jueves, 31 de octubre de 2013
De controles y controladores
Editor de www.elcastellano.org y
autor de La fascinante historia de las
palabras, el uruguayo Ricardo Soca publicó en la edición de Ñ, del 18 de
octubre pasado, el siguiente artículo sobre las academias de la lengua
americanas y su vergonzosa dependencia de España.
Academias americanas: un inquilino en Madrid
La asociación
actúa bajo un férreo control de Madrid, al servicio, pues, de los intereses
comerciales y diplomáticos del reino de España, que no necesariamente habrán de
coincidir con los de los otros veintiún países representados por las academias
“hermanas”.
La idea de crear
sucursales en América fue concebida en el siglo XIX en Madrid, con miras a
rescatar algo del imperio colonial perdido que ya no se podía reconquistar por
las armas. El académico Alfonso Zamora Vicente lo explicó con sorprendente
transparencia en su libro La
Real Academia Española (1999) al narrar hechos de la segunda
mitad del siglo XIX: [...] la Academia acuerda crear
Academias de la lengua castellana o española, como correspondientes suyas y a
su imagen organizadas. Con tal relación, la Academia Española
se propone realizar fácilmente lo que para las armas y la diplomacia ya es
imposible hacer: reanudar los vínculos violentamente rotos [...].
En los años
siguientes, por todas partes surgieron academias correspondientes, algunas de
ellas llevadas de la mano por Madrid; otras, como la argentina y la uruguaya,
por iniciativa de sus respectivos gobiernos y con carácter de “asociadas”, que
no de “correspondientes”.
En 1951, se creó la ASALE , cuyo carácter
subalterno se admitía sin ambages en los primeros estatutos: Art. 2. Las Academias correspondientes de
la Real Academia
Española reconocen que esta es, por derecho propio, la llamada a dirigir esta
labor colectiva de defensa y promoción del idioma castellano.
No se explica cuál
sería la fuente de ese “derecho propio” ni de qué molinos de viento debería ser
“defendido” el idioma castellano; se pretende que tales afirmaciones sean
aceptadas a priori, sin necesidad de discusión, tal como se aceptan las leyes
naturales o las creencias religiosas.
Entre las metas
de ASALE, figuraba en 1951 la muy subalterna de “colaborar con la Real Academia
Española, según las instrucciones de esta, en la redacción de Gramática y
Diccionario y especialmente en la recolección de los regionalismos de su
respectiva área lingüística”.
Este esfuerzo por
el control lingüístico de las antiguas colonias avanzó con lentitud hasta los
años 90, cuando se presentó una nueva realidad: la globalización de la economía
ofreció a España la posibilidad de explotar con sus empresas el suculento
mercado de más de 400 millones de hispanohablantes. La vieja ideología
nacionalista fue entonces reformulada con el discurso llamado “panhispánico”,
que nació arropado con ideologemas apropiados a las nuevas circunstancias: el español
como “lengua total”, “lengua de encuentro”, “activo estratégico” y “lengua
mestiza”, como señaló José del Valle en La
patria, ¿lengua común? (2007).
Hacia los años 90, una alicaída
ASALE fue reflotada para servir como estandarte del panhispanismo, para reabrir
el camino de las Indias a las empresas españolas y en 1997 se inauguró con
fanfarria el I Congreso Internacional de la Lengua Española ,
como expresión del nuevo papel de la Academia y sus “hermanas”.
En 2007 se
aprobaron nuevos estatutos de ASALE en los que se consolidó el poder omnímodo
de la casa tricentenaria. En ellos se establece sin tapujos que el “presidente
nato” de la Asociación
de Academias será el director de la Real Academia Española (art. 15) y su tesorero,
un miembro de la institución madrileña, nombrado por la Junta de Gobierno (art. 17).
El secretario
general de la asociación, cuyas tareas son colaborar con el presidente, llevar
las actas, cuidar los archivos y figurar como presentador de ASALE, puede ser
un miembro de cualquier academia excepto la española (art. 16). Este cargo lo
ejerce desde hace diecinueve años el lingüista cubano Humberto López Morales,
radicado en Madrid.
El desbalance de
poder en el seno de ASALE queda aun más claro en la composición de su órgano
rector, la
Comisión Permanente , que en la práctica funciona la mayor parte
del tiempo en Madrid con su presidente, su secretario y su tesorero, es decir
con tres miembros, dos de los cuales serán siempre de la RAE (art. 23), según muestra
Silvia Senz en El dardo en la Academia (2011).
Además del férreo
control establecido en los estatutos, la Academia Española
impone la presencia del rey de España en todos sus Congresos como símbolo
solemne de su poder incontestable. En un ritual que contradice la tradición
republicana de las excolonias, el monarca es quien inaugura y preside cada
Congreso, junto con el primer mandatario del país anfitrión. La intención de
esta liturgia dieciochesca es la misma que dio lugar en el siglo XIX al
hispanoamericanismo: fortalecer la noción de que “la cultura hispánica posee
una jerarquía interna en la que España ocupa una posición hegemónica”, como
demuestran José del Valle y Gabriel Stheeman en Nacionalismo, hispanismo y
cultura monoglósica (2004).
El papel
avasallante del socio español queda de manifiesto también en las obras
académicas, cuya autoría es atribuida a la RAE y a la ASALE , como si la primera no formara parte de la
segunda. El papel de primus –aunque no inter pares− de la corporación madrileña
se hace evidente asimismo en los prólogos de las obras académicas, en los que
son habituales menciones como “la Real Academia Española y las demás academias
hermanas”.
Según datos
públicos ofrecidos en Internet, la web de ASALE está albergada en el servidor
rae.es y tiene como administradora la gerente de la Academia Española ,
Montserrat Sendagorta Gomendio.
miércoles, 30 de octubre de 2013
¿Existe o no la diferencia?
Una columna del traductor chileno Adan Kovacsics (foto)
publicada el 18 de octubre pasado en El Trujamán. Allí se vincula la traducción
al acto de escritura, una de esas posibles polémicas a la que nos tiene
acostumbrados la profesión.
Escribir-traducir
En una extraordinaria y deleitosa
conferencia que John Rutherford pronunció hace más o menos año y medio en la Universidad Pompeu
Fabra de Barcelona en el marco del encuentro «El Ojo de Polisemo», el traductor
del El ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancha al inglés se refirió a las
dificultades con que se había topado en su carrera cuando se trataba de valorar
la labor del traductor, tanto en general como en particular. Contó como botón
de muestra que, en un proyectado prólogo para su versión inglesa del Quijote, señalaba que él
había «escrito la traducción» siguiendo estos y aquellos criterios. Envió su
texto preliminar a la editorial, y su editora le respondió comunicándole que
una traducción «no se escribía». A lo cual Rutherford le preguntó qué verbo
había de utilizar si una traducción no se escribía (ni se cantaba, ni se
susurraba, ni se inventaba, ni se volcaba). Si mal no recuerdo, la editora
propuso entonces algo así como «producir», que fue la palabra que finalmente
apareció en el prólogo. No sé si reflejo exactamente el hilo del relato del
traductor de Cervantes, pero así se me ha quedado grabado en la memoria.
Sea como fuere,
Rutherford no se encuentra solo al relacionar el «traducir» con el «escribir». Son
varios los traductores y también los teóricos para los cuales no existe, o
apenas existe, diferencia entre la escritura y la traducción. De tal manera,
esta queda entrelazada, como debe ser, en el vasto tejido de la literatura, de
la que forma parte intrínseca como un género literario más.
Sin embargo, no
conviene empecinarse en esta equiparación, que podría acabar desdibujando
ciertas especificidades de la traducción, su particular relación con las
lenguas y con el lenguaje en general, el hecho de que requiera el conocimiento
de como mínimo dos idiomas, adentrarse en ellos y palpar por esta vía el núcleo
de las palabras.
Precisamente en
el foco, en el abismal punto medio entre las dos lenguas se toca el logos, el orden del universo
que se manifiesta en el lenguaje. La palabra «casi» existe en los idiomas
porque existe un «casi» en el mundo, lo mismo que «ayer» y «crepúsculo» y
«tensión» y «vértigo». Y la forma de ese «casi» que está en el mundo es
lingüística, la forma de los hechos es lenguaje. Y esto es precisamente lo que
hace posible la traducción, la cual de lo contrario ni siquiera podría existir,
se convertiría en una vacua traslación de signos sin fondo, de señales que no
señalan (lo cual, por cierto, en muchas ocasiones ocurre).
Se podría argumentar, eso sí, que cuanto acabo de sugerir rige en general para la escritura y que también en esta se manifiesta el orden del mundo que expresan las palabras. Pues sí... Y, ojo, puede que al final acabe siendo el escritor un traductor. De todas formas, es en la traducción, precisamente porque esta se mueve entre lenguas, donde el logos se atisba de manera más clara, incomparable e inquietante.
Se podría argumentar, eso sí, que cuanto acabo de sugerir rige en general para la escritura y que también en esta se manifiesta el orden del mundo que expresan las palabras. Pues sí... Y, ojo, puede que al final acabe siendo el escritor un traductor. De todas formas, es en la traducción, precisamente porque esta se mueve entre lenguas, donde el logos se atisba de manera más clara, incomparable e inquietante.
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Reflexiones sobre la traducción
martes, 29 de octubre de 2013
Cómo se ordena una biblioteca/discoteca (VI)
Luego de Eduardo Stupía, Luis Chitarroni, Sergio Renán,
Diego Fischerman y Diana Maffía, el jueves 31 de octubre, a las 19 hs, en la sexta reunión del ciclo "Cómo se ordena una biblioteca/discoteca", el
invitado es Luis Borrero.
Luis Borrero es uno de los más destacados
arqueólogos argentinos. Licenciado en Antropología y Doctor en Filosofía y
Letras, su área de trabajo la constituyen los alrededores del estrecho de
Magallanes, tanto del lado chileno como argentino, en el continente así como en
la isla de Tierra del Fuego. Profesor de la Universidad de Buenos
Aires, trabaja como Investigador Superior en el CONICET.
CCEBA - Florida 943
Entrada libre y gratuita
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Luis Borrero
lunes, 28 de octubre de 2013
El martes, SPET
![]() |
Silvina Slepoy |
En el próximo encuentro del SPET, que tendrá lugar el martes
29 de octubre a las 18:30 en el Salón de Conferencias del IES en Lenguas Vivas
(Carlos Pellegrini 1515), el equipo de investigación
dirigido por la
Prof.Silvina Slepoy presentará su proyecto "Investigación institucional sobre la
interrogación directa: sintaxis, pragmática, traducción y estudio contrastivo
francés - español"
El equipo está integrado por:
Silvina Laura Slepoy (directora). Profesora en francés, master en
Ciencias del Lenguaje de la Universidad Nancy 2, Francia. Profesora de
Gramática francesa I y II y de Estructuras Comparadas en el IES en Lenguas
Vivas “Juan R. Fernández” y de Gramática francesa I en el
ISP “Dr. Joaquín V. González”. Jefa de carrera del Traductorado en
francés del IES en Lenguas Vivas “Juan R. Fernández”.
Beatriz Emilce Cagnolati (codirectora). Doctora
en Letras de la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la
Educación (UNLP). Profesora de Traducción
especializada y de Gramática Contrastiva francés/castellano. Directora de
proyectos de investigación y coordinadora del Área de Investigación en
Traductología (AIT) de la UNLP.
Sabrina Bevilacqua. Profesora de Francés en
lecto-comprensión (Facultad de Ciencias Sociales, UBA). Responsable de las
cátedras de Introducción a las Ciencias del Lenguaje y Análisis lingüístico de
textos (Profesorado y Traductorado en francés respectivamente) en el IES
Lenguas Vivas “Juan R. Fernández”
Lucía Dorin. Profesora de Francés en
lecto-comprensión (Facultad de Ciencias Sociales y Facultad de Psicología,
UBA). Responsable de las cátedras de Lingüística y Gramática francesa I
(Traductorado en francés) en el IES Lenguas Vivas “Juan R. Fernández”
Ana María Gentile. Doctora en Ciencias del Lenguaje
(Universidad de Ruán, Francia, 2007) y docente de traducción en la Universidad Nacional
de La Plata.
Directora de proyecto en el Área de Investigación en
Traductología (AIT/IdHICS, UNLP) y miembro de su comité asesor.
Patricia C. Hernández. Doctora en Ciencias del Lenguaje y
miembro de equipo de investigación en el Instituto de Lingüística de la UBA , investigadora extranjera
asociada a los laboratorios LLL (Univ. de Orleáns) y DySoLa (Univ. de Ruán). Ha
sido profesora invitada por las universidades francesas de Orleáns y Ruán
(2008) y ha dictado seminarios de posgrado en la UBA (2011) y la UNLP (2012).
Lecturas sugeridas
- Hernández, P. y Gentile, A. M. (2013).
“Correspondencia pragmática y rupturas de relación isomórfica en la traducción
español-francés y francés-español. El caso de los enunciados
interrogativos”. Desafíos de la glotodiversidad en el siglo XXI. Universidad de La Pampa.
- Coveney, A. (2011) :
« L’interrogation directe », Travaux de linguistique N° 63,
pp. 112-145.
- Slepoy, S. (2011). « Comment nos élèves posent-ils des questions? », Actas del XI° Congreso Nacional de Profesores de Francés, Puerto Madryn, Chubut.
Otras lecturas
- Escandell Vidal, M. V. (1999). “Los
enunciados interrogativos. Aspectos semánticos y pragmáticos”. En Bosque, I.,
V. Demonte, dir. Gramática descriptiva de la lengua española (pp.
3929-3991). Madrid: Espasa Calpe.
- Toury, G. (2004). Los estudios descriptivos de traducción y más allá. Metodología de la investigación en
estudios de traducción. Madrid: Cátedra
- Vlad, D. (2006): « Sur quelques marqueurs
polyphoniques à valeur polémique », en F. Hrubaru, A. Velicu (éds.),Enonciation
et syntaxe, Actes du XIIe Séminaire de Didactique Universitaire, Constanta
2005, Echinox, Cluj-Napoca, p. 205-222
Las lecturas sugeridas
estarán disponibles en la fotocopiadora del Lenguas Vivas (en el subsuelo,
junto a la Biblioteca
central) a partir del miércoles 16 de octubre. A quienes confirmen su
asistencia les mandaremos el material en formato PDF.
domingo, 27 de octubre de 2013
Faltaron mujeres, faltaron jóvenes y, sin ánimo de ofender, claro, sobraron viejos pelotudos
"Termina el encuentro de académicos del español. Se discutió sobre el libro y hubo visiones pesimistas sobre lo digital. Se sintió la falta de jóvenes y de mujeres." Esto escribía en su crónica, publicada por Ñ digital el día 24 de octubre pasado, Guido Carelli Lynch.
Congreso de la Lengua :
mucho ruido y
veremos cuántas nueces
Es un lugar de encuentro. De eso
se trata, ni más ni menos, el Congreso de la Lengua Española ,
cuya sexta edición concluyó ayer en Panamá. Esa condición alberga su potencial
y también sus limitaciones. “Los congresos de la lengua nunca son importantes
desde el punto de vista científico, es un congreso que reúne gente vinculada al
idioma, instituciones, editoriales y como elemento para poner la lengua en el
tapete sirve, pero no busques nada más”, explicaba José Luis Moure, presidente
de la Academia
Argentina de Letras y uno de los 220 invitados de 30 países a
esta ceremonia.
No va a haber ni descubrimientos
ni ponencias. No es ese el fuerte de los Congresos de la Lengua. “En este se puso
mucho énfasis en el libro y en lo tecnológico, entonces el tema lingüístico y
los problemas de la lengua se pierden un poco. Porque somos expertos, cuando
somos, nada más que en lenguas”, dijo Moure en la antesala del acto de
clausura. Un rato antes, Víctor García de la Concha –el director del Instituto Cervantes, que
fue titular durante 12 años de la Real Academia Española (RAE)– había intentado
convencerlo de la necesidad de firmar acuerdos de cooperación con la Argentina Para eso
ha servido también este Congreso.
Dos centenares de –en su enorme
mayoría– expertos en lengua española discutieron durante tres días sobre el
libro y sus soportes, un tema en el que
no son especialistas. En el encuentro que llevaba como lema El español en el
libro y en el que se escucharon largas y ocurrentes exposiciones sobre derechos
de autor, nadie mencionó los problemas de distribución que existen en el
mercado del libro en español –que manejan multinacionales de origen español– y
que impiden que estos países puedan compartir su literatura.
Faltaron en este congreso voces
disonantes y grandes debates. Afuera sobran.
La mayoría de las veces sólo se
escucharon argumentos a favor de la cultura de papel, que ojalá dure para
siempre, pero casi nadie entregó visiones optimistas sobre los soportes
digitales.
García de la Concha recordó ayer otra
vez el legado de la edición de Rosario, donde “el pueblo tomó el Congreso”.
Pues bien, aquí no hubo pueblo. Además de los participantes, los asistentes
fueron casi exclusivamente los 1200 docentes panameños invitados. “Aquí hay una
marca nueva: el maravilloso grupo de profesores. Nunca en ningún congreso los
paneles estuvieron tan concurridos, con una asistencia fervorosa”, dijo el
titular del Cervantes y por supuesto se ganó el aplauso de los maestros.
Se veían caras cansada. No sólo
por la noche agitada, sino por la cantidad de paneles en 72 horas. “Nos
equivocamos en hacerlo tan intenso. Todo el mundo se ha ido un poco con la
lengua afuera. Habrá que volver al modelo de los congresos de Zacatecas o
Rosario, de 6 días. Si no, es físicamente imposible”, reconocía el director de la RAE , José Manuel Blecua.
El Congreso sirvió también como
corolario de los festejos por el tricentenario de la Real Academia
Española. En palabras de Blecua, la
RAE ha renacido de las cenizas como el Ave Fénix. “Tiene un
espíritu tan juvenil que nadie diría que tiene 300 años”, decía. Juventud
precisamente fue lo que le escaseó entre los asistentes. “Me trajeron para
bajar el promedio de edad”, bromeaba el periodista y crítico mexicano Rafael
Lemus, de 36 años.
La misma falta de juventud se
siente entre los académicos de la
RAE. ¿Faltan jóvenes? “Claro que sí, esperemos que se vayan
incorporando y también mujeres especialistas, si no acabamos siendo todos
vejestorios”, reconocía Blecua, de 74 años. La ausencia de mujeres es una de
las mayores críticas que recibe la institución. Y otra está vinculada a que el
director de la RAE
es además –por estatuto– presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española
(ASALE), que reúne a 22 academias, de las cuales 20 son americanas y una de
Filipinas. “Todos los estatutos se pueden cambiar, pero eso no le otorgaría
ningún dinamismo en sí mismo a la
ASALE.
Lo que cambiaría sería el sistema
de financiación, porque ahora nos financia el Ministerio de Educación de
España”, advertía Blecua. Ahora, que terminó el Congreso, comenzarán aquí las
sesiones de la institución que agrupa a las veintidós academias
iberoamericanas.
El Congreso tuvo gusto a poco,
pero quizás sea sólo una cuestión de perspectiva. “Un congreso no trasciende en
el momento que ocurre, sino después. Lo que se siembra aquí se va cosechando a
lo largo de los 2 o 3 años”, afirma el escritor panameño Juan David Morgan. La
esperanza es lo único que pierde.
sábado, 26 de octubre de 2013
¿Qué tú dices?
Mientras en el VI Congreso de la Lengua el escritor
colombiano William Ospina señalaba que
“"los más cordiales
enemigos de la lectura son la academia y la industria editorial" y el filólogo
argentino José Luis Moure abordaba el
tema de la autonomía de la lengua citando a Juan Bautista Alberdi –“Una
lengua es una facultad inherente a la personalidad de cada nación, y no puede
haber identidad de lenguas, porque Dios no se plagia en la creación de las
naciones” –, Guido Carelli Lynch, enviado del diario Clarín a Panamá, se ocupaba de investigar qué ocurre con el
castellano en los Estados Unidos. La bajada de su artículo del día 22 de
octubre pasado reza: “En EE. UU. hay 46,3 millones de hablantes de castellano.
¿Están elaborando una variedad propia del idioma?”
Te llamo pa’trás:
el español que están creando los “hispanounidenses”
“Lengua mojada, clandestina y
subversiva”: las palabras de Sergio Ramírez para referirse al castellano que se
habla en los Estados Unidos de la mano de los inmigrantes retumbaron fuerte en
la inauguración del VI Congreso de la
Lengua que se realiza hasta el miércoles en Panamá. La
definición del escritor nicaragüense puede ser más precisa que los números, que
cada tanto no dicen la verdad. Se repite sin pensar que en
el país del Norte viven 50,5 millones de hispanohablantes, cifra que lo
convierte en la nación con más hispanohablantes después de México, pero el dato
no es del todo cierto, porque no todos los hispanos hablan español.
Según el último
censo de los Estados Unidos, sólo 36,9 millones de los hispanos hablan el
idioma de Cervantes, pero no tiene en cuenta a los 9,4 millones de
inmigrantes ilegales latinoamericanos que estira la cifra hasta 46,3, lo que
coloca a ese país en el tercer lugar, detrás de España. “Dada la baja tasa de
natalidad en España será segundo, pero nunca superará a México”, pronostica Kim
Potowski, profesora de Lingüística Hispánica de la Universidad de
Illinois, Chicago.
Para esta
especialista en la relación entre lengua e identidad, la imposibilidad de
“alcanzar” a México radica en el “desplazamiento del español hacia el inglés”:
muchos inmigrantes latinoamericanos dejan de hablar español para ser aceptados
socialmente, para no ser diferentes, para pertenecer. “El español se mantiene
como lengua muy viva por el flujo migratorio, pero el inglés de los hijos de
los inmigrantes, que muchas veces nacen en Estados Unidos, supera a su español
en tercer grado. Y los nietos de los que inmigraron muy pocas veces mantienen
niveles productivos en español, aunque entienden”, señala Potowski. La falta de
práctica y una fuerte presión hegemónica tienen la culpa. “La meta principal es
que aprendan inglés”, agrega.
¿Pero qué clase
de español hablan los hispanoudinenses? Potowski rechaza la
idea del spanglish, porque es una forma de decirles a esas millones de
personas que lo que hablan no es español, de frustrarlos y estigmatizarlos. “Si
los puristas insisten demasiado acabarán perdiendo, porque un chico cuando se
siente regañado deja de hablar el idioma”, explica.
El castellano, en
contacto cotidiano con un vecino poderoso, cambia. Incorpora palabras del
inglés como “voy a tomar un break ”. O, a veces, una palabra toma nuevos
significados como “he realizado”, usada para indicar que se ha comprendido, que
viene del verbo to
realize . Por último, a veces se
traduce literalmente expresiones del inglés como “te llamo para atrás” ( I call you back ) o “correr para presidente” ( run for
president ).
En esas formas
híbridas no todos ven vitalidad. “Hay que estar muy alerta para no dejarse
llevar por las sirénidas voces anglicadas, por no caer en burdas traducciones”,
advierte Gerardo Piña-Rosales, andaluz y director de la Academia Norteamericana
de la Lengua ,
la más joven de las 22 academias que participan del Congreso.
Todos los
expertos coinciden en un punto: Estados Unidos es el verdadero laboratorio del
español en el mundo. No por el contacto con el inglés, sino por las relaciones entre los expatriados de todos los países latinoamericanos. A
pesar de que el 65 por ciento viene de México, no existe una norma de la
lengua. “En Nueva York, los caribeños –que usan un 75 por ciento de las veces
el pronombre antes del verbo (“yo como” en vez de simplemente “como”)– están
bajando su uso, mientras los mexicanos (que los usan sólo un 30 por ciento), lo
están aumentando.
Se van igualando, explica Francisco
Moreno-Fernández, director del flamante Observatorio de la lengua en los
Estados Unidos que el Instituto Cervantes acaba de inaugurar en Harvard. Para
Potowski, es como un experimento de química: los dialectos se pueden
desarrollar y afectar mutuamente. Los salvadoreños, que debilitan la ese al
final y vosean, rodeados de mexicanos, abandonan sus modismos.
Mientras
Moreno-Fernández cree que el español que se habla en Estados Unidos puede
convertirse en una variedad dialectal más, la experta es tajante: “No hay un
español estadounidense y nunca lo habrá”.
viernes, 25 de octubre de 2013
Panamá: se inicia el VI Congreso de la Lengua
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Vargas Llosa, Blecua y el hijo del cazador de elefantes |
Guido Carelli Lynch,
de Ñ, viajó a Panamá a cubrir el VI
Congreso de la Lengua. La
bajada de la primera nota que envía, y que se publicó en el suplemento digital
del 21 de octubre pasado, dice: “En la apertura, el escritor nicaragüense
Sergio Ramírez arrancó aplausos con una mirada política sobre el idioma. Con la
presencia de Vargas Llosa y el Príncipe Felipe de Borbón empezó el Congreso de la Lengua ”.
“El español es la lengua que emigra,
clandestina, subversiva”
Imposible saber en qué pensaba el
príncipe Felipe de Borbón, cuando el aplauso de casi tres mil asistentes
interrumpió las palabras del escritor nicaragüense Sergio Ramírez. Lo único
cierto es que el heredero de la corona española no acompañó el aplauso espontáneo
más fuerte que se escuchó ayer en el centro de convenciones ATLAPA de la
capital panameña. Es imposible también imaginar si Mario Vargas Llosa, que
acababa de terminar su discurso, no sintió un cosquilleo al que no ha de estar
acostumbrado: envidia. Es que en un acto regado de ministros y funcionarios de
la lengua, el ex vicepresidente de Nicaragua, que ayudó a derrotar al dictador
Anastasio Somoza, pronunció el discurso más político de la apertura del VI
Congreso de la Lengua
Española.
En vez de
jactarse de los 50
millones de hispanohablantes que hay en Estados Unidos, Ramírez
reflexionó sobre quiénes son, de dónde vienen, cómo viven y qué lengua hablan.
“Es una lengua mojada, que viaja colgada en ese tren monstruoso, que traspasa
el muro inteligente, burla los detectores infrarrojos, huye de los perros de
presa, de los rancheros de Arizona armados de fusiles automáticos para
detenerla”, explicó el autor de Sombras nada más cuando
los aplausos se multiplicaron. “Es la lengua que emigra, clandestina y por eso
subversiva, es
la lengua de los pobres, masacrada por los Zetas, la miseria y el dolor
(…) que crea neologismos. Es una invasión cultural”, insistió. Felipe de Borbón
no aplaudió y nadie sabrá si él pensaba en los inmigrantes ilegales en España,
sobre todo en aquellos que hablan su mismo idioma.
Pero las palabras del ex
combatiente sandinista fueron nada más que un cachetazo despertador, porque el
programa oficial ya lo advertía: “solemne inauguración”. Por eso, las aposiciones rimbombantes no faltaron:
“Excelentísimo señor presidente”, “Su alteza real”, “Honorables señores y
ministros”, “Nobel”. Sólo cuando un centenar de chicos de escuelas panameñas desplegaron
un muestrario del folklore, la música, los colores, la riqueza cultural y –hay
que decirlo– el estereotipo panameño, los tres mil asistentes pensaron que la
formalidad podía quedar de lado. Pero al final –la lengua se trata de palabras–
los organizadores cumplieron con la propia, solemnes.
El presidente
anfitrión, Ricardo Martinelli; el príncipe; el secretario general
iberoamericano –el uruguayo Enrique Iglesias–; el director del Instituto
Cervantes, Víctor García de la
Concha ; el director de la Real Academia
Española y –por estatuto– director de la Asociación de Academias de la Lengua , José Manuel Blecua;
el Nobel peruano; el citado Ramírez y el escritor panameño Juan David Morgan
fueron los oradores. El objetivo formal era el mismo, pero cada intervención
provocó diferentes ideas.
Por ejemplo
Vargas Llosa, notable orador –fue el único que no leyó– sostuvo: “Necesitamos
defender y cuidar nuestra lengua, no cerrándonos a lenguas extranjeras, sino
abriendo nuestro idioma para enriquecernos de otros lenguajes, tal y como ellos
lo hacen con nosotros. Pero debemos mantener la cohesión y protegerla para
mantener la unidad y fecundidad del idioma”. El escritor es tal vez el tótem
más acabado del panhispanismo, que es el espíritu o fantasma que impregna estos
encuentros y que fue el centro de la política que García de la Concha implementó en sus
doce años de mandato en la RAE
y que ahora pretende llevar al Cervantes.
El Nobel, ciudadano peruano y español,
recordó al Inca Garcilaso de la
Vega , hijo de una princesa inca y un conquistador
ibérico. En el Congreso de la
Lengua de Valladolid, en 2001, también había hablado del
autor de Los comentarios reales.
El príncipe se sumó a las loas al panhispanismo y
entregó una visión de la historia y la conquista un tanto curiosa o
pasteurizada. Al referirse a Ñúñez de Balboa, que llegó a estas costas hace
quinientos años, dijo: “Tomó posesión, impulsando la primera globalización” e
insistió con esa visión al recordar que a Carlos Fuentes le gustaba decir que
“la conquista de las Indias fue a sangre y fuego, pero también a palabra y
cruz”; toda una declaración de principios. Morgan recordó a que para no hablar de conquista, en el país se habla
del “avistamiento” de Balboa, palabra
que la Real Academia
todavía no incluyó en su diccionario.
Para el
presidente panameño, este congreso –como el de Jefes de Estado Iberoamericanos,
que concluyó también ayer– representa la posibilidad de proyectar la imagen del
país, que el año que viene deberá elegir a su sucesor. Por eso se hizo cargo de
los
3,5 millones de dólares
que costará oficialmente el encuentro, un detalle que quizás haya
ayudado para que Blecua entregara ayer el Premio de la Asociación de Academias
a la Red de
Docentes de español de Panamá.
Para eso también
sirve un Congreso de la Lengua.
jueves, 24 de octubre de 2013
Cuatro puntos de vista sobre la cosa
Las siguientes apostillas, acompañan la nota central de Guido Carelli Lynch publicada en Ñ el sábado 19 de octubre y reproducida en este blog en la entrada de ayer. Como podrá apreciarse, plantean diferentes visiones sobre el problema de la lengua y las pretensiones de supremacía sobre la misma.
José Luis Moure:
“Contra
los fantasmas inducidos”
Es el nuevo presidente de la Academia Argentina
de Letras (AAL), una institución que nació en 1931 “asociada” a la Real Academia
Española, pero que a fines del siglo pasado cambió su estatus a
“correspondiente”. José Luis Moure –de él se trata– no pierde las formas, pero
tampoco es amigo de la corrección política. “El carácter de correspondiente
parecería colocar a la academia (argentina) en cierta situación de mayor
dependencia de la que tenía. Explícitamente nadie admite tal cosa, pero
entonces ¿por qué y para qué se cambió la calificación? No tengo una respuesta
clara para eso”, asegura en su despacho de la calle Bustamente, en la sede de la AAL.
–¿Son asimétricas la RAE y el resto de las
academias americanas?
–En la corporación española ha
habido un cambio en el sentido de admitir públicamente que todas las academias
americanas de la lengua están con ella en un plano de igualdad. Objetivamente,
me parece que los hechos no son así. La circunstancia histórica de que la Real Academia
Española tenga 300 años explica algo de esto.
–Usted ha lamentado la
dificultad para incorporar argentinismos al diccionario de la RAE.
–Se incorporan muy pocos y no
encuentro razones para que no se incorporen todos, con la debida indicación del
alcance y el registro al que corresponden. Si estamos hablando de un
diccionario total empleado por la veintena de naciones que hablamos ese idioma,
todo debería estar allí. Eso llevaría a un diccionario de proporciones
gigantescas, porque lo mismo que uno puede pedir para la Argentina , lo podría
reclamar cualquiera de los otros países, con lo cual construiríamos un
diccionario que por su volumen resultaría casi inmanejable. Pero honestamente
me parece una inconsecuencia que la
RAE seleccione nuestro vocabulario e incluya en el Diccionario regionalismos peninsulares minúsculos y deja
fuera términos empleados por millones de hablantes. Se trata de una
discriminación que no está claramente explicada.
–En lo personal, ¿qué
fantasmas lo preocupan con respecto al idioma?
–Absolutamente ninguno. Si un
organismo vivo (como es la lengua), de acuerdo a lo que dice el propio
Instituto Cervantes, está llegando a los 500 millones de hablantes y nos dicen
que es el segundo en el número de hablantes nativos ¿de qué temor estamos
hablando? Se habla también de la defensa del idioma, lo que me parece una
contradicción difícilmente zanjable. ¿Cómo se puede hablar de la defensa de un
idioma que tiene 500 millones de hablantes? Yo nunca he oído ese tipo de
alarmas referido a un idioma como el inglés, que se habla en todo el mundo, en
todas las variedades y registros, y que no tiene ninguna academia ni centro
rector; y nunca he oído hablar de que corra peligro. Yo creo que ese sí es un
fantasma inducido, con el propósito de que se puedan llevar adelante ciertos planes
de unificación del idioma, que considero absolutamente ajenos a la lingüística.
–Esa es la política
panhispánica: ¿a usted no le parece practicable?
–No soy enemigo del
panhispanismo, simplemente creo que es una campaña que no va a ninguna parte.
Tengo la impresión de que se trata de una empresa que se va a ir debilitando,
porque no tiene qué cosa construir. Los hablantes en nuestros países van a
seguir hablando sus modalidades y en la medida en que sean conscientes y deseen
pertenecer a un mundo cultural común, lo que llamamos mundo hispanoamericano,
la lengua va a tener la unidad que tuvo desde siempre. Cualquiera de nosotros
tiene idea de que está hablando castellano, no lo pone en duda. Si hubiese
algún peligro, se hablaría de esto hasta con un cierto temor.
Víctor García de la Concha :
“No tratamos de
hacer las Américas”
Doce años al frente de la Real Academia
Española desgastan a cualquiera. Bajo su mandato se presentaron una nueva Gramática y una nueva Ortografía, dos trabajos conjuntos
entre la Real Academia
y las veintiún asociaciones de la Lengua Española , fruto –en sus palabras– de una
política lingüística “panhispánica”. A sus 78 años, Víctor García de la Concha creyó que ya le
había llegado la hora de descansar, pero Mariano Rajoy lo convocó para dirigir
el bastión de diplomacia cultural más potente de habla hispana. “El gran
proyecto por el que yo dirijo el Institituto Cervantes después de haber
dirigido la Academia
es para iberoamericanizarlo”, explica solícito por teléfono desde Madrid.
–¿Qué significa
iberoamericanizar el Instituto Cervantes?
–El Cervantes nació como un
impulso del gobierno de España y de todos los partidos políticos pues echábamos
en falta un centro, una entidad, una institución que se encargara de la
promoción, de la difusión, del estudio del español y de las culturas hispánicas.
En un momento el Cervantes se extendió por Europa, el norte de Africa, Estados
Unidos y Brasil, pero ahora quiere que todos los países iberoamericanos lo
sientan como una cosa suya. Y por tanto –en pie de igualdad, como hemos hecho
con las academias– tratamos que las instituciones de los distintos países
participen en los grandes objetivos del Instituto Cervantes. Y la presentación
de este proyecto también será objeto de tratamiento en el Congreso de Panamá.
–Se ha criticado en el
pasado la pretensión del Cervantes de estandarizar a su favor los exámenes de
español como lengua extranjera.
–Bastante más de la mitad de
la cultura que se proyecta – música, teatro, cine– en los ochenta y siete
Cervantes que hay en los cuarenta y cuatro países del mundo en estos momentos,
es latinoamericana. Desde hace años, no desde que soy director. Evidentemente
en cada país hispanohablante se enseñará la variedad del español que allí se
habla y se escribe, que se habla porque en escritura las diferencias son tanto
menores. Cada uno va a seguir haciendo lo que está haciendo. Si nos ponemos de
acuerdo en cuáles son los parámetros que debe tener, sabremos qué diploma tiene
valor.
–La política panhispánica
es vista desde América como una nueva estrategia de expansión española.
–No tratamos con ello de ir a
América o de hacer las Américas. Hemos firmado con el gobierno de México un
acuerdo mediante el cual les cedemos todos los centros Cervantes para que
proyecten en ellos la cultura mexicana y el gobierno mexicano nos cede a su vez
sus centros en todo el mundo para lo mismo. Además, en los 14 centros mexicanos
en Estados Unidos vamos a realizar actividades conjuntas, para enseñar la
cultura y la lengua española con todas sus variedades. Del mismo modo, en el
Cervantes de Madrid hay un centro de estudios mexicanos que naturalmente va a
proyectar toda su cultura. Hemos firmado acuerdos lingüísticos y estamos
negociando con Colombia, Chile y Perú. De tal manera que en el edificio de
Cervantes en Madrid todas estas variedades americanas buscan su propio espacio
físico de expansión.
–Cómo juzgó la carta “Por
la soberanía idiomática” que firmaron escritores y académicos argentinos?
–No me sorprende porque
conozco al núcleo que lo impulsa. Es una actitud respetable pero es
contradictorio desde el título, porque nosotros desde España no estamos
reclamando ninguna soberanía idiomática. Si alguien la reclama, es su línea
programática y su responsabilidad. Lo que sí hay es una inteligencia poco
rigurosa.
Fernando Vallejo: “Nosotros
somos el idioma”
Las diferencias entre el español de América y el de España se aumentan cada día. Cada día estamos más alejados nosotros de ellos. En general son diferencias de vocabulario y pronunciación. Como nosotros somos 21 países y ellos uno solo, diré que el español es el hispanoamericano y no el peninsular. España es una provincia anómala del idioma, de la que podemos olvidarnos, a ver si consumamos así nuestra independencia de ellos, que nunca ha sido completa.
La Real Academia y las asociaciones de la lengua de cada país no cuentan para nada, podrían no existir.En cuanto al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, que va para la vigésima segunda edición, es acientífico, católico, monárquico, mezquino. Es un diccionario casi siempre equivocado de lo que es propio de los países hispanoamericanos. La palabra "americanismo" debe desaparecer porque nosotros somos el idioma. La que tenemos que introducir entonces es "españolismo" para designar lo que es propio de España, o sea lo anómalo.
Sergio Ramírez: “En
lo anómalo está la creatividad”
Las academias lo que hacen es certificar que las palabras y
los giros del lenguaje son moneda corriente en la calle, o en la literatura. No
se trata de una policía del idioma, sino de una entidad que “limpia, fija y da
esplendor”. La lengua es algo vivo, que se mueve sin permiso de nadie, muta,
inventa, traspasa fronteras, y se nutre de otras lenguas.
Las nuevas reglas ortográficas no se
impusieron a nadie, simplemente han buscado la economía en la expresión, y la
gente las ha aceptado porque tienen sentido, aunque a mí se me dificulte el
cambio, pero la fuerza de la costumbre es muy poderosa. Si algo hemos ganado es
que el español que se habla en la península y en América tienen ahora pie de
igualdad.
Antes, frente a la Real Academia en
tiempos del franquismo, había una categoría bastarda de americanismos, y lo
legítimo era lo “castizo”. Eso se acabó. Hoy hay “peninsularismos” y todas las
maneras de hablar el español son legítimas. Todos nuestros países son
provincias anómalas del idioma, y en lo anómalo está la creatividad.
miércoles, 23 de octubre de 2013
¿De quién es el castellano? (2da. parte)
Dos años después del número especial preparado por el Administrador de este blog y publicado en el mes de septiembre de 2011, la revista Ñ
nuevamente se ocupa de dilucidar de quién es el castellano. Ahora, en vísperas del actual Congreso
de la Lengua ,
publica una vez más una serie de reflexiones sobre la cuestión. El encargado en
la oportunidad es Guido Carelli Lynch, quien firma la nota de tapa del número
correspondiente al sábado 19 de octubre de este año. En la bajada de éste se
lee: “VI Congreso de la
Lengua. En la víspera del encuentro más importante del
español, voces de uno y otro lado del Atlántico discuten cuál es el valor, el
poder y los intereses reales de las academias”.
La conquista del idioma
“Desde el Cantar de Mío Cid,
España es un país de vasallos arrodillados al zángano de turno que tengan de
rey y un país de lameculos de cura y de torturadores de animales. España no
vale la pena. Me alegro de que esté en bancarrota, económica, política, moral...
Ojalá que la deriva continental que descubrió Wegener nos acabe de separar de
ellos. Que el mar se ensanche”, contesta, vomita y dispara vía mail el escritor
colombiano Fernando Vallejo. La pregunta es simple y un poco tramposa, quizás
porque invita a una respuesta: “¿Cree que España todavía ejerce dominación a
través de la normativa del idioma?”.
Con ánimos mucho
menos encendidos que los del autor de La
virgen de los sicarios, no
son pocos quienes creen que la relación con Madrid es asimétrica y que desde la
capital española todavía pretenden regir la norma de la lengua, controlar su
expansión y sus beneficios.
En España se
apuran en negarlo; Víctor García de la Concha –ex director de la Real Academia y
actual mandamás del Instituto Cervantes– a la cabeza. La voluntad
cooperativista de la academia española –aseguran, palabras más, palabras menos–
está a la vista desde el lema: “unidad en la diversidad”. (El anterior “limpia,
fija y da esplendor”, aunque más estricto, parecía el eslogan de una marca de
champú, pero eso ya no importa). “La norma del español es pluricéntrica”,
insisten en cambio. Sin embargo, la mayoría de los errores que se marcan en el Diccionario Panhispánico de Dudas responde a malos usos de americanismos.
Mientras tanto,
el español crece. La oficina del Censo de los Estados Unidos prevé que en 2030
el 7,5 por ciento de la población mundial será hispanohablante. Si la tendencia
se mantiene, en tres o cuatro generaciones, una de cada diez personas sobre la
faz de la Tierra
tendrá como lengua nativa la misma que Borges y Cervantes. Pero no es por
curiosidad ni filantropía que Washington toma nota: en 2050 Estados Unidos será
el país donde más se hable español incluso por encima de México. Hoy más de 450
millones de personas lo hablan en todos los rincones del planeta y más de 50
millones lo estudian. Esa discusión subterránea y algunas más incómodas
difícilmente se cuelen en los pasillos del VI Congreso de la Lengua , que tiene lugar por
estos días en Panamá. “El gran debate debería ser la necesidad de una lengua
común, sin vacas sagradas y sin autoridades centrales. Una lengua cuyos congresos no
sean presididos por el monarca de la antigua potencia colonial y de los que se
supriman anacrónicos rituales dieciochescos. El gran debate, que las academias
nacionales no se están planteando, es una norma en la que se respeten las
variedades nacionales, que no sea discursivamente pluricéntrica y en los
hechos, centralista y autoritaria”, dispara el periodista y lingüista uruguayo,
Ricardo Soca, administrador del popular sitio www.elcastellano.org que ya lleva libradas varias batallas contra
la Real Academia.
Para Pedro Luis
Barcia, presidente de la
Academia Nacional de Educación, trescientos años de vida,
malcrían a cualquiera. “Para los españoles, habituados a ser el eje de la
lengua por tres siglos, se les ha hecho difícil el cambio de postura. Pero lo
van logrando con inteligencia y comprensión. Pero, por las dudas, debemos
dormir como Argos, con 50 ojos abiertos, para evitar los avances, las más de
las veces inqueridos, hijos de una tendencia natural y secular, de España sobre
el resto de los países de la comunidad idiomática”, explica el también ex
presidente de la
Academia Argentina de Letras. La historia de la academia nacional
representa en buena medida algunas de las tensiones latentes. El decreto de su
fundación en 1931 lleva la firma del golpista y nacionalista José Felix
Uriburu, quien atendió un reclamo de larga data que excedía su voluntad de
poder: crear una institución independiente a los designios de la Real Academia
Española (RAE). Su antecesora, la Academia Argentina de la Lengua Castellana ,
era correspondiente por lo que se ganó el mote de “la sucursal”. La discusión
se mantuvo siempre en el seno de la academia, sin embargo la nueva institución
fue –junto a su par uruguaya– la única academia asociada a la RAE. En 1999 aceptó el
pedido de Madrid y se convirtió en correspondiente.
El ejemplo más
brutal entre las asimetrías lo constituye –además de los recursos económicos–
el hecho de que la
Asociación de Academias de la Lengua Española
que agrupa a las veintidós academias que la integran funciona en la mismísima
sede de la RAE y,
para peor, que –por estatuto– su director es el mismo que la tricentenaria
institución. Precisamente, tres siglos de vida, como apuntaba Barcia, y el
respeto que inspira la obra lexicográfica y normativa de la RAE y su reflejo en el
imaginario colectivo, explican cierta actitud de veneración hacia la entidad
española.
Disparen contra
el panhispanismo Mientras promueve una política panhispánica, colaborativa y
pluricéntrica, la RAE
baja línea y advierte que quórum se escribe con “c” y no con “q”. Meses atrás,
por ejemplo, recomendó no insistir con algunos sintagmas que emergieron al
calor de la última década como “argentinos y argentinas” y “todos y todas”. En
el informe “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, de Ignacio Bosque y
aprobado por la academia, se concluye que con esas expresiones se está forzando
al castellano en pos de no ser sexista. “No deja de resultar inquietante que,
desde dependencias oficiales (...) se sugiera la conveniencia de extender un
conjunto de variantes lingüísticas que anulan distinciones sintácticas y
léxicas conocidas”, explica Bosque.
Ese tipo de
actitudes unilaterales son las que más perturban por lo bajo a los habitantes
que representan a los 21 países americanos donde viven, por cierto, el noventa
por ciento de los hablantes nativos. Pero las críticas también se escuchan
entre los lingüistas españoles. Para Juan Carlos Moreno Cabrera, profesor de
lingüística general en la Universidad Autónoma de Madrid, los nacionalismos
también pesan a la hora de los debates. “A pesar de sus pomposas y altisonantes
declaraciones de panhispanismo, la política de la RAE consiste en asegurar un
lugar privilegiado y rector a la variedad europea del español dentro de las
demás variedades lingüísticas, lo que supone también un papel dirigente
indiscutible para la propia RAE, que representa esa variedad. La actual
ortografía española, basada en la variedad castellana, es un reflejo directo de
este lugar privilegiado. Por eso esa ortografía ha sido y es intocable e
indiscutible”, explica Moreno Cabrera.
La
representatividad de las academias también es objeto de debates, porque la
discusión no se da entre los estados. Y el mentado panhispanismo no tiene la
aprobación de ningún país. “Ese carácter paraestatal es un rasgo interesante
porque define una estrategia de recuperación neocolonial que pudo ser
compartida por gobiernos españoles de diferente signo. Se trata de una idea
predemocrática y antirepublicana porque desplaza a los ciudadanos del orden de
lo legal, de lo público, al universo de la lengua española cuyos destinos rige
un rey y la RAE ”,
le explica a Ñ Ana María Gargatagli, doctora en filología
hispánica.
No todos piensan
igual, Gerardo Piña Rosales –nacido en Andalucía– es el director de la Academia Norteamericana
de la Lengua Española ,
la más joven de las asociaciones americanas, y sostiene que si bien España
solía mirar con ojos displicentes a las demás academias, se dieron cuenta de
que el futuro de la lengua no estaba en España sino en América. Piña Rosales va
más allá, para él, el futuro del idioma reside en Estados Unidos. “Ahora bien,
¿quién duda que nos avala el prestigio de la RAE ? ¿Es como si tuviéramos que avergonzarnos por
pertenecer a una institución que tanto ha hecho por ese bien común que es la
lengua española?” se contesta a pesar de que las academias no “pertenecen” a la RAE.
Pero todo debe
ser dicho. Y fue un latinoamericano, el director de la academia chilena Alfredo
Matos, el primero que propuso hablar de panhispanismo. Por otra parte, a pesar
de las acusaciones silenciosas de algunas academias americanas, el aporte
económico y profesional de España para favorecer el desarrollo de las entidades
de los países más pobres de la región ha sido determinante.
Castellano
Sociedad Anónima Cada vez son más los millones de hispanohablantes y cada vez
son más también los millones de dólares que mueve la lengua. ¿Quién rige ese
mercado? ¿Quién rige las normas? En una sociedad de mercado, ¿quién tiene el
copyright del castellano? El español representa el 16 por ciento del Producto
Bruto Interno de España, según estudios del Instituto Cervantes y de Fundación
Teléfonica, dos bastiones de la Marca España. La colección de ensayos La economía del español , editado por Fundación Telefónica y Ariel
desentraña las diferentes aristas del negocio (a veces un tanto exagerado) del
idioma. Entre las conclusiones de ese libro –que incluye un capítulo dedicado a
la experiencia argentina y su propio Certificado de Español como Lengua
Extranjera– señala sin eufemismos que España debe decidir si quiere ser un
actor cooperativo (y hasta dónde quiere serlo) o si quiere o puede ser un actor
dominante imponiendo sus estándares.
Los autores
consideran que, en el largo plazo, las actuaciones cooperativas serían más
beneficiosas para el estatus internacional del español, aunque en el corto
plazo España puede aprovechar su ventaja en determinados ámbitos, aunque esto
genere reacciones en el resto de la comunidad hispanohablante. “La enseñanza
del idioma es la más primigenia de las industrias
del español , como lo son las
industrias culturales, y de un modo indiscutible la industria editorial. Pero
todas las ramas del sistema económico dependen de una u otra forma de la
lengua, y cada una de ellas, además, tiene un peso distinto en el PBI de cada
país”, señala el profesor José Luis García Delgado, director de la colección.
Lejos de la
agresividad que mostró alguna vez el Instituto Cervantes, con presencia en 44
países y la voluntad de acordar un examen de español de certificación única, la Argentina pasó de
recibir 10 mil estudiantes de español en 2004 a más de 25 mil en 2007. Los precios más
competitivos ayudan y también la cercanía con Brasil.
“La lengua no es
un negocio, pero a menudo se la trata como tal, y entre algunas corporaciones
españolas, por ejemplo, cunde la metáfora de compararla con el petróleo. Los
negocios vinculados a la lengua –traducciones, editoriales, comunicaciones,
audiovisuales– constituyen alrededor del 15 % del PBI español. El Instituto
Cervantes, como difusor de la cultura hispanohablante y la enseñanza del
idioma, es un dispositivo central de esa configuración mercantil. Y la
atribución de la capacidad normativa a la Real Academia
española convierte a la variedad considerada estándar por la misma como norte
para todas las industrias vinculadas a la lengua. Por ejemplo, cuando cualquier
latinoamericano usa el procesador de textos Word y elige su variedad –español
de Argentina–, el diccionario contra el cual confronta la corrección está
producido por la RAE
y no reconoce los usos habituales de la variedad argentina. Eso implica dos
cuestiones: inseguridad lingüística del escritor local y cuantiosos convenios
económicos entre la RAE
y Microsoft”, ejemplifica María Pía López, directora del Museo de la Lengua y una de las
promotoras del documento “Por una soberanía idiomática”, que firmaron medio
centenar de lingüistas, escritores y académicos argentinos el 17 de septiembre
en Página12. En él, proponen, entre otras medidas, la creación de un Instituto
Borges (¿un Cervantes argentino?) -que sirva para plantear el discurso político
de la lengua- y para más adelante la creación de una Asociación Latinoamericana
de la Lengua.
Nacionalismos,
colonialismo, paranoia e ideologemas anacrónicos: la discusión se actualiza con
cada nueva edición del diccionario, con cada Nuevo Congreso. Si hay polémica,
bienvenida.
martes, 22 de octubre de 2013
Qué lindo y empalogoso, ¿no?
Siempre hay gente a la que le gusta este tipo de cosas y que las considera "tiernas". Por eso, porque ellos también son seres humanos y, aunque compren postales para los cumpleaños y llamen excitados el día del amigo (o el del traductor...) tienen derechos, copiamos esta entrada, firmada por Ella Frances Sanders y publicada el 31/08/2013 en El Huff Post (http://www.huffingtonpost.es). Allí, a propósito de lo posteado se lee: Este post se publicó originalmente en Maptia Blog.
11 palabras intraducibles
La relación entre las palabras y su
significado es fascinante, y los lingüistas han pasado innumerables años
deconstruyéndolas, separándolas letra por letra, y tratando de averiguar por
qué hay tantos sentimientos e ideas que no se pueden plasmar con palabras, y
que nuestras lenguas no consiguen identificar.
Se ha escrito mucho sobre la idea de que las
palabras no siempre pueden expresarlo todo. Como dijo Friedrich Nietzsche:
"Las palabras son símbolos para la relación entre las cosas y entre estas
y nosotros; en ningún lugar consiguen abarcar la verdad absoluta". Sin duda, el mejor libro que hemos leído
sobre este tema es Through The Language Glass, de Guy Deutscher,
que examina y analiza estos resquicios, la brecha que implica que haya palabras
sin traducción y conceptos que no pueden explicarse bien entre distintas
culturas.
Reduciéndolo al mínimo, hemos ilustrado 11 de
estas palabras maravillosas, intraducibles y ligeramente esquivas. Vamos a
intentar incorporar unas cuantas en nuestras conversaciones diarias, y
esperamos que disfrutes reconociendo uno o dos sentimientos de entre ellas.
1 | Alemán: Waldeinsamkeit
Un sentimiento de soledad, de estar solo en
el bosque y conectado con la naturaleza. Ralph Waldo Emerson incluso escribió un poema sobre esto.
2 | Italiano: Culaccino
La marca que deja un vaso frío en una mesa. ¿Quién iba a
decir que la condensación podría sonar tan poética?
3 | Esquimal: Iktsuarpok
La sensación de anticipación que te empuja a salir fuera
y ver si viene alguien, y que probablemente indica impaciencia.
4 | Japonés: Komorebi
Esta es la palabra que los japoneses usan cuando los
rayos de sol se filtran a través de los árboles; la interacción entre la luz y
las hojas.
5 | Ruso: Pochemuchka
Alguien que pregunta mucho. De hecho, probablemente
demasiadas preguntas. Todos conocemos a
algunas personas así.
6 | Castellano: Sobremesa
Esta palabra describe el periodo de tiempo tras la comida
en la que se conversa con la gente con la que has compartido la mesa.
7 | Indonesio: Jayus
Es una palabra coloquial que describe a alguien que
cuenta un chiste tan mal, con tan poca gracia, que no puedes evitar reírte a
carcajadas.
8 | Hawaiano: Pana Poʻo
¿Sabes cuando no te acuerdas de dónde has puesto las
llaves y te rascas la cabeza porque de alguna forma eso parece que te ayuda a
acordarte? Esta es la palabra para eso.
9 | Francés: Dépaysement
El sentimiento que sobreviene cuando uno no está en su
país; sentirse extranjero, emigrante, o estar de alguna forma desplazado de su
origen.
10 | Urdu: Goya
Urdu es el idioma oficial de Pakistán, pero también el
idioma oficial de 5 de los estados de la India. Este vocablo en concreto expresa ese
momento en que se deja de lado la distancia y uno percibe lo ficticio como
real, lo que a menudo pasa con las buenas historias.
11 | Sueco: Mångata
Es la palabra para el surco luminoso, con forma de
camino, que crea la luna sobre el agua.
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