Octavo día de la encuesta
Los traductores y la inteligencia artificial (8)
MARTINA FERNÁNDEZ POLCUCH (Argentina)
1)
¿Qué tan familiarizada está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial
en lo que a traducciones literarias se refiere?
Estoy medianamente familiarizada, más por haber participado de seminarios y/o charlas que por usarla para mis traducciones.
2)
Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si
no, ¿por qué no?
Me parece una herramienta útil en general, no específicamente para la traducción literaria. Usé deepl una vez para traducir un artículo, y el trabajo de posedición me resultó muy tedioso, por más que algunas soluciones me hayan sorprendido para bien. No creo que el resultado final haya sido muy bueno. Lo uso con cierta regularidad para llevar adelante correspondencia por mail en lenguas que entiendo pero no hablo, o que hablo pero no domino. Para ese fin, me parece maravilloso. Cuando traduzco literatura, todavía no tengo en mi horizonte la opción de recurrir a la IA. Me gusta leer y escribir, no editar, al menos no a un ente con el que no puedo conversar, que no tiene un proyecto traductivo, en quien no puedo presuponer la búsqueda de un determinado efecto. Cuando posedito, el texto nunca dejar de resultarme ajeno, lo contrario de lo que (me) sucede con la traducción.
3)
¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí, por qué sí? Si no, ¿por qué no?
Hace unos días un traductor alemán-sueco me contó que antes hacía traducciones técnicas, pero que hace dos años perdió la mayor parte de ese trabajo por la IA. Y eso fue el envión que necesitaba para meterse en el mundo editorial. Ahora traduce literatura. Me pareció una interesante vuelta de tuerca. En el fondo, pienso que en el futuro habrá editoriales “artesanales” e “industriales” (alguien ya lo dijo acá). Si tuviera que asesorar a unx adolescente hoy, le desaconsejaría estudiar traducción. Pero trabajando en formación de traductorxs, noto que toman la participación de la inteligencia artificial en el mundo de la traducción –paradójicamente– con mucha naturalidad.
MICAELA VAN MUYLEN (Argentina)
1)¿Qué
tan familiarizada está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo
que a traducciones literarias se refiere?
No
tengo experiencia con la mal llamada Inteligencia Artificial, sí uso recursos online
como muchxs de ustedes, claro, pero nunca usé chat gpt ni similares, no me
llama la atención ni me despierta curiosidad, aunque siento que debería
interiorizarme en ello como docente, nuestrxs estudiantes lo utilizan mucho en
las traducciones no literarias y lo aplican en mis materias (en traducción y
también en literatura…). Entonces estoy repensando mucho la tarea en el aula.
Me interesa motivarles a la artesanal tarea de la lectura y la traducción, más
allá de si después usan o no la IA
2)¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?
3)
¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí, ¿por qué sí? Si
no, ¿por qué no?
Supongo que puede ser útil para algunas cosas, como las ya mencionadas, a mí me gusta leer y traducir, y no poseditar, como dice Martina Fernández Polcuch, y lo seguiré haciendo a la vieja usanza (pero con todos los recursos que nos da la Internet, claro). Aparte de posibles errores y lo engorroso del trabajo de revisión, para mí pierde todo el placer de la creación, que es fundamental y que creo, como Jan de Jager que no va a desaparecer como tal para quienes nos interesa esta tarea, más allá de un trabajo remunerado. Y/pero justamente por ello (y con esto respondo a la tercera pregunta) me temo que a las editoriales y a lxs lectorxs no les interesa mucho todo esto (ni los derechos de autor, ni nada) y que por eso sí, de cierto modo está en riesgo la profesión, al menos como la conocemos hoy, que es la que me interesa a mí. Sin embargo, quizás se trate de ir encontrándole la vuelta a medida que conozcamos sus posibilidades. Veremos….
PEDRO SERRANO (México)
1)¿Qué tan familiarizada está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?
Yo no estoy para nada familiarizado con la IA, lo cual no quiere decir que no vaya a hacerlo, y a aprovechar todo lo que pueda aportar en la revisión del trabajo artesanal de la escritura. Y que no esté familiarizado con su uso no significa que no haya pensado en ello. Aunque no soy capaz de leer las fórmulas matemáticas que sostienen sus operaciones, sí puedo aventurar ideas sobre la manera en que opera. Así que algún granito de arena, como en el magnífico poema de Circe Maia (¡gracias, Laura!), quizás pueda aportar, empezando por este poema precisamente. Dice Circe (no la conozco pero me agrada citarla con familiaridad textual) que cada granito y cada soplo de viento están inexorablemente predeterminados, de lo cual o no estoy muy seguro, pues habría qué saber dónde se origina el movimiento que, una vez echado a andar, va hacer que efectivamente, por cuestioones de física, ese grano vaya a caer ahí donde cayó. De la misma manera, tampoco se puede predecir, en el echarse a andar en su caída, cuál va ser la forma que va. adoptar determinado copo de nieve. Si hasta ahora no ha sido posible predecir de manera definitiva el clima, algo podría haber en los movimientos del universo que quizás no pueda reducirse a un sistema binario, que es la única forma de predecir sin duda. Lo cual me lleva directamente a contestar la primera pregunta. Yo creo que la IA no va a ser capaz de hacer por sí sola una traducción literaria, incluido en ello el uso de promts, porque traducir literatura (y aquí no hablo de esos libros que pasan a mejor vida apenas los terminamos de leer) empieza por una puesta en abismo. La traducción literaria te enfrenta de entrada con una página en blanco, en la cual todavía no está escrito todavía nada en la lengua a la que se traduce, de la misma manera en que nada estaba escrito antes de que un texto literario empezara a aparecer, ni es predecible su desarrollo y acomodo. Por supuesto que tanto la IA como cualquier persona que sepa dos lenguas es capaz de parear un término con otro. Pero la complejidad del entramado literario, el componente no explicitado en un texto, es imposible de prever. En "Variaciones sobre el derecho a permanecer callado", Anne Carson compara la traducción con la mirada de Rembrandt en un autorretrato temprano, "El artista en su estudio", un cuadro hermosísimo en el que los ojos del pintor no tienen pupila, y lo ven todo. "Esos ojos sin cuencas", dice ella, "ciertamente no están ciegos. Están involucrados en una mirada llena de fuerza, pero no es una mirada organizada de manera normal. Están viendo pero ver (es posible) es entrar en los ojos de Rembrandt desde atrás. Lo que su mirada proyecta, en dirección nuestra, es un profundo silencio". Este ensayo está publicado en español, pero no lo tengo a la mano, así que pergeñé una rápida traducción, que seguro no coincide en todo con la publicada. Lo que tomo de él, ahora, es que para traducir literatura hay que ir hasta el fondo de la mirada de quien escribe, es decir hasta ese fondo de la mente que se convierte en un ver compartido, y desde ahí, no desde el texto explícito, hacer aparecer ante nuestros propios ojos nuestra traducción. Y este proceso, que no es binario, que no tiene un antecedente concreto, que no está preinformado ni predeterminado, que surge de una mente que ve detrás del texto lo que otra mente ve, no lo puede tener la IA, precisamente porque se da en el tiempo, en lo impredecible que lo sostiene y en el cuerpo que lo vive en ese momento. Pero este es un argumento fascinante, del que hay que seguir sacando hilo.
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