Mostrando entradas con la etiqueta José Guadalupe Moreno Alba. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta José Guadalupe Moreno Alba. Mostrar todas las entradas

domingo, 25 de abril de 2010

¿Vosotros? Sí, ustedes.

El mexicano José Guadalupe Moreno de Alba (Encarnación de Díaz, Jalisco, 1940; foto) es doctor en lingüística, filólogo, investigador y académico. Realizó sus primeros estudios en Aguascalientes, trasladándose luego a la Ciudad de México, donde ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Allí se licenció en Lengua y Literatura Hispánicas en 1968. Dos años más tarde, realizó la maestría en Lingüística Hispánica, doctorándose en 1975. Cursó estudios de posgrado en Fonología y Fonética, Semántica y Dialectología, contacto de lenguas, dialecto andaluz y tagmémica, además de lingüística contemporánea en el Centro de Lingüística Hispánica de la UNAM. En el Colegio de México estudió Entonación Hispánica y Dialectología General. Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, como profesor invitado ha impartido cursos en dieciocho universidades en Gran Bretaña, Francia, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Países Bajos. De 1969 a 1973 fue profesor de Filología Hispánica y de Español Superior en la Universidad Iberoamericana y de 1986 a 1989 fue profesor visitante en el Colegio de México y en la actualidad se desempeña como director de la Biblioteca Nacional de México. Su obra comprende Valores de las formas verbales en el español de México (1978), Morfología derivativa nominal en el español mexicano (1986), El español en América (1991), Diferencias léxicas entre España y América (1992), La pronunciación del español de México (1994), Nuevas minucias del lenguaje (1996) y La prefijación del español mexicano (1996). De 1992 es Minucias del lenguaje, que con cuatro reimpresiones (la última del año 2000), ofrece una lectura agradable de muchas de las preguntas que se hacen los hablantes de castellano, sin la pesadez y la bárbara prepotencia de los diccionarios de dudas más populares. El breve artículo que se reproduce sirve de ejemplo.

Ustedes/Vosotros

Los estudiosos del español americano han observado que no existe ningún fenómeno fonético, gramatical o léxico que pueda ser considerado como propio de toda América y ajeno a toda la Península Ibérica. Un fenómeno de tal naturaleza vendría a constituir un americanismo strictu sensu, un rasgo lingüístico americano en sentido estricto.

Lo que más se asemeja a este tipo de fenómeno es sin duda la ausencia, en América, del pronombre vosotros y, obviamente, de todas las segundas personas gramaticales de la conjugación, así como del correspondiente pronombre objetivo (os) y de los pronombres y adjetivos posesivos (vuestro, -a, -os, as).

En América, para la segunda persona del plural, existe solamente el pronombre ustedes, que procede de vuestras mercedes, y que concierta con verbo en tercera persona del plural: ustedes cantan. Asimismo nuestro sistema de posesivos se reduce, para esta persona, a sólo el adjetivo su(s) y al pronombre suyo, -a, -os, -as, lo que se presta a explicar confusiones entre el su correspondiente a él, ella, ellos, ellas, ello y el que se refiere a usted(es): ésta es su casa, ¿de él o de usted? Tal vez sea ésta una de las razones que expliquen la frecuente duplicación de posesivos en el español de América (o de México al menos): su casa de usted, su primo de mi papá.

Por el contrario, en la Península Ibérica el pronombre vosotros tiene plena vitalidad. Quizá puedan ser excepciones algunas pequeñas zonas andaluzas (pueblos de las provincias de Córdoba, Jaén y Granada) donde se dice ustedes cantaís o ustedes cantan (habla culta del occidente andaluz y dialectos canarios). En la mayor parte de España, en hablantes de cualquier nivel sociocultural, tiene absoluta vigencia la oposición vosotros/ustedes. Vosotros se usa para dirigirse a personas de confianza, a iguales o inferiores. El pronombre ustedes se reserva para usos formales, con personas a quienes no se conoce o a quienes no se tiene confianza: viene a ser una fórmula de tratamiento que necesariamente marca una distancia con los interlocutores.

Debe reconocerse que la carencia, en América, del pronombre vosotros supone la pérdida de una oposición importante (entre ustedes y vosotros) y, consiguiente, de los matices afectiso (que de ella derivan) en el momento de la comunicación.