viernes, 29 de noviembre de 2019

Laszlo Elderyi y una de librerías en Medellín



"Un relato de las sorpresas que depara Medellín, Colombia, para los amantes de los buenos libros". Así describe la correspondiente bajada el contenido del artículo publicado por Laszlo Elderyi, director del suplemento de cultura del diario El País, de Uruguay, publicado en ese medio el pasado 24 de noviembre.

Las librerías de Medellín tienen mucho para decir

Medellín, Colombia, puede ser toda una sorpresa para los amantes de la buena lectura, por el contexto. Es una ciudad que se construye, linda, espléndida, y que a la vez se deconstruye fugando despacito de la sombra de la violencia. Se percibe en el lenguaje de sus habitantes, sobre todo en las generaciones jóvenes. Alcanza con escuchar sus relatos de cuando eran niños, por ejemplo en la Comuna 13, en Casa Kolacho: sabían, tras sentir una detonación lejana, qué arma la había disparado, su calibre, que efecto tenía sobre la carne o las cosas. Describir eso por su nombre, sin temor, es quizá la mejor forma de conjurar el dolor, de sanar, de construirse en paz con el otro.

Librerías como Grámmata (en el mismo edificio que la librería de viejo Palinuro, y con muchos libros de editoriales uruguayas), Al pie de la letra (junto al Museo de Arte Moderno) o la pequeña Ex-libris (la del Centro Comercial Oviedo) ofrecen un santuario cuyos libros ayudan a comprender las razones últimas de todo conflicto humano. Y lo hacen desde la forma cómo están expuestos esos libros, cómo fueron ordenados en el anaquel para que el lector vea y compre.

 

Una bala en la cabeza 

Los libros de los últimos premio Nobel estaban agotados, tanto los de Peter Handke como los de Olga Tokarczuk (ambos ya aparecieron en Uruguay). Pero hay tesoros como el Adán y Eva en el paraíso del portugués Eça de Queirós (1845-1900), pequeña y bella edición de Periférica del 2011 que desconcierta desde la primera frase: “Adán, Padre de todos los hombres, fue creado el día 28 de octubre a las dos de la tarde…”. Relata lo que sucedió en el Paraíso combinando mito y divulgación científica, naturalismo con fantasía, y un poderoso humor irónico sobre las peripecias de “Nuestro Padre venerable”. El argentino Fogwill supo decir que “algunos textos de Eça de Queirós, como éste, parecen escritos por César Aira. O por mí mismo”.

Del conflicto edénico originario a la era actual parece haber un paso cuando aparecen varios libros de la premio Nobel Herta Müller. Está el más nuevo, una recopilación de artículos, textos y discursos donde la autora transilvana de origen alemán cuenta de los efectos que provoca la represión política en la psicología y en el lenguaje. Ella vivió y creció en Transilvania bajo el comunismo (Rumania), y fue perseguida por los servicios secretos de Ceaucescu. El libro se titula Siempre la misma nieve y siempre el mismo tío (Siruela, 2019) y es un verdadero canto a la inteligencia. Pegadito, uno de sus clásicos: Hoy hubiera preferido no encontrarme a mí misma (Siruela, 2010). Es novela y es la historia de una joven que trabaja en una fábrica de ropa cuando es citada por los servicios secretos para un interrogatorio. Imposible no llevarlo.

También resulta irresistible la novela de Goran Vojnovic, Yugoslavia, mi tierra (Libros del Asteroide, 2018), donde un hijo que busca a su padre, oficial del ejército yugoslavo que supuestamente había muerto durante la guerra de los Balcanes, descubre que no sólo está vivo sino que ha sido acusado de crímenes contra la Humanidad. Es un recorrido por lo que quedó de Yugoslavia pero a lo Peter Handke, tratando de juntar los retazos dispersos para reconstruir una humanidad. Esa que faltó en el Río de la Plata durante las últimas dictaduras militares y que de golpe también está ahí, en el estante de la librería Al pie de la letra: la edición castellana de Memoria del miedo de Andrew Graham-Yooll (Libros del Asteroide, 2006). Las tapas de un verde casi flúo descolocan como un déjà vu (Andrew fue un muy querido colaborador de El País Cultural). Exiliado en Londres, y cansado de relatar a colegas y amigos las historias de muerte y crueldad de la dictadura militar argentina, decidió escribirlas “para mantener viva la memoria del miedo”, libro que publicó primero en inglés en Londres (Junction Books), y luego en esta versión castellana. Es crónica pura escrita desde las entrañas, denunciando la violencia de todos los bandos (“Si Mario Firmenich, comandante del grupo guerrillero Montoneros, es enviado a la cárcel por mucho tiempo, y si yo recibo algún día una bala en la cabeza, el origen de ambos acontecimientos deberá buscarse en este capítulo” escribe en Memoria del miedo). La versión inglesa del libro llegó a manos de Graham Greene: “Todos hemos conocido momentos de terror, pero nunca he leído un libro que trasmita de tal forma lo que es vivir en un estado de terror permanente”.

El conflicto siempre

Sigue la mirada por los estantes. Llama la atención un título improbable, de autor israelí: Hirbet Hiza, Un pueblo árabe, de S. Yizhar (Minúscula, 2009). Algo explota en la intuición. Vía Whatsapp, con el libro en la mano, le pregunto a mi amigo en Jerusalén por qué ese título me intriga. “Es el único israelí que mereció ganar el premio Nobel”, me dice, y claro, no lo ganó. Yizhar es considerado el fundador de la literatura israelí, y ese pequeño libro escrito en 1949 trata de las peripecias de una patrulla israelí cuya misión es desalojar una aldea palestina de sus habitantes, y dinamitarla. Una joya de la literatura universal, con mayúsculas. Es dolor, es poesía, es detalle, es humanidad. Es una escritura que pone al lector allí, en la piel de cada soldado, de cada aldeano.

Descubro también el nuevo libro del guatemalteco Eduardo Halfon, Duelo (Libros del Asteroide, 2018), otro volumen de su proyecto literario que sigue al notable Signor Hoffman (2015). Es difícil definir qué es lo que tiene su escritura que lleva al lector de forma mágica hacia algo que siempre está por ocurrir. Su prosa genera un estado de intimidad curiosa, de confort extraño y a la vez familiar. Como si lo leímos toda la vida. También resulta difícil definir qué hay en la novela negra japonesa La chica de Kyushu, de Seicho Matsumoto (Libros del Asteroide, 2017), publicada en 1961 pero de una dureza poco común, porque no hay negritud en el mundo que se iguale a los procesos judiciales y policiales del Japón, y más cuando eso se convierte en gran literatura. También proveniente del Océano Pacífico aparece una recopilación de artículos, textos y crónicas de la australiana Helen Garner, Historias reales (Libros del Asteroide, 2018). Poco conocida por aquí, es una de las grandes cronistas contemporáneas, de esas que saben contar con inteligencia y compasión. Ganó notoriedad por "The First Stone" (1995), un polémico reportaje sobre un caso de abuso sexual en la Universidad de Melbourne. En Historias reales, Garner sigue discutiendo los ecos de esa furia.

Tres libros más esperan en el morral venido de Medellín, los ensayos Los sueños de Einstein de Alan Lightman (Libros del Asteroide, 2019), que explica por qué el tiempo es la dimensión clave de nuestra existencia, y El tiempo regalado, Un ensayo sobre la espera de Andrea Köhler (Libros del Asteroide, 2018), porque se trata de disfrutar, lento, y de descartar la prisa. Y por último la joya: La chica de la Leica de Helena Janeczek (Tusquets, 2019), una notable biografía de la fotógrafa de guerra Gerda Taro, la primera en morir en un campo de batalla. Porque más allá de la tremenda historia de Taro, bien documentada, lo que importa aquí es la escritura, su ritmo, su respeto por el tiempo lento del lector.

jueves, 28 de noviembre de 2019

La "traducción" de los títulos de las películas


La práctica no es patrimonio de un único país: en todas partes, aludiendo razones de orden comercial, se cambian los títulos de las películas (también de los libros y de las canciones; cfr. la entrada en este blog del 17 de julio de 2018). De modo que no tiene sentido estigmatizar a nadie por hacerlo. Lo cual no implica que uno no vaya a reírse del resultado.

Para quien no lo sepa, los títulos cambiados de España raramente se corresponden con los títulos literalmente traducidos o cambiados de Latinoamérica. De modo que, hablando de cine, es posible que la película que se nombre a un lado del Atlántico no se identifique del otro.

Por caso, Rosemary Baby, de Roman Polanski, en España se llamó La semilla del diablo, mientras que en Latinoamérica se conoció como El bebé de Rosemary, y Goodfellas, de Martin Scorcese, en España fue Uno de los nuestros, mientras que acá fue Buenos muchachos.

Insistimos, la culpa no es del traductor (de hecho, raramente los traductores se dedican a este oficio), sino de los responsables comerciales, llámense productor local, distribuidor, etc. Pero los resultados pueden ser desopilantes y, en más de una ocasión, contradecir lo que luego se ve en la película.

Un caso reciente que va en este sentido es el título de The Joker, de Todd Phillips, al que en España, aparentemente, se habría traducido, con torpeza y brutalidad, como El Bromas. En Latinoamérica se presentó como El Guasón, manteniendo el nombre que ya en las historietas “mexicanas” le había sido atribuido, así como en la serie de William Dozier, emitida entre 1966 y 1968, con Adam West como protagonista. Ese mismo nombre es el que más tarde va a aparecer en las varias películas que, desde 1989, lo tuvieron como personaje.* Pero hay más.

Así, con la misma imaginación, se llega a Dos colgaos muy fumaos (Harold & Kumar go to Castle), a ¡Olvidate de mí! (Eternal Sunshine of the Spotless Mind), a La Jungla de Cristal (Die Hard), a La salchicha peleona (Berverly Hills Ninja), a Esquía  como puedas (Kevin of the North), a Acampa como puedas (Family Plan) y a Soñando, soñando, triunfé patinando (Ice princess). La lista, claro, podría ser mucho más extensa.

Ahora bien, dijimos al principio que no todas los cambios de títulos son risibles. Algunos, de hecho, resumen la película. Tal es el caso de A la hora señalada (High Noon, en el original), western de Fred Zinnemann, protagonizado por Gary Cooper, que en España se tradujo como Solo ante el peligro. O el de Intriga internacional (North By Northwest), una película de suspenso de Alfred Hitchcock, con Cary Grant, traducida del otro lado del Atlántico como Con la muerte en los talones.

Para los interesados, hay cientos de sitios en Internet dedicados a recopilar estos cambios por lo que vamos a incurrir en Un final inesperado, que, en realidad, es el título español de Thelma and Louise.

Nota:
* Son varios los lectores que han comentado que lo de "El Bromas" es falso y que en España la película se llama por su título inglés "The Joker". 
Consultando Internet, sin embargo, resulta que la denominación "El Bromas" (añadiendo a continuación la palabra "España") tiene unas 44.000.000 de entradas, mientras que "The Joker (nuevamente, agregando "España") tiene unas 28.000.000. 
Más allá de que la noticia sea falsa y de que se haya viralizado, lo cierto es que los títulos de todas las otras películas mencionadas en este artículo son verdaderos y sirven para probar lo dicho.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Olga Sánchez Guevara recuerda un texto de Peter Handke, publicado en este blog, sobre la traducción


El pasado 24 de octubre, Olga Sánchez Guevara publicó en la sección dedicada a la traducción de la revisa on line Cuba literaria, un artículo sobre Peter Handke, donde se recogen las reflexiones del autor austríaco sobre la traducción.

Peter Handke, Premio Nobel de Literatura 2019,
es también traductor

El Premio Nobel de Literatura correspondiente a 2019 ha sido otorgado a Peter Handke. Es la segunda vez que un escritor austríaco recibe el galardón (la primera fue Elfriede Jelinek, en 2004). Handke nació en Griffen, Carintia, en 1942; es narrador, dramaturgo, ensayista, poeta, guionista y director de cine y, no por último menos importante, prolífico traductor: faceta por la que su premio debe enorgullecer a todos los que ejercemos este oficio tantas veces invisible.

Su nombre ya se había mencionado en ocasiones anteriores como posible receptor del Nobel, y la academia sueca ha destacado el «ingenio lingüístico con que ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana».

Handke comenzó a estudiar derecho en la ciudad de Graz, pero tempranamente decidió seguir su vocación literaria, y desde1963 participó en la emisora radial de Graz con colaboracionessobre disímiles temas, como el fútbol, Los Beatles y el cine de animación. A partir de 1964 se publicaron textos suyos en manuskripte (manuscritos), importante revista literaria austríaca. En 1964 comenzó a escribir su primera novela, Die Hornissen, publicada en 1966 por la editorial Suhrkamp y traída al español por Francisco Zanutigh bajo el título Los avispones (Versal, Barcelona, 1984).

Una de sus narraciones más conocidas es Die Angst des Tormanns beim Elfmeter, Suhrkamp, 1970 ( El miedo del portero ante el penalti, traducción al español por Pilar Fernández Galiano,  Alfaguara, 1979). Esta novela fue llevada al cine por Wim Wenders en 1972.

Publikumsbeschimpfung (Insultos al público, traducción de José Luis Gómez y Emilio Hernández, Alianza, 1982), pieza teatral cuyo estreno mundial tuvo lugar en 1966 bajo la dirección de Claus Peymannen Frankfurt, resultó desde el principio una obra polémica y controvertida, como muchas de su autor y como él mismo. Insultos al público fue llevada a escena recientemente en Cuba por el grupo Impulso Teatro, dirigido por Alexis Díaz de Villegas, quien ha comentado que:

...la pieza critica la postura del público en una sala de teatro. Es una obra donde el momento, la anécdota es el público. Los actores desnudan a los espectadores, hay un diseño de luces para ellos, contrario de lo que sucede habitualmente en la sala oscura. Es como dijo alguien: «destruir el teatro para volver a encontrarlo» (...).La obra sigue vigente, ha habido espectadores desde antes, durante y después de los 60, y es básicamente eso una crítica a todo tipo de público, al farandulero, al que no aplaude, al que crítica la postura del público.1

Con Wim Wenders, Handke fue coguionista de la película El cielo sobre Berlín, del propio Wenders, y escribió el guión para Falso movimiento (una adaptación de Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, de Goethe, también dirigida por Wenders), que le reportó el premio alemán al mejor guión cinematográfico en 1975. Handke dirigió los filmes La mujer zurda (1978) y La ausencia (1992).

Este artista multifacético cuenta con una extensa bibliografía como traductor, que incluye entre otros a autores como Adonis, Esquilo, Sófocles, Eurípides, William Shakespeare, René Char, Marguerite Duras, Jean Genet, Julien Green y Patrick Modiano (Premio Nobel de Literatura 2014). Tuve el placer de leer dos novelas de Modiano en versión de Peter Handke al alemán, y durante toda la lectura me pareció estar frente a textos escritos originalmente en ese idioma.

La editorial argentina Eterna Cadencia publicó en 2012 Lento en la sombra. Ensayos sobre literatura, arte y cine, de Peter Handke. En versión al español de Ariel Magnus, el libro incluye, entre otros textos, reflexiones de Handke sobre la traducción:

Cuando empecé a leer los nombres impresos en letra chica de los traductores, de los que nada más se sabía, como una añadidura mágica a las novelas extranjeras: Sigismund von Radecki (en Dostoievsky), Guido M. Meister (en Camus), Georg Goyert (en Joyce), Helmut M. Braem (en William Faulkner), Helmut Scheffel (en Michel Butor), Elmar Tophoven (en Samuel Beckett, Alain Robbe- Grillet)... Cómo me imaginaba a estas personas: dignatarios serios, retirados del mundo, completamente abocados al servicio de la causa, invisibles. Tanto más sonoros para el lector principiante los meros nombres.

Singular encuentro más tarde: el intermediario de mi primer manuscrito con una editorial era un traductor. El hombre en persona no se correspondía para nada con mi imagen del traductor: en lugar de ser un silencioso y mero esbozo, dominaba la escena; no la taciturnidad de un sirviente, sino el brío de un luchador (y efectivamente había participado en la Guerra Civil española).

Años después, como invitado en un encuentro de traductores, donde se discutían las versiones extranjeras de uno de mis libros. Los traductores como grupo, cada individuo sin rostro, pero de forma distinta a como me los había imaginado alguna vez, y al mismo tiempo, dignos, aunque de forma distinta que en mi imaginación. Con el correr de los años, el encuentro, ahora sí, con cada uno de los traductores, (...) encuentros en los que el traductor, en vez de las grandes preguntas del escritor, hacía las pequeñas preguntas agradables sobre palabras, cosas y sobre todo lugares: lo decisivo, al menos en las traducciones de prosa, parecía ser la reproducción correcta de los lugares de la narración, los rincones, los límites espaciales, las transiciones. Con estas preguntas pasaban horas, que el autor y el traductor vivían como un libro conjunto, adicional, donde se unían entre sí la posibilidad y la imposibilidad de la traducción de un idioma a otro, y finalmente el atrevido declarar-como-posible también las imposibilidades.

Después, de manera más bien casual, sin intención, un intento de traducción propio: aunque solo unas oraciones, empezadas más bien como diversión o entretenimiento, de Un coeur simple de Flaubert (o sí, con una intención: hacerse una idea de esta tarea, porque la heroína de una historia planeada debía ser, precisamente, traductora). Luego, de pronto, el descubrimiento: en una búsqueda tal de correspondencia, en palabras, estructuras, ritmos, no solo arrastrar algo o reproducirlo, sino crear algo, sí, estar obrando, oración por oración, párrafo a párrafo, constantemente, un sentimiento que en la escritura originaria (o como deba ser llamada) solo se presentaba de forma esporádica o con posterioridad. Si tuviera que encontrar un verbo para una tarea como esta, sería «aclarar», o «estructurar», o mejor aún: «levantar».

Luego, el tiempo en que uno mismo fue un traductor. Pero uno no podía hablar de sí mismo como «traductor», de la misma forma que no podía hacerlo como escritor; a lo sumo, al igual que el «he escrito»: «he traducido». De estas traducciones, que casi siempre eran mi propia elección y con las que nunca le quite el trabajo a ningún otro, me sentí por lo general protegido, como si al hacerlas tuviera puesto una especie de manto protector. (...) Para mi traducción, la condición era que en cada caso yo pudiera participar del texto; este juego de participación, por así decirlo invisible, detrás de bambalinas, me parecía por momentos como la forma de vida más equilibrada, además de la más puramente participativa. Posibilidad y paradoja del que traduce: participando del juego, se aparta del juego; se libera de su juego solitario, participando del juego de la traducción.2

Notas:

martes, 26 de noviembre de 2019

El SPET en diciembre y las teorías de traducción feministas, postcoloniales y queer

En la próxima reunión del SPET, que tendrá lugar el jueves 5 de diciembre de 2019 a las 18:30 en el Salón de Conferencias del IES en Lenguas Vivas (Carlos Pellegrini 1515), Verónica Storni Fricke y Juan José Arias expondrán, junto con otros miembros de su grupo de investigación, avances del proyecto “Las teorías de traducción feministas, postcolonial y queer. Presentación de estos nuevos enfoques y su presencia en los traductorados del IES en Lenguas Vivas ‘Juan R. Fernández’”.

Verónica Storni Fricke es Doctora en Literatura por la Universidad de Buenos Aires, Licenciada en Inglés (UNL) y Profesora en Inglés para la Enseñanza Media (IES en Lenguas Vivas "Juan R. Fernández"). Es docente en el Traductorado y Profesorado en Inglés, IES en Lenguas Vivas "Juan R. Fernández" y autora de A contrapelo. Aproximaciones a la critica feminista de la obra de William Shakespeare (FILO: UBA, 2019).

Juan José Arias es Profesor de Educación Superior en Inglés por el IES en Lenguas Vivas "Juan R. Fernández". Ha realizado una adscripción en Lingüística en el ISP "Dr. Joaquín V. González" y actualmente es maestrando de la Maestría en Lingüística Teórica de la Universidad Nacional del Comahue. Es docente del área de Lingüística en los profesorados y traductorados de inglés en el IES en Lenguas Vivas “Juan R. Fernández”, el ISP “Dr. Joaquín V. González” y la ENS en Lenguas Vivas “Sofía B. de Spangenberg”.

Malena Finkelstein es traductora literaria y audiovisual de inglés por el IES en Lenguas Vivas "Juan R. Fernández" y estudia interpretación en la misma institución. Anteriormente fue estudiante de la carrera de Artes Combinadas de la UBA y se formó en escenografía y vestuario teatral en el Instituto de Diseño Escénico "Saulo Benavente".

Candela Rey es graduada de la especialización en Traducción Literaria Audiovisual del Traductorado en Inglés del IES en Lenguas Vivas “Juan R. Fernández” y estudiante de la especialización en Traducción Científica y Técnica en la misma institución. También es graduada de la Escuela de Cine de Eliseo Subiela.

Dani Rossano es estudiante del Traductorado en Inglés y del Traductorado en Alemán en el IES en Lenguas Vivas “Juan R. Fernández”.


Lecturas sugeridas
--Olga Castro Vázquez (2008): “Género y traducción: elementos discursivos para una reescritura feminista”, en Lectora, 14, pp. 285-301. Universidad de Vigo.

--José Santaemilia (2018): "Sexuality and Translation as Intimate Partners? Toward a Queer Turn in Rewriting Identities and Desires", en Brian James Baer y Klaus Kaindl: Queering Translation, Translating the QueerNueva York: Routledge.

A quienes confirmen su asistencia se les enviará la bibliografía por correo electrónico.
Aquéllos que tengan previsto solicitar un certificado de asistencia, que no olviden firmar después de la reunión en la lista disponible en Cooperadora.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Por qué no hay que usar el Diccionario de la Real Academia, prejuicioso, racista y mal redactado (25, última semana)



Con ésta, son 25 las semanas en que hemos tratado de demostrar, mediante la comparación con otros diccionarios, la lógica y la ética, por qué el Diccionario de la Real Academia Española es prejuicioso, racista y está mal redactado.

Su problemas de redacción podrían remediarse contratando a algún corrector competente. Sus prejuicios y racismo resultan más difíciles de modificar, sobre todo por la postura hegemónica de sus lexicógrafos que, por caso, prefieren incluir en el DRAE el gentilicio de algún pueblo español de unos pocos miles de habitantes que el gentilicio de una región de Latinoamérica, con varios millones de habitantes, o dedicarse a repetir los prejuicios y el racismo contra las mujeres, los negros, los gitanos y los judíos, cuidando –y eso sí– de no herir la susceptibilidad de los campesinos ibéricos que podrían ofenderse si se los define como incultos, toscos o rústicos.

Las diferentes entradas no fueron redactadas por una única persona, sino que son el fruto de colaboraciones, mayormente espontáneas, de filólogos, lexicógrafos, traductores y escritores de diversos orígenes y con distintas formaciones. No fueron firmadas porque las entradas del DRAE tampoco llevan firma.

Y concluimos con la misma recomendación que el Administrador de este blog le hiciera a Pedro Álvarez Miranda, encargado de la elaboración del Diccionario histórico de la lengua española y director del DRAE, durante el último Congreso de la Lengua, en la ciudad de Córdoba: tal vez la Real Academia Española se ahorraría mucho tiempo, dinero y problemas, si en lugar de redactar su propia diccionario, tradujera alguno del inglés o del francés, realizado por lexicógrafos más competentes.

A continuación, una lista de las palabras mencionadas en las diversas entradas y la semana correspondiente a su mención

Adafina (4)
Aprender (6)
Ardid (23)
Arqueología (22)
Balompié (15)
Basquetbol (15)
Bola (8)
Combinación (23)
Constipación (9)
Constipado (9)
Cortometraje (7)
Chusma (18)
Desparejo (2)
Dictador (21)
Feminismo (17)
Folclore (15)
Futbol (15)
Gaucho (3)
Generalísimo (21)
Gitano (14)
Homínido (22)
Imagen (12)
Jóquey (16)
Judío (14)
Largometraje (7)
Lavandina (5)
Lejía (5)
Liquidez (20)
Martingala (23)
Mediometraje (7)
Mirandés (19)
Molso (24)
Monarquía (10) [cfr Monarquía institucional]
Negro (12)
Ñoqui (4)
Paisa (19)
Panqueque (4)
Pascua (1)
Pizza (4)
Raza (12)
Rural (14)
Sandwich (11)
Sexo (15) [cfr. Bello sexo / Sexo feo / Sexo fuerte]
Tautología (17)
Trapacero (14)
Yóquey (16)

viernes, 22 de noviembre de 2019

Renunció Horacio González a la dirección del FCE


La noticia se conoció el pasado 21 de noviembre. Horacio González, hasta entonces director del Fondo de Cultura Económica en Argentina, renunció. Según la bajada de Cultura InfoBAE, “El sociólogo, escritor e intelectual dio un paso al costado debido a que la casa matriz, con sede en México, suspendió la programación y no dio nuevas directivas. Críticas a la gestión de Paco Taibo II”

Horacio González renunció a la dirección
del Fondo de Cultura Económica en Argentina

El sociólogo, escritor e intelectual Horacio González renunció a la dirección de la filial argentina del Fondo Cultura Económica (FCE), cargo en el cual aún no fue designado un reemplazante por parte de las autoridades mexicanas, confirmaron hoy voceros de la editorial que tiene su casa matriz en Ciudad de México, bajo la dirección de Paco Ignacio Taibo II.

A sus 74 años González continuará prestando asesoramiento editorial al FCE por fuera del cargo en el que había sido propuesto en marzo último con la consigna de preservar el patrimonio clásico y explorar publicaciones populares, informaron desde la filial en la Argentina.

Paco Taibo II, responsable del emblemático sello, visitó el país nueve meses atrás para relanzar la editorial en la Argentina y convertir su icónica librería, ubicada en el bario porteño de Palermo, sobre Costa Rica 4568, en un centro cultural.

González, ex director durante 10 años de la Biblioteca Nacional, generó movimiento en esa librería durante su gestión, adonde comenzaron a realizarse debates contemporáneos, charlas de escritores, talleres de lectura y escritura para niños y jóvenes y cruces, incluso, con otras editoriales; aunque no tuvo la misma suerte al momento de renovar el catálogo que define al sello, que incluye títulos de vigencia local surgidos en México.

Si bien hubo algunas reimpresiones a principio de año, cuando el sello cumplió 75 años en Argentina, la casa matriz suspendió la programación y no dio nuevas directivas.

En el relanzamiento, Paco Taibo II había dicho que el proceso de reestructuración en la Argentina se daba a la par del que se desarrollaba en México, centrado en la construcción de “una editorial popular de choque que llegue hasta los más pobres, los que no leen, los que no leían y sobre todo a los que leen y se rascan el bolsillo para poder leer porque no tienen dinero para comprar libros”.

En el 75 aniversario celebrado en julio, cuatro meses más tarde, González junto a Daniel Divinsky, Alberto Díaz Noé Jitrik entre otros asesores e invitados, alertaba sobre la necesidad de contar con los fondos necesarios que esta editorial, que había formado generaciones de lectores en la Argentina, volviera a producir libros y novedades en el país a partir de un catálogo de dimensiones hispanoamericanas.

jueves, 21 de noviembre de 2019

Una novela gráfica chilena de Lola Larra y Vicente Reinamonetes sobre la toma de un colegio por sus estudiantes en 2006 recibe el Premio Andersen


Con firma de Javier García, el diario La Tercera, de Santiago de Chile, publicó un breve artículo sobre la multipremiada novela gráfica Al sur de la Alameda, ahora traducida al italiano. Según la bajada, “La novela ilustrada, escrita por Lola Larra y con dibujos de Vicente Reinamontes, narra las demandas estudiantiles de 2006, en Chile. El ejemplar, salido en 2014, apareció en Italia el año pasado por Edicola Ediciones, y fue nominado en la pasada Feria del Libro de Bolonia”.


Historia de una toma: 
libro Al sur de la Alameda
gana el Premio Andersen 2019

Una novela ilustrada que solo ha recibido elogios. Ambientada en las demandas de estudiantes secundarios de 2006, en Chile, Al sur de la Alameda es el diario de una toma en un colegio ocupado por escolares. El libro de la escritora Lola Larra (Claudia Larraguibel), con ilustraciones Vicente Reinamontes fue publicado por Ediciones Ekaré, en 2014.

Desde su aparición, el ejemplar gráfico, que narra conflictos sociales, ha recibido entre otros el Premio Municipal de Santiago, el Premio a la Edición de la Cámara Chilena del Libro, Marta Brunet, Amster-Coré, Mejor Novela Juvenil de Babelia (España) y Raven (Alemania). Ahora, fue el turno de Italia, donde gracias a la traducción de Rocco D’Alessandro, publicado por Edicola Ediciones, en 2018, alcanzó un galardón mayor: el Premio Andersen 2019.

“Recibir un premio tan prestigioso como el Andersen es una alegría incomparable. Estamos muy orgullosos de que el ejemplo de los pingüinos chilenos haya cruzado fronteras y resuene en lectores y en estudiantes de otras partes del mundo”, señaló Lola Larra, quien destacó el programa de traducción de la Dirac, mediante el cual se pudo concretar la edición de A sud dell’ Alameda, diario di un’occupazione. El volumen había sido nominado en abril pasado, en la última edición de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia.

Más allá de dos mundos 
Formada en Caracas, Venezuela, Lola Larra, quien nació en Santiago en 1968, estudió Literatura, y luego se trasladó a vivir a Madrid, España. Hoy reside en Chile. Ha sido redactora y editora en medios como El País y Vogue. Entre sus publicaciones destacan las novelas Donde nunca es inviernoPuesta en escena y el título Sprinters, los niños de Colonia Dignidad (2016).

Siempre preocupada de los temas sociales, en Al sur de la Alameda, Lola Larra supo registrar lo que ocurre al interior de un colegio en toma.

El jurado del Premio Andersen, compuesto por bibliotecarios, editores, ilustradores y estudiosos de literatura infantil y juvenil, escogieron el libro chileno traducido al italiano por su “gran impacto gráfico y narrativo, capaz de dar al lector páginas de historia poco conocidas por los adolescentes italianos”. Además se valoró “la intensidad del diálogo entre texto e ilustraciones, por el rol que comparten estos dos idiomas al dar voz a dos historias y dos tiempos revelando su universalidad”.

La ceremonia de premiación de los ganadores del Andersen será en el Palazzo Ducale, en Génova, el próximo sábado 25 de mayo, en el contexto de la Ciudad de Génova del Libro para Niños y Jóvenes, que incluye reuniones, exposiciones y espectáculos que se inspiran en los libros ganadores, autores y finalistas, de la 38 edición del prestigioso premio otorgado desde 1956.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Coima o chayote, siempre es lo mismo

Chayotes

El 31 de mayo de este año, María del Pilar Montes de Oca Sicilia publicó, en su columna del diario Excelsior, de México, la siguiente explicación a propósito de la palabra “chayote”, ampliamente utilizada en México que el DRAE apenas define como “fruto de la chayotera, de aproximadamente diez centímetros de longitud, de color verde claro, forma alargada y superficie rugosa con algunos pelos punzantes. Es comestible”, pero que significa otra cosa.

¿De dónde viene “el chayote”?

Todos los mexicanos hemos comido chayote –lit–, aunque sea en caldo de pollo o cuando estamos enfermos de la panza o a dieta. Pero parece ser que en otros países es poca conocida esta hortaliza –Sechium edule– una cucurbitácea cuyo fruto es verde claro por dentro y espinoso por fuera. Vaya metáfora de lo que un chayote puede ser en el habla popular.

Esta jugosa verdurita es muy usada en México y tiene diferentes nombres: en Michoacán se le conoce –como huarás, en Chiapas como cuesa, en Oaxaca como chayocamote, en Puebla y Veracruz se le llama chayoteste. En otras partes de México se le llama chinchayote o simplemente chayote, del náhuatl –chayotli–, que quiere decir «calabaza espinosa».

Pero lo más «bonito» de esta verdura tan sana, y tan llenadora –aunque a la mayoría de los hombres no les gusta–, es que ha pasado a denominar al emolumento que se le da como «soborno» a los periodistas para que hablen bien de tal o cual político o, también, para que NO digan lo que deberían decir.

Y la historia es la siguiente:

En enero de 1853, José Manuel Pablo Martínez del Río compró parte de las tierras y aguas de la zona conocida como  Molino del Rey a José María Rincón Gallardo y edificó en estos terrenos un rancho al que le puso «La Hormiga», debido a que era la más pequeña de sus propiedades, la cual con el paso de los años fue transformada en una casa de campo.

La Hormiga, con la creación del Paseo de la Reforma, que unía el Bosque y el Castillo de Chapultepec con el resto de la ciudad, quedó situada en un punto estratégico para el gobierno, que en esos años buscaba un inmueble cercano al Castillo con el fin de que fuera ocupado por el miembro del gabinete de más confianza.

Y fue por ello que Venustiano Carranza la expropia a los Martínez del Río. Y así el primer funcionario federal que habitaría La Hormiga sería Álvaro Obregón como secretario de Guerra y Marina y luego Plutarco Elías Calles, como secretario de Gobernación.

Pero los Martínez del Río pelearon su propiedad y después de un juicio, Álvaro Obregón autorizó la compra a la familia.

Lázaro Cárdenas, el mismo día después de su toma de posesión, declaró que no quería vivir en el Castillo de Chapultepec –que hasta entonces había sido la residencia presidencial–, pues le parecía muy ostentoso y quería que todos los mexicanos lo pudieran visitar, por lo que eligió para vivir «La Hormiga», debido a que estaba en pleno Chapultepec y a él le gustaba «estar en contacto con la naturaleza».

El nombre de «La Hormiga» le pareció poca cosa para la casa del Presidente, por lo que se lo cambió por el de «Los Pinos», en recuerdo al nombre de la huerta donde se enamoró de su esposa Amalia Solórzano, en Tacámbaro.

A partir de entonces –hasta la presidencia de Andrés Manuel López Obrador–, Los Pinos fue la residencia presidencial; a Cárdenas le siguió Ávila Camacho y luego Miguel Alemán.

Desde principios del mandato de Miguel Alemán se empezaron a recibir visitas de importantes personalidades del ámbito de la política y la cultura, así como jefes de Estado extranjeros, pero, sobre todo, periodistas corruptos que iban por su mochada.

Resulta entonces que el encargado de entregar el emolumento se ponía en un lugar en el jardín, medio escondido, con su portafolio lleno de sobrecitos o sobrezotes para entregarlo a los responsables de la prensa, el radio y otros medios, y ese lugar estaba abajo justamente de una chayotera, que daba sombra –al ser una planta trepadora– y así los iba entregando.

Fue por ello que los periodistas listillos empezaron a usar frases como «vas por tu chayote» o «voy por mi chayote» y luego por extensión, «eres un chayotero», «te conformas con tu chayote», «chayotenota», «chayotetrip», –a los viajes pagados para hablar bien del lugar–, «chayo» y todas las otras formas que oímos y vemos hoy en día, por haber sido una práctica tan común en nuestro país.

Triste pero cierto.