miércoles, 13 de agosto de 2025

"Exploraciones de la inestabilidad autoral"

El pasado 11 de agosto, sin firma, Página 12 publicó una brevísima reseña sobre La lengua es un lugar, uno de los libros colectivos que edita el sello mexicano Gris Tormenta. En la oportunidad, se trata de escritores que cambiaron de lengua.

La lengua es un lugar: voces literarias en idiomas ajenos

El sello mexicano Gris Tormenta se dedica a reflexionar sobre los cruces entre escritura, lectura y edición. En todas sus colecciones explora la idea misma del libro y sus posibilidades.

En La lengua es un lugar, que va por su tercera edición y cuenta con prólogo del traductor, editor y ensayista mexicano Pablo Duarte, dieciséis autores cambian de idioma para exponer sus vidas, pensamientos y recorridos de escritura en una suerte de introspección colectiva.

El argentino Edgardo Cozarinsky tiene que dejar su país para empezar a escribir. La japonesa Yoko Tawada duerme nueve horas diariamente para reponerse de sus primeras impresiones de Alemania. La indobritánica-estadounidense Jhumpa Lahiri renuncia al inglés y comienza a escribir en italiano. La mexicana Irma Pineda se enfrenta a la falta de traductores literarios del zapoteco.

En estas breves intervenciones aparecen los diálogos y combates entre la lengua materna y la lengua destino, las disputas en el terreno de las traducciones y los tráficos literarios de un territorio a otro.

Como expresa Duarte en el prólogo, "si hay algo que hile estos relatos es que se trata de exploraciones de la inestabilidad autoral. Todo lo que el nombre del escritor tiene de autoridad está puesto en entredicho al salir de una lengua que se asume como propia, como estable, y se comienza a usar otra".

También resuenan las palabras del notable escritor griego Theodor Kallifatides, que emigró a Suecia en 1964 y allí desarrolló su carrera literaria en la lengua local, obteniendo premios y reconocimiento crítico. "La emigración es una especie de suicidio parcial. No mueres, pero muchas cosas mueren dentro de tí. Entre otras, tu lengua. Por eso me siento más orgulloso de no haber perdido mi griego después de haber vivido cincuenta y cinco años en Suecia que de haber aprendido el sueco tan bien como lo he aprendido". Kallifatides, después de haber experimentado un bloqueo artístico, volvió físicamente y espiritualmente a sus orígenes. El resultado fue Otra vida por vivir, el primer libro que publicó en su lengua materna.

Uno de los textos más luminosos y conmovedores de La lengua es un lugar es el de Alejandra Kamiya, escrito especialmente para esta antología. Allí la escritora, nacida en la Argentina, con raíces japonesas y criada en un hogar multicultural, aborda los vaivenes de su anhelo de aprehender el idioma paterno: "La primera palabra que aprendí en japonés fue moshi moshi. Se la robé a mi padre cuando él atendía por teléfono llamadas de Japón. Yo no necesitaba ninguna explicación para saber que la primera palabra que él usara debía de ser un saludo. Así fui robando una a una palabras que atesoré como piedras preciosas".

martes, 12 de agosto de 2025

Dos coberturas distintas de la FED 2025

"La edición independiente vivió cuatro días de fiesta: 30.800 lectores visitaron la FED, un 25 por ciento más que el año pasado. Las ventas, en cambio, oscilaron entre la misma cantidad que en 2024 y un descenso de hasta un veinte por ciento, según los stands. 'Leer es hoy más que nunca una actividad crítica al mundo de los streamers, las fakes y la desinformación', plantea Julio Patricio Rovelli, el editor de El cuenco de plata." Tal es la bajada de la nota publicada por Silvina Friera, en el diario Página 12, el pasado 11 de agosto.

Balance de la Feria de Editores: más público y menos ventas

La resistencia cultural y las conversaciones van de la mano en la Feria de Editores (FED). La edición independiente vivió cuatro días de fiesta, de jueves a domingo, en el C Complejo Art Media. Los lectores que recorrieron los más de 330 stands de sellos de Argentina, América Latina y España crecieron un 25 por ciento; pasaron por la FED 30.800 personas en comparación con las 24.600 del año pasado. De menor a mayor, el jueves asistieron 4.250 visitantes, el viernes unas 7.125, el sábado 9.050 y el domingo 10.375. Las ventas, en cambio, oscilaron entre la misma cantidad que en 2024 y un descenso de hasta un veinte por ciento. “El público de la FED nunca deja de sorprendernos: el apoyo, la curiosidad y el libro como uno de los principales pilares de la cultura son sus rasgos más notorios. Estamos muy contentos y agradecidos de ser parte de este ecosistema”, sostuvo el editor de Ediciones Godot, Víctor Malumián, uno de los organizadores de la feria.

En la calle Juan Forn se encuentra el stand de la cordobesa Caballo Negro con una de las novedades de agosto. Entre los libros más vendidos está El río secreto, la poesía reunida de la excepcional poeta uruguaya Circe Maia. El editor Alejo Carbonell levanta un poco la voz para sortear el ruido ambiente de las conversaciones que suceden de stand en stand. “La feria está organizada de manera impecable, como siempre; hay muchísima gente, pero hay una baja en las ventas. No tengo números exactos todavía, pero calculo que será cerca de un veinte por ciento”. El editor cordobés confirma lo que se observaba trajinando los pasillos de la FED (la calle Luis Chitarroni, la calle Beatriz Sarlo, la calle Juan Forn, la calle Sara Gallardo, la calle Marcelo Cohen y la calle Hebe Uhart): las lectoras y lectores preguntan mucho por los precios y con esfuerzo compran un libro; en el mejor de los casos, dos. “El espíritu de la FED está siempre en alza; es un encuentro comunitario, horizontal, aunque la falta de dinero se nota”, analiza Carbonell.

Marilina Winik, editora de Hekht, sello ubicado sobre la calle Luis Chitarroni, revela que están llegando a los 200 libros vendidos, la misma cifra que el año pasado. “La FED es un espacio de venta sin mediación de las librerías que nos ayuda muchísimo a seguir sobreviviendo en un contexto muy duro”, reconoce Winik y menciona que los dos más vendidos son Un rayo cualquiera, de Natalia Ortiz Maldonado y Ciencia ficción travesti, de Claudia Rodríguez. En el aire se percibe la alegría del encuentro, al margen de los números más o menos favorables. Sobre la calle Beatriz Sarlo, en el stand de El cuenco de plata, se destacan los dos títulos más vendidos: La Poesía Completa de Dylan Thomas y El cine según François Truffaut, textos reunidos por Anne Gillain. “La FED es un microclima en relación a la situación del país, por suerte. A nivel general se nota la total predominancia de la casta financiera de Milei contra la producción y el consumo. Las ventas son buenas, algo menores en relación al año pasado, pero es natural: los consumos culturales están en su nivel más bajo. La asistencia es muy buena; la gente nos acompaña. Leer es hoy más que nunca una actividad crítica al mundo de los streamers, las fakes y la desinformación”, plantea Julio Patricio Rovelli, el editor de El cuenco de plata, que estima que las ventas estuvieron un veinte por ciento abajo en esta edición.

El escritor Sebastián Martínez Daniell, uno de los editores de Entropía, con stand en la calle Beatriz Sarlo, cuenta que las cifras de ventas de esta edición “son muy similares a las del año pasado, que había sido un año difícil”. El editor de Entropía pondera la iniciativa que tuvo la FED de absorber los costos de envío de las compras que hicieron las librerías, un beneficio que aprovecharon las libreras y libreros de otras provincias que viajaron especialmente para comprar libros. Entre los más vendidos del stand están Hija biográfica, de Romina Paula, y Prueba de cámara, de Andrés Di Tella.

Leonora Djament, directora editorial de Eterna Cadencia, con stand en la calle Beatriz Sarlo, traza un balance de esta edición donde entre los títulos más vendidos se destacan Cicuta para los oídos, de Sebastián Hacher y Un texto camino, de Caístulo y Dani Zelko. “La FED es siempre una fiesta por lo que significa el encuentro con los lectores y con los colegas. Conversar sobre lecturas, poder compartir experiencias vitales alrededor de los libros que publicamos es sumamente enriquecedor. Estamos teniendo una buena feria, con buenas ventas, lo cual es muy relevante en el brutal contexto económico recesivo que está atravesando el país. La cultura y todos sus integrantes resisten”, concluye la editora de Eterna Cadencia.

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"Cifras históricas, títulos que marcaron tendencia y el protagonismo de editoriales y librerías. Un evento que transformó la ciudad y dejó huella en la industria cultural." Así resume el cronista anónimo que cubrió la FED para el InfoBAE Cultura.

FED 2025: récord de asistencia, los libros más buscados y consolidación de la edición independiente

La Feria de Editores (FED) 2025 se desarrolló entre el jueves 7 y el domingo 10 de agosto en el C Art Media de Avenida Corrientes 6271, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con entrada libre y gratuita. Según cifras oficiales, 30.800 personas recorrieron la feria durante los cuatro días, lo que representa un crecimiento significativo respecto a los 24.600 visitantes registrados en 2024. El jueves asistieron 4.250 personas, el viernes 7.125, el sábado 9.050 y el domingo 10.375. Más de 330 sellos editoriales de América Latina y España participaron en esta edición, consolidando a la FED como un punto de encuentro clave para el sector.

El evento, que desde 2013 promueve el diálogo directo entre lectores y editores, se ha convertido en un espacio donde el libro es protagonista y la conversación sobre catálogos, lecturas y experiencias se multiplica. Víctor Malumián, uno de los organizadores, destacó la singularidad del público: “El apoyo, la curiosidad y el libro como uno de los principales pilares de la cultura son sus rasgos más notorios. Estamos muy contentos y agradecidos de ser parte de este ecosistema”, expresó en diálogo con la organización.

La programación de la FED incluyó la presencia de figuras internacionales como la escritora lituana-británica Marijam Didžgalvytė, la autora mexicana Socorro Venegas, la chilena Bernardita Bravo y el peruano Martín Roldán Ruíz. Entre los autores nacionales sobresalieron Dolores Reyes, María Sonia Cristoff, Edgardo Scott, Tomás Downey, Verónica Gago, Pablo Semán, Daniel Flores, Leandro Ávalos Blacha, Fiordi Bakeneko Labeija, Trailblazer mother Joy Yeguaza, Juan Mattio, Michel Nieva, Paula Tomassoni, Paula Puebla y Juan Ruocco, entre otros.

Entre las editoriales nacionales presentes se destacaron Godot, Sigilo, Ampersand, Caja negra, Entropía, Gourmet Musical, Eterna Cadencia, Mardulce, Pequeño Editor, Limonero, Libros del Zorro Rojo, Calibroscopio, Adriana Hidalgo, Blatt & Ríos, Chai, La crujía, El cuenco de plata, Bajo la Luna, Alto Pogo, La Flor Azul, Corregidor, Marea, Gog & Magog y Asunto impreso. Del exterior participaron sellos como Fósforo y Lote 42 (Brasil); Cuneta, Banda propia y La Pollera (Chile); Abisinia, Mirabilia y Luna Libros (Colombia); Gris Tormenta, Elefanta y Almadía (México); Arandurá (Paraguay); Criatura, Hum y Estuario (Uruguay); y Barrett, Páginas de espuma, Minúscula y Página indómita (España).

Los libros más buscados
El domingo, al cierre de la FED 2025, un sondeo entre los stands reveló cuáles fueron los títulos más buscados por el público: Archipiélago, de Mariana Enriquez; Cómo los videojuegos están cambiando el mundo, de Marijam Didžgalvytė; La biblioteca del censor de libros, de Bothayna Al-Essa; Cicuta para los oídos, de Sebastian Hacher; Ritos privados, de Julia Armfield; El cine según Truffaut, de François Truffaut; El resto de nuestras vidas, de Benjamin Markovits; Historia natural, de Marina Yuszczuk y ¡Pali Pali! Palabras intraducibles de la lengua coreana, de Nicolás Braessas y Flor Kaneshiro, encabezaron la lista de los más vendidos, según datos recabados por la organización.

Los premios
El reconocimiento a la labor de las librerías independientes tuvo un capítulo destacado con la entrega del Premio a la labor librera 2025 a Los Confines, de Villa Ballester, provincia de Buenos Aires. El jurado también seleccionó como finalistas a Citybell (City Bell), Fervor (Mar del Plata), Libro de Oro (Tucumán) y Magia (CABA). El galardón busca visibilizar el rol de las librerías como centros culturales y espacios de encuentro comunitario, más allá de la venta de libros. Los Confines, con 12 años de trayectoria, se ha consolidado como un referente local, con un público diverso que incluye alumnos, familias, docentes y lectores que participan en talleres y en un club de lectura con más de 60 integrantes. Además, la librería gestiona el centro cultural La Bemba, que ofrece cafetería, espectáculos musicales, stand up, teatro, charlas y talleres de encuadernación, cerámica, dibujo y otras disciplinas.

En el plano editorial, el Premio Rumbo a la FIL Guadalajara, impulsado por la FED y la imprenta Thomson Reuters, fue otorgado por primera vez al sello argentino DeParado, dirigido por Francisco Visconti. Este reconocimiento tiene como objetivo facilitar la participación de editores en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, uno de los encuentros más relevantes del mundo hispanohablante, y fomentar el intercambio cultural en la región.

La autora e investigadora Marina Berri recibió el Premio de No Ficción Latinoamérica Independiente por su obra Alfabeto ruso, publicada en nueve países de la región. Este premio, único en su tipo, permite la publicación en Latinoamérica y España, con traducción al portugués, y busca mejorar la distribución y la prensa del libro ganador, además de poner en debate las tensiones entre Latinoamérica y Europa en la circulación de contenidos.

El arte también tuvo su espacio con el Premio Afiche 2025, que compartieron las ilustradoras Celeste Barta y Powerpaola, quienes recibieron un premio de 600.000 pesos por su trabajo en el afiche oficial de la feria, en una iniciativa conjunta de la FED y La Fuerza Vermú.

Bonnus tracks
La FED 2025 mantuvo su tradición de regalar un libro a los visitantes. El tema de esta edición fue la ESTAFA, con textos de Fernando Chulak, María Sonia Cristoff, Esther Cross, Federico Lorenz, Carla Maliandi, Juan Mattio, Ricardo Romero, Marcela Indira Simondi y Sergio Wolf.

El Programa Librerías Aliadas permitió que 420 librerías recorrieran la feria en horario exclusivo jueves y viernes, con la posibilidad de comprar en los stands adheridos con un 50% de descuento. Se enviaron a todo el país aproximadamente 1.600 kg de libros, con envíos gratuitos hasta un máximo de 200 kg gracias a un convenio con Andreani.

La programación incluyó actividades en la terraza del C Art Media durante el fin de semana, con propuestas como el Festival de recomendaciones de Libros, Adaptaciones infieles (Cine y Libros), conversatorios sobre moda y literatura, y el ciclo Melocomo x Melolibros (Libros & Vermú). El ciclo Cine FED, con el apoyo del Institut français y la Alianza Francesa, se realizó en la sede de esta última. Además, se mantuvo la posta para la donación de sangre del Hemocentro Buenos Aires, organizada por Céspedes libros y un grupo de librerías.

lunes, 11 de agosto de 2025

Cada vez más de lo mismo, pero peor


El pasado 8 de agosto, Carola Breandariz publicó el siguiente artículo en la revista Ñ, del diario Clarín. En él se advierte sobre los peligros de la Inteligencia Artificial sobre el mundo editorial. En la bajada se lee: "La generación de textos, las traducciones y el diseño: la Inteligencia Artificial está afectando –para muchos, de modo negativo– la relación con la literatura".

Libros vs. Inteligencia Artificial: ¿Dar vuelta la página?

Recientemente, la escritora Isabel Allende contó que su hijo, para demostrarle cómo en el futuro ya no iba a tener sentido el oficio de la escritura, le pidió a un programa de inteligencia artificial que redactara una historia sobre un niño tímido al que su perra lo salvaba del bullying. El resultado fue, según Allende, “casi igual” a su libro Perla, la súper perrita, aunque acaso un poco “más plano”. Aunque Allende comentaba el experimento con entusiasmo, no es difícil imaginar cómo esa misma perspectiva podría resultar preocupante para muchos otros escritores y actores de la industria editorial.

Según una encuesta llevada a cabo por la agencia Proyecto451, que ofrece servicios digitales a empresas editoriales, mientras que entre los editores de mayor experiencia prevalece una mirada positiva respecto del impacto de la IA en el mundo editorial, para los traductores, autores y sobre todo los ilustradores, la relación se invierte.

Ante cualquier revolución tecnológica, no es una novedad que surjan los temores de reemplazo laboral. Pero lo que tal vez resulta más inquietante en el caso de la IA es su capacidad generativa de piezas que, según cómo se mire, podrían considerarse artísticas, algo que hasta ahora se pensaba como dominio exclusivo de lo humano.

A partir de eso se desprende una gama de debates filosóficos en torno a qué implica verdaderamente un acto creativo, además de los desafíos jurídicos y problemáticas concretas en torno a la alteración de las formas de producción y circulación.

En 2023, más de 15.000 autores de la organización estadounidense The Authors Guild –entre ellos, Margaret Atwood y Jonathan Franzen– firmaron una carta abierta exigiéndoles a compañías como OpenAI y Meta que dejaran de usar sus trabajos sin permiso ni compensación. “Estas tecnologías imitan y regurgitan nuestro lenguaje, historias, estilos e ideas. Millones de libros con copyright, artículos, ensayos y poesías ‘alimentan’ a los sistemas de IA”, señalaban en la carta.

Según una investigación de The Atlantic, la compañía Meta habría utilizado como data set el sitio Library Genesis, uno de los mayores reservorios de libros pirateados que circulan en línea, violando así los derechos de autor de miles de escritores.

Actualmente, las normativas de copyright, sustentadas en las formas tradicionales de entender la autoría y la creatividad como un producto de la invención humana, no ofrecen respuestas suficientes para este nuevo escenario. Ante ese vacío y en sintonía con organizaciones de diversos países, la Unión de Escritoras y Escritores de la Argentina difundió en abril un comunicado firmado por más de 150 autores para exigir que los contratos de edición incluyan “cláusulas en las que se les confiera a los creadores la facultad de restringir, limitar o hasta impedir el uso de las IA en sus obras y/o para que éstas se utilicen en el entrenamiento de dichas tecnologías”. Por el momento, a falta de una legislación general, lo que se presenta como solución son los acuerdos entre particulares.

El reclamo, además de una defensa de los ya con frecuencia devaluados ingresos de los escritores, apunta a sostener la dimensión de calidad. Según la carta de The Authors Guild, el mercado podía verse inundado de libros “mediocres”. De hecho, Amazon se vio obligada a limitar la posibilidad de autopublicación después de que una avalancha de libros escritos por IA utilizara ese servicio.

La proliferación de pseudolibros abre la puerta a estafas: libros que prometen ser una cosa desde sus portadas digitales y luego tienen contenidos que no se corresponden, autores con identidades falsas y rostros generados por programas de computación. La escritora y editora Jane Friedman se enfrentó judicialmente a Amazon al descubrir casualmente que en esa plataforma figuraban libros con su nombre que ella no había escrito. Más allá de su caso personal, la autora también señalaba con preocupación otro fenómeno: había quienes, a partir de las pequeñas sinopsis de adelantos editoriales, estaban generando libros antes de que fueran publicados.

La perspectiva de que años de trabajo puedan saltearse a través de la mera escritura de un par de prompts podría, por ejemplo, desplazar el arduo trabajo que se realiza en talleres de escritura. Sin embargo, una vez más, ¿bastará pedirle a la IA que genere diez alternativas posibles para un mismo texto?

Mientras que sus usos para acelerar procesos de trabajo podrían ser más fácilmente bienvenidos por editores y autores, por ejemplo, para detectar errores ortográficos o de formato (o, incluso, como herramienta para reformular frases), su utilidad para definir la calidad de un texto es más ambigua.

La IA aprende en base al pasado, se nutre de lo ya producido para crear. En principio, esto no sería muy diferente al proceso de un ser humano que se inspira en sus antecesores. Sin embargo, mientras que los creadores de carne y hueso asumen responsabilidad por su palabra (o se les puede reclamar que la asuman), es incierto cómo se traslada esa noción a los objetos producidos por la IA.

El llamado “problema de los sesgos” apunta a advertir la huella social y cultural que subyace en estos sistemas, en la medida en que pueden reproducir y propagar prejuicios preexistentes según el recorte de los datos. Llegado el caso, la IA podría generar un texto en defensa de la tortura o que incitara al suicidio por puro mecanicismo, sin la mediación de una reflexión ética. Ante ese problema, las empresas han debido tomar medidas para contrarrestar los efectos nocivos, introducir restricciones y refinar las bases de datos.

Pero el arte, con frecuencia, transita la cornisa de los límites. La representación de la violencia en el contexto de una obra, por ejemplo, se resignifica, adquiere nuevas dimensiones que podrían escapar a la literalidad de una IA. ¿Podría, acaso, una IA restringida con pautas morales escribir Lolita, de Nabokov, o respondería negándose al prompt que le pide adoptar la perspectiva de ese narrador despreciable?

Recientemente, la ilustradora María Verónica Ramírez, descubrió que se había viralizado en redes una reproducción generada por IA de una obra suya hecha en apoyo al Hospital Garrahan. Sin embargo, la réplica había convertido a la imagen en una representación lineal, despojada de la metáfora presente en el dibujo original y ajena al universo de sentidos de su personaje Monstriña.

“Las mejores traducciones literarias ofrecen más que simple precisión, más que la fidelidad literal a las palabras que componen las oraciones”, decía la traductora Polly Barton al ser consultada por el diario The Guardian por el lanzamiento de GlobeScribe, un servicio de traducción literaria que, según prometen sus creadores, da resultados indistinguibles de las traducciones hechas por humanos. Para Polly Barton, como para otros colegas, el verdadero valor de una traducción radica en la interpretación de un contexto de origen, de la búsqueda de la reproducción de ritmos o atmósferas que los textos literarios producen en los lectores.

El reemplazo de estos oficios, aunque posible en lo potencial, no ocurrirá sin resistencias. En España, por ejemplo, varias librerías decidieron retirar de sus estantes el libro Juana de Arco, publicado por Planeta, cuando un reconocido ilustrador hizo público un mensaje demostrando que la portada había sido diseñada por una IA.

Acaso ese acto de solidaridad entre dos actores del ecosistema del libro también podría explicarse por un sentido de amenaza compartida. Si el oficio de un librero podía evaluarse por su capacidad, entre otras cosas, de ofrecer a los clientes recomendaciones, plataformas como Goodreads o The StoryGraph se comportan como imitadores artificiales que generan sugerencias a medida.

La pérdida de la complejidad en favor de la transparencia y la homogeneización del gusto a partir de la repetición algorítmica de lo mismo parecen propiciar un clima de “achatamiento” cultural. Sumado a ello, existen estudios que comprueban el impacto negativo en la capacidad cognitiva de las personas ante el uso constante de programas como ChatGPT, aunque esto bien podría recordar a las quejas de Platón contra el medio escrito.

A pesar de todas las alarmas, hay quienes, como Isabel Allende, encuentran en el desarrollo de la IA un desafío y una oportunidad para la experimentación. El escritor y crítico literario español Jorge Carrión publicó Los campos magnéticos, en el que acreditaba a dos sistemas de IA como coautores. Se trataba de un homenaje a la obra de los surrealistas André Breton y Philippe Soupault, en el que llevaba la idea de la escritura automática a un diálogo entre dos máquinas.

“Si durante años nos acostumbramos al corrector del procesador de textos, ahora somos los correctores y editores de los textos creados por el programa de OpenAI”, afirmaba Carrión en un artículo en La Vanguardia. Cuánto de cierto hay en ese diagnóstico se comprobará en los años por venir.


viernes, 8 de agosto de 2025

A fuerza de té y caldito, Matías Battistón escribió un libro genial que todos le agradecemos

Matías Battistón es fundamentalmente traductor. Considerando sus aportes en la especialidad, su nombre ya está inscrito entre los mejores que ha producido Argentina. Y ahora, a esos laureles suma el mérito de haber escrito uno de los mejores libros que hasta ahora se publicaron en 2025. Se trata de un supuesto "diario de traducción" sobre su trabajo con las novelas y cuentos de Samuel Beckett. ¿Por qué supuesto? Porque el diario está pero también es un ensayo sobre lo que es traducir, una pesquisa alrededor de los traductores de Beckett, una serie de reflexiones sobre Beckett como traductor de sí mismo, una guía de la continua dispersión a la que Battistón se somete cuando traduce a Beckett y muchos conatos de ficción que relatados con un magnífico humor hacen que éste sea un libro del todo singular que desafía toda categorización y que, por lo tanto, puede ser disfrutado por lectores especializados y neófitos. Curiosamente, fue publicado por Emecé, uno de los tantos sellos del Grupo Planeta, que, como es sabido, se especializa en editar libros generalmente malos. Se trata entonces de una muy bienvenida excepción.

Para concluir, Matías Serra Bradford publicó el siguiente suelto en la revista Ñ: "Quienes se preguntaban cómo hizo estos años Matías Battistón para traducir tantos libros simultáneos y sucesivos, tienen ahora la respuesta: no estaba traduciendo, estaba escribiendo. Este originalísimo ensayo suyo será sin duda uno de los libros del año. Sortea dos imposibilidades: ofrecer otro valioso trabajo sobre Beckett y decir algo nuevo sobre el problema de la traducción, acaso la estaba más noble que perpetró la literatura. Tarea heroica que su excelente humor hace bien en no santificar",


jueves, 7 de agosto de 2025

Hoy se inaugura una nueva edición de la FED

"Hasta el domingo en el Complejo C Art Media de Chacarita se realiza la 14° edición de la Feria de Editores. Qué tiene de especial, qué significa para sus protagonistas y cuáles son las expectativa." Esto dice la bajada del artículo publicado hoy, por Luciano Sáliche en InfoBAE Cultura.

Encuentro y resistencia: arranca la FED, el motor de la literatura independiente

Podrían ser zombis. Gente caminando a pasos breves, casi arrastrando los pies, con la mirada fija en su alimento espectral —en este caso los libros—, podrían ser zombis. En el Complejo C Art Media de Chacarita, abre sus puertas la edición número catorce de la FED. Al tener el ingreso gratuito, habrá una gran cola de espera. ¿Cómo saciar la ansiedad de estos lectores intensos? Como otros años, se repartirán libros hechos especialmente para este año. Un compilado de textos con autores contemporáneos alrededor de un núcleo temático: la estafa. “Nos parece una temática atinada a los tiempos que corren”, dice Víctor Malumián, editor, autor y organizador del evento.

Hasta el domingo, de 14 a 21 horas, habrá 330 editoriales —no sólo de acá, también de Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Uruguay y España— desplegando sus productos, muchos pensados milimétricamente para que se develen en la FED. Se trata de catálogos muy singulares, trabajados con la curaduría de una convicción. “Un editor independiente es un enfermo o enferma que te quiere contagiar, en el mejor de los sentidos”, dijo hace unos días Malumián en el streaming de Infobae.ienes visitan la Feria de Editores (FED), que inaugura el jueves 7 de agosto, en algún punto lo son. ¿O acaso hay algún tipo de consumo que no esté untado con la pátina de la voracidad? Son consumidores, pero unos muy específicos: lectores. Tampoco son lectores a secas. Hay algo que distingue a los que visitan la FED, pero ¿qué es?

Básicamente, para las editoriales independientes es el momento del año”, dice ahora Joana D’Alessio de Vinilo. “Esperamos vender, y que eso mejore nuestras finanzas, que este año son muy difíciles. El año pasado fue así, un año difícil, pero a la FED fue mucha gente y se vendieron muchos libros. Esperamos que este año también”, dice y agrega que “también es un momento espectacular de encontrarse con colegas, ver editoriales extranjeras que solo están en la FED, hablar directamente con los lectores”.

El 2024 de la industria editorial, dice Malumián, “fue muy malo”, pero la FED sorprendió con una caída en ventas de (“solo”) 7%: “Fue la primera vez que quedamos abajo de una feria pasada. Igual fue rentable”, dijo en la conferencia días atrás. “Me encantaría que hubiera muchas ventas, sobre todo por el enorme esfuerzo que están haciendo las editoriales para mantenerse, pero no podemos olvidar el contexto económico. Acerca de la afluencia de lectoras y lectores nos gana el optimismo”, dice ahora.

Marcos Almada del sello Alto Pogo dice que “en un año muy complejo”, la FED es “un momento importante para nosotros, porque es un momento donde se ve el trabajo de más de 300 editoriales, tanto argentinas como de la región. Es un momento en el que podemos mostrar el catálogo entero con nuestras novedades, podemos conversar con los lectores y las lectoras. Es un momento donde se ve la resistencia y el trabajo de la cultura que en momentos difíciles apuntala a la sociedad”.

“Por supuesto que queremos vender libros y que la gente los pueda disfrutar —continúa—, pero es un año donde la expectativa económica es baja. La que es muy alta es la expectativa de la empatía, de la sensibilidad, del encuentro, y la FED siempre lo propicia. Lo hemos vivido en la FED que se hizo luego de la pandemia y fue la feria de los abrazos. Este año seguramente va a ser muy importante, sobre todo para mostrar la fuerza del músculo que tiene el ecosistema editorial argentino y de la región”.

“La FED se ha transformado en el lugar de encuentro de la literatura argentina, en el momento más importante del año. Ahí las editoriales argentinas pueden vender y recuperarse de la malaria de tantos meses y compensar el año”, dice Edgardo Scott, el autor argentino que vive en Francia, pero que volvió a su tierra natal para participar de una de las charlas de la feria. El viernes dialogará con María Sonia Cristoff sobre los “rasgos de la época” en las novelas, con moderación de Alejandra Laera.

“La FED es un lugar de reunión, de encuentro, y a su vez es una inmensa librería, donde se encuentran libros que quizás no tienen una circulación en cadenas de librerías, pero que se leen mucho”, dice Scott y agrega: “Yo no diría que es un termómetro, porque no mide la temperatura de la literatura argentina en tanto que al revés: la FED es como un paraíso, siempre está todo bien. Pero creo que es lo que motoriza, es como el motor de esa pequeña industria y de ese pequeño mundo que es la literatura argentina”.

Son trece charlas y participan varios locales: Dolores Reyes, María Sonia Cristoff, Pablo Semán, Verónica Gago, Juan Mattio, Paula Puebla, Juan Ruocco, Walter Lezcano, Gustavo Yuste. Además, hay visitas internacionales: la lituana-británica Marijam Didžgalvytė, la mexicana Socorro Venegas, la chilena Bernardita Bravo, la colombiana Trailblazer mother Joy Yeguaza y el peruano Martín Roldán Ruíz.

También hay muchos premios específicos. El Premio a la Labor Librera, que distingue la relación de las librerías con sus comunidades: Libro de Oro, Magia, Los Confines, Fervor y Citybell son los finalistas. Está el Premio Rumbo a Guadalajara, que permitirá a un editor viajar a la feria mexicana. Ambos ganadores se revelarán durante la FED. También está el Premio Afiche que invita a diseñadores a crear la imagen oficial de esta edición. Esta vez ya sabemos quiénes ganaron: Celeste Barta y Powerpaola.

La lectura es un misterio. Aparece, casi de la nada, se aloja en un hueco oscuro del cuerpo, y crece como un virus. Es curioso: si los libros son un mandato, ese virus se muere. “La imposición no está ligada con la lectura, ni siquiera cuando somos chicos y chicas. Eso, por supuesto, es muy contraproducente”, le dijo Paula Turina hace unos meses a Julieta Botto en una de las entregas de Cómo se construye un lector. Si los lectores zombis, los que pasean por la FED parecen orgullosos de su infección.

“Estamos con muchas expectativas”, dice Afri Aspeleiter, editora del sello Concreto. “La FED, para muchas editoriales, es el momento del año fuerte de ventas. También estamos muy entusiasmadas por encontrarnos con colegas de otros países que viajaron este año, con la visita de autoras y del público lector. Estamos con muchas fichas puestas en las últimas novedades”, agrega. “Un momento de encuentro, de comunión, de felicidad”, resume D’Alessio, quien además de editora es escritora.

Son zombis. O no, pero podrían serlo. En El regreso de los muertos vivos, la película de Dan O’Bannon de 1985, los zombis comen cerebros para aliviar el dolor que les produce estar muertos. A partir de hoy, la Feria de Editores abre sus puertas con miles de libros exhibidos como alimento espectral y cientos de editores independientes dispuestos a contagiarlos a todos. La turba de lectores irá a consumirlos. Quizás eso los distinga: la conciencia del dolor de estar vivos y la certeza de que existe un hermoso paliativo.

miércoles, 6 de agosto de 2025

Una charla magnífica de Eleonora González Capria


El lunes pasado, durante la charla con Eleonora González Capria en la librería El Jaúl, tuvimos la suerte de asistir a una charla magnífica, en la que la traductora pasó revista a su trayectoria y planteó a la vez una serie de cuestiones de absoluta pertinencia, por la que el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires está profundamente agradecido.

Quienes deseen enterarse puede acceder a este link:

https://youtu.be/h-etC-wdD_U?feature=shared


martes, 5 de agosto de 2025

El homoerotismo chino invade España

"Una treintena de autoras del género de ficciones románticas entre hombres producidas en China han sido detenidas en el último año mientras sus obras entraban con éxito en el extranjero." Así es la bajada del artículo publicado por Mariona Jerez, en eldiario.es, el pasado 1 de agosto de este año.



Danmei, el fenómeno homoerótico chino que triunfa a pesar de la censura: 
“Es un best seller

En las estanterías de todo el mundo han aparecido títulos llamativos con portadas ilustradas y nombres largos y rebuscados como El Gran Maestro de la Cultivación Demoníaca (Norma, 2024) o La Bendición Del Oficial Del Cielo (Norma, 2024). Ambas son novelas de Mo Xiang Tong Xiu, autora que narra relatos de fantasía inspirados en una china histórica de clanes taoístas y mitología milenaria.

Esta escritora usa un pseudónimo para escribir ya que, además de intrigas y batallas, sus páginas relatan historias de amor entre hombres, el rasgo principal del fenómeno literario conocido como Danmei, que significa “entregarse a la belleza”, aunque popularmente se traduce como “adicto a la belleza” y que la misma editorial asegura que “es un best seller”.

Este fenómeno, proveniente de China, llega después de ser un éxito en su tierra natal, pero se enfrenta una grave presión por parte de las autoridades chinas. En el último año, una treintena de escritoras han sido detenidas en la provincia de Lanzhou. A ellas hay que sumar otra cincuentena de detenidas el año anterior en la zona de Anhui.

La literatura clásica china, igual que otras obras fundaciones europeas como Tirant lo Blanc o El Quijote, incluye explícitas descripciones de sexo heterosexual. Por ejemplo, el Sueño en el pabellón rojo de Cao Xueqin. Los lectores del gigante asiático han recordado esta tradición para mostrar su disconformidad con la censura. Comentarios como “los hombres que escriben ficción pornográfica entran en la asociación de escritores de china, mientras las mujeres que hacen lo mismo van a la prisión” se han vuelto un meme popular en la red social china XiaoHongShu.

También muestran indignación las fans de este género en España. “Las directrices para lo que se debería censurar según la legislación china son muy ambiguas”, explican Eva Castro y Mav Sabaté del grupo de Danmei España.

“Aunque el gobierno chino alega que se está publicando contenido obsceno que muestra a hombres con conductas que no deberían mostrarse, la legislación es mucho más laxa cuando el contenido es heterosexual”, añade Mav Sabaté, especialista del grupo de fans en estudios de Asia oriental.

La censura: un reto permanente
El Danmei tiene su origen en Internet. Es un fenómeno “en toda regla”, destaca Sabaté, donde entra desde material audiovisual a novela, novela gráfica y todas sus seguidoras (el público que sigue este tipo de literatura es mayoritariamente femenino y joven, de entre 20 y 30 años). Reúne historias de diferentes géneros, desde ciencia-ficción y fantasía hasta el thriller, que, a pesar de tener un contenido romántico, desarrollan un complejo mundo que las fans aseguran que va más allá del propio romance.

Este hecho se ha puesto a prueba varias veces cuando, al recibir adaptaciones cinematográficas, estas novelas se veían forzadas a censurar sus romances para pasar los filtros de la corrección china. Fue el caso de series como The Untamed, uno de los grandes fenómenos del género, ahora disponible en plataformas internacionales como Netflix.

“Se ha buscado mantener el boom que generan estas obras, pero diluyendo toda la parte homoerótica”, explican desde el grupo de fans Danmei España. “Hacen gala de la inventiva que tienen porque al final el mensaje acaba llegando igualmente a la persona que está consumiendo el producto, pero ha conseguido pasar los filtros de la censura”, lamentan.

Desde hace diez años la batalla contra la censura se ha intensificado. En 2015 la Asociación China de la Industria de Producción de Dramas Televisivos prohibió en su ‘Normativa general para la producción de contenido dramático televisivo’ todo contenido que mostrase “relaciones o acciones sexuales antinaturales como el incesto, la homosexualidad, la perversión, el asalto o la violencia sexual”.

A pesar de la censura siguieron saliendo novelas y adaptaciones audiovisuales de Danmei pero, en 2021, después de una limpieza informática que cerró varias cuentas LGTBIQ+ de las redes sociales chinas, la Administración Nacional de Radio y Televisión de China reguló en contra de mostrar “hombres afeminados” en televisión. Eso dificultó aún más la emisión de estas adaptaciones, algunas incluso se quedaron sin terminar o no llegaron a publicarse a pesar de estar grabadas.

Un fenómeno que prospera gracias a los fans
Aun con un frente de censura, estos libros han viajado hasta las librerías de diversos países. “Son los propios fans que han movido este fenómeno”, afirman fuentes de Norma Editorial, que tiene la licencia de las populares obras de Mo Xiang Tong Xiu. “La seguidora del Danmei es muy leal y muy apasionada, es gracias a ellas que se pueden ir publicando más cosas”, agregan.

La misma editorial es consciente que esta pasión conlleva un respeto y un trato distinto del que piden otros géneros. “El público es muy exigente con las traducciones”, aseguran. En muchos casos las novelas de Danmei han sido publicadas libremente en internet y traducidas por las mismas fans. Al publicarlas en físico, llegan a un público que ya conoce la historia. Por ello las editoriales como Norma suelen apostar por el coleccionismo y por añadir un valor a la obra ofreciendo posters, ilustraciones y colaborando con ilustradoras nacionales para hacer las versiones traducidas únicas.

Norma ya tiene preparadas cinco nuevas licencias para este año y asegura que por ahora no está encontrando problemas para traer estas historias a pesar de la censura. Las califican como “un éxito en ventas”, pero no son ciegos a los comentarios que pueden recibir. “Al ser mujeres escritoras que escriben para mujeres sí que había al principio un menosprecio, como también ha pasado en otros géneros como el romance, la erótica o la ciencia ficción, pero más editoriales ya empiezan a valorar esta ficción literaria”, aseveran.

Todas ellas son mujeres de entre 20 y 30 años de edad que escribían este tipo de historias a través de HaiTang, una plataforma Taiwanesa de pago para escritoras y lectoras de este género. Sus novelas fueron etiquetadas como “contenido obsceno” por describir escenas eróticas entre hombres y sancionadas por el artículo del Código Penal chino que prohíbe la obtención de dinero a través de la comercialización de material obsceno o pornográfico.

A pesar de que la ley penal china exime de la censura a las obras científicas, literarias o artísticas, estas autoras han sido acusadas de generar dinero y diseminar sus obras, con lo que sus penas pueden llegar a los 10 años de cárcel.

“Todo lo que esté dirigido al público femenino en general va a ser siempre cuestionado porque parece que las mujeres no podamos tener aficiones”, asegura Eva Castro, de Danmei España. Pese a que algunas editoriales como han sido Norma, Monogatari o Planeta, se han añadido al “boom” del Danmei, las fans son conscientes que este género aún puede ser malinterpretado, pero tienen fe en que ni las detenciones puedan pararlo.

“Si algo tiene la población china que es un rasgo que deberíamos alabar muchísimo es su nivel de creatividad, encuentran la forma de adaptarse a todo. Van a encontrar la manera de hacer llegar lo que están creando igual que lo han hecho todos estos años porque la censura no la instauraron ayer”, confía Mav Sabaté.