lunes, 12 de febrero de 2024

"Tsvietáieva no es una autora que lea el gran público"

Reyes García Burdeus (foto), profesora de ruso y traductora de esa lengua, acaba de publicar un nuevo libro de la poeta rusa Marina Tsvietáieva, que da cuenta de la relación amorosa entre ésta y Sofia Parnok. Por ello, Eric Gras entrevistó a la traductora, nota que fue publicada por El Periódico Mediterráneo, el pasado 4 de febrero.

"Cada nueva traducción de Marina Tsvietáieva es un regalo"

La editorial valenciana Pre-Textos, un sello referente a nivel nacional y también internacional, ha publicado en este inicio de 2024 La amiga, un volumen que reúne las poesías que Marina Tsvietáieva dedicó a la escritora y crítica de arte Sofía Parnok: un grito embriagado de pasión, lamento y desdén. A esta recopilación de poemas, escritos entre 1914 y 1915, se suma también el poema "Los crepusculares días de antaño", escrito un año más tarde a modo de despedida dirigido a Parnok. Esta publicación contiene además dos poemas que Parnok dedicó a Tsvietáieva.

La traductora burrianense Reyes García Burdeus es la encargada de la edición y traducción de esta obra que es todo un acontecimiento literario. Profesora de ruso, y doctora por la Universitat Jaume I, García Burdeus es una de las mayores expertas en nuestro país de la figura y obra de la gran poeta rusa Tsvietáieva. No en vano, lleva más de 25 años traduciendo e investigando a la célebre autora, cuya vida terminó en tragedia. En 2016, la burrianense recibió por su labor el premio de literatura Marina Tsvietáieva, un galardón organizad por el Ministerio de Cultura de la República Rusa de Tatarstán, la Universidad de Kazán y el consorcio estatal de museos histórico-artísticos y culturales de Elábuga.

Cuando uno lee un poemario como La amiga, que acaba de publicar la prestigiosa editorial valenciana Pre-Textos con traducción y edición tuya, llega a la conclusión de que Marina Tsvietáieva fue alguien que se adelantó a su tiempo. Al menos, en cuanto a la «libertad» de abordar el amor pasional, sin distinción de género.
—Sí, sin duda alguna, no solo fue adelantada en esa cuestión, pero como es el tema que nos ocupa me referiré a él. Tsvietáieva, en el amor, esquivaba las fronteras de los géneros que consideraba demasiado angostas, demasiado simples, para la concepción que tenía de ese sentimiento, que iba más allá de las emociones que con frecuencia se vinculan a esta palabra. También reclamaba tanto o más de lo que ofrecía. Ante esas imperiosas exigencias, la reacción de sus amantes solía ser el rechazo, el silencio o el alejamiento. Basta con leer unas palabras de su cuaderno de notas, escritas en junio del año 1921, para constatar lo avanzada que estaba a su tiempo: "Amar únicamente a las mujeres (para una mujer) o únicamente a los hombres (para un hombre) excluyendo intencionadamente al “contrario” habitual — ¡Qué horror! Y amar solo a las mujeres (para un hombre) o sólo a los hombres (para una mujer), excluyendo intencionadamente lo que es 'inusual' de nacimiento — ¡Qué aburrimiento!". Creo que con esas afirmaciones está todo dicho.

La serie de poemas que comprenden esta edición «relatan» la relación que mantuvo con Sofía Parnok. ¿Quién fue exactamente esta otra poeta rusa?
—Sofía Parnok nació en la ciudad de Taganrog, curiosamente donde nació Antón Chejov, a orillas del mar de Azov, en 1885. Procedía de una acaudalada familia judía. Su madre murió prematuramente, Sofía tenía entonces seis años, las relaciones con su padre eran conflictivas y pronto decidió emanciparse. Viajó por Europa y estudió en el conservatorio de Ginebra, donde descubrió sus grandes dotes musicales. A finales de 1904 volvió a Rusia e ingresó en el conservatorio de Petersburgo, pero abandonó los estudios y regresó a Ginebra, donde tuvo su primera experiencia como autora de teatro con la obra El sueño, a partir de la cual se dedicó por entero a la literatura. En 1907 se casó con Vladímir Volkenstein y se afincó en San Petersburgo. En 1909, Parnok se divorció de su marido y se trasladó a Moscú, donde inició una carrera como traductora, libretista de ópera, poeta y también como crítica literaria bajo el seudónimo de Andréi Polianin (que eligió expresamente para discernir su obra literaria del periodismo). Escribía poemas que se publicaban en diversas revistas y periódicos y frecuentaba los salones literarios. El primer libro de Parnok, Poemas, fue publicado en 1916, poco después de acabar su relación con Tsvietáieva. La lírica de Poemas presenta el deseo lésbico por primera vez de forma no decadente en un libro de poesía ruso. No en vano la tildaban como la Safo rusa.

¿Y qué le pasó?
—La censura soviética no tardó en apagar la voz poética de Parnok considerando que era "ilícita" y a partir de 1928 ya no pudo publicar. Se ganó la vida traduciendo poemas de Charles Baudelaire y novelas de Romain Rolland, Marcel Proust, Henri Barbusse y otros. Gran parte de su obra se ha perdido porque, contrariamente a lo que solía hacer Tsvietáieva, Sofía no guardaba copias de sus escritos. Pero, aun así, a partir de los años 90 se han publicado en ruso algunos poemarios que evidencian un gran valor literario. Si bien fue más apreciada su labor como crítica. He de añadir que, en la actualidad, su obra está suscitando un gran interés, no solo en Rusia, también aquí en nuestro país. Como muestra, la llamada que recibí hace poco invitándome a participar en Donostia en el ciclo de conferencias que prepara el Ateneo Guipuzcoano titulado: Literaturas perseguidas, que este año gira en torno a la persecución por género. Una grata sorpresa la elección de Sofía Parnok como una de las autoras que formarán parte del ciclo.

¿Cómo y de qué manera le marcó a Tsvietáieva esa infructuosa relación con Parnok, tanto en lo personal como en su poesía?
—En lo personal, gracias a Parnok, Tsvietáieva descubrió el amor físico, sensual, un amor que nada tenía que ver con los que había experimentado hasta entonces, ni siquiera con su marido Serguéi Efrón (no olvidemos que, por aquel entonces, Marina estaba casada y tenía una hija de dos años, Ariadna). Solo unos años más tarde, en 1923, tendría otra experiencia amorosa semejante con su amante Konstantín Rodzévich, en Praga. Pero, en la relación con Parnok, también sufrió los celos y el resentimiento, casi desde el comienzo. Lo cual provocó que, tras la ruptura, Tsvietáieva siempre mostrara una total indiferencia, rechazo e incluso odio hacia Parnok. Tsvietáieva llamó a esta ruptura "la primera catástrofe" de su vida. Pasados unos años, en su diario de 1920, escribió: "Ella podía rechazarme, volverse de piedra, aplastarme bajo sus pies — pero me amaba". En una carta dirigida al poeta Kuzmín escribe: "Fuimos amigas durante un año y medio. No me acuerdo en absoluto de ella, bueno, no la recuerdo". Sin embargo, Sofía Poliakova, gran estudiosa de la obra de Tsvietáieva y Parnok, considera que Tsvietáieva jamás pudo olvidarla y en muchos escritos posteriores a su separación, la recuerda sin nombrarla. Tras el fin de su intensa y tormentosa relación, las dos mujeres no se volverán a ver. Sofía Parnok, en el otoño de 1929, dedicará un bello poema a su amante de entonces, Marina Baranovich, donde todavía recuerda a Tsvietáieva, su amor de juventud. Y, además, muchos amigos que frecuentaban el apartamento de Parnok en Moscú afirman que en su mesilla de noche tuvo hasta el final de su vida, una fotografía de Marina. En cuanto a cómo influyó la relación en su poesía, señalaremos que los poemas del ciclo La amiga aunque estén incluidos en sus Poesías de juventud marcan el paso de los poemas de juventud hacia los poemas de madurez, esto se evidencia por la manera de hacer de Tsvietáieva y el cambio en las cuestiones que aborda, sobre todo por el abandono de su obsesión por el tema de la muerte. También le llevó, ya en el exilio, en Francia, a la escritura, en francés, de su ensayo sobre el lesbianismo, Carta a la Amazona, escrito en 1932 y revisado en 1934, de un alto valor literario y que, sin lugar a dudas, es una evocación a la relación que tuvo con Parnok.

¿Podría decirse que, pese a todo, Tsvietáieva continúa siendo una gran desconocida para el gran público (aunque en nuestra anterior entrevista, en 2018, dijeras que ya es una autora reconocida y venerada)?
—Bueno, reitero lo dicho en la anterior entrevista, Tsvietáieva no es una autora que lea el gran público. Su modo de crear, la complejidad de su lenguaje y una serie de elementos añadidos, hacen que su escritura no sea una empresa fácil de leer. Además, la autora exige la total atención del lector y era completamente consciente de la dificultad que entraña su escritura. De hecho, sobre esto, ella misma decía: "El lector está agotado de leer mi obra – es decir que ha leído bien y – lo que ha leído es bueno. El cansancio del lector no es devastador sino creador. Co-creativo. Hace honor tanto al lector como a mí misma". En mi opinión es una autora conocida, y cada vez más, sobre todo, entre los estudiantes de filología eslava o lengua rusa, y también entre los amantes de la poesía en general que desconocen el ruso, y que ahora la pueden leer gracias a las numerosas traducciones que existen de su obra.

—Obras como esta nueva edición bilingüe, en la que también se lee una nota biográfica de la autora, ¿cuán importantes son para «recuperar» la figura de la que muchos consideran una de las grandes poetas del siglo XX?
—Todas las obras de Tsvietáieva traducidas que salgan a la luz, ayudan a dar a conocer a los lectores que no conocen la lengua rusa a esta gran escritora. Pero no hemos de leer únicamente sus versos, también sus obras en prosa, su correspondencia y sus obras de teatro son de lectura imprescindible. Hay que señalar que la prosa de Tsvietáieva es una prosa poética, tan complicada y cuidada como la poesía.

—Me interesaría abordar el proceso de traducción pues, como dices en tu epílogo, «no es fácil trasladar del ruso a cualquier otra lengua la magnificencia de su discurso».
—Bueno, es conocido que Tsvietáieva es tildada de poeta intraducible, tanto en la poesía como en la prosa, describía todas sus vivencias con palabras enlazadas de manera asombrosa. Transformaba la realidad y la convertía en poesía o en prosa poética. A través de los juegos fónicos con las palabras, tanto por su eufonía, como por su capacidad para sugerir otros significados en el contexto de la frase, modificaba la estructura sintáctica, descomponía las palabras y, a veces, las eliminaba; hacía un uso muy particular de los signos de puntuación, en especial, del guion largo, que le servía para dar una mayor precisión emotiva a sus ideas. Empleaba tanto arcaísmos como neologismos, utilizaba aliteraciones y repeticiones de fonemas, todo ello nutriéndose de las tradiciones populares. Muchos de esos elementos se escapan del proceso de traducción, lo cual constituye un verdadero quebradero de cabeza para conseguir trasladar del ruso al español o a cualquier otro idioma la obra de Tsvietáieva. Con respecto a su escritura ella misma decía: "La prosa del poeta es un quehacer distinto de la prosa del prosista, en ella la unidad del esfuerzo (de la diligencia) no es la frase sino la palabra, e incluso con frecuencia – la sílaba". Pero, a pesar de esa dificultad, he tratado de transmitir la riqueza del original, sin pretender la total fidelidad al texto, pero con toda la admiración y el respeto que merece una de las poetas rusas más grandes del siglo XX.

No es este tu primer acercamiento, como traductora e investigadora, a Marina Tsvietáieva. Tu relación con ella es más que fructífera y personal. ¿Cómo valoras que se haya publicado también este 2024 El poeta y el tiempo en Anagrama con traducción de Selma Ancira?
—La traducción de El poeta y el tiempo recién publicada no es una novedad, se trata de la reedición de un libro que publicó Anagrama en 1990 y que estaba agotado hace mucho tiempo. Curiosamente traduje esos mismos ensayos que fueron publicados por Ellago Ediciones con el título Ensayos el año 2012. Se trata de Un poeta respecto a la crítica, El poeta y el tiempo y el arte a la luz de la conciencia. Lamentablemente este libro de Ellago es difícil de conseguir, así que bienvenida sea la reedición de Anagrama. 

Para finalizar, ¿qué puede uno aprender leyendo a Marina Tsvietáieva?
—¡Vaya pregunta! Necesitaría otra entrevista exclusivamente para responderla. En cualquier género escrito por Tsvietáieva, en el que los lectores se sumerjan, hallarán motivos y temas que susciten su interés: su visión de la existencia, su razonamiento agudo y profundo por el hecho estético, sus reflexiones sobre la muerte, la ética, la espiritualidad, la filosofía… y estarán agradecidos por haber entrado en relación con una mente tan extraordinaria como la de Tsvietáieva. Su pensamiento encierra siempre mensajes profundos e inteligentes, expresados, como más arriba hemos indicado, con una escritura sumamente compleja, lo cual es también un reto para el lector. A modo de ejemplo citaré algunos aforismos de mi traducción Locuciones de la Sibila, publicado también por Ellago Ediciones en 2008, uno de mis libros de cabecera:

«Para no ser culpado hay que convertirse enseguida en acusador»

«Me gustan más los dioses con características humanas que los humanos con características divinas»

«Nunca cedo ante un deseo, siempre ante un capricho. Frente a mis imperiosos deseos, en cierto modo me siento ofendida, ante un capricho me siento alegre. En el mundo de los deseos soy – una esclava, en el de los caprichos – una reina.»

«Cuando a la gente, amontonándola, la despojan de su rostro, primero se convierte en rebaño, después – en jauría.»

«No celebréis la victoria sobre el enemigo. Es suficiente con la consciencia.»





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