jueves, 31 de mayo de 2018

¿Quiénes son más imbéciles? ¿Los tipos de la RAE o nosotros que todavía les prestamos atención?


Según Linkedin (https://www.linkedin.com/company/grey-group-spain) , “GREY España, presidido por Javier Suso, es el tercer grupo de comunicación español. Con oficinas en Madrid y Barcelona y 200 empleados, GREY ofrece servicios de creatividad, desarrollo digital, desarrollo de marca, planificación estratégica y nuevos medios, healthcare, producción, mobile marketing, analytics, social media, RRPP, marketing promocional, Shopper marketing, entre otros”.

El rojo que destaca las palabras procedentes del inglés en la presentación institucional de GREY España es del Administrador de este blog, y sirve como curioso contraste con la campaña que esta empresa realizó conjuntamente con la Real Academia Española, de acuerdo con la información presentada en el sitio http://grey.com/spain

Allí, en una entrada correspondiente al 17 de mayo pasado, se lee: “La Real Academia Española y la Academia de la Publicidad se unen para luchar contra los anglicismos en la Publicidad”. (La mayúscula no es nuestra.) Y luego: “La Real Academia Española, RAE, y la Academia de Publicidad, AP, presentan una campaña rompedora con dos anuncios que ponen de manifiesto el abuso de los anglicismos en publicidad”.

Por si hiciera falta, después se aclara: “Una campaña de concienciación que tiene como objetivo fomentar el uso del idioma español no sólo en los spots sino en la sociedad en general. Enric Nel.lo, Director General Creativo de Grey España, agencia encargada de la campaña,  explica cómo se está desarrollando: ‘Luchamos contra los anglicismos con sus propias armas: lanzamos dos productos, un perfume para mujeres y unas gafas de sol para hombres, a través de una campaña de publicidad cuyo objetivo es demostrar los grandes malentendidos que el uso desmedido del inglés en la publicidad provoca en el consumidor’, y añade: ‘Desde la RAE y la Academia de la Publicidad creen que el español está amenazado seriamente por la invasión del inglés en todos los ámbitos, sobre todo en el lenguaje comercial y profesional. La publicidad es uno de los principales sectores implicados, ya que el uso excesivo de los anglicismos en los anuncios que se emiten en España no sólo afecta a las marcas, sino directamente a la población general y a cómo perciben los mensajes comerciales’.”

Como si todo esto no fuera ya bastante triste, Grey España explica en qué consistió su campaña: http://grey.com/spain/work/key/rae/id/12528/

Lo hace en estos términos:

El entorno
La publicidad genera cambios de comportamiento, para bien y para mal. En su afán por diferenciar los productos y hacer que sean percibidos como superiores, más apetecibles, tecnológicos y novedosos, la publicidad ha empezado a hacer un uso indiscriminado del inglés, reemplazando palabras que existen en nuestro idioma por anglicismos que, muchas veces, no todo el mundo conoce.

Esta campaña nace para concienciar respecto de problema, hacer ver el sinsentido de utilizar términos en inglés y dejarnos persuadir por ellos.  En definitiva, para luchar contra la invasión de los anglicismos.

El reto
Lanzamos dos productos (un perfume llamado Swine y unas gafas con blind effect) con un spot un tanto absurdo, plagado de términos en inglés, en el que anunciaba que se podía pedir el perfume a través de la web.

La gente, confundida con los términos, recibió en su casa una muestra del maloliente perfume Swine (que significa CERDO) y y unas inútiles gafas de sol Sunset Style with Blind Effect (que significa efecto ciego)

La estrategia
Resolvíamos la campaña explicando el significado del nombre de los productos del por qué de la campaña. Todo ello para generar debate mediático y social, y calentar el ambiente antes de una jornada organizada por la Real Academia Española para tratar los anglicismos en la publicidad, que tuvo lugar el 18 de mayo en la RAE.

Hay dos melancólicas conclusiones.

La primera es de Borges: ¿para qué hacerle caso a la publicidad, cuando quien la hace es el que promociona el producto que se vende, ya sea porque lo fabrica o porque le pagan para que lo promocione?

La segunda es nuestra: ¿cómo es posible que con ejemplos tan flagrantes de imbecilidad –para no hablar del siempre plagiario Pérez Reverte–, en América todavía se le preste atención a la Real Academia del Orto? ¿Cómo hay aún editoriales o periódicos y revistas en Latinoamérica que, en sus oficinas y redacciones, se guíen por las normas que dictan estos alcornoques? ¿Quién carajo puede tomar como principio de autoridad las sesudas decisiones a las que llega esta cáfila de desquiciados?

miércoles, 30 de mayo de 2018

Ortografía y demagogia en España y América


En Roma la plebe monoptongaba au en o, lo que se prestó en más de una ocasión al fraude y a la demagogia. Tal fue el caso del nombre del tribuno de la plebe Claudio, representante de la aristocracia, que transformó su nombre en Clodio para fingir su pertenencia a la clase popular. La excusa era facilitar la pronunciación.

Mucho después, en tiempos de la Revolución francesa, los gramáticos franceses eliminaron el presente del subjuntivo de las proposiciones incluidas para imitar la manera de hablar del pueblo, que reemplazaba ese tiempo con el futuro imperfecto. A nadie se le ocurrió educar al pueblo en lugar de simplificar la sintaxis por decreto. Hoy en día, ésa es la norma.

Hace un par de años, aproximadamente, la Real Academia Española, haciendo uso del mismo recurso claramente demagógico, decidió modificar la ortografía de los pronombres demostrativos éste, ése y aquél, eliminando las tildes que los distinguían de los adjetivos este, ese y aquel; otro tanto sucedió con el adverbio sólo al que también se le eliminó la tilde para lograr una perfecta confusión con el adjetivo solo. Y todo en aras de “simplificar” la ortografía al nivel del gente.

En el futuro, dado que a muchos españoles se les presenta el problema psicológico de pronunciar el grupo tl, puede que el océano deje de ser Atlántico para devenir Alántico y que el Atlético de Madrid pase a ser simplemente el Aleti. ¿Qué va a pasar entonces? ¿En América vamos a aceptar la eliminación de tl en aras de "simplificar la ortografía"? O peor aún, si al espárrago parlante que hace las veces de rey de España se le cae un diente y por eso empieza a pronunciar mal algún sonido, ¿vamos a admitir sus problemas odontológicos, aceptando esa variante patrognómica como norma de la lengua?

La cuestión no es nueva, como lo demuestra el siguiente fragmento de un discurso de la lingüista argentina Ofelia Kovacci, quien en la presentación de la Ortografía de la Real Academia Española, el 9 de septiembre de 1999, se refirió a la cuestión, ofreciendo ejemplos de modificaciones ortográficas propuestos a uno y otro lado del Atlántico (que se pronuncia con tl, claro).


La ortografía en la historia del español
(fragmento)

[...] También en América ha habido preocupación por la lengua y la ortografía. Recordamos las ideas de D. Andrés Bello, quien junto con Juan García del Río se refería en 1923 a la importancia de una “escritura uniformada de España y de las naciones americanas”(1). Su fin era el mismo que lo impulsó más tarde a escribir su Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847):

Juzgo importante la conservación de la lengua de nuestros padres [...] como un medio providencial de comunicación y un vínculo de fraternidad entre las varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes (Gramática, “Prólogo”).

Por otra parte, en el artículo de 1923 expresaba claramente el “celo por la propagación de las luces en América; único medio de radicar una libertad racional, y con eIla los bienes de la cultura civil y de la prosperidad pública” (p. 87). Lograr este objetivo superior, que concierne a la educación general, requiere instrumentos adecuados; de ahí la necesidad de la reforma ortográfica:

Entre los medios no sólo de pulir la lengua, sino de extender y generalizar todos los ramos de ilustración, pocos habrá más importantes que el simplificar su ortografía, como que de ella depende la adquisición más o menos fácil de los dos artes primeros, que son como los cimientos sobre que descansa todo el edificio de la literatura y de las ciencias (pp. 71-72).

En cuanto a la orientación de las reformas, evidentemente BeIlo seguía las hueIlas de Quintiliano y Nebrija (“escribir como pronunciamos”), y también de la Real Academia Española, en cuanto al principio fonético. Bello defendía la correspondencia unívoca entre cada fonema y cada letra. También tenía un argumento estético: la ortografía, cuanto más sencilla, más beIla será. (2)

El proyecto de reformas de 1823 contemplaba dos etapas. En la primera se proponía:

representar la consonante velar fricativa con la letra j en todos los casos: (jarro, jenio, elejir; joya);

la vocal i siempre con i (mui, voi, leer i escribir);

la vibrante múltiple con rr, siempre que aparece (rrazón, prórroga, enrredo), reservando la r para la vibrante simple (arar, ombre, arte);

la fricativa interdental siempre con z (zorro, zumo, zebo, zineo);

suprimir letras mudas: la h de ombre, abla, onor, y la u después de q como en qe, qema, qinto.

En la segunda etapa:

representar la consonante oclusiva velar sorda siempre con q (qasa, qonqista, quna);

suprimir la u muda en los contextos g-e, g-i (gerra, ginda).

Estas reformas se proponían para “someterlas desde ahora a la discusión”, y en la práctica los autores solo adoptaban las dos primeras de las ocho propuestas, a las que agregaban la sustitución de x final de sílaba por s; en el artículo de 1923 escribían, por ejemplo: “estender i generalizar...”.

Las dos primeras propuestas fueron aceptadas ampliamente en Chile, y esta reforma se llamó la “ortografía de Bello”. En 1835 D. Francisco Puente agregaba algunas otras modificaciones a las de Bello, entre las que se aceptó el reemplazo de la letra x por s ante consonante: estremo « extremo) (3). Esta ortografía se llamó “ortografía chilena”.

En 1843, encontrándose Domingo Faustino Sarmiento exiliado en Chile, Bello fue nombrado rector de la Universidad de Chile, recientemente creada. Sarmiento se contaba entre los miembros fundadores de la Facultad de Filosofía y Humanidades, la que también supervisaba las escuelas primarias y secundarias. Preocupado por el problema ortográfico en la preparación de cartillas y silabarios, después de consultas con Bello y de haber sido alentado por él, Sarmiento leyó ese año en la Facultad un proyecto de reforma ortográfica: Memoria sobre ortografía americana. Su propósito era no solo facilitar la alfabetización de la mayoría, sino también lograr la independencia cultural respecto de España.

En la Memoria critica a la Real Academia Española por sus principios ortográficos, y señala el estado de postración de la literatura española de la época. Pretendía que en América se escribiera de acuerdo con la pronunciación americana. Propone eliminar la z -junto con la e ante e, que no se pronuncia como zeta en América, y emplear en su lugar la s; eliminar la v y sustituirla por la b; reemplazar la y por i; la x puede representarse por sus componentes es o gs; reemplazar qu por e, y distinguir r / rr según la pronunciación. La Facultad nombró una comisión para estudiar la propuesta, mientras se suscitaba una larga polémica, en la que intervinieron periódicos, profesores y literatos, y en 1844 aprobó la reforma en lo que coincidía con la propuesta de Bello, aunque el estado deliberativo persistía (4).

En 1847 la prensa empezó a abandonar el seguimiento de la polémica, y se manifestaba resistencia a la innovación ortográfica por la anarquía que provocaba en las escuelas. Como consecuencia, a propuesta de Bello se abandonó la reforma en 1851. En la práctica Chile mantuvo por años algunas modificaciones –algunos escritores las empleaban–, mientras las polémicas continuaban. Finalmente, el 12 de octubre de 1927 se determinó adoptar la ortografía de la Real Academia en homenaje a España. La reforma chilena tuvo repercusión temporaria en varios países del continente y Sarmiento, en pleno debate, se vio apoyado por una Academia Literaria i Científica de profesores de Instrucción Primaria de Madrid, que también propugnaba una reforma.

En España en esos momentos no se consideraba obligatorio acatar las disposiciones de la Real Academia. Pero actitudes como la de los maestros madrileños provocaron que en 1844 una Real orden impusiera en la enseñanza las normas académicas, y la Reina pidiera a la Academia que expusiera sus reglas en un manual para la enseñanza. Así se publicó en 1844 el Prontuario de ortografía de la lengua castellana, que tuvo numerosas ediciones hasta 1928, así como otro Prontuario en preguntas y respuestas, de 1870, con reediciones hasta 1928. La edición 31, de 1931, la última aparecida de la obra, varía el título: Prontuario de ortografía de la lengua española.

A reformas del tipo de la chilena se adhirieron algunos escritores; tal el caso de Juan Ramón Jiménez, quien se limitó a la representación de la consonante fricativa velar, para la que eligió la j: (májico, márjenes, jigantesco, frájil, prodijioso) y a la escritura simplificada de algunos grupos consonánticos (istante, esplosión).

Jorge Luis Borges también empleó fugazmente una ortografía heterodoxa. Recuerda en la Autobiografía (5) publicada en 1970, que después de intentar “imitar prolijamente a dos escritores españoles barrocos del siglo XVII, Quevedo y Saavedra Fajardo”, y de haber hecho “todo lo posible por escribir latín en español”, queriendo librarse de ese estilo trató “de ser lo más argentino posible”. Un recurso fue imitar a defensores de la reforma ortográfica americana del siglo anterior en su libro Luna de enfrente, de 1925. Dice Borges en la Autobiografía:

Entre otras tonterías, mi primer nombre aparecía escrito, a la manera chilena del siglo diecinueve, como “Jorje” (un desganado intento de grafía fonética); usaba “i” en vez de “y” tratando de ser lo menos español posible (Sarmiento, nuestro mayor escritor, había hecho lo mismo); y omitía la “d” final en palabras como “autoridá” y “ciudá”. En ediciones posteriores [ ... ] podé las excentricidades (p. 83).

La alusión a la ortografía más reciente y polémica de un escritor famoso, que tuvo amplia resonancia en la prensa, ha sido la de Gabriel García Márquez. La pronunció en abril de 1997 en un Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Zacatecas (México) ante periodistas, escritores, académicos, lingüistas y también el rey de España: pidió “jubilar la ortografía”. No se trató de una propuesta concreta, sino de un enunciado detonante, y sus aclaraciones posteriores no arrojaron mayor luz sobre el alcance de la frase ni sobre su fundamento.

Sin embargo, seis meses antes, en octubre de 1996, García Márquez había disertado en la asamblea anual de la Sociedad Interamericana de Prensa, celebrada en California (6), donde también se ocupó de la ortografía; allí, refiriéndose a las “deficiencias flagrantes” de muchos redactores de periódicos en la actualidad, dijo: “Tienen graves problemas de gramática y ortografía”, y agregó que la transcripción de grabaciones “es la prueba de fuego: confunden el sonido de las palabras, tropiezan con la semántica, naufragan en La ortografía y mueren por el infarto de la sintaxis”. Queda como incógnita cuál es el verdadero pensamiento del celebrado escritor.


Notas:
1 “Indicaciones sobre la conveniencia de simplificar y uniformar la ortografía en América”, en Andrés Bello, Estudios gramaticales, pp. 69-87, ed. cit. (en n. 4), que moderniza la ortografía. En la versión original del artículo, publicado en Biblioteca Americana, Londres, 11 de abril de 1823, los autores escribían: “de Espania i de las naciones americanas”; “hoi”; etc.
2 “Ortografía” (1844), en A. Bello, Estudios gramaticales, p. 100.
3 Cf. Lidia Contreras, “Los académicos chilenos ante la cuestión ortogrática”, en su Ortografía y grafémica, Madrid, Visor, 1994, p. 195.
4  Con la ortografía nueva aparecía en 1845 la edición del Facundo de Sarmiento (también publicado en folletín en El Progreso de Santiago de Chile): Civilización i barbarie. Vida de Juan Faculldo Quiroga i aspecto físico. costumbres i ábitos de la República Arjentlina (título); “la vasta estellsión arjentina”; “ella sola esplota las velllajas del comercio estralljero”; etc.
5 Jorge Luis Borges con Norman Thomas di Giovanni, Autobiografía 1899-1970; traducción española de Marcial Souto y Norman Thomas di Giovanni de “Autobiographical Essay” (publicado en The New Yorker, 1970), Buenos Aires, El Ateneo, 1999. Las citas corresponden a las pp. 80-83.
6 El diario La Nación de Buenos Aires publicó la disertación los días 8 y 9 de octubre de 1996.

martes, 29 de mayo de 2018

Según dice Rafael Spregelburd: "Parece que nos hemos deshecho felizmente de nuestra historia. La hemos cambiado por entusiasmo y alharaca"

Una vez más, Rafael Spregelburd, esta vez en su columna del diario Perfil del 11 de mayo pasado. 

FILBO, Fulbo, Fútbol

La Argentina fue la invitada de honor de la Feria del Libro de Bogotá, la FILBo, un evento que en gran medida bajo la influencia de las ferias de Buenos Aires y de Frankfurt fue evolucionando hasta el megaevento que es hoy. Hubiera sido genial estar a la altura. Bajo el eslogan “La literatura argentina sale a la cancha” todo el pabellón nacional quedó apoltronado de fútbol: la entrada, una remera, precedía a una manga con ruidos de cancha y papelitos; al llegar, no una sino dos canchas de formas alargadas y dudosas en las que se podía practicar el tiro penal, ya que poco y nada la lectura.

Si forma es contenido y viceversa, habría que ver en qué estaban pensando cuando diseñaron este envase para una cosa que –idealmente– no requiere de ninguno. El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, mentor del concepto, lo defendió con penales y una arenga: “El pasado cultural argentino, como el colombiano, es enorme. Nos reconocemos en él. Pero a veces el pasado puede ser opresivo, una mochila demasiado pesada”. Y propuso “encontrarse con la Argentina contemporánea que a partir de ese pasado escribe su propia historia en este presente, con las voces de una treintena de escritores, ilustradores de distintos géneros que nos van a mostrar el nuevo capítulo de ese enorme libro de la historia de la literatura”.

Parece que nos hemos deshecho felizmente de nuestra historia. La hemos cambiado por entusiasmo y alharaca.

En el pabellón, libros se encuentran pocos, pero sí muchas fotos decorativas de escritores. ¿Serán la historia? Y choripanes. Choripanes a rabiar. Pero no es ninguna novedad que las ferias del libro viren a encuentros gastronómicos.

Alberto Manguel pidió disculpas en nombre de todos los argentinos por el absurdo populista. Identificarse con fútbol en países latinoamericanos y futboleros supone, además, dividir por camisetas, competencias y rencores infiltrados por el opio de los pueblos. ¿A quién no le daría algo de tirria por aquí ver a autores brasileños encabezados por Pelé? Mis amigos colombianos (nos aúna la acidez) no lo dejaron pasar. Hago mías las palabras de la gran autora Carolina Sanín: “Los libros también son juegos: juegos más divertidos, más vitales, más bellos que el fútbol. Pero, también, son más peligrosos que el fútbol. En esta descarada macrización del continente, por supuesto que por delante va el fútbol: algo que a todos gusta, que a todos supuestamente nos une, que a todos adormece y en lo que no entran en juego las ideas”.

lunes, 28 de mayo de 2018

"La pérdida de lenguaje supone el final de los conocimientos transmitidos con la sabiduría original de cada pueblo y su historia"

Publicado en el blog de Eterna Cadencia, el siguiente informe de la periodista Lala Toutonian, publicado el 16 de mayo pasado, da cuenta del estado actual las lenguas en el mundo, con especial acento sobre aquéllas que corren riesgo de desaparecer.

Lenguas en peligro de extinción:
unas 25 desaparecen cada año

Nada más importante que la lengua a la hora de la comunicación. La impronta cultural más destacada, la identidad misma de un pueblo: su idioma. Se cree que actualmente existen casi seis mil en todo el mundo y prácticamente la mitad de ellas corren peligro de extinguirse antes del final de este siglo. Esta derrota cultural tiene diferentes causas, que trataremos en el informe, pero su peor consecuencia es la pérdida de la sabiduría ancestral de quienes nos han precedido.

Según el lingüista francés Claude Hagège, unas veinticinco lenguas desaparecen todos los años mientras que más de 3.000 carecen de escritura. Mientras tanto y a partir de la globalización, el inglés, el español y el chino son las más habladas.

La lengua materna, ese primer idioma que escuchamos, es la transmitida por la madre, de ahí su definición. La primera lengua adquirida, la nativa, esos fonemas torpemente articulados, son los que pedagógica y culturalmente nos guiarán y serán la base de cualquier otro lenguaje que se adquiera a lo largo de la vida. Claro que en un país como Argentina, donde gran parte de su población desciende de inmigrantes, se puede dar la particularidad del bilingüismo (pueblos desterrados como el armenio se mantendrán vivos gracias a la impronta cultural de su idioma y así sus sucesores lo heredarán desde el primer día). Guerras, invasiones y las mal llamadas colonizaciones -más bien conquistas- son las primeras causas de la muerte de la lengua; también la fortuita desaparición de los habitantes de una tierra por las mismas causas. Fenómenos migratorios amenazan tradiciones, sometimientos militares dictatoriales, apuros económicos o empobrecimiento de legislaciones educativas también son algunos de los gérmenes que atentan contra la expresión cultural de un idioma. Como ejemplo: el tsunami de 2004 en el Océano Índico provocó que pequeños grupos étnicos de las islas Andamán prácticamente se extinguieran y con ellos su herencia lingüística.

Las regiones del mundo con más diversidad lingüística –Oceanía, el África Subsahariana y Sudamérica– son las que cuentan con un mayor número de lenguas en peligro de desaparición.

En Europa, por ejemplo, existen según la UNESCO, treinta y tres idiomas (muchos ya en calidad de dialecto, por la cantidad de personas que lo hablan) que estarían a punto de desaparecer. Por ejemplo: el idioma alemán denominado gottscheerish es hablado por un grupo étnico alemán poco estudiado que vive en la ciudad de Nómadas en Eslovenia o el ter sami, una forma de ruso del pueblo de Lviv en Ucrania donde actualmente lo hablan menos de diez personas. En Suecia, el pite sami también lo mantienen unos diez habitantes del condado de Arjeplog o el votic, al oeste de San Petersburgo en Rusia. En la Federación rusa ocurre el caso de que los grandes idiomas absorben a los más pequeños por cuestiones de extensión de territorio y la hegemonía que mantuvo durante sus años en el Cáucaso como lo fue con la URSS (algo similar ocurre en China). El gagaúzo en Bulgaria; el walser, un dialecto alemán de Suiza arcaizante que tiene su origen ¡en la Edad Media! Hoy es hablado por menos de trescientas personas. Grecia padece la muerte de varias de las mutaciones idiomáticas que ha sufrido a lo largo de la historia, lo mismo Italia, Francia, Bélgica, Alemania y Croacia. De todas estas lenguas ancestrales prácticamente no queda registro literario. En la Isla de Man en el Reino Unido, el último orador de su lengua primera murió en 1974.El livonio, de origen letón, murió con su último parlante, un hombre que falleció en 2013. En Finlandia se hablan diferentes dialectos lapones que mancomunan a menos de 200 habitantes lo cual presupone una pérdida prácticamente inmediata. Parte de la misma familia urálica, el sami en Noruega y en Suecia corren la misma suerte. Y aunque haya registro de 300.000 parlantes del bretón, la zona de la Alta Bretaña en Francia, también está perdiendo su fuerza.

Cada lenguaje es hacedor y dueño de su propia estructura de valores éticos, una filosofía única que responde a su bagaje atávico y así es como su pérdida supone el final de esos conocimientos transmitidos con la sabiduría original de cada pueblo y su historia.

En el continente americano murieron de modo estrepitoso idiomas y dialectos tras la irrupción y la conquista salvaje de españoles y portugueses. Hoy, las lenguas amenazadas son el creole holandés berbice, mapidiano mawayana en Guyana; el tawahka, tolupan y maya-chortí en Honduras; el kiliwa, ocuilteco, matlatzinca y ópata en México y el rama y miskito en Nicaragua. El caso de Brasil en particular es alarmante: hasta el siglo XIX se hablaban aproximadamente mil variantes dialectales de las cuales se mantienen apenas 200. India hoy conserva una pluralidad de 400 lenguas minoritarias de las que se cree había el doble. Las grandes lenguas amerindias tienen asegurado el futuro por su gran vitalidad: el quechua con ocho millones de hablantes, el guaraní con siete millones (más de 90% de la población paraguaya lo habla), el nahua con un millón o las lenguas mayas con seis millones en sus variantes lingüísticas yucateco, quiché, mamé, cachiquel, y pocas más.

También se han dado casos de lenguas muertas como el hebreo, que dejó de hablarse en el siglo IV aunque seguía utilizándose en la liturgia y fue revitalizada en el siglo XIX convirtiéndose así en lengua oficial de Israel. O como el valor del latín en la misa católica.

También existe la discriminación lingüìstica -precedida por una étnica y cultural- como en el caso del catalán y el vasco durante el franquismo o el de los aborígenes australianos a quienes también se les prohibía el uso y la educación de sus lenguas (se calcula que entre 1910 y 1970 unos cien mil niños aborígenes fueron apartados de sus padres para vivir en casas de colonos blancos con el fin de “adaptarse” a la nueva cultura aunque la verdadera intención era que renunciasen a la suya propia. La “generación perdida”, la llaman con dolor).

Llamamos evolución a la adaptación del medio y no como sinónimo de mejora o crecimiento; entonces, urgen políticas de coyuntura que alberguen y sostengan lenguas minoritarias en sistemas educativos que las fomenten. Eso es supervivencia y no solo cultural sino humana.

viernes, 25 de mayo de 2018

"La traducción de una emoción más que la traducción literal de las palabras"

Publicado en Letra Global, el siguiente artículo del poeta y traductor español  Antonio Rivero Taravillo (Melilla, 1963) se ocupa de El poema extranjero una colección de poemas traducidos por su compatriota Juan Peña (Paradas, 1961) para la editorial La Isla de Siltolá, obra que ve en sintonía con la de Jordi Doce, comentada en este mismo blog ayer

La traducción de una emoción

Juan Peña
Para ser un pueblo no particularmente grande, Paradas (Sevilla) puede presumir de tener entre sus hijos a dos poetas de fuste: el primero es Javier Salvago; el segundo, (en edad), Juan Peña. Nació este en 1961, y es conocido sobre todo por sus letras flamencas, pero tiene en realidad una obra amplia y polifacética a sus espaldas. En La misma monotonía (2013) reunió una antología de sus versos. Luego ha publicado Destilaciones (2016). Ahora, en la colección Nuevas Traducciones de editorial La Isla de Siltolá, ofrece El poema extranjero, una colección de versiones a partir de poemas en alemán, inglés, francés e italiano. Hace así, ampliando el número de lenguas pero con una muestra mucho más breve, algo parecido a lo realizado por Jordi Doce que quedó comentado aquí no hace mucho.

La citada colección de Siltolá la integraban de momento solo dos volúmenes de Hilario BarreroLengua de madera y A quien pueda interesar. Peña traduce aquí a HölderlinKeatsLeopardi, Baudelaire, Yeats, Kipling, Rilke y Dylan Thomas. Los poemas traducidos son, respectivamente, "A las Parcas"; un fragmento de Endymión, las justamente célebres odas a un ruiseñor y a una urna griega, y "Brillante estrella"; "El infinito" y "A Silvia"; "Correspondencias"; "Innisfree, la isla del lago", "Un aviador irlandés prevé su muerte", "Lo que he vivido" y "El viaje a Bizancio"; "Si"; "Torso de Apolo arcaico"; y, finalmente, "Y la muerte no tendrá dominio". La edición es bilingüe, lo que es casi atrevimiento teniendo en cuenta lo mucho que se apartan a veces las traducciones de los originales

En la Nota del autor, Peña advierte: “En ocasiones, sin premeditación, se me ha impuesto la traducción de una emoción más que la traducción literal de las palabras que crearon esa emoción. De ahí que mis errores se deberán no sólo a mi impericia filológica, sino a que yo, como lector, acaso haya leído una emoción equivocada en un poema extranjero.” Lo cierto es que multiplica a veces el número de versos, añade alguna estrofa, rompe las medidas, estira un soneto.

Sorprende que elija prolongar los endecasílabos de "El infinito", el estremecedor poema leopardiano, cuando tan fácil es emplear ese molde también en español. Cierto que muchos lo han hecho así antes, y que quizá para distinguirse Peña haya optado por esta escansión más libre, a menudo alejandrina. Mucho más ceñido, "A Silvia" tiene la melodía exacta y traidora capaz de llenar de lágrimas los ojos: “¿Aún recuerdas, Silvia, aquel tiempo / de tu vida mortal, / cuando ardía en tus ojos la belleza / de una mirada tímida y risueña, / y alegre y pensativa / iniciabas la breve juventud?”

En "Un aviador irlandés prevé su muerte", este título que tomó prestado Justo Navarro, adopta una solución plausible en un pasaje que incomoda a los traductores, ese waste of breath aplicado a los años transcurridos y a los venideros, que no tiene fácil correspondencia y que en todas las traducciones que conozco me resulta insatisfactorio. Peña vierte: “en los años vividos, inútiles, vacíos, / en los años que aún habría de vivir, / inútiles, vacíos.” Por su parte, el And death shall have no dominion de Thomas se convierte en el algo simple “No vencerá la muerte”, aunque se respeta el título literal de Y la muerte no tendrá dominio

A poco que se hurgue se apreciarán las disparidades, pero también no pocos aciertos. Así, el sylvan historian de Keats se convierte en “inmutable rapsoda”. Lo importante es que los poemas traducidos en este libro se pueden leer de manera autónoma, con olvido de que sean traducciones. El soneto de Rilke es un buen ejemplo de ello. Su primer cuarteto es ya da una musicalidad elegante y evocadora que, de haber escrito en español el poeta praguense de lengua alemana, ya habría querido para sí: “No vemos la cabeza mitológica / con ojos que brillaron como gruta madura. / Pero su torso fulge con un fuego / que ha llegado hasta aquí, intacto y mutilado”.

Dije antes que Peña es autor de letras flamencas. Esto me hace recordar que hace poco se celebró en la Residencia de Estudiantes un homenaje a Federico García Lorca con motivo del 120 aniversario de su nacimiento, en el que se prodigó la música, incluida la de la becqueriana arpa, y se leyeron traducciones del poeta granadino al inglés y al irlandés. Theo Dorgan recitó sus versiones gaélicas, que es un idioma que viene muy bien al estro popular de Lorca, poeta que ha sido muchas veces traducido por sus colegas irlandeses. Son especialmente atinadas las versiones que hizo Michael Hartnett en Gypsy Ballads a partir del Romancero gitano. En la tierra de Yeats, Lorca es muy apreciado, y no es raro al hojear los volúmenes de la sección de poesía de Hodges Figgis, la librería dublinesa citada en Ulises, hallar citas y versiones de nuestro compatriota.

Traducir poesía no es solo atenerse a las palabras, a la métrica. Como bien observa Juan Peña en su preámbulo, tiene mucho que ver con las emociones. Estas podrán mudar de palabras, pero pueden ser equivalentes, un idéntico escalofrío. Al final, la poesía es eso: expresar lo inefable.


jueves, 24 de mayo de 2018

Una gran antología traducida por Jordi Doce

De acuerdo con su propia publicidad, Ediciones Trea fue fundada en Gijón (Asturias, España) en 1991, y “ha consolidado un prestigioso catálogo con más de un millar de títulos. El eje de su proyecto editorial es el ámbito de las Humanidades y las Ciencias Sociales, atendiendo también a la creación literaria y las ediciones de arte y bibliofilia, entre otras materias como la cultura alimentaria y gastronómica”.

Quienes deseen saber más sobre las actividades de esta prestigiosa editorial española de provincias, puede dirigirse a su sitio web: http://www.trea.es/p/home

Entre muchos otros títulos traducidos, Ediciones Trea cuenta con volúmenes dedicados a los suizos Gustave Roud y Philippe Jaccottet, a los polacos Jósef Baran, Stanislaw Baranczak y Ewa Lipska, a los galeses R.S. Thomas y Menna Elfyn, a los estadounidenes Edgar Allan Poe, Hart Crane, Tess Gallagher, Theodore Roethke y Robert Hass, y ahora suma la muy curiosa antología Libro de los otros, del poeta y traductor español Jordi Doce (Gijón, 1967).

Doce (ver entrada correspondiente al 1 de octubre de 2013, de este blog) es uno de los más talentosos y consecuentes traductores españoles de poesía en lengua inglesa. Además de publicar sus versiones de William Blake, T.S. Eliot, W.H. Auden, Ted Hughes, Charles Tomlinson, Charles Simic, Anne Carson y John Burnside, es autor de numerosos libros de poesía, aforismos, ensayos y entrevistas.

Según señala Ediciones Trea en su portal, “Libro de los otros es a la vez una antología de las muchas versiones de poesía en lengua inglesa que el poeta y traductor Jordi Doce ha ido haciendo desde mediados de los años noventa, un panorama de la poesía moderna en esa lengua —con el añadido de algunas piezas clásicas—, y una lectura crítica que acompaña a los textos y los ilumina desde dentro, pues cada poema va acompañado de un breve comentario que desvela claves de su escritura, proporciona datos sobre su autor y, en general, sirve de guía en el viaje del lector por sus páginas. 

“Este libro es, en suma, una antología comentada de la poesía del siglo xx en lengua inglesa —de Inglaterra a Estados Unidos, de Irlanda a Canadá— que incluye tanto poetas y poemas célebres (Yeats, Pound, Hughes, Plath, etc.) como auténticas revelaciones de grandes poetas que son poco menos que desconocidos en España (Edwin Muir, Robinson Jeffers, Keith Douglas, Dorothea Tanning…). El resultado es una guía informativa, un panorama didáctico que tiene también mucho de cofre del tesoro lleno de hallazgos y bellezas ocultas”.

miércoles, 23 de mayo de 2018

En el SPET dialogan, se cruzan y contrapuntean


El tema del próximo encuentro de este mes, que tendrá lugar el jueves 31 de mayo a las 18:30 en el Salón de Conferencias del IES en Lenguas Vivas “Juan R. Fernández” (Carlos Pellegrini 1515), será “Diálogos, cruces, contrapuntos: La traducción en Argentina”, en el marco de la presentación del N° 13 de la revista Lenguas Vivas

Estarán con nosotros Roberto Bein, Alejandrina Falcón, Mariana Dimópulos, Claudia Fernández, Marcela Suárez, Ana Eugenia Vázquez, Gabriela Villalba, Georgina Fraser, Silvina Rotemberg, Sofía Ruiz y la Secretaria Académica, Mónica Herrero.

El 13 –como también los N°s. 8-12– y los suplementos se pueden leer en línea o bajar en formato PDF del sitio web Revista Lenguas V;vasLos números anteriores, como el nro. 1, dedicado a Los problemas de la traducción, están en venta en la Cooperadora del Instituto.

Quien tenga previsto solicitar un certificado de asistencia, que por favor no se olvides de firmar después de la reunión en la lista disponible en Cooperadora.


martes, 22 de mayo de 2018

Hachette creó un Conflicto por Asterix en castellano: ¿quiénes son los auténticos majaretas?

El 20 de febrero pasado, una nota de Cultura InfoBAE informaba que había una polémica por los derechos y la traducción de Asterix en castellano. La bajada de la nota, sin firma, señalaba que “desde la editorial  Libros del Zorzal denuncian que Hachette, la casa francesa que publica la serie en su idioma original, no respetó un acuerdo previo al volver a autorizar a su subsidiaria Salvat la venta en kioscos de la historieta de René Goscinny. Además, difunden grandes inexactitudes de esa primera traducción. Una pelea entre el negocio y la calidad”. En el desarrollo de la nota, Leopoldo Kulesz, director editorial de Libros del Zorzal, comentaba que en 2014 le compraron los derechos a Hachette y por eso pudieron sacar la colección con nueva traducción (coedición de Planeta con Libros del Zorzal). ‘El problema fue que Hachette ahora también le cedió a Salvat los derechos para kioscos. Una operación en kioscos se maneja con un volumen alto y un precio bajo y arrasa con todo lo que encuentra en su camino. Y además, con la traducción anterior que es muy mala y la gente de Hachette lo sabía. En nombre de una operación puntual, Hachette aplasta años de trabajo de instalación de la nueva traducción’”.

Más allá del aspecto económico, se trata de una nueva batalla entre el castellano de Latinoamérica y el de España. Por ello, y para justificar mejor las quejas de Kulesz, se reproduce a continuación parte del artículo incluido en la página web de Libros del Zorzal, donde, con lujo de detalles, se señala el tipo de trabajo realizado en la Argentina y las diferencias con la traducción española.

A Goscinny lo que es de Goscinny

La historieta Asterix el galo fue creada por el guionista René Goscinny y el dibujante Albert Uderzo en 1959. Conoció un éxito inmediato en Francia, luego en el mundo entero y está traducida a más de 100 idiomas. La traducción que más circuló en castellano es la de Jaime Perich y Víctor Mora, que pasó por varias editoriales como Grijalbo y ahora, Salvat. En Argentina se conocieron traducciones de algunos pocos títulos en los años 1970 (Editorial Abril) y la colección nunca se completó.

En 2015, las editoriales Libros del Zorzal y Planeta suman esfuerzos y encaran la edición con una nueva traducción de los 24 primeros álbumes, los guionados por René Goscinny. Se trata de una traducción hecha desde el original francés sin tomar como referencia ninguna traducción previa. La necesidad de retraducir completamente todos los álbumes surge de la constatación de los innumerables problemas de la traducción española, que enumeramos a continuación:

1)      La traducción de los nombres de los personajes no siguen ninguna lógica, cuando Goscinny se imponía a sí mismo reglas implacables.

2)      Una enorme cantidad de galicismos, imprecisiones y errores notorios. Notamos también una marcada pesadez en el lenguaje, en contraposición con el estilo ágil de Goscinny.

3)      Problemas de coherencia en nombres de personajes y giros lingüísticos a lo largo de toda la colección.

4)      Pérdida casi sistemática de los juegos de palabras, bromas y dobles sentidos.

Es legítimo que un lector que amó esta historieta desde su infancia reciba con escepticismo la noticia de una nueva traducción. En efecto, la traducción española no fue un obstáculo para que a niños, adolescentes y adultos nos apasionaran los 24 álbumes. Pretendemos mostrar, sin embargo, que la traducción española sólo preserva una pizca del genio de Goscinny.

Como veremos, la traducción que conocemos, en el mejor de los casos, es decir, cuando no trastoca el sentido –cosa que sucede muy a menudo- sólo deja aparecer una muy pequeña porción del genio de Goscinny. Ocurre que de la misma manera que un segmento tan pequeño como se desee de una recta infinita sigue conteniendo un número infinito de puntos, una pizca de un genio sigue siendo genial.

La actual traducción argentina fue el resultado de un esfuerzo titánico de un grupo de 12 personas (traductores, correctores y revisores) y pretendió devolverle Goscinny a Asterix.

En este sentido, se trata de una primera edición de la colección y no de una reedición. A continuación detallaremos las decisiones tomadas.

1. Galicismos, imprecisiones y errores
Tal como anticipamos, durante toda la obra encontramos que la traducción española contiene una profusión interminable de galicismos inadecuados, imprecisiones, y errores notorios. En lo que sigue, llamo OF al original en francés, TE a la traducción española y SC al sentido correcto (en el contexto de la historia). Los ejemplos expuestos a continuación no pretenden ser exhaustivos, sólo consideran una porción pequeña del álbum Los laureles del César, elegido al azar:

1.1. Galicismos

Entre el francés y el castellano existen “falsos amigos”, es decir, palabras y expresiones que se escriben igual, pero que significan otra cosa. Más abajo, un detalle de la lista de los “falsos amigos” que aparecen en Los laureles del César y que constituyen una porción pequeña de todos los que se pueden encontrar a lo largo de la colección:

OF: Je suis inquiet, Obélix.
TE: Estoy inquieto, Obelix.
SC: Estoy preocupado, Obelix.

OF: Ce n´est pas la peine, maître.
TE: No vale la pena, maestro.
SC: No vale la pena, amo.

OF: Payez-vous.
TE: Páguese.
SC: Cóbrese.

OF: Il fera une bonne affaire.
TE: Hará un buen asunto.
SC: Hará un buen negocio.

OF: Tu crois que ce sera assez?
TE: ¿Crees que será bastante? 
SC: ¿Crees que será suficiente?

OF: C´est émouvant.
TE: Es emocionante.
SC: Es conmovedor.

OF: Je vous offre une tournée.
TE: Les ofreczo una ronda.
SC: Les invito una ronda.

OF: Píèce d´or.
TE: Pieza de oro.
SC: Moneda de oro.

OF: C´est juste ce que tu dis.
TE: Es justo lo que dices.
SC: Es correcto lo que dices.
OF: Attention!
TE: ¡Atención!
SC: ¡Cuidado!

1.2. Imprecisiones, errores e interpretación libre del traductor

Goscinny utiliza muchísimas expresiones del argot, el lunfardo francés, y notamos que la traducción española muchas veces elije la traducción literal, perdiendo por completo el sentido. En algunos casos elegimos la expresión correspondiente en castellano y, en caso de no haberla encontrado o de tratarse de fórmulas porteñas demasiado locales, optamos por preservar el sentido. Por ejemplo:

OF: Je peux en placer une, oui!
TE: ¡Puedo colocar algo, sí!
SC: ¿Me dejan decir algo?

El siguiente, es un ejemplo de imprecisiones y errores de la traducción española (siempre considerando sólo Los laureles del César):

OF: Mendiants et démarcheurs assaillent les passants.
TE: Mendigos y representantes asaltan a los transeúntes.
SC: Mendigos y promotores acosan a los transeúntes.

OF: Numides et helvètes.
TE: Numidas y helvetas.
SC: Numidios y helvecios.

Y las interpretaciones libres…

OF: Pour les menhirs, cést la morte saison.
TE: El negocio de los menhires espera una reactivación.
SC: Para los menhires es la temporada baja.

1.3. Pesadez en el lenguaje

En la traducción española encontramos permanentemente formulaciones intrincadas innecesarias que hacen pesada la lectura. Aquí, algunos ejemplos:

OF: Reprenons le tour de notre histoire.
TE: Volvamos a seguir el curso de nuestra historia.
SC: Retomemos el curso de nuestra historia.

OF: Je crois que j´ai trouvé une idée pour nous introduire dans le palais de César.
TE: Me parece que tengo una idea para que nos introduzcamos en el palacio del César.
SC: Creo que tengo una idea para introducirnos en el palacio del César.

OF: Je suis fatigué.
TE: Yo estoy fatigado.
SC: Estoy cansado.

OF: Allez-y de ma part.
TE: Vayan allá de mi parte.
SC: Vayan de mi parte.

OF: Je vais te dire ce que tu vas faire demain.
TE: Te voy a decir lo que vas a hacer mañana.
SC: Te diré lo que harás mañana.

1.4. La puntuación

En esta nueva traducción, respetamos a rajatabla la puntuación de Goscinny, que es muy obsesivo en este aspecto. No vale la pena detallar caso por caso pero la puntuación de Goscinny se ve alterada fuertemente en la traducción española. Los puntos y coma pasan a ser punto seguido, se agregan y se sacan comas, tres signos de exclamación pasan a ser dos o uno, etc. En nuestra traducción, somos irreductibles con estos detalles.

2. Juegos de palabras

Los juegos de palabras y el doble sentido son el rasgo distintivo de Goscinny en Asterix. No ocurre lo mismo en la traducción española que, por lo general, sólo preserva aquellos que, al traducirse literalmente al castellano, siguen funcionando. La tarea de encarar todos y cada uno de los juegos de palabras fue nuestro mayor desafío. Cuando la traducción literal no funciona, elegimos cambiar el juego de palabras por otro juego de palabras coherente con el contexto.

Veamos de cerca el juego de palabras que más nos costó resolver y que quizás se pueda demostrar matemáticamente que se trata de la frase más difícil de traducir del mundo. En Asterix en Hispania, el César vuelve victorioso de sus batallas con bárbaros reducidos a la esclavitud. Entre ellos se destaca un bárbaro pelirrojo y la multitud le pide a César que tenga clemencia con él. El César lo señala con el dedo dejando claro que lo deja libre. Entre la multitud, dos romanos mantienen el siguiente diálogo:

- Que fair César? (¿Qué hace el César?)
- Il affranchit le rubicond (Libera al rubicundo)
Il affranchit le rubicond” es una frase que se pronuncia exactamente igual que la siguiente: “Il a franchi le Rubicon” que significa: Cruzó el Rubicón.

La traducción española, propone en este caso:

- ¿Qué ha hecho César?
- ¡Quién lo hubiera dicho! ¡Negarse a que el rubicundo sea atravesado!

Por un lado, notemos que si se trata de un juego de palabras, no se entiende ni el sentido directo ni el sentido velado. Además, le cambió el tiempo verbal al primer romano que habló en presente describiendo, justamente, una situación presente. En la traducción española habla en pasado de una situación presente. Mantener el presente no era la parte más complicada. Por otra parte, el primer romano hace una pregunta y el segundo romano le contesta con dos exclamaciones. Con todo derecho, el primer romano podría exigir al segundo romano la respuesta a su pregunta y la postergación de sus reflexiones.

En nuestra traducción, luego de dos semanas dedicadas a evaluar alternativas, nos quedamos con la siguiente:

- ¿Qué ha hecho el César?
- Apuesta al colorado.

Consideramos que, si bien no mantiene el nivel del original, al menos se trata de un juego de palabras digno que responde a la situación y que dos semanas en un juego de palabras es suficiente.

3. Nombres de los personajes

3.1. Reglas que se impone Goscinny

- Todos y cada uno de los nombres de personajes provienen de un juego de palabras o, al menos, tienen un sentido en francés.

- Los galos terminan en “ix”, pero no se construyen de cualquier manera. Provienen principalmente de palabras en francés que terminan con “i”, “ique”, “isque” (en castellano “i”, “ico”, “ica”, “isco”). Del mismo modo, no cualquier palabra sirve para generar un nombre de romano, egipcio, griego, bretón, normando, etc.; sólo aquellas cuya terminación pueda asimilarse naturalmente al objetivo deseado.

La traducción española no respeta casi nunca estas reglas.

Por ejemplo:

- En La hoz de oro, el personaje del gobernador romano de Lutecia, en la edición francesa, se llama Gracchus Pleindastus. Proviene de “Plein d´astuce” que significa “Lleno de astucia”. En la edición española, su nombre es “Gracchus Astutus”, haciendo referencia a “astuto”, cuya terminación en “uto” no habilita, según Goscinny, el nombre “Astutus”. El mismo personaje, en nuestra edición, se llama “Gracus Esunalus”.

- Asimismo, en Asterix y los godos, el godo Passemoilric (los nombres godos terminan en “ic”) proviene de “Passe-moi le riz” (pasame el arroz); en la traducción española se llama Abolladic, que viene de “abollado”, ¡¡¡que termina con “ado”!!! En nuestra traducción, este personaje se llama Neurastenic.

Estos fueron dos ejemplos, pero insistimos: la traducción española casi nunca respeta las reglas que se fija Goscinny, por lo general, a niveles exasperantes. En anexo ofrecemos el listado total de los personajes en tres columnas: original francés, traducción española, traducción argentina.

3.2. Los personajes emblemáticos.

Los derechohabientes nos autorizaron a cambiar todos los nombres, con excepción de Asterix y Obelix. Sin embargo, decidimos hacer algunas concesiones, ya que algunos de los personajes ya pasaron a la inmortalidad. Esta inmortalidad la debemos, lamentablemente, a lo que en nuestra opinión fueron malas decisiones de los traductores originales, pero estimamos igualmente que cualquier cambio sería atentar contra los emblemas.

Aquí la lista exhaustiva de aquellos nombres que no cambian y que rompen la regla de Goscinny, en nombre de esa inmortalidad:

- Abraracurcix, el jefe: Abraracourcix proviene del francés “À bras raccourcis”, que significa “a brazo partido”. Abraracurcix no proviene de ningún conjunto de palabras que cobren sentido en castellano. Notemos que el traductor español tomó la iniciativa de cambiar “ou” por “u” cuando, en lugar de esto, debería haber elegido otro nombre. Por ejemplo, en la traducción al inglés, el jefe se llama “Majestix”. Observemos, también, que el traductor español, en uno de los álbumes, se arrepiente y llama al jefe “Abrazopartidix”. En los siguientes álbumes se vuelve a arrepentir y retoma “Abraracurcix”. Difícil decidir cuál de las dos decisiones es la peor.

- Asuranceturix, el bardo: Assurancetourix proviene de “assurance tous risques”, que significa “Seguro a todo riesgo”. Asuranceturix presenta los mismos problemas que Abraracurcix. También, en algún álbum de la traducción española, el bardo se llama “Seguroatodoriesguix”, iniciativa bastante desgraciada que tampoco se mantuvo y se volvió a reemplazar por la iniciativa desgraciada anterior.

Por fuera de los personajes, tampoco modificamos los nombres de los campamentos romanos Petibonum ni Babaorum por considerarlos también emblemáticos, si bien en castellano no cobran ningún sentido. “Petit bonhomme” significa algo así como “chabón” y “Babá au rhum” es esa factura bañada en alcohol, comúnmente llamada “borrachito”.

3.3. Los personajes importantes que sí cambian.
Es difícil establecer la frontera que separa a los personajes cuyos nombres mantenemos a pesar de romper con las reglas de Goscinny y los que no. El criterio fue conservar la menor cantidad posible de personajes cuyos nombres propios son el resultado de la desidia del traductor anterior. Aquí, algunos ejemplos:

- Edadepiedrix, el anciano: la edición original lo llama Agecanonix, del francés “age canonique” (edad canónica). Proviene obviamente de “edad de piedra” que, también obviamente, termina con “dra”, que no se “declina” naturalmente en “ix” (obviamente). Lo llamamos Geriatrix. Notemos que en la traducción española a veces este personaje se llama Vegestorix, nombre que tampoco respeta las reglas de Goscinny.

- Karabella, la mujer del jefe: la edición original la llama Bonemine, del francés “Bonne mine” (buen aspecto). Preferimos llamarla Buenamina. Su diminutivo cariñoso en francés, “Mimine” pasa a “Mimina”.

- Zebigbos: es el jefe bretón en Asterix en Bretaña. En Francia, el artículo “the” se pronuncia fonéticamente como una “z”. El nombre del jefe bretón proviene de “The big boss”, el gran jefe. El problema es que en castellano “the” no se pronuncia como una “z” sino más bien como una “d”. En nuestra traducción, el jefe bretón se llama “Debigbos”. Fin de la intriga para aquellos que durante décadas se preguntaban de dónde venía Zebigbos, que no tenía ninguna gracia.

3.4. Los personajes secundarios

Encontramos a lo largo de toda la obra una profusión de personajes secundarios. Para poder respetar las reglas implacables de Goscinny, cambian todos. Aquí, algunos ejemplos de los personajes que encontrarán los lectores:

Galos: Malcomix, Dividix, Chimichurrix, Frenetix, Guefiltefix, Gintonix.

Romanos: Espinadecactus, Nodijonimus, Trolebus, Mariobaracus, Futlus, Pipicucus, Quelultimoapaguelalus, Tiramisus, Capitanpilus.

Egipcios: Suigeneris, Ginfis, Epidermis.

Griegos: Simplefas, Secalzoloscortos, Elacabos.

Bretones: Telefax, Mac Iavelix.

Normandos: Garraf, Piltraf, Partedelstaf.

Mujeres galas: Pastafrola, Perinola, Agarratecatalina.

3.5. Excepciones

Goscinny se permite romper sus propias reglas solo en casos contadísimos y siempre en nombre de una causa superior. Damos un ejemplo: en Asterix y los normandos, Frenetix, el sobrino luteciano del jefe Abraracurcix (¡y no Gudurix, que en francés proviene de “Goût du risque” -gusto por el riesgo- y en castellano no quiere decir nada, por Dios!), trata a los habitantes de la aldea gala de “Plix”. Proviene del argot francés “plouc” que significa “Pajuerano”. En este caso usamos “Pajueranix”, y esto sólo porque Goscinny se sintió él mismo autorizado a pasar por alto su regla.

Por nuestra parte, en Asterix y los Godos nos permitimos hacer una excepción a la regla de Goscinny en nombre de un guiño al lector. Los dos romanos que cuidan la frontera entre la Galia y Germania se llaman Tulus y Tacuarembus. Unos dicen que Carlos Gardel nación en Toulouse, otros en Tacuarembó…

3.6. Los acentos

Para pronunciar “Astérix”, en francés se necesita poner un acento en la “e”, si no, se pronunciaría de otra manera ya que la “e´” y la “e” son dos vocales diferentes. Pero esto no quiere decir que el acento tónico esté en la “e”, ¡está en la “i” final! En esta traducción, optamos que Asterix conserve el acento en la “i” para que guarde referencia con “asterisco”, palabra de la que proviene el nombre del héroe. En síntesis, tanto “asterisco” como “obelisco” llevan el acento en la “i”, entonces los protagonistas, en nuestra traducción, se llaman Asterix y Obelix, ¡sin tilde, por Tutatis! Además, es sabido que en galo antiguo todas las palabras tienen su acento tónico en la última sílaba.

Para cerrar

Nuestro objetivo aquí no es descalificar la traducción española. En definitiva, fue gracias a esta traducción que conocimos y disfrutamos Asterix. Pero sí es nuestra responsabilidad explicar detalladamente a los lectores las razones de hacer una nueva traducción como la que llevamos adelante, devolviendo a Goscinny lo que es de Goscinny.

NOTA:
Quienes deseen comparar la lista general de nombres propios en las distintas ediciones, pueden recurrir a los anexos incluidos en la nota de la página web de Libros del Zorzal:
http://www.delzorzal.com/editorial/noticias-de-la-editorial/733-goscinny