Ayer, en la sede Paraná, del CCEBA, el escritor y editor Luis Chitarroni vino al Club de Traductores Literarios de Buenos Aires para hablar de "El templo de la traición". En la ocasión, ante una sala honrada por muy buenos traductores, el autor de Siluetas leyó un texto, pero luego habló sobre diversos aspectos del mundo editorial. Entre otros, del maltrato que reciben los traductores por parte de las editoriales, de los usos y costumbres locales y de todo lo que se esconde detrás de las notas al pie.
Por un problema técnico, los primeros 13.50 minutos del video de esta reunión carecen de audio. No obstante, la parte previa a las preguntas y respuestas puede leerse en la entrada correspondiente al domingo 24 de junio de este año. El resto de la intervención de Chitarroni puede verse acá y su continuación aquí .
Luis Chitarroni es novelista, ensayista y editor. Durante más de veinte años se desempeñó en ese puesto en la Editorial Sudaméricana y actualmente es director editorial de La Bestia Equilátera, sello por el cual fue designado por un jurado de colegas como "Editor del Año" en la última Feria del Libro de Buenos Aires. Entre otros títulos, publicó Siluetas, El Carapálida, Peripecias del no y Mil tazas de té.
martes, 19 de junio de 2012
lunes, 18 de junio de 2012
Joyce por Pablo Ingberg, comentado en España
El 11 de junio pasado, Juan Jesús Zaro* publicó un comentario en El Trujamán a propósito de la nueva traducción del Retrato del artista adolescente, de James Joyce, realizada por el traductor argentino Pablo Ingberg. Ofrecemos a continuación el texto de Zaro, felicitando a su autor por lo sensato de sus conclusiones.
Una nueva versión del Retrato de Joyce
Aprovecho una breve estancia en Madrid para dar una vuelta por la Casa del Libro de Gran Vía. Y me fijo, en los estantes de novedades, en una nueva traducción del Retrato del artista adolescente de Joyce. Está hecha por Pablo Ingberg, responsable también de la edición y las notas, y publicada por Losada. Pero, aunque se señala expresamente que se trata de un «libro de edición argentina», está impreso en España. Lo hojeo, decido llevármelo y empiezo a leerlo en el tren, de vuelta a casa.
Se trata de una edición prologada y profusamente anotada, respetuosa con la palabra y el espíritu de Joyce, que me sume en una lectura larga y placentera. Recuerdo haber leído alguna otra traducción realizada por Ingberg, de Shakespeare, que también me produjo una grata impresión. Pero, a diferencia de aquella, en esta afloran suaves matices léxicos y gramaticales del castellano argentino que, personalmente, celebro encontrar en una novela traducida por un traductor de esta nacionalidad. Y que confirman, una vez más, la imposibilidad de un castellano neutro al cien por cien, más aún en un texto de la complejidad de éste.
Ingberg, en su prólogo, justifica la permanencia del título Retrato del artista adolescente, a pesar de no corresponder exactamente al original, por tratarse de un título instalado en el universo hispanohablante desde la traducción de Alfonso Donado, famoso seudónimo de Dámaso Alonso, efectuada en 1926, que yo leí hace muchos años. No es lo único que las une: la mención, en el soberbio final de la novela, a «la conciencia increada de mi raza» (the uncreated conscience of my race) –una de las pocas frases que aún recuerdo de mi lectura universitaria– en traducción de Alonso, no cambia en esta nueva traducción. Y me alegra que Ingberg haya recurrido a las mismas palabras.
Busco en casa el Retrato en traducción de Alonso. Es una edición en rústica publicada por Santiago Rueda en Buenos Aires en 1973; en aquellos años, la única que se distribuía en España. Qué curiosos los paralelismos entre una y otra traducción: la de Rueda, hecha por un traductor español, impresa en Buenos Aires. Y esta, obra de un traductor argentino, impresa en Madrid. Parece algo normal, pero no ha sido fácil, ni antes ni ahora, encontrar traducciones argentinas en las librerías españolas.
Y pienso, tras recordar acontecimientos posteriores (la «corrección» a que fueron sometidas las traducciones argentinas publicadas en España en los sesenta y setenta, las quejas actuales por las traducciones españolas en Argentina…) si, pase lo que pase, la mejor opción no sería precisamente ésta: que todos pudiéramos elegir, y leer, como he podido hacer yo en esta ocasión, las traducciones de uno y otro lado con toda libertad, disfrutando del talento del traductor proceda de donde proceda. Quizá sea la edición digital la que, definitivamente, facilite la libre circulación de originales y traducciones y, con ella, la libertad de elegir. Si lo logra, bienvenida sea.
*Juan Jesús Zaro es Doctor en Filología Inglesa por la Universidad de Granada (1983) y M.A. en Enseñanza de Inglés como Lengua Extranjera, por la New York University (1985), es Catedrático en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga. Ha impartido cursos y conferencias, entre otras, en las universidades de Oviedo, Santiago de Compostela, Pompeu Fabra, Pontificia de Salamanca, Autónoma de Madrid, Cádiz, Internacional de Andalucía, Málaga, Menéndez Pelayo, Salamanca, Sevilla, Pablo de Olavide, Vigo y La Plata (Argentina). Investigación: Director de la revista TRANS-Revista de Traductología, publicada por el departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga desde 1997 a 2003.
Investigador principal del grupo "Traducción y lenguajes especializados" (HUM-800), del Proyecto de Investigación "Archivo digitalizado y edición traductológica de textos traducidos literarios y ensayísticos" (HUM2004-00721) y del Proyecto de Investigación de Excelencia dela J. de A. "La traducción como actividad editorial en la Andalucía del siglo XIX: Catálogo y archivo digitalizado"(HUM-1511).
Investigador principal del grupo "Traducción y lenguajes especializados" (HUM-800), del Proyecto de Investigación "Archivo digitalizado y edición traductológica de textos traducidos literarios y ensayísticos" (HUM2004-00721) y del Proyecto de Investigación de Excelencia de
Director de diez tesis doctorales, así como de tesis de licenciatura, proyectos fin de carrera y trabajos Fin de Máster.
Publicaciones (como investigador):
Libros (como autor): Propuesta de análisis semiológico para una definición de la novela gótica (Universidad de Granada, 1984); Manual de Traducción/A Manual of Translation, en colaboración con Michael Truman; Madrid: SGEL, 1998) y Shakespeare y sus traductores (Berna: Peter Lang, 2008).
Libros (como editor): Retraducir: una nueva mirada -en colaboración con Francisco Ruiz Noguera- (Málaga: Miguel Gómez Ediciones, 2007); Traductores y traducciones de literatura y ensayo (1835-1919) (Granada: Comares, 2007); Diez estudios sobre la traducción enla España del siglo XIX (Granada: Atrio, 2008); La traducción como actividad editorial en la Andalucía del siglo XIX (Sevilla: Alfar Universidad, 2011).
Libros (como editor): Retraducir: una nueva mirada -en colaboración con Francisco Ruiz Noguera- (Málaga: Miguel Gómez Ediciones, 2007); Traductores y traducciones de literatura y ensayo (1835-1919) (Granada: Comares, 2007); Diez estudios sobre la traducción en
Libros traducidos: : Estrategias de reflexión en la enseñanza de idiomas (Cambridge University Press, 1987); Historia de Nacimientos: La poesía de Emilio Prados (Centro Cultural de la Generación del 27, 1999; Oroonoko o el príncipe esclavo (Universidad de Málaga, 2000); Elementary Language Practice for Spanish Students (MacMillan-Heinemann, 2001); Historia de dos ciudades (Cátedra, 2000); El destino de la carne (Alba Editorial, 2001), El arrecife (Alba, 2003, Premio AEDEAN de traducción), Persuasión (Cátedra, 2004) y La justificación de Johann Gutenberg (Tropismos, 2005).
viernes, 15 de junio de 2012
La cita de junio del SPET
Griselda Mársico y Uwe Schoor nos envían la información sobre el próximo encuentro del SPET,, que tendrá lugar el miércoles 27 de junio a las 18:30 en el Salón de Conferencias del IES en Lenguas Vivas (Carlos Pellegrini 1515). La disertante, en la oportunidad, será Patricia Willson, quien se referirá a “Reescrituras cosmopolitas: la traducción en Martín Fierro y Proa”
Patricia Willson, fundadora del SPET, es doctora en letras por la UBA y traductora por el IESLV. Es autora de La constelación del Sur. Traductores y traducciones en la literatura argentina del siglo XX (Siglo XXI Editores, 2004) y coeditora con Andrea Pagni y Gertrudis Payàs de Traductores y traducciones en la historia cultural de América Latina (UNAM, 2011). Ha traducido, entre otros autores, a Roland Barthes, Paul Ricœur, Gustave Flaubert, Jean-Paul Sartre, Richard Rorty, Mary Shelley, Mark Twain, H.P. Lovecraft, Jack London. Actualmente es profesora-investigadora en El Colegio de México.
Lecturas sugeridas:
Salas, Horacio, “Martín Fierro y Proa”, en Saúl Sosnowski (ed.), La cultura de un siglo. América Latina en sus revistas, Buenos Aires, Alianza, 1999, pp. 21-36.
Sarlo, Beatriz, “Vanguardia y criollismo: la aventura de Martín Fierro”, en C. Altamirano y B. Sarlo, Ensayos argentinos, Buenos Aires, CEAL, 1983, pp. 127-171.Sarlo, Beatriz, Una modernidad periférica. Buenos Aires 1920-1930, Buenos Aires, Nueva Visión, 1988, pp.13-67.
Un ejemplar de cada texto se encuentra disponible en la fotocopiadora del Lenguas Vivas (edificio nuevo, subsuelo, al lado de la Biblioteca General ).
jueves, 14 de junio de 2012
Otro de Badiou en castellano
La editorial Paídós acaba de publicar Elogio del amor, un diálogo reciente entre el filósofo francés Alain Badiou –frecuente visitante y, a la fecha, casi una institución argentina– y el periodista Nicolas Truong, que, en su versión local –hay otra española–, acaba de traducir Ana Ojeda.
Según la sinopsis que ofrece uno de los sitios de Internet donde se vende, "hoy en día, la opinión general es que cada uno sigue solo su interés. El amor es la prueba palpable de que esto no es así." Desde los moralistas franceses hasta Levinas, pasando por Schopenhauer, los filósofos a menudo han maltratado el amor, cuando se interesaron por sus problemáticas, aunque más habitualmente lo obviaron como tema de sus reflexiones. No es el caso de Alain Badiou, quien nos muestra en este libro formidable que el amor es una dimensión esencial del ser humano que hay que defender de las amenazas que le plantea el paradigma de vida actual. Para este autor, el amor se encuentra amenazado por los partidarios del mercado liberal –para quienes todo es interés–, pero también por sus opositores, para quienes el amor es puro hedonismo. Vivimos en un mundo en el que el amor ¿riesgo cero¿ es un correlato en el espacio íntimo de la guerra "muerte cero". Esta es, entonces, la primera amenaza que el amor actual enfrenta: la "amenaza aseguradora". Por medio de un tranquilizador arreglo de antemano, se evita toda casualidad, todo encuentro y, finalmente, toda poesía existencial, en nombre de la categoría fundamental de la ausencia de riesgos. La segunda amenaza que se cierne sobre el amor es la que le niega toda importancia, afirmando que se trata de solo una variante de las distintas formas del goce. Este libro es un poderoso antídoto contra estas amenazas y un placer de leer, placer que nos reconducirá al amor y a su reinvención.
Alain Badiou nació en Rabat, Marruecos, en 1937, hijo de un matemático y militante de la Resistencia francesa que llegó a ser alcalde de Toulouse y de una profesora de literatura. Estudió en la Ecole Normale Supérieure y enseñó filosofía en la Universidad de París VII durante tres décadas, entre 1969 y 1999. Protagonista del Mayo francés, se identificó con el maoísmo y actualmente es uno de los animadores de L'Organisation Politique, un grupo que se plantea una praxis múltiple, directa, transnacional y transclasista. Cuenta con una extensa obra filosófica, pero también se reconoce matemático, así como escritor de novelas y obras teatrales.
miércoles, 13 de junio de 2012
¡Calla, merluzo!
El diario La Nación , de Buenos Aires, el 10 de junio pasado publicó el siguiente artículo de la escritora y traductora Mori Ponsowy a propósito de ciertas traducciones españolas que publica la muy hispánica Anagrama. Se trata de un ejemplo perfecto del tipo de problema que suelen presentar ciertos textos que, traducidos, viajan mal de una parte del Atlántico a la otra. Si no, vean la reacción de Raymond Carver en la foto.
Es hora de que empecemos a exigir
Raymond Carver fue uno de los escritores norteamericanos más importantes del siglo XX. Nacido en el seno de una familia de pocos recursos, empezó a escribir a los veinte años cuando se anotó en un seminario de escritura creativa dictado por John Gardner. Dedicó los siguientes diez años de su vida a escribir y a emborracharse, mientras se ganaba la vida cosechando rabanitos, barriendo pisos en los hospitales y serruchando madera. Su primer libro de cuentos le trajo fama casi instantáneamente, y los que le siguieron no hicieron sino acrecentarla. Su estilo preciso y despojado marcó toda una época. Su obra ha sido traducida a veintidós idiomas y ha recibido el reconocimiento de los lectores a lo largo y ancho del planeta.
Hace poco, preparando un curso sobre Carver, se me ocurrió revisar la traducción al castellano de los cuentos que íbamos a comentar. Aquellos de mis alumnos que sabían inglés iban a leerlos en su idioma original, mientras que los otros lo harían en una traducción publicada por la prestigiosa editorial Anagrama. Cuando empecé a leer el primer cuento en castellano no podía creer lo que veía. Es común que los lectores de América latina nos quejemos de que muchas de las traducciones que vienen de España estén plagadas de localismos que incomodan en la lectura. Leer a Carver y toparse con que un personaje del medio oeste norteamericano dice ¡hala!, ¡merluzo! o ¡jolines! es como para ponerse de mal humor. Pero lo que yo veía ahí era muchísimo peor que trastabillar con esas expresiones castizas. Lo que estaba viendo era, simple y llanamente, una violación al autor. El traductor había decidido modificar a Carver: cambiarle el estilo, poner adjetivos donde Carver no había puesto ninguno, exclamaciones donde Carver había elegido puntos, sonrisas donde Carver había preferido caras de póquer.
El estilo minimalista de Carver se caracteriza por una gran economía en el lenguaje: pocos adjetivos y adverbios, descripciones escuetas y escasas, una prosa precisa, despojada de ornamentos, presencia nula del autor y precisión y frialdad de cirujano. Pero por lo visto a ese traductor el minimalismo no le gusta y se le antojó hacerlo menos mínimo. Uno de los cuentos más famosos de Carver se llama “De qué hablamos cuando hablamos de amor”. Dos parejas (Mel y Terri, Nick y Laura) pasan la tarde en una cocina, tomando ginebra y hablando sobre el amor. El cuento es prácticamente puro diálogo, de principio a fin, y cada vez que uno de los personajes dice algo, Carver escribe: "Mel dijo" o "Laura dijo". Nunca describe de qué manera se expresó el personaje, qué gesto puso al hablar, sino que simplemente dice dijo una y otra vez. Y, bien, se ve que al traductor eso no le pareció correcto y decidió agregarle emociones a los personajes, aclarando de qué manera hablaba cada quien. Así, donde Carver escribió "dijo Terri", él tradujo "protestó Terri"; donde Carver escribió "dijo Mel", él tradujo "saltó Mel" y, así sucesivamente, inundando ese cuento despojado con miles de "sonrió Terri", "regañó Terri", "saltó Laura", "redondeó Mel", "corrigió Terri", "exclamó Mel".
Anonadada por semejante falta de escrúpulos por parte del traductor, busqué su nombre en Internet y me enteré de que también es el traductor de Truman Capote, Richard Ford, Ian McEwan y Graham Swift. Me quedé estupefacta. ¿Es que en la editorial nadie coteja las traducciones con el original? ¿Es que a los traductores no se les pide respetar el estilo original del autor? Seguí buscando en Internet y me topé con el blog del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, en donde ese mismo traductor había participado en una discusión. Me bastó leer su comentario para entender cuál es su filosofía a la hora de traducir. Lo cito y les juro que uso sus palabras textuales: "Yo sí soy de Bilbao, y, por tanto, cuando pongo en boca palabras a personajes de autores norteamericanos e ingleses, les pongo las palabras que se me salen de los cojones."
La jerarquía de fidelidades establecida por cada traductor es su filosofía a la hora de trabajar. Hay quienes priorizan el significado literal de las palabras, su poder evocativo, o su música. Nunca se me ocurrió que habría quien priorizara sus cojones. ¡Qué poco respeto al autor! ¡Qué poco amor a la verdad! Es una lástima que ese señor sea traductor. Pero, con esa filosofía, menos mal que no fue cirujano, por ejemplo. O político. Aunque, pensándolo bien, siempre sobran políticos fieles a ese estilo. Uno los elige por lo que prometen. Y después hacen lo que se les antoja. Quizá las editoriales y, sobre todo, las naciones, deberían tener mecanismos de supervisión para evitar que pasen esas cosas. En democracia eso se llama separación de poderes y acceso a la información pública. Lectores y ciudadanos haríamos bien si empezamos a exigirlos.
martes, 12 de junio de 2012
Nueva edición argentina de texto clásico de Tzvetan Todorov
Waldhuter Editores anuncia la aparición de Los géneros del discurso, de Tzvetan Todorov, en una nueva traducción de Víctor Goldstein
Esta edición argentina vuelve a poner a disposición de los lectores de nuestro país uno de los libros más importantes de Tzevan Todorov. ante la divulgada opinión acerca de la inexistencia de los géneros literarios, en estas páginas todorov reordena y ajusta el a veces innominado corpus de la literatura.
La literatura ha desaparecido, incluso en sus recientes avatares: lenguaje o función poéticas. En cambio, vuelven los géneros, que sin embargo se creían bien enterrados (aunque esta resurrección también es una transformación). Ocurre que los géneros, que dependen de las propiedades esenciales del discurso, trascienden incluso la separación histórica y cultural entre lo que dice ser literatura y lo que no lo es.
Por lo tanto, sin remordimientos nos deslizamos de textos consagrados —los de Stendhal y Constant, de Baudelaire y Rimbaud, de Dostoievski y Novalis, de Poe, James y Conrad— a las adivinanzas, los hechizos, los chistes y los juegos de palabras. Así como recorremos con el mismo impulso la explicación minuciosa de los textos y la formulación de los problemas teóricos (a lo cual remiten aquí palabras como alteridad e interioridad, representación y presentación, simbolismo y figuración, génesis y estructura).
Después de la historia (Teorías del símbolo) y de la teoría (Symbolisme et Interprétation), Los géneros del discurso es el libro de la práctica, pero, como todos saben, la práctica transforma la teoría y hace la historia.
Tzvetan Todorov, nació en Sofía, Bulgaria en 1939. Estudió filología eslava en su ciudad natal y emigró a París en 1963, donde aprendió de grandes filólogos como Roland Barthes y Gérard Genette. Participó del círculo de estructuralistas franceses agrupados a la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris a mediados de 1960 y se doctoró en 1966. Si bien comenzó como representante del estructuralismo, se orientó progresivamente hacia el análisis cultural y la historia de las ideas. Es autor de numerosas obras sobre literatura, ciencias sociales y coeditor de la revista Poétique.
Esta edición argentina vuelve a poner a disposición de los lectores de nuestro país uno de los libros más importantes de Tzevan Todorov. ante la divulgada opinión acerca de la inexistencia de los géneros literarios, en estas páginas todorov reordena y ajusta el a veces innominado corpus de la literatura.
La literatura ha desaparecido, incluso en sus recientes avatares: lenguaje o función poéticas. En cambio, vuelven los géneros, que sin embargo se creían bien enterrados (aunque esta resurrección también es una transformación). Ocurre que los géneros, que dependen de las propiedades esenciales del discurso, trascienden incluso la separación histórica y cultural entre lo que dice ser literatura y lo que no lo es.
Por lo tanto, sin remordimientos nos deslizamos de textos consagrados —los de Stendhal y Constant, de Baudelaire y Rimbaud, de Dostoievski y Novalis, de Poe, James y Conrad— a las adivinanzas, los hechizos, los chistes y los juegos de palabras. Así como recorremos con el mismo impulso la explicación minuciosa de los textos y la formulación de los problemas teóricos (a lo cual remiten aquí palabras como alteridad e interioridad, representación y presentación, simbolismo y figuración, génesis y estructura).
Después de la historia (Teorías del símbolo) y de la teoría (Symbolisme et Interprétation), Los géneros del discurso es el libro de la práctica, pero, como todos saben, la práctica transforma la teoría y hace la historia.
Tzvetan Todorov, nació en Sofía, Bulgaria en 1939. Estudió filología eslava en su ciudad natal y emigró a París en 1963, donde aprendió de grandes filólogos como Roland Barthes y Gérard Genette. Participó del círculo de estructuralistas franceses agrupados a la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris a mediados de 1960 y se doctoró en 1966. Si bien comenzó como representante del estructuralismo, se orientó progresivamente hacia el análisis cultural y la historia de las ideas. Es autor de numerosas obras sobre literatura, ciencias sociales y coeditor de la revista Poétique.
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Víctor Goldstein
lunes, 11 de junio de 2012
La Fundéu supera su propia incompetencia
Imbatible en su estupidez y orgullosos, con el correspondiente cucurucho de helado en la frente, los cosos de la Fundèu (Fundación del Español Urgente) vuelven a la carga. Véase acá el instructivo para débiles mentales que sirve para pronunciar ¿fonológicamente? el nombre de los jugadores de la selección española de fútbol durante la Eurocopa. Pobres Xavi e Iniesta. No tiene desperdicio.
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