jueves, 7 de julio de 2016

El escritor Eduardo Lago se pregunta: "¿Una sola versión regional de un texto que ambiciona ser la encarnación de un lenguaje universal?"

Exactamente un año después del punto en que comienza esta historia, la revista Ñ publica un artículo del escritor español Eduardo Lago, donde, entre otras cosas, comenta brevemente la labor de Marcelo Zabaloy y refiere “el exceso de localismo que impregnaba el ambiente de las jornadas” que el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires realizó en la Biblioteca Nacional de Argentina, para celebrar los 70 años de la primera traducción del Ulises al castellano y para recibir la que entonces era la nueva traducción, publicada por El Cuenco de Plata. Seguramente en España el localismo no se impregna, o quizás la distancia habrá hecho que Lago recapacitara para decir ahora algo que, estando en Buenos Aires –como se podrá comprobar oyendo el audio de esas jornadas, que se encuentra en la entrada del 24 de agosto del 2015, de este mismo blog–, no dijo.

Lenguas en una balanza

El 1 de julio de 2015, estando en Montevideo, recibí un correo del editor Edgardo Russo en el que tras darme la bienvenida a Buenos Aires me proponía un encuentro con él y Marcelo Zabaloy. Terminaba con estas palabras: “Tenemos algo que proponerte, y de no considerarlo importante no me atrevería a requerir tu tiempo”. Acordamos vernos al día siguiente en la sede de su editorial. Durante la noche, el correo de Russo me estuvo dando vueltas en la cabeza. ¿Qué querrían proponerme los responsables de la cuarta versión al castellano del Ulises ? Desde entonces he recibido varias invitaciones pidiéndome que valore el trabajo de Russo y Zabaloy, pero de momento me he resistido a hacerlo. En cuanto a lo que quería de mí el editor de El Cuenco de Plata, estoy condenado a no saberlo, al menos directamente.

El 2 de julio, hallándome a bordo del Buquebús que efectúa la travesía entre Montevideo y Buenos Aires, recibí un correo de Marcelo Zabaloy que decía: “Estimado Eduardo: Lamento profundamente informarle que ha fallecido Edgardo Russo; sufrió un ataque al corazón anoche. No tengo más que decir, no me sale nada”. Inmediatamente, remití el correo a Jorge Fondebrider, que me había invitado a participar en unas jornadas sobre Joyce a celebrar en la Biblioteca Nacional. Conmocionados, Fondebrider, Zabaloy y yo nos citamos en un café de Palermo, donde Jorge tomó la decisión de dedicar las jornadas a Russo. En líneas generales, el nivel de las intervenciones me pareció de una notable brillantez. Las jornadas rindieron homenaje a la mítica traducción de J. Salas Subirat con motivo del 70 aniversario de su publicación. Las intervenciones del primer día me hicieron recapacitar. Algo no acababa de encajar, pero no acertaba a identificarlo. Días antes, al final de una conferencia dictada en Rosario, pedí a una de las asistentes que leyera los últimos compases del monólogo de Molly Bloom en la versión de Zabaloy. Había hecho otro tanto en una conferencia sobre Joyce que dicté en la Biblioteca Nacional de Madrid un mes antes. El efecto sobre el público fue radicalmente distinto en una y otra ocasión: en tanto que el texto leído en Rosario fluía con natural musicalidad, en Madrid resultó más bien forzado y chirriante, lo cual me hizo llevar a cabo mi propia traducción del fragmento.

Leí el Ulises por primera vez con 17 años, en la versión de Salas Subirat, por la que siempre sentiré gran debilidad. El mito, para mí, se derrumbó en Buenos Aires, durante la víspera de mi intervención en la Biblioteca Nacional. Comprendí que la venerable traducción publicada por Rueda había caducado cuando llevé a cabo un cotejo en profundidad entre el original y la traducción del párrafo inicial del capítulo V, una bellísima descripción de la bahía de Dublín al atardecer. La versión castellana era incapaz de sostener la sublime fuerza del original. Comuniqué a los asistentes mi conclusión, lo cual me dio motivos para celebrar la aparición del trabajo de Zabaloy, aunque me guardé de hacer la misma prueba sobre su texto. La raíz de esta reserva guarda relación con el exceso de localismo que impregnaba el ambiente de las jornadas. Entre 24 posibles, ¿una sola versión regional de un texto que ambiciona ser la encarnación de un lenguaje universal? El problema se agudiza ahora que se publica una nueva hazaña de Zabaloy, la traducción de Finnegans Wake , un conglomerado políglota que integra más de ochenta idiomas naturales con el inglés como mínimo sustrato. Tengo mi propia relación con el asunto, aunque en mi caso me he limitado a experimentar con la brevísima sección titulada “Anna Livia Plurabelle”, que el lector interesado puede consultar en el blog de Enrique Vila-Matas. Un intento meramente lúdico por acariciar el lomo de la bestia.

Zabaloy me explicó que lo que Russo quería proponerme era oficiar de asesor en el proceso de traducción de Finnegans Wake , y me invitó a cenar. Antes de sentarnos a la mesa, estuve examinando los fragmentos iniciales de su traducción, a petición suya. Estos días he tenido ocasión de leer un largo segmento del texto. Mi reacción ha sido de desconcierto, pero no hay en ello nada parecido a un juicio de valor, que pospongo para cuando no me quede más remedio que pronunciarme tras la lectura completa .

Confieso que lo que he leído me ha hecho sentir que me he estrellado contra un muro. Hace más de una década contrasté las tres versiones castellanas entonces existentes delUlises en un ensayo titulado “El íncubo de lo imposible”. Entonces concluí que con todos sus defectos, a veces enormes, las tres eran el Ulises , y me negué a jerarquizarlas. No es eso lo que he sentido al asomarme a las páginas del más reciente esfuerzo de Zabaloy, hacia quien por otra parte siento un profundo respeto intelectual.


miércoles, 6 de julio de 2016

Otra vez Joyce, pero más difícil


Diego Erlan publicó el 1 de julio pasado, en la revista Ñ, una entrevista con Marcelo Zabaloy, con motivo de la publicación de su esperada edición de Finnegans Wake, de James Joyce


Marcelo Zabaloy: la audacia y la proeza de traducir a Joyce

No es escritor ni traductor profesional. Ni siquiera es profesor de literatura. Marcelo Zabaloy nació en Bahía Blanca, tiene 59 años y durante toda su vida trabajó en reparación de computadoras y en tendido de redes de datos. Desde siempre tuvo un hobby: leer. De adolescente había leído sólo un cuento de James Joyce, de Dublineses, y siempre escuchaba hablar sobre las dificultades del Ulises . No se amedrentó. El 16 de marzo de 2004, lo recuerda con precisión, su esposa le regaló una versión en inglés del clásico de Joyce. “Esa fue la primera vez que lo leí”, dice Zabaloy, y esa primera lectura duró un año. “Con gran dificultad pero enorme gusto”, lo leyó una y otra vez. Cada párrafo le parecía extraordinario. Empezó a traducirlo para leerlo mejor. Nunca quiso leer a Joyce traducido. Acumuló ensayos, diccionarios y libros de referencia. En 2007, su esposa volvió a hacerle un regalo revelador: la edición del Ulises en francés, traducción revisada por el mismísimo Joyce. En ese descubrimiento, Zabaloy se dio cuenta de que con la edición original inglesa y esa traducción al francés de 1929 tenía las dos herramientas esenciales para embarcarse en un proyecto monumental.

–No ser traductor profesional o especialista en Joyce, ¿modificó su manera de enfrentarse con el texto?
–En todo caso es fácil la excusa: hice lo que pude. Cualquier cosa que a vos te encarguen y te den un anticipo, te pone en una situación de esclavitud. Dorada, pero esclavitud al fin. Como a mí no me lo encargaron, tuve toda la libertad del mundo. Y cuando terminé la traducción se la mandé a algunos editores, de los cuales ninguno respondió salvo Edgardo Russo. Cuando recibió el correo, creyó que era una broma. De todos modos se puso a leer el archivo y un mes después me estaba llamando. Así como él no sabía con qué especie de loco iba a tener que hablar, yo tampoco sabía con qué especie de editor estaba hablando. Durante seis años trabajamos mi traducción línea por línea.

–¿Edgardo qué decía?
–Nos cagábamos de risa.

–¿Por?
–Porque no tengo deformaciones profesionales. No tengo pose de escritor ni de traductor. Si a mí me gusta una palabra, la pongo. Por todos lados, con el debido respeto al texto, puse palabras que a mí me encantan. Por ejemplo “yuta”, “biyuya”, “bolazo” o “percanta que me amuraste”. Cosas que son inconcebibles para un español madrileño. Edgardo me decía: “Nos van a matar, Marcelo”. Pero a un rufián del bajo fondo, ¿cómo vas a hacerlo hablar? ¿Como un señorito de Oxford? No. Hay otro pasaje donde están los apostadores del hipódromo y es todo diez líneas de gritos de levantadores de apuestas con sus doble a ganador, doble a contra sencillo, todo ese tipo de léxico, que es propio de Palermo. ¿A mí qué me importa cómo se dice en Dublín? Traduzco lo que se me ocurre siguiendo el orden y el sentido general de la expresión. Por eso puse las expresiones que pueden escucharse en el hipódromo de Palermo.

–Dice que en el Ulises está todo, que es un libro que te hace mejor persona. ¿Por qué?
–No es un libro de autoayuda. Es más que nada una sensación. El proceso de lucha contra el libro, de investigar, de aceptar ideas que no son las ideas corrientes. Por ejemplo la relación de Leopold Bloom con su mujer Molly. Bloom sabe que la mujer le mete los cuernos. La aceptación de la persona como un ser humano, con toda la vileza y las bondades que tiene, esa visión, podés leerla en un libro que te diga: “El señor Bloom era un buen hombre y soportaba que su mujer se encamara con diosymaríasantísima”. Pero no está puesto así. Desde adentro de un tipo, podés ver qué piensa de su mujer sin que el tipo diga nada. Es una maravilla de la técnica. Si atravesás el ejercicio intelectual que te propone el Ulises , sos mejor.

–Acaba de publicarse su traducción del Finnegans Wake, ¿fue más desafiante que el Ulises?
–La última revisión que hice antes de entregar el texto definitivo fue la décima. Te podrás imaginar cómo me ha quedado el cerebro. No hay argumento, no hay una historia que puedas relatar, es una misma historia contada una infinita cantidad de veces. Y en una línea, donde hay diez palabras, cuatro de ellas no existen. No están en los diccionarios. Estás obligado a crear neologismos. Y esa operación la tenés que hacer en treinta y seis líneas y después en seiscientas veintiocho páginas. Es como si en tu casa tuvieras un galpón y alguien te trajera una bolsa con cien kilos de rompecabezas. Y de los cien kilos tenés treinta kilos de un gris que varía de una punta a otra, en cien escalas. Donde el piso, el techo y el mar es lo mismo y tenés que poner cada pieza correctamente para que quede armado. Esa es la complejidad. Ese es el proceso de traducir el Finnegans Wake . Si me preguntás a qué se parece más, se parece más al sueño que podés tener mañana, que tiene pasajes absurdos y pasajes claros, y los claros que tenés se te escapan mucho más rápido que los absurdos. Ese es el lenguaje: un estado de sopor, de sueño, de una historia que vuelve a repetirse. Están las palabras que parecen inglés-inglés, y otras que son muy similares y están distorsionadas. Hay frases de la Biblia o de Shakespeare puestas de forma tal que si te las leo, podés llegar a imaginarte lo que es eso. Y después se encuentran pasajes que pueden leerse a la perfección. Y no sólo que se pueden leer, sino que son bellísimos.



martes, 5 de julio de 2016

Los clientes evitan el cierre de una librería porteña

El 26 de junio pasado, el diario La Nación, de Buenos Aires, publicó sin firma la noticia de la reconversión en cooperativa de la librería Adán Buenosayres, evitando de ese modo su cierre. En la misma nota se lee lo que está ocurriendo con otras librerías de la ciudad y con las tiradas de los libros argentinos desde la asunción del actual gobierno argentino. 

La librería Adán Buenosayres no cierra: se convierte en una cooperativa

Hace 20 días la noticia conmovió a los amantes de la literatura y los románticos que aún sienten el placer de leer desde las páginas de un libro. "Cierra Adán Buenosayres", fueron las tres palabras que sintetizaron la crisis de una de las librerías más emblemáticas de la calle Corrientes, provocada por la asfixia económica de un combo letal: caída de las ventas y aumento de las tarifas.

Sin pensarlo, su propietario generó una respuesta inmediata en las redes sociales, el mismo ámbito donde hoy el clamor popular le pide a Lionel Messi que no renuncie a la selección. En el caso de la librería, fue el combustible que provocó la reacción y el cambio de opinión. Finalmente, el tradicional reducto permanecerá abierto, pero transformado en una cooperativa.

Así lo anunció David Esteban De Vita, el propietario de la librería situada en Corrientes 1671, por medio de las mismas vías de comunicación. "Esta etapa de construcción demanda que nos despojemos de los sayos de misas anteriores para crear la nueva liturgia", escribió en su perfil de Facebook. "La decisión está tomada. Adán Buenosayres Libros será un espacio más de la economía social. Daremos en adelante los pasos que sean necesarios para convertirnos en una cooperativa de trabajo. ¡Adán Buenosayres no cierra!", agregó en el mensaje.

El hasta ahora capitán del barco será un integrante más de la cooperativa de la que formarán parte los empleados del local (tres efectivos y otros cinco que se sumaban cuando se organizaban eventos o ferias especiales).

La reconversión fue la respuesta que esperaba el colectivo de lectores movilizado en las redes sociales cuando se hicieron públicas las ofertas por el cierre del local.

Tres ejemplares por $ 60 era una de las propuestas ofrecidas en los estantes de la librería colmada por nostálgicos del libro. Ellos, sin saberlo, se convirtieron en el salvataje del comercio que lleva el nombre de la novela de Leopoldo Marechal, una de las piezas más relevantes de la literatura argentina.

Crisis del rubro
"Los precios de los libros aumentaron y, al cambiar la composición de la canasta básica de la gente, los libros pasaron a ser secundarios –explicó oportunamente De Vita–. Por eso este espacio perdió sustentabilidad." A esa situación se le sumaron el tarifazo y los costos fijos mensuales que debe afrontar el reducto cultural.

Entre alquiler y expensas, Adán Buenosayres tiene un gasto de $ 50.000 mensuales, además de las cargas sociales de los empleados y sus respectivos haberes. Pero el principal motivo que originó el anuncio del cierre fue la caída de un 50% en las ventas.

La crisis no sólo afectó a las librerías de la calle Corrientes, muchas de las cuales comercializan ejemplares usados. Semanas atrás cerraron sus puertas Prometeo, en el barrio de Palermo, y la sucursal de Distal en Caballito, lo que puso en alerta al sector.

Hace quince días, un informe de la Cámara Argentina del Libro (CAL) sobre el estado de la industria editorial durante el primer cuatrimestre de 2016 reveló que las editoriales nacionales redujeron sus tiradas. Pero hubo un dato mucho más preocupante. Además de la cantidad de ejemplares, en mayo se redujo el número de novedades publicadas. La CAL sostuvo que, además de los cambios económicos, impactó que el Estado haya dejado de comprar libros como lo hacía hasta el año pasado.

"Para nosotros es una decisión muy dolorosa. Fui librero toda la vida y lo seguiré siendo aunque no tenga una librería", se lamentaba De Vita. Pero ahora podrá continuar con el negocio familiar que desde hace diez años funciona en el centro porteño, aunque antes pasó por otros barrios, como Villa Crespo.

La noticia se festejó en las redes sociales, convertidas en un nexo poderoso entre los lectores y Adán Buenosayres. "Siento mucha emoción con la noticia. Apoyaré en todo lo que pueda. ¡Gracias por la corajuda decisión!", respondió ayer Norma en Facebook. "Hay que inventarnos una historia para vivir", aportó Carlos. La noticia había sido compartida más de 140 veces.

lunes, 4 de julio de 2016

El SPET cierra su ciclo “Heterogeneidad, heterodoxias: proyectos alternativos de traducción”

En el próximo encuentro, que tendrá lugar el jueves 7 de julio a las 18:30 en el Salón de Conferencias del IES en Lenguas Vivas (Carlos Pellegrini 1515), nuestra invitada  Marcela Suárez (UBA) y su grupo de investigación UBACyT y PICT expondrán sobre el tema “Traducir a los clásicos grecolatinos para la lectura y la escena”

Con esta exposición terminaremos el ciclo “Heterogeneidad, heterodoxias: proyectos alternativos de traducción”.

Grupo de Investigación:

Mariana V. Breijo es Licenciada en Letras y Profesora de Enseñanza Media y Superior en Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde actualmente se encuentra en la etapa final de sus estudios de posgrado. Ha participado en equipos de investigación sobre comedia y traducción que tuvieron como resultado la publicación de traducciones en colaboración de comedias de Plauto y Terencio, así como artículos críticos en distintas revistas especializadas.

Enzo Diolaiti, graduado de la carrera de Letras (con orientación en Letras Clásicas) por la Universidad de Buenos Aires, actualmente desarrolla su investigación en torno a la intergenericidad que experimentan la comedia y la oratoria latinas en la Roma republicana. Participa, asimismo, de diversos proyectos dedicados a la traducción de y al estudio de la comicidad en Plauto y Terencio.

Violeta Palacios se licenció en la carrera de Letras con orientación en lenguas y literaturas clásicas en la Universidad de Buenos Aires y está cursando la Maestría en Estudios Clásicos en la misma institución. Participó en la traducción de varias comedias latinas, de Plauto y Terencio, y en grupos de investigación dedicados al estudio de este género literario desde distintos abordajes, que incluyeron el humor y la traducción, en el marco de los cuales llevó a cabo publicaciones. Continúa con ambas actividades hasta la actualidad.

Marcela A. Suárez es Doctora en Letras con orientación en Lenguas Clásicas (Universidad de Buenos Aires). Se desempeña como Profesora Titular Regular de Lengua y Cultura Latinas del departamento de Lenguas y Literaturas Clásicas (Facultad  de Filosofía y Letras, UBA). Es investigadora independiente del CONICET. Ha dirigido proyectos de  investigación interdisciplinarios en torno de la palliata plautina. Desde hace varios años dirige proyectos dedicados a la traducción de la obra de Plauto y Terencio y al estudio del humor performativo en las comedias terencianas. Asimismo, se ha dedicado a la tarea de rescatar documentos y textos latinos pertenecientes al período colonial. Cuenta con múltiples publicaciones nacionales e internacionales en las siguientes áreas: Literatura latina, Literatura jesuítica y Tradición Clásica en América.

Romina L. Vázquez es Licenciada en Letras, con orientación en Letras Clásicas, por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente cursa su Doctorado y es becaria de esa misma institución con una investigación sobre el humor performativo en la comedia de Plauto y los problemas de su traducción. Ha traducido, en colaboración, diversas comedias de Plauto y Terencio. Participa de proyectos dedicados a la traducción y el estudio de diversos aspectos de la comedia palliata.

Lecturas sugeridas:
-Antonio López Fonseca, “La traducción dramática: textos para ver, oír… sentir”, en Estudios de Traducción (Universidad Complutense de Madrid), 2013, vol. 3, pp. 269-281, disponible en línea.
-Fabio Regattin, “Théâtre et traduction : un aperçu du débat théorique”, en  L'Annuaire théâtral: revue québécoise d’études théâtrales, núm. 36, 2004, p. 156-171, disponible en línea.

Además, queremos recordar las lecturas recomendadas para el ciclo:

-Antoine Berman: “À la recherche du traducteur”, en Pour une critique des traductions: John Donne, París, Gallimard, 1995, pp. 73-83 (hay traducción al español).
-Gideon Toury: “The nature and role of norms in translation”, en Descriptive Translation Studies and beyond. Amsterdam y Philadelphia, Benjamins, 1995, pp. 53-69 (hay traducción al español).

A quienes confirmen su asistencia se les enviará el material por correo electrónico.  

Quienes se inscribieron para el ciclo completo: Por favor, no se olviden de firmar en Cooperadora el día de la reunión.

Despediremos el ciclo con un pequeño brindis.

sábado, 2 de julio de 2016

La U.B.A. cumple diez semanas de avergonzarse a sí misma gracias a sus autoridades y el Instituto Cervantes y Telefónica de España festejan

El éxito de la convocatoria para repudiar el convenio que le otorga valor universal al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, propuesto por el Instituto Cervantes y un consorcio de universidades de España y Latinoamérica, demuestra que la movilización de la comunidad intelectual de la lengua castellana está lejos de haberse agotado. Por décima semana consecutiva actualizamos la lista de firmantes ya que,  diariamente siguen llegando adhesiones de todo el espectro de la lengua. Por lo tanto, seguirá abierta la recolección de firmas de todos aquéllos interesados en dejar sentado en este blog su repudio ante un pacto realizado de espaldas a la sociedad.

Como ya se ha explicado, no sólo han firmado la nota que se reproduce a continuación escritores, traductores, correctores, editores, intelectuales en general (historiadores, sociólogos, antropólogos, arqueólogos y periodistas, además de directores teatrales y actores), sino también un gran número de profesores de Literatura Española e Hispanoamericana, lingüistas, filólogos y lexicógrafos, que desempeñan sus tareas en  universidades argentinas y extranjeras. Acaso ellos están mejor capacitados para entender el problema que los contadores, veterinarios y dentistas que votaron positivamente el acuerdo en una sesión del Consejo Superior de la UBA…  quince días posterior al anuncio oficial del Instituto Cervantes en el Congreso de la Lengua de Puerto Rico.

Durante los próximos dos días la solicitada y la lista volverán a estarán disponibles en esta entrada para quien desee consultaras y, eventualmente, sumarse. Para hacerlo sólo tiene que enviar un mail a clubdetraductoresliterarios@gmail.com


Solicitada

Los abajo firmantes, escritores, intelectuales, docentes, investigadores y artistas del universo de la lengua castellana, queremos manifestar nuestro absoluto repudio al Memorándum de Entendimiento, un conjunto breve de artículos, con el cual la UBA se integra al convenio firmado entre el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Salamanca, que pretende otorgarle al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) valor universal y hegemónico. Consideramos que se trata de  una grave intromisión en la independencia lingüística de Latinoamérica, así como de un perjuicio a los intereses políticos y comerciales de la región.


A
Martín Abadía, Enrique O. Abeya-Gilardon, Gabriela Adamo, Lucas Adur, Silvia Aguilera (Chile), Claudia Aguirre, Osvaldo Aguirre, Laura Alcoba (Francia), Diego Alfaro Palma (Chile), Fernando Alfón, Javier Almeida, Mariano Altamirano, Matías Allende Contador (Chile), Adriana Amante, Susana Anaine, Jotaele Andrade, Maria Teresa Andruetto, Daniela Ansa, Angelika Antonio Rubin, María Amelia Arancet Ruda, Graciela Aráoz, Fernanda Aren, Teresa Arijón, Elvira Arnoux, Alessio F. Arredondo,  Adriana Astutti, Alejandra Atadía, Jorge Aulicino, Márgara N. Averbach,
B
Claudia Bacci, Cecilia Bajour, Miguel Balaguer, Alejandro Balazote,  Florencia Baranger-Bedel, Pablo Bardauil, Julina Barembuem (Francia), Ian Barnett, Carolina Bartalini, Alcira Bas, Carlos Battilana, Matías Battiston, Gustavo Beade, Eric Beaumatin (Francia), Roberto Bein, Natalia Belenguer, Sonia Bello, Bárbara Belloc, Asher Benatar, Laura Benítez, Julia Benseñor, Daniela Bentancur, Diego Bentivegna, Gladys Berisso, Angel Berlanga, Emilio Bernini, Eduardo Berti, Concepción Bertone, Pablo Betesh, María de los Ángeles Bianchi, Ana Lia Biderman, Sonia Bierbrauer, Mónica Billoni, César Bisso, Andrea Bohrn, Elisa Boland, Karina Bonifatti, Piedad Bonnet (Colombia), Juan Bonilla (España), María Angélica Bonilla, Manuel Borrás (España), Claudia Borzi, Pablo Braun, Matías Bruera
C
Marcelo José Cabarcas Ortega (Colombia), Gabriela Cabezón Cámara, Rubén Faustino Cabrera, Susana Cabuchi, Javier Calvo, Silvia Camerotto, Silvana Campanini, Magdalena Cámpora, Marco Antonio Campos (México), Sibila Camps, Martín Caparrós, Anália Capdevila, Pablo Caramelo, Marina Cardelli, Sandra Carli, Penélope Cartelet, Fabián Casas, Fernanda Castelano Rodrigues (Brasil), Alejandro Castro, Nora Catelli, Maite Celada (Brasil), Rocío Cerón (México), Valeria Cervero, Sergio Chejfec, Matías Chiappe (Japón), Ricardo Chiesa, Micaela Chirif (Perú), Luis Chitarroni, Federico Ciamberlini, Oliverio Coelho, Marcelo Cohen, Sara Cohen, Andrea Cofán, Javier Cófreces, Vanina Colagiovanni, Nicolás Coletto, María del Carmen Colombo, Gabriela Comte, Oscar Conde, Carlos Roberto Conde Romero (México) Estela Consigli, Jorge Consiglio, Sandra Contreras, Lucila Cordone, Luciana Cordo Russo, Juan David Correa (Colombia), Sylvia Costa, Flor Cresta, Américo Cristófalo, Claudio Crivelli, Marcela Croce, Adriana Cristina Crolla, Esther Cross, Anna Crowe (Escocia),
D
Julián D'Alessandro, Paola D’Angelo, Guillermo David, Juan José Delaney, Silvia Delfino, Pablo De Santis, Juan de Sola (España), Valentín Díaz, Mariana Di Cío (Francia), Ariel Dilon, María Teresa D'Meza (Cuba), Mariana Dimópulos, María di Stefano, Ignacio Di Tulio, Ángela Lucía Di Tullio, Leonora Djament, Jordi Doce (España), Nora Domínguez Rubio, Leandro Donoso, Elsa Drucaroff,
E
Víctor Ego Ducrot, Andrés Ehrenhaus, Laszlo Elderyi (Uruguay), Neide Elias (Brasil),Verónica Engler, Carolina Esses, Juan José Estévez,
F
Geneviève Fabry (Bélgica), Sylvia Falchuk, Ángel Faretta, Adriana Fernández, Nancy Fernández, Zulema Fernández, Álvaro Fernández Bravo, Inés Fernández Moreno, Martina Fernández Polcuch, Gustavo Fernández Walker, Alex Ferrara, Horacio Fiebelkorn, Tamara Figueroa, Judith Filc (Estados Unidos), Diego Fischerman, Graciela Foglia (Brasil), Laura Fólica, Jorge Fondebrider, Diego Forte, Ana Franco (México), Daniel Freidemberg, Silvina Friera, Leonardo Funes, Alejandra Furfaro,
G
Pablo Gaiano, Carlos Gamerro, Lélia Gándara, Flavia García (Canadá), Inés García Botana, Antonia García Castro, Gabriela García Cedro, Emilio García Wehbi, Marietta Gargatagli, Inés Garland, Florencia Garramuño, Miguel Gaya, Jorge Geffner,  Francisco Gelman Constantin, Alicia Genovese, Analía Gerbaudo, Mabel Giammatteo, Pablo Gianera, Daniel Gigena, Sol Gil, Abel Gilbert, Paula Giménez Zapiola, Gabriel Giorgi, Mónica Girón, Marisa Godoy, Graciela Goldchluk, Víctor Goldstein, Alejandro González, Betina González, Horacio González, Jonio González, Rafael Goñi, Inés Grimland, Ezequiel Grimson, Lucía Grodsinsky, Roberto Guareschi, Leila Guerriero, Richard Gwyn (Gales),
H
Fabián Haim, Claudia Hartfiel, Liliana Hayat, Liliana Heer, Itziar Hernández (España), Patricia Hernández, Frida Herz, Alejandro Horowicz, Luis Francisco Houlin Dintrans,
I
Carla Imbrogno, Pablo Imen, Pablo Ingberg, José Insúa, Fabián Osvaldo Iriarte, Pola Iriarte (Chile), Jorge Isaías,
J
David Jacobson, Natalia Jakubecki, Alexandra Jamieson Barreiro, Darío Jaramillo Agudelo (Colombia), Noé Jitrik, Silvia Jurovietzky, Mario Jursich (Colombia),  
K
Tamara Kamenszain, Laura Kaplan, Alejandra Patricia Karamanian, Alejandro Kaufman, Sergio Kiernan, Guillermo Korn, Laura Malena Kornfeld, Eduardo Kragelund, Christian Kupchik,
L
Juan Manuel Lacalle, Patricia Lálage del Vall, María Lanese, Alicia Laplace, Alejandra Laurencich, Daniela Lauria, Denise León, Mara Faye Lethem (Estados Unidos),  Mauro Libertella, Daniel Link, Jorge Locane (Alemania), María Rosa Lojo, María Pía López, Eugenio López Arriazu, Carlos López Beltrán (México), Pura López Colomé (México), Ana María Lorandi, Diego Lorenzo, Carolina Lozada (Venezuela), Gabriel Lozano, Marcela Lucero,
M
Ariel Magnus, Silvia Maldonado, Héctor Manni, Elena Marengo, Lucas Margarit, María Moreno, Daniel Martínez, Uriel Martínez Venegas (México), Claudia Masín, Carlos Masotta, Mirtha Paula Mazzocchi, Víctor Manuel Mendiola (México), Ricardo Mendoza Rademacher (Chile), Andrea Menegotto, Tununa Mercado, Mercedes Merino, Silvana Meta, Eduardo Milán (Uruguay), Ignacio Miret, Javier Mocarquer (Estados Unidos), Cristian Molina, Rodrigo Molina-Zavalía, Sylvia Molloy, Fabián Mónaco, Rafael Mondragón (México), Mario Montalbetti (Perú), Graciela Montaldo, René Montero Montano (México), Miguel Ángel Montezanti, Fabio Morábito (México), Juan Carlos Moreno Cabrera (España), Graciela Morgade, Julieta Mortati, José Luis Moure, Debi Mundani, Hugo Murno,
N
Adelaide Navarret, Juana Nicolaou, Gustavo Nielsen, Michel Nieva, Valentina Noblia, Alejandro de Nuñez,
O
Julieta Obedman, Alejandra Obermeier, Elena Luján Odriozola, Ana Ojeda, Leonardo Oksman, Sebastián Olaso, Alejandro Olazabal, Lucrecia Orensanz (México), Diana M. Ortega, María Gabriela Ortiz, Pablo Ortiz (Estados Unidos), Alexandra Ortiz Wallner (Alemania), Elsa Osorio, Araceli Otamendi, Sonia Otamendi, Rafael Felipe Oteriño,
P
Cecilia Palmeiro, Lucas Panaia, Tamara Padrón Abreu, Aldo Parfeniuk, Sandra Pasquini, Hilda Paz, Ingrid Pelicori, Diego Peller, Marina Inés Pepe, Claudia Pérez, Cecilia Pérez de Micou, Paula Pérez Alonso, Graciela Perosio, Lucas Petersen, Miguel Ángel Petrecca, Maria Pibernus, Gabriela Clara Pignataro, Claudia Piñeiro, Nancy Viviana Piñeiro, Silvina Poch, Judith Podlubne, José Maria Poirier, Antonio José Ponte (Cuba/España), Ángela Pradelli, Ana Pruis, Agnieszka Julia Ptak,  Mercedes Pujalte, María Lucía Puppo,
R
Alejandro Raiter, María Laura Ramos, Olga Regueira, María Cristina Renard, Jorge Revsin, Alicia Silvia Rey, Esteban Javier Rico, Cynthia Rimsky (Chile), Armando Roa Vial (Chile), Victoria Rodríguez Lacrouts, Waldo Rojas (Chile), Mariana Romo Carmona (Estados Unidos), Gonzalo Roncedo, Hernán Ronsino, Mirta Rosenberg, Silvia Rotemberg, Fernando Rouaux, Cora Rozwadower-Grätzer (Francia), Mario Rucavado Rojas, Natalia Ruhl, Facundo Ruiz, Pablo Martín Ruiz (Estados Unidos), Ricardo Ruiz,
S
Guillermo Saavedra, Julia Sabena, Lori Saint-Martin (Canadá), Ina Salazar (Perú/Francia), Alejandro Schmidt, Scott Sadowsky (Chile), Elisa Salzmann, Daniel Samoilovich, Beatriz Sarlo, Vivian Scheinsohn, María Jimena Schere, Gabriela Schon, Federico Schuster, Francisco Segovia (México), Gabriel Seisdedos, Gabriel Senanes, Silvia Senz Bueno (España), Jessica Sequeria (Estados Unidos), Matías Serra Bradford, Marina Serrano, Pedro Serrano (México), Nora Sforza, Lorna Shaugnessy (Irlanda), Ana María Shua, Luciana Sierra, Alberto Silva Castro, Gastón Sironi, Paulo Slachevsky (Chile), Perla Sneh, Ricardo Soca, Ada Solari, Margarita Solli, Marcial Souto, Mikel Soto Nolasco (País Vasco), Rafael Spregelburd, Eduardo Stupía, Julieta Sueldo Boedo (Brasil), Jorgelina Sureda, Maristella Svampa, Mariano Sverdloff, Santiago Sylvester, Alberto Szpunberg,
T
Sergio Tanoni, Carles Tàvec, Federico E. Testoni, Diana Theocharidis, María Emilia Tijoux, Mario Tomé, Sandra Toro, Jorge Torres Zavaleta, Diego Trelles Paz (Perú),
U
Lidia Unger, Pablo Usabiaga, Teresa Usandivaras, Alejandra Uslenghi (Estados Unidos), Leandro Uteda,
V
Luisa Valenzuela, Gustavo Valle (Venezuela), María Esther Vázquez, Graciana Vázquez Villanueva, Diana Vega, Ana Vellegal, Luciana Velloso, Santiago Venturini, Carmen Verlichak, Pedro Ignacio Vicuña (Chile), Gabriela Villalba, Claudio Villarreal, Silvia Villegas, Juan Villoro (México), Elena Vinelli, Marcela Visconti, Miguel Vitagliano, Martín Vitton,
W
Miguel Wald, David Wapner, Gerardo Wehinger, Guadalupe Wernicke, Laura Wittner, Marcela Woods,
Y
Débora Yánover
Z
Horacio Zabaljáuregui, Enrique Zattara Hernández, Amelia Zerrillo, Pablo Zdrojewski, Verónica Zondek (Chile), Julia Zullo, Patricio Zunini.


Universidades e instituciones educativas a las que pertenecen los firmantes

Universidad Católica Argentina (Argentina)
Universidad de Belgrano (Argentina)
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Universidad de San Andrés (Argentina)
Universidad del Salvador (Argentina)
Universidad Nacional Arturo Jauretche (Argentina)
Universidad Nacional de La Plata
Universidad Nacional de Lanús
Universidad Nacional de Mar del Plata
Universidad Nacional de Rosario (Argentina)
Universidad Nacional de San Luis (Argentina)
Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina)
ENSLV "Sofía E. Broquen de Spangenberg" (Argentina)
IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" (Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente 3 (San Martín de los Andes, Argentina)
Instituto Superior de Profesorado n.° 8 "Alte. Guillermo Brown" (Santa Fe, Argentina).
Universidad Federal de São Paulo (Brasil)
Universidad Católica de Chile (Chile)
Universidad de Chile (Chile)
Universidad Jorge Tadeo Lozano, sede Caribe. Cartagena (Colombia)
UNAM (México)
Universidad de la República (Uruguay)
New York University (Estados Unidos)
Providence College (Estados Unidos)
UC Davis (Estados Unidos)
Tufts University (Estados Unidos)
Ministère de l'Immigration, de la Diversité et de l'Inclusion de Québec (Canadá)
Université du Québec á Montreal (Canadá)
Humboldt-Universität zu Berlin (Alemania)
Universidad Libre de Berlín (Alemania)
Universidad Autónoma de Madrid (España)
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona / España)
Université de Caen-Normandie (Francia)
Université de Lille 3 (Francia)
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viernes, 1 de julio de 2016

"Sin ninguna de las coacciones, vicios, rodeos o atajos que acotan la tarea del profesional"

María José Furió nos viene acostumbrando a muy buenos textos. En la oportunidad, uno, aparecido en El Trujamán del 22 de junio pasado, a propósito de la Casa del Traductor de Arles

Talleres de traducción: traductores durante un día

Desde hace años, la Casa del Traductor de Arles, Francia, desarrolla un trabajo de acercamiento a la ciudad donde tiene su sede en forma de actividades culturales gratuitas. Entre todas ellas, los talleres de traducción «Traductor durante un día» han obtenido una excelente respuesta. Están abiertos a todos los ciudadanos que deseen participar, no requiere conocer el idioma de partida —alemán, italiano, español, portugués— ni al autor traducido. El programa de este año incluye a Andrea Camilleri y Franz Kafka. El taller de español girará en torno a Nada es crucial, del excelente narrador sevillano Pablo Gutiérrez.

En marzo tuvo lugar el taller de italiano, dirigido por Dominique Vittoz, traductora multipremiada del siciliano Camilleri. Su experiencia como profesora universitaria se detectaba en la soltura con que se manejaba entre un grupo mixto compuesto por veinte personas de entre veintitantos y setenta años, a los que animaba a presentarse e indicar su grado de conocimiento de italiano. Coincidían todas las posibilidades: desde quien no sabía una palabra hasta un par de nativos, residentes en Arles o cerca; también, varios estudiantes de italiano, un par de señoras de edad que lo cursaron en su adolescencia y otros con rudimentos fruto de un interés particular. El nexo común era la afición a la lectura y la curiosidad por la experiencia de traducir.

El taller se estructura en tres partes: la presentación del texto, el trabajo en grupos o individual y la puesta en común, con la discusión correspondiente para obtener un texto si no definitivo sí aceptable. La traductora entrega dos juegos de textos: el fragmento en italiano de Il birraio di Preston [L’Opéra di Vigàta en francés], novela de 1995, y un par de páginas con un listado de palabras en dialecto siciliano y expresiones italianas o dialectales con su correspondencia en francés. Acto seguido, lee y traduce en voz alta en francés estándar el sentido del original de Camilleri. El fragmento elegido lo tenía todo para interesar al gran público: una viuda de buen ver conoce en la iglesia, a la que acude religiosamente todos los días, a un apuesto marinero… tuerto. La intriga gira en torno a darle cita al galán cuando un pariente que ejerce de carabina no la deja sola ni a sol ni a sombra.

A disposición de los traductores, Vittoz puso diccionarios de regionalismos, otro de expresiones ilustradas, eróticas, etc., que nuestros diletantes no llegaron a utilizar. ¿En qué consiste entonces la experiencia?

De entrada, se trata de que los arlesianos y habitantes de la región que lo deseen conozcan por dentro el Espacio Van Gogh y el Colegio de Traductores —el aspecto severo del edificio tiene algo de monasterio cerrado sobre sí mismo, si exceptuamos el florido jardín abierto todo el año—. Luego, dar a conocer los rudimentos del trabajo en otro idioma y los interrogantes, desafíos, obstáculos y soluciones que plantea traducir al francés un texto literario concreto. El trabajo en grupos permite aliar distintos grados de conocimiento del italiano —y, naturalmente, también del propio idioma—, de formación académica y hasta bagaje profesional o de otro tipo. Añaden un ingrediente interesante los registros de lengua, jergas y vocabulario propios de cada generación.

El éxito de esta experiencia descansa en la dinámica generada por la «virginidad» profesional de los traductores durante un día. Se enfrentan a un texto sin ninguna de las coacciones, vicios, rodeos o atajos que acotan la tarea del profesional. Salvo el periodo de tiempo cerrado —el taller dura dos horas y media—, tienen entera libertad para poner en juego sus conocimientos del idioma, su inventiva y versatilidad lingüística, descubrir la intriga y retos que entraña ser fiel a un texto dialectal, qué opciones ofrece su idioma para reflejar la posición excéntrica de un dialecto, cuál sería el equivalente francés del siciliano. Mientras Vittoz debe su prestigio a la recreación del lenguaje de Camilleri mediante una combinación de vocablos de hablas locales y arcaísmos procedentes del francés antiguo, los traductores aficionados no utilizaron los diccionarios de regionalismos quizá porque no pasaron a esa fase de la traducción en que uno comprende que no hay una transposición exacta de un idioma a otro y que debe recrear el sentido. Lo creativo de estos talleres está, sobre todo, en confrontar la profesionalidad de una traductora avezada con el entusiasmo y la curiosidad de adultos que ignoran los gajes del oficio. Seguramente, estos polos opuestos marcan el punto de coincidencia del máximo entusiasmo: el de quienes han de descubrir la tarea de traducir sin presiones profesionales y el de la experta que ha adquirido con su práctica la libertad de rebasar y expandir las fronteras del idioma.