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miércoles, 26 de febrero de 2025

Una encuesta para traductores sobre traducción e Inteligencia Artificial (8)

Octavo día de la encuesta

Los traductores y la inteligencia artificial (8)


MARTINA FERNÁNDEZ POLCUCH
(Argentina)

1) ¿Qué tan familiarizada está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?

Estoy medianamente familiarizada, más por haber participado de seminarios y/o charlas que por usarla para mis traducciones. 

2) ¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

Me parece una herramienta útil en general, no específicamente para la traducción literaria. Usé Deepl una vez para traducir un artículo, y el trabajo de posedición me resultó muy tedioso, por más que algunas soluciones me hayan sorprendido para bien. No creo que el resultado final haya sido muy bueno. Lo uso con cierta regularidad para llevar adelante correspondencia por mail en lenguas que entiendo pero no hablo, o que hablo pero no domino. Para ese fin, me parece maravilloso. Cuando traduzco literatura, todavía no tengo en mi horizonte la opción de recurrir a la IA. Me gusta leer y escribir, no editar, al menos no a un ente con el que no puedo conversar, que no tiene un proyecto traductivo, en quien no puedo presuponer la búsqueda de un determinado efecto. Cuando posedito, el texto nunca dejar de resultarme ajeno, lo contrario de lo que (me) sucede con la traducción.  

3) ¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí,  por qué sí? Si no, ¿por qué no?

Hace unos días un traductor alemán-sueco me contó que antes hacía traducciones técnicas, pero que hace dos años perdió la mayor parte de ese trabajo por la IA. Y eso fue el envión que necesitaba para meterse en el mundo editorial. Ahora traduce literatura. Me pareció una interesante vuelta de tuerca. En el fondo, pienso que en el futuro habrá editoriales “artesanales” e “industriales” (alguien ya lo dijo acá). Si tuviera que asesorar a unx adolescente hoy, le desaconsejaría estudiar traducción. Pero trabajando en formación de traductorxs, noto que toman la participación de la inteligencia artificial en el mundo de la traducción –paradójicamente– con mucha naturalidad.



MICAELA VAN MUYLEN (Argentina)

1)¿Qué tan familiarizada está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?

No tengo experiencia con la mal llamada Inteligencia Artificial, sí uso recursos online como muchxs de ustedes, claro, pero nunca usé chat gpt ni similares, no me llama la atención ni me despierta curiosidad, aunque siento que debería interiorizarme en ello como docente, nuestrxs estudiantes lo utilizan mucho en las traducciones no literarias y lo aplican en mis materias (en traducción y también en literatura…). Entonces estoy repensando mucho la tarea en el aula. Me interesa motivarles a la artesanal tarea de la lectura y la traducción, más allá de si después usan o no la IA

 2)¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

3) ¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión?  Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

Supongo que puede ser útil para algunas cosas, como las ya mencionadas, a mí me gusta leer y traducir, y no poseditar, como dice Martina Fernández Polcuch, y lo seguiré haciendo a la vieja usanza (pero con todos los recursos que nos da la Internet, claro). Aparte de posibles errores y lo engorroso del trabajo de revisión, para mí pierde todo el placer de la creación, que es fundamental y que creo, como Jan de Jager que no va a desaparecer como tal para quienes nos interesa esta tarea, más allá de un trabajo remunerado. Y/pero justamente por ello (y con esto respondo a la tercera pregunta) me temo que a las editoriales y a lxs lectorxs no les interesa mucho todo esto (ni los derechos de autor, ni nada) y que por eso sí, de cierto modo está en riesgo la profesión, al menos como la conocemos hoy, que es la que me interesa a mí. Sin embargo, quizás se trate de ir encontrándole la vuelta a medida que conozcamos sus posibilidades. Veremos…. 

 


PEDRO SERRANO 
 (México)

1)¿Qué tan familiarizada está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?

Yo no estoy para nada familiarizado con la IA, lo cual no quiere decir que no vaya a hacerlo, y a aprovechar todo lo que pueda aportar en la revisión del trabajo artesanal de la escritura. Y que no esté familiarizado con su uso no significa que no haya pensado en ello. Aunque no soy capaz de leer las fórmulas matemáticas que sostienen sus operaciones, sí puedo aventurar ideas sobre la manera en que opera. Así que algún granito de arena, como en el magnífico poema de Circe Maia (¡gracias, Laura!), quizás pueda aportar, empezando por este poema precisamente. Dice Circe (no la conozco pero me agrada citarla con familiaridad textual) que cada granito y cada soplo de viento están inexorablemente predeterminados, de lo cual o no estoy muy seguro, pues habría qué saber dónde se origina el movimiento que, una vez echado a andar, va hacer que efectivamente, por cuestioones de física, ese grano vaya a caer ahí donde cayó. De la misma manera, tampoco se puede predecir, en el echarse a andar en su caída, cuál va ser la forma que va. adoptar determinado copo de nieve. Si hasta ahora no ha sido posible predecir de manera definitiva el clima, algo podría haber en los movimientos del universo que quizás no pueda reducirse a un sistema binario, que es la única forma de predecir sin duda. Lo cual me lleva directamente a contestar la primera pregunta. Yo creo que la IA no va a ser capaz de hacer por sí sola una traducción literaria, incluido en ello el uso de promts, porque traducir literatura (y aquí no hablo de esos libros que pasan a mejor vida apenas los terminamos de leer) empieza por una puesta en abismo. La traducción literaria te enfrenta de entrada con una página en blanco, en la cual todavía no está escrito todavía nada en la lengua a la que se traduce, de la misma manera en que nada estaba escrito antes de que un texto literario empezara a aparecer, ni es predecible su desarrollo y acomodo. Por supuesto que tanto la IA como cualquier persona que sepa dos lenguas es capaz de parear un término con otro. Pero la complejidad del entramado literario, el componente no explicitado en un texto, es imposible de prever. En "Variaciones sobre el derecho a permanecer callado", Anne Carson compara la traducción con la mirada de Rembrandt en un autorretrato temprano, "El artista en su estudio", un cuadro hermosísimo en el que los ojos del pintor no tienen pupila, y lo ven todo. "Esos ojos sin cuencas", dice ella, "ciertamente no están ciegos. Están involucrados en una mirada llena de fuerza, pero no es una mirada organizada de manera normal. Están viendo pero ver (es posible) es entrar en los ojos de Rembrandt desde atrás. Lo que su mirada proyecta, en dirección nuestra, es un profundo silencio". Este ensayo está publicado en español, pero no lo tengo a la mano, así que pergeñé una rápida traducción, que seguro no coincide en todo con la publicada. Lo que tomo de él, ahora, es que para traducir literatura hay que ir hasta el fondo de la mirada de quien escribe, es decir hasta ese fondo de la mente que se convierte en un ver compartido, y desde ahí, no desde el texto explícito, hacer aparecer ante nuestros propios ojos nuestra traducción. Y este proceso, que no es binario, que no tiene un antecedente concreto, que no está preinformado ni predeterminado, que surge de una mente que ve detrás del texto lo que otra mente ve, no lo puede tener la IA, precisamente porque se da en el tiempo, en lo impredecible que lo sostiene y en el cuerpo que lo vive en ese momento. Pero este es un argumento fascinante, del que hay que seguir sacando hilo.

 2)¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

La traducción literaria termina siendo, aunque no nos demos cuenta, un trabajo colectivo, por las aportaciones acumuladas en el uso de las lenguas, y por todas las herramientas que podamos tener a mano a la hora de querer optar en una incertidumbre. En ese sentido, como los diccionarios, las otras traducciones que pueda haber, incluidas las de otras lenguas, la IA, que es el resultado de un trabajo colectivo, puede servirnos para avanzar en una traducción.

3) ¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión?  Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

Por supuesto que la profesión va a ser afectada, como lo fue la aparición de las computadoras, que lo primero que hicieron fue que desaparecieran los tipistas, y su trabajo lo hace ahora quien escribe, sin que se le pague más por eso. Seguramente padeceremos muchas traducciones planas de libros que han de salir pronto al mercado. Pero los textos literarios que valen la pena merecen, y estoy seguro de que van a seguir teniendo, la morosidad de quien al traducir va descubriendo lo que la propia morosidad y obsesión de quien escribió un texto fue capaz de hacer ver y leer. Bouvard y Pécuchet, y su múltiple traducción, y el fascinante cuento original del que surgió, nos acompañen.

lunes, 18 de marzo de 2024

Mañana, gran presentación de literatura irlandesa

 

Luego de la publicación de la antología de Cuentos irlandeses con temporáneos, realizada por Sinéad MacAodha, directora de Literature Ireland, y Jorge Fondebrider, en noviembre pasado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, se suma a la publicación del volumen por parte de la Editorial Universitaria de Guadalajara y de Yarumo (editorial colombiana), la edición a cargo de Eterna Cadencia, de Argentina. 

El volumen, traducido por un equipo de traductores especialmente seleccionado (Matías Battistón, Jan de Jager, Andrés Ehrenhaus, Jorge Fondebrider, Inés Garland y Pedro Serrano), será presentado en el día de mañana en la librería Eterna Cadencia (Honduras 5582, CABA) por uno de los antologadores y tres de sus traductores. La entrada, por supuesto, es libre y gratuita. 

jueves, 30 de noviembre de 2023

Para quienes estén en Ciudad de México mañana


Literarture Ireland, conjuntamente con las editoriales Universidad de Guadalajara, Yarumo y Del Lirio, mañana presentan Cuentos irlandeses contemporáneos, una selección de Sinéad MacAodha y Jorge Fondebrider, con traducción de éste, Matías Battistón, Jan de Jager, Andrés Ehrenhaus, Pedro Serrano e Inés Garland.

El acto tendrá lugar en la Casa Refugio y contará con la presencia de los escritores José María Espinasa, Fabio Morábito y Pedro Serrano, además de los antólogos.

La entrada es libre.



lunes, 27 de noviembre de 2023

Hoy, gran presentación en la Feria de Guadalajara

 

Hoy, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a las 17 hs., se presenta Cuentos irlandeses contemporáneos, una gran antología de uno de los más celebrados géneros literarios de Irlanda.

La selección fue realizada por Sinéad MacAodha, directora de Literature Ireland (la institución que impulsa el proyecto) y el escritor y traductor Jorge Fondebrider.

La traducción fue llevada a cabo por un prestigioso equipo de traductores que incluye a los argentinos Matías Battistón, Jan de Jager, Andrés Ehrenhaus, Jorge Fondebrider e Inés Garland, y al mexicano Pedro Serrano, todos escritores y traductores de larga trayectoria.

El proyecto contempla la publicación de este mismo libro en cuatro países de Latinoamérica: México (a través de la Editorial Universitaria de Guadalajara), Colombia (a través de la editorial Yarumo), Argentina (a través de Eterna Cadencia) y Chile (a través de LOM). 

El volumen que se presenta hoy, con la presencia de los editores y del escritor mexicano Juan Villoro, es la co-edición entre las editoriales de México y Colombia.


martes, 8 de febrero de 2022

Dos preguntas a Pedro Serrano, poeta y traductor

En La Jornada Cultural, de México, Ricardo Venegas, el pasado 9 de enero, le hizo una entrevista al poeta y traductor Pedro Serrano. Reproducimos a continuación un breve fragmento donde habla de la traducción de poesía.

Dos preguntas

Pedro Serrano (Montreal, 1957) es poeta, ensayista y traductor. En la UNAM imparte el Seminario de Poesía y Traducción y el de Vanguardia y Modernidad. Con Carlos López Beltrán hizo La generación del cordero. Antología de poesía actual de las Islas Británicas, en 2000, y en 2012, Delicados (con filtro), antología de la poesía actual en México. Su último libro de poemas es Cuentas claras y el de ensayos Defensas, ambos de 2014. Tradujo entre otras cosas King John, de William Shakespeare y Gabriel. Un poema, de Edward Hirsch. Obtuvo la Beca Guggenheim para poesía en 2007, y en 2016 el Prix International de Poésie Antonio Viccaro. Pertenece al Sistema Nacional de Creadores.

–¿De qué manera el traductor ha influido en el poeta?
–Traducir abre puertas. Como escribir. En el ejercicio de la traducción se descubren afinidades y contrapesos inesperados. También enseña un poco de humildad. Para mí traducir es una extensión de la escritura, en el sentido común y en el literal: una continuación por un lado, y un extender un poco más la tensión de lo que uno avista por el otro, llevar la tensión de la escritura un poco más allá. Traducir ocupa el lugar de la escritura cuando ésta no aparece por sí sola. Traducir un poema es seguir escribiendo. La diferencia es que el palimpsesto se ejerce sobre un borrador diferente.

–¿Sólo un poeta puede ser buen traductor de poesía?
–Sí, pero hay que aclarar esto. No todos los poetas, aunque hagan traducciones, son poetas cuando traducen y no todos aquellos que traducen un texto poetico están traduciendo un poema. Quien escribe un poema en traducción está siendo poeta en ese momento, aunque nunca haya escrito ni vaya a escribir un poema propio. No es lo mismo la transcripción traducida de un poema que la escritura de un poema en traducción. En el primer caso se está traduciendo un documento, no un poema, y se responde a las normas establecidas de la traducción; en el segundo se está escribiendo un poema, y se sigue la cauda de necesidades de ese poema en la lengua a la que está siendo traducido.

martes, 4 de mayo de 2021

Una encuesta sobre género y traducción (11)

Undécima y última entrada sobre la encuesta de género y traducción.


Gabriela Villalba
(traductora argentina residente en Buenos Aires)

1) ¿Existe algún rasgo genérico en la traducción?
–Sin lugar a dudas. Pero es un tema complejo que requiere de desarrollos profundos. Como toda variable ideológica, el género atraviesa nuestras prácticas discursivas y sociales en los campos específicos en los que nos movemos (en este caso, el campo literario y, dentro de él, la práctica de la traducción, tanto en cómo escribimos como en cómo nos relacionamos y en los gestos que hacemos).

2) Si así fuera, ¿podría comentar brevemente en qué consiste?
–Se puede observar, por ejemplo, en la naturalización, institucionalización y hegemonía del uso del masculino genérico (que abarca no solo los morfemas de género y el léxico masculino sino también sintagmas como "los hombres" para referirse a toda la humanidad, disposiciones sintácticas, campos semánticos, cuestiones enunciativas, elecciones ideológicas, etc.), incluso en traducciones cuyos textos fuente tienen cuidado de no utilizarlo; en la proporción de varones que traducen en el campo literario, en cuanto espacio de mayor prestigio, en comparación con la cantidad de mujeres que ejercen la profesión en general; en el extendido respeto a la figura autoral, que impide un trabajo más autónomo sobre la enunciación de lxs traductorxs; en el rechazo que generan formas novedosas o siquiera levemente disruptivas; etc.

3) ¿Se topó alguna vez con algún texto que no haya podido traducir por esa circunstancia?
–No. Pero no soy de las que crean en o se debatan sobre las imposibilidades o limitaciones de la traducción. Es tan amplio el horizonte de posibilidades que tenemos para indagar, jugar y ampliar, ¿no? Ya sea que haya decidido reproducir las variables patriarcales de un texto o que las haya subvertido o intervenido (en realidad, siempre se interviene, aunque sea para reproducir la norma predominante), siempre pude.


Pedro Serrano (traductor mexicano residente en Ciudad de México, México)

1) ¿Existe algún rasgo genérico en la traducción?
–Existen varios pero como todo en traducción nada es lineal. Vladimir Nabokov, a la vez un sofisticado traductor y un teórico dogmático, consideraba que quien tradujera a un hombre debía ser hombre y quien tradujera a una mujer debía ser mujer. Sin entrar en rígidas normativas, es cierto es que una mujer va a ver aspectos de un poema que un hombre quizás no vea. Pero esa es la gran virtud de la traducción: que demuestra que un mismo texto es a la vez varios, y que tan fiel puede ser una traducción como la otra. Y que tener una buena traducción hecha por una mujer va a lanzar líneas de perspectiva que la traducción del mismo poema, hecha por un hombre, no va a alcanzar.

2) Si así fuera, ¿podría comentar brevemente en qué consiste?
–Un texto proyecta siempre su propia sombra. Y el punto desde el que se traduce, inevitablemente, la va a tener en un lado y no en otro. Emily Wilson, autora de la primera traducción hecha por una mujer de la Odisea al inglés, le dio a la participación de Telémaco un temblor adolescente que ningún otro traductor anterior había detectado. ¿Lo hizo por ser mujer y porque veía a Telémaco desde los ojos de Penélope y no desde los de Ulises? No lo sé, pero el hecho es que ella vio algo que sucedía en la Odisea, en el original, que otros no habían alcanzado a ver.
Por otro lado, cada lengua tiene sus propios cauces genéricos, no siempre patriarcales. The Jacaranda, en inglés, se traduce en México como "la jacaranda"" y en Argentina como "el jacarandá". El género másculino y femenino de esta misma palabra está dado por el lugar de su acentuación. Una palabra grave terminada en "a" normativamente va en femenino, mientras que si es esdrújula va en masculino. Si el árbol en cuestión es visto en masculino en un poema escrito en inglés, la ductilidad intrínseca de quien traduce debería llevarle a aprovechar los recursos de la lengua y a escoger no la norma de su región sino la propuesta más cercana que la lengua ofrece.

3) ¿Se topó alguna vez con algún texto que no haya podido traducir por esa circunstancia?
–Mi respuesta anterior lleva ya la respuesta de esta pregunta. Traducir es ponerse en zapatos ajenos, y caminar con ellos, sean sandalias de pescador, zapatos gucci de cardenal o tacones de mujer. Uno de los poemas que más disfruté traducir fue uno de la serie “Psoriasis” de Sarah Maguire, en que describe cómo se le desprende la piel de las rodillas frotando contra la alfombra al hacer el amor. Ver esa escena gozosa, y traducir una perspectiva que yo nunca hubiera podido tener, fue un inmenso privilegio.


Julieta Canedo
(traductora argentina residente en Córdoba, Argentina)

1) ¿Existe algún rasgo genérico en la traducción? Si así fuera, podría comentar brevemente en qué consiste?
2) Si así fuera, ¿podría comentar brevemente en qué consiste?
3) ¿Se topó alguna vez con algún texto que no haya podido traducir por esa circunstancia?
–No creo que exista un rasgo genérico en la traducción porque no creo que exista un rasgo genérico en la literatura en general. Las dificultades o los obstáculos con los que suelo encontrarme no tienen que ver con el género de quien escribió el texto, sino con cuestiones lingüísticas o culturales más amplias.
Considero que idealmente lxs traductorxs debemos elegir a lxs autorxs que traducimos por afinidades estéticas o ideológicas, no por su género. Sí hay, en mi caso, un deseo mayor por traducir y editar autoras, sobre todo aquellas que no han sido profusamente traducidas o publicadas, tanto en su idioma original como en castellano, porque me interesa visibilizar su trabajo.


Florenica Garramuño
(traductora argentina residente en Buenos Aires, Argentina)

1)¿Existe algún rasgo genérico en la traducción?
–En el caso del portugués al castellano, que es donde más trabajo, no veo problemas relacionados con el género. En otras lenguas sí existe este problema: ship, en inglés, por ejemplo, es “femenino” y en castellano, si lo tradujéramos por barco, deberíamos usar el género masculino. En esos casos, sigo el género de la palabra que se traduce en castellano, y si hay varias, intento elegir la que tiene el mismo género que en inglés si funciona.

2) Si así fuera, ¿podría comentar brevemente en qué consiste?
3) ¿Se topó alguna vez con algún texto que no haya podido traducir por esa circunstancia?
–Me he topado con estudios teóricos del inglés que ha sido difícil traducir al castellano por las razones expuestas arriba. A veces, además, el inglés utiliza el uso alternativo del pronombre femenino o masculino para evitar el androcentrismo. Y en el caso del castellano inclusivo, ahora es muy difícil traducir la “e”.


martes, 25 de agosto de 2020

Seguimos dándole vueltas a la tuerca de James

 

En la entrada del pasado 18 de agosto pasado, presentamos un breve fragmento de Henry James y dos versiones del mismo en castellano: una del escritor mexicano Sergio Pitol y otra del escritor argentino José Bianco, aclarando que esos materiales provenían del Facebook de Jorge Aulicino. Las diferencias entre una y otra versión eran lo suficientemente importantes como para querer ahondar en las posibilidades de traducción de ese fragmento, por lo que se invitó desde este blog a quien quisiera proponer otras versiones diferentes. Aceptaron el desafío Andrés Ehrenhaus, Enrique Winter, Pedro Serrano y Matías Battistón, todos ellos escritores y traductores de muy amplia trayectoria. En el último caso, Battistón decidió acompañar su versión de un breve texto donde explica sus razones. Sirva el ejercicio como demostración de que no hay una única forma de traducir. También, de que los clásicos siempre admiten una nueva versión. Los lectores podrán escoger la traducción que les plazca. 

Varias vueltas de tuerca 

Henry James 

“I quite agree –in regard to Griffin’s ghost, or whatever it was– that its appearing first to the little boy, at so tender an age, adds a particular touch. But it’s not the first occurrence of its charming kind that I know to have involved a child. If the child gives the effect another turn of the screw, what do you say to 'two' children–?” 

“We say, of course,” somebody exclaimed, “that they give two turns! Also that we want to hear about them.” 


Sergio Pitol (México) 

–Estoy absolutamente de acuerdo en lo tocante al fantasma del que habla Griffin, o lo que haya sido, el cual, por aparecerse primero al niño, muestra una característica especial. Pero no es el primer caso que conozco en que se involucre a un niño. Si el niño produce el efecto de otra vuelta de tuerca, ¿qué me dirían ustedes de dos niños?

–Por supuesto –exclamó alguien–, diríamos que dos niños significan dos vueltas. Y también diríamos que nos gustaría saber más sobre ellos.


José Bianco (Argentina) 

Reconozco, en lo que atañe al fantasma de Griffin, o sea lo que fuere, que el hecho de aparecerse primeramente a un niño, y a un niño de tan pocos años, le agrega una especial característica. Pero no es el primer ejemplo de tan encantadora especie en el cual un niño se ha visto complicado. Si el niño aumenta la emoción de la historia, da otra vuelta de tuerca al efecto, ¿qué dirían ustedes de dos niños?

Alguien exclamó:

–Diríamos, por supuesto, que dan dos vueltas. Y queremos saber qué les ha sucedido.


Andrés Ehrenhaus (Argentina) 

–En cuanto al fantasma de Griffin, o lo que fuera eso, estoy bastante convencido de que el hecho de que se le apareciera primero al niño, y máxime a tan tierna edad, le da un toque particular a la historia. Pero esta no es, que yo sepa,la primera vez en que uno de estos encantadores sucesos incluye a un niño. Si el niño le añade una vuelta de tuerca al asunto, ¿qué efecto dirían que pueden tener “dos” criaturas? 

–¡Diríamos, por supuesto –exclamó alguien–, que le añaden dos vueltas! Y también que nos gustaría saber de ellas. 


Enrique Winter (Chile) 

–Estoy completamente de acuerdo –respecto del fantasma de Griffin o lo que eso fuera– en que aparecerse primero al niño, y a tan tierna edad, añade un toque particular. Pero no es el primer caso de su encantadora especie en que yo sepa de un niño involucrado. Si el niño da otra vuelta de tuerca al efecto, ¿qué me dicen ustedes de ‘dos’ niños? 

–Decimos, por supuesto –exclamó alguien–, ¡que dan dos vueltas! Y también queremos oír acerca de ellas. 


Pedro Serrano (México) 

–Acepto que si el fantasma, o lo que fuere, se le aparece primero al pequeño, y a tan tierna edad, le da un toque especial. Aunque hasta donde sé no es la primera vez que tal tipo de encantamiento le sucede a un niño. Y si el niño le da otra vuelta de tuerca al efecto, ¿que dirán de “dos” niños? 

–Diremos que claro, que dos niños le dan dos vueltas. Y también que queremos saber qué les pasó. 


Matías Battistón (Argentina) 

–Admito,con respecto al fantasma de Griffin, o lo que fuera, que el hecho de habérsele aparecido primero al niño, cuando era tan pequeño, le da un toque particular. Pero no es el primer de estos casos, tan fascinantes, que yo conozco donde haya participado un niño. Si el niño le da al asunto otra vuelta de tuerca, ¿qué dirían ustedes si hubiera “dos” niños…? 

–¡Diríamos, claro –exclamó alguien–, que le dan dos vueltas de tuerca! Y también que nos gustaría escuchar su historia. 


Texto de Matías Battistón:

¿Cómo traducir este texto de James después de Bianco? Es decir, ¿cómo evitar repetir una serie de elecciones que, desde el título mismo, hoy en castellano reconocemos como clásicas, como una marca registrada? Cualquier traducción que no sea “vuelta de tuerca” para turn of the screw me da la misma impresión que me daría una foto de Henry James en el que se lo viera no pelado, digamos, sino con una dorada melena al viento. Quizá no sea peor, pero es otra cosa. 

Uno podría terminar calcando a Bianco con ligeras variaciones, pequeñas puestas al día, y darse por hecho. O diferenciándose por diferenciarse, optando por cualquier alternativa que no sea la bianquesca, o por un literalismo que se publicita como superador (con lo cual se puede llegar a monstruosidades como “el giro del torno” en vez de “la vuelta de tuerca”, como más o menos hicieron unos retraductores hace algunos años). También se podría elegir una vía más civilizada, menos grosera que glosera, que aproveche para instaurar la principal diferencia mediante el uso de profusas notas aclaratorias, informativas, críticas, personales, etc. 

Por último, se me ocurre otra más, la fidelidad inopinada: poner el ojo donde no hace falta (total, en este caso, el fragmento es chico y el disparate no puede ser tan grande) y respetar algún rasgo o detalle a rajatabla, para ver qué pasa.Mi traducción, por ejemplo, buscó tener la misma cantidad de palabras, frase por frase, que el original: veintinueve, dieciocho y dieciocho. No lo pensé como ejercicio oulipiano, o aritmosófico, sino más bien como una segunda consigna, que podría estar siempre implícita: encontrar la manera de transformar en rigor productivo lo que es, a fin de cuentas y por suerte, como casi todo, nada más que un capricho.

viernes, 27 de marzo de 2020

Una encuesta para traductores de poesía (V)

Quinto día de la encuesta para traductores de poesía.


Jessica Sequeira
Traductora de Winétt de Rokha, Hilda Mundy y Teresa Wilms Montt, entre otros.


1) ¿Por qué razón traduce poesía?
Bien, en primer lugar porque amo la poesía, que puede aparecer en poemas, prosa o incluso subtítulos de películas. Traducir poesía me hace sentir que estoy dentro de la intensidad del lenguaje de una manera profunda, en su matices y sutilezas, incluso más que con la lectura. Traduzco por placer literario, además de querer traer autores latinoamericanos raros y ambiciosos (en su estilo o concepto) a un público angloparlante. La traducción es una forma de lectura pública, a diferencia de las lecturas privadas que normalmente hacemos con un texto, y por eso una se esfuerza en pulir la propia interpretación de una frase y exponerla, un proceso de destilar la belleza que te hace vulnerable a la vez. También traduzco poesía como laboratorio para mi propia escritura. Leí una entrevista con algún escritor, no recuerdo quién, que dijo que siendo joven transcribió a mano páginas de cientos de novelas del pasado, de Kafka, Beckett, Flaubert, lo que sea, con el objetivo de mejorar su estilo, pasando los ritmos de las frases a su pluma (o teclado). La traducción funciona de una manera parecida en mí.

2) ¿Cómo llega a la traducción? ¿Propone usted mismo al autor? ¿Recibe encargos de parte de la editorial? ¿De quién es la iniciativa?
Depende del proyecto. Yo he trabajado en todas las circunstancias, creo, con editoriales que se me acercan, a pedido de un autor y motivada por mi propio deseo de adentrarme en un texto que me intriga y que me sigue dando vueltas en la cabeza, de modo tal que siento que oculta capas que puedo ir quitando con delicadeza, con las herramientas del lenguaje... Con las obras en verso es mucho menos probable que te busquen, y más probable que el proyecto surja por interés o amistad. Por lo menos eso es mi experiencia.

3)  ¿Qué criterio emplean las editoriales para considerar la paga que usted recibe?
De nuevo, depende. Cobro la tarifa que recomiendan los profesionales de la traducción. A veces la editorial te paga directamente (si es grande), a veces ocupa dinero de fondos, a veces solo hay regalías. No necesariamente depende del tamaño de la editorial, ya que algunos independientes son muy listos para conseguir fondos. Dicho eso, hay editoriales con proyectos que no encuadran en el lento y a veces caprichoso panorama de los fondos, y hay que hacerlos igual con los pocos recursos que hay.

4) ¿Hace usted algo para mejorar esas condiciones?
Lo único que puedo hacer es seguir trabajando para construir una base de confianza. Si alguien me pase un texto, voy a mantener al menos su belleza, y eso es más fácil de lograr después de una década que durante mis primeros pasos como traductora. Es más común que se me acerquen ahora con más proyectos. Aparte de eso, intento mantenerme al tanto de lo que dicen los traductores que participan del mismo mundo que yo. A veces el mundo de traducción puede ser muy desconcertante y surrealista, y es bueno saber que una no está sola. 

5) ¿Conoce las políticas de subsidios a la traducción que tienen muchos países del mundo? ¿Los recibe?
Sí, he recibido algunos subsidios de traducción de Argentina y de algunos otros países, aunque soy muy poca sistemática para postular. Todo es un laberinto que va cambiando cada año, y postular a fondos lleva mucho tiempo y organización. El proceso de buscar subsidios frustra mis impulsos de trabajadora veloz, llevada por el interés del texto. Muchas veces también hago las cosas porque sí, sin pensar en todo el sistema, pero es cierto que la paciencia rinde sus frutos. Quizá porque tengo más experiencia o estoy madurando. Por cierto, ahora los proyectos más largos me atraen más. Tengo mil ideas y mucha suerte de haber podido llevar a cabo algunos, gracias a haberme encontrado con un texto de calidad, contar con apoyo editorial y ubicar los recursos que empujan el pájaro del proyecto fuera de su nido, para que pueda volar.


Pedro Serrano
Traductor de Matthew Sweeney y de la monumental antología de poesía británica contemporánea La generación del cordero

1) ¿Por qué razón traduce poesía?
Porque es una manera de continuar escribiendo. Porque en los poemas en otras lenguas hay retos y hallazgos que aún no se han resuelto en español. Porque un poema en otra lengua que vale la pena, sea pequeño o extenso, merece estar también en español. Porque es una manera de compartir el pan y la sal.

2)  ¿Cómo llega a la traducción? ¿Propone usted mismo al autor? ¿Recibe encargos de parte de la editorial? ¿De quién es la iniciativa?
Cuando traduzco un poema individual es porque ese poema conecta con una parte de mi propia necesidad expresiva. Casi no lo distingo de mi propia escritura. Cuando propongo a un autor es porque tengo ganas de sumergirme en esa escritura y hacerla aparecer en español. Entonces soy yo quien lo propone a una editorial. Cuando he traducido por encargo ha sido siempre porque me ha coincidido con lo que estoy traduciendo.

3)¿Qué criterio emplean las editoriales para considerar la paga que usted recibe?

Muy poco criterio. La paga por traducir poesía, en mi caso, resulta siempre simbólica, aunque luego esos símbolos sirvan para pagar algunas necesidades.

4) ¿Hace usted algo para mejorar esas condiciones?

Soy miembro de la AMETLI, la asociación mexicana de traductores literarios, que está intentando mejorar los tratos económicos entre las editoriales y los traductores.

5)¿Conoce las políticas de subsidios a la traducción que tienen muchos países del mundo? ¿Los recibe?
Sí he recibido alguna vez apoyo del PROTRAD, el organismo que en México apoya la traducción lliteraria. También he sido beneficiado por ellos para algunos libros míos traducidos a otras lenguas.


Silvia Camerotto
Traductora de Ezra Pound, William Carlos Williams, Dylan Thomas y un enorme número de autores de lengua inglesa.


1) ¿Por qué razón traduce poesía?
Traduzco más que nada y sobre todo para difundir la poesía que creo amerita ser leída. También porque muchos textos, indispensables a mi entender, o no están disponibles o fueron traducidos en un lenguaje que ha perdido actualidad, o tienen una gran marca extranjera. Empecé a traducir porque lo que leía en castellano me hacía ruido.


2)¿Cómo llega a la traducción? ¿Propone usted mismo al autor? ¿Recibe encargos de parte de la editorial? ¿De quién es la iniciativa?

Porque me gusta el autor y me interesa su obra o lo que dice en algún poema en particular. No suelo recibir encargos, con alguna excepción. Traduzco lo que quiero y no para alguna editorial en particular. Tengo un extensísimo archivo de traducción. Publico en mi blog: de sibilas y pitias,  a veces en el de Aulicino, Otra Iglesia es Imposible. De mis experiencias, me ocurrió que alguna vez una editorial me pidiera la traducción de un libro que ya tenía traducido. Luego de casi un año, de intercambio de mails con averiguaciones sobre derechos, dicha editorial –que solía responder “luego leeré tu mail atentamente”, me escribió diciéndome que estaban excedidos y que por el momento “no sabían qué hacer con el libro”. No fue un encargo, pero retuvieron el libro durante largo tiempo para nada.


3) ¿Qué criterio emplean las editoriales para considerar la paga que usted recibe?

De esas pocas excepciones de las que hablo en la pregunta anterior, me han pagado un simbólico. Las editoriales. Los particulares pagan el precio que exijo, sin problemas.

4) ¿Hace usted algo para mejorar esas condiciones?
No.

5) ¿Conoce las políticas de subsidios a la traducción que tienen muchos países del mundo? ¿Los recibe?

Conozco uno o dos: Looren, por ejemplo de la que recibo información. En la página del Club de Traductores hay un listado al que se puede acceder. 

viernes, 3 de agosto de 2018

Pedro Serrano escribe sobre Edward Hirsch


La columna de este viernes, firmada por el poeta y traductor mexicano Pedro Serrano, trata sobre su trabajo sobre un texto del poeta estadounidense Edward Hirsch (foto; 1950).

Una traducción reticente:
Gabriel. Un poema, de Edward Hirsch

Cuando en una caminata te encuentras con una parte escarpada, no hay más que cruzarla. Así de inevitable fue para mí traducir Gabriel, el libro que Edward Hirsch escribió a la muerte de su hijo. Edward es amigo mío, ycuando me lo pidió supe inmediata, simultáneamente, que iba a ser duro pero también que iba a hacerlo. Yo había traducido ya una selección suya, Aligeren la oscuridad, que incluye dos poemas dedicados a su hijo Gabriel. “La bienvenida” narra su nacimiento y adopción, y  “Niño con auriculares” lo retrata adolescente, cruzando Broadway. Para cuando el libro se presentó en la FIL de Guadalajara en diciembre de 2012, Gabriel ya había muerto. Carla Zarebska, editora de Cooperativa La Joplin, le pidió a Hirsch que leyera “La bienvenida”. Él volteó desconcertado, como si se encontrara perdido. Por suerte Laurie Watel, su pareja, intervino. Un gesto sirvió para que Edward reaccionara y el poema no se leyó. El silencio era entonces su lugar de respeto. Dos años después publicó Gabriel, un largo poema dedicado a su hijo. Había logrado atravesar lo indecible.

Gabriel. Un poema está formado por una serie de cantos que cuentan la vida de un niño. Cada canto consta de veinte tercetos desplegados en páginas abiertas. El poema empieza y termina con la muerte de ese niño, en un recorrido que dura ochenta páginas. En medio hay muchas cosas, divertidas unas, desesperantes otras. Gabriel se nos hace presente, y se vuelve cercano. Hirsch incorporó, con ligeros cambios, los dos poemas que le había dedicado, integrados a un flujo narrativo no lineal. “No soportaba la idea de que Gabriel pudiera ser olvidado”, dijo en una entrevista en Página 12 en noviembre del año pasado en Buenos Aires. El poema va de la realidad desolada más presente a una noche de fiesta al cumplir Gabriel veintidós años, a una letanía de artistas y poetas que hicieron obra a partir de experienciasequivalentes, pasando por muchas otras cosas que es mejor leer que detallar. En escribirlo, Hirsch logró lo inusitado. Gabriel es un inmenso poema.

Siempre me apropio de lo que traduzco, pero esta vez fue diferente. En la lengua en que aparezca, este poema, para mí, sigue siendo de su autor, como si las presencias no se pudieran perder. Para escribirlo, Edse embarcó en un viaje íntimo, que me atrevería a llamar sagrado. Es un poema tan en el cuenco de sus manos que cualquier gesto lo desacraliza. Apropiarse de él sería una falta de tacto. Al escribirlo, pudo lograr atraerse en palabras la vida de su hijo Gabriel. Allí están los dos juntos. Tuvo que recorrerla toda, desde el viaje que como padres hicieron él y su esposa para recibirlo a la última travesía que de nuevo hicieron juntos, veintidós años después, ya separados, hasta hallarlo. Traducirlo fue un acto de amistad, un ir con él en el acompañamiento poético de su pérdida, y fuetambién una labor de extremo respeto. Una constante en mi relación con Gabriel ha sido el pudor. Recorrí el poema página por página y estrofa tras estrofa hasta que surgió en español, a la vez volcado en él y afuera. Emocionalmente arduo, agradezco haberlo puesto en español.

Empecé a trabajar en su traducción a principios de 2017, con miras a terminarlo un año después. Tenía, según yo, tiempo para avanzar, poco a poco, conforme mis fuerzas me dejaranentrar. Pero las cosas se precipitaron. En abril de 2017, la editorialme dijo que tenía que tenerlo impreso para septiembre. Casi al mismo tiempo, María Negroni me buscó para saber si podía publicarse también en Buenos Aires. Hirsch iba a estar en noviembre, y ella quería que yo fuera también, y diera un curso en la UNTREF. Al principio Carla Zarebska dudaba en cederles los derechos. Le propuse a María que publicaran mejor Aligeren la oscuridad, y posteriormente Gabriel. Este libro, es verdad, alcanza cotas de una vastedad innominable, pero sus otros poemas breves tienen la misma incisión que hay en él, y publicarlo vale la pena. Pensé que eso tranquilizaría a Carla. Pero Patricio Grinberg , el editor de Zindo&Gafuri, no estaba interesado. Está prendado del poema, me dijo María; la editorial es pequeña, y la edición será de pocos ejemplares (no sé si esas fueron sus palabras pero el sentido sí). Como yo quería que Gabriel alcanzara todos los lectores posibles, intercedí ante La Joplin, que aceptó. Me comprometí a terminar la traducción,para ambos, a principios de septiembre.

Trabajé de manera asfixiante. a marchas forzadas, durante todo el verano. De manera aparentemente desordenada, un día traducía la página 12, otro la 73, luego la 34. Fue el único modo en que pude entrar. Como si recorriera un larguísimo pasillo con muchas puertas, un día entraba en una y otro en otra, sin saber nunca qué me iba a deparar cada habitación. Lograba así entrar y salir del dolor que lo constituye. Cada tramo me dejó exhausto, desolado. Pienso que quizás fue así como Hirsch lo escribió, conformando retazos de sus vidas, haciendo una manta con pedacerías hasta coser la colcha toda. Entonces pudo taparse. La traducción fue apareciendo poco a poco, como un rompecabezas, primero una escena, luego otra, hasta quese fueconfigurando y uniendo.

Paralelamente, estuve trabajando en su edición argentina. No me pareció inconsistente cambiar algunos términos, que allí sonarían extraños, como “vidrieras” por aparadores, “cochecitos” por carriolas o “parlantes” por bocinas, que es como se dice en México. Otras, que consideré entendibles, pedí que se respetaran. Ninguno de esos cambios la altera. Otra cosa hubiera sido sustituir el tuteo por un voceo. Como lo sería pasar del ustedes al vosotros en una edición española. Por suerte, nada de eso me pidieron en Zindo & Gafuri. A finales de agosto la terminé y en septiembre la envié a las dos editoriales. La primera maqueta que Patricio Grinberg me envió de regreso tenía seis estrofas por página, lo cual deformaba el poema. No se había percatado de que Gabriel está constituido en cantos narrativos de diez estrofas, pero lo corrigieron a tiempo, y salvo unas últimas correcciones que por las prisas no se pudieron incorporar la edición quedó muy bien. A mediados de septiembre estuve un par de días en Buenos Aires. No vi a María, pero sí me encontré con Patricio. Se mostró contento. Yo también lo estaba. Gabriel se presentó en Buenos Aires en noviembre, con la presencia de Hirsch. Yo no pude asistir, pero por lo que supe todo salió bien. En enero de este año Página 12 incluyó Gabriel. Un poema en su lista de “Diez posibles títulos del año”. Yo me siento agradecido.

viernes, 24 de noviembre de 2017

Pedro Serrano y su crónica sobre un encuentro de traducción que tuvo lugar en el sur de Chile

De izquierda a derecha, Carlos López Beltrán, Pedro Serrano, Marina Serrano
Jorge Fondebrider, Jorge Aulicino, Richard Gwyn y Andrés Ehrenhaus



El poeta y traductor mexicano Pedro Serrano tiene sus tiempos. Por eso, a dos meses y medio de terminado el coloquio sobre traducción que tuvo lugar el 6 y 7 de septiembre pasados en la ciudad de Valdivia (Chile), publicó su crónica de esas jornadas en las páginas del Periódico de Poesía n°103, correspondiente a octubre de este año, que, como se publica en México, salió en noviembre.

La troupe y los escolares: el Tercer Coloquio de Traducción
y Literatura en la Universidad Austral de Chile

Podría haber titulado esta crónica o acertijo “The academy & els comediants” y el efecto descriptivo sería el mismo, el de un tránsito virtuoso entre quienes se dedican a la práctica de la traducción, quienes la inquieren desde la trinchera de sus conocimientos de lenguas y aquellas avocadas a su reflexión teórica. Este enroque de posiciones entre la institución y los personajes está señalando una serie de dicotomías, de los agentes y su performancia por un lado, los troperos y el teatro por el otro, y el archivo y sus custodios por otro más, que está empezando a cambiar, saliendo todos de sus trincheras a participar en un carnaval festivo y rico.

Pero esto no ha sido siempre así, porque la traducción también produce sus descontentos. En un texto hilarante en el que desarrolla distintas viñetas de traductores fallidos, Mark Strand narra un diálogo con un profesor de portugués al que no le interesa la poesía en su propia lengua pero que se siente plenamente calificado para traducir al mejor poeta en portugués. “Ustedes los profesores de idiomas son todos iguales”, le contesta Strand personaje. “Conocen la lengua original y quizá un poco la suya, pero eso es todo. Lo más probable es que sus traducciones sean interpretaciones literales, palabra por palabra, sin el carácter ni el sentimiento de la poesía. Ustedes son los primeros que proclaman la imposibilidad de la traducción, pero no le dedican ni un pensamiento a como minimizar su dificultad.”

A pesar de parecer a la vez un balancín y un desbalance, un ajuste de cuentas y un estiramiento de posiciones y actitudes, en una aparentemente irreconciliable distancia entre aquellos que se empeñan por estudiar el fenómeno de la traducción y aquellos que se dedican a representarla, en realidad la traducción es algo en lo que todos los que la practican son a la vez creadores, críticos, teóricos y enseñantes. Y eso es algo que se vio en este coloquio. No todo, por supuesto, fue fluido y suave y comedido, porque si no qué chiste, pero sí estimulante y enriquecedor. 

Amalia Ortiz de Zárate
Y no solo eso, sino que, me parece, muestra por dónde no solo deben ir, sino que ya van enrumbados, los caminos de convergencia entre estas actividades antes exclusivas y excluyentes y ahora destinadas a conversar. Porque a diferencia de otros espacios en los que todo chirría y rechina, durante el tercer coloquio de traducción y literatura organizado por la traductora, escritora y directora de la carrera de lengua inglesa en la Universidad Austral de Chile Amalia Ortiz de Zárate, lo que aconteció allí fue la triple expansión y urdimbre de esas actividades. 

Jorge Fondebrider, Jorge Aulicino
y Verónica Zondek
Por supuesto, estas cosas no las logra una persona sola. Al estrambótico entusiasmo y capacidad organizativa de Amalia se aunó la mesurada puntuación de la poeta y traductora radicada en Valdivia Verónica Zondek, que vio bien cómo debían irse dando las cosas y a quién podían ir poniendo en qué lugar. Zondek, quien acaba de publicar su traducción de Red Doc de Anne Carson para la editorial Trilce de México, fue acompañada también por las recomendaciones e imposiciones de Jorge Fondebrider, el tropero mayor, quien fue responsable de congregar una troupe no solo variopinta sino también impresionante, casi una selección Resto del Mundo, diría yo, si no fuera porque al incluirme estaría pecando no tanto de inmodestia sino de presunción, que es cosa fea. 

Carlos López Beltrán durmiendo
durante el "tejido de actividades"
El tejido de actividades elaborado por estos tres organizadores mágicos logró que de verdad fuera, más que un coloquio, un encuentro. Su virtud radicó en la composición del encuentro, que no fue ni extenuante ni enciclopédico pero sí puntual e ilustrativo, en donde coincidieron académicos de la propia universidad, estudiantes de la universidad, traductores venidos de varios lados y escritores in situ, no todos dedicados a las tres disciplinas pero todos abiertos a las proposiciones de las otras. 

El Tercer Coloquio de Traducción y Literatura fue una joya, de la que no solo se beneficiaron los estudiantes de la Universidad Austral de Chile, sino también los que en él participamos, y no solo ellos y nosotros, sino todos los que se atrevieron a cruzar el continuo chipi chipi que caía en Valdivia para llegar a la Isla Teja, donde está el campus de la Universidad Austral, quienes tuvieron la oportunidad de escuchar conversaciones y exposiciones que casi fueron fuegos artificiales. 

Díganme si no es impresionante que en una sola reunión de tan solo dos días coincidieran los autores en español de La divina comedia, de Madame Bovary, y de los Sonetos de Shakespeare (y de paso de toda su poesía lírica), todo esto acompañado de una impresionante antología de poesía latinoamericana en inglés titulada The Other Tiger, con todo y poetas incluidos. Nada más con esto está servido un banquete de degustación ejemplar.

Amalia Ortiz de Zárate y
Andrés Ehrenhaus
Pero no solo eso, porque al pairo iban, para comentar y discutir, profesores de la Universidad Austral de Chile, tales como Roberto Matamala, investigador en teatro y profesor de letras clásicas, quien habló con Jorge Aulicino de los recovecos políticos de Dante, y Luis Bocaz, quien fuera diplomático en París durante el gobierno de Salvador Allende y posteriormente, allí mismo y durante el exilio, editor de la revista La Araucaria, quien instigó a Jorge Fondebrider, tropero mayor ya dije pero también palafranero de la Catedral de Reims, a explicar por qué había eliminado ciertos términos en su traducción, y a la anfitriona Amalia Ortiz de Zárate que hizo sacar astillas a Andrés Ehrenhaus de donde él solo se planteaba bailar un vals que le salió tango. 

Estas tres digamos conferencias magistrales, no por así tituladas sino porque en verdad fueron magistrales, pautaron las actividades de dos días intensos de trabajo, mañana y tarde, los días jueves y viernes, 7 y 8 de septiembre pasados. Pero para que tal festín resulte redondo se necesita un postre digno, y como la triple corona de los más importantes hándicaps del mundo, fue un acierto incorporar a este diálogo de traducciones la antología de Richard Gwyn.

Richard Gwyn y Marina Serrano presentando The Other Tiger
Ello hizo por un lado que los estudiantes de la Escuela de Pedagogía en Inglés participaran activamente en el Coloquio (además de ya estar activísimos en su organización) leyendo los poemas en inglés, en lo que podemos llamar un diálogo de ida y vuelta, y por el otro, que se invitara a participar a varios de los poetas incluidos en este Otro tigre, tales como los ya mencionados como traductores Jorge Aulicino y Jorge Fondebrider, pero también Carlos López Beltrán de México, Damaris Calderón de Cuba (que, bueno, no llegó, pero invitada estaba), Marina Serrano de Argentina y Damsi Figueroa y Jaime Pino de Chile.

Andrés Ehrenhaus, Pedro Serrano, Marina Serrano,
 J. Fondebrider, Damsi Figueroa, J. Aulicino
y, sentados, Verónica Zondek y Richard Gwyn
Reflexiono un poco sobre lo que sucedió en Valdivia y me digo que quizás más bien lo que está pasando ahora es que ese doble filo de traductores y académicos se está convirtiendo en una punta de lanza, en la que las acciones de traducir, investigar y hacer crítica convergen en una sola figura tripartita. La traducción es cada vez más central en las conversaciones literarias y en los debates sobre literatura en todo el mundo, debido a una convergencia de la idea del traductor como escritor (Amazon lo sabe: siempre que hay un libro en la traducción, que siempre el nombre de sus traductores como "autores" de los libros que venden), su creciente visibilidad y una mayor conciencia de su relevancia en la acción de un texto en una lengua distinta.