El 16 de octubre pasado, Silvina Friera publicó en Página 12 el siguiente artículo sobre la
traducción realizada por el francés Mathias
de Breyne de una historieta escrita por Julio Cortázar e ilustrada por Alberto
Cedrón.
“Cortázar es libertad pura”
Una frase ilumina un desgarrador
retazo de la realidad: “Un auto, lo mismo que un país, puede echarse a perder
en cualquier momento”. Julio Cortázar y el artista plástico Alberto Cedrón –“el
brujo que pintaba”, como lo bautizó para siempre Miguel Briante– exorcizaron
los monstruos verdaderos y los asesinos de carne y hueso en La raíz del ombú, una historieta que
trabajaron a cuatro manos, entre París y Roma, en 1977; palabras e imágenes
imbricadas en la genealogía familiar de Cedrón, desde la llegada de su
bisabuelo, procedente de Italia, hasta el asesinato de uno de sus hermanos
durante la última dictadura militar. Un relato hecho con el humus de memorias
personales –el recuerdo del gran ombú frente a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA)–, que va de 1930 a fines de la década
del 70, bajo el imperio de la urgencia por las desapariciones, el miedo, el
horror del genocidio. Aunque estuvo lista en 1981, recién se publicó por
primera vez en 2004, en el marco de la muestra itinerante Presencias, sobre la
vida del autor de Rayuela, que
recorrió América latina y Europa. El escritor y traductor francés Mathias de
Breyne estaba justo en Buenos Aires, tramando una antología de autores
contemporáneos argentinos, cuando se encontró con los “dibujos insólitos,
increíbles” de Cedrón y las palabras “tan nítidas” de Cortázar. Entonces supo,
impulsado por el impacto de una lectura inolvidable, que se entregaría a la
faena de traducir la historieta al francés y conseguir un editor. Y lo hizo: La racine de l’ombú se publica en
Francia, en la editorial CMDE.
El escritor y traductor
francés vivió en Argentina en una época que lo conmovió y que coincidió con la
anulación de las leyes de impunidad: obediencia debida y punto final. “Sentí un
respiro enorme alrededor. Ahí la gente me habló de la dictadura y supe más.
Leía bastante sobre el tema, pero hacía falta hablarlo. Lo hablé con artistas,
escritores, músicos, arqueólogos, kiosqueros, mozos... Fue durísimo escuchar,
sigo con escalofríos cuando lo pienso. Y de eso se trataba La raíz del ombú: dictadura, hombres-larvas como los llama Cedrón,
a quien tuve la suerte de conocer. Pero, además, esta obra termina con un
dibujo y una palabra de esperanza. Cedrón y Cortázar, en su obra lúgubre, tenían
fe, y tenían razón.” Ante una obra “genial”, “macabra”, “delirante”,
“reoriginal” –adjetivaciones que lanza un De Breyne dichoso y entusiasta–
sintió la necesidad de compartirla con los lectores franceses. “La historieta
fue escrita en París; Cedrón y Cortázar estarían felices de que por fin salga
en Francia. Es un libro inédito que se quedó 35 años sin traducción, sin
versión francesa; la editorial hizo un trabajo maravilloso. Y es un libro de
actualidad: se habló mucho en Argentina, en Francia y en el mundo de la última
dictadura en estos últimos años; y todavía hay dictaduras en el mundo”, subraya
el traductor y agrega que los temas de esta historieta son universales.
“La traducción fue un placer,
una buena experiencia. Aparte de unas palabras raras que tuve que preguntar a
mis amigos argentinos, no tuve que abrir el diccionario de lunfardo. Tuve que
elegir la palabra justa y en algunos casos nos juntamos con los editores,
algunos son traductores, y elegimos unas palabras francesas juntos, para que sonara
bien y para que el sentido sea lo más cercano posible a lo que quería decir
Cortázar.” Historia de cronopios y de
famas fue el primer libro que leyó. “Lo tenía en mi valija cuando hice mi
primer viaje a la Argentina ,
en 2002. El plan era quedarme dos meses –recuerda De Breyne–. Me quedé hasta
fines de 2008, con idas y vueltas. Fue un coup de foudre, un flechazo; aunque
en francés foudre se traduce por ‘rayo’. Un amor total con Argentina y su
cultura. De joven llegué a su obra porque mi papá –un poeta– y su mejor amigo
siempre usaban la palabra cronopio como adjetivo. Para ellos era algo evidente;
había (hay) cronopios en este mundo. ‘Ce type est un cronope’, me decía mi
papá. Hasta que un día entendí por qué, saqué el libro de su biblioteca y lo
leí. En Argentina, leí todo Cortázar en castellano, claro. Lamento haber dejado
toda la colección porque no entraba en mi valija. Así que acá en Francia sólo
tengo La raíz del ombú, ahora en
francés.”
De Breyne nació en Lyon, en
1973. No llegó a conocer a Cortázar, pero dice que tiene una cierta intimidad
con él, una amistad literaria que cultiva con muchos escritores y escritoras
que ha leído y traducido, como la cordobesa Perla Suez, flamante Premio
Nacional de Literatura. “Cortázar son muchos departamentos y barrios de Buenos
Aires donde viví, el primero cerquita de la Plaza Cortázar ; lo
leía y estaba literalmente con él. Me leí casi todos los clásicos argentinos y
de a poquito llegué a nuestra época. Cortázar, además, es un vínculo entre
Francia y Argentina. Esa relación cultural y de fraternidad me dio mucha
alegría”, confiesa. “Cortázar es para mí, como lector, como traductor, como
escritor, libertad, escritura libre, libertad pura.” La raíz del ombú termina con el nacimiento de un pollito, el único
toque de color en un cuadro en blanco y negro. “Horror y esperanza”, como
señaló Cortázar en el prólogo de este comic que él mismo calificó como una
“crónica y una visión actual del infierno”. El traductor plantea que es algo
lógico que este libro salga justo antes de 2014, cuando se celebrará el
centenario del nacimiento del autor de Bestiario.
“No estaría completa la obra de Cortázar en francés sin La raíz del ombú. Lo lindo sería hacer unos eventos musicales con
Juan ‘Tata’ Cedrón, para festejar esta edición en francés y para conmemorar
también a Alberto Cedrón y su obra genial.”
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