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italiano. Fue fundado en 2003 por un grupo multidisciplinario de escritores,
dramaturgos, poetas, cientistas, como espacio de expresión y de trabajo
cultural, libre de vínculos y signado por el respeto y la autonomía de
investigación artística y cultural. Ha publicado a los más importantes autores
italianos y extranjeros contemporáneos.
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algunos de los más importantes autores italianos, como Carla Benedetti, Franco
Buffoni, Raul Montanari, Antonio Moresco, Giulio Mozzi, Aldo Nove, Christian
Raimo, Massimo Rizzante, Marco Rovelli, Roberto Saviano, Tiziano Scarpa,
Giorgio Vasta, Dario Voltolini y muchos otros. Los actuales redactores son Gianni
Biondillo, Alessandro Broggi, Rinaldo Censi, Silvia Contarini, Francesco
Forlani, Andrea Inglese, Helena Janeczek, Renata Morresi, Davide Orecchio,
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Evelina Santangelo, Giacomo Sartori, Antonio Sparzani, Daniele Ventre, Maria
Luisa Venuta, Giuseppe Zucco.
La presente entrevista con Carlos Gumpert fue realizada
por de Ilide Carmignani y Giuseppe Zucco, y especialmente traducida al castellano para este blog por Jorge Aulicino. Para los interesados, ver (http://www.nazioneindiana.com/).
Una entrevista
con Carlos Gumpert,
–¿Qué espacio
ocupa la literatura italiana en el conjunto de la literatura traducida en España?
–Los datos más recientes son de 2011. Los libros
traducidos representan en conjunto el 21,1 por ciento del total de la
producción editorial española; los traducidos del italiano son 1473, un 1,3 por
ciento del total (los libros traducidos del inglés son casi un 10 por ciento).
El italiano es la cuarta lengua extranjera más traducida después del inglés
(11.500 títulos), el francés (2.621 títulos) y el alemán (1.626 títulos), pero
atención, históricamente ha sido siempre la tercera, y sólo en 2011 fue
superada, por primera vez, por el alemán, un dato que habla claramente de la
atención que España reservó siempre por la cultura italiana.
–¿Cuáles son
los escritores más conocidos?
–Es necesario aclarar de entrada un malentendido que no
tiene que ver sólo con la literatura italiana. El sistema socio-literario
español es muy endeble comparado con su tradición cultural y el desarrollo -hoy
en fase crítica, como otros- del país, y esto, no solo frente a Francia y
Alemania sino también la propia Italia. En lectores, librerías, bibliotecas
(aunque estas últimas no estaban tan mal paradas antes de la crisis) estamos
todavía lejos del nivel medio europeo. El problema principal es, sin embargo,
que las ventas son bajas (es frecuente que autores italianos acostumbrados a
llegar a ciertas cifras en Italia o en Francia no entiendan que en España es
distinto) y esto representa un freno para el desarrollo del mercado editorial. Por
suerte, hay un mercado latinoamericano que ayuda y que hoy, con la crisis, se
ha vuelto fundamental. Justamente por estos motivos la memoria editorial y del
lector español es corta y en las librerías se encuentran sólo obras recientes,
y siempre menos que las de catálogo. En otras palabras, los escritores más
conocidos son siempre los que están vivos. Un ejemplo: Calvino, siempre
presente, es hoy menos conocido y vendido. En España, Pavese ha sido un autor
imprescindible en un pasado no tan remoto, pero hoy prácticamente no se lo
encuentra en ninguna librería. Por otra parte, como explicaré mejor más
adelante, hay pequeñas editoriales que han buscado un nicho para el
redescubrimiento de buenos autores olvidados o incluso desconocidos en España,
entre ellos algunos italianos. Dicho esto, los autores italianos de punta son
aquellos que se pueden imaginar: Tabucchi, Magris, Baricco, De Luca, Eco e
incluso Camillieri, de modo distinto. Sciascia y Pasolini se unen a Calvino en
el olvido del que hablaba. Los best-sellers llegan también aquí (Tamaro,
Giordano, Saviano en otro sentido). Obviamente estoy hablando de la condición
"viva" de los autores en el mundo editorial y socio-literario, en el
sentido de que se los puede encontrar fácilmente en los diarios y en las
librerías. En la consideración de los lectores, sobre todo los de cierta edad,
las cosas son muy distintas, sin hablar del campo universitario.
–¿Es traducida
también la poesía? ¿Y la literatura de género, la ensayística, los libros
infantiles?
–Sí, se traduce de todo, pero prevalecen las novelas. La
novela policial, en particular, mucho, porque hay un filón específico para la
industria editorial española allí, y porque se tiene en cuenta que tienen
buenas ventas en su país (Camilleri, obviamente, y Faletti, pero también
Malvaldi, Carofiglio, Carlotto, Di Giovanni, Costantini, Vichi). La poesía no
es muy traducida, ni siquiera poco, diría. Cada tanto aparece, incluso en los
periódicos. Los últimos poetas traducidos que recuerdo son Calabrò, Caproni,
Zanzotto, Merini, Grasso, Penna, Loi, Magrelli... En la poesía, en cambio, se
puede decir tal vez que los grandes poetas del Novecientos (Montale, Saba,
Ungaretti) son siempre nombres de referencia, obviamente para los lectores y
editores de poesía, que son una minoría. La ensayística es bastante traducida,
diría, en su vasta variedad, y si es de divulgación, mejor (Craveri, Odifreddi,
Eco, obviamente, y también Cavalli-Sforza), aunque faltan muchos nombres
interesantes. Decididamente mejor es la situación de la literatura para niños.
No solamente hay autores reconocidos (Pitzorno, Baccalario, Troisi, y siempre
Rodari) sino series, como Jerónimo Silton con sus derivados, y Bat-Pat, de
mucho éxito en España. Italia es una potencia editorial reconocida en literatura
infantil y juvenil.
–¿Cuánto son
traducidos los clásicos? ¿Cuáles son accesibles y qué nombres faltan?
–Como decía antes, la vida de los clásicos en España no
es fácil, y las colecciones de bolsillo que cada editorial italiana tiene con
los títulos fundamentales de cada literatura, no existen. Sólo algunas
editoriales, Alianza, Espasa en su clásica colección Austral, y otras de corte
más universitario (Cátedra) publican clásicos; con una cierta sistematicidad,
quiero decir. En tal sentido, podemos decir que Dante está bien representado
con distintas traducciones, pero para el resto el panorama deja mucho que
desear, ya a partir de Petrarca y Boccaccio; imagine el resto. Esto no impide
que una editorial de prestigio como Acantilado haya publicado recientemente una
bella edición de las Confesiones de Nievo. Pero si mencionamos un nombre
apreciado por la cultura oficial italiana, como el de Manzoni, no encuentro
ningún título disponible en la librería on-line de la Casa del Libro, la más
importante de España, aunque hay, o había una traducción en Cátedra. La
situación de Pirandello es mejor, con muchos títulos traducidos y, por lo que
parece, aún en circulación.
–¿Cuál entre
nuestros escritores ha devenido parte de un canon ideal?
–Como decía, la situación es muy distinta si examinamos
el canon -en el sentido usado por Harold Bloom, de grupo de autores
imprescindibles-, porque entonces todos los grandes están presentes. Pero
podríamos añadir que, en un canon culto más extenso, de tres ilustres autores
medievales se pasa casi directamente al Novecientos, porque los grandes
escritores renacentistas no salen de las aulas universitarias (un poco tal ve
Ariosto por la vía de Calvino) y Mazoni y Verga no han sido verdaderamente
acogidos en España, aunque Leopardi está claramente presente. En cambio, de
Pirandello en adelante (no tanto D'Annunzio, autor quizá poco traducible), y
sobre todo desde la posguerra, los grandes nombres de la novelística y los de
los poetas ya citados -junto con Gadda, Bassani, Morante, Moravia, Buzzati,
Manfanelli- están sin falta presentes en este canon alargado, lo que no
significa que sean publicados o hallables en las librerías.
–¿Qué
editoriales dedican espacio a los escritores italianos? ¿Qué tipo de líneas
editoriales tienen? ¿Existen editoriales especializadas en literatura italiana?
–Un poco, todas las editoriales que siguen la actualidad
literaria tienen autores italianos en sus catálogos, porque la literatura
italiana es muy bien apreciada en España, aunque no venda mucho, con las debidas
excepciones, claro. Ahora la crisis ha empeorado la situación, pero no percibo
una merma en el interés por los autores contemporáneos. Como decía, el interés
comienza en los grandes autores de posguerra y no ha disminuido. En los años
ochenta hubo el llamado boom
italiano. Y luego, como dije antes, en los últimos tiempos tuvimos un pequeño
boom de editoriales independientes y casi artesanales que buscan autores
descuidados por las editoriales grandes y medianas, menos conocidos, jóvenes o
menos recientes, autores de todas las literaturas, incluida la italiana. Así,
Minúscula ha publicado a Marisa Madieri, Errata Naturae a Flaiano, Periférica a
Monina, por citar algunos casos.
–¿Hay un
trabajo verdadero de scouting sobre la literatura italiana contemporánea?
¿Cuánto intervienen en esto los traductores?
–No sabría decirlo. La industria editorial española, no
obstante, no es lo bastante rica como para permitirse scouts, mucho menos para
Italia. El trabajo de scouting lo hacen ciertos agentes -pienso en Silvia
Meucci-; también los traductores juegan un rol importante en ese sentido, lo
digo por experiencia personal, y no sólo porque he recomendado motu proprio
algunos autores, sino porque no es raro que las editoriales me pregunten y me
pidan consejos.
–¿Hay escritores
españoles que, incluso antes que los libros lleguen a las secciones culturales
de los periódicos, sugieran a sus propios lectores algún libro italiano?
¿Incluso escritores españoles que de tanto en tanto sacan a la luz algún libro
y/o autor a redescubrir?
–Sí. Ignacio Martínez de Pisón y Justo Navarro, tanto
como para hacer dos nombres, que además de traductores son escritores que
conocen bien el panorama italiano. El propio Javier Cercas, y antes que él,
Vázquez Montalbán, recomienda cada tanto autores italianos.
–Para que un
escritor italiano acceda al mercado editorial español, ¿cuánto cuenta su
editorial de origen?
–Muchísimo, obviamente, aunque de distintos modos. Las
editoriales más prestigiosas llegan a vender siempre los autores interesantes;
Anagrama ha jugado un rol importantísimo, probablemente el más importante en
los últimos treinta años, como Seix Barral en los años cincuenta, pero ha
abandonado a Manganelli, por ejemplo. Tusquets, otra de las grandes, ya se
limita a Sciascia y a Agnello Hornby, después de algunos fracasos como Scurati.
Lumen, otra editorial prestigiosa, es el sello editorial de Eco, pero también
de Elsa Morante, Alfaguara, ya lejos de sus mejores tiempos, publica muchas
autoras (Avallone, Mazzantini), pero sin éxito, parece. Seix Barral, por su
parte, ha vuelto a publicar autores italianos a buen ritmo, como De Luca, y el
potpurrí de autores de diverso nivel que ya la caracteriza (Gamberale, Mari).
Otra editorial especializada en best-sellers con un poco de pretenciosidad,
Salamandra, publica a su vez a Giordano, Nesi y Murgia. Un caso particularmente
interesante es el de las pequeñas editoriales, como lo señalé antes, capaces no
sólo de publicar autores interesantes (Cornia, Celati en Periférica; Madieri en
Minúscula; Bianciardi en Errata Naturae), sino de hacer que se hable de ellos y
se vendan no demasiado mal.
–Las
editoriales españolas con participación italiana (pensemos en Random
House-Mondadori antes de la cesión a Bertelsmann, y en Duomo con Gems o
Anagrama con Feltrinelli), ¿han dedicado y dedican atención a la literatura
italiana?
–En el primer caso no diría, pero se notó algo en
Anagrama que, después de cierta disminución de literatura italiana en su
catálogo, últimamente ha vuelto a publicar incluso autores bastante alejados de
su línea editorial (Faletti). Pero como ya dije, Anagrama siempre prestó gran
atención a Italia.
–¿Qué acogida
brinda el público español a los autores italianos? Los escritores más conocidos
(Eco, Tabucchi, Camilleri, Calvino, etc.) hacen, de algún modo, de remolque?
–Una acogida simpática, diría. En general, hay mucho
interés por Italia, como país en tantas cosas cercano, y también por su
literatura, que como he dicho, después de la inglesa y francesa, es
históricamente la más traducida. Sí, los autores que citan son muy apreciados y
seguidos (agregaría a Baricco) y sus eventuales recomendaciones son
importantes, pero en rigor diría que la literatura italiana no tiene necesidad
de ser remolcada como otras literaturas minoritarias.
–¿Qué imagen
tiene el lector español de Italia?
–Quizá una imagen un poco estereotipada, pero en el
ámbito literario, después de la gran generación neorrealística de los años
cincuenta (Sciascia, Pavese, los primeros Pasolini y Calvino), se focaliza
sobre una imagen más característica, algunos autores de fin de siglo como
Magris y Tabucchi extendieron los horizontes del lector, no sólo el español,
alejándolo del cliché.
–Los libros
italianos traducidos al español, ¿qué tipo de lengua y de trabajo con la lengua
presentan? ¿Se traducen (y se venden) principalmente libros escritos de manera
más sencilla? ¿Hay una afinidad lingüística entre las obras italianas
traducidas en España? ¿O se tiende a dar difusión también a libros
particularmente elaborados en el plano lingüístico y estilístico?
–Se traduce de todo, pero se vende más Moccia que
Manganelli, por dar ejemplos extremos. Incluso autores no fáciles como
Tabucchi, Calasso o Bufalino tienen sin embargo un éxito discreto. Creo que el
problema, en efecto, es la gran dificultad del español para dar cuenta de una
de las características más fuertes de una literatura lingüísticamente plural
como la italiana, esto es, el recurso dialectal. Autores como Camilleri se
traducen aplanando su lengua, más por imposibilidad técnica que por otra cosa.
Creo que algo similar ocurre cuando se traducen al italiano autores
latinoamericanos.
–¿Qué función
juega la literatura italiana en el sistema literario español?
–Es distinta en el tiempo, pero ha sido siempre
importante. Diría que hoy juega un rol de vanguardia como en tiempos del
neorrealismo o en los años ochenta.
–¿Hay en el
periodismo cultural español periodistas que conozcan el panorama italiano
contemporáneo?
–Sí, Martínez de Pisón, que ya he citado y que trabaja
como crítico, y Mercedes Monmany en el ABC de Madrid, o Masoliver Ródenas en La Vanguardia de
Barcelona, son críticos muy bien informados sobre Italia.
–¿Existen
revistas o blogs literarios que, en el caso en que a los diarios no les resulte
interesante este tipo de trabajo, se esfuerzan en promover y sugerir a sus
propios lectores libros italianos o de otra nacionalidad?
–Esto no lo sé, no conozco ninguno, pero no soy un gran
experto.
–¿Que tipo de política
cultural sigue Italia en España? ¿Podría haber formas de difusión más eficaces?
¿Cuánto aporta el trabajo del Instituto Italiano de Cultura en España?
–Mi impresión, muy personal, es que Italia no tiene una
política de difusión cultural bien definida. Incluso para la apertura
posmoderna del ámbito cultural y muchas cosas que no siempre son cultura, pero
este es un problema no exclusivamente italiano. No estoy tampoco seguro de que
España sea un mercado cultural de primer interés para Italia, ante otros más
importantes, como los de Francia y Alemania, por no hablar del inexpugnable
mercado anglosajón. La mejor prueba de lo que digo es que colaboro hace años
con el Instituto de Cultura en Madrid, he visto pasar diversos directores y me
ha parecido que la política cultural desarrollada dependía siempre
exclusivamente de la competencia y de los intereses personales de cada uno (no
siempre excelentes, aunque en término medio no malos) y no de un proyecto
superior articulado.
*
Biografías
Carlos Gumpert (Madrid, 1964) ha sido
lector de la Unversidad
de Pisa. Desde hace años trabaja como editor en Madrid. Ha traducido más de
ochenta obras de literatura italiana contemporánea, de autores como Antonio
Tabucchi, Ugo Riccarelli, Giorgio Manganelli, Italo Calvino, Erri de Luca,
Goffredo Parise, Alessandro Baricco, Mario Fortunato, Giorgio Todde y Simonetta
Agnello Hornby. Publica regularmente reseñas y artículos sobre la cultura
italiana y es autor de algunas antologías de literatura española y de
"Conversaciones con Antonio Tabucchi" (1995, de próxima publicación
en italiano por Feltrinelli), autor al que ha dedicado también otros trabajos.
Ilide Carmignani nació y vive en
Toscana. Desde hace veinticinco años desempeña actividades de consultoría,
editing y traducción del español para las mayores editoriales italianas. Entre
otros autores tradujo a Roberto Bolaño Jorge Luis Borges, Luis Cernuda, Rodolfo
Fogwill, Carlos Fuentes, Almudena Grandes, Gabriel García Márquez, Pablo
Neruda, Juan Carlos Onetti, Octavio Paz, A. Pérez-Reverte, L. Sepúlveda. Dio y
da cursos y seminarios de traducción literaria en universidades italianas y
extranjeras. En 2000, recibió el I Premio de Traducción Literaria del Instituto
Cervantes. Desde el mismo año es curadora de los eventos de traducción
literaria de la Feria
del Libro de Turín (l'Autore Invisibile). Desde 2003 organiza, junto con el
profesor S. Arduini, las Jornadas de Traducción Literaria en la Universidad de Urbino.
En 2008 fue elegida socia honoraria de AITI -Asociación Italiana de Traductores
e Intérpretes. Ha publicado Gli
autori invisibili. Incontri sulla traduzione letteraria, Besa 2008.
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