En 1999, los traductores españoles Albert Freixa y Juan Gabriel López Guix entrevistaron para el número 3 de Quaderns. Revista de traducció al historiador francés Roger Chartier, especialista en historia del libro y, desde 2006, profesor del Collège de France, en la cátedra «Écrit et cultures dans l'Europe moderne. Se reproduce a continuación la parte pertinente de esa entrevista para los fines de este blog.
Una pregunta a Roger Chartier
–¿Qué papel otorga a las traducciones en la historia de la lectura? La traducción parece ser un factor determinante, por ejemplo, en la construcción de las literaturas nacionales.
–Me parece que las traducciones son una fuente muy importante a la hora de realizar una historia del modo en que los textos fueron comprendidos, interpretados, usados. La traducción, en lo que tiene de decisiones más técnicas, en tanto que elección de una palabra, la forma un género, un registro de lengua, refleja en realidad un horizonte de expectativas. En el caso de la traducción del Buscón de Quevedo hice un estudio, no de la traducción francesa de Scarron,
sino de las adaptaciones que los editores propusieron a un público más amplio bajo la forma de la literatura de cordel. Hay dos niveles de traducción: la traducción lingüística Quevedo-Scarron y la traducción editorial de un texto para un público que va desde el aristocrático, burgués de librería, hasta los lectores de la literatura de colportage.
Volviendo al tema de la literatura nacional, resulta evidente que es a través de las traducciones que se construye una imagen del otro. En el ejemplo del Buscón, se ve cómo Scarron ha reforzado el texto español de Quevedo utilizando elementos del Quijote, de la literatura burlesca, imponiendo criterios y categorías que venían de otra tradición, pero, también, llevando la traducción a un contexto «realmente» español. Hay una forma de españolización de la obra de Quevedo para marcar ese origen del texto a través de las diferencias afirmadas. Lo que me parece fundamental es esta concepción de la literatura nacional a partir de otras literaturas, pero no para decir que existen otras, sino para establecer un marco particularmente diferenciado en el que crear una identidad propia.
–Me parece que las traducciones son una fuente muy importante a la hora de realizar una historia del modo en que los textos fueron comprendidos, interpretados, usados. La traducción, en lo que tiene de decisiones más técnicas, en tanto que elección de una palabra, la forma un género, un registro de lengua, refleja en realidad un horizonte de expectativas. En el caso de la traducción del Buscón de Quevedo hice un estudio, no de la traducción francesa de Scarron,
sino de las adaptaciones que los editores propusieron a un público más amplio bajo la forma de la literatura de cordel. Hay dos niveles de traducción: la traducción lingüística Quevedo-Scarron y la traducción editorial de un texto para un público que va desde el aristocrático, burgués de librería, hasta los lectores de la literatura de colportage.
Volviendo al tema de la literatura nacional, resulta evidente que es a través de las traducciones que se construye una imagen del otro. En el ejemplo del Buscón, se ve cómo Scarron ha reforzado el texto español de Quevedo utilizando elementos del Quijote, de la literatura burlesca, imponiendo criterios y categorías que venían de otra tradición, pero, también, llevando la traducción a un contexto «realmente» español. Hay una forma de españolización de la obra de Quevedo para marcar ese origen del texto a través de las diferencias afirmadas. Lo que me parece fundamental es esta concepción de la literatura nacional a partir de otras literaturas, pero no para decir que existen otras, sino para establecer un marco particularmente diferenciado en el que crear una identidad propia.
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