jueves, 4 de junio de 2009

Todo, menos el lenguaje



El poeta y ensayista Carlos Mastronardi –íntimo amigo de Jorge Luis Borges, con quien aparece en la foto que ilustra este posteo–, en la página 343 de la entrada correspondiente a los años 1973-1974 de sus Cuadernos de vivir y pensar (1930-1970) (Buenos Aires, Academia Argentina de Letras, 1984), anota:

"Todo es traducible, excepto el lenguaje. La misma naturaleza es más traducible que los idiomas, dado que aquélla no pende de convenciones ni está sujeta a reglas circunstanciales. Nada más sutil y aleatorio que el lenguaje. Vana es la tarea de verter a otro idioma el lenguaje del poeta, salvo que el traductor tenga las mismas vivencias que experimentó el autor al que se aplica. Imposible es la empresa del traductor, salvo cuando se trata de nociones o conceptos. Sin traslados, sin pasar a otra lengua, en las palabras se ocultan las palabras".

Traductor de Mallarmé y de Valéry, Mastronardi (1901-1976) nació en la provincia argentina de Entre Ríos, Era, por lo tanto, enterriano, gentilicio que no registra el generoso Diccionario de la Real Academia, siempre dispuesto a incluir adjetivos que designen a los cincuenta habitantes de una aldea de montaña en los Pirineos.

Pitol y Bianco, traductores de Henry James


En la entrada del 6 de julio de 2008 del blog Horas de Vuelo, el escritor mexicano Juan José Barrientos publica el artículo "Pitol y Bianco, traductores de Henry James", donde comenta la creación de una biblioteca dedicada al narrador mexicano Sergio Pitol, en la cual se reeditan sus traducciones. Entre ellas, la de la novela "The Turn of the Screw", de Henry James, sobre la cual ya existía previamente una versión del argentino José Bianco. A juzgar por el diligente trabajo de comparación llevado a cabo por Barrientos, las diferencias, que enumera en este artículo no podían ser mayores. Para consultarlo basta con entrar a http://heuresdevol.blogspot.com/2008/07/pitol-y-bianco-traductores-de-henry.html

miércoles, 3 de junio de 2009

Contra la hegemonía del inglés


La traducción europea pide auxilio

Según puede leerse en el artículo de Miguel Á. Villena, publicado en el diario El País, de Madrid, el 23 de abril de este año, la situación de las traducciones y los traductores europeos es, cuanto menos, complicada. Al menos es lo que se desprende la conferencia que se realizó recientemente en Bruselas para pedir medidas de apoyo al sector como forma de asegurar la diversidad cultural y el plurilingüismo. Más en http://www.elpais.com/articulo/cultura/traduccion/europea/pide/auxilio/elpepucul/20090423elpepicul_1/Tes

Una variación lícita


"(La traducción) es una variación que es lícito ensayar. ¿Por qué no suponer que cada traducción es un borrador nuevo de la obra anterior? No sé por qué siempre se piensa mal de los traductores y sin embargo todos estamos de acuerdo en que la literatura rusa es admirable. Yo la conozco poco, pero estoy de acuerdo. Y sin embargo la conocemos a través de traducciones, muy pocos de nosotros conoce ruso. Estoy convencido de que una novela como El sueño del aposento rojo, una vasta novela china, no menos modificada que la de los rusos, es admirable y la conozco a través de dos traducciones. La traducción alemana y la traducción inglesa, y en cuanto a la poesía nadie duda que en el Antiguo Testamento y en los Evangelios hay admirable poesía y no todos nosotros conocemos el hebreo o el griego, es decir, creemos en las traducciones, La traducción es un género lícito, desde luego. Es un absurdo negarlo."

Jorge Luis Borges, "Mis libros", diálogo con Jorge Cruz, en el diario La Nación, 28 de abril de 1985

martes, 2 de junio de 2009

Un problema de origen


Traducir de originales inexistentes

El siguiente texto de Jorge Fondebrider forma parte de un artículo más largo sobre la idea de impersonalidad y personificación en la poesía contemporánea. El texto se ilustra con un cuadro de Carlos Masoch.

Entre todos los géneros literarios, acaso la poesía sea el que mejor permita la creación de textos apócrifos. A lo largo de la historia ha habido cientos de casos. A tal punto que el recurso se ha extremado llevando a muchos autores a la práctica de la traducción de originales inexistentes.
Un rápido recuento –que no se propone exhaustivo– podría comenzar en el siglo XVIII, cuando, preanunciando el advenimiento de la época romántica, el escocés James MacPherson (1736-1796) conmovió a toda Europa con el ciclo, supuestamente anónimo, atribuido a Ossian, legendario bardo y guerrero del siglo III a. de C., hijo de Fingal o Finn. Unos años más tarde, el poeta irlandés James Clarence Mangan (1803-1849) —traductor del francés, del alemán y de otras lenguas europeas—, “tradujo”, sin conocer el gaélico, poemas escritos en esa lengua a partir de presuntas versiones en prosa realizadas por sus amigos. Su reputación como traductor hizo que las falsas traducciones de Mangan plantearan la duda entre sus críticos sobre la existencia de un original. Según él su trabajo era “la antítesis del plagio”. Para su compatriota Michael O'Loughlin, “sus así llamadas “traducciones” fueron, de hecho, poemas originales y poderosos, seguramente la mejor poesía escrita en inglés en ese siglo por un irlandés”.
Ya en pleno siglo XX, los ejemplos abundan. En los años sesenta, por ejemplo, el argentino Juan Gelman produjo una serie de “traducciones” de poetas imaginarios. El inglés John Wendell, el japonés Yamanokuchi Ando y, algo más tarde, el estadounidense Sidney West escriben la poesía que Gelman “traduce” a partir de originales inexistentes. En julio de 1971, respondiendo a una entrevista, el poeta señaló: “Fue para extrañarme (lo digo en el sentido brechtiano) de algo que me estaba ocurriendo porque mi poesía se estaba volviendo muy íntima”. Más adelante, Gelman tradujo y adaptó un enorme cuerpo de poesía de poetas judíos del pasado. En cierto sentido, hizo con ellos sus propias máscaras a la manera de Ezra Pound.
El poeta estadounidense Kenneth Rexroth, por su parte, también inventó a una poeta contemporánea a la que tradujo: Marichiko, cuyo nombre, según Rexroth, “es el seudónimo de una joven mujer contemporánea que vive cerca del templo de Marishi-ben, en Kyoto”. Por unos cuantos años se creyó en su existencia real hasta que, a la muerte de Rexroth, se comprobó que se trataba de un engaño. Otros poetas también sintieron la fascinación del Oriente. Entre otros, el argentino Alberto Laiseca fraguó una antología de “poemas chinos”, escritos según los distintos modos tradicionales de composición desde la dinastía Ming hasta la Revolución Cultural; a su vez, John Peck inventó a Hi Lo, un estudiante chino de medicina que, radicado en Zurich, escribió y tradujo poemas de Brecht, Oskar Vladislav de Lubic Milosz, Paul Celan, Vladimir Holan y otros, más tarde reunidos en Poems & Translations of Hi-Lo.
Para concluir una lista que podría abarcar muchas páginas, se mencionan los casos del Songbook of Sebastian Arrurruz, un poeta español que —según su inventor y biógrafo inglés Geoffrey Hill— vivió entre 1868 y 1922 y el importante corpus apócrifo de poesía griega y latina que el poeta español José María Álvarez “tradujo” en su libro La edad dorada para dotar a su ciudad natal de un abolengo del que carecía.

lunes, 1 de junio de 2009

Una guerra no declarada


En "Cultural diversity? A pipe dream", un artículo publicado en Perlentaucher, el 16 de marzo de 2007, el periodista alemán Rüdiger Wischenbart levanta una voz de alerta sobre la disminución de los títulos traducidos en la supuesta era de los multiculturalismos, atribuyendo no poca importancia a la guerra sorda entre editores y traductores. El artículo completo, traducido al inglés, está en http://www.signandsight.com/features/1261.html

Calvino y sus ciudades


Considerado uno de los más importantes traductores de literatura italiana, el estadounidense William Weaver (1923) ha dado a conocer versiones de Giorgio Bassani, Roberto Calasso, Carlo Emilio Gadda, Primo Levi, Eugenio Montale, Elsa Morante, Alberto Moravia, Pier Paolo Pasolini, Luigi Pirandello e Italo Svevo, entre muchos otros autores peninsulares. Sin embargo, sus mayores esfuerzos han estado dedicados a Umberto Eco e Italo Calvino. A éste último, además, le ha dedicado varios ensayos. Uno de ellos –"Calvino and His Cities"– puede consultarse en http://www.des.emory.edu/mfp/calvino/calweaver.html