miércoles, 21 de abril de 2021
Un encuesta sobre género y traducción (2)
martes, 20 de abril de 2021
Una encuesta sobre género y traducción (1)
El diálogo quedó ahí, pero mi impresión fue que, seguramente, otros traductores tendrían otras cosas que decir. La idea, entonces, es incorporar algunas de esas otras voces a partir de tres preguntas:
Jorge
Fondebrider
lunes, 19 de abril de 2021
Para la CAL, todo tiempo pasado fue mejor
El pasado 14 de abril, Daniel Gigena publicó el siguiente artículo a propósito del informe de la Cámara Argentina del Libro y los desalentadores resultados obtenidos en la industria editorial en 2020.
Caída sin freno: en 2020 se publicaron 4 millones
de libros menos que en 2019
Los números del sector editorial siguen siendo desalentadores. En el informe anual de la Cámara Argentina del Libro (CAL) referido a 2020, se destaca que en el país se produjeron cuatro millones de libros menos que en 2019. Y si se tiene en cuenta el total de publicaciones que hubo en el primer año de la pandemia -es decir, no solo las de editoriales comerciales sino también las de instituciones públicas y privadas, y las que los autores hacen por su propia cuenta- la caída es mayor aún: de 35 millones de libros registrados se pasó a 26 millones de ejemplares, sin contar las reimpresiones.
También hubo un desplome notable en la cantidad de publicaciones en papel: de 6814 en 2019 se redujo a 5128 en 2020. Por la pandemia y la cuarentena, que paralizó la actividad del sector en dos meses clave (abril y mayo de 2020), las editoriales achicaron sus planes editoriales y produjeron menos libros en formato físico. Para poder vender en tiendas virtuales, las editoriales digitalizaron sus catálogos, aunque hubo pocos lanzamientos de novedades en ebook. El único segmento que creció en 2020 es el de la autoedición, a cargo de los propios autores o de empresas que brindan servicios editoriales. Sin embargo, las tiradas de estos libros, de cien a trescientos ejemplares, no mueven el amperímetro.
“El sector salió debilitado tras el primer año de la pandemia -dijo el presidente de la CAL, Martín Gremmelspacher, a La Nación-. Esperamos que este año haya una reactivación, que ya se está viendo en la venta de libros de texto, y que si hay cierres preventivos de comercios, estos no afecten a las librerías. Creemos que, en principio, el Gobierno va a seguir defendiendo al libro y la cultura. Hay cierta esperanza entre los editores”. Desde 2016, las cifras de producción y ventas del sector no dejan de empeorar.
Se registró además una disminución en las tiradas de las primeras ediciones de libros. Si se las compara con las cifras de 2016, cuando la tirada promedio era de 2208 ejemplares, en 2020 se redujo en más de mil ejemplares por cada novedad; la tirada promedio del año pasado fue de 1117 unidades. En 2016, se estimaba un 0,63 de ejemplar por habitante del país; en 2020, un aún más exiguo 0,26.
En el informe, la CAL adjunta los resultados de una encuesta que realizó entre sus socios, editores de sellos medianos y pequeños. Un 70% de los consultados sostuvo que su facturación había caído entre el 1% y más del 50% respecto de 2019. De ese grupo, un 24% informó una caída del 1% al 25%; un 31%, una caída del 26% al 50%, y un 15% de los encuestados dijo que la caída había superado el 50%.
Por otra parte, consta en el informe que un 63% de los consultados accedió durante el año pasado al programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP). Ese programa se “discontinuó” en noviembre de 2020, pese a las críticas de la CAL y la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP). Desde las cámaras, destacaron que el Banco Nación lanzó, a cambio, una programa de “créditos blandos”, con un año de gracia para los solicitantes y tasas muy inferiores a las del mercado.
Un 73% de los consultados reforzó sus canales de venta digital para reducir costos de distribución y un 83% adoptó o reforzó sus canales de venta por redes sociales. Al ser interrogados acerca de su percepción y sentimientos sobre 2020, la palabra más usada por los encuestados fue “incertidumbre”.
viernes, 16 de abril de 2021
Primera traducción argentina de Jamaica Kincaid
"Traducir es entender profundamente lo que estás traduciendo"
–¿Qué sabías de Jamaica Kincaid antes de empezar a traducirla?
–Había leído “Lucy” y había traducido, para mis alumnos, un cuento de ella que se llama “Girl”. Sabía que era de Antigua y que Susan Sontag la consideraba brillante. No mucho más.
–¿Con qué problemas te topaste cuando la traducías?
–En algún momento descubrí que detrás de la ficción había una postura muy profundamente pensada acerca de temas que había que tener en mente durante el proceso de traducción. Había algo de ensayo,o más bien de ensayos detrás de la novela. Los temas eran temas que no conocía y no podían ser tratados a la ligera. A veces tenía mucho miedo de equivocarme porque sabía que detrás de lo que iba pasando en la novela había años de estudios sobre la colonización, la opresión, el racismo, cuestiones de género y de raza, temas ancestrales y muyarraigados a las maneras de entender el mundo. Y ella los estudia con una lente muy potente y me obligó a pensarlos otra vez, enlos zapatos de alguien que me resultaba por momentos muy ajena e incómoda y por otros momentos muy cercana. Lo que en la novela se puede leer superficialmente, tiene el trasfondo de una postura clarísima, realmente brillante. Sentí una gran responsabilidad. Hay maneras de decir en la novela que son complejas, oraciones largas y cosas que vuelven una y otra vez. Demanda mucha atención.
–¿Cómo los solucionaste?
–Tuve que leer con Jimena Ríos, mi primera lectora y una ayudante fundamental, el original y la traducción muchas veces y nos sentábamos a conversar sobre lo que Kincaid estaba diciendo tratando de entender todas las capas para no equivocarnos. Creo que siempre el tema de traducir es entender profundamente lo que estás traduciendo, no saltearse, no aceptar a medio camino por desesperación o por pereza, buscar y buscar hasta entender y ser consciente del contexto. Girl, por ejemplo, es un cuento sobre una madre que le habla a una hija que está entrando en la pubertad. En un momento le dice “wash your little clothes”. Después de mucho pensar, decidí traducirlo por “compresas”, las compresas de la menstruación. Vi después que otras traducciones eligieron bragas o ropita. No hablé con Kincaid, puedo estar equivocada, pero en Autobiografía de mi madre, cuando la protagonista tiene su primera menstruación, lava unas bolsas de arpillera para sacarles la tinta de la marca de lo que fuera que traían las bolsas y se cose unas compresas. Eso habla de una época, de un contexto que es el mismo de Girl. Imagino que a eso se refiere la madre con “little clothes”. El desafío que propone Kincaid nos obligó a estudiar el contexto sociopolítico que nos era muy desconocido.
–Noté que la mayoría de tus traducciones son de textos escritos por mujeres. ¿Es una cuestión deliberada o una casualidad?
–¿Le preguntarías lo mismo a un traductor que hubiera traducido sólo a hombres?
–Hay
traducciones que elegí yo: Sharon Olds y Mavis Gallant, y otras que me
pidieron: Tiffany Atkinson –como me recordás–, Lydia Davis, Jamaica Kincaid,
Louise Glück, Julie Hayden. Un buen escritor es un buen escritor, su género me
da lo mismo. Habría que preguntarles a los editores por sus elecciones que,
obviamente, aprobé porque no traduciría a alguien que no me gusta.
*Conversando con Inés, ya fuera del contexto de esta breve entrevista, concordamos en que la cuestión de género y traducción da para mucho más y decidimos que sería interesante proseguir esta discusión en el blog, cosa que sin duda haremos a la brevedad, invitando a los posibles interesados a participar.