lunes, 8 de septiembre de 2025

Jan de Jager y dos "relámpagos" inéditos

Escritor y traductor políglota, Jan de Jager ha publicado, entre muchos otros libros, varios volúmenes de Relámpagos, libros en los que alternan, bajo la forma de textos breves, alternan la prosa, la poesía y la reflexión, en versiones originales y traducidas de varios idiomas. A continuación, dos textos inéditos sobre diversos aspectos problemáticos o paradójicos de la traducción.

Parole, parole, parole

Y el monje le dijo al rey: “Trööd milyam erpa, kanítsiwam toh!”

El primer traductor (siglo XVII) tradujo en principio “¡Pamplinas!”, pero como se trataba de una edición bilingüe, sospecho que el traductor entendió que para el lector atento. al comparar ambas versiones, el texto luciría rengo: tres sílabas en lugar de diez, así que puso: “¡Pamplinas! ¡Sandeces! ¡Barrabasadas!”

El segundo traductor (fines del siglo XVIII) traduce, casi literalmente:“Tus palabras faltan ridículamente a la verdad”

Sin embargo, este traductor no advirtió que la palabra “verdad”: “toh” no alude a cualquier verdad cotidiana, sino a la verdad revelada e incuestionable de las escrituras. Además, el tuteo y la expresión “ridículamente” constituyen una transgresión de la etiqueta y el protocolo: falta el debido respeto de un mero monje hacia su soberano.

Otro (sin fecha) tradujo, intensificando los errores señalados en la versión anterior: “¡Payaso blasfemo! ¡Por tus falsedades mereces morir en la hoguera!”

Pilar Urrutia, la siguiente traductora, supo reconocer en cambio que el texto original era en realidad una cita del “Bael Dup” (fácilmente identificable para cualquier lector de aquel tiempo y lugar) y que en ese contexto tales palabras, pronunciadas irónicamente, significaban todo lo contrario de su sentido literal. Descubrió además, claro que con herramientas informáticas de fines del siglo XX, que lo que el monje dijo, constituía a su vez una traducción de un pasaje del Daode Jing, y entonces tradujo: “Los que saben no hablan, Los que hablan no saben.”

Versión muy lejana de la primera.

Y aún más lejana resultó la reciente traducción humorística cometida por el grupo OuTransPo. Ellos ponen: “Parole, parole, parole…”



Found in translation

Nam Dum, el filósofo poeta del Amazonas –ya dijimos que se lo conoce como “el Homero khartu”, podríamos agregar que merece ser llamado también “el Aristóteles khartu”– formula una descripción o definición perfecta y acabada del cosmos. Todo queda claro y aclarado.

El único problema es que ciertos pasajes resultan intraducibles a cualquier otra lengua o notación. Antropólogos, filólogos, filósofos y misioneros que conocen la lengua khartu, desesperan, rabian de impotencia al no poder transmitir sino imperfectamente las explicaciones de Nam Dum.

“A mí en cambio me parece todo muy atinado” declara el Aristóteles khartu. “Estos intentos de traducción son muy correctos: introducen el caos y la falsedad. No hay cosmos sin caos, no hay verdad sin mentira. Ustedes completan mis tesis.” (o por lo menos así se entiende la traducción de las declaraciones de Nam Dum).

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