miércoles, 4 de septiembre de 2024
"El tiempo es infinito pero el espacio de mi casa no"
miércoles, 18 de octubre de 2023
La grabación de una hermosa noche
Un agradecimiento especial para Leonora Djament, Virginia Ruano y Yanina Catellani, de Eterna Cadencia; Mateo Schapire, del Instituto Francés de Argentina y María Concepción Sudato, de la Alianza Francesa de Buenos Aires.
Aquí el link: https://www.youtube.com/
lunes, 9 de octubre de 2023
lunes, 18 de julio de 2022
"Podríamos haber creado una lengua tan distinta de la original como lo es el italiano del latín"
Ésta es una reflexión del narrador Daniel Guebel, publicada el 1 de abril de este año, en su habitual columna del diario Perfil, de Buenos Aires.
Lengua y
política
Leo un artículo acerca de las lenguas imaginarias (artificiales) en Argentina. Lo curioso del texto es que la página web donde aparece el artículo está salpicada de errores (“nurg” a cambio de “y” o de “o”, por ejemplo), que imagino deliberados, porque el dominio de esa página te ofrece acceso a “contenidos premium” pagando algunos verdes-Milei de circulación internacional cada año. Pero que un texto sobre esas invenciones invente una neolengua privada (xul solaresca) vaciando o sustituyendo términos sobre el español, al menos da que pensar.
Da que pensar que en nuestros comienzos como nación, en mixtura o rejunte con los pueblos originarios, podríamos haber creado una lengua tan distinta de la original como lo es el italiano del latín (quizá nos falten algunos siglos). A cambio de obrar esa fusión inventiva nos limitamos a conservar algunas nominaciones topográficas originales de los pueblos vencidos, a los que el empeño de los poderosos del dinero continúan desplazando de sus parcelas en favor de sus proyectos inmobiliarios, porque todo lo que no es de ellos es vacío, desierto a conquistar. Lo que queda son piedras, voces perdidas, registros fonográficos de sobrevivientes, ignorancia e ira.
Recuerdo haber leído hasta la mitad un libro de un autor argentino. El libro me pareció bueno y bien escrito pero lo dejé, y no dejo de preguntarme por qué, si durante años me preciaba de no abandonar nada a medio camino. Rápido me respondo que lo hice porque ya absorbí toda la información que ofrece a nivel sintáctico, en la organización de su frase. Recuerdo también una respuesta que me dio Dipi Di Paola cuando le pregunté por qué había abandonado la lectura de cierto libro: “Yo no leo argumentos, leo para ver cómo está hecho lo que leo”.
Conclusión falsa pero perentoria: del modo de leer se encuentra un modo de hacer la lengua y la literatura y la patria argentina.
miércoles, 27 de febrero de 2019
"Los libros leídos, esos que causan la impresión más poderosa, pueden, con el tiempo, disipar en el recuerdo el efecto consciente de su influjo"
jueves, 11 de octubre de 2018
Traductores visitan a Daniel Guebel en la tele
jueves, 27 de septiembre de 2018
Teresa Arijón, Bárbara Belloc y Jorge Fondebrider en la tele: un primer paso hacia el "Bailando"
jueves, 3 de mayo de 2018
Los azares que deparan las librerías de viejos
El 20 de abril pasado, el novelista Daniel Guebel publicó su
columna semanal en el diario Perfil,
de Buenos Aires. Trata sobre el director y guionista cinematográfico Billy Wilder (foto). Es esto que sigue.
De qué trata
Pegándole una ojeada a la vidriera, encuentro Nadie es perfecto, de Billy Wilder. Es el título de una de las tantas películas que Wilder filmó. Mi amor por el cine se ha reducido sensiblemente en el curso de los años, y solo recuerdo haber visto dos películas de él: Fedora y Sunset Boulevard. No obstante ese decrecimiento, Sunset Boulevard es una de mis películas favoritas y es un modelo narrativo que cito a la hora de recomendar, a la hora de instar a alguien a que se lance a escribir: sobre el plano de una pileta apenas iluminada en la noche flota un cadáver y se escucha una voz en off. El muerto narra su historia. La de un guionista fracasado al que los acreedores quieren cobrarle una deuda reteniéndole el coche. ¿Sacarle el auto a un americano? El guionista escapa a marcha forzada, y para ocultarse de la persecución se mete en el parque de una mansión de aspecto decadente que habita una vieja diva del Holywood del cine mudo, de la época de Cecil B. De Mille. Llega en el momento en que la vieja diva tiene que enterrar a su mono embalsamado, y confunde al guionista con el enterrador... Ese comienzo arbitrario lo convirtió en mi director preferido del que nada sé.
O sí sé algo: una frase y una anécdota. La frase: “Cuando uno está mal, escribe comedias. Cuando uno anda bien, tragedias”. La anécdota: Wilder dormía con un cuaderno y una lapicera en la mesita de luz, alerta siempre ante la posibilidad de que se le ocurriera un argumento. Una noche, despierta de un profundo sueño con el argumento íntegro de una película. Lo anota y luego sigue durmiendo, más que satisfecho, feliz. A la mañana, cuando despierta, se lanza sobre el cuaderno para leer su genialidad con los ojos perspicaces de la crítica matutina, y se encuentra con: “Chico conoce chica”.
Tomo Nadie es perfecto del exhibidor y voy a la contratapa. A cambio de los consabidos elogios y el esquicio biográfico que es de esperar, encuentro este diálogo:
“Samuel Goldwyn: ¿En qué está usted trabajando actualmente?
Compro el libro.