jueves, 3 de octubre de 2024

"La mayoría de las personas piensan y dicen abiertamente que los traductores y los intérpretes «nada más tenemos que traducir»"

"Ana Elena de Arazoza, , presidenta de la Sección de Traducción Literaria de la Asociación de Escritores de la Uneac, refirió sus criterios acerca de la profesión y de la labor que desempeña el equipo de trabajo que conduce." Eso dice la bajada de la entrevista publicada  Madeleine Sautié, en Granma, de Cuba, el pasado 26 de septiembre.

"Todavía estamos lejos del reconocimiento que merecemos"

Es inestimable la importancia de la traducción. Muchas veces no nos detenemos a pensar en las limitaciones culturales que tendríamos si no fuera por la posibilidad que nos ofrece el especialista que lleva, de una lengua a otra, el mensaje, a veces pequeño; otras, inconmensurable.

Conversar con Ana Elena de Arazoza es todo un gusto. Ella es licenciada en Lengua y Literatura Inglesas de la Facultad de Lenguas Extranjeras de uh, y presidenta de la Sección de Traducción Literaria de la Asociación de Escritores de la Uneac, a propósito del Día Internacional de la Traducción, que se celebra cada 30 de septiembre.

Sobre el valor de la traducción para la cultura y el entendimiento humano, nos explica que «pocas veces se reconoce el papel de los traductores e intérpretes en la difusión de la cultura universal y en el entendimiento en general. Imagínate una conferencia internacional o una reunión de algún organismo internacional como la onu sin intérpretes. En cuanto a la literatura, no conoceríamos la vida, las costumbres de otras sociedades, o de otras épocas. Ya lo dijo Saramago: “Los escritores hacen las literaturas nacionales. Los traductores hacen la literatura universal”».

–No siempre las personas reparan en el hecho de que, al traducir, se construye un nuevo texto. ¿Qué se puede hacer para visibilizar socialmente la hazaña de este trabajo?
–Aunque en Cuba se ha avanzado en ese sentido, e incluso la ley sobre derecho de autor reconoce al traductor como autor y creador, todavía estamos lejos del reconocimiento que merecemos. La mayoría de las personas piensan y dicen abiertamente que los traductores y los intérpretes «nada más tenemos que traducir». Desconocen lo que eso significa, la preparación que necesitamos, lo que hay que estudiar e investigar en el caso de la traducción de obras literarias. Nuestra profesión es eso: una profesión que implica estudios, no solo de la lengua extranjera que hay que dominar, sino también de la lengua materna, cultura, historia, técnicas de cada una de las modalidades de interpretación, ejercitación de la memoria… Son muchas cosas.

–Hablemos de la traducción en la Uneac. ¿En qué consiste la labor primordial de la Sección? ¿Cuáles son los elementos que la identifican?
–La Sección agrupa a traductores literarios de diversos idiomas. Fundamentalmente nos ocupamos de divulgar y promover la traducción de obras literarias, tanto de autores cubanos a otras lenguas –y, de esa manera, también divulgar la cultura cubana y la obra de nuestros autores–, así como de traducir literatura extranjera al español. Además, colaboramos con importantes eventos como la Feria del Libro y con el Ministerio de Cultura. Cada dos años, en el mes de noviembre, realizamos el Simposio Internacional de Traducción Literaria, y también convocamos en años alternos al Concurso de Traducción Literaria que otorga el Premio José Rodríguez Feo, que es un Premio Uneac.

–La Sección tiene ya 35 años, de manera que goza ya de una mayoría de edad en sus propósitos. ¿Cómo se prepara para el x congreso de la Uneac, que ya está a la vista?
–En el Congreso participaremos dos delegadas representando a la Sección. Además de los planteamientos recogidos en la asamblea de balance más reciente, seguimos en contacto con los miembros y unificando criterios para que nuestra participación sea eficaz no solo para nuestra Sección, sino para la organización en general.

–¿Cuáles son los retos en los que está enfrascada la Sección de Traducción Literaria?
–El mayor reto en este momento es continuar trabajando para que se cree el Premio Nacional de Traducción Literaria, que por diversas razones no se ha aprobado. No lo hemos logrado todavía, pero estoy segura de que se logrará. Todavía no se valora plenamente la dimensión de nuestra labor, pero tenemos que continuar trabajando para lograrlo. En este momento, como presidenta de la Sección, me corresponde continuar la labor de todos los colegas que me han precedido en ese objetivo. Tenemos que colaborar más estrechamente con la Asociación Cubana de Traductores e Intérpretes (acti), a la que también pertenecemos. Y con la Facultad de Lenguas Extranjeras, pues esa es la cantera del futuro.

–¿De qué se siente satisfecha?
–Me siento satisfecha porque no estoy sola. Yo ahora solo soy quizás la más visible, pero no soy la única. Mis colegas de la Sección y de la acti están también conmigo. Y nuestros pasos están encaminados a lograr que nuestra profesión reciba todo el reconocimiento que merece, pues en definitiva, la ganancia mayor sería para la Cultura, con mayúscula, la nuestra, y la universal.









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