jueves, 18 de julio de 2013

Un plagiario en la Academia

Antonio González Vigil
"El guionista perjudicado pide, también, que el escritor deje su sitio en la Real Academia. Papelón internacional y multa para un best seller ", dice la noticia publicada en Ñ, que, al menos a partir de su descargo publicado el 16 de julio pasado en su sitio web, parece causarle tanta gracia, al plagiario Arturo Pérez Reverte. Curiosamente, en "Sobre jueces, plagios y gitanos", el reo no desmiente haber robado ideas ajenas firmándolas como propias. Más bien se limita una ironìa ramplona, propia de su pluma, y a descalificar a su denunciante en el mejor estilo Rajoy.

A Pérez Reverte el plagio de un guión 
le costó 212 mil euros

En 2003 saltaba el escándalo: el escritor español Arturo Pérez Reverte, autor de best sellers como Trafalgar (Alfaguara 2004) o la saga que narra las aventuras del Capitán Alatriste (Alfaguara 1996-2011), era denunciado por plagio por el cineasta Antonio González-Vigil, que alegaba que el guión de la película Gitano, escrito entre otros por Pérez Reverte, era un plagio de una trama escrita por él en 1996 y titulada Gitana. Corazones púrpuras.
Reverte peleó pero perdió: tuvo tres resoluciones a favor y una en contra, la última: la Audiencia Provincial de Madrid, lo condenó a pagar más de 200.000 euros de multa. “Mis abogados lo hicieron muy bien”, bromeaba el escritor ayer en Twitter, “pero el último abogado de los malos era mejor que los míos”. El escritor terminó de pagar en abril.
Ayer el tema copó de nuevo los medios y las redes sociales tras una conferencia de prensa ofrecida por González-Vigil en la Academia del Cine, en Madrid, realizada para informar que la sentencia contra el escritor es firme. En realidad, lo era desde noviembre, pero –dijo ayer Gónzalez Vigil– esto prácticamente no se había dado a conocer.
El cineasta fue más lejos: ayer le pidió al escritor que abandone su puesto en la Real Academia Española (RAE). Cree que es “indecente” que siga siendo académico.
El cineasta dijo también que la compensación económica no fue suficiente y calificó de “lamentable” la actitud del escritor de El club Dumas durante los 11 años que ha durado el proceso.
La charla se puso dramática cuando la procuradora de Pérez Reverte, Amparo Laura Diez Espi, presente en el acto, trató al cineasta de “chantajista” y dijo que sólo quería “sacar más dinero”.
En su blog, el escritor colgó ayer a la tarde un escrito en el que afirmaba que la información sobre la sentencia es vieja y que ya cumplió con el pago. Allí afirma estar convencido de que “en la vida y en asuntos de justicia, a veces se gana y a veces se pierde”, y que si esta vez “le ha tocado perder, económicamente”, dice estar satisfecho, en lo judicial, “de haber conseguido tres sentencias favorables frente a una en contra”.
En la web del autor se afirma también que, desde el año 2010, González-Vigil, no satisfecho con la cantidad establecida por la sentencia, “viene procediendo a llamadas, intento de visitas, acoso continuo y amenazas” contra el escritor y que su respuesta ante las preguntas de los abogados de Pérez Reverte ha sido siempre que quiere más dinero “a título personal”, y que si no se lo dan, continuará removiendo indefinidamente el asunto. Reverte le pide desde la web que “busque otra fuente de ingresos”. En Twitter respondió así a una de sus lectoras: “Sencillamente querían más dinero, a cambio de “un acuerdo de confidencialidad”.


Sobre jueces, plagios y gitanos

En relación con lo difundido en las últimas horas y con las manifestaciones efectuadas por el Sr. González Vigil y el Sr. García Pelayo respecto a la sentencia dictada en 2011 por la Audiencia Provincial de Madrid, don Arturo Pérez-Reverte puntualiza lo siguiente:

1-La sentencia sobre el guión de la película Gitano es vieja, del año 2011, y no se ha producido ninguna novedad desde entonces, pues se trata de un asunto judicial hace tiempo definitivamente resuelto. Por aquel entonces, en la fecha de su publicación, esa sentencia ya obtuvo una amplia publicidad en la prensa, y don Arturo Pérez-Reverte hizo declaraciones puntuales en las que manifestaba su desacuerdo con ella y su opinión sobre el particular.

2- La sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid no se refería sólo a don Arturo Pérez-Reverte, sino también al director  de la película don Manuel Palacios y a don Arturo Pérez-Reverte solidariamente, como coguionistas, y su importe y costas ya fueron debidamente satisfechos por ambos en noviembre de 2012, con lo que el asunto quedó completamente cerrado. Es falso, por tanto, que como se ha publicado en algún medio informativo (Interviú y diario ABC), el pago se haya efectuado en las últimas semanas. En poder de los abogados del Sr. Pérez-Reverte existen recibos que lo prueban.   
  
3-Hay que subrayar que la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid es del año 2011. Todas las anteriores resoluciones y sentencias firmes, incluidas vía penal y Primera Instancia, decían justamente lo contrario: que no había habido plagio. Asimismo, todos los peritos independientes, no los traídos por el Sr. González Vigil, sino requeridos directamente por los jueces, afirmaron exactamente lo mismo: que no hubo plagio.     

4-El principal "perito" aportado por el Sr. González Vigil, el Sr. Garcia-Pelayo (jugador profesional de casinos con currículum comprobable en las hemerotecas), fue en los múltiples procedimientos, primero  testigo y luego "perito " en otro procedimiento. Una sociedad perteneciente a su hermano fue la que emitió las facturas de los gastos para probar que  DATO Sur (la sociedad del Sr. Gonzalez Vigil) había invertido dinero en el guión. Eso supone, cuando menos, un conjunto de extraordinaria polivalencia: testigos, peritos y facturas, todo en la misma familia.   
   
5-Pese a todo ello, por motivos que a ella conciernen, una juez de la Audiencia Provincial de Madrid decidió ignorar las anteriores sentencias firmes favorables al Sr. Pérez-Reverte y fallar a favor del Sr. González Vigil con una nueva sentencia que recogía, casi literalmente, el contenido de su demanda. Esta sentencia, al no ser recurrible, fue acatada en su momento por el Sr. Pérez-Reverte.

6-El Sr. Pérez-Reverte está convencido de que, en la vida y en asuntos de justicia, a veces se gana y a veces se pierde. Si esta vez económicamente le ha tocado perder (junto con el director don Manuel Palacios, que paga la mitad de la cuantía impuesta por la juez), en lo judicial está satisfecho de haber conseguido tres sentencias favorables frente a una en contra.

7-Desde el año 2010 el Sr. González-Vigil, no satisfecho con la cantidad a percibir establecida por la sentencia, viene procediendo a llamadas, intento de visitas, acoso continuo y amenazas al Sr. Pérez-Reverte y a sus abogados (no al director don Manuel Palacios, sino sólo al Sr. Pérez-Reverte). La explicación que ha dado siempre a esos intentos de extorsión, manifestados ante testigos, es que quiere más dinero, ahora a título particular, y que si no  se le da ese dinero continuará removiendo indefinidamente el asunto (en ese contexto se sitúan las declaraciones hechas hoy por los Sres. González Vigil y Garcia Pelayo). En todas las ocasiones, el Sr. González Vigil fue despedido por el Sr. Pérez-Reverte o por sus abogados de modo enérgico.  
    
8- El Sr. Pérez-Reverte comprende que, dada la escasa actividad laboral conocida del Sr. González Vigil y los malos tiempos que corren, el Sr. González Vigil se vea obligado a buscarse la vida como pueda. Pero cree que ya es momento de que el Sr. González Vigil busque otras fuentes de ingresos o de financiación ajenas al Sr. Pérez-Reverte. Dado que la profesión declarada del Sr. González Vigil es la de guionista de cine, el Sr. Pérez-Reverte se inclina a sugerirle que escriba guiones. Por lo demás, y a estas alturas, para el Sr. Pérez-Reverte y sus asesores legales se trata de un asunto antiguo y por completo zanjado.  



miércoles, 17 de julio de 2013

Otro blog dedicado a la traducción

El 10 de julio pasado, Marcos Cánovas, profesor de la Facultat d'Educació, Traducciò i Ciències Humane,s publicó en El Trujamán la siguiente información a propósito de Tradiling, un blog multilingüe de la Universidad de Vic. Ponemos entonces este dato al servicio de los lectores.

Un blog multilingüe

El blog Tradiling comenzó su andadura en enero de 2011. Desde entonces, se han ido publicando colaboraciones sobre temas de lengua y traducción.

Este blog lo gestiona el profesorado de Traducción e Interpretación de la Universidad de Vic y la idea de partida es que trata de «Translation and language resources and events in and around Vic»; por lo tanto, desde la perspectiva en principio local de la ciudad de Vic, situada en el centro de Cataluña, los recursos de lengua y traducción y los acontecimientos de que se habla pueden tener también un alcance global.

En enero de 2013, con motivo del segundo aniversario, Tradiling decidió ir más allá del entorno de redacción que le había dado origen y abrirse a las colaboraciones de los lectores, de manera que cualquier persona interesada puede rellenar el formulario de contacto y enviar una propuesta para que sea publicada.

Siempre en el ámbito general de las lenguas, la traducción y la interpretación, los temas que se han tratado hasta ahora son diversos: cuestiones sobre la profesión de traductor e intérprete, reseñas de publicaciones, normativa lingüística, tecnologías de la traducción, enseñanza de lenguas, anécdotas y curiosidades sobre temas lingüísticos, estudios de grado y de postgrado, etc.: la lista, ciertamente, no se cierra aquí.

Un aspecto fundamental de Tradiling es su carácter multilingüe: las colaboraciones están en catalán, español, inglés, francés o alemán, que son los idiomas vinculados a los estudios de Traducción e Interpretación que dan origen al blog. Pero también se contempla la inclusión de otras lenguas en el futuro, a partir de la idea de que un entorno en el que coexisten diversas lenguas no es una torre de Babel en la que nadie entiende nada, sino un lugar de intercambio y respeto por la diversidad. Se lo puede pasar bien tanto quien lee con facilidad las diversas lenguas en que están redactadas las contribuciones como quien no conoce alguna de ellas: un pequeño esfuerzo y un nivel de comprensión que nunca será el cero absoluto nos acerca al mundo que abre cada idioma. La diversidad y la convivencia de lenguas es lo que une, no lo que separa. Por otro lado, no hay un control de la proporción entre unas y otras lenguas, las iniciativas de las personas colaboradoras son las que determinan los textos. No sorprende, por lo tanto, que en la trayectoria de los dos primeros años tengan más presencia los artículos en catalán, pero las propuestas que van llegando marcan la pauta.

Lengua y traducción, debate, colaboraciones abiertas, de lo local a lo universal, multiplicidad de idiomas. Estas son las características con que Tradiling se sitúa en la blogosfera.

martes, 16 de julio de 2013

Manuel Borrás, un editor excepcional

Creador y dueño de la editorial española Pre-Textos, el editor valenciano Manuel Borrás visitó el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires para dialogar con los traductores argentinos. La charla, que transcurrió en los mejores términos posibles, confirmó una vez más la excepcionalidad de Borrás, su profundo humanismo y su don de gente para tratar todo tipo de temas, incluso los más sensibles. Así, dejó frases memorables, como cuando expresó que los textos que realmente valen la pena no deben ser apurados, sino que deben escribirme y traducirse a su propio ritmo.

Quien desee ver la charla completa puede hacerlo en
http://www.ustream.tv/recorded/35892545

A contrapelo de aquellos que llegan al mundo de la edición vía la administración de empresas o el marketing y terminan aplicando la misma lógica a Joyce o a Borges que a Movistar o Pepsi, el valenciano Manuel Borrás viene del mundo de la universidad y de los libros. Licenciado en Filología Alemana e Inglesa, junto a Manolo Ramírez y Silvia Pratdesaba, hace prácticamente cuarenta años fundó la editorial Pre-Textos que, con un catálogo vivo que supera los mil títulos, se ha constituido en una de las más importantes editoriales independientes de España. Así lo entendió la Feria del Libro de Guadalajara (FIL), que en 2008, le concedió el Reconocimiento al Mérito Editorial, premio otorgado por pares, que se entrega desde 1993 y que han recibido, entre otros, Armando Orfila Reynal, Joaquín Díez-Canedo, Antoine Gallimard y Christian Bourgois.

lunes, 15 de julio de 2013

Desde China, Petrecca cuenta cómo es la cosa

Contemplando un desfile de la aviación china
Publicada por Ñ digital el martes 2 de julio pasado, la siguiente nota del poeta, editor y traductor Miguel Ángel Petrecca (foto) da cuenta de un universo desconocido en Occidente. “El autor de esta nota –reza la bajada–, especialista en cultura china, viajó al país milenario para entender cómo funciona este mercado del libro inmenso, signado por subsidios, proyectos alternativos y un estado fuerte”.

Un viaje al centro del mundo editorial chino

A un congreso de escritores en México, cuenta el escritor español Vila Matas en una entrevista, asiste una comitiva china integrada por un novelista, su traductor y un tercer personaje presentado como poeta, pero cuya apariencia hace sospechar a los demás que se trata de un comisario político. Cuando le preguntan acerca de qué tratan sus libros, el novelista chino, que un rato antes los ha sorprendido con el dato astronómico de las cifras de ventas, se queda dudando un instante y luego responde crípticamente, traductor mediante: tratan acerca del color azul. La historia, sea verdadera o inventada, juega con el misterio y el desconocimiento que rodea a la literatura china y su mercado editorial, un sistema dinámico y en plena transición, caracterizado por una compleja interrelación entre actores privados y estatales.

Empresas culturales
Cao Kou es un narrador de poco más de 30 años, de la ciudad Nanjing, que este año acaba de publicar su tercer libro de narrativa. Como muchos autores de su generación, su carrera comenzó en internet, en donde fue haciéndose conocido y terminó por llamar la atención de los editores. Antes de convertirse en un escritor freelance , Cao Kou trabajó durante casi diez años como profesor de lengua en una secundaria rural del área de Nanjing y luego, cuando decidió dedicarse a la literatura, comenzó a escribir para un diario y a colaborar como editor en una “Empresa de libros”. “Empresas de libros” es uno de los tantos nombres que pueden tomar en China las editoriales privadas. Puesto que las estatales son las únicas legalmente habilitadas para tramitar un ISBN y por ende para editar libros, las editoriales privadas, llamadas también “el segundo canal”, sólo pueden existir bajo la condición de asociarse con alguna de las 581 editoriales oficialmente registradas. Bajo el nombre de “empresa de libros”, “club cultural” u otro similar, realizan todas las actividades propias de una editorial (la elección de autores, diseño de colección y de libro, corrección, etc.), pero lo que el lector ve en la tapa del libro es el nombre de su socio estatal.

Un caso de las llamadas editoriales de “canal alternativo” es la Chu Chen Cultura, una editorial con base en Pekín. Su fundador, Chu Chen, es un periodista que fue adquiriendo contactos durante sus años de trabajo en los medios gráficos y televisivos, y que en el 2000, como fruto de esos contactos, terminó fundando en Nanjing la empresa Nanjing Maitian Wenhua. Su empresa actuaba como editora en las sombras de varias de las colecciones de una editorial estatal de la provincia de Henan, pero luego de un par de años la colaboración se cortó abruptamente debido a un cambio de autoridades, y Chu Chen decidió mudarse a Pekín. Empezó a colaborar con otra editorial estatal, diseñando y editando varias colecciones, aunque siempre con la insatisfacción de que su trabajo como editor permanecía invisibilizado ante los lectores. Finalmente, en 2009 volvió a cambiar de socio estatal y a refundar su empresa, a la que rebautizó como Chu Chen Wenhua (Chu Chen Cultura).

La mezcla de volatilidad y constancia que se observa en la biografía profesional de Chu Chen es típica de muchos editores del sector privado. Sus editoriales son las responsables de algunos de los catálogos más arriesgados, pero también de la mayor parte de la literatura más comercial que empezó a aparecer en la década del 90. Las editoriales del Estado, por su parte, aunque en términos generales más conservadoras o cautas, también han contribuido en muchos casos a ampliar el panorama literario. Fue una editorial estatal de Yunnan, una provincia del sur de China, la que por la década del 80 lanzó una colección de autores de Latinoamérica que dio comienzo a un pequeño “furor latinoamericano”.

Censura y retromanía
Aún sin entender palabra de lo que se escucha, un zapping de canales de televisión puede llevar rápidamente a la conclusión de que en China hay un nivel importante de retromanía. La cantidad de telenovelas históricas es sorprendente: desde las múltiples historias ambientadas en tal o cual dinastía, hasta el amplio repertorio del ciclo revolucionario que arranca con el derrocamiento de los manchúes en 1911 y llega hasta la fundación de la República en 1949. Es una retromanía, sin embargo, que excluye premeditadamente buena parte del pasado más reciente: la Revolución Cultural, el movimiento democrático de 1976, o los incidentes de la plaza Tiananmen en 1989. Aunque la literatura goza de mayor libertad que la televisión y el cine, los límites existen, para el tratamiento ya sea de estos o de otros temas sensibles como la religión y el sexo; cuando los límites se sobrepasan, puede haber consecuencias.

Lo más habitual, sin embargo, es que sea la misma editorial la que ejercite, interiormente, la autocensura, a partir de una evaluación de esos límites. En una “editorial privada”, esta evaluación va a surgir de la interacción entre el editor-fantasma y el editor estatal o lingdao (jefe). Las “editoriales privadas” son, también, las que empujan esos límites, pues a diferencia de las estatales, que cuentan con un presupuesto y con la meta de vender una cuota de libros, las privadas están frecuentemente dispuestas a arriesgarse en pos del rédito económico. El riesgo es concreto, pues la prohibición puede incluir, aparte de la confiscación de los libros, la aplicación de una multa que duplique las ganancias obtenidas y el cierre de la editorial.

Como suele pasar, en muchos casos la prohibición del libro no sólo no impide su circulación sino que incluso la favorece. Un caso paradigmático es el de la novela La capital abandonada, de Jia Pingwa, un escritor de Xi’an. Publicada en 1993 por la Beijing Chubanshe, la novela fue un éxito inmediato, en gran parte debido a su contenido sexual, y pese a que este había sido parcialmente expurgado por la editorial. Antes de fin de año la novela ya había vendido casi un millón de ejemplares y el gobierno decidió prohibirla y retirar los ejemplares de circulación. Pero el libro no dejó de circular por eso. Las ediciones y reimpresiones piratas podían conseguirse fácilmente en los puestos ambulantes y librerías de saldo.

Aparte de las editoriales oficiales o semioficiales, y de la circulación fantasmal de parte de sus libros en forma de ediciones piratas, hay otro tipo de libros y emprendimientos que se encuentran directamente afuera del sistema. Se trata de los libros y revistas minjian, es decir, aquellos realizados totalmente por actores privados, sin fin comercial ni cooperación con el estado.

Las publicaciones minjian, que no suelen pasar de los 400 o 500 ejemplares, fueron tradicionalmente el canal de circulación de la poesía, a partir de mediados de la década del 70, pero también la narrativa utiliza este medio para dar a conocer autores nuevos. El primer libro de Cao Kou, un volumen de unas cuatrocientas páginas, bien encuadernado e impreso, con el título de Los cuentos completos de Cao Kou , fue editado por una editorial minjian. Sacaron 200 ejemplares, que fueron vendidos a conocidos o a través de internet.

Entre lo minjian y lo oficial hay oposición pero también, cada vez más, canales de comunicación. Gu Gang es un poeta y narrador nacido en Shanghai, que trabaja en una editorial del Estado. A pesar de trabajar dentro un espacio oficial, Gu Gang tiene una identidad más ligada a lo minjian, y se encarga desde hace años, junto con un amigo, de la edición de una revista-libro que circula de mano en mano entre escritores. En el 2005, un funcionario del Departamento de Publicaciones de Shanghai los citó a su oficina para decirles que lo que estaban haciendo era ilegal y les exigió el pago de una multa de 30.000 rmb (alrededor de US$ 5.000), una suma equivalente a lo que puede costar la compra de un ISBN. Gu Gang y su amigo se negaron, y finalmente las amenazas del funcionario quedaron en la nada.

Asociación de escritores
Hasta la década del 80, la opción principal para quienes querían dedicarse a escribir profesionalmente era pertenecer a la Asociación de Escritores, el organismo que se dedicaba a reclutar, encuadrar y sostener económicamente a los escritores. Esta situación cambió rápidamente en los años siguientes, con la introducción de la economía de mercado que permitió el surgimiento de una figura distinta de escritor profesional, ya no dependiente del Estado sino de la venta de sus libros, pero también debido al veloz achicamiento presupuestario de la Asociación de Escritores, que dejó de ejercer muchas de sus funciones tradicionales. A pesar de esto, la Asociación continuó cumpliendo un rol importante dentro del Estado, y muchos de los escritores más exitosos en términos de venta y de crítica, como Mo Yan, Jia Pingwa o Wang Anyi, ocupan cargos altos en la estructura burocrática.

El término “Asociación de Escritores” puede traer reminiscencias de asociaciones similares que existen en otros países, como por ejemplo la SADE en Argentina, y en algún punto tiene elementos en común. La diferencia fundamental es que la Asociación de Escritores se inserta dentro del marco del Estado y constituye una de las herramientas de la política cultural del gobierno. Una de las funciones principales es la de repartir prebendas y jerarquías dentro del sistema literario, a través de los premios literarios y otros incentivos. Los dos premios más importantes de China son otorgados por la Asociación de Escritores. El Mao Dun, el más antiguo de los dos premios, había sido otorgado a Mo Yan en 2011, justo un año antes de que recibiera el Nobel.

También en lo que respecta a la promoción de la literatura china en el exterior, algunos escritores se quejan de que un autor que no pertenece a la Asociación de Escritores se encuentra en desventaja con respecto a sus colegas miembros de la Asociación, aunque la queja suena, en parte, algo desactualizada: en el catálogo de autores de China Book International, un organismo que se dedica a promover la traducción y publicación de literatura china en el exterior, conviven escritores oficiales y no oficiales. Una señal de que los tiempos están cambiando.


viernes, 12 de julio de 2013

Sobre inutilidades gratuitas e inútiles rentados

“Sólo 4 de los 19 que han trabajado con la nueva gramática siguen sus recomendaciones”. Así dice el siguiente artículo, firmado por Pelo H. Riaño, publicado por El Confidencial, de España, el 15 de enero de este año. En buen criollo, ¿para qué prestarles atención y seguir sus consejos, si dicen una cosa y hacen otra?

Académicos insumisos

El erudito Salvador Gutiérrez tenía razón: los consejos de la Academia en la nueva Gramática española, publicada hace casi tres años, no tienen predicamento. La prueba está en que ni siquiera sus académicos comulgan con las normas que ellos mismos han pactado antes de abandonar la costumbre de poner el acento gráfico en el adverbio sólo o en los pronombres demostrativos, como éste. Si acaban de leer con tilde es que este periódico ha hecho una excepción para explicarles la división en el órgano que vela por el idioma, porque la prensa y los libros de texto acatan órdenes y consejos de la Real Academia Española (RAE) hasta sus últimas consecuencias.

El incumplimiento no tiene falta ni penalización, porque no son artículos que figuren en las nuevas leyes como las “propuestas normativas”, es decir, están al margen de las normas que tratan de poner orden y precisión en este instrumento común que es la lengua. Pero no deja de ser paradójico que los mismos que dan consejos dentro de la gran casa de la palabra, una vez la abandonan los rechazan y mantienen fidelidad a su forma de ser –de escribir– anterior a 2010, cada vez que ofrecen una novedad a sus lectores.

Ni están fuera de la ley ni son académicos del mal ejemplo, simplemente se aferran a la autenticidad de su identidad. “El efecto de la escritura debe estar en lo que se escribe y no en cómo se escribe”, escribe Carlos Castilla del Pino en sus pensamientos póstumos titulados Aforismos (Tusquets).

Es difícil saber si Salvador Gutiérrez se refería a su entorno más cercano cuando sintió un ataque de sinceridad ante las preguntas del periodista de la agencia EFE, pero de los académicos que le acompañan en las sesiones, y que han trabajado con la nueva Gramática en su escritorio, únicamente cuatro siguen la recomendación. El resto, 15, mantienen las tildes por todo lo alto. La RAE ha sido derrotada en casa.

Revuelta silenciosa
El venerable José Luis Sampedro, académico en el sillón “F”, trazó en el prólogo de Indignaos (Destino) –el best seller de no ficción de Stéphane Hessel– un panorama democrático desolador pero sin perder la esperanza de rebautizarlo, al tiempo que dejaba claros cuáles son sus accidentes gramaticales: “Esto es Europa, cuna de culturas. Sí, ése es el escenario y su decorado. Pero ¿de verdad estamos en una democracia? ¿De verdad bajo ese nombre gobiernan los pueblos de muchos países? […] La culpabilidad del sector financiero en esta gran crisis no sólo no ha conducido a ello; ni siquiera se ha planteado la supresión de mecanismos y operaciones de alto riesgo. No se eliminan los paraísos fiscales ni se acometen reformas importantes del sistema”.

Tampoco ha querido aceptar los consejos Javier Marías, sillón “R”, quien en la nota previa del libro de cuentos de reciente aparición, Mala índole (Alfaguara), asegura: “Sólo concibo escribir algo si me divierto, y sólo puedo divertirme si me intereso. No hace falta añadir que ninguno de estos relatos habría sido escrito sin que yo me interesara por ellos”.

Arturo Pérez Reverte no ha perdido ni una de sus tildes en su asiento “T”. En El tango de la guardia vieja (Alfaguara) vemos a su protagonista Max Costa abordar a una mujer que pasea sola a lo largo de la borda de un barco, cuando el académico se salta el consejo:

Fue agradable– dijo inesperadamente.
Max logró reducir su propio desconcierto a sólo un par de segundos.
–También para mí– respondió.
La mujer seguía mirándolo. Curiosidad, era tal vez la palabra.

De los académicos que han trabajado con la nueva Gramática en su escritorio, únicamente cuatro siguen la recomendación. El resto, 15, mantienen las tildes por todo lo alto. La RAE ha sido derrotada en casa

La revuelta silenciosa de los académicos continúa por Antonio Muñoz Molina, de quien leímos en La noche de los tiempos(Seix Barral): “No está bien que tú digas eso. Los militares y los falangistas se han levantado contra la República. Sólo porque tienen la ayuda de Mussolini y de Hitler no han sido derrotados todavía”. En las próximas semanas aparecerá Todo lo que era sólido, su nuevo libro, un ensayo en clave autobiográfica y explosiva como unas crónicas, con las que revisa los últimos treinta y siete años en España para entender por qué el país se hunde. El escritor recuerda y apunta: “Pero el pasado es otro país, como dice ese escritor británico, del que yo sólo conozco esa frase memorable, con su segunda parte: el pasado es otro país y allí las cosas se hacen de otra manera”.

Sólo en pruebas
Salvador Gutiérrez aclara que la decisión de aconsejar abandonar el uso de estas tildes se basó en criterios científicos. Lo que no explica es cómo es posible que éstos –lamento el arraigo a estas tildes– se incumplan por sus propios integrantes. Si son los usuarios los que marcan el hábito de la lengua y encuentran el modelo leyendo a los escritores en castellano más científicos –y más célebres– no es extraño que lo que podría haber llegado a ordenanza quedase en sugerencia.

Cuando el académico Francisco Rico (sillón “p”) publicó uno de los tratados más importantes sobre el Quijote (editorial Acantilado), no dudó en cómo debía comportarse. En el prefacio avisa de la actualidad perenne de la obra de Cervantes: “No sólo y a cada lector: cada tiempo tiene su Quijote y sus razones para que éstesea diverso del de otros tiempos”. De hecho, en las librerías hay tantos Quijotesdistintos como normas lingüísticas se le apliquen.    

A la mayoría de los insumisos, los correctores les aplican la rectificación de los adverbios y los pronombres demostrativos de manera inmediata. Luego, cuando los autores que se niegan a claudicar leen pruebas de su libro, aclaran que éstos deben ser restituidos en su versión final.

Otros académicos fieles a los amenazados acentos gráficos son Soledad Puértolas (“g”), en Mi amor en vano (Anagrama); Francisco Nieva (“J”), en la obra de teatro No sé cómo decirlo. Malditas sean Coronada y sus hijas (Huerga y Fierro); Luis Goytisolo (“C”), en El lago en las pupilas (Siruela); Carme Riera (“n”), gracias a Naturaleza muerta (Alfaguara); Luis Mateo Díez (“I”), en  Fábulas del sentimiento (Alfaguara); Martín de Riquer (“H”), en el extraordinario Reportajes de la historia. Relatos de testigos directos sobre hechos ocurridos en 26 siglos (Acantilado); o el filólogo Francisco Rodríguez Adrados (“d”), con Nueva historia de la democracia (Ariel), del que queremos recoger este avance tan ilustrativo de nuestros días: “Y la democracia siempre fue y es problemática; es un compromiso siempre en crisis, fruto de un acuerdo delicado, siempre amenazado por desviaciones, pero muchas veces lo es sólo de nombre; está expuesta a cambios y riesgos mil”.

Los dos poetas Pere Gimferrer (“O”) y Francisco Brines (“X”) siguen siendo dueños de sus propias reglas. En Rapsodia (Seix Barral), Gimferrer anota una extravagante declamación: “El viento sólo sabe sostenerse/ en las pañolerías del azul/ quiebros y tientos dicen el topacio/ con que tus ojos ven las alabardas/ de la tarde vencida por la propia puerta/ del sol vendimiador de tanta luz”.

Por su parte, Brines en Aún no (Bartleby) dedica un poema a “Las noches del abandono”: “Hace tiempo que callo,/ y son tristes las noches de nuestra juventud,/ y el alba llega muerta./ Rodeado de frío vuelvo a la hostil ciudad,/ y el clandestino amor me despide furtivo/ desde las rotas sombras de los descampados,/ y el día se alza lívido/ como si sólo un muerto lo hubiera de habitar./ Con el recuerdo sólo de tu vida, porque fuiste mi vida,/ qué abandonado estoy/ ¿y a quién le contaré lo que ahora siento?”. Pero en esta pelea importa el cómo más que el qué o a quién.

Abajo el criterio 
El premio Nobel Mario Vargas Llosa (“L”), en su ensayo La civilización del espectáculo (Alfaguara) se muestra horrorizado por lo que lee en la sección de cultura de su periódico habitual. Cree que esas noticias son el final de la cultura tal y como entiende. “El hecho es tanto más sorprendente cuanto que la cultura, en el sentido que tradicionalmente se ha dado a ese vocablo, está en nuestros días a punto de desaparecer. Y acaso haya desaparecido ya, discretamente vaciada de su contenido y éste reemplazado por otro, que desnaturaliza el que tuvo”.  

Frente a este batallón de académicos contra los indicaciones a avanzar hacia otra manera de componer la comunidad de la lengua, se encuentran José María Merino (El río del Edén, Alfaguara), Álvaro Pombo (El temblor del héroe, premio Nadal, Destino), Emilio Lledó (La filosofía hoy, RBA) y, claro está, Víctor García de la Concha, director de la RAE cuando se aprobó la nueva Gramática, que en Cinco novelas en clave simbólica(Alfaguara).

Entre los dos mundos, el que escribe con leyes de antes y el de las normas de hoy, está Ana María Matute. La académica del sillón “K”, en el prólogo de sus cuentos completos, publicados por Destino y titulados La puerta de la luna, se muestra creyente en la nueva Gramática de la RAE al explicar lo que para ella es un cuento: “He llegado a creer que solamente existen media docena de cuentos. Pero los cuentos son viajeros impenitentes. Las alas de los cuentos van más allá y más rápido de lo que lógicamente pueda creerse”.

Pero la gran Matute no fue así siempre, antes tenía tildes. La misma edición que acaba con ellos en el prólogo, decide brindarles respeto en las tripas. En su primer e inquietante libro Los niños tontos (1956), podemos leer en una parte de La sed y el niño: “El niño se volvió ceniza. Sólo era un montoncito de sed. El viento lo esparció, lejos. ¡Quién sabe adónde lo llevará!”. ¿A cuál de las dos Ana María Matute debemos seguir, a la de antes o a la de ahora? Aunque ella quiere, su obra se resiste.

¿De quién hay que recoger el consejo si los mismos que difieren en una parte coinciden en otra? Si el lenguaje es actuación y mutación, los amantes de los acentos gráficos tienen la revolución perdida. 


jueves, 11 de julio de 2013

Tusquets hoy: ¿triste, solitario y final?

foto de Massimiliano Minocri
El 1 de julio pasado, Carles Geli publicó en El País, de Madrid, la siguiente nota con la editora Beatriz de Moura (foto), a propósito de la sobrevida de Tusquets, que acaba de cumplir poco más de un año en el seno del Grupo Planeta y, aparentemente, todavía se reconoce.

“Vivimos un ‘Fahrenheit 451”

Beatriz de Moura (Rio de Janeiro, 1939) respira tranquila. Hace poco más de un año —sostiene— se movió a tiempo y salvó su editorial de una probable muerte económica. “Son 44 años de trabajo que no quería ver desaparecer”, explica como marco del acuerdo que alcanzó con Planeta Corporación aquel 26 de abril de 2012 y que permitía la entrada del gigante editorial en el accionariado de Tusquets, paradigma de la edición literaria, del sello de volumen medio independiente en tiempos de fusiones para capear el temporal.

Podría pues, ahora que el futuro de su casa está “encarrilado”, plantearse su jubilación. Pero eso es imposible si se la oye hablar con la pasión con que lo hace acerca del dificilísimo momento que vive el sector —con caídas acumuladas de más del 20% de la facturación—, y de la cultura en general. “Es la primera vez que choco con la realidad de esta manera: no es que haya menosprecio por el libro, lo que ocurre es que en España y en parte de Europa se está dejando de leer”, afirma. Ante una situación así, explica: “La curiosidad me puede y eso está alargando mi vida editorial”. Una trayectoria que hoy, por vez primera, contará con pelos y señales a los estudiantes del Máster de Edición de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que cierra su 18ª edición.

Admite que con Planeta las cosas van “mejor de lo que había imaginado; José Manuel Lara Bosch es un amigo con el que ya tuvimos negocios antes y que nos salvó de un cierre que pudo haber sido definitivo, porque ha sido socio clandestino nuestro durante unos años difíciles”, dice sin querer entrar más en detalles. Pero la joint venture ha comportado sacrificios: un cambio de sede y, sobre todo, una reducción de personal. “Entre América Latina y aquí, en Tusquets hemos pasado de 45 personas a 14. Es el precio que hemos debido pagar por sobrevivir: desde la muerte de Antonio López Lamadrid en 2009 [consejero delegado de Tusquets y compañero de la editora], veía como cada año las ventas caían. Teníamos que intervenir de algún modo”.

Hace tiempo que De Moura vaticina la necesidad de empresas como la suya de blindarse. “En un contexto de crisis como la actual, la administración de una editorial mediana ha de ser muy fuerte; además, la distribución se puede llevar la mitad de la inversión; por ello necesitas un capital de cierta envergadura para aguantar las inversiones cuando tú no estás generando dinero... La situación es caótica: hoy estamos con tirajes de la época de Franco, de apenas 2.000 ejemplares, cuando no hace mucho eran de 5.000”.

Rodeada de una espectacular muestra de su elegante colección de narrativa de tapas negras, la veterana editora es consciente de que habla todo el rato de números, no de literatura. Pero es que, admite, “la preocupación hoy es sobrevivir; lo prioritario es salvaguardar lo que se ha hecho, intentar que lo que llevabas a cuestas, aunque esté maltrecho, pase contigo a la otra era”. ¿Otra era? “Sí, hoy me pregunto de qué servimos los editores y los catálogos; la crisis ha llegado en un momento en que coincide con un público que ha pasado a decidir él solo lo que quiere; y lo que quiere es algo muy concreto, y de lo demás no desea nada de nada. Pero además, se vende infinitamente menos que hace dos años”.

Atribuye Beatriz de Moura está situación, en parte, al cambio en el concepto del ocio. “Se ha deteriorado, o mejor, entregado o sometido voluntariamente a las nuevas tecnologías, a lo audiovisual; el ocio cultural ha desaparecido y si la gente no lo quiere, pues no lo quiere”. El símil con lo literario no tarda: “Estamos un poco como en Fahrenheit 451: no se queman los libros ni damos vueltas por un parque recitándonos fragmentos pero sí está la atmósfera, la lectura va quedando para unos pocos; no es menosprecio por el libro; simplemente, se ha dejado de leer…”.

En su opinión, el oscuro panorama obligará a más movimientos en el sector editorial. “Las cifras de los grandes grupos también son graves. Están temblando. Deberían producirse más fusiones; lo que ocurre, como mínimo en España, es que los que deberían fusionarse están muy alejados entre sí; o a veces son catálogos difícilmente compatibles; pero si no son fusiones, serán desapariciones”, sentencia. Tampoco cree que sea bueno que los grandes grupos, como Planeta, se conviertan en “refugio de sellos históricos para sobrevivir: no es bueno para la literatura porque no se fomenta que se distingan y peleen entre sí”.

Paradójicamente, cree que las editoriales pequeñas saldrán mejor paradas de la crisis… si solventan su distribución. “Su mal está ahí, llegar bien al mercado: deberían crear una gran distribuidora, un monstruo de distribución de los pequeños sellos”. Sonríe consciente de la paradoja y de un pensamiento que verbaliza: “En Tusquets cometimos un error de los pocos de los que me arrepiento: crecimos en los años 90. Deberíamos habernos quedado en medio centenar de títulos”.

Dinámica, animosa, no cree que entrar en la maquinaria de Planeta acabe desfigurando, con el tiempo, la personalidad de Tusquets. “Si somos rentables, no hay miedo a que nos trituren; tampoco nos piden que ganemos grandes sumas, solo quieren rentabilidad”. Pero hay contrapartida: “El precio es no poder hacer cierto tipos de libros; pero eso compensa poder seguir y hacer los otros proyectos”.

No va a dar consejos a los estudiantes, pero cree que hoy, para editar, hay que reunir tres requisitos: “Leer y haber sido un lector asiduo toda la vida; tener inquietud, cultural y sociopolítica, pero también entendida como querer curiosear…”. Y hace una pausa y termina con algo que nunca dijo: “Y tener dinero; alguno. O un socio rico; o poder montar una sociedad con alguien con dinero; si no, editar hoy me parece casi imposible; incluso para ser un sello pequeño hoy hace falta dinero”.

miércoles, 10 de julio de 2013

¿Les suena, traductores?

Esto publicó Alicia Martorell (Madrid, 1957), traductora española de Baudrillard, Braudel, Samir Amin, la marquesa de Châtelet, Barthes, Beauvoir y Kristeva, entre muchos otros, en El Trujamán del 27 de junio pasado. Cámbiense algunas palabras, reemplázence algunos objetos y cualquier traductor que se haya puesto a hacer una limpieza o que haya debido mudarse sabrá de qué habla la colega.

Arqueología

A través de la selección natural, las cosas que usamos más a menudo van quedando en estratos superiores y las que usamos menos se hunden sin remedio en las profundidades, de donde no salen hasta que un terremoto las devuelve a la superficie.

La excavación de los sucesivos estratos da una idea bastante precisa de la evolución de un oficio que ha cambiado bastante de cara en los treinta años que llevamos conviviendo él y yo.

Por razones que no vienen al caso, estoy desmontando mi despacho y quiero compartir con ustedes un inventario de lo que he encontrado en los niveles más profundos:

Un archivador con normas AENOR fotocopiadas (de valor incalculable, pero que hace siglos que no miro porque ya no hago técnica).

El despiece de un Renault 5. Me tuve que tomar un montón de asquerosos cafés con mi mecánico para obtenerlo, pero siempre me pareció que valía la pena.

Un vademécum de 1999. Un amigo médico me iba pasando los viejos cuando le enviaban los nuevos.

El catálogo 1990 de una conocida firma de lentes. Nunca lo llegué a utilizar (no hago óptica), pero lo guardé porque nunca se sabe y porque tanta terminología junta me llenaba de éxtasis. Pesa dos kilos.

Veinticuatro ejemplares de una revista especializada de logística y transportes. La suscripción me costó un ojo de la cara. Me ayudó a descubrir que tenía que decir «manutención» en lugar de «manipulación», pero nunca me lo creí del todo.

Una caja de folletos de productos financieros variados, recogidos en los mostradores de diversos bancos que ya no existen.

Unos cuatrocientos disquetes. Supongo que su contenido está ya en mi disco duro, pero si no fuera así tampoco tengo forma de remediarlo.

Una agenda carrusel con un número incalculable de fichas de personas que no sé si siguen vivas y de empresas que seguramente habrán cerrado.

Un archivador lleno de cedés con todos los controladores de todos los ordenadores y periféricos que he tenido alguna vez.

Dos cajas (sin abrir) de papel verjurado color crema para imprimir las facturas. 

Cinco enciclopedias y seis diccionarios en cedé incompatibles con mi sistema operativo actual.

Una carpeta con recortes de desfiles de moda en los que está subrayada toda la terminología: nombres de prendas, colores, estilos, telas…
Unas fotocopias del Libro de estilo de El País, añada 1977, procedentes de un amigo de un amigo de un amigo que trabajaba en la redacción. Están encuadernadas con canutillo negro.

Un glosario de plantas de la FAO, también en fotocopias pegajosas encuadernadas con canutillo (blanco), que cambié a otro traductor por el antedicho Libro de estilo. Este traductor lo obtuvo de manos de su primo, que trabajaba en el Ministerio de Agricultura. Supongo que será un antepasado lejano de FAOTERM. No tiene índice.

Dos rollos de papel térmico para fax.

Visto así, es como si estuviera haciendo un inventario de la inutilidad, pero estas cosas alguna vez fueron un tesoro. Todas y cada una de ellas. El mundo avanza demasiado deprisa.