martes, 24 de diciembre de 2024

Una entrevista con Lil Sclavo, traductora uruguaya


LatidoBeat es una publicación virtual uruguaya. Allí escribe Sofía Durand Fernández que entrevistó a la traductora de la novela Taormina. En la bajada se lee: "Lil Sclavo, traductora de la novela escrita por Yves Ravey, conversa sobre lo que la cautivó para emprender la tarea".

Taormina: sobre los desafíos de traducir la tensión y los silencios

“Lil es difícil”, suele decir Francisco Álvez Francese, de editorial Forastera. Lil Sclavo recibía los originales que Álvez le mandaba desde París, pero ninguno parecía gustarle. “Podían tener valor literario, pero a mí no me movilizaban para traducirlo”, explica Sclavo.  

Para ella, el acto de traducir está profundamente relacionado con una pulsión de deseo. Algo del texto tiene que movilizarla. Así ocurrió con la traducción de Estupor y temblores (1999), de Amélie Nothomb: “A las 3 de la mañana me desperté y decidí trabajar con el libro. No pude parar, lo mandé en 20 días”, recuerda. 

Un sentimiento similar al que tuvo cuando decidió estudiar francés, cuando era muy pequeña y por “tozuda”, ya que proviene de una familia que esperaba que estudiara italiano. Empezó con el francés en el liceo, que por ese entonces era obligatorio. Luego en la Alianza Francesa, en Tacuarembó y después en Montevideo. Continuó en México con la especialización en Traducción Literaria, carrera que todavía no existía en Uruguay. Y cuando se abrió el posgrado de Traducción Literaria en la Udelar, Lil lo sabía: “Esta es la mía”.  

De pronto, un pequeño libro de un autor que todavía no había sido traducido al español, pareció cautivarla. Una pareja de clase alta al borde de la crisis decide irse de viaje a Sicilia. La tensión va aumentando de manera paulatina y las sombras de Melvill y Luisa, los protagonistas, van tomando un lugar mayor en la historia.  

Por su lado “masoquista y estoico”, a Lil la cautivaron los desafíos de traducir Taormina, de Yves Ravey. Sobre estos conversó con LatidoBEAT.  

Imagino que traducir no es simplemente transferir las palabras de un idioma al otro. 

Ese es el concepto que hay que dinamitar, el concepto de trasvasar. Yo no trasvaso nada, tengo que internalizar una obra, nunca empiezo a traducir una obra hasta que no me resuena dentro. Yo tengo que leer ese texto mil veces hasta que algo dice: “Este es el momento". No traducimos palabras solamente, traducimos sentidos, sonidos, discursos. Y traducimos silencios también. Hay muchas cosas en un texto para trasvasar, entonces no es que yo saco de este recipiente y pongo acá y queda todo igual. No, hay pérdidas y hay ganancias, porque las lenguas no se recortan de la misma manera. Entonces, de repente, yo siento que en francés es tan claro lo que está diciendo, pero no es igual de claro cuando lo voy a volcar al español, al castellano o al rioplatense. Entonces tengo que buscar la manera más parecida, respetando el sentido de la frase, porque no puedo cambiar el sentido, pero que provoque un efecto similar al que está buscando el autor en su propia lengua. Y Taormina es especialmente difícil, a pesar de que es chiquito, por muchas cosas. 

Muchas cosas no se transmiten con el diálogo, sino que a través de lo que le ocurre a Melvil y lo que él percibe de Luisa. ¿Esto no representó una dificultad para vos?  

Una gran dificultad que tiene esta novela es el estilo. Él usa el estilo indirecto libre, qué es eso que acabas de decir, cuando ves que el narrador se impregna del discurso de los personajes, entonces habla como ellos y el texto queda con interferencias, con hibridaciones, porque son discursos que provienen del personaje y lo invaden al narrador. Es muy difícil volcarlo al castellano sin caer en errores sintácticos, léxicos y semánticos, porque podés caer muy fácilmente. Fue muy curioso, porque después de leerla sentí esa primera dificultad. Y otra cosa muy difícil es el ambiente. Él crea un clima, la historia en sí es simple, lo importante es el ambiente que él va creando, que ya desde que aterrizan, desde que salen del aeropuerto, algo te empieza a decir “esto termina mal”, y ahí está, para mí, la genialidad del autor, él me fue metiendo en una película. El otro día, escuchando una entrevista que le hicieron en la radio, dijo que mientras la escribía sentía que iba sentado en el asiento de atrás, que él presenciaba todo eso. Entonces ese ambiente, ese clima envolvente que va desarrollando a lo largo de la novela, no es fácil, porque eso no lo decís solo con la palabra, tenés que manejar otra cosa como es la puntuación, por ejemplo. Hay un efecto deliberado que busca el autor de entrecortar la frase, está como sin aliento, a medida que el peligro se va acercando la situación se va volviendo más densa y el ritmo se entrecorta cada vez más. Y si bien el francés, en general, abusa de las comas y está bien, en castellano no son tan aceptadas, son problemas tremendos que tenemos siempre con los editores.  Este autor busca un efecto deliberado en marcar esa respiración jadeante. Están jadeando los personajes porque es ahí donde estoy transmitiendo el clima. Si el editor me saca esas comas, ya ese elemento lo pierdo. Por supuesto que no fue el caso acá, porque los editores son una maravilla y nos entendimos perfectamente, lo trabajamos juntos y estábamos totalmente de acuerdo. Se trabajó con total respeto y sintonía, eso es muy importante, no se da siempre. El narrador casi no adjetiva, no toma posturas, él muestra a través de un vidrio, lo cual vuelve todo mucho más impactante, porque no hay emoción. Nadie se emociona, a estos no los mueve nadie, ellos quieren pasar las buenas vacaciones. Y el personaje de ella, que por momentos intenta tener un poquitito de conciencia y quiere reparar en parte algo, no dura nada, son chispazos que le vienen, pero después ella quiere visitar, quiere sacarse la foto. Entonces son dos cretinos, pero el escritor no se pone en juez, él lo dice clarito en las entrevistas que no busca hacer una novela moral, no hace un juicio moral, que cada uno saque las conclusiones. Esas eran dificultades nada menores que presentaba esta novelita chiquita, pero interesante. 

¿Cómo llega a vos Taormina y por qué decidís aceptar traducirla?  

La pregunta del millón me estás haciendo, porque eso tiene que ver con la pulsión, con el deseo, y el deseo es tan difícil de explicar, es muy inconsciente. Yo recuerdo que Francisco me mandaba de París cantidad de originales y quedó como un chiste el "Lil es difícil", porque no me gustaba ninguno. Podrían tener valor literario, pero a mí no me movilizaban para traducirlo. Viene esta, muy chiquita, que yo no tenía ni idea. Había leído una única novela de Yves Ravey hace mucho tiempo porque no es un autor que esté traducido, es un autor totalmente desconocido acá. Y esa me movilizó, ¿por qué? Debe ser por ese lado masoquista y estoico que tenemos los traductores. Estoico porque es una labor muy ingrata, es agónica por momentos, peleás con las dificultades, además de que no es un trabajo muy bien remunerado en el mundo. Y si me preguntas qué fue, creo que todo esto que te acabo de decir, esas dificultades que aparecían, esos desafíos que dije: “Bueno, esto puede salir mal, pero si sale bien, qué bueno, porque son desafíos grandes”. En definitiva, el trabajo del traductor es eso, enfrentarse a desafíos y tomar decisiones permanentemente, que también es un tema muy complejo. Por eso es bueno después poder leerla con el editor o con alguien que te inspire mucha confianza. Yo soy neurótica obsesiva, entonces siempre pregunto cuándo es el momento de entregar el cuadro, cuándo es el momento de entregar la partitura, porque puede ser interminable y hay que saber parar. Por eso es bueno leerlo con otro, porque si no empezás a sobretraducir. Y Ravey no fue traducido en el Río de la Plata, eso también fue un desafío. Cuando tú introduces a un autor a un canon, corrés un riesgo muy grande, si la traducción falla, a ese autor nunca más lo editan en el Río de la Plata, queda como con un manto negro. Si la traducción pasa, puede ser que alguien más se interese y se vuelve a editar. Es muy importante, porque la introducción de un nuevo autor puede cambiar el canon, es alguien que no se conocía, si la presentación es mala, no voy a seguir comprando. Entonces la responsabilidad del traductor es muy grande cuando traduce por primera vez un autor, es muy delicado. 

Como lector, cuando uno se pone frente a un libro traducido también se enfrenta a un riesgo.  

La traducción siempre se consideró como una escritura menor, nunca se supo quién traducía. Aún hoy en día empiezo a hacer búsquedas de libros que han sido editados en español y figura la editorial, el año, pero no figura el nombre del traductor y le das 80 vueltas y no aparece. Aún sigue estando esa mala costumbre, ahora cada vez menos. Hemos logrado, después de siglos de batallar, que esa pluma fantasma tenga nombre y apellido, ciudadanía y a veces hasta sabemos que se dedica a otras cosas.  Mi deseo de empezar a traducir fue cuando leía Proust en francés. Yo leía Proust en francés y andaba como una enajenada por la calle, “¿esta persona lo habrá leído? ¿Sabrá quién es? Yo quisiera que lo leyera”. Entonces yo digo que es la más democrática de las profesiones. Pero es un tema, ¿qué es una buena y una mala traducción? Los criterios ahí son muy sutiles. Porque buena y mala sobre la base de qué. Ese es un problema que a veces podemos tener con los críticos. Si el crítico no maneja el idioma que yo estoy traduciendo, desconoce al autor que yo estoy traduciendo, desconoce el universo en el que se mueve la obra y lo vemos muchas veces: “Pésima traducción, mala traducción”. Bueno, habría que ver.

Además del idioma, también está la cultura. En el caso de Taormina, estamos hablando de un francés que escribe sobre un viaje a italia y tú lo traducís a un español rioplatense.  

Hay cosas que las tuvimos que adaptar. Por ejemplo, en un momento están en la estación de servicio, él está aburrido y empieza a buscar cosas de limpieza para limpiar el auto, nombra productos muy específicos que acá no existen, productos para limpiar el auto cuando los mosquitos o las moscas dejan marcas, que acá no existen. Para esas cosas no hay traducción, lo englobás como un detergente o un insecticida.  Lo de que traducimos no solo palabras, sino que también ambientes y silencios, es totalmente cierto y muy pocas veces los críticos literarios lo tienen en cuenta. No traducimos solamente discursos, traducimos culturas. Los discursos no salen de la nada, están enraizados en una cultura y acá vemos en esta pareja muy especial todos los berretines que tienen: él, que es un perdedor y un vago porque no ha hecho nunca nada, vive de ella; ella, que es una científica que trabaja en el centro más prestigioso de Francia con su padre. Ellos son muy de esos títulos, y las precisiones que hacen, el saco de lino, los mocasines, así es la cultura francesa, esos detalles para ellos son muy importantes. Creo que, además, acá hay una intención deliberada del autor de mostrar la estrechez mental de esta gente, de hacer alarde de todas esas cosas cuando faltan otras. Pero hay que tener mucho cuidado con eso, tengo que estar recreando un texto. Eso se pone mucho más de manifiesto cuando me toca traducir teatro, que a mí me encanta, pero tenés que adaptar y recrear porque no podés y es imposible, si traducís tal cual una obra escrita en Francia y la traes a Río de la Plata, va a haber muchas cosas que las vas a tener que cambiar porque si no la cultura no lo entiende. 

El español, además, tiene muchas variaciones según el lugar. Está el español de España, pero en Sudamérica hay muchas variedades del idioma. ¿Cómo englobás todas esas formas para que el entendimiento sea general?  

Bueno, yo te cambio la pregunta: ¿Cómo leíste a los rusos traducidos por España? Horrible, porque venían por el lado del francés, ahí hay doble traducción. Los traductores agarraban las hojas que estaban traducidas del ruso al francés, muchas manos en un plato hacen mucho garabato. Grave error de los editores, que nunca ponen “esta obra ha sido retraducida de tal idioma”. Ahora sí lo hacen un poco más, antes no. Nosotros aprendimos a leer traducciones venidas, la gran mayoría, de España y nos bancamos “gilipollas”, nos bancamos los “rollos”, nos bancamos las “aceras”. Nos bancamos todo y entendíamos. Entonces, España tiene una posición de que la lengua la inventaron ellos y es la única válida, pero resulta que el 90% de los que hablan español son hispanos, los hispanohablantes son muchos más que los españoles. Además, ¿cuál es la lengua española? ¿La vasca, la de Valencia, la catalana? Ellos mismos tienen una infinidad de lenguas. Es todo un tema y por eso nosotros no podemos entrar al mercado español. La distribución de nuestros libros del Río de la Plata en España es mínima comparado con la avalancha de libros que vienen de España y que nosotros leemos. 

En el proceso de traducción de Taormina, pudiste hablar con los editores. ¿También tuviste la oportunidad de hablar con el autor?  

No, nunca hablé con él. Son muy pocas las veces que tenés contacto con los autores. A veces hay autores que acceden. 

¿Cuánto tiempo te tomó traducir Taormina

Taormina me llevó unos tres o cuatro meses, más o menos, pero también estaba con otra en la vuelta. Con la traducción pasa lo mismo que le pasa a cualquier creador, no es que te levantás, bajaron las musas y estás inspirado. Hay días en los que te levantás y empezás: “¿Cómo digo esto? ¿Cómo no lo digo? Con los años aprendí que ahí se apaga, afuera y a otra cosa, mente en blanco. Me dedico a otra cosa y cuando me vuelvo a sentar fluye. De repente estas durante días con una palabra que es clave, que es icónica, no es una palabra cualquiera porque las palabras se pueden traducir, pero en toda traducción y en todo texto, hay zonas muy icónicas, muy marcadas, que no se pueden perder, que hay que rescatarlas. A veces encontrar esa palabra exacta, o ese giro más que la palabra, el giro que tenés que dar para decir lo mismo y que suene como un juego de palabras te puede llegar de repente, te despertás de madrugada y te salió.  


lunes, 23 de diciembre de 2024

Los resultados de la exitosa economía de Milei y el lamento de los mercaderes

El 20 de diciembre, Daniel Gigena publicó la siguiente nota en el diario La Nación, de Buenos Aires, a propósito de la caída de producción y ventas de los libros argentinos. En su bajada se lee: "La mayoría de las editoriales registró un descenso en las ventas respecto de 2023; en muchos casos, también se redujo la cantidad de novedades".

2024: otro año con precios altos y caídas en las ventas y la producción de libros

De los grandes grupos a los sellos independientes, la mayoría de las editoriales consultadas por La Nación comunicó una caída interanual en las ventas de ejemplares, que fue de un 10% y un 13% (como detallaron el Grupo Planeta y Penguin Random House, respectivamente) a un 40%. Según el informe de la Cámara Argentina del Libro (CAL) del año pasado, las ventas habían caído un 5% respecto de 2022; si bien el de este año se conocerá en los primeros meses de 2025, se estima que la caída en las ventas llegará al 22%.

Excepto los grandes grupos y algunos sellos medianos, se publicaron menos novedades que en 2023 y, en todos los casos, en tiradas más pequeñas. Una “apuesta” editorial de hoy se mide en tres mil, cinco mil o, en casos excepcionales, diez mil ejemplares cuando en la Argentina hubo primeras tiradas de hasta 50.000 ejemplares. Gracias a la permanente crisis económica y los cambios de hábitos en materia cultural, se impuso la prudencia. En 2023, la caída de la producción había sido del 24% según la CAL.

“El mercado cayó, pero la editorial lo hizo apenas -observa la directora editorial de Planeta Argentina, Adriana Fernández-. En ese sentido, el resultado es bueno, mucho más valioso desde el punto de vista del trabajo estratégico. Las grandes apuestas y los grandes nombres no defraudaron”.

El presidente de la CAL, Juan Manuel Pampín, confirma que hubo menos novedades en 2024. “Al ser un año complejo, publicamos menos cosas -dice-. Todos trabajamos fuerte sobre los fondos editoriales; las pymes no podemos tener hits masivos todos los meses, como los grandes grupos”.

“Fue un año horrible”, resumió el editor Pablo Gabo Moreno, de Caleta Olivia, que solo publicó diez títulos (contra dieciséis de 2023), en tiradas de mil ejemplares. El Cuenco de Plata también informó una caída del 40% en ventas; de veinte libros publicados en 2023, este año solo pudo sacar la mitad. Siglo XXI había sacado 56 libros en 2023; este año, publicó 44. Y la editorial Edhasa redujo en un 30% sus novedades; en cambio, la importadora Riverside subió en un 15% la cantidad de títulos.

Eterna Cadencia lanzó la misma cantidad de títulos que en 2023, al igual que Adriana Hidalgo (que celebró su 25° aniversario y los quince años de Pípala); Ampersand, que registró una caída en las ventas del 10%, sacó once títulos (contra tres del año pasado). El sello Cactus, de filosofía y ciencias sociales, publicó diez libros a lo largo del año, uno más que en 2023. Tinta Limón editó un libro más que el año pasado, aunque hizo más coediciones y, en algunos títulos, redujo las tiradas.

“Este año publicamos menos de lo que teníamos planeado y algunos de los libros que sacamos fueron reimpresiones con nuevas cubiertas de títulos anteriores, como El lugar donde mueren los pájaros, de Tomás Downey, y La portadora del cielo, de Riikka Pelo. Fueron seis novedades finalmente. Y retrasamos por varios motivos, entre ellos la baja en las ventas, el lanzamiento de una nueva colección”, informaron desde Fiordo.
Bajaron las ventas y subieron los precios

“Las ventas bajaron alrededor de un 20% -dice a LA NACION Constanza Brunet, de Marea-. Fue un año difícil, donde tuvieron más relevancia los encuentros presenciales, ferias y presentaciones. La venta en librerías, que es nuestro principal canal, se vio bastante afectada”. No obstante, a pesar de la crisis, en el sello de no ficción y periodismo se publicaron más novedades que en 2023. “Gracias a la cantidad y calidad de las propuestas la baja en las ventas no fue tan pronunciada como lo fue en general en el sector”, dice la editora.

A la vez, los precios de los libros tuvieron un aumento interanual estimado del 120%, según informaron desde la cadena de librerías Cúspide a este diario. El dueño de la librería Hernández, Ecequiel Leder Kremer, al igual que otros de sus colegas, señaló que, en promedio, los precios habían aumentado casi un 200% respecto de 2023. “Hubo editoriales que aumentaron menos y otras, más; los editores no aumentan de forma uniforme, pero si tiene que reimprimir un libro actualizan los costos de producción”, dice a LA NACION Leder Kremer.

Editores de sellos independientes, al ser consultados, dijeron que habían aumentado los precios por debajo de la inflación; muchos de sus títulos se comercializan a menos de $ 20.000.

Para impulsar las ventas de fin de año, varias editoriales lanzaron campañas con precios promocionales en librerías y en sus propias tiendas virtuales. Con el lema“Sube la temperatura, bajan los precios”, el Grupo Planeta ofrece hasta el 13 de enero precios más bajos ($ 25.900 y $ 29.000) en novedades de Viviana Rivero, Collen Hoover, Camila Sosa Villada, Hugo Alconada Mon, Haruki Murakami y Ceferino Reato, entre otros autores.

Penguin Random House dispuso una selección de títulos a menos de $ 25.000 con todas las novelas de la Nobel de Literatura, Han Kang, y títulos de Gabriela Cabezón Cámara, Joan Didion, Gabriel García Márquez, Selva Almada, Sándor Marai y María Elena Walsh, entre otros. “Sabemos que un libro es un regalo para siempre, el valor simbólico de regalar libros no tiene nada que ver con el de cualquier otro objeto -dice Valeria Fernández Naya, directora de Marketing y Comunicación de PRH-. Hicimos una selección de grandes títulos, de autores de primera línea para que nadie se quede con las ganas de leer o regalar”.

La editorial Mansalva preparó diferentes “packs” con tres libros de distintos autores o un mismo autor (como César Aira) con precios que van de los $ 55.000 a los $ 75.000. Cactus también armó “combos navideños” de tres títulos, entre $ 37.000 y $ 46.100, al igual que Caja Negra (de $ 60.000 a $ 71.000). Libros para chicos y adultos de Sudestada tienen descuentos del 14% al 22% en el precio de tapa; Prometeo, del 20%. Galerna presenta combos de autores contemporáneos y clásicos, fútbol, tecnología y filosofía de $ 26.000 a $ 64.000. Fondo de Cultura Económica “remata” libros para adultos y chicos a $ 7900, de autores como Sara Gallardo, Beatriz Guido, Mariana Ruiz Johnson, Isol y Pablo Bernasconi. Y Vinilo, una “caja de fin de año” con un libro a elección del catálogo, una bolsa de tela, una garrapiñada de almendras y una sidra para el brindis ($ 45.000). La bella editorial Miluno también bajó los precios para las Fiestas. Hojas del Sur oferta un “combo batalla cultural” con cuatro libros a $ 40.000 (se incluye la biografía de Milei escrita por Marcelo Duclos y Nicolás Márquez). En las páginas web de muchas editoriales se ofrece un 10% de descuento en la compra y envío gratis.

Por último, la cadena de librerías del Grupo Ilhsa, Yenny-El Ateneo, difundió la lista de los diez libros más vendidos del año. Encabeza el ranking La felicidad, de Gabriel Rolón, seguido por En agosto nos vemos, del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez; Zenzorialmente, de Estanislao Bachrach; Destroza este diario, de Keri Smith; Este dolor no es mío, de Mark Wolynn; La Casa Neville 2. No quieras nada vil, de Florencia Bonelli; Hábitos atómicos, de James Clear; Un lugar soleado para gente sombría, de Mariana Enriquez; Cora, de Jorge Fernández Díaz, y El monje que vendió su Ferrari, de Robin S. Sharma.




viernes, 20 de diciembre de 2024

Más sobre la presente versión de la Furia del Libro


Nuevamente el diario chileno La Tercera, de Chile, se ocupa de La Furia del Libro, que, actualmente, se desarrolla en las instalaciones del GAM, en Santiago de Chile. En este caso, lo hace a través de una nota de Pablo Retamal L, publicada el pasado 18 de diciembre, donde habla Simón Ergas, el director del evento.

Cómo viene la Furia del Libro 2024: la traducción literaria como eje

Este fin de semana, vuelve un clásico del mundo editorial chileno, La Furia del Libro. Y su director, el escritor y editor Simón Ergas, suena entusiasta y optimista al teléfono con Culto. Como todos los años, la Furia tiene un punto de vista particular, esta vez, estará orientada hacia la industria de las traducciones.

“En términos de programaciones este año, organizamos un pequeño seminario sobre el oficio de la traducción. La Furia como festival literario junta harto público con lecturas y presentaciones, y quisimos armar esto pensando en los colegas en la industria, en los autores, editores, autores que les puede interesar el tema”.

La jornada se llamará Traducción literaria y edición independiente, que incluye un ciclo de conversatorios, y otras actividades. “Presentaciones de investigaciones respecto a la traducción como práctica cultural, su desarrollo en Chile en los últimos 100 años, un panorama crítico de las traductoras mujeres activas en el país, así como una revisión del estado de la traducción en la industria editorial, junto a presentaciones de libros recientemente traducidos y editados en Chile”, destacan en el sitio web del festival, junto con el detalle de lo que se realizará.

Esta mirada a la traducción tiene que ver con el modo en que se prepara la industria nacional de cara a la participación en la feria del Libro de Frankfurt 2027 con Chile como país invitado de honor. “Este año se ha ido avanzado. Primero estuvo el CONTEC, que se hizo a mitad de año, que fue la primera instancia de relacionamiento más o menos oficial con la feria y con el mercado chileno, después fue una gran delegación de chilenos a Frankfurt este año, y se ha estado moviendo bastante el tema de las traducciones de chilenos hacia afuera, y al final Frankfurt también nos pone una meta de llegar con muchos autores exportables a la feria en el 2027″.

Volviendo a la Furia, quizás la mayor novedad estará dada por la Librería de la Furia, que tendrá un sector en el GAM. Ergas explica las razones de esta iniciativa. “Uno de los problemas que hemos tenido en nuestra versión de verano es que en Chile hay demasiadas editoriales independientes, lo cual es muy bueno porque abre una variedad en el catálogo nacional, ya no cabemos todos en el GAM. Por eso abrimos la versión de invierno en Estación Mapocho. Pienso que entran 114 mesones en el GAM y tengo 250 postulaciones. Es súper triste porque quedan afuera editoriales emblemáticas, grandes, conocidas que de repente se demoran un poco más en postular, o editoriales emergentes nuevas que no llegaron a tiempo. Ha sido molesto porque hay muchas editoriales qDe ahí a que la Furia trabajó esta instancia de una librería. “Van a ser un grupo de mesones, de stands igual que los demás pero con algún distintivo. La organización, es decir nosotros, recibimos libros de editoriales como consignación como una librería, no les cobramos por participar, con eso le estamos dando la oportunidad al menos a veintidós editoriales que quedaron fuera para tener sus libros”.

Además, aprovechando las instalaciones del GAM, Ergas comenta que se exhibirán dos películas: Dipolo Fase II, de José Luis Sepúlveda y Carolina Adriazola; y Muertes y Maravillas, de Diego Soto, inspirada en los poemas de Jorge Teillier. Asimismo, destaca la presencia de la escritora argentina María Moreno en la inauguración de la Furia, este jueves. “Va a hacer una lectura en el día inaugural y luego tendrá otras actividades”, comenta Ergas.

La Furia del Libro edición verano 2024 funcionará desde el jueves 19 al domingo 22 de diciembre en el Centro Cultural GAM. Tendrá 166 editoriales nacionales y 25 editoriales provenientes de Argentina, España, Perú y Colombia.

jueves, 19 de diciembre de 2024

Por segunda vez en el año, los chilenos, furiosos

Desde el jueves 19 al domingo 22 de diciembre de 2024, tendrá lugar la segunda edición de estre año de La Furia del Libro, la tradicional feria de editores independientes de Chile, que esta vez se celebrará en el Centro GAM, del barrio de Lastarria. Lo que sigue es la información suministrada por el diario La Tercera, de Santiago de Chile, en su edición del pasado 10 de diciembre.

Escritoras invitadas y más de 160 editoriales: La Furia del Libro tendrá su versión de fin de año en el GAM

Más de 60 mil personas fueron parte de los 15 años de La Furia del Libro en su versión de invierno en el Centro Cultural Estación Mapocho y ahora, para cerrar el año, ―en vísperas de Navidad― la reconocida feria vuelve a Centro GAM con 166 editoriales nacionales y 25 editoriales provenientes de Argentina, España, Perú y Colombia.

Además de libros, La Furia del Libro se caracteriza por mantener una programación variada en torno a la literatura y este año vendrá con más de 40 actividades entre presentaciones, lanzamientos, conversatorios y la clásica Lectura Furiosa invita a los asistentes a leer a micrófono abierto parte de sus creaciones.

Una de las novedades de esta versión será la inauguración de La Librería de La Furia, una tienda de libros propia que reunirá editoriales independientes de diferentes tipos, iniciativa que busca aumentar aún más la oferta editorial.

“La Furia de verano es la versión más clásica de nuestra feria de editoriales independientes y con esta serán catorce versiones realizadas en el Centro GAM. Cada año hacemos lo posible por contar con la mayor cantidad de editoriales dentro de lo que el espacio nos permite, a fin de apoyar la enorme e imparable diversidad de libros que se están produciendo en nuestro país. Los invitamos a visitar y recorrer los pasillos de esta feria previa a Navidad, y este año a visitar también nuestra Librería de La Furia, proyecto que se suma para seguir visibilizando la multiplicidad de libros sorprendentes y de todas las temáticas que se están editando en Chile”, destaca Simón Ergas, director de La Furia del Libro.

Premios y actividades literarias en La Furia del Libro
El jueves 19 de diciembre a las 19:00 horas se realizará la inauguración de esta versión de la feria, la que se posiciona como uno de los grandes hitos de La Furia por la premiación a la escritora argentina María Moreno, autora de libros como La comuna de Buenos Aires, El affair Skeffington, Teoría de la noche, entre otros, quien será reconocida con el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas otorgado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Otra de las autoras invitadas a participar en esta versión será la poeta Roxana Miranda Rupailaf (Osorno), quien presentará su libro Sángrate agua, de la Editorial UV. También llegarán a esta versión de La Furia del Libro, la escritora peruana Kathy Serrano y Ricardo Sumalavia, quienes participarán en un conversatorio con la escritora chilena Nona Fernández y Emersson Pérez.

Además, se desarrollará una jornada para especialistas del mundo editorial, llamada: Traducción literaria y edición independiente, que incluye un ciclo de conversatorios, con presentaciones de investigaciones respecto a la traducción como práctica cultural, su desarrollo en Chile en los últimos 100 años, un panoráma crítico de las traductoras mujeres activas en el país, así como una revisión del estado de la traducción en la industria editorial, junto a presentaciones de libros recientemente traducidos y editados en Chile.

Dentro de los lanzamientos y conversatorios destacados se llevará a cabo el lanzamiento de la novela gráfica Operación siglo XX. El atentado contra Augusto Pinochet, de LOM Ediciones; el conversatorio La ansiedad y el gonfoterio: ¿cómo editar libros de divulgación científica en Chile?, organizado por Ediciones Liebre y La Pollera Ediciones; el conversatorio La Ley versus Los Tres: rivales según la prensa, organizado por La Piedra Redonda Ediciones; el lanzamiento del libro de Nuevas Plumas en conjunto con Berrinche Ediciones, moderado por Juan Pablo Meneses, y más de 40 actividades gratuitas las que prontamente estarán publicadas en www.lafuriadellibro.com.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Una red de traductores, con sede en Francia, investiga la traducción durante la Seguinda Guerra

A través del traductógo francés Nicolas Froeliger, nos llega esta información desde Francia:

Centrado en la Segunda Guerra Mundial, un momento crucial en la historia europea del siglo XX, el proyecto de investigación TranslAtWar tiene como objetivo investigar cómo la traducción literaria puede contribuir a la comprensión de la Historia en su gestación y recíprocamente. Se trata de cuestionar la circulación de ideologías, ideas y cultura a través de la traducción, y de interesarse también por el papel de los agentes de estas circulaciones, tanto traductores como traductoras, durante la guerra. También investigaremos el impacto que la práctica de la traducción en circunstancias históricas tan excepcionales tuvo en el desarrollo intelectual y cultural de varios países, y lo que es probable que haya contribuido a su posición (central o periférica) en el mundo de la literatura europea.

Bajo la dirección de Christine Lombez (Université de Nantes), y apoyándose en una red de expertos internacionales de ocho países europeos, este proyecto innovador tiene como objetivo escribir una nueva página de la historia europea a través del prisma de la traducción en tiempos de guerra.

Quienes deseen investigar el sitio puede hacerlo en https://www.translatwar-erc.eu/?v=2


martes, 17 de diciembre de 2024

Javier Cercas: conservador en la Real Academia

El pasado 15 de diciembre, el suplemento de cultura del muy conservador diario La Prensa, de Buenos Aires, publicó una entrevista, previamente aparecida en la agencia española EFE, a propósito de la entrada en la Real Academia del escritor Javier Cércas. En la bajada se lee: "La lengua castellana goza de una salud magnífica, asegura el autor de Soldados de Salamina. Recuerda que no es función de la Academia imponer términos inclusivos".

“El lenguaje no se cambia por decreto”

Hace tiempo que el idioma es uno de los territorios en los que se disputa la remanida “batalla cultural”. De un lado, se alinean los partidarios del “lenguaje inclusivo”, fuerza de choque del progresismo mundialista potenciado en las últimas décadas, pese a algún reciente traspié en las urnas. Del otro, una alianza informe y variopinta que aglutina a quienes se aferran -muchas veces sin saberlo- a nociones que sus rivales querrían ver sepultadas, como el “orden natural” o el “sentido común”.

En la entrevista que se publica en estas páginas, el escritor español Javier Cercas confirma con claridad de qué lado se ubica en la contienda, aunque no sea de los que siempre empuñan el fusil en la primera línea de la resistencia.

Autor de libros consagratorios como Soldados de Salamina o Anatomía de un instante, Cercas ingresó el pasado 24 de noviembre en la Real Academia Española (RAE).

Lo hizo convencido de que el lenguaje no se cambia “por decreto” y formulando una exhortación -dirigida en primer término a políticos y gobernantes- a entender que “el español es nuestra mayor riqueza” en el vasto ámbito llamado Hispanoamérica.

“El lenguaje no se cambia por decreto, son los hablantes los que lo cambian”, declaró en respuesta a un cuestionario escrito presentado por la agencia EFE poco antes del acto de ingreso en la RAE, que el escritor coronó con la lectura del discurso “Malentendidos de la modernidad”.

Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) paso a ocupar la silla R, vacante desde el fallecimiento de Javier Marías el 11 de septiembre de 2022.

Su candidatura, propuesta por Mario Vargas Llosa, uno de sus primeros y más grandes valedores en el mundo literario; Clara Sánchez, y Pedro Álvarez de Miranda, fue aceptada el pasado 13 de junio. Aquí se reproduce la entrevista completa.

—¿Qué significa para usted ser académico y, en concreto, tomar el relevo de Javier Marías?
—Nunca se me pasó por la cabeza ser académico de la RAE pero, quizá por eso mismo, ahora estoy encantado de serlo: obviamente, se trata de un gran honor. En cuanto a Marías -a quien apenas conocí personalmente-, fue uno de los grandes escritores de las últimas décadas, así que ocupar su sillón supone una responsabilidad añadida.

SERVICIO PUBLICO

—¿Impone la perspectiva de un cargo vitalicio?
—Me parece estupendo. Por lo demás, le recuerdo que la Academia es una entidad público-privada, que los académicos trabajamos gratis et amore -sin sueldo, sin despacho, sin secretaria, sin nada de nada- y que, para mí, se trata ante todo de hacer un servicio público, consistente en cuidar de lo más importante que poseemos: nuestra lengua.

—¿Sigue teniendo sentido el lema fundacional de “limpia, fija y da esplendor” o habría que inventar uno nuevo? ¿Alguna idea?
—Gómez de la Serna, que creo que estaba bastante cabreado con la Academia porque no pudo ingresar en ella, decía que el lema famoso parecía el lema de una asociación de limpiabotas. A mí en cambio me parece muy bien.

—¿Cómo ve la salud del español? ¿Cuáles cree que son las principales amenazas para su preservación?
—El español goza de una salud magnífica, que no para de mejorar porque no para de crecer su número de hablantes. Necesitamos prestigiarlo (cosa que deben hacer antes que nada los creadores y los científicos). Y, sobre todo, necesitamos que los políticos entiendan de una vez por todas que el español es, a años luz, nuestra principal riqueza, y que obren en consecuencia.

—¿Le preocupa el creciente uso de anglicismos?
—No. Bueno, me preocupa si son innecesarios o gratuitos o estúpidos, si se usan mal. Las lenguas no son organismos fosilizados: están vivas, en permanente renovación, y a menudo se renuevan con préstamos o adaptaciones de otras lenguas, y las adaptaciones pueden ser buenas, malas o regulares, fecundas o infecundas. Siempre ha sido así.

—Se debate mucho ahora sobre la carga ideológica de algunas palabras, ¿le parece positivo? Casos como “judío”, en su acepción como avaro, denunciada recientemente por un juez argentino o el uso de las terminaciones de género.
—Me parece estupendo que se discuta sobre el lenguaje, sobre las palabras que empleamos y cómo las empleamos, pero naturalmente hay discusiones valiosas e inteligentes y otras tontas e inútiles.
Pero mucho me temo que aquí hay un malentendido: que yo sepa, la Academia no se dedica a decirle a la gente cómo debe hablar; se dedica a decir cómo habla la gente: la Academia describe, no prescribe, aunque puede recomendar o desaconsejar determinados usos (los únicos ámbitos en que tiene capacidad prescriptiva son, me parece, la ortografía y la puntuación, por razones obvias).
¿Se usa todavía la palabra judío en la acepción denigratoria de avaro? Pues entonces la Academia tiene la obligación de no ocultarlo, de constatarlo, igual que tiene la obligación de no ocultar o constatar cualquier uso insultante o denigratorio de una palabra.

LA UNIDAD
—¿Debería la Academia aceptar el uso de la terminación -e para dar cabida al género no binario?
—¿Usted conoce a mucha gente que diga “todes”? Yo, a nadie. El lenguaje no se cambia por decreto: son los hablantes los que lo cambian; no la Academia.

—En tiempos en que se alienta la división desde la política, ¿puede ser el idioma un lugar desde el que fomentar la unidad?
—La lengua es por definición el lugar de la unidad, porque es el instrumento que nos permite entendernos. Pero hay que usarla para decir la verdad, no para contar trolas (mentiras); para revelar lo que nos une, no para inventar lo que nos separa.

—¿Qué puede adelantar de su próximo libro?
—Será una novela sin ficción titulada El loco de Dios en Mongolia, un libro donde, como en otros míos, se mezclan diversos géneros -el ensayo, la crónica, la historia, la biografía, la autobiografía etc.. Un thriller en cuyo centro se hallan el papa Francisco y el mayor misterio del que tengo noticia: la resurrección de la carne y la vida eterna. Se publicará el 1 de abril.

lunes, 16 de diciembre de 2024

Una traductora que traduce a los amantes

La que sigue es una columna que la pícara traductora española Itziar Hernández Rodilla publicó el pasado 24 de noviembre en El Trujamán, la revista de traducción del Centro Virtual Cervantes.

Misivas de amor

Una vez fui parte de una relación epistolar entre dos (pre)amantes que no compartían el uno con el otro, en lo que a idiomas se refiere, nada más que en un poco de inglés y el universal lenguaje del amor.

Él, austriaco, ella, española, se conocieron en una exposición de pintura y un coup de foudre los unió de inmediato hasta el punto (nunca averigüé cuál) de que comenzaron a escribirse para ver adónde les llevaba aquello.

Empezó él en alemán. Me dieron la carta para traducírsela a ella. Debió de funcionar (qué sudores, yo sin saber si aquello era o no lo que parecía ser…). Ella contestó, y un compañero alemán entró en el juego traduciendo la carta para el austriaco. Yo fui él a partir de entonces. Mi compañero, ella. Y los dos teníamos una relación de traducción rara, no voy a mentir. Pero, bueno, acabamos teniendo claro que aquello era lo que parecía ser.

Los amantes bandidos, cansados de tanto ir y venir de cartas, quedaron para encontrarse, tras planificar cuidadosamente el viaje, en Egipto (miren, un misterio, lo que cada quien considera romántico). Hay dos personas que podemos dar fe de esto. Luego hubo un par de cartas de gracias por los momentos a la luz de la luna, el mundo es cruel, la distancia mata el sentimiento, «no sos vos, es tu marco teórico», y se acabó. El lenguaje del amor, se ve, necesita también traductores e intérpretes.

Los ingleses, en los años treinta del pasado siglo, se habrían despedido con un «see you in ITALY» (nos vemos en Italia), queriendo decir «I Trust And Love You» (te quiero y confío en ti), y habrían quedado la mar de cosmopolitas. Y a esto quería llegar yo: al arte de escribir cartas de amor. «Miquiño mío» es poco para la colección de  doubles entrendres y acrónimos y señales que la gente usaba en tiempos de censura y carteros y vecinos cotillas. Es curioso que no sepa yo nada de los españoles habiéndolos buscado (salvo por la posición de los sellos que, sí, era una cosa; y que Al alba, dicen, burló la censura como carta de amor porque Aute era bueno y María Teresa León se las sabía todas), pero vean la plenitud geopolítica de los británicos en la Segunda Guerra Mundial, más allá de la ya mencionada Italia:

HOLLAND (Holanda)
Hope Our Love Lasts & Never Dies (espero que nuestro amor dure siempre)

MALAYA (Malasia)
My Ardent Lips Await Your Arrival (mis ardientes labios aguardan tu llegada)

BURMA (Birmania, en la época)
Be Undressed/Upstairs Ready My Angel (espera desnuda[o]/arriba lista[o], ángel mío)

VENICE (Venecia)
Very Excited Now I Caress Everywhere (excitadísima[o], me acaricio por todas partes)

CHINA (China)
Come Home I’m Naked Already (ven a casa: ya estoy desnuda[o])

Si usamos las siglas españolas: TQYCET, EQNADS, MALETL, EDAAM o EMAPTP, esto suena, más bien, a colección de agencias de la ONU, no a nada que quiera yo que Pedro Pascal me diga. Seamos serios. No me extraña que los jóvenes hayan desarrollado su propio código. Aunque GNOC, NIFOC, GOAT y CU46 están entre un zoo, nombres de aviones y un catálogo de sofás, ellos son mucho más listos que nosotros o son los años veinte (double entendre), que les favorecen.

Solo pido que no me toque traducirlos.