El Club de Traductores Literarios de Buenos Aires se dio el enorme gusto de recibir, a sala llena a pesar de la lluvia y el frío, a Alan Pauls, quien, durante la muy desapacible noche del 18 de junio pasado, habló con una inteligencia y sensibilidad realmente emocionantes sobre traductores y traducciones. De allí salieron la figura del traductor como un adicto al texto que traduce, así como una reflexión del lugar que le cabe en la actualidad como último lector y aliado de los escritores.
Quien desee ver y escuchar la charla puede hacerlo en http://www.ustream.tv/recorded/16094135
Alan Pauls (1959) es escritor, ensayista, guionista y periodista cultural. Publicó El pudor del pornógrafo (1984), Manuel Puig. La traición de Rita Hayworth (1986), El coloquio (1990), Wasabi (1994), Lino Palacio: la infancia de la risa (1995), Cómo se escribe. El diario íntimo (1996), El factor Borges. Nueve ensayos ilustrados con imágenes de Nicolás Helft (1996), El pasado (2003) La vida descalzo (2006), Historia del llanto (2007) e Historia del pelo (2010). Su novela El Pasado, ganadora del Premio Herralde en 2003, ha sido adaptada al cine por el director argentino-brasileño Héctor Babenco.
Fotos: Agustín Spinetto
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Muy interesante charla. Sin embargo, hay un pequeño error: es Pierre Assouline el que encargó el informe sobre el estado de la traducción en Francia, no Jacques Attali.
ResponderEliminarDe otro lado, el eterno tema de las traducciones de España... comparado con el español de Argentina, etc.: os lamentáis de algo que también puedo lamentar yo, como hablante de español. Lo que leéis y creéis que es español es en realidad una lengua extraña engendrada en Cataluña, centro de producción editorial, lengua someramente parecida al español, pero mucho mucho mucho más pobre que el español.
Un castellano editado por catalanes, corregido por catalanes y producido muchas veces por traductores cuya lengua materna es el catalán.
Muchas gracias por la corrección. De hecho, en la página del CNL, donde se puede leer todo el informe, está clarito. Pero uno a veces no tiene otro remedio que compartir las horas con ese amigo italiano que se llama Franco Deterioro.
ResponderEliminarSeriamente, para nosotros el problema no se limita a Barcelona. Las traducciones madrileñas, de hecho, suelen parecernos peores y tan locales que parece que ya no se traduce ni para España, sino apenas para la cuadra de la editorial en cuestión.
Por otra parte, no siempre son los editores quienes tienen la culpa. Con leer las opiniones del finado Martínez Laje en este mismo blog, alcanza y sobra para hacerse una idea de lo que piensan muchos traductores españoles. De hecho, si usted recorre el blog, verá que la cuestión se ha discutido infinidad de veces, incluso con los colegas españoles que nos visitaron.
Dicho lo cual, corresponde decir que también en Latinoamérica hay de todo. Pero como tenemos menos dinero que ustedes para comprar derechos "en exclusividad para toda la lengua castellana" se nota menos.
Cordialmente