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viernes, 16 de mayo de 2025

La poeta y traductora francesa Julie Tirard visita el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires


El pasado jueves 8 de mayo, en la librería El Jaúl, tuvo lugar la primera sesión del año del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires. Fue con la presencia de la poeta y traductora francesa Julie Tirard, con quien hablamos de su trabajo como traductora de la poeta argentina Juana Bignozzi y de las diversas alternativas por las que transcurre la labor de quien, de manera independiente, se dedica a la traducción en Francia.

Quienes deseen ver la grabación de esa velada, pueden hacerlo sirviéndose del siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=Pn4aRqJcb7g


lunes, 5 de mayo de 2025

Próxima actividad del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires en la librería El Jaúl

    
Julie Tirard (Aubagne, Francia,1990)  es autora de varias obras de teatro, entre ellas Jusqu’à ce que le mur tien (2025) y La chouette Le cri (2026) y de una colección de poemas, Comme un univers mort / lointain / et toujours lumineux ( 2025). También traduce del inglés, alemán y castellano a autores como Julia Haenni, Alice Notley y Juana Bignozzi. Vive en Alemania, en Leipzig.


jueves, 10 de octubre de 2024

Airada reacción de los traductores franceses contra algunas de las consecuencias del uso de la Inteligencia Artificial

La Association des Traducteurs Littéraires de France (ATLF) lanzó un comunicado en respuesta a un artículo publicado en el diario Le Monde, del 9 de septiembre, con el título "No, la inteligencia artificial no sustituirá a los traductores", donde algunos miembros de la Association française des formations universitaires aux métiers de la traduction (AFFUMT) señalaban que la inteligencia artificial no hace peligrar la labor de los traductores literarios.

No, la inteligencia artificial no sustituirá a los traductores, ¡pero está destruyendo su profesión!

La ATLF, asociación profesional de traductores literarios, quiere reaccionar ante esto, ya que la afirmación contenida en su título es engañosa: “¡No, la inteligencia artificial no sustituirá a los traductores! »Bajo el pretexto del descontento de los estudiantes (y de sus padres) con los cursos de traducción universitarios, esta columna defiende la idea de que los avances tecnológicos permitidos por la AGI (inteligencia artificial generativa) no amenazan las profesiones de la traducción, sino que, por el contrario, inician un cambio inevitable. que deberá acompañarse desde la formación.

La generalización de la postedición, es decir la reelaboración por parte de un ser humano de un texto generado mediante tecnología de traducción automática, es sinónimo de una importante precariedad de la profesión. Esta precariedad, que comenzó con los motores neuronales de traducción automática, hoy se ve reforzada por el reciente avance de los motores AGI. Presentar la AGI como una “herramienta de creatividad” que garantiza una remuneración y un reconocimiento justos conduce a la introducción de falsas esperanzas. También significa ignorar los problemas éticos, legales, sociales y ambientales que plantean estas tecnologías. Esta columna no dice una palabra sobre potsedición. Pero no nos escondamos, lo que ella defiende es la integración de esta práctica en los planes de estudios universitarios, es decir, formar a los estudiantes para reelaborar textos previamente pasados ​​por una máquina.

Junto con otras organizaciones profesionales, la ATLF lleva varios años realizando un trabajo de análisis y reflexión sobre el impacto que los actores de la traducción automática neuronal, y hoy la IAG, tienen en las profesiones de la traducción. Afirma que es fundamental tomar en serio las preocupaciones expresadas por los traductores en activo o aspirantes.

Precisamente a partir de estas experiencias individuales se han podido rastrear, en encuestas e informes de investigación, los cambios preocupantes que ya se están produciendo en las profesiones de la traducción. Nuestra encuesta realizada a finales de 2022 entre traductores que han practicado la postedición es clara: el ahorro de tiempo propuesto por los clientes es nulo, las condiciones de remuneración se degradan y se destaca muy claramente que la enajenación es una forma de trabajo más tedioso. .

Por este motivo, la ATLF, en su foro conjunto con ATLAS, denuncia la práctica de la postedición en el ámbito de la traducción. No sólo porque este proceso, que no se puede comparar con la traducción, resulta en una calidad mediocre, sino también porque contribuye a la inexorable precariedad de todos aquellos que lo practican. Este texto va acompañado de un trabajo en curso destinado a documentar los efectos de la traducción automática y proporcionar a los traductores editoriales herramientas para oponerse a estas prácticas, por ejemplo mediante la introducción de un derecho de desistimiento, conocido como opt-out, en las cláusulas de su contrato tipo. .

No, rechazar el uso de AGI no es una actitud dictada por afectos o tecnofobia primaria: es una medida para preservar nuestro know-how. No, denunciar sistemáticamente los riesgos nocivos que corremos al permitir el crecimiento de actores del mercado que se tragan nuestros datos textuales en total opacidad, sin tener en cuenta la propiedad intelectual, para perfeccionar sus “servicios” a riesgo de prescindir de los nuestros no es una lucha de retaguardia. .

Sí, transmitir a los estudiantes ilustrados la sutileza y el tiempo necesarios para convertirse en un buen traductor, informarles sobre los actores y las relaciones de poder que atraviesan las profesiones de la traducción, hacerles sentir orgullosos de este saber profundamente humano, eso es lo que podemos esperar. de una formación universitaria: no un simple “valor añadido”. Y también es misión de los formadores informar a los estudiantes sobre los impactos sociales y ambientales de una tecnología que se presenta como una herramienta profesional.

Cada año, la ATLF da la bienvenida a muchos nuevos miembros, estudiantes y traductores al comienzo de sus carreras. Estamos trabajando en profundidad para informarles, de forma realista, sobre las dificultades que supone ejercer la traducción editorial, conscientes del reto de renovación de nuestra profesión que nos impone su integración. Para que nuestra profesión siga existiendo, debemos poder confiar en personas con las herramientas intelectuales críticas necesarias para perpetuar nuestro conocimiento.

Hacemos un llamamiento a la responsabilidad de todas las carreras universitarias y les pedimos que se comprometan firmemente contra la enseñanza de la postedición en la universidad y que mantengan la dimensión profundamente humana de la traducción en el centro de la transmisión.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Ediciones en francés de José Eustasio Rivera y Arnoldo Palacios, clásicos colombianos


"Por el centenario de publicación de La Vorágine, de José  Eustasio Rivera y del nacimiento de Arnoldo Palacios, autor de Las Estrellas son negras, ambas obras serán traducidas al francés." Es lo que dice la bajada de la nota publicada por Luisa Piñeros en el sitio web de la Radio Nacional de Colombia, el pasado 6 de septiembre.

Dos clásicos de la literatura colombiana serán traducidos al francés

Colombia conmemora 100 años de la publicación de La Vorágine y es también el año de Arnoldo Palacios, a propósito del centenario de su natalicio. Dos obras cumbre que transformaron la manera de leer la realidad de nuestro país y que tuvieron una gran repercusión internacional, serán traducidas al francés.

Es así como Francia se alista para recibir en su idioma estas emblemáticas obras de la literatura colombiana Las estrellas son negras, de Arnoldo Palacios, y La Vorágine, de José Eustasio Rivera.

Con una minuciosa traducción elaborada por Adrienne Orssaud y la coordinación editorial de El Circulo, las obras se encuentran listas para ser socializadas en un taller, dentro de Casa Colombia, durante la realización de los Juegos Paralímpicos.

Recordemos que Casa Colombia es una iniciativa del Comité Olímpico Colombiano, con el apoyo de entidades como el Ministerio de Relaciones Exteriores y su Embajada de Colombia en Francia, el Ministerio del Deporte, el Ministerio de las Culturas, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y ProColombia.

Un amplio espacio que ya fue punto de encuentro durante las justas olímpicas y que sigue con sus puertas abiertas durante los Juegos Paralímpicos, donde nuestros deportistas han tenido una actuación muy destacada.

Detrás de está titánica labor, que por primera vez se hace de manera oficial, están dos caleñas radicadas en Europa: Natalia y Juliana Vélez Loaiza, hermanas gemelas que junto a un grupo de amigos crearon Ediciones el Circulo , editorial a la que pertenece la prestigiosa revista de arte y cultura Ojo Vulgar, que se ha convertido desde su creación en 2018, en un puente entre Latinoamérica y Europa, resaltando a nuevos artistas y a los que ya están consolidados, en temas como el cine, la literatura, las artes plásticas, la poesía, la fotografía, entre otros.

Con una gran pregunta que rondaba inicialmente en sus cabezas, Natalia y Juliana indagaban desde lo estético por lo que están haciendo los latinoamericanos en Paris, especialmente la diáspora colombiana que ha creado una población que se sigue sintiendo parte del país, a pesar de vivir a tanta distancia.

Ojo Vulgar llegó como una respuesta contracultural para darle voz y conocimiento a una comunidad que alberga en su haber un amplio intelecto y saber popular.

“Tenemos ediciones el Circulo y Ojo Vulgar, que es una plataforma cultural de intercambio. La revista congrega diferentes eventos: Cafés literarios para exhibir a los nuevos escritores, cine foros, tenemos un proyecto cultural como una campaña para estar de vuelta al papel en este mundo digital. Somos un equipo pequeño pero muy comprometido”, afirma esta caleña que hace más de 20 años dejó su ciudad natal para dedicarse al estudio.

Entre la academia y el arte, Natalia ha construido una carrera muy singular. Es licenciada en Psicología Clínica de la Universidad de Massachusetts con un postgrado en Neuropsicología Clínica, Psicopatología y Psicoanálisis. Así mismo, Tiene un doctorado en Literatura y Psicoanálisis. A Europa llegó en 2011, pasó una temporada en Inglaterra y en 2014 aterrizó en Francia. En la actualidad está radicada en Bélgica y desde allí, junto a su equipo, le dan vida cada tres meses a una nueva edición de Ojo Vulgar.

Por su parte, la fundación Ediciones el Circulo fue creada en Colombia y tiene una sede en Francia. Fue pensada para promover las expresiones y manifestaciones culturales y artísticas de colombianos en Europa. Fomentan la escritura, la lectura a través de la revista, hacen festivales literarios y sin duda, incrementan el impacto social y el valor de las creaciones colombianas en el exterior.

“Lo que buscamos es preservar, transmitir y conservar. Queremos hacer un paso por la memoria y dejar un registro de ese patrimonio cultural latinoamericano en Europa. Ojo Vulgar nació como una cuestión contracultural a la era digital”, reitera una vez más Vélez, en su empeño por sacar adelante una idea que nació por el amor a las artes y como una respuesta a esa quimera de vivir en Europa.

Su “caballito de batalla” es y seguirá siendo creer en las capacidades intelectuales que hay en Latinoamérica y el aporte que este continente puede hacerle al arte, especialmente en Paris.

“Hay algo que es originario, algo que como colombianos nos llama, por eso parte del trabajo que hacemos en Francia da cuenta de esto, que aún hay algo que decir de cómo tramitamos la violencia, el conflicto armado, todo lo que hemos logrado salvaguardar culturalmente. La riqueza que tiene Colombia como país, específicamente desde la cultura, esa es nuestra razón por la que continuamos”, concluye la directora.

Oro para Colombia
El país de la belleza tiene mucho por contar, es así como publicar obras de alta calidad se ha convertido en uno de los mayores retos de ediciones El Círculo. Hacer que esas historias contadas por colombianos o más globalmente, por latinoamericanos, tengan un alcance en los lectores franceses, es el gran logro.

Una primera gran apuesta es el llamado a traducir Las estrellas son negras, de Arnoldo Palacios, que en Colombia fue declarado su año, a propósito del centenario de su natalicio en Certeguí, Chocó.

De esta manera, se salda en parte una deuda histórica con una de las primeras novelas que relatan la violencia contra la población afro del departamento. Las Estrellas son negras se publicó por primera vez en 1949 y Palacios estuvo radicado una temporada en Francia, estudiando lenguas en la Universidad La Soborna de París, becado por el gobierno de ese entonces.

Pasó dificultades económicas y fue un perseguido político en Europa por sus ideas. Aun así, hoy se le recuerda por haber plasmado una de las obras de la literatura afro más relevantes del siglo XX.

Por otra parte, este también es el año para una obra que se publicó hace un siglo. Se trata de La Vorágine de José Eustasio Rivera, un huilense que nos entregó una novela sobre las denuncias, los abusos y la explotación del caucho en la Amazonía colombiana.

Considerada como la primera novela moderna del país, relata una historia de amor enclavada en la selva que a la luz de nuestro tiempo, toca temas actuales relacionados con las malas prácticas medioambientales.

Ambos libros son oro en las manos de los lectores, y por fortuna, traducirlas al francés, hará que el mensaje de un Arnoldo y la voz de un José Eustasio tenga más eco en el viejo continente.

Les Etoiles Sont Noires y La Vorágine, con sus nombres traducidos, serán explicadas al público parisino durante el taller de literatura de Casa Colombia entre el 3 y el 7 de septiembre.

Así lo expresa Natalia Vélez: “La dinámica es interesante porque vamos a hablar del recorrido de algunos de los estilos, no solamente de los autores de estas obras. Por ejemplo, en las Estrellas, nos vamos a enfocar en una cosa más al estilo de James Joyce, una cuestión más visceral, sensorial. Después con La Vorágine vamos a hablar más de la literatura tradicional y de los diálogos, los diálogos están muy bien construidos”.

Agrega que: “Y luego, vamos a pasar a hablar del surrealismo y de poesía y de escritura surrealista sobre todo en mujeres y de paso hacerle un homenaje al surrealismo que este año es su centenario. Finalmente, dándole los elementos claves a los asistentes, vamos a repartir unas agenditas que mandamos a hacer y vamos a proponerles a cada uno que con esos elementos trate de escribir un par de párrafos, ya sea de poesía o de narrativa”.

Ojo Vulgar
Hacer una revista en castellano y francés, impresa en papel en una era digital, es una respuesta contracultural al vertiginoso mundo en que vivimos, ya que todo está en las pantallas y poco se lee o al menos eso creemos.

Volver al papel tiene una mensaje romántico y artístico, porque es volver al tacto, a la textura, al olor y sobre todo a la lectura.

“Tan fisgón, tan insolente, es el lema de la revista. Busca dar esa visibilidad, ser fisgones. Tiene todo un enganche en lo surrealista y jugamos con eso. Es un ojo bonito, que impacta de muchas maneras, pero es vulgar. Es decir, expone por crear y por mostrar otro lado”, de esta manera la psicoanalista de profesión define un nombre particular que ya se ha colado en la alta cultura de la ciudad luz.

La revista nació en medio una conversación en un típico café parisino y hoy en día goza de influencia y gran reputación. Cada edición contiene alrededor de 120 páginas impresas en alta calidad, con contenidos producidos por reputados nombres del arte. Sin duda, es un trampolín para los nuevos artistas y aporta un toque más de prestigio a los grandes maestros.

Una fundación, una editorial y una revista pensada y diseñada por colombianas, una vez más nos habla de los viajes de intercambio cultural, hoy en día, por fortuna de ida y vuelta. De Francia nos han llegado grandes obras de la literatura como Madame Bovary, En busca del tiempo perdido, Los miserables, El conde de Montecristo, y ahora, es momento de nuestro relato que huele a ríos, a selvas, a caucho y que suena a la voz de un pueblo que se resiste a ser olvidado.

Ambos libros estarán disponibles en Colombia durante la Feria del Libro de Cali en el mes de octubre

jueves, 21 de marzo de 2024

Otro premio más, por si hiciera falta

La noticia, sin firma, fue publicada el pasado 27 de febrero en el diario La Razón, de Bolivia. Allí se lee que Mario Vargas Llosa
Albert Bensoussan (foto), su traductor al francés recibieron un premio conjunto.




Premio Diálogo para Mario Vargas Llosa y su traductor al francés Albert Bensoussan en París

El escritor y premio Nóbel hispanoperuano Mario Vargas Llosa y su traductor al francés, Albert Bensoussan, fueron galardonados este martes con el Premio Diálogo, que otorga una asociación hispanofrancesa en París.

Bensoussan, un escritor con una larga trayectoria de traductor de grandes autores hispanoamericanos, recogió el premio en su nombre y en el de Vargas Llosa, quien actualmente se halla en Perú.

«Traducir es transmitir», declaró Bensoussan durante el acto celebrado en la embajada española. «La traducción multiplica el genio. El traductor ocupará siempre una plaza subalterna. Viene después, no ha creado, no ha conocido la tempestad dentro del cráneo» del autor, añadió.

Nacido en el seno de una familia de origen sefardí en Argelia, en 1935, Bensoussan ha dedicado décadas de trabajo a divulgar autores como Vargas Llosa, José Donoso, Zoé Valdés o Alfredo Bryce Echenique en Francia.

«Es el mejor regalo que le hicieron los Reyes Católicos a Francia», dijo el escritor francés Pierre Assouline, al presentar al galardonado,. Esto, en una irónica referencia de la expulsión a fines del siglo XV de los judíos de España, gran parte de los cuales se instalaron en el norte de África.

«Como he dicho muchas veces, yo no sería el escritor que soy, ni mi obra sería la misma, sin la influencia de la literatura francesa», dijo Assouline al leer un mensaje de Vargas Llosa.

El autor de «Conversación en La Catedral», Premio Nobel en 2010, entró el año pasado en la Academia Francesa. Es la primera ocasión que un autor que no escribe originalmente en francés forma parte de la institución fundada en 1635 por el cardenal Richelieu.

miércoles, 21 de febrero de 2024

Un escándalo bien francés (II)

(viene de ayer)

Lo que sigue es la segunda parte del artículo de María José Furió, publicado esta vez el 12 de febrero pasado, en la revista Vasos comunicantes, sobre el escándalo suscitado por la nueva traducción francesa de Mein Kampf, de Adolf Hitler, a cargo del traductor Olivier Mannoni.


Deconstruyendo Mein Kampf: Traduire Hitler, de Olivier Mannoni (II)

La vacuidad del mal
Mannoni dedica un espacio señalado a describir la dificultad de traducir la jerga nazi. La fidelidad en este caso no significa la literalidad porque a veces es obligado interpretar la falta de estilo literario de los textos, su inanidad incluso, en relación con la magnitud de los crímenes que organizaron y cometieron. Sorprende que se escandalice de la baja estofa de los principales responsables de la carnicería; quizá la explicación sea que durante cierto tiempo se tomó como modelo de líder nazi a Ernst Jünger, quien, antes de distanciarse del nazismo, dejó el testimonio de una mirada cruel servida con buena prosa y numerosas referencias cultas. Mannoni no edulcora su juicio sobre los líderes cuya obra, en diferentes géneros, ha tenido la oportunidad de traducir:

"La traducción de las fuentes, por lo que respecta a los agentes criminales del nazismo, supone siempre un recorrido malsano entre monumentos de banalidad, de locura, de violencia, de secreto. Esas fuentes apestan a las ciénagas negras del odio, del rencor. Traen a escena a unos hombres que nunca admitieron que sus carencias, de inteligencia, de brío o de competencias, fueron el obstáculo que impidió cumplir sus sueños, cosa que compensaron como pudieron organizando el exterminio de su prójimo. Goebbels, el escritor fracasado, se toma por Nerón y contempla el mundo, pergamino bajo su pluma, como si él fuese su maquiavélico señor. Himmler, ese castrador de pollos sin relevancia, ese pequeñoburgués ruin cuyos diálogos con su mujer habrían encontrado su sitio en un estudio de Simenon sobre la mediocridad, organiza con esmero el mayor crimen de la historia humana. Rosenberg, el antiguo indigente muniqués, el intrigante que se las da de estratega, permanece durante toda la guerra a la sombra de Hitler y de Ribbentrop, y termina organizando el pillaje de las obras de arte en Europa. La realidad del nazismo, la que encontramos en los textos de sus agentes, era también eso: la de unos individuos sin talento, sin grandeza, sin otro motor que el odio que alimentaba su ambición". (p. 16)

Sobre la obra de Hitler afirma que Mein Kampf no es, a fin de cuentas, más que un «Intento de puesta en escena wagneriana de un vagabundo que magnifica todo lo que ha hecho e intenta posar como gran pensador, intelectual y hombre del pueblo providencial». Su libro «expresa también la monstruosa frustración de un insignificante político fracasado que decidió reescribir su biografía civil y militar». En cuanto al estilo, está redactado en un «lenguaje delirante, describe una realidad ficticia, apuntalada con muchos silogismos y otros atajos que alimentaron una locura colectiva». Mein Kampf, como libro fuente, supone el mismo reto que los libros fundamentales del periodo: «Enfáticos, grandilocuentes, enrevesados, a veces crípticos, siempre embrollados y escritos con ese silbido típico de los textos nazis, esas mímicas autoritarias que se pretenden viriles y esos taconazos como punto final. Descubrir el sentido era todo un reto, trasponerlo en francés un desafío insuperable». Cuando empezaba a plantearse qué conviene hacer con este tipo de libros —dilema que puede plantearse así: aunque la tentación es dejarlos morir de su muerte natural, el olvido, ¿no es lo más sensato ofrecer una edición científica para especialistas?—, le llegó el encargo de traducir el tercer tomo de los diarios de Goebbels, también en edición crítica y anotada. Recordando su trabajo sobre esta otra versión de la lengua del III Reich, Mannoni equiparara la lengua del nazismo con la de Trump, y el impacto que causó la logorrea del norteamericano en medios acostumbrados a la coherencia discursiva, intérpretes de rueda de prensa incluidos. El traductor francés subraya que, si bien el antisemitismo es anterior a la Shoah, el exterminio no surge como ejecución de un plan trazado antes de la expansión nazi sino como una de las manifestaciones del poder absoluto que lograron. Precisamente sobre este asunto se manifestaba el historiador Ingrao para responder vehemente a Melenchon, después de que este enviara con mucha fanfarria una carta a su editor, también Fayard, exigiéndole que renunciara a publicar Mein Kampf y declarando que se negaba a codearse con el agente provocador de la mayor carnicería del siglo XX.

Los cincuenta últimos años de encarnizado trabajo de los historiadores, ilustrados por el advenimiento de la escuela funcionalista opuesta a esta escuela intencionalista que usted representa aquí de manera involuntaria, han demostrado que el Tercer Reich no fue la realización de un programa recogido por escrito en el aburrido libro del futuro dictador, sino que el genocidio constituyó la culminación de políticas incoherentes, obsesivas, llevadas a la incandescencia homicida por una mezcla de consideraciones ideológicas, logísticas, económicas y guerreras. Ni las fábricas de muerte ni los grupos móviles de asesinatos están prefigurados en Mein Kampf y es simplemente falso que se puede acceder a la realidad del nazismo y del Genocidio únicamente a través de la lectura del lamentable panfleto del preso austriaco. (p.26)

Y, como argumento definitivo en justificación de la edición crítica, sentencia: hay que mostrar a plena luz que «Hitler fue el revelador de una inmensa crisis política no solamente alemana, sino también europea». Mannoni es igualmente firme sobre la controversia: «La Shoah no está anunciada en ninguna parte en Mein Kampf, sin duda simplemente porque en 1924 no era siquiera un proyecto». Es «Un extenso panfleto que prepara el horror futuro».

Traducir un texto de mala calidad: por qué, cómo…
La experiencia de Olivier Mannoni en la traducción de Mein Kampf es ejemplar del traductor que debe lidiar con un texto de mala calidad. Es un tema que los profesionales han tratado con relativa frecuencia porque es una desgracia común del oficio. Un mal texto es incoherente, con un léxico pobre o inadecuado, una sintaxis primaria o mal articulada, una estructura inexistente o incompleta, es decir una lengua que sirve mal a las ideas, al argumento, a la recepción del texto. Cuando somos principiantes, reaccionamos al reto con estupor y un grado de ingenuidad variable que nos inclina por tal o cual estrategia, corroborada o corregida luego por el editor. En realidad, no hay una sola estrategia válida ni una única decisión correcta. Es sabido que hay traducciones que han mejorado un mal texto original y al revés. Con textos de no ficción, habitualmente se recomienda mejorar el estilo sin desvirtuar el contenido y es conveniente que a los principiantes se les abrevien las dudas: mejóralo pensando en el lector e informa con antelación al editor si no ha sido él quien te ha dado esta clave de supervivencia (personal y para tus neuronas). En otros casos, restituir un estilo que parece malo pero buscado por su autor —pensemos en esos escritores que huyen de «escribir bien»— es similar a traducir textos de vanguardia, donde lo fundamental no es operar sobre el léxico y la sintaxis sino sobre la semántica. Son textos cuyo sentido está más allá del significado. Esta es la experiencia que Mannoni traslada al lector de Traducir a Hitler.

«Traducir a Hitler es armarse contra sus epígonos contemporáneos»
Conocer el alemán del III Reich tras su prolongada frecuentación del periodo nazi le ayudó a conocer en qué consistía la manipulación del idioma, de tal envergadura que, acabada la guerra, un grupo de escritores, el luego célebre Grupo 47, llamó a unir fuerzas para refundar la lengua alemana, el alemán de la alta cultura. Mannoni da numerosos ejemplos de esa «malversación», que a continuación relaciona con la progresiva contaminación del lenguaje corriente, en francés y en otras lenguas europeas, de ideas y conceptos racistas y excluyentes que tienen su origen en el nazismo. Brilla en la demostración de las similares intenciones detrás de los discursos excesivos de Hitler y de Trump, una logorrea vehemente que incita a la violencia, primero verbal, luego física, que busca soldados para alcanzar el poder. La verbosidad no es, sin embargo, la regla entre los líderes del exterminio. Lo que vale para Hitler no vale para Rosenberg: «Esta prosa que pretende dar el pego como pensamiento tiene al menos el mérito de permitirnos comprender con qué habilidad el nazismo sabía propalar una abstracción hueca, la imagen adulterada, una ristra de frases inacabables para desplegar sus visiones ideológicas» (p. 36). A los ideólogos vacuos los acompañan también los escritores anodinos como Himmler, acerca del cual sentencia:

Estas líneas [de su diario], de una bobería sin límite, salieron de la pluma de Heinrich Himmler, Reichsführer, es decir del jefe supremo de la SS, jefe de policía, principal artífice de la política conocida como “solución final” y de la instauración de los campos de exterminio.

Que el estilo de Himmler carezca de vuelo retórico no significa que traducirlo sea pan comido porque, a pesar de su estupidez, fue el responsable de transformar la lengua alemana en un lenguaje codificado. Como paso previo a los juicios de Núremberg, vista la dificultad de comprender cabalmente los eufemismos criminales acuñados por los nazis, hubo que retraducir el alemán del III Reich a un «alemán corriente» antes de transponerlo al código jurídico; hubo que devolver el alemán a la realidad. «El idioma nazi no se contentó con infestar, retorcer y malversar la lengua alemana en provecho propio: también la convirtió en una herramienta de duplicidad cuidadosamente elaborada». Mientras los objetivos militares se comunicaron siempre de manera inequívoca, todo lo relativo a la supresión de libertades y medidas que condujeron al exterminio de opositores y judíos se envolvió en la opacidad, utilizando a su favor la polisemia de las palabras elegidas para enmascarar sus objetivos. Una polisemia que requería de un profesional bregado en la jerga nazi: «Los nazis supieron manipular los recursos del lenguaje para disimular primero sus intenciones y luego sus crímenes».

Hay un aspecto tan interesante como escalofriante: la conciencia que los jerarcas nazis tenían de la gravedad de sus actos y de las consecuencias que les depararían cuando vieron la derrota inevitable ante el avance aliado. Impresiona en el mismo sentido cómo tratan de ocultarse a sí mismos lo irreversible del crimen cometido y del castigo que les aguarda. Entre los eufemismos más determinantes está «evacuación» en lugar de «deportación» y «exterminio». El eufemismo tiene por compañera la omisión: no se habla de aquello que se hace, no se discuten las órdenes pero tampoco se menciona su contenido. Himmler es el maestro del eufemismo, del neologismo que enmascara el crimen imprescriptible. Mannoni lo sintetiza en una frase: «La descripción del monstruo está atrapada en la ganga de un lenguaje falaz».

Mein Kampf: Traduire Hitler es, en conclusión, un ensayo muy interesante por la reflexión en torno a los retos y decisiones que conlleva la retraducción de libros históricos, clásicos y los llamados libros fuente, así como por el análisis de las peligrosas consecuencias para la convivencia democrática que se derivan de la circulación de los discursos del odio sin el cortafuegos de una bien elaborada estrategia historiográfica y filológica. La expresión vehemente y plástica de las emociones disparadas por el contacto con la abyección de los textos de los jerarcas del nazismo, incluso en un profesional tan bregado como Olivier Mannoni, hacen la lectura amena además de informativa, rasgos de los que los lectores hispanos podrían disfrutar en una futura traducción del todo recomendable.

BIBLIOGRAFÍA

Olivier Mannoni, Traduire Hitler, editorial Héloïse d’Ormesson, Col. «Controverses», 126 páginas

Adolf Hitler, une biographie – L’ascension: 1889-1939, de Volker Ullrich, 2 vols., Gallimard, París, 2017.

Ernst Klee, La médecine nazi et ses victimes, Actes Sud, Arles, 1999.

Victor Klemperer, LTI, la langue du IIIe Reich, trad. Élisabeth Guillot, Albin Michel, París, 1996, rep. Pocket, 2013, p. 49. (Hay traducción en español: LTI. La lengua del Tercer Reich: Apuntes de un filólogo, Editorial Minúscula, Barcelona, 2001, trad. Adam Kovacsis.)

Entrevista con los responsables de la edición crítica: Marie-Bénédicte Vincent, Florent Brayard y Olivier Baisez, por Nathalie Peeters, Mémoire d’Auschwitz ASBL

martes, 20 de febrero de 2024

Un escándalo bien francés (I)


La española María José Furió es escritora, traductora de francés, italiano, catalán e inglés al español, colabora además con editoriales y empresas españolas y extranjeras como lectora de textos ya publicados o de manuscritos para su posible traducción al castellano y en la revisión y editing de textos. La siguiente columna, de la cual hoy se da la primera parte, fue publicada el pasado 5 de febrero, en la revista Vasos comunicantes, n°68. Trata sobre el escándalo que se produjo en Francia, con la publicación de una nueva edición de Mein Kampf, de Adolf Hitler, en la erudita traducción de Olivier Mannoni (foto)

Deconstruyendo Mein Kampf: Traduire Hitler, de Olivier Mannoni (I)

La última polémica mayor en torno a una traducción ha tenido como asunto la de Mein Kampf (Mi lucha), del dictador alemán Adolf Hitler, y ocupó en Francia incontables páginas de publicaciones y horas de radio y televisión cuando se publicó la noticia de que, aprovechando que el 1 de enero de 2016 el título entraba en el dominio público, la editorial Fayard se proponía ofrecer una nueva traducción, siguiendo el ejemplo de la que se publicaría en Alemania. En ambos casos se trataría de una edición crítica y anotada a cargo de un equipo de prestigiosos historiadores expertos en el periodo nazi, algo imposible hasta entonces porque el depositario de los derechos de autor, el Ministerio Bávaro de Economía, no había permitido nuevas ediciones, ni siquiera las de carácter científico. El Institut für Zeitgeschichte de Múnich, con una gran experiencia en la publicación de fuentes históricas, incluido el periodo nazi, creó un equipo permanente de cuatro historiadores apoyados por una red de expertos. La fecha elegida para publicar su edición crítica fue precisamente enero de 2016, y esta edición sirvió de base a la francesa.

En el país vecino, ediciones Fayard propuso la nueva traducción en francés a un prestigioso traductor especialista en el III Reich, Olivier Mannoni (1960), en cuyo haber destacan la biografía más reciente del Führer: Adolf Hitler, une biographie – L’ascension: 1889-1939, de Volker Ullrich, en dos volúmenes para Gallimard, La Médicine nazie et ses victimes («La medicina nazi y sus víctimas»), de Ernst Klee, y una selección de los diarios de Goebbels y de Alfred Rosenberg. Mannoni entendió que su trayectoria hacía de su nombre la mejor opción. Así la resume en Traduire Hitler:

"Tras una cincuentena de traducciones de obras consagradas a la medicina nazi, al antisemitismo, a la Shoah por balas, a la organización de los campos de concentración, en Auschwitz y en Birkenau, era en definitiva lógico volver a la fuente, tomar de cara y en su integralidad la traducción de Mein Kampf y proponer un texto utilizable en francés para los historiadores, los lectores interesados así como para mis colegas. De modo que acepté, con la reserva de las condiciones habituales que exijo para este tipo de trabajos: no una publicación «en bruto» del texto fuente, sino acompañada de un aparato crítico sólido establecido por historiadores."

Habla el traductor
Tanto para responder a los diferentes debates que surgieron durante los más de diez años de gestación de la obra como a la necesidad de explicar las vicisitudes en torno a su trabajo sobre un texto de pésima calidad y enorme influencia, Olivier Mannoni escribe Traduire Hitler (2022), donde repasa con estilo vigoroso las controversias que estallaron en Francia en torno a la necesidad, interés y oportunidad de republicar el brulote del Führer. Un libro que le llegó cargado de simbolismos polarizantes: maldito o sagrado según la ideología del que hable, imán o radioactivo, una suerte de catecismo del nazismo, un talismán, un grimorio: «Una especie de fetiche, un objeto cuya dimensión simbólica, aroma escandaloso y “aura maléfica”, como decían unos y otros, había desbordado hacía ya mucho al contenido».

Algunos partidos de la izquierda protestaron con grandes aspavientos arguyendo que era una forma de adular a la extrema derecha, con una representación política rampante en la mayoría de los países occidentales y de forma significativa en Francia, donde en las dos últimas elecciones presidenciales, en 2017 y 2022, el partido Rassemblement National de Marine Le Pen ha disputado la segunda vuelta. En contrapunto a las polémicas oportunistas, concebidas para trasladar la atención del público a los partidos que las generan, a menudo en el contexto de una campaña electoral, Mannoni relata las dificultades que supone bregar con el lenguaje hitleriano e integra ese relato en una reflexión más amplia sobre la denominada «lengua del III Reich». Un fragmento del ensayo, que le ha valido a su autor el Premio Charles Oulmont 2023, resume muy bien el estrago:

A lo largo de treinta años, desde los primeros textos de la Revolución conservadora hasta el final de la segunda guerra mundial y la caída del nazismo, los cantores del movimiento völkisch, los miembros de los cuerpos francos de 1919, los adeptos de las corrientes nacionales-alemanas, luego el pequeño partido de los obreros alemanes (DAP), y, para terminar, del Partido Nacional Socialista de los Obreros Alemanes (NSDAP), desmembraron y dislocaron la lengua alemana, que se apoyaba sin embargo en un inmenso capital cultural y literario. Para entonces se encontraba reducida a una jerga donde fórmulas forjadas por los militantes o los intelectuales en el poder habían sustituido paulatinamente a la lengua cotidiana. «El dominio absoluto que ejercía la norma lingüística de esta pequeña minoría, o incluso de un solo hombre —escribió Victor Klemperer en LTI, el texto fundamental para todo aquel que quiera comprender en qué consistió el uso del idioma por parte del nazismo—, se extendió al conjunto del área lingüística alemana con una eficacia tanto más decisiva porque la LTI no estableció ninguna diferencia entre lengua oral y escrita. Más, todo en ella era discurso, todo debía ser arenga, conminación, galvanización. […] El estilo obligatorio para todo el mundo era, por lo tanto, el del agitador charlatán».

Lejos de ser un texto erudito destinado a un público de especialistas, Mannoni saca provecho de su experiencia en prensa para reflexionar sobre el peso político del libro en el momento de su primera publicación en 1925 —en concreto, el discutido tema de si la «solución final al problema judío» era un punto programático recogido en el libelo—, y sobre la trascendencia de la traducción planteada por Fayard, concebida como contribución a una historiografía rigurosa que mire al pasado y sea útil a largo plazo. Mannoni les recuerda con ironía a quienes denunciaron que la nueva edición armaba a la ultraderecha y podía ofender a los supervivientes del genocidio que, en francés, seguía a la venta la versión de 1934, publicada por las Nouvelles Éditions Latines, y existía una versión circulando en internet, ambas sin notas. La novedad consistía, por lo tanto, en el enfoque científico de la edición. También, como descubriría el propio traductor, en la exigente fidelidad a la expresión de Hitler que se le pidió.

La cuestión de la retraducción de libros históricos es un tema recurrente de discusión entre profesionales de la cultura. En referencia a Mein Kampf, Mannoni lo tenía claro aun antes de tener que «bajar a la mina» y hundir sus «botas de traductor en el cenagal» del discurso hitleriano. A lo largo de su carrera, en sucesivos libros sobre el nazismo es habitual que sus autores citen el original alemán, por lo que decidió que resultaba más coherente traducir como si nunca hubiese existido una versión francesa a la que acudir. Y esto porque, al buscar la cita correspondiente en francés, comprobó que la versión de 1934 es «legible y fluida», dos adjetivos que en nuestra profesión tienen un significado ambivalente:

"…legibilidad y fluidez. Dos principios respetables en sí de no ser porque el original es rigurosamente ilegible y no tiene otra fluidez que la de los pasajes wagnerianos donde su autor se deja arrebatar por el lirismo. La traducción de 1934 borra lo ilegible —¿podría hacerse de otro modo en esa época?— y restituye mal la sandez de los pasajes inflados de lirismo". (p. 5)

«Avanzar por una ciénaga calzado con suelas de plomo»
En 2015 el equipo se reestructuró y se amplió con la incorporación de nuevos historiadores e investigadores-docentes. Las ediciones alemana y francesa han inspirado otras, publicadas ya en Italia, Países Bajos y Polonia, países directamente interesados por el periodo. Sentenciaba Brayard en una amplia entrevista a Mémoire d’Auschwitz: «Mein Kampf es una fuente fundamental para comprender el siglo XX y debe tratarse en consecuencia. Pero al tratarse también de un libro complicado necesita de gran número de explicaciones, es preciso deconstruirlo». Afirmación que Mannoni corrobora desde su condición de traductor: hay que «desentrañar lo que en el relato de Hitler puede calificarse de mentira, de distorsión, de insinuación, de media verdad o de afirmación probada».

En 2015 había transcurrido casi un año desde que Mannoni entregara la que resultó ser una primera versión sin que el editor diera señales de vida, por lo que llegó a creer que no se publicaría nunca. Cuando los de Fayard rompieron su silencio fue para pedirle que retomara su versión con objeto de, diríamos, devolvérsela a Hitler. El nuevo equipo quería la crudeza sintáctica, el confuso fárrago de vacuidades, las diatribas, la simpleza expresiva, es decir, puro Hitler, un Hitler raw. Propuesta que Mannoni aceptó sintiendo que debía sumergirse de nuevo en el «cenagal» de un texto que, sin poder considerarse estrictamente programático del genocidio que seguiría, sí era el punto de partida de la catástrofe de la que aún hoy quedan huellas. El trabajo de desarticular una versión fiel pero que intuimos aún hija de una alta cultura, respetuosa con la academia y la tradición, le llevó en total diez años. Historizar el mal es simultáneamente una operación de despojamiento por parte del traductor y de acompañamiento del lector. Podría decirse que el delirio hitleriano aparece amarrado por las camisas de fuerza de la historiografía y la crítica filológica. Además, los especialistas armonizaron «la interpretación de algunos conceptos ideológicos nazis que posteriormente adquirieron un rol importante».

Marie-Bénédicte Vincent, una de las historiadoras que han colaborado en la edición, explicaba en una entrevista que la historiografía del nazismo está en constante evolución. Al principio se centró en los altos dignatarios del régimen nazi, empezando por Hitler; de ahí surge la gran discusión entre los finalistas y los intencionalistas, a los que se refiere Mannoni. En los años sesenta, una nueva corriente de investigación se interesó por las estructuras del régimen nazi: partido, burocracia, ejército y grandes organizaciones. «Se trataba de descentrar la mirada llevándola a otros factores de evolución y de transformación del régimen». Desde los años noventa, los estudios han puesto el acento en las representaciones que circulaban cuando el nazismo ganaba relevancia, con conceptos como el hombre nuevo y su derivado: los «adoctrinados fanáticos capaces de cometer los peores crímenes». En la actualidad, el interés de los investigadores se vuelca en los verdugos. Esta evolución de los estudios históricos explica por qué las nuevas traducciones del «manifiesto hitleriano» no entrañan una regresión, sino «una profundización en la comprensión de los procesos de radicalización de las masas bajo el nazismo».

Esta radicalización y los discursos que la alimentan son el eje de las reflexiones que desgrana Mannoni en el capítulo «Ecos lúgubres» de su ensayo, mostrando cómo las corrientes nacional-populistas actuales beben del nazismo primigenio. Mannoni se detiene en el término de «Gran Reemplazo» y la bastardización de la población europea a través de las parejas interraciales, uno de los asuntos que las ultraderechas europeas han reintroducido en el léxico y el debate sobre raza e inmigración en los últimos años, y analiza luego cómo el antisemitismo de ayer y el antiislamismo de hoy beben de la misma lógica racista y conspiranoica. Siendo uno de los temas de la polémica si la nueva edición podía dar armas a los extremistas, la historiadora belga Chantal Kesteloot respondía que Mein Kampf recoge la expresión más radical del ultranacionalismo, el pangermanismo y el antisemitismo tal como circulaban en los años veinte en Alemania. Su novedad entonces era el radicalismo heredado de la Primera Guerra Mundial. El original alemán se convirtió en un libro fetiche que hizo rico a Hitler, en arma de propaganda y regalo de boda a las parejas recién casadas. A finales de la Segunda Guerra Mundial se habían impreso no menos de doce millones de ejemplares del libro. De forma que el cortafuegos al peligro de alimentar a la ultraderecha es, insiste, la edición científica.

(continúa mañana)

viernes, 24 de noviembre de 2023

Ciclo de traducción teatral por Christilla Vasserot


Charla y atelier teatral

Del 29 nov al 1de diciembre

 

Christilla Vasserot, invitada por el Centro Franco Argentino de Altos Estudios de la UBA, traductora y profesora en el departamento de Estudios ibéricos y latinoamericanos de la Universidad Sorbonne Nouvelle (París).

 

Miércoles 29 de noviembre, 19.00h.

Conferencia “Texto y escena: los distintos formatos de la traducción teatral

 El teatro es y no es literatura. Traducir o adaptar. La cuestión del destinatario. Traducir para la escena: el caso del sobre-titulado. Los dilemas del traductor

 
Jueves 30 de nov y 1ro diciembre, 18 a 21.00h

Ateliers gratuitos con inscripción previa :  AQUÍ

 

Jueves 30Atelier de traducción teatral del español al francés en colaboración con Nara Mansur. 

Linealidades, fronteras e hibridación. Poesía y teatro.Texto, publicación y performance. Entre revoluciones: traducir Charlotte Corday. Entre exilios: traducir Ignacio & María

1ro Diciembre | Atelier de traducción teatral del francés al español en colaboración con Jaime Arrambide.

¿Por qué traducir Juste la fin du monde de Jean-Luc Lagarce ? Las condiciones de producción (de la obra original y de la traducción). El traductor como dramaturgista. ¿El traductor invisible? Título, tiempos verbales y verosimilitud. El caso particular de los monólogos y del intermedio. 


Christilla Vasserot es traductora y profesora titular de la Universidad Sorbonne Nouvelle – Paris 3, especialista de literatura y teatro latinoamericano. Tras un Doctorado sobre teatro cubano contemporáneo, ha dedicado gran parte de sus investigaciones al teatro latinoamericano contemporáneo. Ha traducido al francés novelas, obras de teatro y cómics, de autores españoles y latinoamericanos, entre los cuales César Aira, Martín Solares, José Manuel Prieto, Rodrigo García, Angélica Liddell, Romina Paula, Guillermo Calderón, Rogelio Orizondo, Virgilio Piñera, José Triana, Pedro Sedlinsky, Sergio Boris, Javier Daulte, Luis Guenel, Santiago Loza… Es vice-presidenta de la Maison Antoine Vitez (centro internacional de la traducción teatral, Francia) y coordinadora de su comité hispánico. 

 

Nara Mansur Cao (La Habana, 1969) es poeta, dramaturga y crítica teatral. Egresada de la Facultad de Artes Escénicas de la Universidad de las Artes de Cuba. Sus obras teatrales se han estrenado internacionalmente por directores como Paul Verdier (EEUU), Aravind Adyanthaya (Puerto Rico) y Carmine Borrino (Italia) y han sido traducidas al inglés y francés. En Buenos Aires, donde reside, la puesta en escena de Corina Fiorillo de Ignacio & María obtuvo tres nominaciones a los Premios ACE (Asociación de Cronistas del Espectáculo). En Cuba, Broselianda Hernández, Julio César Ramírez, Marcial Lorenzo Escudero, Martha Luisa Hernández Cadenas, Jaime Gómez Triana, han escenificado desde distintos registros sus textos. En Cuba impartió el Seminario de Dramaturgia en la Universidad de las Artes y fue jefa de redacción de la revista Conjunto (Casa de las Américas), dedicada al teatro latinoamericano. También ha publicado varios libros de poesía. Cuatro poemas para el teatro, que reúne sus primeras piezas, obtuvo en Cuba el Premio de la Crítica Literaria. Incluye Charlotte Corday. Poema dramático (finalista I Concurso “Casa de América-Festival de Escena Contemporánea” de Dramaturgia Innovadora, Madrid, 2002), Ignacio & María  (Finalista Premio de Dramaturgia Virgilio Piñera 2002), Educación sentimental y Venus y el albañil (Accésit Primer Concurso de Dramaturgia organizado por la Embajada de España en Cuba y la Agencia Española de Cooperación Internacional, 2005). Como investigadora preparó Dos viejos pánicos y otros textos teatrales (2014), selección y estudio crítico del teatro de Virgilio Piñera y sendas introducciones a los teatros completos de Iván Turguéniev y Antón Chejov (2015) para Ediciones Colihue.

 

Jaime Arrambide es traductor literario, poeta y dramaturgista. Desde 2008 ocupa el cargo de Traductor en Jefe del diario La Nación, donde también se desempeña como crítico literario. Como traductor especializado en ciencias humanas, teatro y artes visuales, ha traducido a autores y pensadores de la talla de J-P Sartre, Jean Genet, Marguerite Duras, Zygmunt Bauman, Julia Kristeva, Jacques Derrida, David Mamet, Sarah Kane, J-L Lagarce, Martin Crimp, B-M Koltès, entre muchos otros. Fue traductor residente del Centre National des Écritures du Spectacle (CNES-Avignon) y tutor de residencias del Collège International des Traducteurs Littéraires (CITL-Arles). Dirigió el Seminario Internacional de Traducción Teatral 2013 en el Centre des Auteurs Dramatiques (CEAD-Montreal) y fue consultor de las Clínicas de Dramaturgia del Festival TransAmériques 2017 (Montreal). En 2018, por invitación del CEAD, dictó un ciclo de master class dirigido a escritores y dramaturgos en el Monument-National, Montreal. Como traductor de Fundación Proa desde el año 2005, ha traducido textos originales de artistas visuales como Marcel Duchamp, Alberto Giacometti, Louise Bourgeois, Yves Klein.
 

Cuándo: Conferencia 29/11, Atelier 30/11,  Atelier 01/12 

Horario: 18h a 21h.

Entrada: Libre y gratuita. Talleres gratuitos con inscripción previa.

Lugar: Biblioteca

Dirección: Av. Córdoba 946, CABA

jueves, 23 de noviembre de 2023

Literatura tibetana traducida al francés

Lo que sigue es una entrevista sobre literatura tibetana traducida, de Filip Noubel, con traducción de Gabriela García Calderón Orbe, para Global Voices, que lo publicó en castellano el pasado 18 de octubre.


La literatura tibetana contemporánea se escribe en varias lenguas, tras el exilio forzoso de muchos tibetanos después de la huida del Dalai Lama en 1959 y la política de sinicización impuesta por Pekín. Además, nuevas generaciones crecen fuera de Tíbet y escriben en otras lenguas, como inglés y chino.

El caso de la bloguera, poetisa y novelista Tsering Woeser es especial: procede de una familia mixta tibetana y china, y habla con fluidez tibetano, pero ha hecho del chino mandarín su principal lengua de escritura. Aunque goza de libertad creativa, las autoridades chinas le han prohibido publicar y salir del país. Recientemente se ha traducido al francés una recopilación de sus poemas, Amnyé Machen, Amnyé Machen, que relata una peregrinación alrededor de una montaña sagrada del Tíbet, acompañada de fotografías, en el marco de un proyecto en el que participan la autora, el editor, los traductores, un tibetólogo y un fotógrafo.

Global Voices entrevistó a varios de estos participantes, tras una reunión celebrada en septiembre en París con motivo del Festival del Tíbet y los Pueblos del Himalaya. Entre ellos se encontraba Jérôme Bouchaud, director de la revista Jentayu, dedicada en francés a la literatura asiática en traducción, y que publica aquí su primer libro. Brigitte Duzan es también investigadora y traductora de chino, y fundadora de dos sitios web de referencia: Chinese Movies, sobre cine chino, y Chinese Short Stories, sobre literatura china moderna y contemporánea. Y por último, Katia Buffetrille, etnóloga y tibetóloga que estudia –y hace– peregrinaciones en torno a las montañas sagradas, constatando los cambios que han sufrido como consecuencia de la modernización, mientras se interesa por fenómenos recientes como las inmolaciones.

–Filip Noubel (FN): Jentayu empezó como una revista en francés sobre literatura asiática. ¿Cómo fue la transición a la publicación de libros? ¿Qué lugar tiene la literatura asiática entre los lectores francófonos?
–Jérôme Bouchaud (JB): Los diez números de Jentayu han sido una aventura maravillosa, pero la periodicidad semestral de la publicación se me había hecho demasiado pesada. De ahí mi decisión de invertir más en proyectos editoriales a largo plazo. La colección de Tsering Woeser, Amnyé Machen, Amnyé Machen, tardó más de dos años desde el acuerdo del autor hasta su publicación en septiembre. Un círculo de cinco personas –las dos cotraductoras Brigitte Duzan y Valentina Peluso, así como Katia Buffetrille, Woeser y yo– trabajamos en la realización del libro. Las tareas siguen siendo fundamentalmente las mismas –traducir, corregir, promocionar–, pero el cursor ha pasado de lo urgente a lo exigente. La traducción y la corrección del libro resultaron muy complejas, al igual que la selección de las fotografías, y realmente tuvimos que tomarnos el tiempo necesario para hacerlo todo bien. Además, la publicación de la obra completa de una misma autora refuerza los nuevos vínculos entre ella y Jentayu. Nos hemos convertido en su casa, al menos durante el tiempo que dura un libro, y es un gran honor para nosotros acogerla aquí. Ésta será siempre su casa.
A juzgar por las estadísticas, la proporción de literatura asiática traducida entre los lectores francófonos sigue siendo muy limitada, a excepción de la literatura japonesa, que se beneficia del fenómeno del manga. Cada año, la literatura traducida representa entre el 15 y el 20% del total de la producción editorial en Francia. De todas estas traducciones, el chino, por ejemplo, representa algo menos del 1%, lo que la convierte en la primera lengua asiática traducida, después del japonés. En resumen, aún queda mucho camino por recorrer, pero gracias a los esfuerzos continuos de los actores clave -traductores, editores, libreros- las cosas van poco a poco en la buena dirección.

–FN: ¿Qué representan las peregrinaciones a lugares naturales sagrados y cómo están evolucionando?
–Katia Buffetrille: Un tibetano definió la peregrinación como «la ofrenda religiosa de los laicos». La peregrinación en Tíbet es la práctica esencial de los laicos, pero los religiosos no la descuidan. Aunque los peregrinos van a lugares construidos por el hombre, sus pasos les llevan a menudo a parajes naturales (montañas, lagos y cuevas). La peregrinación en Tíbet es un fenómeno social total, asociado a diversas actividades rituales y con dimensiones sociológicas, culturales, económicas, políticas, literarias y, por supuesto, religiosas. A través de esta práctica, los peregrinos buscan obtener una mejor reencarnación, pero también mejorar su suerte aquí en la tierra, con la esperanza de obtener bienes materiales. Las montañas sagradas, consideradas a la vez la residencia del dios de la tierra y el dios mismo, pueden colmar esta expectativa. Este dios de la tierra, el dios de las creencias no budistas, sigue siendo venerado hoy en día, pero bajo la influencia del budismo se ha impuesto la práctica de la circunvalación y los peregrinos caminan alrededor de las montañas como lo harían alrededor de un templo.
La invasión china en la década de 1950 y luego la ocupación tuvieron un impacto considerable en la vida religiosa, pero no sólo eso. Hoy en día, la práctica de la peregrinación se enfrenta a la sinicización, la modernización y la budización, fenómenos superpuestos, a los que hay que añadir las consecuencias del calentamiento global. Mientras que grandes maestros teorizaron la importancia de peregrinar a pie, construir carreteras alrededor de las montañas sagradas está empujando a muchos peregrinos a venir en auto. Por ejemplo, la peregrinación alrededor de Amnye Machen requiere ocho días a pie, pero sólo uno en auto. Esto hace posible que vengan personas de regiones más lejanas, pero ¿qué pasa con la purificación de los actos negativos que se puede conseguir con estos esfuerzos?

–FN: ¿Cuáles son los principales retos al traducir al francés un texto sinoparlante arraigado en las realidades culturales tibetanas?
–Brigitte Duzan: Traducir un texto de un autor tibetano escrito en chino a una lengua como el francés entraña siempre una serie de dificultades, y de retos. La principal dificultad es comprender la realidad cultural y religiosa que hay detrás de un término, ya que el autor se ve obligado a transcribir/traducir a caracteres chinos una palabra o expresión que abarca un concepto, un personaje o una deidad típicamente tibetanos. El ejemplo típico de trampilla es el término huofo [活佛], que no debe traducirse en su sentido literal de «Buda viviente», sino en su sentido real de lama reencarnado, o tulku, posiblemente con una nota explicativa a pie de página, según el texto. Como señala Tsering Woeser en su prefacio: «el idioma en el que escribo no tiene nada que ver con este idioma». En el caso de los poemas de Tsering Woeser, las dificultades se agravan porque traducen su mundo interior. Así que no se trata sólo de traducir, sino de descubrir «todo lo que esconde este lenguaje que utilizo», según sus propias palabras. Esto es aún más cierto en esta colección, que evoca todo lo que deambular por la montaña revela de la profunda religiosidad que subyace en el yo de la autora. El budismo está presente a cada paso, al igual que las ideas que surgen en su cabeza a lo largo del camino, a veces nacidas de una historia que le han contado y que aún tiene que redescubrir o reconstruir.
Las fotos de Katia, su conocimiento de la peregrinación y de la autora, fueron de gran ayuda para comprender este «significado oculto en el lenguaje». La traducción se hizo a cuatro manos, en perfecta simbiosis. Difícilmente podría haber sido de otra manera. A veces tuvimos que pedirle al autor que nos ayudara a entender, pero otras la solución vino del diario que Katia llevó durante la peregrinación. Una traducción de descubrimiento puede describirse como un viaje de descubrimiento.

lunes, 11 de septiembre de 2023

“Trabajo en una arraigada incertidumbre”

El pasado 8 de septiembre, el diario La Capital, de Mar del Plata, publicó un artículo firmado por Carla Duimovich, a propósito de Corinna Gepner (foto), traductora francesa y autora de Traducir o perder pie, un nuevo libro sobre traducción literaria, esta vez vinculado a la propia vida de la autora.

Un ensayo de Corinna Gepner entrelaza la traducción con su propia historia

Sin duda, Traducir o perder pie (2022) es un gran libro, el primero como autora de Corinna Gepner. Ahonda en el arte de la traducción como parte de un tejido personal, vital, ancestral, que entrelaza la traducción literaria con su propia historia, la de su propio presente. Con simpleza poética, breve, apaña a las dificultades como parte del proceso de aceptación de la pérdida. El ensayo insiste tanto en la traducción como en la búsqueda misma de la identidad, de lo que se le dice la propia voz, de una subjetividad única y consciente al momento de acercamiento a la obra.

“¿Acaso podemos aprender a nadar sin querer renunciar a hacer pie?”, se pregunta Gepner en Traducir o perder pie, publicado en Argentina por EME, como parte de la colección Madriguera, en un edición bellísima con traducción de Elina Kohen. Un libro de cabecera, de oficio, para traductores, pero también para lectores y escritores de todo género.

Hay magia en lo que escribe Gepner, traductora de autores como Stefan Zweig, Klaus Mann, Erich Kästner, Michael Ende, Katharina Hagena, Vea Kaiser, Christian Kracht, entre otros.

Su vida como traductora la comparte con la docencia en la Escuela de Traducción Literaria de Asfored. Desde el 2016 hasta la llegada de la pandemia, fue presidenta de la Asociación de Traductores Literarios de Francia, año en el que ganó el Premio de Traducción Eugen Helmlé 2020. “Actualmente, integra el comité editorial de la colección Contrebande, en La Contre Allée, una de las editoriales francesas más interesantes del sector independiente”, figura en la página de autor de EME. Su primera traducción, como cuenta ella misma en su libro, fue sobre una obra de Kafka.

El libro está dedicado a sus abuelos y bisuabuelos, muy presentes a lo largo del ensayo, de quienes toma sus experiencias para encontrarlas y traducirlas a una historia más grande, familiar, colectiva. Consecuente a ello, sus páginas contienen fragmentos en alemán, en francés y (para nosotros) en español. “Trabajo en una arraigada incertidumbre”, escribe Gepner. Y dispara: ¿qué traduzco? ¿Por qué quiero traducir? Traduzco aquí, ahora, pero no traduzco solo el aquí y ahora. Traduzco también río arriba, dice. Corinna traduce la preguerra y la guerra; a Polonia, Francia y Berlín; a su abuelo materno, a su abuela materna, a la ausencia de los abuelos paternos, primero, y a su presencia, después. Una polifonía revuelta, un coro de acentos, aciertos, errores, violencias, vértigos, amores y, al fin, la distancia en relación al deseo del otro para traducir el propio.

“No estoy sola cuando traduzco. Traduzco a un otro, a otros, traduzco para otros. También traduzco, lo quiera o no, mi época, su historia lejana o inmediata, cierto estado de la lengua, un horizonte de lectura. Y con ello, me inscribo en mi mundo, en mi tiempo (…) vuelvo sobre el hecho de que es historia lo que traduzco, la de mi época, la de mi familia. Aquella anterioridad infunde mi lengua, le infunde afecto, afección, amor, nostalgia, tristeza, revuelta, quién sabe qué más”.

Frente a la pregunta “¿cuánto es aceptable perder cuando traducimos?”, no encontramos respuesta, no vemos a través del cristal, solo hay espejos. La autora narra su experiencia en relación con el momento del acercamiento a una obra y cómo elige la práctica de traducción sin haber tenido lectura previa del texto, sino acercándose al escritor desde la escritura misma, pensando mientras se hace: no tengo por maestro más que al propio texto. Es él el que me orienta, me desafía, me desorienta, me vuelve a encaminar, me engaña, me inspira. Es una cuestión de confianza. Confianza en sí y en el otro, en lo que resultará del encuentro.

Entregarse, que no es en absoluto una actitud pasiva. Eso sí, con decenas de diccionarios que utiliza como si fueran muletas, aclara. Es un oficio que propone reflexión, constante reaprendizaje, interrogación del deseo, deconstrucción, asimilación y, finalmente, creencia. Gepner dice que a veces la traducción funciona como canalizador de la angustia frente a la paradoja, frente a nuestras obsesiones, a nuestras pesadillas, traducir como si no supiéramos qué sigue, dice.

Este es un libro que aborda con inmensa sensibilidad un oficio invisibilizado a lo largo de la historia, que merece el lugar que le corresponde. Una obra bellísimamente traducida al español por Elina Kohen, que al leerla se siente asertiva, audaz, sólida, con un refinamiento por la lengua que le aporta a la obra de Gepner una versión a la altura.


(*) En relación a la historia de la traducción latinoamericana, recomiendo la edición de Revista Sur (pionera en este y tantos otros aspectos) en su número 338 -339 titulado “Problemas de la traducción”, dirigida por Victoria Ocampo, gran traductora argentina.

miércoles, 12 de octubre de 2022

Un premio francés para un poeta español

La noticia salió en elmundo.es. Allí, sin firma, se lee que el poeta español Andrés Sánchez Robayna y su traductor al francés ganaron el Prix Mallarmé, en la categoría libro de autor extranjero. Según señala la bajada, “El escritor canario comparte el galardón con su traductor, Claude Le Bigot”.



Andrés Sánchez Robayna, Premio Mallarmé al mejor libro de poesía traducido al francés

Andrés Sánchez Robayna, poeta, ensayista, traductor y catedrático la Universidad de La Laguna, ha recibido en Francia el Premio Mallarmé por su obra Par la vaste mer, la traducción de Por el gran mar (Galaxia Gutenberg, 2019,) realizada por Claude Le Bigot y publicada por las Ediciones Le Taillis Pré en 2021. El Premio Mallarmé, creado en 1937, recompensa a un poeta de lengua francesa y, desde este año, a otro traducido. Su jurado lo forman los 30 miembros de la Academia Mallarmé.

El llamado Prix Mallarmé étranger [Premio Mallarmé en categoría extranjera] pretende «dar valor al trabajo de los traductores y traductoras que se esfuerzan tanto por abrir nuevas perspectivas literarias como la poesía extranjera traducida al francés». Sánchez Robayna y su traductor recibirán el premio el 8 de diciembre en la Maison de la Poésie de París.

El traductor de Sánchez Robayna, Claude Le Bigot, es profesor emérito de la Universidad de Rennes 2, y autor de numerosas obras en los campos de la teoría crítica y del hispanismo, desde la crítica y la historia de la poesía española a la historia cultural. Ha dirigido obras colectivas sobre Pablo Neruda, César Vallejo y Miguel Hernández y ha publicado monografías sobre Antonio Gamoneda y Miguel Hernández.

Sánchez Robayna (Santa Brígida, Gran Canaria, 1952), no es un autor desconocido para los lectores franceses: seis de sus 11 libros de poesía han sido traducidos. En su currículo aparecen también varias traducciones al español del francés, portugués, inglés y el catalán, y numerosos estudios académicos.

 

martes, 19 de julio de 2022

Sobre la edición de uno de los primeros inéditos de Louis-Ferdinand Céline

Louis-Ferdinand Céline
Philippe Ollé-Laprune habla del hallazgo y publicación de Guerre, la novela inédita del autor francés. Es relato divertido de cómo el escritor se recupera en el hospital, durante la Primera Guerra Mundial, añade el editor y traductor”. Esto dice la bajada de la nota publicada por Eleane Herrera Montejano, en Crónica, de México, el pasado 16 de julio.

“Celine logró transformar su perturbación y odio en una literatura explosiva”

La vida y obra del escritor Louis-Ferdinand Céline demuestran que se puede ser un gran escritor y pésima persona. En América latina, esta conversación resulta compleja “porque existe todavía un deseo de querer ser la buena persona, quien da las ‘buenas ideas’ para meterse en la moral pública. Ahí, Céline nos enseña que no”, plantea el editor, traductor y agente cultural francés radicado en México, Philippe Ollé-Laprune.

En conversación por el hallazgo y publicación de la novela Guerre (Guerra), considerado en Francia como el evento literario de la temporada –quizás del año–, Philippe señala que se trata de un autor y obra absolutamente vigentes, algo que “hay que” leer.

“En Francia es una cosa muy clara, Céline es muy famoso en general. Claro, no siempre, pero en general muy apreciado por los medios literarios diciendo que fue uno de los grandes genios de la literatura en Francia en el siglo XX”, explica.

CELINE.
Céline reinventó el idioma francés mediante la noble utilización del lenguaje “callejero” (argot), que supo escuchar y restituir con musicalidad en su obra. En tanto que editor y compilador de numerosos libros en México y Francia, Philippe destaca características literarias, como el universo onírico y aparentes caricaturizaciones del mundo en sus textos.

También apunta la utilización de los puntos suspensivos (…), que funcionan como una especie de respiración asmática para crear ritmos.

“Lo hace con un humor, ironía y desesperación impresionantes, con mucho cariño por sus personajes. Si vemos su obra, era un hombre efectivamente muy perturbado, vivía una relación con la realidad muy amarga y difícil… pero lo más importante es que logró transformar este odio y rencor en una literatura explosiva”, detalla.

Al igual que autores como Borges y Heidegger, Louis-Ferdinand Céline ha sido un autor controversial en la historia literaria por la forma en que su genialidad convivió con ideas políticas altamente cuestionables.

“También es todo un tema que se trabaja mucho hoy: su antisemitismo, al final, es un delirio. Cuando los SS nazis lo sacan de París para llevarlo a Alemania, él les grita que son unos judíos. Para él, la palabra judío es lo malo en el mundo y no se sabrá nunca si realmente pensaba eso de la persona judía o era la palabra que utilizaba para denunciar a los que se aprovechan de la sociedad y se hacen ricos a espaldas de los pobres”, elabora Philippe.

Agrega que en su literatura se ve un hombre “obsesionado con el rencor y la injusticia total”, que de alguna manera complementa su carácter y le da otra dimensión como persona. “Era médico y atendía a gente pobre sin cobrar, era un tipo muy difícil… pero tenía esa caridad de regalar consultas”.

GUERRA.
En el contexto de la Segunda Guerra Mundial, en 1944, tras haberse granjeado el odio de mucha gente por su abierta colaboración con los nazis, Céline tuvo que dejar su departamento y huir de Francia. En la mudanza se extraviaron algunas cosas y, durante el resto de su vida, el escritor hablaría sobre un baúl robado, que, entre otros textos, contenía manuscritos de dos novelas: Guerre y Londres, escritas en la misma época que Viaje al fin de la noche.

“Por mucho tiempo, la gente pensó que era un mito, que lo decía porque era agresivo y que sólo era un enojo más… y fíjate que hace unos años aparece el baúl. Lo más probable es que el vigilante del edifico en que vivía se lo robó y llevó a Córcega. El señor detestaba a Céline y lo dejó en una bodega, ni lo abrió”, comenta Philippe.


Cuando el señor murió, la gente que revisó lo que tenía en su casa se topó con los manuscritos y una tercera persona –que aparentemente no se sabe quién es– contactó a un importante crítico literario quien reconoció el trabajo de Céline.

“El dueño del baúl decidió no decir nada y esperar a que muriera la viuda de Céline para que la señora no ganara un solo peso con esos libros. La señora era mucho más joven que Céline y se murió hace poco, como 3 años, entonces empezaron a mostrar los manuscritos”.

Céline escribía a mano, así que el primer paso fue descifrar su difícil letra. En el proceso, resultó que uno de los expertos en su obra tenía una carta del mismísimo autor, que lo reconocía como dueño legal de los textos. “Hubo una negociación grande, intervino la editorial Gallimard, se cerraron contratos y se empezó a publicar”.

Philippe añade que la primera novela en salir ha sido Guerra, que consta de aproximadamente 140 páginas y hace un “relato súper divertido” de cómo el escritor se recupera en el hospital, durante la Primera Guerra Mundial.

“Es un evento muy importante, nunca había pasado que un autor de esta talla tuviera obra inédita 60 años después de su muerte”.

PUBLICACION Y DEBATE.
Con el hallazgo de los textos inéditos, en Francia, los medios han reanudado el debate sobre la separación de la obra y el artista, así como de la vigencia literaria de ciertas ideas y autores.

“Todo mundo debe pensar entonces cómo una persona puede ser un genio literario y a la vez detestable en la vida política, como en los temas que abordaba en panfletos y artículos”, continúa Philippe, en referencia a la propaganda antisemita de la que Céline también fue autor.

“Fue aliado de los nazis a partir de su llegada en el 40 a Paris. Nunca mató a nadie, ni utilizó una pistola. No fue un nazi que torturó gente, pero las ideas estaban defendidas en esta época tan trágica de la historia de Europa”.

A Philippe le parece que en América Latina esta conversación es distinta y compleja, pues entre muchas otras razones sigue existiendo el mito del “hombre ilustrado”, quien debe ser buena persona y una luz de la sociedad.

“El escritor tendría que ser la persona que domina la palabra, por lo tanto domina las ideas y por tanto debe dar el ejemplo”. Un ejemplo normado por las ideas y actitudes que la moral pública reconoce como correctas, pero ¿dónde dejaría eso a escritores como Ezra Pound, quien también era antisemita y detestable?

Seguramente la traducción de Guerra llegará pronto a México, aunque otra cosa a subrayar es que los textos de Céline no tienen la misma fuerza en otros idiomas que en francés. “El autor tendría que reinventar el idioma español, buscar en el lenguaje popular, en el argot”.

Si posible, Philippe recomienda leerlo en francés y apunta que Roberto Arlt sería un autor latinoamericano con el que quizás podría compararse el estilo literario agresivo y coloquial de Céline.