martes, 9 de noviembre de 2021

Nuevo libro del investigador Gustavo Sorá

 

Gustavo Sorá, nos hizo llegar la siguiente información:

Estimadxs amigos y colegas

Tengo el placer de invitarlos a la presentación de mi último libro, A History of Book Publishing in Contemporary Latin America (Routledge Studies in Global Latin America).

Será el viernes 19 de noviembre (16h30 Paris; 3;30 PM UK; 12:30 Argentina) y será transmitida por el canal de YouTube del Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba.

Participarán Peter Burke (University of Cambridge), Gisèlle Sapiro (École des Hautes Études en Sciences Sociales), Afrânio Garcia (École des Hautes Études en Sciences Sociales) y Jean-Yves Mollier (Université de Saclay – Versailles; Saint-Quentin en Yvelines).


ÍNDICE

Part 1: Argentina

1. The book and publishing in Argentina. Books for everyone and the Hispanic American model
2. Translating the nation. Gregorio Weinberg and the rationalism of Argentinean past

Part 2: Mexico

3. Latin America as a civilizing meridian. Fondo de Cultura Económica and the Tierra Firme series
4. Publishing and politics. Cold War in Latin American culture in the sixties

Part 3: Brazil

5. Genesis of the national publishing market: a miracle?
6. The house and the enterprise. José Olympio and the evolution of publishing in Brazil

Part 4. Transnational Perspectives

7. The world as a fair. Publishing in(ter)dependencies at the Frankfurt Fair
8. The translation of social and human sciences books between France and Argentina as an unequal Exchange


Para mayor información: www.routledge.com/9780367509897

lunes, 8 de noviembre de 2021

Si el panhispanismo es cierto, que se reparta la plata que genera el castellano en libros, cursos y certificados que facturan la RAE y el Cervantes

El pasado 4 de noviembre, sin firma, apareció en El País, de Madrid, la siguiente nota sobre las supuestas nuevas políticas de la Real Academia Española y el Instituto Cervantes. Según la bajada, que no se la creen ni Gaby, ni Fofó, ni Miliki (y mucho menos Milikito), “la acción cultural de la RAE y del Instituto Cervantes abandonaron hace años cualquier pretensión prescriptiva o normativa en Iberoamérica

Panhispanismo sin ínfulas

Las políticas de la hispanidad pasaron a mejor vida hace ya muchos años y dieron paso a la panhispanidad como espacio cultural y lingüístico, más acorde con los valores de una sociedad democrática sin nostalgias imperiales ni prepotencia normativa. Las viejas tentaciones de Madrid de actuar como metrópolis han ido desapareciendo, pero a veces rebrotan en forma de instrumentalización de uno de los ingredientes cruciales del panhispanismo. La lengua lo es y las lenguas son siempre materiales ultrasensibles porque apelan a emociones primarias y se prestan a satisfacer las pasiones tristes nacionalistas. Es una golosina en manos de partidos políticos con sesgos populistas, y la han usado hasta la exasperación formaciones de todo signo, en España y fuera de España. La reciente creación de la Oficina del Español por la Comunidad de Madrid ha suscitado recelos entre otras capitales promotoras de la lengua común, pero también a la vista del solapamiento de una minúscula oficina pública de escasa dotación con las funciones que desempeñan, a otra escala y desde hace años, dos instituciones de gran potencia y efectividad.

Impulsar en y desde Madrid el uso del español parece una redundancia un tanto insólita, mientras que la función difusora y coordinadora de las academias de la lengua de Iberoamérica y la propia RAE desde España se complementan con el papel del Instituto Cervantes. En el segundo, además, el objetivo no es solo la difusión de la lengua y la cultura españolas, sino también del resto de las lenguas que habla la sociedad en los distintos territorios. La RAE se ha desprendido de la vocación prescriptiva sobre el uso del español para aprender a conocer y reflejar sus múltiples usos en cuantos lugares se hable. De ahí nació el Diccionario panhispánico de dudas, hace más de 15 años, fruto de la coordinación activa de 23 academias de la lengua, entre ellas la española.

Ante la asamblea de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas en Madrid, 20 años después de la última vez, en 2002, es oportuno acentuar la despolitización de la lengua para asumirla como prodigiosa maquinaria de creación. El fomento de la divulgación, el intercambio y el conocimiento del patrimonio cultural español sigue siendo la función principal del Cervantes, aunque lejos todavía de las cifras de inversión de otros Estados. Hasta ahora su acción ha quedado restringida a los países de habla no hispana. Quizá un próximo paso pueda ser coordinar los actuales centros existentes de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo en Buenos Aires, Santiago de Chile o Ciudad de México con la política cultural que lidera esta institución. Esos nuevos centros de cultura panhispánica podrían generar vínculos en su sentido más amplio (artístico, musical, cinematográfico, literario) y favorecer una intensa circulación de ideas e imágenes, letras y música para nutrir la imaginación en marcha del futuro.

viernes, 5 de noviembre de 2021

El reseñista que se olvidó del nombre del traductor

Criticismo es una revista española-mexicana que se dedica, justamente, a la crítica tanto de la literatura como del cine. En su número 39, correspondiente a julio-septiembre de 2021, incluye una reseña de Mario Salvatierra a La traducción y la letra o el albergue de lo lejano, un volumen del traductor y teórico de la traducción francés Antoine Berman, que reúne las lecciones del primer de los seminarios que Berman dictó en el Colegio Internacional de Filosofía en el invierno de 1984. El libro fue publicado por Dedalus Editores, en Buenos Aires, en 2014. Curiosamente, el comentario sobre este libro de un traductor no incluye el nombre del traductor que lo tradujo, que fue Ignacio Rodríguez.

 Una reseña tardía de un libro de Antoine Berman


Pensar en torno a la traducción convoca de manera invariable palabras como fidelidad, traición, libertad, equivalencia y suele despertar discusiones sobre el buen y el mal traducir e incluso sobre la posibilidad misma del acto traslaticio. Parece que, en cuanto al ámbito de la interpretación y los textos especializados, la viabilidad del traducir se acepta en términos generales; pero las objeciones se multiplican en la medida que trasponemos el umbral de los textos literarios. Para muchos, la traducción de poesía es francamente una tarea imposible, aunque haya una aplastante evidencia a lo largo de los siglos para demostrar lo contrario. Si el intérprete, el perito traductor o quien se dedica a pasar manuales técnicos de una lengua a otra gozan de cierto prestigio o son apenas importunados, el traductor literario recibe, honrosas excepciones, los más hirientes insultos que lo equiparan al mentiroso y al traidor. Pese a todo, estos vilipendios no han evitado que continúe su labor y que reflexione sobre la naturaleza y práctica de su oficio.

En Occidente, la discusión moderna sobre la traducción inicia en el siglo XIX en Alemania. Los románticos alemanes asentaron profusamente sus ideas sobre la intensa empresa de traducción que acompañó el desarrollo de su literatura y cultura nacionales. Esta experiencia está condensada en la conferencia Sobre los distintos métodos del traducir de Friedrich Schleiermacher, quizá la formulación más radical de la época y la que más repercusión ha tenido fuera de sus fronteras. Un siglo más tarde, Walter Benjamin retoma y expande de manera crítica el pensamiento romántico en “La tarea del traductor”, cuya influencia recién comienza a percibirse. Sin negar los méritos y hallazgos que puedan tener los numerosos volúmenes que la lingüística y los Estudios de Traducción han dedicado al tema, en la segunda mitad del siglo pasado dos obras sobresalen por su coherencia y meticulosidad: la primera es Después de Babel de George Steiner; la otra, menos conocida, pero equiparable en ambición y valor, corresponde a Antoine Berman.

Traductor de Roberto Arlt, Augusto Roa Bastos y Ricardo Piglia al francés, Antoine Berman (1942-1991) dejó tras de sí una obra importante y sistemática, aunque reducida y dispersa. En vida, vio publicado únicamente su libro La prueba de lo ajeno (1984), un comprehensivo estudio sobre la práctica de la traducción en la Alemania romántica, y una serie de artículos recogidos en el volumen colectivo Les tours de Babel (1985). La muerte lo encontró trabajando en las correcciones finales de su segundo libro: Pour une critique des traductions: John Donne, que apareció de manera póstuma en 1995. En 2008, Isabella Berman, su viuda, editó y dio a la imprenta La era de la traducción, un minucioso comentario a “La tarea del traductor” de Walter Benjamin, y en 2012 Jacques Amyot, traducteur français. Este conjunto de obras lleva a cabo el programa trazado por Berman para establecer los cimientos de un nuevo pensar en torno a la traducción, alejado de las pretensiones científicas de la lingüística, las inconsistencias de la crítica impresionista y las prescripciones de los manuales.

En La traducción y la letra o el albergue de lo lejano se reúnen las lecciones del primer de los seminarios que Berman dictó en el Colegio Internacional de Filosofía en el invierno de 1984. Estas disertaciones se encaminan a reivindicar la traducción literal (que no “palabra por palabra”) sobre la que, ante todo, busca conservar el sentido en aras de la transmisión exacta de la información de la obra literaria. La primera parte del seminario hace una crítica a la teoría de la traducción canónica, modelo hegemónico cuyo origen se remonta al anexionismo romano de la literatura griega clásica, se afirma con la Vulgata y los comentarios de San Jerónimo y se institucionaliza en el clasicismo francés. Esta manera de concebir y practicar la traducción, dominante en Occidente, se caracteriza por ser etnocéntrica, hipertextual y platónica, es decir, que, al verter un texto al idioma propio, privilegia el sentido sobre las particularidades formales, se ciñe a la normatividad de la lengua y la escritura cultas y, en tanto imitación, se permite “embellecer” y “perfeccionar” el original. Para contrarrestar esta violencia que sistemáticamente destruye el “cuerpo” de la obra para conservar su “espíritu”, Berman propone un traducir que, guiado por una intención ética, poética y reflexiva, dirija su atención al “juego de los significantes” y abra la lengua propia a lo extranjero. En el albergue de la traducción, el Otro encuentra cobijo, no sepultura.

La segunda parte del seminario está dedicada al estudio de tres traductores que orientan su acto traductor hacia la literalidad, resistiéndose a la normativa canónica. Berman analiza las traducciones de Antígona y Edipo rey hechas por Hölderlin, el Paraíso perdido de Chateaubriand y la polémica Eneida de Pierre Klossowski, examina los fundamentos que las rigen e identifica los recursos que cada uno de ellos emplea en su trabajo sobre la letra. Hölderlin, por ejemplo, devuelve a las obras de Sófocles su expresividad acentuando lo que en ellas está latente mediante el retorno a las etimologías de las palabras, los arcaísmos y giros suabos, la sustitución de los nombres de los dioses del panteón griego por sus epítetos, entre otras operaciones. Klossowski, por su parte, introduce la textura virgiliana por los resquicios de la lengua francesa e imita la lógica de su decir épico, sin calcar el orden factual de la sintaxis y la distribución de las figuras retóricas. Además de su adscripción a la literalidad, estos tres traductores emprenden un profundo ejercicio crítico sobre el lenguaje, la literatura y la traducción. En este último ámbito, Hölderlin y Chateaubriand se oponen a la tradición de las bellas infieles que extirpa cualquier rasgo de extranjería y otredad de los textos originales; mientras que Klossowski cuestiona el secuestro de las obras clásicas por parte de la filología y los especialistas de las lenguas que en nombre de la exactitud exhiben el cadáver de la letra en ediciones académicas ilegibles.

Berman no formula una teoría, propone una ética de la traducción sumamente vigente y necesaria para los tiempos que corren, pues su objetivo primordial es el reconocimiento de la otredad que se manifiesta concretamente en la sustancia textual. Tampoco sugiere un método porque, de la misma manera en la que la lectura de un manual de versificación, el decálogo del buen cuentista o un libro de narratología dudosamente valdrían de algo para escribir Primero sueño, El llano en llamas o La canción de las mulas muertas, en materia de traducción literaria, las recetas también destruyen el complejo entramado que integra el tapiz de una obra. En cambio, Berman ofrece un instrumento analítico que hace visible cómo los efectos distorsionadores del traducir canónico mitigan las peculiaridades plásticas de una escritura y disuelven en un lenguaje de prestigio (ya sea la variante neutra o culta de una lengua) o diluyen en la poética personal del traductor (y esto es muy frecuente entre los escritores-traductores) la diversidad de voces y registros que integran la expresión del original.

El desprestigio de la traducción literal y la actualidad de la traducción del sentido solo puede explicarse por las imposiciones de la industria y el mercado editorial que exigen tiempos de entrega estrechos y que imponen el empleo de un discurso legible para un público masivo con el fin de vender y vender pronto. La fidelidad a la letra no es traición al sentido, pues el significado de las grandes obras literarias no es unívoco ni está petrificado; por el contrario, es plural y danzante, no se agota en una interpretación. Así como la crítica no determina lo que significa un texto, sino que ofrece una experiencia de lectura y por lo tanto las interpretaciones son virtualmente interminables, la traducción de novelas y poemas magistrales no suprime las versiones anteriores ni clausura la posibilidad de otras nuevas. Paradójicamente, la fidelidad al sentido da como resultado “la transmisión inexacta de un contenido inesencial” (Benjamin); mientras que la fidelidad a la letra recupera la novedad de las obras porque permite vislumbrar el diálogo que los originales entablan con la tradición nativa y la extranjera.

Con La traducción y la letra o el albergue de lo lejano, Antoine Berman puso en marcha la elaboración de una nueva disciplina para el estudio de la traducción, cuya dimensión ética se funda en el reconocimiento del Otro. Lamentablemente, este proyecto quedó trunco y sin continuadores. Más allá de su repercusión académica, las lecciones de Berman podrían tener una influencia positiva en la práctica de la traducción entendida como ejercicio crítico y no mera comunicación de un mensaje. En la era de las migraciones masivas, del resurgimiento de los nacionalismos obtusos, de la mercantilización de las identidades, es necesario abogar por la hospitalidad lingüística en la traducción y crear un espacio cómodo para nuestros invitados.

jueves, 4 de noviembre de 2021

Los de la RAE quieren seguir facturando

Si uno lee quiénes acompañan a la RAE en la reunión sobre la que trata este artículo, resulta evidente que la institución existe, fundamentalmente, para hacer plata. La noticia se publicó en ABC Cultural, del diario homónimo madrileño, el pasado 3 de noviembre, con firma de Bruno Pardo Porto. Como siempre que este blog informa sobre la RAE, dan ganas de vomitar.

La RAE apuesta por la tecnología y los diccionarios (en plural)

Lo de la RAE, claro, es limpiar, fijar y dar esplendor. Y también hacer diccionarios (en plural). Lo dejó claro el director de la institución, Santiago Muñoz Machado, durante la reunión del patronato de la Fundación pro-RAE, presidida por el Rey y que contó con la presencia del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, dos presidentes autonómicos (La Rioja y Castilla y León) y representantes de diferentes empresas (Banco Santander, Endesa, Telefónica…), entre otros.

Durante el acto, que se celebró en el Palacio Real de El Pardo, nada menos, el académico presentó los proyectos estratégicos y los presupuestos para 2022, un año en el que la Docta Casa intentará crecer aún más en lo digital, como nos dice Europa y llevan años haciendo allí dentro. Para eso está el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA, como la princesa de Star Wars), del que sabremos más en los próximos meses, porque hasta ahora pocos detalles conocemos, más allá de que lo que quieren es enseñar a hablar bien a las máquinas (sic). En ese sentido, también, está la digitalización de la biblioteca de la RAE, con su colección de manuscritos e incunables, que podrá ver todo el que quiera desde cualquier parte. Y por supuesto están las palabras: las nuevas versiones del Diccionario de la Lengua Española (DLE), del Histórico (DHLE) y del Panhispánico del español jurídico (DPEJ).

El Diccionario Histórico es una de las grandes apuestas de la RAE para el futuro (no es broma). En 2021, esta obra, que pretende recoger la biografía de todas y cada una de las palabras de nuestra lengua, sumó mil cuatrocientos artículos, y en total acumula más de siete mil. La clave de este crecimiento está en Redacta, una red panhispánica de investigadores que colaboran para ampliar el glosario. En la actualidad trabajan en este proyecto diecinueve equipos, y se espera que esta cifra se incremente hasta los trescientos en 2022. ¿El objetivo? Tener una versión definitiva del DHLE en un plazo de cinco años.

Nuevas palabras
El próximo 16 de noviembre la RAE celebrará una comisión interacadémica con sus homólogas hispanoamericanas (las 23 academias juntas forman la ASALE) para debatir la nueva actualización del DLE. Será la primera vez que lo hagan de forma online, porque la pandemia nos ha descubierto la comodidad de la pantalla para los asuntos trasatlánticos. El resultado se presentará en diciembre: llegarán entonces las nuevas palabras. Y por cierto: la RAE sigue trabajando en un editor que sirva como herramienta de redacción...

Tal vez el DPEJ sea uno de los productos predilectos de Muñoz Machado, que hace un tiempo afirmó que ahora es el momento de los diccionarios especializados, y en eso pone su empeño. En este caso, según cuentan desde la RAE, la idea es «crear una plataforma jurídica digital, a través de la vinculación de las voces contenidas en la edición en línea de la obra con las bases de datos de legislación y jurisprudencia de los países iberoamericanos» para «facilitar tanto a los operadores jurídicos como a la ciudadanía en general el acceso al corpus legal y doctrinal de las naciones».

De la digitalización de la biblioteca de la RAE se desveló algún que otro dato. Por ejemplo, que cada documento tendrá tres copias: en tiff para su conservación en alta calidad; en jpg y en pdf para su consulta. Todos los textos estarán procesados con software OCR para que se puedan hacer búsquedas rápidas.

Pero no todo es digital. La RAE no se olvida del papel y seguirá editando su Biblioteca Clásica, una colección ilustre que nació en 2011 y que en 2022 acogerá los siguientes títulos (con sus correspondientes y sesudos estudios): La Araucana, de Alonso de Ercilla; Claros varones de Castilla, de Fernando del Pulgar; Algunas obras y otros poemas, de Fernando de Herrera; Rimas humanas y otros versos, de Lope de Vega; Novelas amorosas y ejemplares, de María de Zayas; y por último, El conde Lucanor, de don Juan Manuel. La meta es resumir la tradición literaria española en ciento once volúmenes (a estas alturas llevan cuarenta y uno).

Hubo espacio, también, para hablar de la Escuela de Lexicografía Hispánica, que ofrecerá un máster actualizado, «abierto en sus perspectivas y adaptado a los intereses de la sociedad».

Pues eso: limpiar, fijar, dar esplendor y muchas otras cosas.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

"Cientos de escritores con menos opciones para que sus obras vean la luz"

De acuerdo con un cable de la agencia española EFE del día de ayer, “el gobierno de los Estados Unidos citó la ley antimonopolio para intentar impedir la fusión de Penguin Random House y Simon & Schuster” Así, el Departamento de Justicia presentó una demanda contra el sello editorial de libros más grande del mundo para evitar que se tenga una “enorme influencia” sobre lo que leen los estadounidenses. Como se recordará Penguin Random House es un conglomerado de sellos, de diversas lenguas, propiedad del grupo alemán Berstelman que, al menos en lo que se refiere a los mercados angloparlantes e hispanoparlantes, domina el mundo de la edición.

Penguin Random House y su desmesura atenta contra la bibliodiversidad del mundo

 

El Gobierno de Estados Unidos interpuso este martes una demanda civil antimonopolio para bloquear la propuesta de compra lanzada por el gigante editorial Penguin Random House para adquirir su rival Simon & Schuster. La demanda fue presentada por el Departamento de Justicia estadounidense ante un tribunal federal del Distrito de Columbia.

 

En su escrito judicial, el Ejecutivo alega que la adquisición permitiría a Penguin Random House, la mayor editorial del mundo, ejercer una influencia desmedida sobre los libros que se publican en EE.UU. y el estipendio que se paga a los escritores. El fiscal general de EEUU, Merrick Garland, afirmó en un comunicado que la demanda pretende garantizar una competencia justa en el sector y refleja el compromiso del departamento que dirige contra los monopolios.

 

“Los libros han dado forma a la vida pública estadounidense a través de la historia de nuestra nación y los autores son la savia de la publicación de libros en EE.UU., pero solo cinco editoriales controlan la industria editorial de EEUU”, dijo Garland.

 

Alertó de que si se permite a Penguin Random House adquirir uno de sus grandes competidores, la mayor editorial del mundo tendrá un control sin precedentes sobre el sector y los escritores estadounidenses y, además, los lectores pagarán el precio de una fusión que va en contra de la competencia.

 

En el escrito de la demanda, el Departamento de Justicia detalla que actualmente Penguin Random House y Simon & Schuster, la cuarta editorial de EEUU, compiten para comprar manuscritos de autores ofreciendo como adelanto grandes sumas de dinero y otros beneficios, así como contratos favorables para los escritores.


Sin embargo, en caso de que la fusión se produjera, se eliminaría esa competencia, con lo que los autores percibirían un menor estipendio, lo que desembocaría en menos libros en el mercado y menor variedad para los lectores, indica el Gobierno.

 

El Departamento de Justicia agrega que la compra de Simon & Schuster por 2.175 millones de dólares pondría a Penguin Random House en una situación en la que controlaría casi la mitad del mercado para adquirir los derechos de publicación de los libros que se cree que venderán más, dejando a cientos de escritores con menos opciones para que sus obras vean la luz.

 

La demanda, que cita documentos de Penguin Random House, sostiene que esta editorial ve el mercado estadounidense como un “oligopolio”, donde la fusión con Simon & Schuster “cementaría” su posición dominante en el sector.

martes, 2 de noviembre de 2021

"¿Por qué la literatura que conocemos es básicamente europea y norteamericana o –a lo sumo– latinoamericana y argentina?

El pasado 28 de octubre, Alma Rodríguez publicó en las páginas de cultura del diario Tiempo Argentino el siguiente artículo, donde reflexiona sobre los premios Nobel. En la bajada puede leerse: “Las elecciones de la Academia Sueca van más allá de los méritos de una obra. En ellas se mezclan decisiones políticas que marcan la supremacía de ciertos países para establecer cómo debe verse ‘el resto del mundo’ que no pertenece a los estados centrales. Sus distinciones y omisiones establecen la conformación del mapa literario”.

Qué es lo que de verdad premia el Nobel de Literatura

El premio Nobel de literatura es uno de los reconocimientos más importantes que entrega la Academia Sueca en el mundo de las letras. Es otorgado a los autores y autoras que sobresalen por su destacada trayectoria y la distinción consta de ocho millones de coronas suecas (aproximadamente un millón de euros). Se entrega desde 1901 hasta la fecha y fue recibido por figuras tales como Anatole France, Thomas Mann, Luigi Pirandello, Gabriela Mistral, William Faulkner. Camus, Sartre, Beckett, Octavio Paz, Toni Morrison, Saramago, Bob Dylan, entre otros.

El otorgamiento de este premio siempre abre la puerta a la posibilidad de pensar cómo se construye o se configura lo que se llama el “canon”, es decir aquello que pasa a ocupar el lugar del centro dentro de la conformación del mapa literario. A lo largo de los años y con cada entrega surgieron diferentes polémicas acerca de su merecimiento: el caso de Bob Dylan en 2016 fue un claro ejemplo de contienda porque, claro, Bob proviene del rock y para algunos eso no cuenta como literatura. También fue motivo de polémica el caso de los no premiados: Borges es el ejemplo más claro de merecimiento no reconocido. Entonces, ¿qué se premia cuando se premia?, ¿quién debe ser premiado y quién no?, ¿qué lugar ocupan la literatura de Occidente y de Oriente en relación a este reconocimiento?

La última edición de la entrega del Nobel de literatura deja planteadas algunas preguntas en este sentido. En principio, la que surge a partir del desconocimiento desde el mundo occidental de autores como Abdulrazak Gurnah (foto), escritor de origen tanzano y ganador de la última edición.

Abdulrazak Gurnah nació en Zanzíbar en 1948. Formado en la Universidad Bayero Kano de Nigeria, a principios de los 80 se trasladó a la Universidad de Kent para hacer su doctorado en lengua inglesa y continuar su labor académica allí. Sus novelas están escritas en inglés y sólo tres fueron traducidas al español: En la orilla, publicada en 2003 por el sello editorial Poliedro, Precario silencio (1998) y Paraíso (1997) ambas publicadas por El Aleph y actualmente descatalogadas.

En las historias de Gurnah aparecen las comunidades asiáticas asentadas en el África oriental desde el siglo XIX. Muchas de sus novelas transcurren en lo que fue la parte alemana oriental de África que comprende una parte actual de Tanzania. De hecho, su último libro titulado Afterlives habla acerca de la resistencia a la invasión británica de parte de los alemanes junto con las tropas conformadas por las comunidades asentadas originariamente allí.

Parecería ser que Gurnah no es muy conocido en su propio país y eso obliga a plantearse otra pregunta que tiene que ver con cómo se conciben las literaturas al momento de su catalogación (si por países, por continentes o por región) y por qué desconocemos la literatura del “otro lado del mundo”. En otras palabras, por qué la literatura que conocemos es básicamente europea y norteamericana o –a lo sumo– latinoamericana y argentina.

En el prólogo a su libro titulado Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación, Mary Louise Pratt dice: “Este libro trata de la posibilidad de debilitar el control del imperialismo sobre la imaginación y el conocimiento y de generar zonas despejadas para instalar mejores formas de vida y de conocimiento en el mundo.” Y luego agrega: “El estado actual del mundo no permite estar seguro del éxito de esta empresa. El pensamiento imperial sigue renovándose y mutando con gran capacidad de recuperación. Hoy los ojos imperiales se posan sobre los espacios `menos desarrollados´ y ven sitios propicios para instalar fábricas en el exterior; enormes extensiones de tierras donde imponer el cultivo de semillas genéticamente modificadas en plantaciones de monocultivo; basurales para amontonar desechos tóxicos.”

En este sentido, Mary Louis Pratt plantea algunas preguntas que dan origen al desarrollo de su investigación como, por ejemplo, ¿con qué códigos la literatura de viajes y exploración produjo –es decir, creó y modeló– “al resto del mundo” para los públicos lectores europeos en diferentes momentos del proceso expansionista de Europa? ¿Cómo ha producido las concepciones que Europa desarrolló y sigue desarrollando acerca de sí misma en relación con algo que llegó a ser posible llamar “resto del mundo”?

A pesar de los avances tecnológicos y la posibilidad de acceder a contenidos de manera impensable hasta hace unos años, es evidente que la literatura que consumimos de este lado del mundo está signada por el mundo occidental europeo y norteamericano: un síntoma claro de esto es lo difícil o imposible que resulta el acceso a los libros que conforman la obra literaria de autores como Gurnah. De hecho, debe haber quienes aún no se enteraron de que Tanzania es una república que, como tal, es muy reciente, que está ubicada en África, que resiste a reconocer el inglés como lengua oficial y que lucha por un estado independiente, autónomo y soberano con el suajili como lengua propia.

Gurnah se convierte así en el caso de quien necesita escribir en la lengua de Shakespeare, lengua imperial, para contar las historias de su tierra colonizada. Podría decirse que esos ojos de los que habla Mary Louis Pratt aún, y por largo tiempo, pertenecen y pertenecerán a Occidente.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Manguel en el Collège de France: las cosas ya no son lo que eran

El Collège de France fue fundado en 1530, con el objeto de enseñar el griego, el hebreo, el árabe y las matemáticas, disciplinas de las que no se ocupaba la Sorbonne. Considerado como una de las instituciones de enseñanza superior más prestigiosas de Francia y del mundo entero, se llamó Collège Royal, Collège des trois langues, Collège national y Collège impérial.

Toda esa prosapia hoy puede cuestionarse ya que el 30 de septiembre pasado, Alberto Manguel, quien fue obligado a renunciar a su cargo de director de la Biblioteca Nacional por motivos de salud y dos meses después daba conferencias pagas en cruceros por el Mediterráneo,  fue invitado, en el marco de la cátedra anual recientemente creada y de la cual es el primer beneficiario, para dar la lección inaugural de esa institución, lo que permite suponer algo así como una devaluación del pensamiento francés. 

El tema es “Europa, el mito como metáfora” y el título de la conferencia del charlista “argentino-canadiense” (así se presenta, a pesar de haber nacido en Buenos Aires, pasado su infancia en Israel y vuelto a la ciudad durante la adolescencia donde, según su propio testimonio incansablemente repetido y usufructuado, fue lector de Borges) es “L'invention de l'Europe par les langues et les cultures”. Especialista en refritos de textos ajenos, seguramente habrá sido convenientemente aplaudido. Oh là là !

Desde este modesto blog, les deseamos la mejor de las suertes a los franceses.