Wiley sobre las opciones de exclusión voluntaria en caso de que los autores no quieran que su trabajo se utilice para entrenar chatbots de IA. La empresa confirmó que no ofrecía "ninguna opción de exclusión voluntaria específica para los autores en estos acuerdos de licencia" en caso de que no quisieran participar.

Un portavoz dijo: "Crear una opción de exclusión voluntaria o de inclusión voluntaria para un tipo específico de licencia caso por caso respaldaría erróneamente la afirmación engañosa de los desarrolladores de IA de que la concesión de licencias no es escalable".

Cuando se le preguntó sobre las empresas de tecnología detrás de los dos acuerdos, el portavoz de Wiley respondió: "Consideramos que la información sobre los acuerdos de licencia específicos es confidencial, de acuerdo con los términos del acuerdo".

Añadió: "Wiley se compromete a proteger los derechos de los autores y los titulares de los derechos de autor. Monitoreamos a los desarrolladores de modelos de IA para detectar el uso de material con derechos de autor sin permiso y buscamos protección contra las violaciones de los derechos de autor".

"Al igual que con cualquier acuerdo comercial para el uso de contenido publicado por Wiley, Wiley compensa a sus socios (por ejemplo, autores de libros, socios editoriales) de acuerdo con los términos contractuales. Nuestros acuerdos contractuales son confidenciales, por lo que no revelamos información específica sobre sus términos financieros”.

La Sociedad de Autores escribió recientemente a las empresas de IA exigiendo una “remuneración apropiada” y el consentimiento para el uso de su trabajo.

La semana pasada, los abogados que actúan en nombre de los autores Andrea Bartz, Charles Graeber y Kirk Wallace Johnson presentaron una demanda por infracción de derechos de autor en California, EE. UU., alegando que Anthropic había utilizado copias “pirateadas” de sus libros para enseñar a Claude, su chatbot de IA.

lunes, 14 de octubre de 2024

También los traductores literarios belgas juzgan oportuno aclarar los tantos

Creada en 1955, la Chambre belge des traducteurs et interprètes (CBTI)es una asociación real sin fines de lucro. Esta organización profesional reúne a traductores e intérpretes de toda Bélgica y los representa en el Consejo Superior de los Independientes y de las PYME. Su finalidad es reunir a personas físicas que ejerzan una profesión directamente vinculada a la traducción o la interpretación con vistas a su interés mutuo, perfeccionar los conocimientos profesionales mediante la formación continua, desarrollar el prestigio de las profesiones reguladas por los estatutos y defender el colectivo profesional. intereses de sus miembros. 

El pasado 18 de septiembre, en su página web, ha lanzado el siguiente comunicado.

No, la IA no va a hacer desaparecer la traducción humana

Bruselas, 11 de septiembre de 2024 – Ante el meteórico ascenso de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito de la traducción, se multiplican los artículos de prensa que anuncian la inminente desaparición de las profesiones de traducción. Sin embargo, el futuro no es tan sombrío. La IA no es una amenaza, sino una herramienta complementaria. Los traductores de carne y hueso conservan un valor añadido esencial cuando los textos están destinados a un uso profesional.

IA, una revolución para poner en perspectiva
Desde la aparición del primer software de traducción automática, hace unos veinte años, muchos observadores han pronosticado la desaparición de los traductores humanos. Con la llegada de la IA y los modelos de aprendizaje profundo, estas predicciones están resurgiendo.

Ciertamente, la IA tiene ventajas innegables: costo, velocidad, accesibilidad y capacidad de procesar grandes volúmenes de texto en unos pocos segundos. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, estas actuaciones no cumplen con los requisitos de una alta calidad profesional. Tan pronto como el texto a traducir presenta complejidades, sutilezas o imperfecciones editoriales, los errores se multiplican.

Alucinaciones
Uno de los principales peligros reside en las alucinaciones de la inteligencia artificial: cuando la IA no entiende algo, inventa su propia interpretación sin pedir aclaraciones al autor del original, que es lo que haría el traductor humano. Estos errores a menudo graves, generados aleatoriamente, pueden tener graves consecuencias, especialmente en el ámbito jurídico o médico.

Esta es la razón por la que los textos generados por IA, siempre que estén destinados a un uso profesional, requieren al menos una revisión cuidadosa por parte de un experto humano antes de poder utilizarlos. Sólo profesionales bien formados son capaces de hacer las correcciones necesarias, afinar matices y garantizar una buena adaptación cultural. Además, lejos de señalar el fin de esta profesión, la IA se está integrando, como otras herramientas, en la paleta de los traductores profesionales.

Confidencialidad
La privacidad de los datos es otra área de preocupación. A diferencia de los traductores humanos, que están sujetos a estrictos códigos éticos, los sistemas de IA no ofrecen las mismas garantías en términos de seguridad de la información sensible. Utilizar una plataforma automatizada gratuita para documentos confidenciales representa un riesgo que las empresas o instituciones no pueden ignorar. Aquí, los traductores humanos mantienen un papel central, asesorando a los clientes sobre las soluciones adecuadas y asegurando el uso de herramientas profesionales que ofrecen todas las garantías necesarias de seguridad y confidencialidad.

El futuro de la inteligencia artificial en el sector de la traducción
Por lo tanto, la IA no debe verse como una amenaza, sino como una herramienta. Al igual que el software de asistencia a la traducción, que se generalizó hace veinte años y que mejoró la productividad sin reemplazar a los traductores, la IA permite a los profesionales concentrarse en tareas de mayor valor agregado.

Hoy vemos que el mercado se está desarrollando en varios segmentos. Un segmento de calidad generado por IA, gratuito y no verificado; un segmento de calidad media, donde las traducciones automáticas son revisadas por un revisor humano para eliminar malas interpretaciones y errores flagrantes (lo que en la jerga se llama postedición); y un segmento de calidad óptima, donde las traducciones son textos con un alto nivel de calidad, adaptación cultural, creatividad, precisión y confidencialidad. En esta última categoría entran los profesionales formados en nuestras universidades y su experiencia sigue siendo muy demandada en el mercado. Su desaparición no tendrá lugar mañana.

Se podría pensar que la calidad de la traducción realizada por la inteligencia artificial mejorará y, en consecuencia, hará retroceder la traducción humana. Parecería que es todo lo contrario. De hecho, la IA aprende cada vez más del contenido que ella misma ha generado, lo que conduciría a una concentración cada vez mayor de errores y sesgos. Este fenómeno de “endogamia” puede conducir con el tiempo a un deterioro de la calidad del contenido, según el investigador Jathan Sadowski, algo que de facto se aplica también al contenido traducido.

En consecuencia, la IA sin duda está cambiando el panorama de la traducción, pero no significa la muerte de la profesión. Si bien es cierto que cada vez más traducciones no esenciales se confían a máquinas, los traductores humanos siguen siendo esenciales para textos que requieren precisión lingüística, experiencia cultural, matices y pensamiento crítico.

jueves, 10 de octubre de 2024

Airada reacción de los traductores franceses contra algunas de las consecuencias del uso de la Inteligencia Artificial

La Association des Traducteurs Littéraires de France (ATLF) lanzó un comunicado en respuesta a un artículo publicado en el diario Le Monde, del 9 de septiembre, con el título "No, la inteligencia artificial no sustituirá a los traductores", donde algunos miembros de la Association française des formations universitaires aux métiers de la traduction (AFFUMT) señalaban que la inteligencia artificial no hace peligrar la labor de los traductores literarios.

No, la inteligencia artificial no sustituirá a los traductores, ¡pero está destruyendo su profesión!

La ATLF, asociación profesional de traductores literarios, quiere reaccionar ante esto, ya que la afirmación contenida en su título es engañosa: “¡No, la inteligencia artificial no sustituirá a los traductores! »Bajo el pretexto del descontento de los estudiantes (y de sus padres) con los cursos de traducción universitarios, esta columna defiende la idea de que los avances tecnológicos permitidos por la AGI (inteligencia artificial generativa) no amenazan las profesiones de la traducción, sino que, por el contrario, inician un cambio inevitable. que deberá acompañarse desde la formación.

La generalización de la postedición, es decir la reelaboración por parte de un ser humano de un texto generado mediante tecnología de traducción automática, es sinónimo de una importante precariedad de la profesión. Esta precariedad, que comenzó con los motores neuronales de traducción automática, hoy se ve reforzada por el reciente avance de los motores AGI. Presentar la AGI como una “herramienta de creatividad” que garantiza una remuneración y un reconocimiento justos conduce a la introducción de falsas esperanzas. También significa ignorar los problemas éticos, legales, sociales y ambientales que plantean estas tecnologías. Esta columna no dice una palabra sobre potsedición. Pero no nos escondamos, lo que ella defiende es la integración de esta práctica en los planes de estudios universitarios, es decir, formar a los estudiantes para reelaborar textos previamente pasados ​​por una máquina.

Junto con otras organizaciones profesionales, la ATLF lleva varios años realizando un trabajo de análisis y reflexión sobre el impacto que los actores de la traducción automática neuronal, y hoy la IAG, tienen en las profesiones de la traducción. Afirma que es fundamental tomar en serio las preocupaciones expresadas por los traductores en activo o aspirantes.

Precisamente a partir de estas experiencias individuales se han podido rastrear, en encuestas e informes de investigación, los cambios preocupantes que ya se están produciendo en las profesiones de la traducción. Nuestra encuesta realizada a finales de 2022 entre traductores que han practicado la postedición es clara: el ahorro de tiempo propuesto por los clientes es nulo, las condiciones de remuneración se degradan y se destaca muy claramente que la enajenación es una forma de trabajo más tedioso. .

Por este motivo, la ATLF, en su foro conjunto con ATLAS, denuncia la práctica de la postedición en el ámbito de la traducción. No sólo porque este proceso, que no se puede comparar con la traducción, resulta en una calidad mediocre, sino también porque contribuye a la inexorable precariedad de todos aquellos que lo practican. Este texto va acompañado de un trabajo en curso destinado a documentar los efectos de la traducción automática y proporcionar a los traductores editoriales herramientas para oponerse a estas prácticas, por ejemplo mediante la introducción de un derecho de desistimiento, conocido como opt-out, en las cláusulas de su contrato tipo. .

No, rechazar el uso de AGI no es una actitud dictada por afectos o tecnofobia primaria: es una medida para preservar nuestro know-how. No, denunciar sistemáticamente los riesgos nocivos que corremos al permitir el crecimiento de actores del mercado que se tragan nuestros datos textuales en total opacidad, sin tener en cuenta la propiedad intelectual, para perfeccionar sus “servicios” a riesgo de prescindir de los nuestros no es una lucha de retaguardia. .

Sí, transmitir a los estudiantes ilustrados la sutileza y el tiempo necesarios para convertirse en un buen traductor, informarles sobre los actores y las relaciones de poder que atraviesan las profesiones de la traducción, hacerles sentir orgullosos de este saber profundamente humano, eso es lo que podemos esperar. de una formación universitaria: no un simple “valor añadido”. Y también es misión de los formadores informar a los estudiantes sobre los impactos sociales y ambientales de una tecnología que se presenta como una herramienta profesional.

Cada año, la ATLF da la bienvenida a muchos nuevos miembros, estudiantes y traductores al comienzo de sus carreras. Estamos trabajando en profundidad para informarles, de forma realista, sobre las dificultades que supone ejercer la traducción editorial, conscientes del reto de renovación de nuestra profesión que nos impone su integración. Para que nuestra profesión siga existiendo, debemos poder confiar en personas con las herramientas intelectuales críticas necesarias para perpetuar nuestro conocimiento.

Hacemos un llamamiento a la responsabilidad de todas las carreras universitarias y les pedimos que se comprometan firmemente contra la enseñanza de la postedición en la universidad y que mantengan la dimensión profundamente humana de la traducción en el centro de la transmisión.

jueves, 19 de septiembre de 2024

"Nada 'más allá del principio del placer'"

El poeta, ensayista y traductor
Jorge Aulicino escribió para este blog la siguiente columna que incluye una reflexión sobre los desmanes que la Inteligencia Artificial nos augura. La reproducimos a continuación.

Sobre porno coreano, suegras, traducción e inteligencia artificial

Una nota en el periódico Hankyoreh, de Corea del Sur, reveló que una red de grupos de Telegram compartía fotos pornográficas, con este detalle: eran de mujeres conocidas por los miembros de esos grupos... La nota de la periodista Ko Narin fue citada el domingo 15 por Tomás Balmaceda en la revista Viva, del diario Clarín, de Buenos Aires. Revela además de la red la posibilidad de convertir fotos convencionales en fotos pornográficas en cuestión de segundos, mediante "inteligencia artificial generativa". Este tipo de pornografía en la que uno puede ver desnuda y en actitudes porno a su suegra, llegado el caso, siempre que se disponga de una foto original de la deseada o deseado, ya tiene nombre: se la llama pornografía deepfake (en este caso la "inteligencia artificial" no fue usada para indagar la etimología).

No voy a entrar aquí en el juicio moral de la llamada IA, mi propósito es sólo señalar que el mismo procedimiento se puede aplicar y se aplica, ya lo sabemos, a distintos modos de arte y a la creación de textos, incluidas las traducciones literarias, por ahora de modo "experimental", con las consecuencias del caso. Un amigo ducho en tecnología digital me aclaró que realmente la "inteligencia artificial" puede elegir los términos de una traducción teniendo en cuenta el contexto, el "tono" general del discurso, el nivel de lenguaje e incluso el "código" o colección de términos propios de un autor. Los traductores son lo más fácilmente reemplazables por la IA, dijo el amigo, mirando el horizonte. En las tareas prácticas, en las que incluyó la traducción, la IA es imbatible. Los traductores caerán en el olvido, igual que los mineros, los operadores de grúas, los trabajadores de las cadenas de producción de todas las industrias, los cajeros de supermercados, y, con el tiempo pero no mucho los conductores de taxis, colectivos, ómnibus de larga distancia, trenes, subtes, aviones, motos de mensajería, etc.

Creo que la creación de fotos porno con rostros conocidos también da fin a la fotografía, que, como la traducción y la poesía en general, tiene por utópico fin dar cuenta exacta del modelo sea éste real o ideal, contra todas las perturbaciones de la "subjetividad", a veces, y otras con ellas como aliadas. Antes de que la "inteligencia artificial" produzca un mundo artificial, creo que vale la pena preguntar y demandar qué piensa hacer el sistema global dominado hace rato por las grandes empresas tecnológicas con millones de desocupados en todo el mundo, cómo se "recompondrá" el sistema, y cuántas vidas y penurias costará, antes de palmotear como idiotas por la novedad... La "inteligencia artificial" crea también brillos y caramelos.

Los consumidores coreanos de pornografía deepfake no se preocupan por tales cosas. Han aceptado, seguramente con placer, la artificialidad del nuevo mundo. Además, aquellos que desean a sus vecinas, esposas de conocidos o compañeras de colegio de sus hijas o hijos, ya no tienen que hacer un esfuerzo de imaginación para excitarse. Es posible que gran parte del mundo acepte el mundo artificial. Es cómodo, es placentero, no importa si la vecina jamás ejercitó esas poses, o si el autor traducido escribió lo que la IA nos dice que escribió: no habrá nada "más allá del principio del placer".

martes, 17 de septiembre de 2024

Alejandro Pareja: no aclares que oscurece

El pasado 30 de agosto, la página de El Castellano.org, de Uruguay, reprodujo una nota originalmente publicada en El Cronista España, con firma de Lucía Sánchez, donde se habla de una por lo menos curiosa conducta de un multifacético Alejandro Pareja (foto), traductor español, quien, desde 1989, afirma haber traducido 299 obras de todos los géneros.

No fue la IA: la respuesta del traductor español ante la polémica sobre libros que todos quieren en la Argentina.

El mundo de la traducción vive una crisis sin precedentes, muchas personas creen que, por tener conocimientos en idiomas, cuentan con algún tipo de autoridad para traducir. A eso se le suma que hay múltiples páginas que potencian esta creencia mediante una nueva forma de precarizar el trabajo.

Con esto en mente, el mes pasado surgió una polémica en la red social X. Una usuaria de Argentina señaló al grupo español RBA por una reciente publicación editorial que hizo en el país latinoamericano.

Este grupo, conocido por la edición de libros, revistas y coleccionables, lanzó en dicho país su colección “Novelas Eternas”. Está rinde homenaje a las grandes mujeres que, a lo largo de la historia literaria, han dejado huella a pluma y tinta. La edición es de tapa dura y buscan parecerse a las versiones originales de dichas historias.

El foco de esta discusión es Orgullo y prejuicio, la novela más conocida y popular de Jane Austen. Se estima que, a lo largo de la historia, se han vendido más de 20 millones de copias, repartidas entre 1480 ediciones y todos los años se imprimen alrededor de 50.000 ejemplares.

Si bien esta popularidad suele acreditarse a las adaptaciones cinematográficas que se realizaron en 1940 y 2005, la realidad es que, en los últimos 100 años, este título nunca ha estado fuera del catálogo literario en habla hispana.

Después de un siglo de reimpresión constante, se debate cuál es la traducción “correcta” de esta obra. Como explica la traductora mexicana Cinthia García Soria en su blog dedicado íntegramente a la novela de Jane Austen, “una traducción puede imprimirse y reimprimirse en diferentes ediciones para distintas editoriales. También aparecen traducciones digamos refritas, basadas en traducciones previas y no en el texto original en inglés”.

La polémica no es sobre que se han agotado en todos los canillitas y puestos de revistas del país sudamericano, o que el precio es irrisorio a comparación de otros libros (3000 pesos, equivalente a 2,84 euros). Para muchos usuarios de la red antes conocida como Twitter, la traducción de la historia estaba mal hecha. Incluso, apuntaron a que había sido realizada por inteligencia artificial.

Esto escaló hasta llegar a quien realizó la traducción de dicha obra literaria: Alejandro Pareja.

El traductor de Orgullo y Prejuicio aclara la polémica sobre el uso de IA.

Pareja vive en Valdemoro, y es traductor literario profesional desde 1989. Si bien se especializa en traspasar textos del inglés al castellano, también ha trabajado con obras francesas.

Ha estado involucrado en las adaptaciones de 299 libros donde destacan obras de Frank McCourt (Las cenizas de Ángela, Lo es, El profesor), Mitch Albom (Martes con mi viejo profesor), Deepak Chopra, Carlos Castañeda, William Peter Blatty y otros autores modernos; y de las de obras clásicas de la literatura inglesa como Jane Eyre, Cumbres borrascosas, Frankenstein, Lord Jim, Drácula, varios volúmenes de Sherlock Holmes, además de obras de Mark Twain, R. L. Stevenson, Jack London y William Faulkner.

El Cronista España se contactó con Alejandro Pareja, quien defendió su trabajo: “La traducción de Orgullo y prejuicio la realicé en el verano de 2001. No intervino más inteligencia que la mía, y tampoco se había inventado la artificial” explicó.

viernes, 13 de septiembre de 2024

La pesadilla que ya llega

Detrás del optimismo pedorro de los defensores de la Inteligencia Artificial, se esconde un monstruo al que, mediante un eufemismo, se denomina "desplazamiento de labores profesionales". Es lo que se infiere de esta charla entre Daniel Benchimol y Jorge Carrión, que tuvo lugar en el marco de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios, actividad realizada organizada por Cultura UNAM, en México. El resumen fue publicado por Ricardo Quiroga, el pasado 3 de septiembre, en El Economista.

Las IA’s revolucionarán la industria editorial

“La industria editorial siempre fue pionera en innovación. Muchas de las revoluciones que generó terminaron sumándose a otras áreas. Sin embargo, también es cierto que en los últimos años la industria editorial se ha ido rezagando, la hemos visto mucho más reticente (a los saltos tecnológicos). Las empresas tecnológicas han impuesto la hoja de ruta y el sector editorial ha enfrentado los dilemas de adaptación. Y ahora nos encontramos con la irrupción de las inteligencias artificiales”.

Son palabras de Daniel Benchimol, consultor y especialista en medios digitales y transformación en la industria editorial, director de la consultora Proyecto451, dedicada a coadyuvar con editoriales, librerías y autores en la transición al mundo digital e implementación de soluciones tecnológicas.

El Economista conversó con el especialista argentino en el marco de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (FILUNI), organizado por Cultura UNAM, donde participó en la mesa “Inteligencias artificiales, conversaciones reales. La lectura en tiempos de deep learning”, junto con el escritor Jorge Carrión, y también impartió la conferencia “Imaginar y editorializar con IA para el comercio del libro”.

¿Abrazar o no las IA’s en el proceso editorial?
Primero, lo evidente: este brinco tecnológico, responde, “claramente va a afectar en todos los procesos de producción de los contenidos editoriales, en cada una de sus etapas y eslabones, empezando por la concepción de un producto editorial, esto es: el trabajo del autor y de los profesionales involucrados en la edición (editoras, correctores, ilustradoras, traductores, diseñadoras, etcétera). Se quiera o no se quiera, con mayor o menor resistencia, esto va suceder”.

Comenta que estas innovaciones tecnológicas prometen a la cadena del libro un remedio frente a muchos de los desafíos históricos, “porque es un sector que, en general, produce libros de una manera bastante ineficiente, con sobrecostos, y creo que las inteligencias artificiales proponen una solución. Y sí, también suponen problemas e inconvenientes, pero definitivamente anticipan un cambio rotundo”.

Los beneficios y las preocupaciones
El gremio editorial en lo general está interesado en la implementación de estas tecnologías, asegura el especialista, sobre todo en términos de optimización de los procesos, el abaratamiento de la producción de libros y en la sectorización más acertada del mercado según los contenidos y temas, puesto que, menciona, “históricamente, la producción del libro ha sido en cierta medida azarosa”.

Otro aspecto positivo es la facilidad para adaptar los contenidos editoriales a cualquier idioma o bien al formato de audio. “Ambos son procesos en los que el sector se había movido muy lento por los altos costos que representaban. Y en ambos aspectos, las IA’s tienen mucho que decir. Tengo la percepción de que no en mucho tiempo vamos a poder leer los libros en la lengua que queramos con una fidelidad muy similar a las producciones tradicionales, lo mismo que la adaptación al formato de audio”.

Otro aspecto muy positivo, subraya, tiene que ver con la accesibilidad, “es decir, por ejemplo, que cualquier persona que tenga alguna discapacidad podrá tener acceso a todos los contenidos gracias a la habilidad de las IA’s sin mayores barreras”.

En contraparte, comenta, los profesionales del libro, como editores, traductores, ilustradores, correctores, entre otros, tienen una profunda preocupación dada la factibilidad de que las IA’s desplacen sus tareas.

“También hay una limitante muy concreta en el impacto sobre la propiedad intelectual. Ese es uno de los temas más relevantes, aunque ahora mismo, por contrato, muchos sellos editoriales no pueden usar las IA’s”. Y preocupa que la implementación de lleno de estas tecnologías podría derivar en una sobreproducción de contenidos

La implementación es inminente, pero debe regularse
Benchimol explica que la transformación más evidente de este paradigma será en la lectura, en “cómo el público pueda acceder a los contenidos e incluso la facilidad de producir el contenido que quiera leer, porque no sólo se trata de que un autor escriba una obra usando una IA, sino que un lector pueda crear el libro que quiere leer. Ése, me parece, es el momento más potente que pueden ofrecernos las IA’s: que un niño pueda leer una historia creada en tiempo real con base en los personajes y las ideas que tiene, que un adulto pueda leer un texto más preciso que lo ayude a desarrollarse profesionalmente o para para resolver un problema sentimental, por ejemplo”.

Sin embargo, puntualiza, esta revolución no supone el desplazamiento de la creación literaria desde la irremplazable sensibilidad humana. En todo caso habría una convivencia de ambos procesos creativos.

“No tiene demasiado sentido oponerse a estos cambios”, advierte. “Pero sí hay que señalar las preocupaciones del caso, buscar las regulaciones necesarias, señalar los sesgos, por ejemplo, en el aprendizaje de las IA’s a partir de los contenidos sesgados de la humanidad. También sabemos lo que puede implicar en términos de desinformación, que no tengamos la capacidad de discernir entre lo que es fehaciente y lo que no. Por todo esto, se requiere un nuevo pacto social. Sucede que es todavía un escenario tan inestable y abrupto que genera incertidumbre. No va a ser fácil, pero, sin duda, reitero, se requiere una suerte de nuevo pacto social. Y es un tema global”.

Por otro lado, en materia regulatoria, una evolución tecnológica de tal magnitud confirma que “siempre iremos detrás de los avances”.

martes, 27 de agosto de 2024

"No me considero artista por traducir, pero sí autora"

En el pasado mes de julio, nuestra vieja conocida, la traductora española Itziar Hernández Rodilla (foto) publicó una interesante columna en el blog El Trujamán, a propósito de la traducción y la inteligencia artificial. La reproducimos a continuación.


Más sobre el Plagio Universal

El otro día alguien con mucha más información sobre el tema que yo, un especialista en procesamiento del lenguaje natural que está de parte de los buenos, o sea, del que es más pobre que las ratas y vive en la precariedad, comentaba que es curioso que, para defendernos de la IA, esgrimamos el consabido capitalismo vs. creatividad cuando la creatividad es un concepto puramente capitalista.

Me hizo pensar, la verdad. Porque es bastante cierto. La humanidad ha sido siempre creativa, claro. Eso es, me parece, parte de nuestra esencia animal. La música estuvo ahí desde siempre, el baile, los cuentos bien relatados en torno al fuego, el cómic nació en las cuevas, se ilustró a la población en los capiteles de las iglesias, se iluminaron manuscritos; incluso en las épocas más oscuras de la historia, hubo humanos que crearon. Pero es cierto que todo aquello tenía un fin. Y que se consideraba arte la reproducción de manuscritos que solo se copiaban. Y que traducir era tan creativo como lo que más porque no era un arte en sí mismo, sino la forma de trasladar enseñanzas. Y solo cuando la individualidad comienza a venerarse, cuando aparece el capitalismo, se comienza a hablar de creatividad como la entendemos hoy y con cuyo concepto tendemos a juzgar el pasado.

No es tan curioso, pues, que el capitalismo haya vinculado el significado de la creatividad al crecimiento económico, la expansión del consumo y la producción de bienes. La creatividad no tuvo nunca, tal vez, el sentido ético que le dimos, el de servir para crear nuevas sociedades o formas de vivir que empoderen a todo el mundo para establecer formas de vida más justas. Tal vez la creatividad se usó siempre para el aumento de la productividad, con el fin de reforzar el capitalismo, con la consecuente reproducción de sociedades injustas y desiguales, y con el daño colateral de la precariedad y la destrucción planetaria. Y, en este sentido, es lógico que el constructo político de la industria creativa derive hacia la IA.

Pues vaya, ¿no? Entiéndaseme bien, no es que yo esté en contra de que las obras se consideren creación, y soy firme firmísima defensora del derecho de autor a que da pie crear una obra derivada como la traducción (un retroceso evidente me parecería dar marcha atrás en este sentido y renunciar a nuestros derechos de autor por tarifas más altas), pero (aquí era donde venía el que estaban esperando) también me parece un retroceso utilizar la IA para cosas que puede hacer mejor un ser humano porque, miren por dónde, es humano, por mal humano que sea. Pero, claro, hay que entender también que la creatividad que el capitalismo ha defendido ha estado casi siempre basada en el concepto de robar. Y ese es, precisamente, el que nosotros no reclamamos.

Yo no me considero artista por traducir, pero sí autora. Yo no creo que mi oficio dependa de una musa (aunque siempre ayuda para darle brío a las palabras); pero sí creo que debe depender de derechos de autor que se respeten (hola, Plagio Universal). Me he encontrado en el brete de tener que calificar de creativas obras de IA y de no tener claro a qué se refería la calificación; pero sí sé que me ha robado, que seguirá robando y que, además, cuanto más robe, más plana se va a volver y, por lo tanto, menos nos van a educar a los pobres curritos y más nos podrán explotar.

En definitiva, tal vez los traductores deberíamos volver a ser esos seres que, sin creatividad, eran creadores, contribuían a construir la cultura universal y ayudaban a la formación de la literatura nacional, haciendo un servicio, sí, pero tremendamente humano: el de ayudar a la humanidad a comunicarse y ser mejor.

O tal vez no debamos contraponer la creatividad al capitalismo, sino arrancarla de sus garras.

jueves, 18 de julio de 2024

"Es fundamental que el nombre del traductor, que a veces intentan ocultar, sea visible"

El pasado 25 de junio, Miguel Ángel Artigas dio cuenta, en el Diario de Teruel, de España, de la participación del traductor Carlos Fortea en el 21º congreso de los escritores aragoneses, que tuvo lugar por esos días.
 
“¿Por qué iban los lectores a querer una novela escrita o traducida por IA?”

El madrileño Carlos Fortea, Premio Nacional de Traducción 2023 y profesor de la Universidad Complutense (UCM), asegura que “la traducción es un género literario, porque lo que le llega al lector es otra versión de la novela, cuya autoría es del traductor. Un libro traducido es un segundo original”. Fortea fue uno de los invitados de lujo de la 21ª edición del Congreso de la Asociación Aragonesa de Escritores, que se celebró este fin de semana en Tarazona.

La temática del congreso este año fue la traducción literaria, y no en vano Tarazona acoge la Casa del Traductor, una institución dedicada al fomento de la traducción literaria y la reflexión sobre ella.

En una conversación con el escritor Alejandro Corral, Carlos Fortea, una de las referencia de la traducción al alemán en España -es el traductor de Günter Grass y Kafka, entre otros autores de 150 obras en total-, ahondó en la necesidad de “visibilizar” y “dignificar” el oficio de traductor, en un sector editorial “que a veces es muy poco profesional con la traducción literaria”. “Es fundamental que el nombre del traductor, que a veces intentan ocultar, sea visible y en portada mejor que en portadilla interior”, explicó.

Según un estudio de la Asociación de Traductores, el pago de las traducciones, que se realizan por página (2.100 caracteres por página, es decir 30 líneas por 70 espacios) oscilan entre los 7 y los 17 euros la página, y los derechos de autor son generalmente el 1% del precio del libro”.

Respecto a la irrupción de la inteligencia artificial en el mundo de la literatura, considera que “puede que sirva para traducir textos comerciales, pero nunca para la traducción literaria, porque estas máquinas, de inteligencia, nada; son súper copionas ciegas. Nos estamos adentrando en un mundo absurdo y distópico. ¿Por qué vamos a querer que una máquina escriba una novela? ¿Qué sabe del ser humano? ¿Quieren los lectores una novela escrita por la IA? Lo que escriba la IA nunca va a ser original, porque se basa en textos ya hechos. Nunca hará lo que solo puede hacer un ser humano”.

lunes, 1 de julio de 2024

"El algoritmo descubrió que a los lectores de este tipo de bestsellers les gustan las frases cortas, las narraciones en primera persona y el vocabulario poco erudito"

"En el marco de la tecnificación digital, la posficción se entiende como la crisis de contenidos, ocasionada por las redes sociales que muestran sólo información, no narración, lo que origina un tipo de aislamiento existencial que atomiza a la comunidad y hace del sujeto no un individuo consciente de sí mismo, sino un objeto de consumo". Esto dice la bajada del artículo publicado por Alejandro Montes, en La Jornada Semanal, de México, el pasado 30 de junio.

Crisis de contenidos: Inteligencia Artificial, posmodernidad y posficción

La posficción cosifica al humano, pues lo mercantiliza como simple consumidor. El mercado millonario de capturar la atención humana, vía redes sociales, permite distinguir un autoritarismo oculto que masifica al individuo por medio de redes sociales como TikTok o estrategias “narrativas” como storytelling –uso de recursos narrativos como herramientas de mercadotecnia. Con ello surge la pasividad anónima, pues se debilita la imaginación. Ni TikTok, ni el storytelling generan lo que pregonan: detonar la capacidad de imaginación.

Videos cortos de cantidad de temas, elaborados por miles de usuarios en diferentes partes del mundo, que van desde mascotas con sus dueños hasta caídas chuscas de personas en escaleras o bailes de éxitos musicales, no necesariamente significan un empoderamiento de la creatividad. La articulación narrativa de comerciales de calzado deportivo, donde figuras internacionales como Cristiano Ronaldo son el personaje central, no implica un relato con sentido humano. Los anteriores ejemplos de la naturaleza de TikTok y el storytelling sirven para ilustrar que la posficción se aleja de la narración creativa, donde las historias plantean algún aspecto de la condición humana y, en cambio, prioriza información banal, consumista.

Víctimas del algoritmo: modernidad tardía y posficción
Lo anterior tiene sus orígenes en el proyecto civilizatorio de la modernidad, pues conlleva el uso de la razón instrumental, es decir, por medio de ésta se consiguen avances en diferentes aspectos que benefician el desarrollo de la humanidad. Con la razón instrumental se plantearon libertades individuales: democracia, expresión de ideas, tolerancia, proyecto personal de vida, secularización jurídica, educativa…, así como avances científicos y tecnológicos, y, de manera más reciente, nuevas formas de comunicación digital por internet, automatización de procesos; todo lo cual han sido banderas de la modernidad en el marco del orden capitalista. Pero dicho proyecto civilizatorio, al agotarse por diversas circunstancias, generó una posmodernidad que, entre otras consecuencias, ha llevado al individuo a una modernidad tardía donde prevalece el aislamiento existencial por la tecnificación digital.

De manera general se podría mirar el tránsito de la modernidad (proyecto civilizatorio que conlleva el uso de la razón instrumental) a la posmodernidad (agotamiento de dicho proyecto civilizatorio), y la modernidad tardía (aislamiento existencial del sujeto por la tecnificación digital). Pero, ¿qué provocó los cambios de un paradigma a otro? ¿Cuáles son las variables que perfilan el proceso histórico de la modernidad-posmodernidad-Modernidad tardía? Cabría señalar la desconfianza de metanarrativas (ver François Lyotard) e ideologías universales, ponderación en la subjetividad, relatividad de la verdad, desvanecimiento de fronteras genéricas, realce tecnológico, medios de comunicación, consumismo, globalización, digitalización de procesos económicos... son pautas que pudieron propiciar el cambio de un paradigma a otro, lo cual ha resultado en una mudanza social y humana.

Autores como Anthony Giddens, Ulrich Beck o Zygmunt Bauman han descrito, desde sus perspectivas teóricas, una transformación del individuo a partir de la tecnología. La desincrustración, por ejemplo, hace que las relaciones sociales dadas en contextos locales ahora se reformulen en contextos indefinidos; la individualización, por su parte, se institucionaliza cada vez más en un perfil ambivalente de sociedad que se des-establece pero no se re-establece; la gratificación inmediata se focaliza por un consumismo cada vez más feroz. Estos aspectos se han revestido gracias a la tecnificación digital que alienta la velocidad, la conectividad, la movilidad, el procesamiento y almacenamiento de la información. Si la tecnificación digital ha cambiado al ser humano, entonces la convivencia tanto física como biológica o social se rigen bajo dicha lógica, donde una máquina digital nos conoce cada vez más a partir de nuestras variables de comportamiento.

Como respuesta a lo observado en años anteriores por Giddens, Beck o Bauman –de cierto modo vigentes aún–, se plantea que la tecnificación digital y la posficción son ejemplos de modelación de conductas humanas. ¿Y cómo se procura esa modelación humana? A partir de algoritmos diseñados para la toma de decisiones en la vida ordinaria de los individuos. Hela Nowotny lo explica: “Estamos preparados para creernos ciegamente las predicciones que los algoritmos arrojan sobre lo que debemos consumir, sobre cuál tiene que ser nuestro comportamiento e incluso nuestro estado mental emocional en el futuro. Creemos lo que nos dicen sobre los riesgos para la salud y los avisos sobre la necesidad de cambiar nuestro estilo de vida. Tales datos se utilizan para la elaboración de perfiles policiales, sentencias judiciales y mucho más.” (Hela Nowotny, La fe en la inteligencia digital.)

Slavoj Zizek llama la atención sobre el uso de algoritmos como conflicto que estratifica al humano: “¿qué les ocurrirá a la sociedad, a la política y a la vida cotidiana cuando algoritmos no conscientes, pero muy inteligentes, nos conozcan mejor que nosotros mismos?” (Zizek, Hegel y el cerebro conectado) La narrativa elaborada con algoritmos predictivos –por Inteligencia Artificial con capacidad de deep learning [aprendizaje profundo]– promueve un tipo de futuro que se va modelando desde el presente, es decir, por medio de narrativas se fomentan creencias para promover pautas de comportamientos.

A partir de algoritmos que buscan datos para identifican temas (contenidos), se construyen historias que incluyen dichos temas para generar audiencias afines. El storytelling –ahora también llamado storynomics (contar historias para vender más)– permite que grandes marcas involucren en historias a sus consumidores para provocar atención, retención y consumo. La posficción echa mano de ese tipo de algoritmos. Así como los algoritmos “PageRank”, “Panda”, “Penguin”, “Hummingbird”, han posicionado mejores búsquedas en internet y perfilan a Google como el mayor proveedor de búsquedas en la red, también hay algoritmos narrativos como “Quill bot AI”, lo cual plantea el desplazamiento de la escritura humana a una escritura automatizada. Jorge Carrión señala:

"La escritura producida por aprendizaje automático y otras formas de inteligencia artificial está imprimiendo una vibración particular a los nuestros. Durante la última década nos hemos acostumbrado a que los procesadores de texto predictivo corrijan nuestros textos o adivinen la palabra que estamos escribiendo o las que la seguirán. Ahora la sociedad y la cultura globales asumen que la poesía y la prosa pueden ser generadas por machine learning, por inteligencia artificial, igual que las canciones, las ilustraciones, las fotografías o los videos, gracias a sistemas que aprenden automáticamente, cuyo desempeño mejora a partir de su propia experiencia. (Jorge Carrión, Los campos electromagnéticos. Teorías y prácticas de la escritura artificial."

Adiós lector, bienvenido consumidor
Sin caer en escenarios aterradores, surgen cuestionamientos que contextualizan el estado de la cuestión: ¿la tecnificación digital producirá nuevos desarrollos de habilidades cognitivas? ¿Los algoritmos desplazarán a los humanos o potencializarán las capacidades humanas? ¿Habrá narrativas automatizadas? Ante el surgimiento de empresas como Narrative Science, que automatiza información con el uso de Inteligencias Artificiales, donde se utilizan bases de datos para procesar y articular tipos de contenidos, se han escrito historias automáticamente. Para nadie es un secreto que se redactan relatos ficcionales, notas informativas, minutas de trabajo, resúmenes escolares… a partir de directrices claras (prompts) en el chat GPT.

Con lo anterior se puede sistematizar toda la lógica dramática shakesperiana (la base de datos son las obras del Bardo de Avon), inferir patrones de personajes y tramas dentro de un comportamiento dramático, reducirlos en un algoritmo (secuencia ordenada de instrucciones) narrativo o dramático y así maquilar guiones. La literatura algorítmica no es nueva (en 1960, el grupo Oulipo, liderado por Raymond Queneau, ya utilizaba algoritmos básicos para generar textos creativos), y siempre ha tenido el propósito de escribir literatura con herramientas matemáticas. Marcus du Sautoy lo señala:

"Pero, por ahora, el mundo comercial se contentaría con algoritmos que pudieran producir la próxima novela romántica de Mills and Boon o la próxima obra de intriga de Dan Brown. Muchos de estos éxitos de ventas se basan en fórmulas bastante obvias. ¿Se podrían automatizar fácilmente esas fórmulas? Aunque quizá no puedan producir grandes obras literarias, quizá puedan generar éxitos comerciales como los de Ken Follet o incluso unas Cincuenta sombras de Grey algorítmicas. Lo que sí existe es un algoritmo escrito por la jefa de edición Jodie Archer y el analista de datos Matthew Jockers que al menos detecta presumiblemente cuándo un libro tiene posibilidades de convertirse en un éxito de ventas. El algoritmo descubrió que a los lectores de este tipo de bestsellers les gustan las frases cortas, las narraciones en primera persona y el vocabulario poco erudito. ¡Si lo llego a saber antes!" (Marcus du Sautoy, Programados para crear.)

Daniel Tubau o Robert McKee, que plantean el vínculo actual entre la construcción de historias y la tecnificación digital (entiéndase diseño de contenidos por algoritmos para plataformas de streaming, redes sociales…), recaen en el storyteling como pieza insorteable entre la relación historias-audiencias. Relatar, para la posficción, implica vender. Byun-Chul Han lo sintetiza: “Pero lo cierto es que el storytelling es lo menos parecido al retorno de la narración. Más bien sirve para instrumentalizar y comercializar las narraciones.” (Byung-Chul Han, La crisis de la narración.) Capturar la atención del público por medio de historias que conecten la emoción y la razón para promover algún tipo de consumo, conducta o creencia, es rasgo sustantivo de la posficción. Banalización de temas, segmentación de la atención por exceso de información en redes sociales, contenidos diseñados no para reflexionar sino para anunciar, han provocado un déficit de contenidos donde la causalidad narrativa de enlazar acontecimientos para generar un significado sobre el ser humano se ha minimizado en acumulación de información. Quizá la posficción sea el nuevo paradigma de un tipo de relatos donde el lector es tratado como consumidor y no como ser humano.

lunes, 24 de junio de 2024

La IA contra la "naturaleza abstracta y metafórica"



El pasado 22 de junio, Isabela Durán San Juan publicó en InfoBAE un artículo referido a la Inteligencia Artificial y los textos antiguos. En la bajada se lee una obviedad que, a la hora de considerar "el fin de la profesión" de traductor, suele no tenerse en cuenta: "El modelo interpreta con alta precisión documentos oficiales de ese momento de la historia, pero presenta errores en textos religiosos o poéticos", Las conclusioness de la articulista, claro, son falsas.

Crean inteligencia artificial que traduce un idioma de antes de Cristo al inglés

Un equipo de arqueólogos y científicos informáticos ha creado un sistema de inteligencia artificial que puede traducir instantáneamente al inglés las tablillas cuneiformes antiguas.

Según un artículo en la revista PNAS Nexus de Oxford University Press, este programa ha demostrado una alta precisión al interpretar textos en acadio. El cuneiforme, uno de los sistemas de escritura más antiguos conocidos (circa 3400 a.C.-75 d.C.), ha sido estudiado durante siglos, revelando una historia escrita rica en sumerio y acadio.

“Cientos de miles de tablillas de arcilla inscritas en escritura cuneiforme documentan la historia política, social, económica y científica de la antigua Mesopotamia. No obstante, la mayoría de estos documentos siguen sin traducirse y son inaccesibles debido a su gran número y a la cantidad limitada de expertos capaces de leerlos”, señalan los investigadores.

Cómo la inteligencia artificial es capaz de traducir
Para traducir la escritura cuneiforme al inglés, los investigadores utilizan un modelo de inteligencia artificial que emplea un proceso inicial de tokenización. Este proceso implica dividir la cadena de caracteres en unidades más pequeñas, como caracteres individuales.

Sin embargo, esta metodología puede generar secuencias largas de caracteres que no poseen un significado completo por sí solos. Por lo tanto, los investigadores emplean un método avanzado conocido como BytePair Encoding (BPE), utilizando el paquete SentencePiece.

Este enfoque aprende de un corpus extenso de texto para crear un vocabulario que incluye palabras y partes de palabras, permitiendo segmentar la escritura cuneiforme en unidades semánticamente comprensibles para su traducción precisa al inglés.

El sistema de inteligencia artificial muestra una precisión considerable al traducir textos acadios formales, como decretos reales o presagios estructurados. Sin embargo, textos más literarios y poéticos, como cartas de sacerdotes o composiciones, tendían a tener “alucinaciones”.

Este término en inteligencia artificial se refiere a resultados generados por la máquina que no guardan relación con el texto original dado.

Se puede acceder desde una computadora portátil al modelo y su código fuente está disponible en GitHub bajo el nombre Akkademia. Los investigadores están trabajando activamente en el desarrollo de una aplicación en línea denominada Babylonian Engine.

Por qué a la IA le podría costar traducir textos poéticos
La inteligencia artificial podría enfrentar dificultades al traducir textos poéticos debido a su naturaleza abstracta y metafórica, que a menudo no sigue reglas estrictas de gramática y estructura como otros tipos de texto.

Para qué sería útil una IA traductora de textos antiguos
Una inteligencia artificial traductora de textos antiguos sería útil para varios propósitos:

- Preservación y estudio: Facilitaría la preservación y el estudio de textos antiguos que están escritos en idiomas obsoletos o que ya no se utilizan, permitiendo a los investigadores acceder a información histórica y cultural invaluable.

- Interpretación precisa: Ayudaría a los lingüistas y arqueólogos a interpretar de manera más precisa el significado de textos antiguos, especialmente aquellos que son difíciles de entender debido a la evolución del lenguaje a lo largo del tiempo.

- Investigación académica: Apoyaría la investigación académica al proporcionar acceso a una mayor cantidad de textos y documentos antiguos, permitiendo análisis comparativos y estudios detallados sobre diversas civilizaciones y culturas.

- Educación y divulgación: Facilitaría la enseñanza y la divulgación de la historia y la literatura antiguas al hacer accesibles estos textos a un público más amplio, incluidos estudiantes y entusiastas de la historia.

Papel de la inteligencia artificial en la traducción
La inteligencia artificial ha revolucionado la traducción al automatizar y mejorar la precisión de los procesos. Utilizando modelos de aprendizaje automático, puede manejar múltiples idiomas simultáneamente y adaptarse a contextos especializados como médico y legal.

Esto facilita la comunicación global, superando las barreras lingüísticas y promoviendo la colaboración internacional de manera eficiente y efectiva.

martes, 7 de mayo de 2024

Algo más sobre el futuro de la profesión

El pasado 19 de abril, Victoria Mendizabal publicó en Red/Acción de Argentina, un artículo sobre la manera en que la inteligencia artificial va ganando campo en el mundo de la traducción. En la bajada se lee: "Una encuesta realizada en el Reino Unido destaca que los traductores están perdiendo ciertos espacios laborales y disminuyendo sus ingresos a causa de la nueva tecnología. Al respecto, los profesionales están de acuerdo en que esta tecnología presenta muchas ventajas, pero también advierten que algunas cualidades son irremplazables, como el juicio ético, la responsabilidad legal, la comprensión cultural y el sentido común"

La inteligencia artificial se está incorporando en el mundo de la traducción, pero "la sensibilidad humana es indispensable”

ChatGPT, Claude y otros sistemas de inteligencia artificial están desafiando las capacidades humanas continuamente y planteando interrogantes en algunas áreas laborales. Con la llegada de esta nueva tecnología, el futuro a mediano y largo plazo no está tan claro, especialmente para aquellas profesiones relacionadas al lenguaje.

Una nueva encuesta de la Sociedad de Autores, el sindicato de escritores más grande del Reino Unido, destaca que un tercio de los traductores encuestados perdió el trabajo debido a la inteligencia artificial generativa, marcando también una baja de los ingresos promedio. En consecuencia, más del 75 % de los participantes del sondeo coincide que la tecnología emergente afectará de manera negativa a su futuro.

Jorge Davidson, traductor de portugués y español, explica en diálogo con RED/ACCIÓN, que la incorporación de la IA está perjudicando particularmente a algunos trabajos que antes se hacían en exclusiva con traducción humana, pero que hoy es imposible debido al volumen y los plazos. Además, estas traducciones en general tienen una vida útil corta, por lo que para las empresas no vale la pena hacer una inversión muy grande.

También comenta que esta implementación de tecnología no es nueva para su profesión, sino más bien vieja. Sol Berges, traductora pública, coincide con esta afirmación. “Está integrada en prácticamente todas las herramientas informáticas que usamos a diario desde hace varias décadas, como procesadores de texto, herramientas de traducción asistida por computadora y herramientas de revisión y control de calidad”, afirma para RED/ACCIÓN.

En relación a la eficiencia y el alcance, ambos entrevistados están de acuerdo que la velocidad es una ventaja que tiene la máquina sobre el hombre. “En determinados contextos en los que la celeridad vale más que la calidad, fácilmente puede sustituirnos para generar una primera versión que exprese el sentido general de un texto”, clarifica Berges.

Además, Davidson agrega que puede incluso superar al traductor en tareas que son repetitivas, por ejemplo, la revisión ortográfica (a veces tediosa para el ser humano, con alguna probabilidad de error) o incluso cuando el trabajo de traducción incluye un repertorio de palabras, términos, expresiones y construcciones limitado. Por ejemplo, si se traduce el clima.

Qué les queda a los traductores
Pese a todos los beneficios, la tecnología tiene limitaciones que quedan en evidencia cuando la tarea se vuelve más compleja. Según otra nota de Forbes, los chatbots de inteligencia artificial no logran superar la ambigüedad semántica. Es decir, no tienen una comprensión amplia del contexto lingüístico o de los diferentes significados que puede tener una palabra en una oración.

Sobre esto, Berges confirma que lo que hace indispensables a los traductores es su sensibilidad. “Lo irremplazable es esa capacidad que tienen la mayoría de los profesionales de la traducción de dudar de todo. Esto los lleva a indagar más y más en cada texto, por más simple que parezca”, profundiza.

Dentro de esta sensibilidad está nuestra competencia cultural y la comprensión humana del contexto en el que se sitúa una palabra: qué implica para para el país, la persona o la empresa que solicita una traducción. Entender las sutilezas, las jergas o los coloquialismos de cada lengua requiere de una inteligencia no programada. Esto es particularmente importante en traducciones literarias o publicitarias, donde el sentido cultural prevalece frente al significado técnico.

Además, algo fundamental en los traductores es el sentido común. Aunque parezca básico hoy el gran problema de la inteligencia artificial es su capacidad de alucinar, según declara Davidson. Este término se refiere a cuando la máquina se desvía de su línea lógica en la tarea —en este caso traducción— y realiz algo completamente aleatorio. Por esto, todavía no se puede delegar tareas con tanta importancia.

Andrea Crespo, directora de la carrera de Traductorado Público en Idioma Inglés de la Universidad Nacional de Lanús, explica para RED/ACCIÓN que también hay un cargo legal que es clave en el traductor, específicamente en casos puntuales y delicados, como protocolos médicos, donde un mínimo error podría complicar muchas cosas. “Ninguna máquina podría hacerse legalmente responsable de que una traducción es fiel al original”, asevera.

Un híbrido
Si bien los humanos parecen tirar de un lado de la cuerda y la inteligencia artificial del otro, el encuentro entre estos parece ser parte del futuro de la profesión. “Si bien la IA no nos va a reemplazar en traducciones especializadas, al menos no en el corto plazo, sí nos obligará a abrazarla y hacerla parte de nuestra rutina laboral si queremos seguir en el juego”, concluye Berges.

Una de las cualidades necesarias para los traductores hoy, entonces, parece ser la adaptabilidad. Crespo cree que para ella hay que unirse a la inteligencia artificial en vez de resistirse. “En esta época de vertiginosidad absoluta, está en nosotros aprovechar esta tecnología como herramienta para optimizar tiempos”, propone y finaliza: “Quienes no lo hagan irán quedando fuera de este mercado altamente competitivo”.

lunes, 6 de mayo de 2024

Los traductores ingleses ven un horizonte sombrío

El siguiente artículo sobre los desafíos que le plantea la inteligencia artificial a los traductores, está firmado por John Maher y fue publicado el pasado 13 de marzo en Publishers Weekly.

London Book Fair 2024: ¿Cómo cambiará la IA la vida de los traductores literarios?

"Creo que es justo decir que, hasta hace muy poco, la traducción literaria ha estado querido negar la inteligencia artificial", dijo el moderador Duncan Large, director ejecutivo del Centro Británico de Traducción Literaria, al presentar el panel "IA y traducción literaria", el pasado 13 de marzo, en la edición de este año de la London Book Fair. "Los traductores literarios han utilizado durante mucho tiempo las computadoras como asistencia básica, por ejemplo, en forma de diccionarios en línea, pero también se han resistido durante mucho tiempo a la idea de que la traducción automática o incluso las herramientas de traducción asistida por computadora puedan tener algún papel importante que desempeñar en la traducción literaria." 

Eso cambió significativamente, explicó Large, en noviembre de 2022, cuando el proceso de automatización relacionada con la inteligencia artificial, "y las ansiedades asociadas con ella", se aceleraron aún más con el lanzamiento de ChatGPT y, en los meses y años siguientes, otros "así llamados programas de inteligencia artificial generativa."

Existe una amplia gama de sentimientos acerca de la IA, señaló Large, desde "un intenso interés público y tal vez entusiasmo por las oportunidades que presentan los sistemas", hasta la actitud más defensiva de los profesionales creativos, quienes "han sido comprensiblemente más cautelosos dada la larga amenaza a corto plazo para los empleos y las amenazas a corto plazo para la propiedad intelectual que representan los sistemas de IA", afirmó. Aún así, sigue en duda si estas herramientas pueden analizar adecuadamente las sutilezas de un texto en su idioma original lo suficiente como para proporcionar una traducción iterativa más allá del reemplazo más básico de palabras y cláusulas.

Esa pregunta ha perseguido tanto a tecnófilos como a tecnófobos en el negocio de la traducción literaria desde la llegada de la traducción automática neuronal (NMT) en 2016, cuando, dijo Large, "al menos se podría concebir una traducción automática útil y automatizada para textos literarios". Pero como dijo James Hadley, profesor asistente de traducción literaria en el Trinity College de Dublín, NMT, "todavía estábamos muy limitados en términos de estilo. Si sólo quisiéramos traducir una oración y terminar con algunos tipos de resultados, eso no sería particularmente difícil. Pero si quisiéramos producir o reproducir el uso particular de verbos o sustantivos de alguien, es muy, muy difícil para una máquina neuronal".

Ahora, dijo Hadley, tras el lanzamiento de ChatGPT, "hemos visto, en realidad, cada mes, aparecer otro gran sistema de modelo de lenguaje, y algunos de ellos son gratuitos". Esto es pertinente, señaló irónicamente, porque "los traductores literarios tampoco son conocidos por ser increíblemente ricos. Al investigar estas herramientas y cómo podríamos hacerlas útiles para los traductores, tenemos que empezar a pensar inmediatamente en el precio".

La velocidad del progreso en este espacio, señaló Hadley, es extraordinaria, en parte debido a la "escala de datos de entrenamiento que se utilizan para entrenar un LLM" en comparación con la de un sistema NMT, lo que hace que el primero tenga una capacidad mucho más flexible. "Cuando le pides a Google Translate que traduzca algo, simplemente le das el texto ('el gato se sentó en la alfombra' o algo así) y luego te da la respuesta. Explicando esto, explicó Hadley. "Es en gran medida un 'qué'. "El sistema lo pones y lo sacas". Ese no es el caso con un LLM. 

"Se podrían decir todo tipo de cosas interesantes como 'traducir esto al estilo de...' y luego nombrar a su autor famoso", dijo Hadley. "Y la máquina puede entonces, debido a que a menudo tiene datos de entrenamiento basados en ese autor famoso, interpretar el texto y luego traducirlo de una manera que refleje el estilo, y no me refiero a un autor en el idioma de origen, sino a un autor. en el idioma de destino, por ejemplo, si estoy traduciendo al inglés, podría decir 'traducir al estilo de Terry Pratchett', aunque el texto original no se parezca mucho al de Terry Pratchett".

Las posibilidades son embriagadoras, si no francamente vertiginosas. Pero en algunos casos, como dejó claro Nicola Solomon, directora ejecutiva de la Sociedad de Autores (SA) del Reino Unido, también son profundamente preocupantes.

Al ofrecer algunos "avances" de los hallazgos de la encuesta realizada recientemente por la SA a casi 800 ilustradores, traductores y escritores, Solomon dijo que "casi ocho de cada 10 traductores (y, de hecho, también ilustradores) creen que la IA generativa afectará negativamente los ingresos futuros". de su trabajo creativo, con la misma preocupación expresada por sólo alrededor de seis de cada 10 escritores de ficción y no ficción". Casi nueve de cada 10 encuestados, continuó, cree que la IA generativa reemplazará empleos y oportunidades en las profesiones creativas.

"¿Están engañados, como otras personas están tratando de decir aquí, de que esto es pánico contra el progreso provocado por el Daily Mail?", dijo. "Bueno, no, porque preguntamos qué está pasando ahora: una cuarta parte de los ilustradores y un tercio de los traductores dicen que ya han perdido su trabajo debido a la IA generativa, y más de cuatro de cada 10 traductores dicen que los ingresos de su trabajo han disminuido su valor. "

Gran parte del problema, señaló Solomon, es el uso generalizado en el desarrollo de estas herramientas mediante el uso de trabajos protegidos por derechos de autor. Pero Solomon también advirtió al público que, al referirse a LLM y similares, tengan cuidado con la forma en que emplean lo que es la base del negocio del libro: las palabras.

"Estas máquinas no pueden ser entrenadas porque son máquinas. Copian cosas. Y copian cosas para desarrollar las máquinas", dijo. "Tenemos que tener cuidado de no utilizar el lenguaje humano cuando hablamos de máquinas, y el lenguaje de máquina cuando hablamos de humanos".