Haciendo un poco de historia, recordemos aquí que
John Lyly (Lilly o Lylie) nació en. 1553 o 1554 y murió en 1606. Fue un escritor, poeta,
dramaturgo y cortesano inglés, conocido durante su vida por sus libros Euphues: la anatomía del ingenio (1578)
y Euphues y su Inglaterra (1580), aunque
tal vez se lo recuerde más por sus obras de teatro. Tenía un estilo literario
amanerado que es expresión de barroco literario inglés, en el que las cosas se
decían de manera complicada, apelando a los eufemismos.
En inglés, euphemism
se define en estos términos: “palabra o expresión suave o indirecta con la que
se sustituye otra que se considera demasiado dura o contundente al referirse a
algo desagradable o vergonzoso”.
Algunos diccionarios de la lengua
castellana se inclinan por esta otra definición: “palabra o expresión más suave o
decorosa con que se sustituye otra considerada tabú, de mal gusto, grosera o
demasiado franca”. E ilustran la definición con el siguiente ejemplo: “‘trasero’ es un eufemismo de ‘culo’”.
La definición castellana de esta
misma palabra, ofrecida por el basurero de palabras de la RAE se acerca más al
estilo barroco de John Lyly y dice así: “manifestación suave o decorosa de
ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”.
Ya en otras entradas de este blog, nos hemos
ocupado en el pasado de los eufemismos y del absurdo esfuerzo de ocultar a los
ciegos detrás de los no videntes, a los discapacitados detrás de aquéllos que
tienen capacidades especiales, etc. También dijimos que la corrección política
era un intento ridículo de tapar el sol con la mano, cuando todos sabemos que
el sol sigue allí.
Pero ya que hablamos del basurero de palabras de la
RAE, tal vez valga la pena hablar del basurero en jefe, lo que es decir de Darío Villanueva (foto).
En el suelto que sigue, publicado el pasado 11 de
marzo por el diario La Vanguardia, de
Barcelona, se lee que el tipo éste “se ha comprometido con
al Círculo Fortuny a ‘buscar una definición mejor” de la palabra ‘lujo’, vista
por las empresas de alta gama como ‘negativa’”.
Se trata, claro, de una noticia del todo escandalosa y sin precedentes. A tal punto que El Español, El Periódico, El Mundo y El Diario (como puede leerse en los links al final de la nota) también se ocuparon del asunto, algo de lo que nos hemos enterado gracias a numerosos mails de traductores españoles, mexicanos, peruanos, colombianos y argentinos, todos escandalizados por la enormidad de lo reflejado por la prensa.
Tres conclusiones: la
primera, tal parece que la RAE empieza a definir palabras llave en mano, según
lo que necesiten los usuarios que puedan darse el lujo de pagar por
definiciones más acordes con sus necesidades; la segunda, es que Darío
Villanueva, delante de los todopoderosos de España, demuestra su verdadera
naturaleza de lacayo (aunque algunos pensarán que aquí se comporta más bien como
un pordiosero); la tercera es que los chistes de gallegos a veces se quedan
cortos, afirmación que, es cierto, no es políticamente correcta.
La RAE se compromete ante los empresarios
a modificar la definición de “lujo”
El Círculo Fortuny, asociación
española representante de las empresas e industrias de alta gama españolas, ha
pedido a la Real Academia Española (RAE)
que modifique la definición de
la palabra “lujo”, ya que la que existe
“curiosamente es bastante negativa” y se puede “mejorar”. Según ha explicado su
presidente, Carlos Falcó, el director de la RAE, Darío Villanueva, se ha
comprometido a “buscar una definición mejor”.
La RAE define la palabra
como “demasía en el adorno, en la pompa y en el regalo. Abundancia de cosas no
necesarias. Todo aquello que supera los medios normales de alguien para
conseguirlo”. Carlos Falcó, marqués de Griñón, ha explicado a EFE que en el
diccionario la palabra “lujo” tiene que ver con “algo reservado a los ricos y
que, de alguna manera, es ocioso y no sirve para nada”.
“Yo creo que cabe una
definición mejor”, ha señalado Carlos Falcó, que se ha referido a las tres
acepciones de esta palabra que existen en el diccionario de la RAE: la primera,
“demasía en el adorno, en la pompa y en el regalo”; la segunda, “abundancia de
cosas no necesarias”, y la tercera, “todo aquello que supera los medios
normales de alguien para conseguirlo”.
Este asunto se trató en una
reunión que celebró el comité del Círculo Fortuny, que desembocó en un
compromiso entre el presidente de honor de esta asociación, Enrique Loewe, y el
director de la RAE, Darío Villanueva, de “buscar una definición mejor; y están
en ello”. Sin embargo, “esto lleva su tiempo”, ya que “las cosas de las
academias son lentas”, teniendo en cuenta que “cualquier definición nueva
tienen que aprobarla las academias hispanoamericanas”.
Aunque “hay que dejar que
los expertos trabajen”, para Falcó, el lujo tiene que ver más por ejemplo con
una experiencia que vivió el pasado diciembre con su hija mayor, Xandra Falcó,
a la que hacía tiempo que no veía y con quien, en un día soleado, cocinó con el
primer aceite de su cosecha delante de su casa una tortilla de patatas. “Esto
es un lujo y hay que mantener esta definición”.
El marqués de Griñón
considera que la palabra lujo debería estar relacionada con “algo singular,
donde participe la emoción”, que “busque de alguna manera la cultura y que dé
la sensación de que sea algo irrepetible”.
Nota:
Quien quiera chequear la veracidad de esta increíble noticia puede hacerlo en
http://www.lavanguardia.com/economia/20180311/441444412468/rae-compromete-empresarios-modificar-definicion-lujo.html utm_campaign=botones_sociales&utm_source=facebook&utm_medium=social)
https://www.elespanol.com/cultura/20180312/rae-compromete-empresarios-modificar-definicion-lujo/291471289_0.html
ttps://www.elperiodico.com/es/extra/20180312/loewe-grinon-rae-cambiar-definicion-lujo-6684069
http://www.elmundo.es/cultura/2018/03/12/5aa683ab22601d965a8b464b.html
https://www.eldiario.es/zonacritica/RAE-lujo-definir_6_749335088.html