jueves, 31 de octubre de 2019

Ingrid Pelicori habla de su adaptación del "Agamenon", de Esquilo


En varias oportunidades se ha hablado en este blog sobre las diferencias que existen entre traducir literatura para la página y traducir teatro para la escena. Volvemos a hacerlo, invitando a Ingrid Pelicoriactriz argentina de larga trayectoria y excelente gusto a la hora de elegir los espectáculos en los que participa. De hecho, en varias ocasiones, tradujo o adaptó las piezas que luego interpretó (ver las entradas del 15 de marzo de 2011 y del  4 de octubre de 2017). El Agamenón, de Esquilo, pieza en la que actúa con Osmar Núñez y dirección de Manuel Iedvabni y Pablo Flores Maini, actualmente en cartel –todos los sábados de noviembre, en el teatro La Comedia (Rodríguez Peña 1062), a las 20 hs.– es, a la fecha, su último trabajo. sobre cuya adaptación reflexionó en los siguientes términos.

Versionar a Esquilo

Solo porque un director muy querido y respetado por mí, Manuel Iedvabni, me lo pidió, me arrojé a la tarea de hacer una versión de Agamenón, de Esquilo. Yo no puedo traducir del griego antiguo, desde ya. Pero sí tengo una considerable experiencia en hacer versiones para la escena, incluso de autores clásicos.

No tuve más remedio que reunir todas las traducciones castellanas que encontré, y también consultar alguna versión inglesa y otra francesa. Lo primero era estar segura sobre el contenido, digamos los significados.

Dejo de lado la cuestión de los cortes realizados, especialmente en los textos del coro, según la indicación del director de obtener una versión fiel al original, en la medida de lo posible, pero a la vez dinámica, activa, de resonancia contemporánea.

Como siempre que se hace una versión o traducción para la escena, esta debe estar en consonancia con la mirada del director y con la concepción general del espectáculo, que es el marco en el que adquiere su sentido. En este caso, la consigna era atender a la resonancia contemporánea pero sin forzar el texto en lo más mínimo. En cuanto al siempre delicado asunto del “tú” o el “vos”, como en otras versiones que hice de clásicos, opté por buscar formas o conjugaciones que no discriminen entre ambas, de modo que no resalte la porteñidad del “vos”, ni tampoco la ajenidad del “tú”, que en nuestras bocas de actores argentinos suele resultar impostado y artificial.

En cuanto a los procedimientos de lenguaje me propuse preservar su carácter poético, su profundidad y su complejidad, pero atendiendo a recrear un lenguaje que pueda ser dicho y encarnado por un actor de hoy y de acá –y también comprendido por un espectador nuestro.

Para un actor –y esa es mi verdadera profesión–, ésta no es una tarea complicada. Nuestro trabajo consiste en ligar un lenguaje a un cuerpo. Sabemos –nuestro cuerpo, nuestra boca sabe– qué palabra o qué formulaciones podemos encarnar con fluidez y cuáles no. Y no me refiero a caer en un lenguaje cotidiano, llano, o porteño. Me refiero al tipo de lenguaje poético que admite el escenario o la oralidad. Pero de esto poco puedo hablar. Ya lo dije, es más bien un saber de mi cuerpo.

El desafío más complejo en este caso, fue el de trabajar sobre cierta musicalidad. Sin pretender un trabajo rítmico de regularidad rigurosa, y mucho menos una versificación rimada –según entiendo la rima es un “invento” muy posterior–, sí procuré que el texto tuviera una música, tal vez más marcada en los coros, pero siempre sostenida.

¿Qué música? Una que fue escuchando mi oído. O que se me fue revelando. Arbitraria, seguramente. ¿Por qué esa y no otra? No hay respuesta. Seguramente es un gusto personal. Es la que a mí se me fue revelando necesaria para recrear el tono general del texto. Y para producir un corrimiento del lenguaje cotidiano, pero a través de un artificio sutil.

Pero eso sí, esa musicalidad arbitraria, una vez creada o surgida, reclamó el trabajo riguroso de hacer de ella un sistema, de preservar su coherencia a lo largo de todo el material. Y ese fue para mí el desafío mayor, el causante de los mayores desvelos.

Por supuesto, no pretendí realizar ninguna reconstrucción arqueológica de los procedimientos de lenguaje del original, sino simplemente aludirlos, en el sentido de –ad ludere– jugar al lado. Eso es, un juego. Hecho con audacia. Y sobre todo con mucha humildad.

miércoles, 30 de octubre de 2019

Así estamos


“Un estudio del Centro Universitario de las Industrias Culturales Argentinas revela que, de 128 millones de libros que se vendían en 2014 se pasó a 43 millones en 2018, es decir, una caída de alrededor del 70 por ciento. El colapso afecta a editoriales grandes, medianas y pequeñas.” Tal es la bajada de la nota publicada el pasado 24 de octubre, por Silvina Friera, en el diario Página 12

La industria editorial, de mal en peor

La industria editorial Argentina –una de las más afectadas por la política económica de Cambiemos- va de mal en peor. Aunque la cantidad de títulos editados se mantuvo constante en los últimos cinco años, un promedio de 28.000 por año, la cantidad de ejemplares disminuyó drásticamente, pasando de 128 millones en 2014 a 43 millones en 2018, es decir, una caída de alrededor del 70 por ciento. En el primer semestre de 2019 se registraron 18,6 millones de ejemplares impresos, menos de la mitad que en 2015, un 55 por ciento menos. Cuatro años consecutivos de crisis se traduce en una situación de características inéditas: caída de ventas, pérdida de rentabilidad, derrumbe de la producción, pérdida de puestos de trabajo, aumento de las importaciones, cierre de editoriales, librerías e imprentas. A partir de 2016 comenzó a sentirse una caída de la capacidad adquisitiva del salario. En septiembre de 2019 la cantidad de libros que se podía comprar con el salario mínimo, vital y móvil (15.625 pesos, según el INDEC) fue la más baja de la década (23,9 libros), a un precio promedio de 655 pesos cada libro (dato aportado por la Librería Hernández). En 2011, con otro gobierno y otras políticas, se compraba 31,9 libros, con un sueldo mínimo de 2.300 y a un precio promedio de 72 pesos.

“La tormenta perfecta” es el título del trabajo sobre el ámbito editorial, realizado por Nicolás Sticotti, en el marco del segundo informe sobre la Situación de las industrias culturales en Argentina en el período 2015/19, elaborado por el CUICA (Centro Universitario de las Industrias Culturales Argentinas), que funciona en el ámbito de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). En este informe se destaca el retraso de los precios de los libros –que no aumentaron acompañando los índices de inflación- y la pérdida de rentabilidad del sector. “La caída de las ventas de estos últimos cuatro años no permite nuevos reacomodamientos de precios –plantea Sticotti, coordinador del CUICA-. En este sentido el valor del libro argentino medido en dólares está muy por debajo del promedio histórico. Hoy los libros argentinos promedian 11 dólares, contra unos 17 dólares de los años anteriores”.

Cada año ha sido peor que el otro. Para los números que maneja la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP), si se compara 2015 contra 2019, hay una caída del 35 por ciento en ejemplares vendidos. Si se compara este año con 2018, la caída interanual que estiman será superior al 20 por ciento. La CAP señala que el dato central del 2018 fue “la imposibilidad del precio del libro para acompañar la inflación”, que se acrecentó durante 2019. “El Estado compró menos libros escolares que en años anteriores y como en los últimos tres años, nada de literatura infanto juvenil”, precisa Sticotti y agrega que la abrupta caída de las compras por parte del Estado fue del 93 por ciento en 2016. Las compras que se realizaron en 2017 y 2018 fueron exclusivas para un puñado de sellos concentrados de grandes corporaciones que trabajan textos escolares. La política de fomento de la lectura de los gobiernos kirchneristas, que incluía compras de materiales de enseñanza, pero también de narrativa y poesía, benefició a más de 150 sellos editoriales. En el informe que presentó la Cámara Argentina del Libro (CAL), que reúne a medianas y pequeñas editoriales, la disminución de ventas en ejemplares acumula un 35 por ciento entre 2015 y 2018.

La situación de crisis se está volviendo estructural y golpea tanto a grandes como chicos. A la caída de las ventas se añaden otros inconvenientes: el aumento de los costos y las tarifas, el retraso de la cadena de pagos, las dificultades de financiamiento y las importaciones. El sector de las librerías lleva contabilizados más de 50 cierres, un 5 por ciento del total de las librerías comercialmente activas. La cadena de librerías Distal cerró 6 locales en mayo y dejó a más de 40 trabajadores en la calle. También hay casos de librerías independientes compradas por grandes grupos, por ejemplo Librería La Barca (Av. Scalabrini Ortiz 3048), que fue absorbida por la cadena Cúspide del Grupo Clarín. A este complejo panorama se suman los despidos directos en los sectores administrativos y comerciales de las editoriales; pero también se redujo el trabajo para los contratados, el sector más precarizado e invisibilizado, integrado por correctores, diseñadores, traductores e ilustradoresPara la CAL la caída de los puestos de trabajo es del 20 por ciento. En el sector gráfico es donde peor se manifestó la crisis, como lo confirma la Federación Argentina de la Industria Gráfica y Afines (FAIGA) con la pérdida de más de 5 mil puestos de trabajo desde 2015. Según datos oficiales del SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino) los puestos de trabajo registrados en los sectores “Edición de Libros” y “Imprentas” llegaron en 2018 a los mismos niveles que dejó la crisis del 2001. “Todo indica que este período terminará con peores resultados en términos de empleo que en aquel momento”, advierte Sticotti.

Rodolfo Hamawi, decano del Departamento de Humanidades y Artes de la UNDAV, recuerda que “históricamente hubo proyectos que pusieron el eje en la industria nacional, el consumo y una distribución equitativa de la renta nacional o fueron proyectos de reprimarización y financiarización de la economía y regresivos en la distribución de la renta”. El ejemplo de la industria editorial Argentina le sirve para mostrar tres momentos históricos de mayor producción de libros y cómo esa producción récord se redujo a un tercio. En 1953, durante el gobierno peronista, se produjeron 50.000.000 de ejemplares; cinco años después, en 1958, el año en que asumió como presidente Arturo Frondizi, la cantidad de ejemplares descendió a 14.000.000. En 1974 la misma cifra fue de 40.000.000 y en 1979 de 17.000.000. En 2014 se alcanzó los 128.000.000 de ejemplares y en 2018 se desplomó a 43.000.000. “Para sacar a la industria de esta tormenta perfecta y rescatar nuestro mercado editorial, hay que reactivar el consumo e instrumentar políticas de promoción que beneficien al libro argentino y sus PyMES”, concluye Sticotti.

martes, 29 de octubre de 2019

Cagó Terminator. Los de la Real Academia ahora quieren que el pobre hable como académico.


No es chiste. Estos tipos siempre te la dejan picando como para que les remates contra el arco vacío. La noticia, firmada por Manuel Morales, apareció en el diario La Nación, de Buenos Aires, el pasado 24 de octubre. ¿Se imaginan a Schwarzenegger reemplazando el "Hasta la vista, baby" por un "Abur, chavala"? Hay que ser idiotas, ¿no?

La Real Academia Española quiere
entrenar a las máquinas para que hablen
un correcto castellano

La Real Academia Española (RAE) quiere "entrenar en el idioma castellano", según su director, Santiago Muñoz Machado, a las grandes tecnológicas con cuyas máquinas y editores de texto nos comunicamos a cada instante: Telefónica, Microsoft, Amazon, Google, Twitter y Facebook. Que las máquinas estén al servicio de las personas y empleen un "español académico", no que chapurreen una jerga que empobrezca el lenguaje. Ese es el caballo de batalla para los próximos años de un idioma que hablan 580 millones de personas y el tema estrella del XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), que se celebrará en Sevilla del 4 al 8 de noviembre.

En la capital andaluza, con representantes de las 23 academias hermanas de la lengua española, se escenificará el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA), con la firma de un acuerdo entre la RAE, la Asale y las siete tecnológicas, en un acto que presidirán los Reyes como clausura de esta cita, el 8 de noviembre. "Se trata de regular el lenguaje de las máquinas, mejorar los correctores, las traducciones... porque hay unas 8.000 palabras del Diccionario que se las han comido las máquinas", según Muñoz Machado. Esto quiere decir que, por ejemplo, cuando un editor de texto subraya una palabra en rojo por considerarla incorrecta y el usuario hace caso y no la emplea, la máquina no vuelve a sugerirla, la elimina.

El congreso desarrollará, por un lado, un extenso programa académico y, por otro, uno cultural, abierto al público. Entre los debates institucionales destaca la reunión de los responsables de la 24ª edición del Diccionario de la Lengua Española. "Esta obra va a tener muchas transformaciones. Cada edición suele publicarse cada 10 años, más o menos. El próximo estará para 2026 [el actual es de 2014] y la edición digital nos permitirá crecer. Hay que tener en cuenta que el Diccionario físico tiene unas 93.000 entradas, cuando hay quien cifra en 300.000 el número de palabras en español", explicó el director de la RAE.

Precisamente, el formato que tendrá ese próximo Diccionario ya es objeto de discusiones entre los académicos. Muñoz Machado reconoció que él es partidario de que se mantenga la versión en papel, entre otras razones, "porque las editoriales nos dicen que hay un repunte de la ventas en papel".

Antes, a finales de 2019, se explicarán, como es habitual, las novedades anuales del Diccionario: las palabras que entran, las que desaparecen, las que cambian su significado... De ello también se hablará en Sevilla, aunque Muñoz Machado avanzó que en la próxima puesta a punto del Diccionario habrá "entre 1.000 y 2.000 novedades".

lunes, 28 de octubre de 2019

Por qué no hay que usar el Diccionario de la Real Academia, prejuicioso, racista y mal redactado (21)


Nadie en su sano juicio emplea hoy en día el término generalísimo sin que lo acusen de fascista. Sin embargo, la palabra existe y es previa al fascismo. Según diversas fuentes, proviene del italiano (generalissimo) y es el superlativo absoluto de generale (“general”), que significa “el más alto rango de todos los generales”.

Corresponde aquí aclarar que el sufijo superlativo -issimo deriva del latín -issimus, y significa “máximo, el de más alto grado”.

La palabra también existe en portugués, en francés y en castellano para designar a un oficial militar que dirige un ejército completo o las fuerzas armadas completas de un Estado, generalmente sólo subordinado al soberano. Otro uso del rango ha sido para el comandante de los ejércitos unidos de varias potencias aliadas o cuando un oficial militar de alto rango se convierte en jefe de Estado o jefe de gobierno de una nación como Chiang Kai-Shek en China y más tarde en Taiwán, y Francisco Franco en España.

En este último sentido y considerando los cuarenta años de dictadura sufrida por España, no debería extrañar la definición del DRAE :

generalísimo.
Del sup. de general.

1.m. Jefe que manda el estado militar en paz y en guerra, con autoridad sobre todos los generales del Ejército.

Cabe entonces preguntarse si, eso de mandar "en paz y en guerra, con autoridad sobre todos los generales del Ejército”, al extenderse también a mandar también sobre la población civil de un Estado supuestamente soberano, no convierte al generalísimo en cuestión en un dictador. Y nadie mejor que el DRAE para contestarnos:

dictador, ra
Del lat. dictātor, -ōris.

1.m. y f. En la época moderna, persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyada en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica.

2.m y f. Persona que abusa de su autoridad o trata con dureza a los demás.

Así las cosas, no queda otro remedio que admitir que el generalísimo Francisco Franco fue un dictador. Que una porción sustantiva de los habitantes de su país todavía le rindan honores los convierte en seguidores de un dictador. ¿Cómo se  nombra a los seguidores de un dictador? ¿Aprovechados, lamebotas, chupaculos, fascistas, hijos de puta? 

viernes, 25 de octubre de 2019

Carolina Previderé en la reunión de octubre del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires


“Traducir a Jackle: el todo en la parte, un comentario sobre la repetición” fue el título de la charla que dio Carolina Previderé, la traductora invitada por el Club de Traductores Literarios de Buenos Aries para su velada de octubre. 

En una tarde del todo inusual, Previderé habló de  Quedarse quieto, la última novela de Nina Jäckle, que cuenta la historia de la talentosa bailarina Tamara Danischewski, quien en su juventud, frente a un mundo lleno de posibilidades, opta por renunciar a su pasión sin medir las consecuencias. 

La charla fue del todo curiosa ya que, proviniendo del psicoanálisis y de la matemática, la traductora se refirió a otras formas de aproximación al texto y lo hizo en términos asombrosos.

En la misma reunión, Julia Sabena, editora del libro y directora de la editorial Serapis, de Rosario, presentó las colecciones con que cuenta y se refirió asimismo a lo que significa dedicarse a los libros traducidos fuera de Buenos Aires.

El video puede consultarse acá: 
https://www.youtube.com/watch?v=jU8zLlB7duQ&feature=youtu.be

Carolina Previderé nació en 1981 en Rafaela, Santa Fe. Luego de estudiar Psicología en Rosario, comenzó a aprender alemán, en Argentina y Alemania alternadamente. Actualmente vive en Buenos Aires y se dedica desde hace unos años a la enseñanza de alemán como lengua extranjera y a la traducción literaria. Sus traducciones de Nina Jäckle (Zielinski, 2013; Largo aliento, 2015; El instante elegido, 2017) y de la suiza Dorothee Elmiger (Invitación para temerarios, 2018) fueron publicadas por la editorial rosarina Serapis; actualmente trabaja en los cuentos de la alemana Katharina Bendixen.

jueves, 24 de octubre de 2019

Led Zeppelin nos lleva a considerar algunas posibilidades de traducción que a cada provincia de la lengua les quedan cómodas

En estos días se cumplen, inexorables, los cincuenta años de la aparición del extraordinario segundo LP de Led Zeppelin, una de esas bandas que revolucionaron para siempre el rock. 

En este disco está el tema "Whole Lotta of Love", acaso uno de los más emblemáticos de todo el repertorio de la banda de Robert Plant, Jimmy Page, John Paul Jones y John Bonham. Tal es así que fue el simple elegido para promocionar el LP y se lo escuchó hasta el hartazgo (aunque, hay que decir, difícilmente uno se harta de oírlo).


En su edición española se llamó "Muchísimo amor" y vino acompañado de un lado B que incluía "Ruptura de comunicaciones" (tal fue la traducción ibérica para "Communication breakdown").


La versión mexicana, en cambio, fue traducida por "Mucho amor" y venía con "Es sólo una mujer", en rigor, "Living Loving Maid (She's just a Woman") y con "Rompecorazones", que es "Heartbreaker".


Para la versión argentina, la discográfica no se molestó en sobre ilustrado, por lo que se muestra apenas el disco simple, que exhibe como título "Un montón de amor", y en el lado B, "Amorosa Alegre Muchacha", que no es otra que "Living Loving Maid (She's just a Woman")


Ahora bien, si las compañías discográficas que en cada uno de los distintos países tenían los derechos de Atlantic Records (compañía estadounidense con una filial británica llamada ATCO) podían permitirse distintas versiones para la traducción de los títulos, ¿por qué razón las editoriales literarias del mundo castellano no pueden hacer lo mismo? Dicho de otro modo, ¿quien inventó que los derechos de traducción deben venderse "para toda la lengua"? 

La respuesta es fácil. De acuerdo con el artículo publicado por Marietta Gargatagli en este mismo blog, el 19 de julio de 2013, en el Congreso de Editores de Buenos Aires, celebrado en 1947, los editores españoles presionaron para que "todo el ámbito del idioma español fuera como un solo país". Ingenuamente, los editores latinoamericanos aceptaron y desde entonces pagan las consecuencias. 

Los oyentes españoles, mexicanos y argentinos de Led Zeppelin, escucharán, respectivamente, "Muchísimo amor", "Mucho amor" y "Un montón de amor", un mismo tema que, en su traducción,  tiene el gusto que cada provincia de la lengua desea.



miércoles, 23 de octubre de 2019

"Está siempre a la búsqueda de aquello que nos podría haber hecho felices y que pasamos de largo y no vimos”

El pasado 10 de octubre, en la revista mexicana Letras Libres,  Paula Corroto publicó la siguiente nota en la que el experimentado traductor español Eustaquio Barjau (foto) habla de lo que le significó para él haber traducido al escritor austríaco Peter Handke, flamante Premio Nobel de Literatura 2019.

Peter Handke y el paraíso 
que no quisimos ver

Eustaquio Barjau empezó a traducir a Peter Handke al español a finales de los años setenta. Lo primero fue La mujer zurda. Después llegaron muchos más títulos, hasta superar la cincuentena. Una muestra de lo prolífico del escritor austriaco, pero también de la estrecha relación que estableció con su traductor. Cuando Barjau supo que le habían dado al Nobel a Handke le entró “una alegría muy grande porque se lo merecía”, afirma. Más de cuarenta años de intercambios literarios, lingüísticos y personales con un escritor que, aunque reconoce que “no es una persona fácil, sí es tremendamente adorable”.

“Le he traducido de todo, desde libros de ensayo a pensamiento sueltos, un género que cultiva mucho. También sus adaptaciones de viajes, estancias en ciudades europeas, del mundo…”, comenta Barjau, que es Premio Nacional de Traducción y también miembro de la Academia Alemana de Lengua y Literatura. La obra del austriaco es enorme. Más de cien títulos. Barjau no se queda con ninguno en especial, ni siquiera con sus libros más conocidos como Los avisponesEl miedo del portero ante el penalti, Ensayo sobre el jukebox o la obra de teatro Insultos al público, texto experimental en el que los actores no paran de encararse con los espectadores. Para él, como reconocimiento a la pasión que Handke también tiene por España, país al que ha acudido en múltiples ocasiones, es muy relevante La pérdida de la imagen o por la sierra de Gredos. “Por esta novela le dieron un premio y él lo compartió en el parador de Gredos con media docena de traductores generosamente”, señala Barjau.

“Yo me he hecho escritor, y tengo más que nunca la sensación de deber a los demás escribir para ellos”, escribía Handke en el ensayo Contra el sueño profundo. En literatura de Handke, Barjau indica que, pese a la fama del escritor –reacio a entrevistas y a siquiera atender el teléfono–, “en el fondo siempre hay la propuesta de un posible paraíso en la tierra antes de la muerte. Es un autor profundamente luminoso y alegre. Está siempre a la búsqueda de aquello que nos podría haber hecho felices y que pasamos de largo y no vimos”.

Handke está poderosamente influido por el Grupo de Viena, como su compatriota Elfriede Jelinek, que también se llevó el Nobel en 2004. Este grupo intentó cambiar el lenguaje en los años cincuenta. Buscaban una literatura que supusiera una reacción a la barbarie de los años cuarenta. “La orientación era que la impugnación a los bárbaros no se puede hacer con el lenguaje de los bárbaros, sino que hay que crear un nuevo lenguaje en el que sea imposible una crítica a Hitler, porque eso en el fondo significa cooperar con la barbarie”, comenta Barjau. Handke estuvo muy próximo al Grupo de Graz, donde estudió, que sustituyó al de Viena. “Él apostó por una nueva forma de escribir que purificara al ser humano e hiciera posibles las relaciones entre los humanos, ya que incluso el amor y la amistad también se vician con el lenguaje ominoso del terror”, sostiene el traductor.

En este sentido, la tarea no es fácil para sus traductores. El alemán ya de por sí tiene una sintaxis muy diferente a la de las lenguas romances con el verbo colocado siempre al final en las subordinadas o en aquellas cuyo verbo está conjugado en participio. “Es muy complicado porque tiene frases muy largas, con muy poca puntuación. Además, él va escribiendo lo que se le ocurre y luego lo modifica. Su prosa es como un meandro continuo”, manifiesta Barjau. Lo habitual en el idioma alemán son las frases cortas, pero Handke, en su pretensión de crear un lenguaje distinto, rompe incluso con las reglas de su propio idioma.

No obstante, sus libros quedan muy lejos de adentrarse en la psicología humana a la manera de los realistas franceses del XIX como Balzac o Flaubert. Su obra retrata a un hombre distinto, con un nuevo lenguaje, con una nueva forma de obrar y que es consciente del paraíso que está dejando atrás.

Utópico, idealista, Handke también se ha visto envuelto en la polémica por su cercanía con Serbia en la guerra de los Balcanes, una zona con la que tiene especial relación ya que su madre era de origen esloveno. Fue muy criticado por acudir al funeral de Slobodan Milosevic en 2006 y hasta hubo una campaña en su contra cuando le concedieron el premio Heine. Novelistas y cineastas como Wim Wenders (con quien había colaborado en El cielo sobre Berlín), Jelinek, Patrick Modiano y Emir Kusturica salieron en su defensa. Handke ha intentado varias veces explicar su postura en La noche del Morava y Contra el sueño profundo indicando que él estaba en contra del bombardeo de la OTAN.

“De esta cuestión yo solo puedo decir una cosa: si yo conozco un pacifista ese se llama Peter Handke, y este escándalo que ha surgido a raíz de sus obras sobre Serbia pende en gran parte de que la gente no ha llegado a la clave de lo que quiere contar. Para quien lo sepa leer bien, la clave que permite entender su ideas políticas, sobre toda de la antigua Yugoslavia, está en el subsuelo de todas su obras”, sostiene su traductor.

martes, 22 de octubre de 2019

El PEN Internacional contra el PEN México: otro culebrón mexicano

Por estos días, aunque nadie parece haberse enterado en esta parte del mundo, hay una pelea encarnizada entre el Pen Internacional y el Pen México. Hay acusaciones cruzadas, ríos de tinta en la prensa y un aire enrarecido que pone a México en una delicada situación y divide a sus escritores. Por eso, a continuación se reproducen dos notas publicadas en distintos medios, uno de España y otro de México, aparecidas con 9 días de diferencia para que los lectores de este blog tomen debida nota y saquen sus propias conclusiones.

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Magalí Tercero

La noticia, firmada por David Marcial Pérez y aparecida el 8 de octubre pasado en el diario El País, de Madrid, da cuenta de la actual situación por la que transcurren las relaciones entre el PEN Internacional y su filial mexicana. Según la bajada: “El centro mexicano de PEN Internacional vincula la suspensión a sus críticas contra la declaración a favor de los políticos catalanes presos”.

PEN México denuncia “represalias autoritarias”
tras ser suspendido por la asociación mundial de escritores

La relación entre PEN Internacional y su centro mexicano es cada vez más tumultuosa. La directiva de la asociación de escritores, que agrupa a unos 25.000 socios en todo el mundo y tiene entre sus objetivos la lucha por la libertad de expresión, decidió el sábado suspender a la filial mexicana por supuestas irregularidades en la elección de su última presidenta. La respuesta de PEN México ha sido denunciar “represalias autoritarias”, “acoso”, “intervencionismo” y “calumnias” a través de un comunicado. El cisma comenzó en enero tras las críticas del centro mexicano a la polémica declaración, impulsada por el centro catalán de la asociación, a favor de los políticos catalanes presos, que provocó también la dimisión de Mario Vargas Llosa.

El comunicado, que instaba a las autoridades españolas a retirar los cargos y liberar a Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, imputados por un delito de sedición, lo firmaban 14 centros –entre ellos el mexicano– de las 148 filiales de la asociación, además de contar con el respaldo del PEN Internacional, con sede en Londres. La entonces presidenta mexicana, Magali Tercero, respondió con otro comunicado afirmando que nunca le mandaron el texto y que su centro no firmó la declaración sobre los políticos catalanes.
“Nunca fuimos informados y fuimos utilizados”, señala la actual presidenta, María Rivera. El centro mexicano denuncia además que no ha sido la primera vez. En diciembre del año pasado, PEN Internacional emitió otro comunicado a favor de la liberación del político kurdo Selahattin Demirtas en el que afirmaba que PEN México le había adoptado como miembro honorario. “Tampoco nos consultaron lo más mínimo. Nos utilizaron otra vez para sus fines políticos. PEN Internacional está teniendo una política de intervención en los países que es una distorsión muy grave del sentido de la organización. Cuando protestamos por el comunicado de Cataluña no lo tomaron muy bien. Se sentían dueños de PEN México”, añade Rivera.

En la notificación de la suspensión al centro mexicano, a la que ha tenido acceso este diario, se afirma que la sede de la asociación “recibió quejas de las elecciones en México por irregularidades en su proceso”. La mesa directiva, compuesta por miembros de Sierra Leone, Myanmar, Suecia, Turquía, Líbano, Alemania, Estados Unidos y Estonia, revisó el caso y recomendó a la Asamblea de Delegados, reunida la semana pasada en Manila, que suspendieran al centro mexicano.

El comunicado de PEN México sostiene que “ninguno de nuestros miembros, ni si quiera el candidato perdedor, impugnó los resultados ni denunció irregularidad alguna”. Añade que la suspensión responde a una “represalia autoritaria ante el fracaso manifiesto de su directiva, encabezada por la estadounidense-mexicana Jennifer Clement, de apoderarse de nuestra organización a través de la imposición antidemocrática de un candidato”.

La intervención de la sede central de la asociación habría llegado, según la versión mexicana, a la interceptación y publicación de correos por parte de uno de los socios del centro afines a Clement durante el proceso electoral, que duró tres días. “Antes de que acabará, como se dieron cuenta de que iban perdiendo, nos amenazaron con que no iban a reconocer al ganador y que nos iban a suspender”, añade Rivera.

La comunicación formal de la suspensión por parte de PEN Internacional no especifica las irregularidades. “Conocemos lo que ellos arguyen porque se siguieron comunicando con la anterior presidenta. Por un lado, que algunos de los socios no cuentan con antigüedad suficiente para votar. Por otro, que publicamos qué votó cada socio, algo que hicimos como una medida de transparencia por su intervencionismo. En todo caso, los dos casos están absolutamente avalados por nuestros estatutos”, cierra la actual presidenta mexicana.

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Sin embargo, las causas esgrimidas por el PEN México no parecen ser las reales según se deja ver en la nota de publicada por Guadalupe Alonso Coratella, en el diario mexicano Milenio, el pasado 17 de octubre. En la bajada se lee: “Jennifer Clement (en la foto a la derecha) y María Rivera (en la foto a la izquierda), presidentas de PEN Internacional y PEN México, respectivamente, ofrecen su postura sobre el conflicto que provocó la suspensión del Centro mexicano tras las denuncias de corrupción en las últimas elecciones”.

La disputa por el PEN México

El PEN Internacional, asociación de escritores fundada en Londres en 1921, cuenta con más de 170 centros en 100 países, entre éstos el Centro México, que abrió sus puertas en 1923 impulsado por Alfonso Reyes. El PEN Club ha jugado un papel sustantivo en la lucha por la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos de periodistas y escritores. En este sentido, y ante las circunstancias sociales, el PEN México tiene en sus manos una gran responsabilidad.

En mayo, al término de la gestión de Magali Tercero como presidenta del PEN México, se convocó a sus 45 miembros a participar en una votación por correo electrónico en la que contendieron dos candidatos: los poetas María Rivera y Pedro Serrano. El conteo favoreció a la primera, pero surgieron voces impugnando el proceso, aunque ninguna se expresó en el seno del Centro México. La nueva presidenta entró en funciones. Entretanto, el caso llegaba a los más altos niveles del PEN Internacional.

En las denuncias se habló de corrupción, miembros registrados de último momento y cuotas pagadas con premura. Durante los meses de junio y julio, según se asienta en un comunicado del PEN México a sus miembros, Magali Tercero recibió notificaciones del director ejecutivo del PEN Internacional, Carles Torner, sobre la detección de irregularidades en la jornada electoral. El Centro mexicano asegura no haber recibido impugnaciones de sus miembros y explica que “las supuestas irregularidades referidas por Torner consisten en que Tercero publicó, en el informe final de la jornada, para dar certeza y transparencia al proceso, el sentido de todos los votos; y que nuevos miembros, incorporados antes de la jornada electoral, tomaran parte en el proceso. Ninguna de estas acciones constituye una violación a nuestros estatutos”.

El 8 de agosto, se informa a Magali Tercero sobre la decisión de proponer a la asamblea de delegados del próximo congreso internacional, en Manila, Filipinas, la suspensión del PEN México. La respuesta de la parte mexicana consta en una carta fechada el 25 de septiembre, dirigida a Jennifer Clement, presidenta del PEN Internacional; Katlin Kaldmaa, secretaria, y Carles Torner, director ejecutivo. “Rechazamos tajantemente que durante nuestro proceso electoral se haya incurrido en alguna irregularidad”; y más adelante, haciendo referencia a la violación de privacidad de los correos electrónicos, declaran: “Estos acontecimientos constituyen una maniobra de intromisión en la vida interna de nuestra organización, completamente inaceptable”. En el mismo escrito, que incluye, al final, los nombres de quienes conforman la asamblea PEN México, entre otros Homero Aridjis, Víctor Manuel Mendiola, Aurelio Asiain, Elsa Cross y Gabriel Zaid, lamentan que “en las condiciones de brutal violencia que atraviesa México, el PEN Internacional intente inhibir los canales de comunicación entre escritores mexicanos y de otras latitudes, capaces de incidir, con su solidaridad, en la defensa de la libertad de expresión que es cotidianamente vulnerada en nuestro país por fuerzas criminales”.

En los párrafos finales, el PEN México presenta una “enérgica protesta al comité directivo del PEN Internacional por su intromisión en la vida interna del PEN México y alerta a todos los demás Centros PEN de los riesgos y peligros para su autonomía y libertad, bajo su indebida política intervencionista”.

Fechada el 5 de octubre, desde Manila, Filipinas, el PEN Internacional envía a Magali Tercero un comunicado en el que informa que “la Asamblea de Delegados votó la suspensión de PEN México”, y aclara que la presidenta internacional se abstuvo del proceso y la votación.

Ante el aviso oficial de suspensión firmado por Katlin Kaldmaa, que se hace público el 8 de octubre, el Centro mexicano da a conocer su postura. Informa que el PEN Internacional se niega a dar respuesta a las denuncias de intervención, violación de su autonomía y censura, “hechos que dieron origen a una represalia autoritaria, concretada en la suspensión del Centro”. Enseguida se refiere a la utilización ilegal del PEN México, “usando su nombre en comunicados internacionales, sin autorización”, como es el caso del conflicto de Cataluña que llevó a la renuncia de Mario Vargas Llosa al PEN Internacional, o la liberación del político kurdo Selahattin Demirtas, afirmando que el PEN México lo había adoptado como miembro honorario. “Nuestra organización”, concluye, “continuará trabajando conforme a su autonomía jurídica, con independencia intelectual de cualquier clase de intromisión”.

En una conversación telefónica, el escritor y activista ambiental Homero Aridjis, presidente emérito del PEN Internacional, lamentó la suspensión del PEN México, del que también fue presidente, y consideró que fue “una decisión grave y arbitraria”. Él mismo, dijo, emitió su voto en las pasadas elecciones a las que calificó de “limpias y transparentes”. Consideró, además, que el caso tendría que haberse sometido a debate en el congreso antes de tomar una decisión unilateral sin la presencia de delegados del PEN México. Finalmente, concluyó, el PEN México, más que nunca, es necesario como un bastión de la libertad de expresión y defensa de los derechos humanos.

Jennifer Clement, presidenta del PEN Internacional, y María Rivera, presidenta del PEN México, accedieron a entrevistas exclusivas para Laberinto.

Declara Jennifer Clement: “Se han violado normas universales de una elección democrática. Son hechos comprobables que hay miembros registrados de último momento y cuotas pagadas con premura, así como que a miembros de antaño no les fue cobrada su membresía a tiempo. De esto se conforman las denuncias y sí, tenemos pruebas. La elección se impugnó de forma abierta, es decir, con la membresía, y se habló abiertamente a los miembros de las irregularidades un día antes de que cerrara el proceso. Lo único que encontraron los miembros que alzaron la voz fue un rotundo rechazo, y por eso fueron con las autoridades de PEN Internacional. Entiendo que Pedro Serrano esperó a que la investigación tuviera lugar, porque estaba enterado de las denuncias de otros miembros y se mantuvo al margen. Al saber que los resultados confirmaban las irregularidades, ha manifestado abiertamente su rechazo y ha aclarado su postura”.

Por otra parte, María Rivera asegura que “ningún miembro se suscribió al PEN México el mismo día de las elecciones”, y añade: “La confusión proviene de la mentira asentada en el comunicado del PEN Internacional, en el que dicen que cierto número de personas votaron en las elecciones al mismo tiempo que entraban a formar parte del Centro PEN México. Esto es completamente falso. Los nuevos miembros de PEN México se incorporaron antes de las elecciones que se llevaron a cabo del 29 de mayo al 1 de junio. El PEN Internacional hizo un uso indebido y mentiroso de la información de las elecciones al hacer público el sentido de los votos con la intención de desprestigiarnos y cuestionar la legalidad de nuestro proceso. Nuestra elección no fue impugnada en nuestra asamblea por absolutamente ningún miembro”. Y sobre el caso de Serrano, dijo: “Pedro Serrano se postuló como candidato a las elecciones y perdió. Teniendo el derecho para hacerlo, tras las elecciones, no impugnó el proceso electoral

Al preguntarle sobre la posible violación de los estatutos que rigen al PEN México, Jennifer Clement responde: “Hay normas de gobernanza que se dan por descontado en los estatutos de cualquier organización en pro de los derechos humanos en el mundo para llevar a cabo una elección democrática. No violar el secreto de voto y no inscribir nuevos miembros cuando el voto ya empezó son normas de gobernanza básicas de un proceso electoral. Esas son las razones por las que la secretaria internacional presentó a la asamblea la propuesta de suspender a PEN México”.

Para María Rivera, “la suspensión es una represalia autoritaria ante las denuncias que PEN México formuló sobre una serie de actos indebidos cometidos por PEN Internacional en perjuicio de PEN México, y ante el fracaso manifiesto de su directiva, encabezada por la estadunidense-mexicana Jennifer Clement, su máxima autoridad, y ex presidenta de PEN México, de apoderarse de nuestra organización para convertirla en dócil instrumento ante las asociaciones indebidas que han hecho con gobiernos y causas políticas en todo el mundo. Específicamente, con el gobierno de México, buscaban desaparecer la independencia intelectual y política de PEN México”.

El PEN México refiere también la versión de una actitud revanchista derivada de su postura frente al caso de la causa independentista catalana y la renuncia de Mario Vargas Llosa.

Para María Rivera, “el deslinde de PEN México del comunicado en el que usaron nuestro nombre sin autorización (para apoyar a los catalanes) evidenció que PEN Internacional estaba mintiendo en sus comunicados como lo denunció la ex presidenta Magali Tercero y también Mario Vargas Llosa en su carta de renuncia. Mintieron de igual modo cuando informaron que PEN México había elegido como miembro honorario al político kurdo Selahattin Demirtas, cosa totalmente falsa. La presidenta de PEN Internacional utilizaba a PEN México como si fuera de su propiedad y les molestó que lo hayamos hecho público en enero de este año”.

Jennifer Clement asegura: “No sé qué relación puede tener una cosa con la otra. Mi informe a la asamblea detalló la correspondencia con Vargas Llosa en enero a raíz de mi visita a la cárcel a dos escritores catalanes y el comunicado de prensa presentado a continuación. Pero no levantó el más mínimo debate en la asamblea, puesto que se trata de un caso básico de vulneración de la libertad de expresión que así también es vista por International Trial Watch, Amnesty International y el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de las Naciones Unidas, entre otros. Los centros de PEN y especialmente el comité de escritores encarcelados siguen muy de cerca la situación de los dos presos”.

Si bien los Centros PEN son autónomos e independientes, la presidenta del PEN Internacional reitera que “esa autonomía es esencial. Cada Centro desarrolla sus formas de organizarse, su participación en los comités y campañas de PEN Internacional y su programa de actividades, pero la autonomía no exime a ningún Centro de seguir las normas de gobernanza de PEN ni de entablar un diálogo con nuestras estructuras internacionales cuando surge un conflicto”.

¿Puede funcionar el PEN México sin el aval del PEN Internacional? María Rivera responde: “PEN México es una institución autónoma e independiente de escritores mexicanos, con personalidad jurídica propia, regida por sus estatutos y, como tal, su funcionamiento no depende de PEN Internacional”. Para Jennifer Clement “no parece que tenga sentido seguir sus labores al margen de PEN Internacional”.

Para finalizar, le pregunto a Jennifer Clement ¿qué significa la suspensión del Centro México? “Dejarán de formar parte de nuestras actividades internacionales. La secretaria internacional ha manifestado la voluntad de entablar un diálogo con la esperanza de que algún día la suspensión pueda ser levantada por otro voto de la misma asamblea”.

¿No habrá marcha atrás en la decisión de suspender al PEN México? “La Asamblea de Delegados siempre puede levantar la suspensión con un nuevo voto, puesto que la asamblea es soberana. Para que eso ocurra, imagino que convendría que un diálogo fructífero se entablase y desapareciesen las razones que llevaron a la suspensión de PEN México en el congreso de Manila”.

María Rivera respondió en los siguientes términos: “Nuestra organización continuará trabajando conforme a su autonomía jurídica, con independencia intelectual de cualquier clase de intromisión y, como desde 1923, defendiendo los principios de la libertad de expresión y la libre circulación de las ideas, oponiéndose a cualquier forma de censura, defendiendo una prensa libre, y ejerciendo la crítica de gobiernos, administraciones e instituciones”.

¿Estarías dispuesta a renunciar a la Presidencia del PEN México y llamar a nuevas elecciones en caso de que se requiriera como una forma de legitimar a la institución?, le pregunto. “PEN México es una institución totalmente legítima, con personalidad jurídica propia y tiene enorme importancia histórica. Por supuesto, no me prestaría a ser cómplice de la inaceptable intervención ni de la flagrante violación de nuestra autonomía, ni a negociar su independencia intelectual, cediendo ante la arbitrariedad y la injusticia”.

lunes, 21 de octubre de 2019

Por qué no hay que usar el Diccionario de la Real Academia, prejuicioso, racista y mal redactado (20)


Las  lenguas contienen lenguajes, y sabido es que, de acuerdo con algunos lingüistas, la lengua llamada natural es el mejor metalenguaje, siendo que se define al metalenguaje como el lenguaje creado para hablar de otro, o proceder a su análisis o crítica.

Un traductor, un escritor, no necesariamente son filólogos, pero tienen una inmediata percepción, por su práctica, del modo en que los lenguajes específicos van calando en la lengua natural (o lengua colectiva o lengua de todos).

Esta escalada, que termina en que muchas palabras específicas se convierten en naturales, no ha abierto la cabeza ni deja huellas en los redactores del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) casi nunca.

Se puede entrar en esta materia casi al azar. Elegimos el término “liquidez”, propio del argot económico. Su significado nace siendo metafórico: se trata de la capacidad de hacer líquido algo sólido. Esto no lo dice la Real Academia, sino nosotros. Por ejemplo, pueden hacerse líquidos los llamados activos de una empresa. Los activos son bienes. La economía los divide sutilmente en dos categorías: los activos fijos, que en términos generales son bienes no adquiridos con fines de venta sino de explotación –en términos concretos son las máquinas y muebles–, y los activos circulantes, que en síntesis son el stock de mercaderías y los productos financieros. Activo es todo lo que una empresa posee.

Ahora bien, para explicar qué es liquidez en términos económicos habría que dar una somera explicación de qué es el activo. Pero no haría falta si se recurre a la mera percepción general de liquidez. Así, por ejemplo, el sitio Debitoor, de España (https://debitoor.es/) define la liquidez lisa y llanamente: “La liquidez es la capacidad que tiene una entidad para obtener dinero en efectivo y así hacer frente a sus obligaciones a corto plazo.” Enseguida agrega: “En otras palabras, es la facilidad con que un activo puede convertirse en dinero en efectivo”. Y la palabra “activo” es aquí un link que remite a la definición pertinente en este glosario, pero quien no quiera pulsarlo sabe ya qué significa liquidez... entre otras cosas porque la propia palabra se lo dice, considerada en su aspecto metafórico.

El diccionario del sitio El Economista (https://www.eleconomista.es/diccionario-de-economia/liquidez) ofrece también una definición accesible al profano: “Cualidad de una inversión, por la cual es posible su transformación inmediata en efectivo. Para los valores cotizados, un buen grado de liquidez significa en general elevados volúmenes y frecuencias de contratación, y escasa diferencia entre los precios de compra y venta. Eso significa que se pueden comprar y vender valores, de forma instantánea, sin que el precio de la operación se vea afectado por ausencia de contrapartidas. Para medir la liquidez de una empresa se utiliza el ratio de liquidez, con el que se calcula la capacidad que tiene ésta para hacer frente a sus obligaciones a corto plazo.”

Si se piensa que estos sitios y muchos otros son para especialistas, es admirable su empeño por resultar claros y simples.

El DRAE no se toma ese trabajo. Procede como siempre a ser parco, pero no sintético, sino confuso y vago. Muy probablemente copiando y pegando escribe en sus acepciones 2 y 3 de la palabra liquidez (la acepción número 1 se refiere, claro, a lo obvio: “cualidad de líquido”):

2. f. Com. Cualidad del activo de un banco que puede transformarse fácilmente en dinero efectivo.
3. f. Com. Relación entre el conjunto de dinero en caja y de bienes fácilmente convertibles en dinero, y el total del activo, de un banco u otra entidad.

Aquí, si no sabemos qué cosa son el “activo”, vamos muertos. Pero además parecería que los redactores son banqueros, puesto que el concepto de liquidez, como se ha visto, abarca a todas las empresas, no sólo a los bancos. Esa totalidad de la economía queda reducido a “u otra entidad”, por ejemplo, el club Nolting de Ciudadela, o la calesita (carrusel) de don Genaro.