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martes, 25 de julio de 2023

"Ulyses" en las otras lenguas de España



El 27 de noviembre de 2022, Gorka Bereziartua publicó en CTXT, de España, un interesante artículo donde relata las aventuras y desventuras de la traducción de James Joyce al euskera, el catalán y el gallego. Pese al tiempo transcurrido, lo reproducimos a continuación.

Ulises en un hipotético país plurilingüe

No es que quiera abrir la caja de los truenos a estas horas de la mañana, pero hay unas rimas que Gabriel Aresti dedicó al político socialista Tomás Meabe en las que se lee lo siguiente: “Cierra los ojos muy suave, / Meabe, / pestaña contra pestaña: / Sólo es español quien sabe, / Meabe, / las cuatro lenguas de España”. Aparecieron en la portada de un libro de relatos de Meabe publicado en castellano, catalán, euskera y gallego; y lo llamativo, por decirlo de alguna manera, es que desde aquella época (1968) hasta hoy, con todos los pantalones de campana, barricadas, carreras delante de los grises y chaquetas con hombreras que han llovido, la idea de país plurilingüe del escritor bilbaíno sigue teniendo un club de fans cuyos miembros cabrían holgadamente en un ascensor cualquiera. Será porque, tomada literalmente –que es como se toman hoy en día demasiadas cosas– implica que hay pocos españoles. Y claro.

Pero no vamos a seguir por este camino, que alguno se pondrá nervioso y terminará pidiendo un taxi. Además, aquí hemos venido a hablar de literatura, que es en último término la que sufre las consecuencias de este asunto y llegados al 2022, centenario de la publicación de Ulises de James Joyce, el lector español –bueno, el castellano; ya nos iremos aclarando– habrá leído una buena ración de artículos sobre la obra maestra del irlandés e incluso sobre sus traducciones. Porque se ha escrito mucho y muy bien sobre el tema; pero cabe señalar que ha sido difícil encontrar alguna referencia en prensa a las otras traducciones, las que se han hecho en esas otras lenguas que se leen en el Estado español. En las siguientes líneas intentaremos rellenar ese hueco –en la medida de lo posible–.

El manuscrito que desapareció
Hemos empezado con Aresti. Vamos a seguir con él. Porque además de ser uno de los poetas en euskera más importantes del siglo XX, polemista incansable, martillo de puristas y conservadores, y uno de los principales acicates para que la lengua vasca tuviera un estándar unificado; Gabriel Aresti fue también, al parecer, el primer traductor de Ulises al euskera.

Lo cierto es que no se sabe si llegó a terminar la traducción, ni en qué punto se encontraba, ni cómo abordó la tarea, ni qué materiales tuvo a mano… No se sabe casi nada de esa traducción. Sólo lo que cuenta Jon Juaristi en el prólogo de otra traducción, la de algunos poemas de T. S. Eliot (T.S. Eliot euskaraz, Hordago, 1983): que en sus últimos años de vida el escritor había comunicado a algunos de sus amigos su intención de traducir a Joyce, que le parecía imposible hacerlo al castellano manteniendo todos los matices del original, y sin embargo creía que se podía traducir al euskera sin perderlos.

De esa hipotética traducción no se ha vuelto a saber nada. Tras la muerte de Aresti, el propio Juaristi recibió parte de la obra del poeta, pero según explica en el citado prólogo, el 15 de septiembre de 1975 “una Institución Benemérita hizo un registro en mi casa. El así llamado material subversivo que encontraron estaba compuesto por el artículo ‘Las raíces de la burocracia’ de Isaac Deutscher y de un gran conjunto de manuscritos de Gabriel Aresti. Después de la muerte de Franco, todos los intentos para recuperar esos manuscritos fueron en balde (…). Y entre ellos estaba, posiblemente, la única traducción de Joyce al euskera”.

El manuscrito que apareció
La primera traducción catalana, realizada por el manresano Vidal Jové, sí que ha vuelto a aparecer, pese a que nunca llegó a publicarse. La encontró el catedrático Alberto Lázaro en el Archivo de Alcalá de Henares, mientras buscaba rastros de la obra de Joyce en la censura española. Existen dos ejemplares mecanografiados, según explica la investigadora Teresa Iribarren en un artículo publicado en la revista Quaderns.

La historia de ese primer Ulises en catalán comienza en 1966 con un encargo delirante y acaba con más preguntas que respuestas: Antonio Herrero Romero, director del sello barcelonés AHR, pide a Jové que traduzca la obra de Joyce en un plazo de cuatro meses. Herrero había puesto en marcha La Renaixença, colección de clásicos en la cual ya había publicado una traducción al catalán de El Decamerón de Bocaccio. Pero teniendo en cuenta el trabajo que se le pedía y el tiempo del que disponía, Jové tuvo claro que el editor no era consciente de la complejidad del libro.

Según explica Iribarren en el citado artículo, la correspondencia entre editor y traductor refleja que Jové empezó el trabajo sin mucha ayuda y con escasos recursos. No tenía constancia de la primera traducción al castellano –la de José Salas Subirats de 1945, que por cierto también tiene su historia– y tampoco tenía a mano la guía de Stuart Gilbert James Joyce’s Ulysses, publicada ocho años antes. Así que se hizo con la prestigiosa traducción francesa de Auguste Morel supervisada por el propio Joyce, y la cotejó con el original mientras trabajaba a destajo para terminar a tiempo.

A pesar de que logró un plazo algo más amplio –siete meses– y de que contó con la ayuda de su yerno, el hispanista inglés G. J. G. Cheyne, fue una labor realizada en condiciones más que mejorables. Y una vez finalizada terminó en una caja que nadie abriría en 40 años, pese a que la censura había permitido su publicación. Hay varias hipótesis para explicar lo que pasó: que el editor no hizo las gestiones para conseguir los derechos de autor; o que simplemente dejó de lado la idea de una colección de clásicos en catalán. Vidal Jové intentó que el libro se publicase a través de Tomás Garcés, amigo personal que ejercía de abogado en otra editorial. Nunca lo consiguió.

Los fragmentos de la discordia
Una de las cosas que más llaman la atención cuando uno se pone a buscar información sobre las traducciones de Ulises en lenguas que hoy en día son cooficiales en el Estado español es que se tradujo antes al gallego que al castellano. Ese sería el titular. Que, eso sí, requiere matices. Y que suele dar pie a un debate sobre la naturaleza de esa pionera traducción que no se ha cerrado del todo.

Corría agosto del año 1926 cuando Ramón Otero Pedrayo publicó algunos fragmentos de Ulises en la revista Nós. Se trataba de pasajes extraídos de dos episodios, “Cyclops” e “Ithaca”, y no fueron una publicación aislada. Venían precedidos de tres artículos escritos por Vicente Risco en la misma revista en los que se hacía un repaso de la literatura irlandesa moderna. Que los intelectuales reunidos en torno a la revista Nós, cuyo leitmotiv era elevar la cultura gallega y darle una dimensión europea siguieran de cerca todo lo que pasaba en la recién independizada Irlanda tiene sentido. Pero parece ser que al descubrir a Joyce, Risco tuvo sentimientos encontrados, ya que criticó su anticatolicismo y sus posicionamientos políticos: “Soberbio como el demonio, ni estuvo con los renacentistas irlandeses, ni con sus enemigos”, escribió en el último de esos artículos.

Críticas políticas aparte, el hecho, bastante alucinante, es que los fragmentos de Ulises en gallego estaban ahí cuatro años después de que se publicara el original. Cómo se tradujeron es una cuestión que ha traído de cabeza a académicos durante décadas: ¿Lo hizo directamente del inglés o se basó en fragmentos que ya habían sido traducidos al francés? Cuando la editorial Galaxia publicó en 2003 la traducción de Otero Pedrayo (Ulises, 1926), lo hizo con un estudio introductorio de Kerry Ann McEvitt que pretendía zanjar el tema concluyendo que el traductor utilizó ambas fuentes, la obra original y las traducciones francesas. Pero el debate sigue estando presente, con artículos tan minuciosos como el que publicó Joaquim Ventura Ruiz en la revista 1611, que además de ofrecer datos para cuestionar esa hipótesis, señala otros temas, como la escasa influencia que tuvo esa primera traducción en las generaciones posteriores, entre otras cosas porque fue casi imposible consultarla después del golpe de 1936.

Entre manuscritos requisados en registros policiales, traducciones que quedaron inéditas y fragmentos publicados en una revista que durante la dictadura franquista era más seguro no guardar en casa –materiales subversivos, ya saben–, ha habido que esperar hasta las décadas de 1980 y 2010 para poder leer Ulises en catalán, euskera y gallego.

Tres Ulises catalanes
La primera edición catalana se publicó en 1981, impulsada por la librería Leteradura, que puso en marcha una campaña de mecenazgo –hoy lo llamaríamos crowdfunding– para sufragar los gastos. Todo indica que la operación salió bien en términos económicos: según las crónicas de la época el libro fue la estrella de Sant Jordi aquel año, llegando a vender 15.000 ejemplares de la primera edición y de las dos reimpresiones que siguieron. Más allá de esas cifras, Teresa Iribarren destaca en su artículo el valor simbólico que tuvo la traducción para las letras catalanas: “El catalán ya había hecho suyo el gran clásico moderno (…). Así, se homologaba a las literaturas vecinas”.

El encargado de la traducción fue Joaquim Mallafré (Reus, 1941), profesor universitario que tuvo un punto de partida sustancialmente mejor que su predecesor Vidal Jové: buen dominio del inglés, conocimiento de la obra, experiencia como traductor… “Mallafrè también ha explicado”, según Iribarren, “que comenzó a traducirlo como ejercicio, cuando era profesor en la Universidad Rovira i Virgili, y que al mostrar el primer capítulo a Jaume Vidal Alcover y a Maria Aurèlia Capmany, le espolearon para llevar a cabo la totalidad de la traducción”. Un trabajo que duró siete años, los mismos que tardó Joyce en escribir la novela, lo cual da una idea de lo escrupuloso que fue su trabajo.

Y sin embargo, en 2018 se publicó una nueva traducción al catalán, realizada por Carles Llorach-Freixes. ¿Por qué? Aparte del clásico debate sobre si es necesario o no hacer nuevas traducciones de textos canónicos, lo cierto es que había motivos concretos que justificaron esta nueva versión: como apunta Iribarren, la traducción de Mallafrè es previa al proceso de estandarización del catalán de los años 80-90 y a las políticas de traducción que se implementaron a finales del siglo XX. Además, el primer Ulises catalán se publicó sin textos que acompañaran la lectura –como prólogos introductorios o notas al pie de página–. Llorach-Freixes, además de retraducir la obra, incorporó comentarios explicativos antes de cada uno de los 18 episodios de la novela, con el fin de ofrecer a los lectores algunas claves de lectura básicas. La edición de 2018 incluye, además, dos “mapas de navegación” –el esquema Gilbert y el esquema Linati– elaborados por Joyce para hacer más comprensible la lectura de Ulises.

Los tres Ulises catalanes tienen diferencias considerables. Después de comparar cómo tradujeron el mismo fragmento Jové, Mallafrè y Llorach-Freixes, Iribarren concluye que las tres presentan aciertos y fórmulas mejorables: “Vidal pone mucho énfasis en traducir la musicalidad joyceana y, pese a ser el único que tenía que pasar por la censura, es el que carga más las tintas en la irreverencia. Mallafrè opta por naturalizar el texto –la traducción del nombre Buck es un ejemplo– aunque coge menos licencias interpretativas que Vidal, siempre mirando a ser más fiel al original. Y en la retraducción, Llorach vuelve a distanciarse un poco más de la versión inglesa, una opción justificada por el hecho de que los comentarios introductorios de cada capítulo y las notas ya le permiten iluminar el sentido del texto”.

Un Ulises, ocho manos
“No creo que se pueda comparar con nada de lo que he traducido ni antes ni después”, explica María Alonso Seisdedos, una de las cuatro personas que se encargó de la traducción de Ulises al gallego (Editorial Galaxia, 2013). El trabajo en equipo es una de las particularidades de la versión gallega, que en un principio fue encargada por Víctor Freixanes, editor de Galaxia, a Xavier Queipo. Dada la complejidad de la tarea, éste convenció a Xema Sainz (Antón Vialle) para que se sumara al proyecto. Además, la editorial creyó conveniente la colaboración de otra traductora profesional de reconocida categoría, Eva Almazán, que como explica Alonso, “además de contribuir a la traducción, revisa el texto definitivo”. En 2012 Almazán tuvo que desistir del proyecto y fue entonces cuando Alonso se sumó como cotraductora y revisora. “Acepté por pura inconsciencia y durante doce meses, hasta que se publicó un año después, entre traducciones de doblaje y el Ulises, no tuve un momento de sosiego”.

Los textos iban y venían de Bruselas –desde donde trabajaron Queipo y Vialle– hasta Galicia, donde Almazán primero y Alonso después revisaban, corregían e incluso ponían patas arriba los fragmentos recibidos. En una entrevista que concedieron a El Siglo de Europa en 2014 concluían que cada una de las 265.000 palabras de la novela pasó por las manos de cada uno en varias ocasiones. “James Joyce intenta que el lector entienda los sentimientos de los personajes a través de sus palabras y con el significado que ese personaje otorga a esa palabra, que contrasta con el significado que esas mismas palabras tienen en el mundo exterior, lo que en la novela a menudo provoca situaciones muy cómicas”, explicaron en esa misma entrevista. “Esta polisemia casi nunca funciona en otros idiomas de la misma manera que en inglés, lo que complica mucho la vida de los traductores. Hasta el punto de que llegas a obsesionarte, y no es exageración, con la búsqueda del equivalente en tu idioma de eso que intentas traducir”.

Pero esa forma obsesiva de trabajar tuvo su reconocimiento, el Premio Nacional de Traducción –además de otros muchos premios de traducción de ese año–, que simbolizó un punto de inflexión en la historia de la traducción literaria gallega. “Fue la demostración, no tan evidente para muchos, de que en gallego como en cualquier lengua se puede decir todo”, explica Alonso.

¿Cómo se traduce una obra así a un idioma que, como explica la traductora, no dispone de una gramática oficial? ¿Cómo se dirime la tensión entre la necesidad normativa de una lengua minorizada y las posibilidades expresivas del texto de Joyce? Alonso dice que optaron por ser irreverentes, “no en cuestiones ortográficas, sino principalmente con el léxico, pero siempre partiendo de una base gallega auténtica, sin recurrir a castellanismos, pues eso sí que me parece que sería imperdonable en una traducción”. Y buscaron soluciones imaginativas para los episodios más complejos, como el 14, en el que Joyce parodia en orden cronológico varios estilos que tuvo el inglés literario hasta su época. “Al haber sido tan dispar la evolución de ambos idiomas, no podíamos servirnos de la traducción de textos en gallego coetáneos de los ingleses, ya que son más numerosos los elementos que los diferencian que los que los unen. Por eso tuvimos que recurrir a una solución menos satisfactoria pero también eficaz: incluir palabras, expresiones y modismos que permitan al lector identificar el periodo histórico al que se refieren”, explicaron a El Siglo de Europa.

Después de aquella intensa y agotadora experiencia, Alonso ha vuelto a traducir a Joyce este año: “su” Dublineses es la segunda traducción de este libro en lengua gallega –la primera corrió a cargo de Débora Ramonde, Rafael Ferradáns y Xela Arias en 1990–. “Habiendo tanto y tanto clásico o contemporáneo por traducir al gallego, tal vez no fuera necesario embarcarse en otra edición. Pero esta, como el noventa por ciento de la producción que sale de mi teclado, no fue una propuesta mía”, afirma la traductora. Y añade: “A pesar de la polémica que suscitó como nueva traducción, yo disfruté lo indecible”.

Un hito que partió de un papel y un bolígrafo
Xabier Olarra recuerda el día en que empezó su traducción de Ulises al euskera: 16 de junio de 2012. Para entonces ya había traducido a autores de todo tipo, desde Jean-Paul Sartre a William Faulkner, pasando por Francis Scott Fitzgerald, Ford Madox Ford, Agatha Christie, Ambrose Bierce, Raymond Queneau, J.R.R. Tolkien, Ian McEwan o Dashiell Hammett, por citar solo algunos. Es decir: manejaba una variedad de registros que lo convertían en una de las personas con más boletos para embarcarse en una tarea como ésta. Pero incluso para un traductor con tantas horas de vuelo, Ulises iba a ser especial. Para empezar, porque iba a ser analógico: armado con un cuaderno, un bolígrafo y diccionarios en papel, se propuso traducir 500 caracteres al día. “Sin prisas”, explica. Y, de hecho, los tres primeros episodios de Ulises en euskera se tradujeron así. Luego vino la Unión Europea con una zanahoria –una beca de traducción– y un palo –con forma de fecha de entrega–, y la dinámica de trabajo tuvo que cambiar completamente: durante siete días a la semana, Olarra invirtió todas las horas que pudo en Ulises, y el lector vasco lo tenía en sus manos en otoño de 2015.

Este año, coincidiendo con el centenario, la editorial Igela ha publicado una nueva versión con algunas correcciones en un intento por mejorar “las partes difíciles de traducir (poemas, canciones) o las intraducibles (juegos de palabras, etc.). He dedicado otros seis meses a eso”, explica el traductor tolosarra. “Pero si volviera a hacer un repaso dentro de diez años encontraría algo que corregir o que mejorar”. Es más, considera que las traducciones de Ulises siempre serán provisionales: “Para empezar, porque el texto que se publicó tenía varias erratas, que se corrigieron cuando Joyce aún vivía. Luego, el experto Hans Walter Gabler publicó Ulysses. The corrected text en 1984. Todas las correcciones que hizo no han sido aceptadas, pero las nuevas versiones que se han hecho tanto en francés como en español y en italiano se han realizado teniendo en cuenta muchas de ellas. Por lo tanto, no hay unanimidad respecto a la obra que hay que traducir”.

Al igual que en el trabajo del cuarteto gallego, en la traducción de Olarra llama la atención el episodio 14. Sin embargo, parece que la estrategia para traducir los pastiches del original ha sido distinta: “Joyce mismo explicó a algunos de sus amigos que había parodiado nueve estilos (o escritores). Por lo tanto, esa peculiaridad exige al traductor hacer algo parecido. Y eso hice, empezando por imitaciones de Bernart Etxepare y Joanes Leizarraga, pasando por Axular y Txomin Agirre hasta llegar, saltando de uno a otro, a las formas de hablar ‘naturales’ del medio rural y urbano de nuestros días”.

Galardonado con el Premio Euskadi de traducción –el tercero en la colección de Olarra–, Ulises también ha sido un hito en la historia de la traducción literaria vasca. Los escritores que a partir de ahora escriban en euskera tendrán ese referente en su propia lengua. Preguntado sobre la influencia que puede tener ese hecho de cara al futuro, Olarra cree que “el escritor tiene que buscar su voz, pero es mejor que haya escuchado mucha música antes de empezar a cantar. No para imitar a éste o a aquél, sino para conocer, por lo menos, las escalas y los tonos de eso que quiere crear”.

Ulises puede ser, en ese sentido, un muestrario amplísimo de posibilidades de escritura, así como un artefacto que ofrece interpretaciones inagotables. “Joyce quería que los expertos se pasaran 300 años discutiendo sobre lo que quiso decir aquí o allá. Hay gente que ha pasado toda su vida haciendo anotaciones a Ulises. Los debates y las aclaraciones han seguido hasta hoy y el tema no está zanjado”, explica Olarra.

Y si Ulises por sí solo ya genera debates interminables, imagínate lo que podría alargarse la cosa si añadimos el tema del plurilingüismo en el Estado español, que ya ha producido unos cuantos siglos de dimes y diretes: si lo miras bien, escribir sobre estas traducciones puede compararse con abrir una puerta a la eternidad. Una eternidad que gastaremos discutiendo, vale, pero eternidad al fin y al cabo.

jueves, 23 de mayo de 2019

Por quinta vez en Barcelona hablan de nosotros


Este año, la Semana del Libro Argentino que  tradicionalmente organiza la librería Calders, de Barcelona, se limita a tres días.

En la ocasión, está centrada en lo que pasó en la última Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, cuya ciudad invitada fue, precisamente, la capital catalana. 

Habrá entonces invitados argentinos y catalanes, y también aquéllos que no fueron invitados pero que deberían haberlo sido. 

Andrés Ehrenhaus, animador de estas jornadas, se reservó el papel de moderador en una mesa de traductores catalenes, que incluye a Izaskun Arretxe, Alba Vinyes y Txell Torrent, que tendrá lugar mañana a las 19 hs.

martes, 30 de octubre de 2018

La vida de un poeta y editor catalán en México


Según indica la investigadora Aurora Sánchez Rebolledo en un sitio de la UNAM, Marti Soler “después de la guerra civil española pasó a Francia con su familia, y en 1947 llegaron a México, en donde establecen su residencia. Estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México y tipografía en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Desde 1979 es profesor de tipografía en la Universidad Iberoamericana, y capacitador en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. Como editor ha trabajado en la editorial Siglo XXI. Ha sido secretario de redacción de la revista Pont Blau y director de la revista del Orfeó Catalá, así como colaborador de las revistas Pont Blau Boletín del Instituto Mexicano del Libro Cuadernos del VientoDiálogosPluralGaceta del Fondo de Cultura Económica, y de los suplementos “El Gallo Ilustrado” y “Sábado”, entre otros”. El pasado 29 de julio, un día antes de su cumpleaños número 84, fue entrevistado por Virginia Bautista para el períodico mexicano Excelsior. Lo que sigue es el texto de esa entrevista.

“Pienso vivir muchos años”

Un hombre con suerte que ha tenido muchos amigos. Así se define el poeta y editor catalán Martí Soler (1934), quien a los 15 años, tras escribir sus primeros versos, se enamoró de la palabra a tal grado que nunca ha dejado de explorarla en forma y significado.

El traductor y tipógrafo que mañana cumple 84 años, 71 de los cuales ha vivido en México, confiesa en entrevista con Excélsior que la suerte lo ha acompañado siempre, pues, a pesar de que por necesidad económica abandonó sus estudios de Arquitectura en la UNAM e hizo “barbaridad y media en la juventud”, aquí está “con un cierto prestigio y sobreviviendo a todo”

Tras laborar durante décadas en dos casas editoras legendarias: el Fondo de Cultura Económica, en dos etapas, y Siglo XXI, y convertirse en una figura central de la edición en el país, el autor de Variaciones de voz y cuerpo (2014) ahora ha dejado de lado este oficio y la docencia para concentrarse en su vena de creador.

El merecedor de la Orden Mexicana del Águila Azteca en 2006 explica que publicó su primer libro a los 18 años de edad, el segundo a los 61, y el más reciente a los 80. “Ahora trabajo en un nuevo poemario que es una muestra de mis amores: mis mujeres, la naturaleza, el libro. Es una especie de memoria, pero más libre en invención”, agrega, quien en agosto se someterá a una cirugía de mano, ya que tiene problemas debido al “síndrome de la computadora”.

Don Martí admite que, a estas alturas de la vida, tiene un conflicto de intereses. “Desde luego me considero poeta, no lo voy a negar, pero soy poeta en dos lenguas: catalán y español. Tengo dos vidas: una privada catalana y una pública editorial. Entonces, estoy haciendo dos memorias: una en catalán y otra en español. Tengo que dividirme en dos y eso me cuesta mucho trabajo. Ahí me atoro”.

Por lo pronto, detalla que prepara una antología de poetas catalanes que publicaron en las revistas del exilio mexicano. “Incluye a exiliados catalanes, con traducción, y a quienes, aun habiéndose regresado a Cataluña, mandaban material. Lo que yo llamo el exilio interior”.

Dice que este volumen, del cual sólo le falta hacer el prólogo y las notas, y encontrar editor, abarca de 1940 a 1989. “Ese año cerré la revista que dirigía, pues ya no había colaboradores en catalán en México”.

El padre de tres hijos, Pablo, Jaime y Ana, quien también ha emprendido proyectos editoriales en formato electrónico, ratifica su fe en el libro impreso. “No creo que vaya a desaparecer. Ya llevamos bastantes años, por lo menos 10 o 12 años, conviviendo con otros formatos y no ha pasado nada.

“Incluso, las ventas del libro electrónico se han estancado en un 20 o 25 por ciento, dependiendo del país. Los temores son infundados. Las maravillas de lo digital no están a la mano. Estoy convencido de que los jóvenes sí leen el libro impreso, donde el texto está estructurado. Uno se acuesta con un libro impreso, no con una kindle. Pienso que no será superado”.

LOS JÓVENES Y MÉXICO

Soler se asume como “un hombre de izquierdas” y aclara que se siente “absolutamente mexicano”, a pesar de que no ha adoptado la nacionalidad. “Llegué con mi familia en 1947, a los 13 años, huyendo de la dictadura de Franco. Mi relación con México parte de mis compañeros de secundaria; fui a dos secundarias, en una tenía amigos españoles, y en otra mexicanos. Me hice una novia que cantaba ranchero. Ahí empezó todo. En 1963, mi padre decidió regresar a Barcelona. Confieso que, como catalanista e independentista, me atrajo la idea de irme. Pero ese año me casé con Elsa Cecilia Frost y decidí quedarme. Nunca me he arrepentido”, indica.

Otra cosa que disfruta el poeta es mantener contacto con los jóvenes y compartirles sus conocimientos, como una forma de agradecer las enseñanzas que recibió de sus maestros en la universidad de la vida: los editores Arnaldo Orfila Reynal y Joaquín Díez-Canedo Manteca y el poeta Alí Chumacero.

Destaca que ha dado clases en El Colegio de México, la Universidad de Guadalajara, donde creó la maestría en Edición, en la Universidad Iberoamericana, la Autónoma Metropolitana y el Instituto Nacional de Bellas Artes. “Siempre he estado en relación con los jóvenes y eso me retroalimenta”.

El poeta apunta finalmente, que está feliz porque le tocó vivir el nuevo panorama político y social que se abre en México a partir del triunfo en las elecciones de un partido que busca “un cambio que tiende a la izquierda. Creo que nos aguarda un futuro muy interesante. Hay esperanza”.

martes, 1 de diciembre de 2015

"Un estilo que engancha"

Feliu Formosa
Isabel Sucunza (Pamplona, 1972) publicó la siguiente crónica del encuentro entre Feliu Formosa e Ivan Benet en una librería de Barcelona, en la Revista de Letras, del diario La Vanguardia, de esa parte del país que todavía es España, el 21 de septiembre pasado.

Feliu Formosa (Sabadell, 1934) es un dramaturgo y poeta catalán, traductor de piezas de Bertold Brecht, Ernst Toller, Trankred Dorst, Thomas Bernhard, Friedrich Dürrenmatt, Friedrich Schiller y Botho Strauss, además de Anton Chejov, Henrik Ibsen y August Strindberg. También se ocupó de la poesía de Georg Trakl, de las novelas de Thomas Mann, Hermann Hesse, Robert Musil, Heinrich Böll, Joseph Roth y Franz Kafa, además de ensayos de Lessing y Peter Weiss.

Ivan Benet (Vic, Barcelona, 1976) es actor de cine y televisión.

Traducir Kafka es fácil

Feliu Formosa es de los invitados a actos organizados por librerías que se presentan un cuarto de hora antes de lo previsto y se pone a mirar libros. Al menos eso fue exactamente lo que hizo el sábado cuando llegó a la Calders. Lo habíamos invitado a hablar sobre traducir la obra de Kafka y adaptarla al teatro con otro ya bastante experto en artes escénicas pero novato en traducciones kafkianas: Ivan Benet.

Me acerco a Formosa, le saludo, me devuelve el saludo e, inmediatamente, señalando uno por uno los libros que tiene delante, empieza a dar detalles de cada uno de ellos. “Seguramente Felice es la mujer con quien él más se identificó.”, dice sosteniendo Cartas a Felice, de la editorial Nórdica. “Estaba Milena, claro; pero con Felice tuvo una relación particularísima, casi siempre a distancia: incluso que se casara con él se lo pidió por carta. Se escribieron muchísimo y en las cartas se ve: fue la mujer con quien más se identificó.” Estira la mano luego Formosa para señalar uno de los volúmenes de la obra completa que va publicando Círculo de Lectores. “Para esto no han contado con mis traducciones; me dijeron que querían voces nuevas. Pero en el prólogo, Llovet las cita… y las elogia.” Eso mismo explica después ante el escaso (¿qué os pasó el sábado, lectores?) público. Se lo explica precisamente a una voz nueva, Ivan Benet, cuya primera incursión traductora en el mundo de Kafka tuvo lugar el año pasado, cuando tradujo el Informe para la academia y lo estrenó dentro de la programación del Teatre Lliure.

Benet nos había avisado de que venía con un montón de preguntas para el maestro Formosa. Se adelanta Formosa sin embargo y comienza preguntándole él a Benet por su experiencia trabajando con el informe. “Pues no me resultó difícil”, contesta Benet. “Es curioso que digas eso; Gabriel Ferrater también lo decía”, le apunta Formosa y en seguida le explica por qué: “No resulta difícil porque Kafka utilizaba precisamente eso: una redacción como de informe; por eso, cuando te pones a traducirlo, vas haciendo y nunca te encuentras con que plantee demasiadas dificultades de estilo, por ejemplo. Con Thomas Bernhard pasa lo mismo.”

Abel Cutillas, el librero, que tras presentarlos se ha quedado con ellos en el escenario, les pregunta entonces si lo que están diciendo es que el estilo de Kafka es simple. “Es un estilo que engancha.”, dice Formosa, “No es aburrido pero es muy sugestivo.” “Sí,”, sigue el hilo Benet, “porque plantea contradicciones muy profundas, que aún hoy nos las seguimos planteando, pero lo hace con preguntas súper básicas, con un lenguaje muy preciso.” “Es un novelista del detalle,” continúa ahora Formosa, “de la cosa parcial que desconcierta: dice cosas que no sabes por qué las dice, pero que resulta que luego tienen mucho sentido.”

Siguen Formosa y Benet repasando Kafka, la obra y la persona, y sin saberlo van resumiendo todo lo que se ha ido diciendo sobre él y sus libros en los tres días anteriores de esta Semana de la literatura checa que acababa hoy: que era humanamente contradictorio, que no se convirtió en un escritor consagrado hasta que no acabó de caer el Comunismo -”según las autoridades, sus historias no eran aptas para la clase obrera”, cuenta Formosa que le explicaron una vez en Alemania-, hablan de la importancia de los personajes-animales en sus libros, de cómo se documentaba en estudios científicos para luego reinterpretarlos a su manera… Hasta que, cuando ya llevan casi una hora de animada conversación, Benet, para acabar, le pregunta a Formosa con cuál de sus propias traducciones de Kafka se quedaría. “Con la de El proceso.”, responde Formosa sin pensárselo ni un segundo.

Apuntad: El proceso; es la recomendación del maestro. Y no hay más que hablar.


viernes, 5 de septiembre de 2014

Memoria de un traductor catalán


 
Francisca Bahima y Toha, de la  Cátedra Libre del Pensamiento y Cultura Catalanes Universidad Nacional de la Plata, publicó en Olivar (vol.12 no.15  La Plata ene./jun. 2011) el siguiente artículo sobre el traductor catalán Jordi Arbonès, que, por su interés, se ofrece a continuación.


Jordi Arbonès en Argentina.
Un traductor del inglés al catalán

Datos imprescindibles sobre Jordi Arbonès
El 17 de julio de 1929, en una casa de la calle Cortines de Barcelona, nacía Jordi Arbonès. Pertenece a una generación llamada los niños de la guerra. Proviene de una familia de origen campesino. Cuando se aproximaban las tropas franquistas a Barcelona, en el año 1939, su padre tomó el camino del exilio hacia Francia y a su regreso fue a parar al campo de concentración de San Jorge (Horta), en Barcelona, y no salió hasta que su madre consiguió unos avales. 

Asistió al Colegio Pelayo, donde cursó sus estudios primarios. Ésta fue la única escuela en su formación, era de pago. Al implantarse la dictadura del general Franco se inicia una persecución del uso público de la lengua catalana, se siente afectado por esta prohibición y piensa que le habían robado su lengua, "como si me hubiesen efectuado una lobotomía", según lo expresa el mismo Arbonès en la entrevista realizada por Marcos Rodríguez Espinosa (2002). Conoce, entonces, a un ex cura, Antoni Jaume, un gran conocedor de la lengua y la literatura catalana que le da clases de forma clandestina. Por esta época, estudia también inglés por su cuenta y después con un profesor particular sin título. Empieza a leer revistas y libros en esta lengua; luego la literatura inglesa y norteamericana estarán presentes en su obra, a través de las traducciones. 

A los catorce años, trabaja de aprendiz en una distribuidora de materiales eléctricos y estudia Teneduría de Libros en la Academia Fernández. A los dieciséis, empieza a hacer teatro, y actúa en "Germanor Barcelonina". Cuando regresa del servicio militar, integra la Comisión de Cultura de la "Penya Cultural Barcelonesa". Editan Inquietud, una revista mimeografiada, bilingüe: la tapa y la contratapa en castellano y el interior en catalán, con la advertencia de que era de uso privado. Sin embargo, es suspendida por la censura, por lo que sólo aparecieron tres números. 

En el verano del año 1955, conoce en Lloret de Mar a un matrimonio anglo-alemán que lo invita a pasar las navidades en su casa. No lo piensa dos veces y aprovecha la ocasión para quedarse a trabajar en Inglaterra pero no puede porque sólo tiene visado de turista. Aprovecha su estancia en la isla para mejorar su conocimiento del idioma. Al poco tiempo regresa a Barcelona y se embarca con destino a Buenos Aires. Fue un exilio de carácter voluntario más que político, ya que los motivos que lo llevaron obedecían a razones personales. 

En 1956 llega a Buenos Aires, después de trabajar dos años en un despacho entra en la Editorial Poseidón. Más tarde, para no perder su identidad catalana inicia sus actividades en el Casal de Catalunya, donde fue uno de los miembros más activos y donde en 1966 participó en la fundación de la Obra Cultural Catalana.

Labor de un traductor a la distancia
La vida de Jordi Arbonès nos ofrece dos rasgos significativos para mantener viva la lengua y la cultura catalanas. Ambas sufrieron diversas situaciones de opresión y desarrollo a lo largo de la historia.1 En primer lugar, fue un traductor al catalán desde la distancia, desde Argentina; esto es, vivió la traducción como un acto renovador, mediante el cual contribuyó a fundar cimientos culturales que enriquecieran la literatura catalana, con obras importantes de la literatura universal en lengua inglesa. 

En segundo lugar, la calidad de su labor como traductor. Cuando las circunstancias lo ubicaron en Argentina, inmediatamente le asaltó la necesidad de mantenerse ligado a su tierra natal para no sentirse tan lejos de ella y la traducción fue el camino. Contribuyó al enriquecimiento de las letras catalanas con la incorporación de numerosos clásicos universales y permitió, además, a muchos lectores acceder a dichos autores, cuyas obras no se habían dado a conocer aún en su lengua. 

Fue un traductor prolífico, puesto que tradujo unas cien obras al catalán y unas cincuenta al castellano, especialmente novelistas y dramaturgos de la literatura inglesa y norteamericana de los siglos XVIII, XIX y XX.

Escribió, además, tres obras inéditas y como ensayista, cuatro artículos dedicados a los aspectos prácticos de la traducción porque no se consideraba un teórico de la misma. Decía que todo lo que un traductor cuenta sobre su experiencia puede ser útil para otros traductores o para estudiantes del traductorado.2 

Debido a las circunstancias que vivió, acumuló una correspondencia de más de dos mil cartas que sirven para introducirse en múltiples facetas de su personalidad, en la vida cultural de Barcelona y en los criterios para la normalización de la lengua catalana. 

Por los años cincuenta, todavía en Barcelona, inicia su primera actividad como traductor en el teatro. Antes de marchar a América, Ricard Salvat -fundador de la Escola d'Art Dramàtic Adrià Gual- le había encargado la traducción de L'home que va néixer per morir penjat, una obra de teatro en un acto, que se había de representar de forma clandestina y sin esperar ninguna retribución. Esta traducción, según dijo Arbonès, "s'ha perdut per sempre" (Farrés, 2005:42). 

Es también a principios de los cincuenta que lee libros en inglés y se siente tentado de hacer algunas traducciones de ciertos cuentos de Oscar Wilde, que no se han encontrado pero que quizá se encuentren entre su legado, cedido a la Facultad de Traducció i d'Interpretacció de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Como adelantábamos, en 1958 en Buenos Aires, entró a trabajar en la editorial Poseidón de Joan Merli, un catalán exiliado en 1939. Aquí, "hacía de lector de originales, de corrector de estilo y de pruebas, y aprendió todo lo referente a la edición de libros", según se explica en la entrevista realizada por Marcos Rodríguez Espinosa (2002). 

En 1960, Merli funda, paralelamente, la editorial Malinca que publica novelas policíacas con distribución en quioscos; Jordi Arbonès tradujo algunas de ellas al castellano, en las que no constaba su nombre como traductor; lo hacía como complemento de su trabajo. 

Cuando Poseidón cierra sus puertas (1971) estuvo haciendo traducciones como free-lance para las editoriales Emecé y Paidós durante un tiempo. Luego, entró a trabajar en la editorial Marymar como lector y corrector. Unos años antes, por la década del sesenta, siguiendo su experiencia de traductor teatral en Barcelona, a instancias de Joaquín Moreno -que dirigía el cuadro escénico del Casal de Catalunya de Buenos Aires- hizo la versión catalana Del pont estant de Arthur Miller, publicada muchos años más tarde, en 1986. Esta obra fue todo un éxito porque fue muy bien recibida por el público. Al año siguiente, estimulado por el buen recibimiento que el público da a la innovación -se rompía la tradición de representar sólo obras de autores catalanes- le pide que traduzca una obra de Tennessee Williams, que publicó en 1983: Un tramvía anomenat desig. Un año después, se repetía el ruego y entonces tradujo del mismo autor otra obra publicada en 1987: La gata damunt la teulada.3 

Una vez puesta en escena la obra de Miller, decide enviar una muestra de su traducción a Joan Oliver, que era director de la editorial Proa. Oliver, después de leer la versión, dictaminó -según testimonio del mismo Arbonès- que no hacía "olor de traducció" (Farrés, 2005:43). Se entiende que parecía escrito originalmente en catalán, que no era una traducción. 

Después de la contestación de Oliver, recibió los primeros encargos editoriales para que tradujera obras de Ernest Hemingway, William Faulkner y Henry Miller. En la entrevista que tuvo con Marcos Rodríguez Espinosa explicó cómo fue el proceso de traducción y cuáles fueron las mayores dificultades a la hora de traducir estos autores universales de la primera mitad del siglo XX. Después de superar toda clase de dificultades, en 1970 se publicó Primavera Negra de Henry Miller. Era éste un autor por el cual sentía una profunda admiración, quería dar a conocer en su lengua a uno de sus autores predilectos, a un autor casi fetiche de quien tradujo nueve obras en catalán a lo largo de más de treinta años, entre 1970 y 2001. 

Seguirán en la década del setenta, Per qui toquen les campanes de Ernest Hemingway (1971); otras obras de Miller: El temps dels Assassins (1975), Tròpic de cáncer (1977), Tropic de capricorn (1978); Escales cap al foc (1976) y Afrodisíac: selecció de textos eròtics (1979) de Anaïs Nin. Algunos de estos textos constituyeron una avanzada del tema erótico en la cultura escrita española posfranquista. 

A partir de 1975, comienza a publicar traducciones en castellano, pero se siente como un intruso en este campo, a pesar de que la mayor parte de sus estudios los hizo en castellano. Aquí, aparece sólo como un traductor profesional como explica Ramón Farrés (2005:42) en un artículo sobre "Les traduccions de Jordi Arbonès: una visió de conjunt". Basta recordar títulos como Los perros, Adolescencia y aprendizaje, Hitler vuelve. Estas versiones en castellano las alternará con traducciones al catalán. 

Según Victoria Alsina (2008), en un artículo sobre "Les traduccions de Jane Austen", fue el traductor que más contribuyó a la introducción de la literatura en inglés al catalán en los años 80. El autor cuenta sus experiencias de cuando traduce a Henry James calificándolo como un autor paradigmático y complicado, ya que su prosa resulta difícil de traducir por su permanente ambigüedad, sobre todo en Washington Square(1981). A Faulkner lo considera un autor con un universo muy peculiar, le respetó el arte de escribir; bajo ningún concepto hizo enmiendas. Fue un traductor que se esforzó por respetar lo que estaba traduciendo, como puede verse en El soroll i la fúria (1984) y Les palmeres salvatges (1985). 

Por entonces, muchas editoriales adoptaron el criterio de incluir un prólogo en algunas colecciones y solían pedirlo al traductor. A Jordi Arbonès le gustaba hacerlo cuando conocía lo suficiente al autor y su obra: escribió el prólogo de Les palmeres salvatges, El temps dels assassins y Sexus de Miller; Escales cap al foc de Anäis Nin y L'amant de Lady Chatterley de David Herbert Lawrence. Dichos prólogos están muy bien documentados y aportan datos para conocer al autor y a su obra, sin quitarle al lector la magia de la lectura. 

Sigue traduciendo a Miller porque lo admiraba y lo sentía muy cercano, así publica En tombar la vuitantena(1984) y El colós de Marussi (1987). La traducción de Ada o l'ardor: una crònica familiar (1987) de Vladímir Nabòkov supuso todo un desafío para su carrera profesional; tanto es así que, cuando terminó la traducción, prometió que nunca más traduciría ninguna obra de este autor, cosa que cumplió sólo en parte. 
En 1984 publica La taronja mecànica de Anthony Burgess y también La fira de las vanitats de William Thackeray. Esta última obra fue premiada dos años más tarde. 
Se destacan en esta época las traducciones que hizo al castellano de Danielle Steel, de quien tradujo ocho novelas entre 1982 y 1986. 

A finales de los ochenta, su dedicación a la traducción llegó a ser exclusiva. Coincide con una crisis económica en Argentina, es la época de la hiperinflación y la devaluación del peso; deja su trabajo de ocho horas diarias en una editorial local para dedicarse exclusivamente a la traducción para editoriales catalanas, según el artículo de Ramon Farrés (2005:44). Esta circunstancia hace que en la década de 1990 aumente aún más su producción. 

Continúa la alternancia de traducciones en castellano y en catalán, pero las últimas le sacan una ventaja importante a las primeras. En castellano, traduce textos de mejor calidad, respecto a la década anterior, El clamor de las brujas de Salem (1994) de Ann Rinaldi y El Libro de Daniel (1997) de Edgar Lawrence Doctorow. En catalán, se mantiene con la pasión de traducir a Milller y publica el Gall foll y Sexus, ambas obras en 1992. Cabe destacar también La copa daurada de Henry James (1995), que se caracteriza por la extensión extrema de las frases, con incisos dentro de los incisos, que no siempre parecen justificados. Con el tiempo, los editores le empezaron a encargar obras clásicas del siglo XIX e incluso del siglo XVIII. Así tradujo L'abadia de Northanger (1991) de Jane Austen. Esta obra forma parte de las primeras incursiones en lengua inglesa anterior al siglo XX. Se trata de la lengua más antigua con que trabajó, con todas las dificultades que esto le acarreaba, ya que el inglés de esta obra era muy diferente del que él estaba acostumbrado a traducir. Se comprueba por el artículo de Victoria Alsina (2008) que las traducciones de Austen se producen en un momento de transición en la carrera de Arbonès, ya que está pasando de la literatura norteamericana e inglesa del siglo XX a obras clásicas de siglos anteriores y a otros tipos de literatura, como la literatura infantil y juvenil, y más adelante la novela negra y los best-sellers. Incorporó a su extensa producción escritores contemporáneos como Philip Larkin, Paul Bowles y David Lodge. 

Jordi Arbonès murió en 2001. Terminó su carrera con una obra de Henry Miller, Els llibres de la meva vida.

Premios y Cátedra
Arbonès fue un traductor que realizó una vasta labor con calidad y compromiso; algunas de sus traducciones fueron distinguidas con prestigiosos premios, como el Premio de Traducción en Prosa de la Generalitat de Catalunya por la Fira de la vanitats de William Thacderay en 1986 y el Premio Nacional de Traducción de la Institució de les Lletres Catalanes por Una historia de dues ciutats de Charles Dickens en 1993. 
A la muerte de Jordi Arbonés en el 2001, la familia del traductor donó su legado personal a la Facultat de Traducció i d'Interpretació de la Universitat Autònoma de Barcelona. Para rendirle un homenaje que perdurara y que se convirtiera en un estímulo permanente para la profesión, la Facultad creó el 21 de mayo de 2003 la "Càtedra Jordi Arbonès", de carácter honorífico. Es la primera del Estado español dedicada a un traductor. 

Dicha Cátedra representa un reconocimiento del mundo académico a la tarea de la traducción, un interés de la comunidad universitaria y de la sociedad por todo tipo de trasvases culturales. El objetivo de la Cátedra es el de velar por la conservación, la difusión y el estudio de la obra de Jordi Arbonès y promover la interacción entre traducción y literatura. Una de las actividades de la Cátedra es organizar cada dos años unas jornadas sobre "Traducció i Literatura". 

En la conferencia de la inauguración de la Cátedra, Joaquim Carbó (2003), escritor y amigo del traductor, expresó: "Sus papeles y sus libros quedarán en esta Universidad como el testimonio de una vida dedicada a la traducción con un máximo de tenacidad y pasión y con un entusiasmo atado del todo al rigor".

Reflexión final
Al cabo de un año de la publicación de La fira de les vanitats, Arbonès recibe una carta del traductor Joaquim Mallafrè (3/12/85) donde lo felicita por el resultado de su trabajo con estas palabras: “La teva traducció és d'una correcció extraordinària. Ja saps que sempre he admirat la teva seriositat, la teva professionalitat, procurant sempre servir l'autor i els resultats són sempre d'una eficàcia exemplar (...) Hi ha una feina humil -el traductor queda entre bastidors, no es veu, i això es difícil-, tenaç que dóna el to que la traducció necessita”. (Rodríguez Espinosa, 2005:74)

Su gran mérito es por un lado, haber incorporado numerosos clásicos universales a las letras catalanas; por el otro, haber permitido a muchos lectores acceder a dichos clásicos. Todo ello lo llevó a término, prácticamente, fuera del ámbito lingüístico del catalán. Venció sus propias dificultades y colaboró para mantener viva la esencia de una lengua y de una cultura. 

Como decía Mallafrè, es momento de "sacarlo de los bastidores", de dar a conocer su figura y su labor, para que sus traducciones se continúen reeditando y leyendo tanto en el mundo de habla hispana como en Cataluña.

Notas
1 Las historias de la lengua plantean que ya en el siglo VIII era una lengua diferente a la latina, y accede a la escritura en el siglo XII. Después de alcanzar una época de esplendor en el siglo XV, sufre una fuerte represión en el siglo XVIII. En el siglo XX se dispone de una normativa lingüística y, en su primer tercio, Cataluña vive una efervescencia política y se constituye la Generalitat, que facilita la normalización de la lengua. Este futuro prometedor se rompe a causa de la Guerra Civil (1936-1939). Entre 1960 y 1975 aparecen indicios de resurgimiento de la lengua, hasta que en 1979 el catalán vuelve a ser lengua oficial y propia en Cataluña y comparte el nivel de lengua oficial con el castellano.
2 Dichos artículos aparecieron publicados en Revista de Catalunya entre 1995 y 1996.
3 Arbonès pensaba que en la obra teatral, al ser todo diálogo y más coloquial, las frases debían conservar la entonación y el ritmo de la palabra hablada. Cuenta que asistió a ensayos de obras que había traducido y eso le permitió suavizar frases -que podían sonar demasiado rápidas- o bien cambiar el orden de la oración, así como sustituir una palabra más literaria por otra más corriente con el fin de facilitarle al actor la expresión sin contemplación alguna.
4 En este artículo, se presenta una bibliografía completa de las traducciones de Jordi Arbonès.

ANEXO: Información sobre la obra de Jordi Arbonés
Fuente
PIIJUAN, ALBA, 2003. "Entrevista a Jordi Arbonès". Quaderns. Revista de Traducció 10,153-163.http://www.raco.cat/index.php/QuadernsTraduccio/article/view/25379/25/213
I. Obras traducidas al Catalán
HORNEY, KAREN, 1969. La personalitat neuròtica del nostre temps. Barcelona: Edicions 62 (Llibres a l'Abast, 73).
MILLER, HENRY, 1970. Primavera negra. Barcelona: Aymà (Tròpics).
HEMINGWAY, ERNEST, 1971. Els primers quaranta-nou contes. Barcelona: Edicions 62 (Les Millors Obres de la Literatura Universal. Segle XX; 36).
HEMINGWAY, ERNEST, 1971. Per qui toquen les campanes. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 158).
O'FLAHERTY, LIAM, 1973. El delator. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 162).
MILLER, HENRY, 1975. El temps dels assassins. Barcelona: Proa (La Mirada).
SALIVAROVA, ZDENA, 1975. Estiu a Praga. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 171).
NIN, ANAÏS, 1976. Escales cap al foc. Barcelona: Aymà (Tròpics).
MILLER, HENRY, 1977. Tròpic de càncer. Barcelona: Aymà (Tròpics).
MITCHELL, MARGARET, 1977. Allò que el vent s'endugué. Barcelona: Aymà (Zènit).
MILLER, HENRY, 1978. Tròpic de capricorn. Barcelona: Aymà (Tròpics).
LAWRENCE, D.H., 1979. L'amant de Lady Chatterley. Barcelona: Proa (A Tot Vent, 185).
NIN, ANAÏS, 1979. Afrodisíac: selecció de textos eròtics. Barcelona: Proa.
JAMES, HENRY, 1981. Washington Square. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 225).
WILLIAMS, TENNESSEE, 1983. Un tramvia anomenat desig. Barcelona: Edicions del Mall (Biblioteca Teatral; 19).
BURGESS, ANTHONY, 1984. La taronja mecànica. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 214).
DURRELL, LAWRENCE, 1984. Clea. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 206).
FAULKNER, WILLIAM, 1984. El soroll i la fúria. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 219).
MILLER, HENRY, 1984. En tombar la vuitantena. Sabadell: Edicions dels Dies (Plecs; 10).
THACKERAY, WILLIAM, 1984. La fira de les vanitats. Barcelona: Edicions 62 (Les Millors Obres de la Literatura Universal; 38).
FAULKNER, WILLIAM, 1985. Les palmeres salvatges. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 226).
FORSTER, E.M., 1985. Viatge a l'Índia. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 227).
VIDAL, GORE, 1985. Washington D.C. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 236).
MAUGHAM, W. SOMERSET, 1986. De la servitud humana. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 256).
MILLER, ARTHUR, 1986. Del pont estant. Barcelona: Edicions del Mall (Biblioteca Teatral; 46).
MILLER, HENRY, 1987. El colós de Marussi. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
NABÒKOV, VLADÍMIR, 1987. Ada o l'ardor: una crònica familiar. Barcelona: Edicions 62 (Les Millors Obres de la Literatura Universal. Segle XX; 13).
NABÒKOV, VLADÍMIR, 1987. L'encantador. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
WILLIAMS, TENNESSEE, 1987. La gata damunt la teulada. Barcelona: Edicions 62 (El Galliner; 99).
ANDERSON, ROBERT WOODRUFF, 1988. Te i simpatia. Barcelona: Institut del Teatre (Biblioteca Teatral; 55).
AUSTEN, JANE, 1988. Persuasió. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
BIERCE, AMBROSE, 1988. Faules fantàstiques. Vic: Eumo (Narratives; 11).
PURDY, JAMES, 1988. Cambres estretes. Barcelona: Edicions 62 (El Balancí; 205).
TOLKIEN, J.R.R. 1988. El ferrer de Wootton Major. "La fulla" d'en Niggle. Barcelona: Edhasa, Clàssics Moderns).
DURRELL, GERALD, 1989. El jardí dels déus. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
BELLOW, SAUL, 1990. El llegat Humboldt. Barcelona: Edicions 62 (Les Millors Obres de la Literatura Universal. Segle XX; 42).
GRAHAME, KENNETH, 1990. El vent entre els salzes. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
LARKIN, PHILIP, 1990. Noia a l'hivern. Vic: Eumo (Narrativa; 18).
LAWRENCE, D.H., 1990. Dones enamorades. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
ALBEE, EDWARD, 1991v. Qui té por de Virginia Woolf? Barcelona: Institut del Teatre (Biblioteca Teatral; 76).
AUSTEN, JANE, 1991. L'abadia de Northanger. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
DICKENS, CHARLES, 1991. Una història de dues ciutats. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
DURRELL, GERALD, 1991. L'excursió i altres maremàgnums. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
LEWIS, C.S., 1991. El lleó, la bruixa i l'armari. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
LEWIS, C.S., 1991. El nebot del mag. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
ISHERWOOD, CHRISTOPHER, 1992. Adéu a Berlín. Barcelona: Columna (Columna; 95).
LEWIS, C.S., 1992. El cavall i el seu noi. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
MILLER, HENRY, 1992. El gall foll. Barcelona: Edicions 62 (El Confident, 19).
MILLER, HENRY, 1992. Sexus. Barcelona: Edicions 62 (Les Millors Obres de la Literatura Universal. Segle XX; 65).
KIPLING, RUDYARD, 1993. L'home que volia ser rei i altres contes. Barcelona: Edicions 62 (Les Millors Obres de la Literatura Universal. Segle XX; 78).
LEWIS, C.S., 1993. El príncep Caspian. Barcelona: Proa (A Tot Vent).
BOWLES, PAUL, 1994. El cel protector. Barcelona: Edicions 62 (Les Millors Obres de la Literatura Universal. Segle XX; 89).
CHANDLER, RAYMOND, 1994. Adéu, nena. Barcelona: Edicions 62 (Seleccions de la Cua de Palla; 146).
RIPLEY, ALEXANDRA, 1994. Scarlett. Barcelona: Edicions B.
SHAFFER, PETER, 1994. Equus. Barcelona: Edicions 62 (El Galliner; 137).
STEINBECK, JOHN, 1994. La perla. Barcelona: Vicens Vives (Aula Literària; 4).
TAN, AMY, 1994. El club de la bona estrella. Barcelona: Muchnik (La Finestra).
WESTLAKE, DONALD E., 1994. Els mercenaris. Barcelona: Edicions 62 (Seleccions de la Cua de Palla; 145).
ALONSO, PEDRO; SANTAMARIA, JOSEP, 1995. Antologia del relat policíac. Barcelona: Vicens Vives (Aula Literària; 17).
DALY, CARROLL JOHN, 1995. El bram de la bèstia. Barcelona: Edicions 62 (La Cua de Palla; 161).
DICKENS, CHARLES, 1995. Cançó de Nadal. Barcelona: Vicens Vives (Aula Literària; 16).
DINESEN, ISAK, 1995. Set contes gòtics. Barcelona: Columna (Clàssica; 167).
DURRELL, GERALD, 1995. Mare per merèixer i altres històries. Barcelona: Proa (Clàssics Moderns).
ELIOT, GEORGE, 1995. Middlemarch. Barcelona: Columna (Clàssica; 160).
HEMINGWAY, ERNEST, 1995. Les neus del Kilimanjaro i altres contes. Barcelona: Edicions 62 (Petita Biblioteca Universal; 10).
HUNTER, EVAN, 1995. Veure'ls morir. Barcelona: Edicions 62 (Seleccions de la Cua de Palla; 159).
JAMES, HENRY, 1995. La copa daurada. Barcelona: Edicions 62 (Les Millors Obres de laLiteratura Universal. Segle XX; 100).
KIPLING, RUDYARD, 1995. Més enllà del límit. Barcelona: Edicions 62 (Petita Biblioteca Universal; 5).
LODGE, DAVID, 1995. Notícies del paradís. Barcelona: Proa (A Tot Vent; 324).
LE CARÉ, JOHN, 1996. El talp: calderer, sastre, soldat, espia. Barcelona: Edicions 62 (Les Millors Obres de la Literatura Universal. Segle XX; 107).
POE, EDGAR ALLAN, 1996. El gat negre i altres contes. Barcelona: Vicens Vives, 1996 (Aula Literària; 20).
WALLER, ROBERT JAMES, 1996. Puerto Vallarta: la fugida cap al nord. Barcelona: Columna (Columna; 205).
WILLIAMS, CHARLES, 1996. El biquini de diamants. Barcelona: Edicions 62 (Seleccions de la Cua de Palla; 162).
MELVILLE, HERMAN, 1997. Billy Budd, el mariner. Barcelona: Deriva (Gàrgola; 4).
NABÒKOV, VLADÍMIR, 1997. L'encantador. Barcelona: Edhasa (Clàssics Moderns).
SPARKS, NICHOLAS, 1997. El quadern de Noah. Barcelona: Muchnik.
STEVENSON, ROBERT LOUIS, 1997. L'illa del tresor. Barcelona: Vicens Vives, Aula Literària; 18). CHRISTIE, AGATHA, 1998.Assassinat al camp de golf. Barcelona: Columna (Agatha Christie/Columna; 20).
GIBRAN, KAHLIL, 1998. Cartes d'amor. Barcelona: Columna (Clàssica; 234).
IRISH, WILLIAM, 1998. Aprenent de detectiu. Un robatori molt costós. Barcelona: Vicens Vives Primària (Cucanya; 3).
LE CARÉ, JOHN, 1998. La gent de Smiley. Barcelona: Edicions 62 (Èxits 62; 6).
SPAKS, NICHOLAS, 1998. Missatge en una ampolla. Barcelona: Edicions 62 (Èxits 62; 9).
GOLDEN, ARTHUR, 1999. Memòries d'una gheisa. Barcelona: Edicions 62 (El Balancí; 354).
MACDONALD, ROSS, 1999. El cas Galton. Barcelona: Edicions 62 (Èxits 62; 13).
YOLEN, JANE, 1999. La sang del drac. Barcelona: Deriva (Elogi de la Paraula; 1).
BRADDON, MARY ELIZABETH, 2000. El secret de Lady Audley. Barcelona: Columna (Clàssica; 373).
HAYNES, MELINDA, 2000. Mareperla. Barcelona: Proa (Proa Beta; 47).
WOOLRICH, CORNELL, 2000. L'ull de vidre. Charlie sortirà aquesta nit. Barcelona: Vicens Vives (Cucanya; 8).
BRONTË, CHARLOTTE, 2001. Jane Eyre. Barcelona: Columna (Clàssica; 454).
COLLINS, WILKIE, 2001. El riu culpable. Barcelona: Columna (Clàssica; 434).
MILLER, HENRY, 2001. Els llibres de la meva vida. Barcelona: Deriva (Elogi de la Paraula; 3).
II. Obras traducidas al castellano
NEWMAN, MILDRED; BERKOWITZ, BERNARD, 1975. Cómo ser el mejor amigo de ti mismo: diálogo de Jeane Owen con dos psicoanalistas. Madrid: Ultramar.
SALIVAROVA, ZDENA, 1976. Verano en Praga. Barcelona: Aymà (Grandes Novelas).
SPICER, BART, 1976. El adversario. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
CALDER, ROBERT, 1977. Los perros. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
JAFFE, RONA, 1977. El juego de la fama. Barcelona: Martínez Roca.
AA. VV., 1977. Los mejores relatos de ciencia ficción: la era de Campbell (1936-1945). Barcelona: Martínez Roca (Super Ficción; 19).
BARNARD, CHRISTIAN; STANDER, SIGFRID, 1978. Tiempo de nacer, tiempo de morir. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
WINTER, GERALD D.; NUSS, EUGÈNE M., 1978. Adolescencia y aprendizaje. Buenos Aires: Paidos (Biblioteca de Psicología Evolutiva. Serie 2,15).
DICK, PHILIP, 1979. Los tres estigmas de Palmer Eldritch. Barcelona: Martínez Roca (Super Ficción; 43).
HOFFMAN, ALICE, 1979. Propiedad de... Barcelona: Martínez Roca (Fontana Joven).
REITER, B.P., 1979. Urgencias sábado noche. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
RJNDT, PHILIPPE VAN, 1979. Hitler vuelve. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
SHAFFER, PETER, 1979. Equus. Barcelona: Aymá. (Voz Imagen. Serie Teatro; 27.)
BISSELL, ELAINE, 1980. Justicia para tres esposas. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
CHESLER, PHYLLIS, 1981. Diario de una maternidad. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
KANE, HENRY, 1981. Casi una violación. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
BLOCK, THOMAS H., 1982. Emergencia. Barcelona: Círculo de Lectores.
STEEL, DANIELLE, 1982. Amando. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
STEEL, DANIELLE, 1982. Ansia de amor. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
STEEL, DANIELLE, 1982. El anillo. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
STEEL, DANIELLE, 1982. Regreso al hogar. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
COLLINS, MICHAEL, 1983. Acto de terror. Barcelona: Bruguera (Club del Misterio; 122).
O'FLAHERTY, LIAM, 1983. El delator. Barcelona: Argos Vergara (En Cuarto Mayor; 146).
STEEL, DANIELLE, 1983. Remembranza. Barcelona: Martínez Roca (Nueva Fontana).
BLOCK, THOMAS H., 1984. Aterrizaje forzoso. Barcelona: Martínez Roca (Libros Récord).
STEEL, DANIELLE, 1984. Su gran deseo. Barcelona: Mundo Actual.
STEEL, DANIELLE, 1984. Una perfecta desconocida. Barcelona: Mundo Actual.
STEEL, DANIELLE, 1986. Una vez en la vida. Barcelona: Martínez Roca (Libros Récord).
GREELY, ANDREW M., 1987. Ángeles de septiembre. Barcelona: Martínez Roca (Libros Récord).
TAYLOR, CHRISTINE, 1988. Días de odio, días de amor. Barcelona: Martínez Roca (Grandes Autoras Románticas).
BENTINE, MICHAEL, 1993. El templario. Barcelona: Apóstrofe (Novela Histórica).
RINALDII, ANN, 1994. El clamor de las brujas de Salem. Barcelona: Martínez Roca (Novela Histórica).
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Traducciones inéditas
MILLER, HENRY. En contra de Barcelona.
MILLER, HENRY. Pintar és tornar a estimar.
HUGHES, RICHARD. L'home que va néixer per morir penjat.

III. Enlaces importantes
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http://pagines.uab.cat/catedrajordiarbones/content/introduccio Corresponde a la "Càtedra Jodi Arbonès" de la Facultat de Traducció i d'Interpretació de la Universitat Autònoma de Barcelona, España. Contiene la biografía de Arbonès, entrevistas y actividades.
http://www.escriptors.cat/autors/arbones/pagina Corresponde a "l'Associació d'Escriptors en Llengua Catalana". Contiena fotos, biografía, premios, obra, comentarios, entrevistas y vínculos.
http://traces.uab.cat Corresponde a "Traces base de dades de llengua i literatura catalanes" que edita "Visat, la revista digital de literatura i traducció del PEN català". Contiene traducciones, fragmentos y artículos.
2. Temas específicos:
http://www.traduccionliteraria.org/1611/art/alsina.htm http://www.raco. cat/index. php/QuadernsTraduccio Corresponde a "Les traduccions de Jane Austen al Català". Alsina, Victoria. Quaderns. Revista de Traducció, 12 (2005), 47-58.
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