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lunes, 20 de noviembre de 2023

Otra vez los del Cervantes piensan en hacer caja y los especialistas argentinos les dicen "minga"

El pasado 16 de noviembre, Dolores Pruneda Paz publicó en el sitio de la agencia TELAM un artículo que contradice lo que afirma el Instituto Cervantes sobre el estado de la lengua. En la bajada, puede leerse que "Especialistas consultados por Télam destacan que la lengua -la segunda del mundo en cuanto a cantidad de hablantes nativos- no muestra los 'síntomas de fatiga' que alega el Instituto Cervantes, si no todo lo contrario: esa postura sólo expresa 'el deseo de imponer una lengua española como superior a las demás'".

El español: ecos coloniales y una lengua diversa acechada por el monopolio

Mientras el Instituto Cervantes plantea que el español empieza a mostrar "síntomas de fatiga", especialistas argentinos en lingüística desestiman que esta lengua, la segunda del mundo en cuanto a cantidad de hablantes nativos, esté evidenciando signo alguno de agotamiento y afirman que esto responde a un intento por monopolizar la enseñanza de esa lengua en su versión peninsular, desconociendo variantes, como por ejemplo las del español que se habla en América.

En el reciente informe que anualmente presenta el Instituto Cervantes sobre el estado de la lengua española, su director, Luis García Montero, aseguró que, a medida que avance el siglo, este idioma va a ir “perdiendo peso relativo”; en tanto llamó a abordar "políticas panhispánicas" y a "mirar con especial atención a Asia" y a ciertas "situaciones en el África Subsahariana".

Ese llamado fue cuestionado por estudiosos de la lengua en estas latitudes, quienes advirtieron que tales políticas panhispánicas buscan "unificar el español privilegiando una única variedad que es la de España", a fin de "cubrir un mercado de consumo lo más global posible de venta de productos en español", como cursos de idiomas, traducciones y lexicología para inteligencia artificial, que excluya a los de otros orígenes.

Respecto a si la advertencia del Instituto Cervantes, a través de García Montero, refleja una mirada colonialista sobre la lengua o qué significa perder “peso relativo” en una lengua mayoritaria como el español, la cuarta con mayor volumen de hablantes no nativos después del inglés, el chino mandarín y el hindi, dialogaron con Télam la lingüista Daniela Lauría y Santiago Kalinovsky.

"La política panhispánica tiene tintes colonialistas, es una política donde claramente la variedad española peninsular está por encima de las otras variedades, y si bien busca este panhispanismo con el eslogan 'Unidad en la diversidad', lo que vemos en los instrumentos lingüísticos, en las gramáticas y en los diccionarios es que todavía subsiste una mirada mono-céntrica, es decir, un centro privilegiado de definición de la norma, pese a las declaraciones de respeto a la diversidad", señala Lauría.

¿Qué implicaría esta pérdida de peso relativo que denuncia el Instituto Cervantes? "Estudiantes, mercado, dinero -resume la investigadora del Conicet-. De ahí la necesidad de implementar con fuerza la política panhispánica como respuesta a esa pérdida. Lo que está sucediendo en Brasil es que están tomando clases de español como lengua extranjera a partir de propuestas hechas desde América y no desde el Instituto Cervantes. En ese sentido por ahí hay una pérdida del peso relativo, que tiene que ver con lo económico estrictamente".

Por su parte, Kalinovsky llama a "hacer algunas distinciones porque la palabra colonialista enseguida remite a un ámbito cultural, ideológico y político que hoy es difícil de ver en la misma medida".

A su entender, "el espíritu que anima a estos informes del Cervantes se centra en la lengua española como si fuese un producto de la industria del país, como si el español fuera un producto como lo es el jamón crudo y ahí hay mucho dinero para hacer porque existen distintas posibilidades de enseñanza del español para extranjeros, que es precisamente a lo que se dedica ese instituto".

"Lo mismo que pasa con el jamón crudo pasa con la lengua, la aspiración es instalar que el producto realizado en España es mejor que el de otros países -señala el divulgador-, eso se ve en referencias constantes al clasicismo literario del Siglo de Oro, que se llama no casualmente Siglo de Oro o a esa especie de tótem que es el nombre de Cervantes como máximo exponente de las letras, como si hubiera una suerte de esplendor específico de uno de los países donde se habla español".

El deseo es zigzagueante
"El deseo de imponer una lengua española como superior a las demás" se expresa de maneras sutiles, oblicuas, pero no por eso menos contundentes", advierte Kalinovsky.

En primera instancia, señala, "podemos decir que la Asociación de Academias de la Lengua Española, liderada de un modo general por la Real Academia Española, publicó el Diccionario de americanismos que reúne todas las palabras regionales de la lengua española excepto las de España. Una omisión muy significativa, que pone a circular la idea de que lo dialectal es una cosa que sucede en América mientras que la lengua en sí es la de Europa, la de España".

"No podemos hablar de colonialismo en el sentido tradicional, pero sí en un sentido más mundano, que tiene que ver con la competencia en el mercado del producto lengua española y cómo se da forma a eso", resume.

Si el español comienza a mostrar síntomas de fatiga "qué le queda a una lengua como el francés o el alemán, que hablan muchísimas personas, para hablar de lenguas que están plenamente vigentes, con millones de hablantes nativos, que tienen un Estado atrás", se pregunta.

"Nosotros podemos decir qué le queda al mapuche, qué le queda al guaraní, qué le queda al quechua, que son lenguas que han debido superar estigmas, operaciones, invisibilizaciones, exterminios". Y acota: "Lo único que explica esta referencia un tanto ridícula a la fatiga de la lengua española es esta ideología de mercado en la que el único movimiento legítimo es acaparar mayores porcentajes del mercado disponible".

"Mirar con atención hacia África subsahariana parece algo sacado de una reunión de accionistas, es lo que uno esperaría escuchar en una reunión de gente de Netflix diciendo 'tenemos que mirar con atención a Asia para ver cómo hacemos para llegar ahí'".

Organizar, incrementar, ser protagonista
En su exposición ante los medios, García Montero sugirió que las líneas a explorar son incrementar la presencia del idioma en la ciencia y en la tecnología, sobre todo ahora que la inteligencia artificial empieza a ser protagonista: "vamos a intentar que los seres humanos que programen las máquinas no hagan sesgos", consignó el académico español.

Lauría lo explica así: "La lengua española está en desventaja en el uso de la ciencia y la tecnología, hoy día el inglés es, entre comillas, la lengua franca, tanto de la tecnología como de la ciencia, y el español no logra competir con él, ni con el francés ni con el alemán".

¿El motivo? "Ahora hay un nuevo programa sobre la importancia de que la lengua española participe en proyectos de inteligencia artificial y, para esto, volvemos al principio: es fundamental que la política lingüística sea la panhispánica, implementada por estas instituciones peninsulares, para que la lengua sea homogénea y que sea esa única lengua, esa única variedad, la que funcione como insumo en los traductores automáticos, en los asistentes de voz, en los correctores anticipadores que tenemos en nuestros teléfonos" .

"La pretensión de que la lengua es organizable, desde una institución, desde un país del mundo, es un absurdo -agrega Kalinosvky-. Existe esta idea de que la lengua se controla pero los modos en que la lengua se va configurando y va adquiriendo ciertos rasgos, y perdiendo otros, responde a un conjunto tan complejo de variables que son imposibles de controlar".

El ejemplo más claro de esto, grafica, “es el intento de la educación argentina, durante todo el siglo XX, de suprimir el voseo, que fracasó estrepitosamente. Un intento doblemente absurdo porque el 'vosotros' es una conjugación usada incluso por menos personas que las que dicen vos en Argentina, en Uruguay y, con variantes, en Colombia, Centroamérica y Chile".

"La idea de que García Montero va a organizar el español o bien es una utopía irrealizable, un autoengaño o simplemente el intento de poner a circular que España es quien está controlando la lengua, organizándola, para terminar instalando que el lugar donde ir a pagar un curso de español es el Instituto Cervantes y no otro lado", resume.

La insoportable ingenuidad del ser
Por otra parte, "hablar de hacer programación, ciencia, lingüística o lexicografía sin sesgos, es de una ingenuidad palmaria, porque donde hay un ser humano haciendo algo hay un sesgo", retoma Kalinosvsky.

"Poner a circular esa idea es, como mínimo, empobrecer el debate, como si existiera una manera de programar que se pudiera abstraer de la persona que lo está haciendo -resalta-, una persona que nació en un lugar, que habla una lengua, que pertenece a cierta clase social, que tiene mayores o menores ingresos, mayores o menores pertenencias a grupos minorizados o no. Una constelación de factores que le dan a esa persona los sesgos, que son los sesgos que tenemos todos".

"Uno tiene que buscar honestidad en la producción de conocimiento pero siempre habrá algo, nos pasamos la vida leyendo sesgos en los diccionarios: el que publica la Academia Argentina de Letras tiene ciertos sesgos, el de la Real Academia Española tiene otros y es importante que la gente entienda que el diccionario que publica la Real Academia Española tiene una mirada, que no existe hacer algo sin que eso tenga una perspectiva".

jueves, 13 de abril de 2023

Más de lo mismo, pero planchadito planchadito, según el estilo del diario El País, de Madrid

Lo que se menciona en los artículos anteriores se reitera en este artículo del pasquín madrileño El País. El artículo lo firma Manuel Morales y salió el 30 de marzo pasado. 

El Congreso de la Lengua de Cádiz cierra con "roces" de las instituciones organizadoras

Cádiz ha echado este jueves el cierre al noveno Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), la gran cita trienal con este idioma, tras cuatro días de un apretado programa académico y cultural y, lo más significativo, de reconocidas y evidentes desavenencias entre las instituciones organizadoras, como han reconocido en declaraciones previas a los periodistas, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y el de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado, las dos cabezas más visibles del evento. Muñoz Machado, que preside la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), que agrupa a las 23 instituciones que hay en el mundo, incluida la de España, ha admitido “momentos de tensión que se han ido resolviendo”, en conversación previa con los periodistas. Junto al Cervantes, la RAE y la Asale, los otros encargados de dar vida a este evento han sido el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación (del que depende el primero); y el Ayuntamiento de Cádiz.

García Montero, también en charla previa con la prensa, ha señalado que “esas fricciones han tenido que ver más con determinadas formas de ser y con personalidades, que con las instituciones; personalidades con reacciones que no son buenas para la cooperación”. Y ha añadido: “Si pasan cosas con una tilde”, en referencia a la polémica en la RAE por la palabra solo y la porfía protagonizada por Arturo Pérez-Reverte en ese asunto, “imaginen mover a 1.300 personas, entre ponentes e inscritos”. En lo que sí están de acuerdo García Montero y Muñoz Machado es que “este ha sido el mejor CILE de todos, desde el primero en Zacatecas (México), en 1997, un bastinazo [un puntazo, superior en gaditano]″, ha dicho el responsable del Cervantes. Para poder organizar el congreso, el Gobierno aprobó una partida de urgencia de 3,7 millones, lo que quizás ha propiciado una situación que recoge un refrán español en desuso: “Quien paga manda”.

De las discordias a los retos que debe afrontar el español, lengua que ralentizó su crecimiento en 2022 por la caída en el número de estudiantes, Muñoz Machado ha admitido que “es difícil desplazar al inglés y al francés en las instituciones europeas, e imposible desplazar al inglés en el mundo, donde es la lengua franca, así que hay mucho que invertir en educación, países como Francia y Alemania han avanzado, aunque no es nuestra misión”, un mensaje al Ejecutivo. Lo que sí ha reclamado al Estado es apoyo económico para la RAE y la Asale, “que es la asociación cultural más importante en la que está España”.

Tras una decena de sesiones plenarias, casi cincuenta paneles y cerca de 80 eventos culturales, ¿es realista este formato? García Montero ha subrayado que se ha podido seguir todo de manera no presencial, ya que ha sido retransmitido en línea en su integridad. Sin embargo, ha admitido que “lo conveniente sería que haya una oferta más medida, puede ser una lección”. A la vez, ha indicado la importancia que tienen estas citas para las ciudades organizadoras; siempre se busca que las sedes no sean grandes metrópolis. En este sentido, las primeras estimaciones de asistencia se cifran en unas 5.000 personas, según el concejal de Presidencia del Ayuntamiento, Paco Cano. Los hosteleros hablan de una ocupación prácticamente del 100%, informa Jesús A. Cañas.

‘Spanglish’ y portuñol
En cuanto a las conclusiones, el responsable de la RAE ha destacado la preocupación por el desplazamiento de algunas lenguas originarias en América que conviven con el español, “que deben protegerse, porque son cultura”. Asimismo, cada vez “hay más literatura en spanglish y portuñol [habla portuguesa que incorpora elementos del español], que ya son formas de hablar”. “El problema es saber si de ahí saldrán nuevas lenguas con reglas propias”.

Un asunto crucial es el español en las redes sociales, en las que se constata “un abandono de la normativa y pérdida de calidad”. La solución está en “reforzar la regulación, con las obras académicas panhispánicas, que tienen gran difusión”. Como la versión en línea del Diccionario de la Lengua Española (DLE), con mil millones de visitas al año. Para el otoño se presentará la actualización anual de este diccionario, que traerá, como novedad ya anunciada, los sinónimos de las palabras. Otra cabeza del dragón que puede amenazar al idioma que tienen como nativo casi 500 millones de personas es el lenguaje de las máquinas con las que hablamos y nos hablan: “Las tecnológicas deben observar las reglas del español, que haya una inteligencia artificial en nuestro idioma”.

En esta línea, el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez, responsable del Diccionario Panhispánico de Dudas, añade: “Que el español tenga más presencia en revistas científicas, sobre todo en las de papel, porque el dominio del inglés es abrumador”. Mientras que el académico Darío Villanueva apunta otro caballo de batalla: “Lo políticamente correcto, la higiene verbal”, que afecta no solo al español, y pone un ejemplo: “En Irlanda acaba de prohibirse para los alumnos El viejo y el mar, de Hemingway, porque se ha dicho que puede alterarles”.

Arequipa en 2025
Infiel a su tradición, la clausura del CILE no anunció qué ciudad tomaría el relevo en la décima edición, en 2025. En una reunión nada más finalizar el congreso, la Asale ha elegido (de nuevo) Arequipa como sede. Los directores y presidentes de las 23 corporaciones han tomado una decisión que intenta compensar a la ciudad peruana, que había sido la designada para acoger en 2023 este congreso, pero debido a la inestabilidad política del país andino, se cambió la sede a Cádiz el pasado 22 de diciembre. García Montero, antes de la clausura, ya había declarado: “He pedido a la RAE que proponga a las demás academias que sea Arequipa, y Santiago [Muñoz Machado] está de acuerdo.

La secretaria general de este CILE, Carmen Pastor, directora académica del Cervantes, ha desgranado en la clausura algunas de las cifras de la cita y ha anunciado que, “por primera vez, las actas del congreso se publicarán en papel y formato digital”. También intervinieron el alcalde de Cádiz, José María González, e Isabel Rodríguez García, portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, que ha completado la presencia del Ejecutivo estos días. A falta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, o del ministro de Cultura, Miquel Iceta, con un extraño mutis, han desfilado estos días José Manuel Albares, ministro de Exteriores, y la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño. Ambos mostraron un indisimulado optimismo sobre el futuro del español, a pesar de que es sabido que, a mediados de este siglo, cederá el empuje del crecimiento demográfico en Latinoamérica, que será mayor en otras zonas del mundo, como India. De ahí el anuncio que hizo Calviño de un acuerdo con el Estado de Nueva Delhi para que vengan a España indios a formarse como profesores de español.

Seguro que algunos de esos futuros maestros del español vendrán por Cádiz, como lo han hecho desde hace 3.000 años muchas civilizaciones, en esta ciudad donde la vida pasa sin tanta bulla y con mucha guasa, es “la sal de Cai”, que cantaba José Mercé, de Jerez de la Frontera, en ese monumento al flamenco que es el disco Tauromagia, de otro gaditano, el guitarrista Manolo Sanlúcar.



martes, 28 de marzo de 2023

La versión oficial y la verdad ($) de la milanesa

“El director del Instituto Cervantes, de gira en México, habló con DW sobre el impulso que tiene la segunda lengua más hablada del mundo. Considera que necesita mayor reconocimiento en instituciones de la Unión Europea.” Eso dice la bajada de la nota de Itzel Zuñiga, publicada el pasado 18 de febrero por DW

Luis García Montero: el español debe “ganar posicionamiento geopolítico en la UE”


Ha ido ganando piso en el turismo, el cine y la música, que, desde hace algunos años, se escucha con más frecuencia en bares, estaciones de radio, discotecas o en dispositivos móviles en cualquier lugar del planeta.

“Poco a poco, el español va consolidándose como factor de extensión internacional. Por ejemplo, en Reino Unido la segunda lengua que se habla, como lengua extranjera es el español”, dice Luis García Montero, quien dirige el Instituto Cervantes, creado por España en 1991 para enseñarlo y difundir la cultura hispanoamericana. Hoy con sedes en 47 países.

“En la Unión Europea, 17 países lo tienen como la segunda lengua más estudiada, en tanto, en Estados Unidos, están censados más de 60 millones de hispanos, lo cual lo hace la segunda lengua y se puede aspirar a tener una presencia casi bilingüe en ese país”, prosigue el catedráti­co de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad donde nació en 1958.

A partir de ello, también las traducciones y la presencia de la literatura hispanoamericana, a nivel internacional, están en boga.

El español, lengua oficial, pero no de trabajo en la UE
De visita en México para presentar su poemario “Un año y tres meses”, dedicado a su esposa, la escritora Almudena Grandes –fallecida en noviembre de 2021– y para recibir el reconocimiento “Poeta de América”, García Montero comenta que al español “le falta ganar mayor posicionamiento geopolítico”.

Si bien “en Europa está considerada una lengua oficial, no es realmente una lengua de trabajo”, lamenta, sentado en la biblioteca del Centro Cultural de España (CCEMx), de Ciudad de México.

Como muestra, menciona al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, cuyas lenguas oficiales y de trabajo son el francés y el inglés, pero no el español.

“Creo que, en muchas instituciones, empezando por la comunidad y el Parlamento europeos, deberíamos hacer una fuerza conjunta para delimitar el ámbito social de la cultura y la economía del español”.

En su opinión, en plena era de revoluciones digitales e inteligencia artificial, otros aspectos donde se requiere apuntalar esta lengua son la ciencia y la tecnología, ante el avance del inglés. No con la intención de competir con él, sino con el fin de tener repositorios, máquinas e instrucciones para hispanohablantes.

La importancia económica del español
De acuerdo con el Real Instituto El Cano, de España, como otras lenguas internacionales, el español tiene también una dimensión económica. Es el idioma de un vasto mercado de renta media para las industrias culturales y de la comunicación, las finanzas o la educación.

García Montero, poeta, narrador y ensayista, explica: “los estudios económicos dicen que cuando se cierran negocios entre territorios que comparten una lengua se multiplican por ocho las posibilidades, y las inversiones, hasta por veinte, de manera que compartir lenguas parecidas posibilita el desarrollo económico y comercial”.

Esto puede suceder dentro de la comunidad iberoamericana, si se suman a los 500 millones de hispanohablantes los 300 millones de hablantes del portugués en Brasil y Portugal, ambas lenguas romances y similares.

“La divulgación cultural y la promoción de la lengua invitan al turismo, el cual hoy en el mundo globalizado es una importante fuente de ingresos. Tomar conciencia de las repercusiones económicas de una lengua es una necesidad”, añade el experto en autores como Gustavo Adolfo Bécquer, Rosalía de Castro, Rafael Alberti, Federico García Lorca o José Emilio Pacheco.

China, hoy una potencia comercial, lo sabe de sobra, por esa razón muestra gran interés por fomentar el aprendizaje del español.

“Porque detrás está no solo España, sino la gran comunidad latinoamericana con la que quieren hacer negocios, además de que el que España esté en Europa les abre muchos puentes económicos en América Latina y Europa. Nuestra obligación es cultivar esos puentes”.

Un triunfo del panhispanismo
Cuando el escritor mexicano Carlos Fuentes recibió, en 1987, el Premio Cervantes de Literatura hizo referencia a una fortaleza de Hispanoamérica: “Nos une la lengua común; el factor esencial de unidad es la lengua española”.

García Montero atribuye que “históricamente el español ha mantenido su unidad porque muy pronto aprendió a respetar su diversidad e integrarla en sus lenguas maternas”, pues no se habla igual en México, Panamá o Venezuela.

Tampoco en Estados Unidos, con sus casi 63 millones de latinos, donde además de oírse las diversas variantes de la lengua española de cada país, ha surgido la mezcla de español e inglés, llamada spanglish.

Y esto es así, considera el director del Instituto Cervantes –con seis centros en ese país– porque “nadie es dueño del idioma, solo los hablantes en su relación con su historia materna”.

Lo dice, antes de participar en la mesa redonda “Triangulación cultural: raíces latinas compartidas entre España, México y Estados Unidos”, organizada la tarde del miércoles en el CCEMx para analizar la cultura sincrética en muchos ámbitos, desde el lingüístico hasta el artístico.

lunes, 16 de mayo de 2022

"A los machistas ni agua"

El siguiente fragmento, corresponde a una entrevista más larga, para el diario La Nación, que Diana Fernández Irusta realizó con el poeta Luis García Montero, durante su breve paso por Buenos Aires.

Luis García Montero, el director del Cervantes, en el laberinto del debate por el lenguaje inclusivo

¿Cómo trabaja el Cervantes en relación con la diversidad?

–La mejor manera de respetar  la diversidad del español es decir que se habla tan bien en el Río de la Plata como en Bogotá, o tan bien en Salamanca como en Sevilla; en cada sitio se enseña según se habla. Acabamos de publicar un libro titulado Lo uno y lo diverso, que recuerda los ensayos de Ángel Rosenblat, que fue un señor que nació en Polonia, se vino a trabajar exiliado a Buenos Aires, y aquí trabajó con Amado Alonso. Hablaba de la unidad y la diferencia; está publicado en Espasa Calpe. Es un libro donde distintos escritores hablan de la variedad de nuestra lengua. Una lengua como el español, que tiene más de 500 millones de hablantes, solo puede mantener su unidad y su sentido si respeta los matices de la diversidad. La gran apuesta es mantener la unidad respetando la diferencia. Eso quien lo tuvo muy claro fue Andrés Bello, el escritor y filólogo latinoamericano, que era un gran defensor de las guerras de independencia, porque era un liberal y fue un militante independentista. Una vez conseguidas las independencias latinoamericanas, escribió una gramática para uso de americanos, en la que decía, bueno, ahora defendamos la gran riqueza cultural que supone compartir un idioma que es uno de los grandes idiomas del mundo.

En la Argentina, y en España también, el lenguaje inclusivo viene generando un debate muy ríspido. ¿En qué zona de la discusión se ubica usted?

–Como director del Instituto Cervantes, lo tengo muy fácil: los dueños del idioma son los hablantes, yo no tengo nada que decir. Y que cada uno hable como considere mejor. Otra cosa será la Academia de la Lengua Argentina, o la Academia de la Lengua Española, pero yo, como director del Cervantes, me limito a escuchar cómo habla la gente. En ese sentido, creo que el idioma está unido a la sociedad y que la transformación de la sociedad va transformando al idioma. Pero como viejo militante, estoy muy acostumbrado a que muchos discursos que son nuestras virtudes acaben convirtiéndose en nuestros peores defectos. Yo empecé a militar contra el franquismo en el partido comunista y que no se olvide que el partido comunista desarrolló una lucha contra el franquismo que tuvo mucho que ver con la conquista de la democracia–. Ahora, visité por primera vez los países del Este a principios de los 80, y vi que la virtud de luchar por una sociedad justa puede acabar en un disparate tiránico. Sigo defendiendo mis ideas socialistas, pero me niego a que deriven hacia la falta de libertad. Pues mira, en este tema creo que la lengua es un espacio público y me interesa defender los espacios públicos frente a las sectas y la voluntad apropiadora, de privatización, de los espacios públicos. ¿Qué tiene que ver esto con lo que me has preguntado? Bueno, yo discuto con los míos, que son los feministas y las feministas; creo en los discursos de igualdad, creo que el lenguaje debe ser inclusivo para recoger los avances de la sociedad. Digo “amigos y amigas” porque hay gente que no se siente incluida de otra manera. Me encanta que se diga “presidenta”. Busco la manera de no decir “los derechos del hombre” porque es más fácil decir “derechos humanos”. Todo eso lo defiendo y lo practico. Como me vas a preguntar si yo creo en la palabra “amigues”, pues te digo que me parece una cosa donde los míos se están equivocando. Lo mismo que hubo gente que se convirtió en secta defendiendo el socialismo que yo defendía, creo que se están equivocando. Con respeto absoluto, porque entiendo su lucha. Sobre todo creo que es una ocurrencia de una elite que corre el peligro de fragmentar ese bien público y común que es la lengua. Pero insisto: es una discusión que mantengo más con los míos que con los machistas. A los machistas, ni agua.

jueves, 3 de octubre de 2019

García Montero fue a Montevideo, leyó y dijo


Luis García Montero, poeta y actual director del Instituto Cervantes, pasó por Montevideo para participar de la presentación en el Centro Cultural de España de la publicación facsímil Gacetas Gauchescas, de Hilario Ascasubi, con investigación a cargo de Pablo Rocca y Hernán Viera. En la oportunidad, fue entrevistado por María de los Ángeles González, quien publicó en El Cultural, de El País, de Montevideo, lo dicho en ese encuentro, que tuvo lugar el pasado 27 de septiembre. De la larga entrevista, ofrecemos la parte oficial.

Dos preguntas

—¿Cuál es la relación del Instituto Cervantes con los países de habla hispana?
—Nuestro idioma tiene 480 millones de hablantes nativos y casi 600 en general. En España vivimos el 8 % de los hablantes. Así que la comunidad es mucho más amplia que las fronteras de ningún país. Creo que hay razones para buscar respuestas comunes para afirmar desde la memoria panhispánica respuestas a los retos de la globalización. Se trata de seguir el camino que abrió Andrés Bello en el siglo XIX. Creo que la apuesta debe ser convertir el español en una lengua de cultura seductora por sus valores humanos y sus compromisos con la libertad democrática. Una apuesta de futuro frente a culturas que hoy se presentan mucho más pragmáticas, economicistas o totalitarias. La diversidad nos enriquece. Nadie es el dueño del idioma, no se habla mejor en Castilla que en Andalucía, o en Colombia que en Ecuador o Montevideo. Se habla de manera distinta un idioma que mantiene una sólida unidad comunicativa, precisamente porque la diversidad es riqueza de un patrimonio común. A mí me ofende la política de la administración Trump que quiere avergonzar bajo el lema “solo inglés” a los niños que hablan español en un colegio o a los hispanos que usan su lengua materna en la cola de un supermercado. El trabajo del Instituto Cervantes, por ejemplo, es negarse a las intenciones de convertir al español en una lengua de pobres de manera despectiva. Además de afirmar la dignidad de la pobreza, debemos convencernos de las realidades culturales y las posibilidades científicas de la comunidad hispánica.
—¿Cómo puede apoyarse el hispanismo en los países de habla hispana?
—Esa es otra tarea también importante para España. El Cervantes no pretende ocupar espacios de enseñanza del español en Uruguay porque lo lógico es que aquí se enseñe el español como se habla en Uruguay. Pero en el diálogo entre la comunidad y las diversas singularidades, me parece interesante que las autoridades españolas apoyen el estudio de la literatura peninsular y faciliten el trabajo a los hispanistas interesados. Una de las tareas del Cervantes es apoyar el trabajo de los hispanistas, de los alemanes, los marroquíes, los ingleses, los chinos… Ahí caben las literaturas de todos los idiomas. El Ministerio de Cultura de España y muchas fundaciones existentes deberían apoyar a los profesores de cualquier parte del mundo, y por supuesto Hispanoamérica, que tengan la generosidad de dedicarse a estudiar la literatura española.

jueves, 25 de julio de 2019

Embelecos fraguados en Madrid

La siguiente noticia, firmada por Noelia Marín, fue publicada en El Mundo, de España, el pasado 22 de julio, y tiene como protagonista a Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, quien habla de los planes de expansión de la institución que dirige, que ahora apuntan a África. ¿Por qué? 

Recordemos que Guinea Ecuatorial, colonia española hasta 1968, capturó el interés de la administración postfranquista por ser el único país que podría considerarse hablante de castellano del África subsahariana. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (aecid) financió los centros culturales españoles (Bata, 2001; Malabo, 2003), los colegios españoles, las sedes de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y más de 70 centros de la Asociación de Centros Católicos de Guinea Ecuatorial (accege) que, repartidos por todo el territorio nacional, imparten en español enseñanzas propias de educación primaria y secundaria. Y si nuevamente nos preguntamos por qué, la respuesta es fácil: la experiencia de América latina permite imaginar que el Estado-empresa español puede colonizar África aunque el idioma compañero del imperio no tenga hablantes. Parafraseándolo a Borges, son embelecos fraguados en Madrid. 

El nuevo objetivo del Instituto Cervantes es expandir
el español por África ante el freno 
en Europa y EEUU

Potenciar la enseñanza del español y abrir nuevas delegaciones en África subsahariana es uno de los grandes retos que se plantea el Instituto Cervantes para el próximo curso. Así lo ha asegurado este lunes Luis García Montero, director de la institución, quien ha destacado que es “importante” potenciar la enseñanza del español en estos países del sur del Sáhara porque serán los que protagonicen el mayor crecimiento demográfico en las próximas décadas. “Pueden pasar de 1.300 millones de habitantes a 2.600, de ahí la importancia de expandirnos allí en la medida de nuestras posibilidades”, ha señalado. Mientras, según los estudios del Instituto Cervantes, en Europa, Estados Unidos o Latinoamérica se frenará el ritmo de crecimiento de hispanohablantes.

García Montero ha hecho estas declaraciones con motivo de la reunión anual de directores del Instituto Cervantes que se celebra estos días en San Lorenzo del Escorial (Madrid) y reunirá a 70 representantes del organismo a nivel internacional para debatir sobre los retos de la organización.

Con 86 centros repartidos por 45 países, este año el Instituto Cervantes ha dado su primer paso para expandirse por África subsahariana al abrir un aula en Dakar (Senegal). Se trata de la primera en esta zona del continente pero ya “está sobre la mesa” la posibilidad de abrir nuevas extensiones en otros países.
Su afán por abrirse paso en el continente también les ha llevado a alcanzar un acuerdo la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Juntos impartirán cursos de formación para profesores de español en otros cinco países: Benín, Camerún, Cabo Verde, Costa de Marfil y Gabón.

CULTURA HISPÁNICA
En el año que lleva al frente del Cervantes, García Montero ha tomado conciencia de la relevancia de la institución que dirige: “Tenía la sensación de que era muy importante para personas como yo, procedentes del mundo de la Universidad o la Literatura, pero he visto que no sólo es un interés personal, sino que el Cervantes tiene importancia de Estado”. La institución está llamada, en su opinión, a “ocupar un papel cada vez más importante en la diplomacia cultural”.

El poeta ha recordado que los españoles sólo suponen el 8% del total de hispanohablantes a nivel mundial. Una comunidad que asciende, según el último informe de la organización, a 483 millones de personas. En ese sentido, ha recalcado que la gran apuesta del Instituto Cervantes es defender no sólo la cultura española, sino también la iberoamericana. “Nuestra capacidad de responder a los retos de la globalización se debe a que pertenecemos a una comunidad panhispánica que nos permite jugar un papel importante en el mundo, somos el puente entre Europa y América Latina”, ha añadido.

Al respecto, Juan Pablo de Laiglesia, secretario de Estado de Cooperación Internacional para Iberoamérica y el Caribe, también presente en la comparecencia ante los medios, ha destacado como “línea de acción prioritaria” potenciar “el panhispanismo y la ibericanización del Cervantes”. Además, ha hecho hicanpié en que la apuesta por expandirse en África está alineada con los objetivos del Estado, pues el continente es “es una de las grandes prioridades de la política exterior española”.

MENOS RECORTES
Tras años de recortes presupuestarios por parte del Gobierno durante la crisis económica, desde el Instituto Cervantes mantienen la esperanza de que, una vez se forme el nuevo Ejecutivo y se aprueben los Presupuestos Generales del Estado, “se contemple una subida que iguale al Cervantes con otras instituciones hermanas que hay en Europa”. García Montero ha recordado que la institución autofinancia la mitad de sus gastos gracias a ingresos derivados de matrículas, certificaciones, clases o subvenciones internacionales para realizar actividades culturales.

Junto a los Presupuestos, al director también le preocupan los recortes en la plantilla del Cervantes que en los últimos años ha vivido “una situación similar a la de las universidades españolas”, con vacantes que se han quedado sin cubrir. Ha reclamado que “para poner en marcha nuevos centros como el de Dakar o Los Ángeles necesitamos una ampliación de cupo para poder contar con más profesionales”.

jueves, 11 de abril de 2019

Habla el actual director del Instituto Cervantes


El pasado 7 de abril, María Teresa Cárdenas M. firmó en la Revista de Libros del diario chileno El Mercurio, la siguiente entrevista con el poeta Luis García Montero, actual director del Instituto Cervantes. El hecho que sea él quien conduce esa institución es algo así como un soplo de aire fresco respecto de los directores del pasado, sin embargo, en el texto, señalados en rojo, hay algunos párrafos sobre los que, creemos, se equivoca y a los que el Administrador responde al final del artículo, proponiéndole amablemente a García Montero, una consideración más detallada.

"Las lenguas y los poderes no son inocentes

Estuvo en la reunión con la prensa; en la inauguración leyó su discurso antes del director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado, y del rey Felipe VI; habló de poesía con Joaquín Sabina; rindió homenajes; firmó acuerdos; presidió una mesa sobre el exilio; se le vio en primera fila en el público... El director del Instituto Cervantes –desde julio de 2018–, Luis García Montero (Granada, 1958), parecía estar en todas partes durante el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado entre el 27 y el 30 de marzo en Córdoba, Argentina. Con más de 20 poemarios publicados, así como ocho novelas y otros tantos ensayos, García Montero es, también, una de las voces más reconocidas de la generación española de los 80.

En el trayecto a pie desde el Teatro Real al del Libertador General San Martín, donde le correspondía presentar a la escritora cordobesa María Teresa Andruetto, antes de la clausura oficial, conversó con El Mercurio.

Literatura y lengua
–¿Qué valor le da a la presencia de escritores en este congreso?
–Creo que es fundamental. Somos la segunda lengua materna del mundo, después del chino mandarín, y la segunda en comunicación y cultura, después del inglés. El peligro está siempre en que la estandarización, la extensión de la comunicación, haga quebrar los vínculos con lo materno, con la intimidad de cada experiencia. Y yo creo que donde mejor se resuelve eso es en la literatura, que intenta alcanzar la expresividad más alta y más universal, pero vinculándolo siempre a la originalidad y a la experiencia de los seres humanos. Por eso me parece que la literatura siempre tiene que ocupar un lugar importante en estos congresos.

En el de Córdoba no faltaron las sospechas respecto de una supuesta hegemonía española. El argentino Jorge Fondebrider dijo, por ejemplo, que creería en la buena fe de la política panhispánica cuando el Instituto Cervantes estuviera dirigido por un latinoamericano. "Esta es una institución del Estado y en todos los países del mundo hace falta tener la nacionalidad del Estado para ocupar un cargo público –responde García Montero–. Por fortuna, contamos con la ayuda de mucha gente que tiene la doble nacionalidad. Y, por ejemplo, Juan Villoro, que es mexicano y español, sería un magnífico candidato para presidirlo, o para dirigir algunos de sus centros (1). En las normas del Instituto Cervantes se dice que debe defender y divulgar la cultura en español. El matiz es importante, porque nuestra tarea no es solo la cultura española, sino la cultura en español".

Y continúa: "Como todas las historias han sido de opresión y de violencia y, no nos engañemos, detrás de la palabra y la cultura hay mecanismos de poder, todo el mundo tiene razones para ser susceptible y sospechar. Tenemos que trabajar para que esas sospechas tengan la menor relación posible con la realidad. El Instituto Cervantes está decidido a participar en un proceso de iberoamericanización".

Y señala como ejemplo el SIELE, un sistema de acreditación de la lengua que han trabajado en conjunto con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la U. de Buenos Aires (UBA) y la U. de Salamanca (2). Y el proyecto CANOA, para difundir la unidad cultural, "que hemos firmado acá con instituciones de México, Perú y Colombia, y al que queremos seguir agregando instituciones de otros países latinoamericanos", señala.

En varias mesas del congreso se discutió el uso de la palabra español. Algunos proponían decir castellano, o incluso hispanoamericano, aunque esto deja fuera a Guinea Ecuatorial y Filipinas, que forman parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale). García Montero reflexiona: "Yo viví como una torpeza tremenda que hace unos años se declarase al español marca España. Pero ¡qué disparate! Si nuestra lengua tiene 600 millones de hablantes y nosotros somos el 8 por ciento. Cuando uno critica eso, pues a veces en España te dicen que no quieres a tu país. La verdad es que yo quiero mucho a mi país, pero por eso mismo lo que quiero es dejarlo bien y que no haga el ridículo. ¿Qué sentido tiene querer apropiarse de un idioma del que uno solo forma parte? Lo que nos da la fuerza es esta comunidad que comparte memoria, que comparte idioma, y donde hay que estar en relaciones de igualdad".

Los congresos de la lengua española se realizan cada tres años y su organización está a cargo del Instituto Cervantes, la RAE y la Asale. "En la cuestión panhispánica, la Real Academia ha ido abriendo mucho camino –puntualiza–, y es heredera de todas las reflexiones sobre el idioma que ya desarrolló Andrés Bello. Son instituciones distintas, claro, porque las tareas del Instituto Cervantes son asegurar la enseñanza del español en países de lengua no española; acreditar y formar a los profesores; certificar el conocimiento del español de los alumnos. O sea, es una parte educativa que no tiene la Real Academia, como tampoco tiene la segunda cara del Instituto Cervantes, que es la diplomacia cultural, la defensa y extensión de la literatura y de la cultura, del arte en español. El Instituto Cervantes tiene 87 centros, repartidos en 44 países, y una plantilla que supera las 2.700 personas en el mundo. Y tiene relaciones muy estrechas con todas las embajadas de países latinoamericanos en todos los sitios donde estamos presentes".

–¿Hay diferencias entre ustedes a la hora de armar el programa de los congresos?
–Este es el primer congreso de la lengua en que yo soy el director. Hemos pretendido dejar clara la perspectiva panhispánica, llamar al respeto a las diferencias, a las singularidades; hacer un congreso paritario donde las mujeres participen en condiciones de igualdad con los hombres. Y hemos llegado a 50 por ciento de participación de las mujeres.

Sin embargo, no se incluyó ninguna mesa sobre lenguaje inclusivo o no sexista. "Cuando alguien plantea una mesa sobre periodismo –puntualiza–, y la encargada de hablar es Sol Gallego, que aparte de ser la directora de El País es una feminista histórica, o cuando alguien invita a Claudia Piñeiro a participar en una mesa sobre interculturalidad, siendo una de las escritoras más comprometidas con el mundo del feminismo, sabe que al hablar de periodismo, de interculturalidad, van a plantearse esos temas. A mí me parece que la irrupción del pensamiento feminista en todos los debates es más importante que provocar subgéneros" (3).

Una oferta de diálogo
Otro tema que despertó controversias fue el trato a las lenguas y pueblos originarios. "Las lenguas y los poderes no son inocentes –afirma García Montero–. Yo podría sacar pecho y decir 'bueno, cuando se produjeron los procesos de independencia solo hablaba español el 20 por ciento de la población'. Pero yo sé muy bien que eso no fue solo respeto inocente a la lengua del otro. Es que la conquista española tuvo un marcado carácter evangelizador; lo que quería la Iglesia era ganar almas para su dios y enseguida se dieron cuenta de que convencían más a los indígenas en su lengua materna que en un idioma extranjero. La imposición del idioma se extiende en los momentos en que las independencias hacen suyo el idioma español. Lo que quiero decir no es que los españoles sean peores o mejores; todas las civilizaciones son imposiciones de poder, y a partir de ahí tenemos que comprometernos con el presente y el futuro. Que una lengua sea oferta de diálogo y de conocimiento del otro. La democratización del presente me parece el mejor compromiso para que no haya sospechas ni hegemonías de ningún tipo".


Respuestas a lo afirmado por García Montero:
(   1)  No necesariamente en todos los países los directores de instituciones estatales tiene que ser de la misma nacionalidad que el Estado al que representan. Dos casos del pasado: Paul Groussac, un francés, que fue director de la Biblioteca Nacional de Argentina, y Arnaldo Orfila Reynal, un argentino que fue director del Fondo de Cultura Económica de México, institución estatal mexicana. Hay más ejemplos, pero no es ésa la cuestión. En el caso de querer demostrar su vocación “panhispánica”, tal vez el Instituto Cervantes debería dejar de ser una institución del Estado español para pasar a ser una institución iberoamericana. Por último, lo de la doble nacionalidad no sirve: no propuse que el Cervantes tenga un director latinoamericano, sino que todos los centros del Cervantes alternen españoles y latinoamericanos en sus direcciones.


(   2) Con una serie de irregularidades (que incluyen el anunció de la firma del convenio de adopción del Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) en el VII Congreso de la Lengua de Puerto Rico, antes de que fuera firmado por el Consejo Superior de la U.BA, así como la negativa a permitir la presencia de los creadores del CELU, el sistema de evaluación argentino) la U.B.A. entró en el consorcio formado por el Instituto Cervantes con la Universidad de Salamanca, la U.N.A.M y la U.B.A., además de Telefónica de España como recaudadora. A lo largo de más de un año desde este blog se ha repudiado ese convenio que le otorga valor universal al SIELE. La solicitada que así lo demuestra fue firmada por cientos de lingüistas, filólogos, lexicógrafos, escritores, traductores y otras personas cuyo campo de actividades gira alrededor de la lengua. Las adhesiones llegaron desde particulares a instituciones universitarias de diversos países del mundo, y se reprodujo todos los sábados de 2016 y 2017 a modo de protesta. Luego, el castellano empleado en los exámenes plantea apenas variaciones léxicas más bien ortopédicas como para dejar contentos a todos… siempre y cuando todos sean débiles mentales, claro. Toda la información puede leerse aquí: http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.com/search/label/SIELE



(   3)  No estoy seguro de que poner feministas en diversas mesas no dedicadas a la lengua inclusiva dé como resultado una discusión clara y abierta sobre el tema. Que se haya incrementado el número de mujeres no es un mérito, sino una obligación. Queda pendiente la discusión del lenguaje inclusivo.

jueves, 25 de octubre de 2018

"El español no pertenece a la marca España"

El poeta español Luis García Montero (1958) es desde agosto pasado el nuevo director del Instituto Cervantes. Y si bien no hay que esperanzarse de que las cosas puedan cambiar mucho, asombró a propios y ajenos con una reciente declaración, recogida por el diario Clarín en su edición del 8 de octubre pasado.

Afirman que el idioma español 
no le pertenece a España
  
El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, insistió hoy en que el español no pertenece a la marca España, porque es un "país más" de los que hablan este idioma, y destacó la importancia de este mensaje para afianzar la colaboración con los países iberoamericanos.

García Montero, que adelantó en rueda de prensa los asuntos que aborda el Patronato del Instituto Cervantes en la reunión anual que presiden los Reyes en Aranjuez, recalcó que es el espíritu panhispánico el que puede ayudar a hacer fuerte el español.

El director del Cervantes subrayó la colaboración "muy estrecha" que mantiene esta institución con la Real Academia de la Lengua y el apoyo al camino emprendido cuando se decidió que el diccionario del español debía ser realizado por las 23 academias de la lengua que existen en el mundo y no solo por la española.

García Montero expresó también su "admiración intelectual" por el director de la RAE, Darío Villanueva, quien ha decidido no presentarse a la reelección al cargo en las elecciones de diciembre.

García Montero, que se solidarizó con Villanueva ante la situación económica de la RAE, indicó que le llama la atención lo poco que se preocupan los presupuestos por la cultura y la poca conciencia que hay sobre el papel económico y diplomático del español.

Entre los proyectos que hoy trata el patronato, máximo órgano rector del Cervantes, García Montero destacó el inicio de los estudios para la apertura de sedes de esta institución en Washington y Los Ángeles, esta última a raíz de una propuesta que recibió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su reciente viaje por Estados Unidos, y la reapertura de la de Gibraltar.

El Cervantes registró, en total, en el curso académico 2017/18 casi 140.000 matrículas de las que 117.960 correspondieron a alumnos presenciales que estudiaron español en cursos generales (83.527) o especiales (34.433). El resto corresponde a cursos del Aula Virtual, con más de 6.000 licencias vendidas, y a cursos de formación de profesores.

Entre los próximos proyectos, García Montero recordó la creación de un Museo de la Lengua en la sala de exposiciones de la sede central en Madrid.

Asimismo, apostará por la formación de los profesores que enseñan español en el extranjero a través de una certificación de calidad del Cervantes.

La creación de un organismo que integre a todas las instituciones dedicadas a la cultura y la enseñanza en español en Iberoamérica, así como la creación de un Círculo Iberoamericano de Amigos del Cervantes, para que apoyen los proyectos culturales, son otros de los proyectos expuestos en el Patronato.