martes, 24 de diciembre de 2019

Un tema para debatir en familia en Nochebuena

El pasado 17 de diciembre, el diario La Nación, de Buenos Aires, publicó un artículo de Miriam Berger, previamente publicado por The Washington Post, en el que se pasa revista a las distintas singularidades del lenguaje inclusivo a través del mundo. Se ofrece aquí, a continuación, en traducción de Jaime Arrambide.

Una guía para entender cómo evolucionó
el lenguaje inclusivo en todo el mundo

¿Qué pronombre usás para identificarte a vos mismo? ¿Él? ¿Ella? ¿Ello? ¿Otra cosa totalmente diferente? A medida que crece la aceptación de todo el espectro de géneros e identidades sexuales, esa pregunta es cada vez más recurrente. Algunos idiomas, como el persa o el chino, no le asignan género a los sustantivos o ya contienen una forma de género neutro para las personas. Pero en lenguajes cuya gramática está tradicional y exclusivamente basada en la opción masculino-femenino, la respuesta a esa pregunta puede demandar más explicaciones. ¿Cómo hablar de ser queer o no-binario o disidente de género en idiomas gramaticalmente binarios? De hecho, se habla de muchas maneras.

En los últimos años, los activistas y lingüistas LGBTQ de todo el mundo vienen impulsando el uso de un lenguaje más inclusivo, tanto a través de la creación de términos no binarios completamente nuevos como readaptando palabras y construcciones prexistentes. No siempre es fácil. Para algunos, puede ser difícil, intimidante o simplemente agotador tener que explicar por qué necesitan un lenguaje más inclusivo. También puede ser peligroso: según datos del FBI, los crímenes de odio contra la comunidad LGBTQ de Estados Unidos se han incrementado en los últimos tres años.

Así que la próxima vez que te pregunten que pronombre te identifica o tengas que preguntárselo a alguien, estas son las posibles respuestas en 7 idiomas diferentes.

1 – Inglés: “They” usado como pronombre singular de género neutro 
La gramática inglesa no distingue entre géneros excepto al asignar un pronombre singular masculino o femenino.

La edición de 2019 del diccionario Merriam-Webster agregó “they” como pronombre aplicable a “una persona singular de identidad de género no binaria”. Dos años antes, en 2017, “they” como forma de género neutro fue agregado al Associated Press Stylebook, el manual de estilo y regla de oro del periodismo angloparlante. El manual de estilo del Washington Post, por su parte, había hecho lo propio en 2015.

Quienes se oponen argumentan que “they” usado tanto para singular como plural puede ser confuso y oscurecer la sintaxis de una frase. Shakespeare y Jane Austen, entre muchos otros célebres escritores de habla inglesa, no pensaban lo mismo: solían usar “they” y “their” en singular, tal como era en el inglés estándar hasta que los gramáticos de la era victoriana cambiaron de rumbo e impusieron el “he” por encima de todos los demás pronombres.

– Español: desinencias alternativas inclusivas como "X", "@" y "e"

En español, el sustantivo o nombre tiene adosadas desinencias masculinas y femeninas. Hasta el artículo tiene género: “el” para masculino, “la” para femenino. Sin embargo, algunos hablantes del español dicen que no tiene por qué ser así.

En Estados Unidos, actualmente es común el uso de la “x” o la “@” para crear un sustantivo neutro: suele verse “latinx” o “latin@” en vez de la forma binaria “latino” o “latina”. La popularización de ese uso, sin embargo, ha irritado a muchos hispanohablantes que lo ven como un marcador impuesto por los angloparlantes sobre los hispanos, y no como un movimiento inclusivo desde el interior de la comunidad hispana en Estados Unidos.

Parece ser el turno de los adolescentes argentin”e”s, que están a la vanguardia del cambio para eliminar el género del idioma español.

“Tanto en las aulas como en las conversaciones diarias, los jóvenes están cambiando el modo en que hablan y escriben, reemplazando el masculino “o”, o el femenino “a”, por la “e” de género neutro en ciertas palabras, para cambiar lo que consideran como una cultura profundamente binaria”, informó hace poco Samantha Schmidt para The Washington Post. “El impulso de los jóvenes argentines está en el centro del debate sobre género que se está dando a nivel global, en medio de la creciente visibilidad de identidades no binarias y una ola de movimientos feministas en todo el mundo.”

El año pasado, esa ola de cambio llegó a la tapa de los diarios de Argentina, cuando la joven activista Natalia Mira usó el lenguaje inclusivo durante una entrevista y fue atacada en vivo por el periodista varón que la estaba entrevistando.

El español es un lenguaje hablado ampliamente en todo el mundo, así que no tiene un único estándar, y cada dialecto y comunidad tiene sus propias preferencias. Otra forma bastante extendida es el pronombre  de género neutro “elle”, que se suma al masculino “él” y al femenino “ella”.

– Árabe: el dual usado como neutro y la transgresión del género binario 

 

El árabe es otro idioma gramaticalmente binario, en el que cada verbo, sustantivo y adjetivo siempre tiene asignado un género masculino o femenino. Para el plural, el género por defecto es el masculino, por más que el grupo esté integrado por todos elementos femeninos y uno solo masculino.

El árabe moderno estándar, basado en el árabe coránico clásico, tiene adicionalmente una opción dual para sustantivos y verbos que no entraña un género específico. Algunos, por lo tanto, usan el dual de la segunda y tercera persona –”huma” y “intuma”– como alternativa de género neutro. El árabe coloquial actual ha abandonado prácticamente el dual, así que esa forma puede sonar muy formal para quienes no están al tanto de este nuevo uso para indicar género neutro.

Otros hablantes del árabe juegan con el idioma de otras maneras, como intercambiando los pronombres masculino y femenino o subvirtiendo el masculino de dominio patriarcal que se impone por defecto y usando el femenino. El árabe tiene muchos dialectos, cada uno con sus palabras y construcciones gramaticales distintivas, así que las diferentes comunidades de hablantes han desarrollado sus propios códigos coloquiales. En algunos dialectos en Túnez, por ejemplo, ya es común usar el pronombre femenino para todos.

Para las comunidades queer y feministas de Medio Oriente, la lucha por lograr aceptación social llegó de la mano de otro debate: como definir palabras como gay, bisexual y transgénero en idioma árabe. Algunos recurren por defecto a la transliteración de las palabras en inglés que conforman la sigla LGBTQ, y otros prefieren la frase “mujtama'a al meem” –o “comunidad meem”–, una referencia al sonido de la letra “m” en árabe, con la empiezan los términos de la sigla cuando se los traduce al árabe. Tras años de esfuerzos, los activistas en el Líbano lograron imponer la palabra “mithly” y “mithliya” para referirse a “gay” en los medios de comunicación, en reemplazo del término que se usaba anteriormente y que traducido significaba “desviado” o “pervertido”.

La concientización y la tolerancia de la opinión pública hacia el lenguaje inclusivo siguen siendo extremadamente bajas en los países donde se habla el árabe. Para cambiar esa situación, hay hablantes del árabe dicen que su esfuerzo es parte de un movimiento más amplio tendiente a desoccidentalizar y reorientar el debate de género y sexualidad. En vez de replicar simplemente palabras del idioma inglés, trabajan para cultivar y normalizar el lenguaje necesario para hablar de esos temas que está contenido en el rico léxico histórico del árabe, como por ejemplo recuperando los términos que usaba la poesía árabe medieval para referirse a las relaciones entre personas del mismo sexo. Este esfuerzo también es impulsado por los grupos feministas, como Wiki Gender, una plataforma colaborativa que está creado un diccionario de árabe inclusivo.

–  Hebreo: nuevas desinencias de género neutro para verbos y sustantivos

Al igual que el árabe, el hebreo les asigna género a los verbos, a los sustantivos, y a los adjetivos en base al sustantivo. Los activistas feministas y LGBTQ que son hablantes del hebreo vienen impulsando la inversión de la división de géneros, como por ejemplo hacer que el plural por defecto sea el femenino, o el uso de un género “mixto”, a veces masculino y otras femenino para la misma persona.

Entre los hablantes del hebreo en Israel y otras comunidades judías, también existen actualmente diversas formas de eliminar gramaticalmente el elemento binario y de expresar un verbo o sustantivo con neutralidad de género. El Proyecto Hebreo No-Binario, por ejemplo, ha introducido un tercer género sistémico en el idioma hebreo, en parte extrayendo las referencias queer o no-binarias existentes en textos judíos como el Talmud y la Torah. Como recalcan esos grupos, los rabinos varones que escribieron la Mishná, el cuerpo de comentarios a las leyes judías compilado en el siglo III, reconoce varias categorías de género, y por lo tanto también podrían hacerlo los hablantes actuales del hebreo.

En Israel, otro abordaje es poner al mismo tiempo la partícula masculina y femenina en los sustantivos y verbos, a veces con un guión en el medio, para incluir fluidamente a todos.

En un campamento de verano de la comunidad judía en Estados Unidos elaboraron otra construcción para incluir a los acampantes trans o no-binarios: además del “chanich” para referirse al acampante varón y “chanichah” para la acampante mujer, ahora también tienen “chanichol”, un acampante de género inespecífico. Además de esta nueva desinencia “ol” para el singular, también crearon la nueva forma plural “imot”, que se combina con “im” al final de los sustantivos masculinos plurales, y “ot” al final de los femeninos.

A pesar de las muchas alternativas que circulan, la Academia del Idioma Hebreo se ha negado a considerar su inclusión.

–  Alemán: priorizar los términos de género neutro

 

La famosamente complicada sintaxis alemana incluye el género masculino, femenino y neutro. El neutro no solía aplicarse a personas, con algunas notables excepciones, pero eso está cambiando.

En enero de 2019, Hanover se convirtió en la primera ciudad alemana en imponer el uso de sustantivos de género neutro en todas las comunicaciones oficiales, como emails, formularios y folletería. En vez de usar la palabra para votante hombre (wähler) y votante mujer (wählerin), por ejemplo, el municipio de Hanover usa en cambio palabras que no conllevan un género o el otro, como “wählende”, “persona votante”.

La decisión de Hanover está en línea con medidas previas de otras instituciones alemanas, como el Ministerio de Justicia Federal, que en 2014 impuso a todos los órganos del Estado el uso de la forma neutra en los documentos oficiales.

Pero como los idiomas son ricos y están vivos, se van sumando otras opciones que aparecen naturalmente. Como explica la Deutsche Welle, la red de radiodifusión internacional de Alemania, “Tradicionalmente, la diferenciación de género en idioma alemán se marca con los sufijos “r” o “rn” para el masculino singular y plural respectivamente, y “in” o “innen” para el femenino singular y plural. Los actuales intentos por acortar el espacio que ocupan las formas aceptadas de diferenciación incluyen la introducción de una mayúscula “I” en medio de los sustantivos compuestos para referirse al masculino y femenino por igual. También la introducción de un asterisco, conocido como “estrella de género” para incluir a ciudadanos que no se consideran a sí mismos de ninguno de esos dos géneros”.

Al igual que en otros países, la Academia del Idioma Alemán ha rechazado estas formas alternativas.

– Francés: asteríscos para crear sustantivos de género neutro

 

El francés también le asigna género masculino o femenino a todos los sustantivos que refieren a un individuo, y las referencias a un grupo de personas se definen por defecto con pronombres masculinos, a menos que el grupo esté compuesto íntegramente por elementos femeninos. Para la Academia Francesa, histórica guardiana lingüística del idioma, así está todo bien. Pero muchos otros no están de acuerdo.

“Hace años que las feministas francesas hacen campaña para democratizar la más sutil de las lenguas romances, oponiéndose a esas reglas del género del francés que confunden a los estudiantes angloparlantes desde hace siglos”, informaba James McAuley en The Washington Post en 2017. “Según los críticos, algunas construcciones lingüísticas borran la visibilidad de la mujer en varias de sus capacidades personales y profesionales.”

La idea es entonces usar asteriscos como desinencia combinada y crear plurales más inclusivos y neutros, un primer paso que ni privilegie el masculino como norma ni excluya el femenino y el espectro de género de la sintaxis.

Pero a toda acción la sigue una reacción: en 2017, el gobierno francés prohibió el uso del lenguaje inclusivo de género neutro en los documentos oficiales.

En 2015, Suecia agregó al diccionario oficial del país la palabra “hen”, un pronombre neutro impulsado por los lingüistas como alternativa a los pronombres masculino y femenino “han” y “hon”.

Como por entonces Rick Noack en The Washington Post, “Hace cinco años, en Suecia casi nadie conocía esa palabra. Según los expertos, la revolución del “hen” en Suecia tiene dos orígenes fundamentales: por un lado, los grupos LGBTQ que impulsaron ese pronombre como forma de concientizar sobre su causa. Pero también otro origen más inesperado: las guarderías y los jardines de infantes dicen que el uso del pronombre neutro hace que los niños crezcan sin sentir el impacto del sesgo de género.”




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